1. ¿TÚ HAS VISTO ALGUNA VACA ROSA?
José Antonio Fernández Bravo
- ¡¿Qué haces?! ¿Tú has visto alguna vaca rosa?
(El niño te mira sorprendido, has logrado asustarle. Por tu cara observa que algo no
va bien… Inclina su mirada hacia su dibujo, para asegurarse que es a ese al que te
refieres… Mueve despacio su cabeza de izquierda a derecha, mientras te mira.
¡Claro que él ha visto una vaca rosa!, no lo dudes; pero por tu reacción sabe que el
que no la ha visto has sido tú. Para él eres muy importante y no quiere disgustarte.
A tu pregunta responde con un “no” para que no te sientas mal, siempre con la
esperanza de que algún día llegues tú a ver alguna vaca rosa... y podáis compartir
ese saber.)
- ¿De qué color son las vacas?
(Él se queda callado manteniendo la mirada; sabe captar la importancia de las cosas
y entiende que no es relevante responder a la pregunta con su conocimiento, y
quiere saber… antes de responder, de qué color las has visto tú. Por eso el silencio
que guarda se hace largo… Hasta que otro niño dice: “son marrones”. En ese
momento él ha podido observar una nueva reacción en tu cara que le desvela por
intuición que tú sí has visto vacas marrones… Y repite la palabra: marrones)
- ¿Y por qué no la has pintado de color marrón?
(Él se queda pensando… Todos los niños saben.... No puede comprender que tu
conocimiento sea tan limitado, pero por tus preguntas no le queda más remedio que
admitirlo y… para no herir tus sentimientos cierra con disimulo lentamente su
estuche y te dice que… no tenía pintura marrón)
- Sí tienes pintura marrón. Mírala. (Dices tú abriendo rápidamente el estuche que
él intentaba cerrar)
- Pero… no tenía punta. (Dice él sabiendo que por más que lo intente no conseguirá
que no te disgustes. Si no has visto vacas rosas… más difícil es que sepas que las
puntas rotas de las pinturas… surgen a veces -espontáneamente-, listas para
colorear, sin sacapuntas alguno.)