3. Eduardo
Barrios
Hudtwalcker
Nació en Valparaíso el 25 de octubre de 1884. Sus padres
fueron Eduardo Barrios Achurra, oficial del ejército
chileno que murió combatiendo en la campaña del
Pacífico, e Isabel Hudtwalcker Jounny, de nacionalidad
peruana.
Su infancia y adolescencia transcurrieron en Lima, ciudad
que fue su residencia luego de la muerte de su padre. En
Perú, por ser chileno, su vida estudiantil se vio marcada
por la hostilidad de sus compañeros, lo que hizo que
pasara por varios establecimientos: Colegio San Pedro,
Instituto Alemán-Inglés, Colegio Recoletano y Padres
Franceses.
4. En 1900 regresó a Chile con su madre
y, por imposición de su familia chilena,
se incorporó a la Escuela Militar. Sin
embargo, tres años después, al no
poder adaptarse, se retira antes de
egresar como oficial y se dedica a
recorrer América buscando nuevas
experiencias, desempeñando varias
actividades.
Para ganarse la vida durante esta
época, trabajó en muchos lugares y
diversos oficios.
5. "Recorrí media América. Hice de todo. Fui comerciante,
expedicionario en las gomeras, en las montañas del Perú;
busqué minas en Collahuasi; llevé libros en las salitreras;
entregué máquinas por cuenta de un ingeniero en una
fábrica de hielo en Guayaquil; en Buenos Aires y
Montevideo, vendí estufas económicas; viajé entre cómicos y
saltimbanquis, y como el atletismo me apasionó un tiempo,
hasta me presenté al público como discípulo de un atleta de
circo, levantando pesas...". (El Mercurio, Santiago, 22 de
junio, 1982, p. 12).
Además, trabajó en la oficina salitrera Santiago y en la
oficina Tarapacá. Asimismo, estuvo un tiempo en la
Compañía Explotadora de las Salinas de Punta Lobos.
6. Al volver a Santiago, trabajó como funcionario de
la Universidad de Chile y taquígrafo en la Cámara
de Diputados.
De esta época son sus obras teatrales: “Del
Natural” (1907), escribió este libro inspirado en
los postulados de Zolá y la corriente naturalista;
“Mercaderes en el tiempo” (1910), obtuvo el Premio
del Teatro en el concurso que, con motivo del
Centenario de la Independencia, convocó el
Consejo Superior de Letras y Artes; y “Lo que niega
la vida. Por el decoro” (1913).
7. En 1915 marcó su ingreso definitivo a la literatura con la
publicación de “El niño que enloqueció de amor” y su inicio
como redactor de las revistas Pluma y Lápiz, Pacífico
Magazine y Zig-Zag. En este tiempo ya era redactor en el
diario La Mañana.
En 1917 se incorpora al grupo intelectual Los Diez.
8. En los años siguientes publicó dos importantes
novelas: Un perdido (1918), considerada por
muchos la mejor obra de Barrios y El hermano
asno (1922), libro voluminoso donde con gran
maestría retrató la vida de los frailes franciscanos
en el convento de San Francisco y sus limitaciones.
En 1925, ingresó a la Biblioteca Nacional
llegando pronto a ser su director. Luego, en 1927,
asume el cargo de Ministro de Educación.
9. A la caída del gobierno de Carlos Ibáñez, renunció a sus
cargos públicos para comenzar otra etapa, la de agricultor
terrateniente, pero no descuidó la actividad literaria y
continuó escribiendo en los diarios El Mercurio y La
Nación, como lo había hecho hasta entonces.
Si bien, en los años precedentes, Barrios siguió publicando
novelas y obras de teatro con igual entusiasmo, no es
hasta 1948 que uno de sus libros volvió a ser reconocido:
“Gran señor y rajadiablos”.
10. El 30 de abril de 1946, recibió el Premio Nacional
de Literatura y en 1949, su novela “Gran señor y
rajadiablos” obtiene el Premio de Atenea que
otorga la Universidad de Concepción.
En 1953 fue incorporado a la Academia Chilena de
la Lengua y fue designado Director de la Biblioteca
Nacional.
En 1959 jubila de la administración pública como
Director General de Bibliotecas, Archivos y
Museos.
Ya en la última década Eduardo Barrios se retiró
de su vida de escritor y refugiado en su familia,
murió en Santiago el 13 de septiembre de 1963.
11. Obras:
Del natural (1907), cuentos.
Mercaderes en el tiempo
(1910), obra teatral.
Lo que niega la vida. Por el
decoro (1913), obra teatral.
El niño que enloqueció de
amor (1915), novela.
Un perdido (1918), novela.
El hermano asno (1922),
novela.
Gran señor y rajadiablos
(1948), novela.
Los hombres del hombre
(1950), novela.
12. El niño que enloqueció de
amor
"¿Habéis oído cantar un pájaro en la noche? Suele ocurrir
que un rayo de luna, un rayo levemente dorado,
derramándose por entre el misterio del follaje, alcanza la
rama donde se acurruca el avecita dormida, y la despierta.
No es el alba, como imagina el ave. Pero...ella canta.
Luego, si el avecilla es lo que se llama un equilibrado y
fuerte pajarito, descubre su engaño, hunde otra vez el
pico en la tibieza de las plumas y se vuelve a dormir.
No obstante, avecitas hay, inquietas y frágiles, para
quienes el rayo de luna tiene un poder de sortilegio. Y tras
de cantar, saltan aturdidas y vuelan...Sólo que, como no es
el día el que llegó, se pierden pronto en la obscuridad, o
se ahogan en un lago iluminado por el pálido rayo de oro,
o se rompen el pecho contra las espinas del mismo rosal
florido que, horas después, pudo escucharles sus mejores
trinos y encender sus más delirantes alegrías. "