Este documento discute si se debe pagar por servicios religiosos a la luz de lo que enseña la Biblia. Señala que Jesús condenó la práctica de cobrar por ceremonias religiosas y advirtió que no se convirtiera la casa de Dios en una casa de mercancías. También cita a Pablo, quien llevó a cabo su ministerio y predicación sin cobrar nada, siguiendo el ejemplo de Jesús. Finalmente, concluye que los Testigos de Jehová financian sus obras a través de donaciones voluntarias
Colectas multiples vs colecta unica en la idc by eliud gamez
Debería pagarse por servicios religiosos
1. ¿DEBERÍA USTED PAGAR POR SERVICIOS
RELIGIOSOS?
EN MUCHOS países, los líderes de religiones que se
consideran cristianas y no cristianas cobran dinero por
servicios como bautismos, bodas y funerales. La tarifa puede
ascender a cientos o hasta miles de dólares.
Algunos religiosos figuran en la nómina del gobierno para
oficiar ceremonias, realizar tareas pastorales o iniciar con una
oración las sesiones legislativas diarias. Hay muchas personas
que agradecen esos servicios, y es una realidad que las
iglesias tienen gastos que cubrir. Ahora bien, ¿apoya la Biblia
costumbres como la de cobrar por servicios religiosos, o
incluso la de hacer que la gente se sienta obligada a pagar por
ellos?
2. ¿“UNA CASA DE MERCANCÍAS”?
Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, los
líderes del judaísmo y otros individuos se
aprovechaban de las festividades religiosas
para ganar dinero, sobre todo en la época de la
Pascua. ¿Le pareció bien a Jesús aquello?
Es obvio que no. La Biblia muestra que hasta
“desparramó las monedas de los cambistas y
volcó sus mesas”. Además, les advirtió: “¡Dejen
de hacer de la casa de mi Padre una casa de
mercancías!” (Juan 2:14-16).
3. Unos ocho siglos antes, en tiempos del profeta
Miqueas, se había producido una situación
similar. La Biblia indica que los dirigentes
religiosos de Israel detestaban la justicia, y que
los sacerdotes enseñaban “solo por precio”.
Aun así, afirmaban contar con el apoyo divino y
decían: “¿No está Jehová en medio de
nosotros?” (Miqueas 3:9, 11). Pero Jehová Dios
no estaba en medio de ellos ni los apoyaba.
Al contrario, condenaba su conducta y se lo
hizo saber muy claramente mediante su
4. Hoy día, muchos guías espirituales recurren a
las mismas prácticas codiciosas, de modo que
convierten sus lugares de culto en “casa[s] de
mercancías”. Por lo general, las organizaciones
religiosas se dedican a actividades comerciales
y llenan sus arcas con la venta de imágenes y
de infinidad de otros artículos religiosos (1 Juan
5:21).
5. “RECIBIERON GRATIS; DEN GRATIS”
Al enviar a sus apóstoles a predicar el Evangelio, curar
enfermos y hasta resucitar muertos, Jesús les dijo:
“Recibieron gratis; den gratis” (Mateo 10:7, 8). Así que
sus verdaderos discípulos no debían cobrar nada por su
labor. Es más, Jesús mismo dio el ejemplo al servir a la
gente sin esperar ningún dinero a cambio.
Siguiendo el modelo de Jesús, el apóstol Pablo llevó a
cabo su ministerio “sin costo”, sin cobrar nada
(1 Corintios 9:18). Cuando necesitó dinero, trabajó
haciendo tiendas de campaña (Hechos 18:1-3). Por eso
pudo decir de sí mismo y de otros misioneros:
“No somos vendedores ambulantes de la palabra de
Dios” (2 Corintios 2:17). Pero ¿qué hay de obtener
fondos para la congregación, tal vez a fin de comprar o
6. “DIOS AMA AL DADOR ALEGRE”
Los testigos de Jehová obtienen los fondos que
necesitan mediante contribuciones voluntarias,
aplicando este principio bíblico: “Que cada uno
haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de
mala gana ni como obligado, porque Dios ama al
dador alegre” (2 Corintios 9:7). Por lo tanto, los
Testigos no cobran por sus publicaciones ni por
servicios religiosos como bautismos, bodas y
funerales. Tampoco practican el diezmo ni pasan
el platillo en sus reuniones. Todo el que desee
apoyar monetariamente su obra internacional de
predicación, puede hacerlo en las cajas de
contribuciones colocadas de forma discreta en sus
lugares de reunión.
7. Por todo el mundo, los testigos de Jehová
financian mediante donaciones voluntarias sus
Salones del Reino, Salones de Asambleas,
sucursales e imprentas, así como las labores de
socorro que llevan a cabo cuando se producen
catástrofes. Algunos pueden dar muy poco, como
la viuda necesitada a la que Jesús alabó (Lucas
21:2). Otros pueden dar mucho. En cualquier
caso, quienes obedecen los principios expuestos
en la Biblia y dan en la medida de sus
posibilidades gozan de satisfacción interior, de la
bendición divina y de verdadera felicidad (Hechos
20:35; 2 Corintios 8:12).