Este documento resume las principales formas de financiación de una película, incluyendo la financiación directa por el productor, la coproducción, los créditos bancarios, la financiación indirecta a través de capitalizaciones, participación en beneficios y pagos diferidos, la financiación comercial cuando los valores del producto generan recursos, y la financiación pública a través de las administraciones. También destaca la necesidad de aumentar la inversión privada a través de incentivos fiscales y la participación conjunta de los sectores público
1. LA FINANCIACIÓN La imagen de la Producción, del productor siempre ha ido ligada a la del dinero, pero es evidente que la financiación y amortización de una película son tareas y responsabilidades esenciales del concepto de producción.
2. Financiación directa por el propio productor. A partir del capital propio de la empresa productora. Puede optarse por la coproducción internacional o nacional, la unión de más de dos o más productoras que reparten riesgos y permitiendo asociar el dinero a la película concreta y no a la productora. La consecución de créditos bancarios bien en entidades crediticias privadas.
3. La financiación indirecta de la película Se puede dar en tres formas: capitalizaciones, cuando los miembros del equipo, por norma los mejor pagados (guionista, director, actores, productor ejecutivo) acceden a reducir su sueldo convirtiendo lo que dejan de cobrar en participaciones como socios de la película; participación en beneficios, cuando ante la imposibilidad de afrontar el sueldo de un actor o director se le compensa con un porcentaje de los potenciales beneficios que obtenga el film; y por último, pagos diferidos, o pago a plazos, a las empresas auxiliares por sus servicios.
4. Financiación comercial Cuando los valores del propio producto generan los recursos de financiación por anticipado, por ejemplo de las empresas distribuidoras o de los importadores internacionales.
5. La financiación pública Como puede deducirse por su nombre es aquella que proviene de las arcas de la Administración Central o de las comunidades autonómicas. En este último caso las modalidades son diversas pero siempre exigen que la empresa solicitante tenga residencia en la comunidad autónoma donde se solicita. En el caso de las ayudas solicitadas a la administración central, el Ministerio de Educación y Cultura.
6. Uno de los principales retos a los que se enfrenta el sector audiovisual es el incremento de la inversión privada. A pesar de que la actual coyuntura económica provoca que la liquidez financiera sea escasa, el cine es un sector atractivo para el inversor, ya que está contemplado como un mercado estratégico para la Administración. En este sentido, “la gran tarea por hacer en nuestro país en el sector tiene que ver con los incentivos fiscales. Así, compañías de otros sectores económicos, al igual que ocurre en países latinoamericanos como Colombia o México donde este sistema sí está muy desarrollado, podrían invertir en esta industria”, comenta Ruz, quien añade que “las empresas de capital riesgo podrían estar interesadas”.
7. Pero para lograr la participación del sector privado, el compromiso ha de venir de la mano de los tres sectores involucrados. “Ha de existir un mayor compromiso por parte del productor, que ha de encargarse de elaborar un buen plan de negocio y entender el cine no sólo como creación, sino como eso, negocio. A ello se debe sumar el ya mencionado apoyo por parte del sector público a los incentivos fiscales. La última pata la compone el sector privado, que ha de entender el cine como industria”. Sin embargo, y a falta de que ciertos aspectos de la industria mejoren, la realidad es que sigue existiendo un gran desconocimiento por parte de creadores y de productores de todas las ayudas disponibles.