Este documento discute el segundo mandamiento de no tomar el nombre de Dios en vano. Explica que usar el nombre de Dios de manera irreverente o hacer juramentos innecesarios viola este mandamiento. También analiza la blasfemia, que siempre es un pecado grave porque implica deshonrar gravemente a Dios. El documento concluye enfatizando la importancia de honrar a Dios a lo largo de la vida.
1. Segundo mandamiento, No tomarás el nombre de Dios
en vano.
La perdida de sentido de lo sagrado, es algo que caracteriza a nuestra época.
Al encontrar su nombre de Yahvé en la biblia, hacían una pausa silenciosa e inclinaban
La cabeza, para escribirlo solían poner solo consonantes YHVH (soy el que es y sigue
siendo), conocido como el tetragrama sagrado. Con esto sabían que no solo se trata de
unas letras o sonidos, si no lo que está de detrás, es decir, de Dios Uno y Trino.
Dios del universo, los Ángeles y de los Santos. Santo, Santo, Santo es el señor Dios todo
poderoso, creador del cielo y de la tierra. Al que hay que alabar siempre. Haced todo
por Dios todo poderoso, uno y trino (Padre, hijo, espíritu santo) Amén.
2. • La más corriente ofensa a la reverencia de Dios: falta de respeto al usar su nombre
Santo, para dar salida a nuestras emociones, “Sí por Dios”, “te aseguro por Dios
que me las vas a pagar”, o usarlo para hacer chistes o ironías. Lo cual resulta de
mal gusto. Por Lo general estas irreverencias es falta leve, por que no se tiene la
intención deliberada de deshonrar a Dios o despreciar su nombre, si existiera esa
mala intención, entonces se convertirá en una falta grave y perderíamos la gracia
Dios en nuestro ser.
• Otra forma de incumplir este precepto es a través del juramento. Jurar es poner a
Dios por testigo de la Verdad de lo que se dice o promete. No hace falta decir “te
lo juro por Dios”, ya que siempre que se jura se pone a Dios como testigo. Jurar no
siempre es pecado, si no un respetuoso juramento es agradable a Dios.
• Las 3 condiciones, en primer lugar debe haber un motivo serio para hacerlo, si no
lo hay seria menospreciar a Dios en algo vano, lo cual seria pecado mortal.
Ejemplos: el que jura por un tiempo determinado para no tomar ante su
parroquia, en un juicio donde está en juego la libertad o hasta la muerte de un
acusado, en el caso de perdida de registros importantes tanto de derecho
eclesiástico como civil. En segunda lugar que lo que vayamos a decir sea verdadero
y no falso y tercera, solo jurar lo que está permitido y no sea pecado en tal a caso
la obligación seria no cumplir el juramento.
3. • En el juramento se incluyen los votos, los cuales pueden ser privados la persona ante Dios, o
publico coram Ecclesia, ante el superior de una orden, el cual acepta la iglesia. Los públicos más
conocidos: pobreza, castidad y obediencia, dentro de una comunidad religiosa. Ya sea un hermano
o hermano o sacerdotes.
• El pecado contra el segundo mandamiento es la blasfemia (deseo absurdo de injuriar a Dios).
Existen varios grados. Reacción inmediata ante la contrariedad del dolor. Si Dios me ama por que
me permite que pase esto, si Dios fuera bueno no me dejaría sufrir tanto. Otra veces es por
insensatez, este sabe más que Dios, este ya ni Dios lo detiene.
• También puede ser antirreligiosa, o proceder del odio de Dios. Los evangelios son un mito oriental,
la Misa es un engaño, Dios es un invento una fábula. En este tipo de blasfemia hay pecado de
herejía o infidelidad. (cuando se niega una verdad de Fe como Jesucristo, la virginidad de María,
decir que María no es la madre Dios, la existencia de los ángeles, del diablo etc.
• La blasfemia es siempre pecado grave, porque siempre lleva implícita la intención de inferir a Dios
una grave deshonra, siempre que se haga con pleno conocimiento y mala intención y exista plena
advertencia.
• El catalogo de las faltas a este mandamiento son: Pronunciar sin respeto el nombre d Dios, jurar
innecesariamente, indebidamente o falsamente, hacer votos frívolamente o quebrantarlos y por
ultimo blasfemar.
• A lo largo de nuestra vida hemos tenido y tendremos muchas oportunidades para honrar a Dios, lo
cual podemos hacer de muchas formas.