Gracias, eran sus propuestas, eran sus funciones 5
1. ¿GRACIAS? ERAN SUS PROPUESTAS, ERAN SUS FUNCIONES.
Con alguna sensación indefinible, con exclamaciones de gravedad en los ojos y sin
rastro de tristeza inicio este pequeño escrito. En ocasiones anteriores preví una
votación verde mayor partiendo del supuesto de un incremento notable en sectores no
considerados anteriormente, sin embargo, el resultado de la debacle colombiana
empezó a escribirse el 30 de Mayo con la colaboración de los apáticos de siempre a
quienes no me referiré por indignación ante su nula respuesta.
Un llamado al voto conciente y a tomar parte de las decisiones de país es el objetivo, no
sin antes felicitar los altos números logrados por el votante que fungió ayer como
ciudadano y no como herramienta útil para perpetuar en el poder a quienes los olvidan
en función de sus cargos.
Así, es obligatorio y relevante que haya segunda vuelta pero lo es más que la
mentalidad del diez y punta por ciento de votantes que lo hicieron a favor de Uribe en la
reelección de 2006 y lo llevaron de nuevo al poder (62.35%), no votaron por sus
resultados -ajenos al candidato de Gobierno- sino que consideraron figuras renovadas y
con propuestas programáticas firmes que los llevaron a posicionarse en fuerzas
importantes y, más que el liberalismo y el conservatismo, hoy gozan de un poder
superior para generar alianzas y lograr dadivas en el Gobierno entrante, más si se
mantiene la línea actual donde prevalecen los favores sobre la meritocracia.
No obstante lo anterior, preocupa la indiferencia y desfachatez con la que el pueblo
mismo desconoce el crimen y las acciones poco claras del Gobierno y pretende darle
continuidad a una política de seguridad democrática en su etapa de consolidación que
intenta estatizar zonas recuperadas a medias y desconocer el transfuguismo de los
actores de la guerra a las ciudades. Esa política cuya continuidad económica no está
garantizada y que generará consecuencias funestas, por ejemplo, con el pasivo
pensional de las fuerzas armadas o con el mantenimiento de lo adquirido. Sin embargo,
un política cuya continuidad nunca ha sido puesta en tela de juicio argumento usado por
aquellos detractores del hoy candidato opositor.
El fin de semana el tema no era otro que el resultado de las elecciones y, en ese marco,
escuche o leí a alguien sugiriendo la obligatoriedad de un gracias al Sr. Álvaro Uribe y,
de la mano con lo anterior, respondo públicamente; no encuentro razones para felicitar
a quién ejerce sus funciones que, de entrada, debían ser cumplidas a cabalidad y en el
marco que la ley le daba para hacerlo o ¿acaso a usted le agradecen por cumplir sus
funciones como estudiante o trabajador?, tampoco encuentro el por qué hacerlo sí su
propuesta inicial en 2002 era terminar con la guerra y, a la fecha, no veo claro el asunto
con el agravante de que sus acciones fueron inconstitucionales, violaron el Derecho
Internacional Público e incitaron a escenarios desconocidos para Colombia como el de
la desestabilización de las relaciones internacionales o el desequilibrio descarado de las
ramas del poder público; del sistema político colombiano.
Tampoco encuentro, objetivamente hablando, razones de agradecimiento en sectores
estructurales de la sociedad tales como el crecimiento con desarrollo económico, la
2. equidad social, la meritocracia o el cumplimiento de las normas. Al contrario, encuentro
una seguridad democrática rica en delitos como los cometidos en el marco de la yidis
política, los falsos positivos, las chuzadas - DAS, Agro Ingreso Seguro y demás
manchones negros que enlútese nuestra patria.
Así, estoy a la espera de un gracias por haberle dado mi primer voto en 2002 y un “que
pena” por haberlo defraudado; un gracias porque su estadía en el poder le sirvió más a
él como persona, a sus amigos y a sus hijos para acumular riqueza y asegurarse el
futuro que la mayoría de colombianos tenemos incierto; un gracias por ser de los pocos
presidentes colombianos reelectos y de cuya imagen se desprende el “arrasador”
triunfo del candidato de Gobierno y la continuidad de sus intereses, perdón, de sus
políticas de gobierno.
Finalmente, espero que su dignidad le diga que el meterse en las elecciones no es
bien visto, así como la constante intervención de presidentes vecinos, que su carnita,
huesitos y huevitos están asegurados con la clase alta de este país, con la ignorancia
de la mayoría, con el clientelismo de lo veredal y con el fraude electoral en lo urbano.
VIVIANA ANDREA CICERY RAMOS