Este poema habla sobre el viaje de la vida y cómo nuestro destino no está predeterminado, sino que se forma a través de las decisiones que tomamos y las lecciones que aprendemos de nuestros aciertos y tropiezos a lo largo del camino. Señala que quien aprende de sus errores eventualmente alcanzará su objetivo, y anima al lector a no tener miedo de seguir avanzando, ya que todos somos viajeros en esta vida cuyo destino se define por cómo elegimos caminar.