Este poema narra la conversación entre el narrador y un hombre llamado Forraje en un bar en El Rubio, Andalucía. Forraje se queja de que sus botas se han arrugado debido a rastrear perdices por el campo. Explica que las perdices rara vez son cazadas exitosamente debido a la pobre puntería de los cazadores locales como Berral, Piquito y Frascuelo. La única esperanza es que el mejor cazador, Gordito de Calero, sea quien dispare.