El documento define la urbanidad como un conjunto de reglas para comunicar dignidad, decoro y elegancia en nuestras acciones y palabras para otorgar respeto a los demás. Explica que practicar la urbanidad significa comportarse de manera que los demás disfruten de nuestra presencia y trato. Finalmente, señala que no practicar la urbanidad ocurre cuando nos portamos mal con los demás o no prestamos atención, y que practicarla implica portarse bien con los demás y acatar consejos y órdenes.