La solidaridad nace de la igualdad intrínseca de la dignidad humana independientemente de raza, edad, sexo u otros factores. La verdadera solidaridad promueve el desarrollo individual y de las naciones a través de vientos de cambio basados en esta igualdad universal entre todos los seres humanos. La solidaridad es necesaria porque todos vivimos juntos en sociedad y dependemos los unos de los otros, y debemos tratar a todos con igual dignidad.