La vergüenza significa cubrirse y sentirse indigno. Se origina del pecado original de Adán y Eva y rompió las tres relaciones básicas del hombre. La vergüenza se manifiesta de forma heredada, individual, incesante, impuesta e institucional. Para romper sus ataduras, debemos reconocerla, actuar contra ella, tratarla y pedir a Dios una relación íntima.