Un chico acostumbrado a obtener lo que quería interceptó a una chica linda de la escuela y la acorraló, diciéndole que la dejaría ir si le daba un beso. Ella aceptó darle más de uno, y nunca más se volvió a saber del chico, aunque algunos estudiantes decían que su rostro se parecía al del bebedero de la escuela. Desde entonces, la chica bebía agua del bebedero a diario, aunque en realidad parecía estarle dando un beso.
La triste historia de Pamela, una niña de 15 años que fué violentada por algunos de sus compañeros de curso, durante algún tiempo, no fué escuchada ni contenida ...lamentablemente esto terminó con el suicidio de Pamela
La triste historia de Pamela, una niña de 15 años que fué violentada por algunos de sus compañeros de curso, durante algún tiempo, no fué escuchada ni contenida ...lamentablemente esto terminó con el suicidio de Pamela
Mafalda está más viva que nunca. Reaparece siempre fresca y renovada en sus nuevos libros y periódicos. Hace cine y televisión. Viaja en la imaginación colectiva de infinidad de naciones que son muy diferentes entre ellas culturalmente. Y llega a los lugares más insospechados, volviéndose familiar a generaciones que no tienen nada que ver con la que vio nacer a Mafalda
1. En esa escuela, ella era la más linda, y él era un
muchacho que estaba acostumbrado a tener todo
lo que deseaba, y ninguna se le escapaba.
Ella era reservada, discreta y supo desde el principio
qué tipo de persona era ese muchacho.
Un día, saliendo de la escuela, al pasar por un lote
baldío el muchacho la interceptó, la acorraló y le dijo:
te dejo ir si me das un beso.
- ¿Solo un beso?, dijo ella.
- Sí, respondió él.
Ella sonrió de una forma misteriosa, y le dijo:
- Te daré más de uno.
Nunca más se supo de ese muchacho. Lo buscaron muchos días. Ni rastro.
Semanas después, algunos alumnos de la escuela decían que el rostro del bebedero en el patio de la
escuela, se parecía mucho al rostro del desaparecido. Nadie les hizo caso.
Y nadie notó que desde la desaparición de aquel muchacho, esa linda muchacha todos los días, a media
mañana, se tomaba unos segundos para beber agua.
Quizá solo un buen observador, se habría dado cuenta que eso, más que beber agua, era un beso.