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CUANDO EL TIEMPO
ES OPORTUNIDAD




                   © FOTOLIA - Feng Yu
Este artículo, que fue publicado

           originalmente en la revista Sal
                                                      ¿    Qué nos evoca la palabra “oportunidad”?
                                                      Impulsados por la sociedad de consumo, hoy
                                                      llega frecuentemente a nuestros oídos la palabra
           Terrae de diciembre de 1993, con-          “oportunidad”. La manipulación del mercado
                                                      nos ofrece constantemente oportunidades. Se
           tiene unas reflexiones sencillas y         trata de una invitación, una provocación, una
                                                      llamada de atención para motivar nuestra acción
           profundas sobre la eternidad y el          rápida, un decir nos “¡deprisa!”; si no, se te escapa
                                                      el momento, ahora es el tiempo de tu decisión,
           presente, la tensión que vivimos en        etc. Oportunidad es una llamada ante una posi-
                                                      ble decisión nuestra. Oportunidad, de verdad, es
           relación al tiempo.                        la posibilidad afortunada de hacer algo que nos
                                                      acarree valores, salvación, dicha, bienaventu-
           Además de la perspectiva psicoló-          ranza...

           gica contiene el aporte de una espi-       1. Espiritualidad y experiencia del tiempo
                                                      Existen verdaderas y falsas concepciones de la
           ritualidad para la vida.                   vida cristiana, como consecuencia del tiempo y
                                                      de la idea de eternidad. La espiritualidad cris-
                                                      tiana es una espiritualidad histórica, para andar
           Con la lectura quedará un sabor
                                                      por la historia, para hacernos más conscientes
                                                      del tiempo y de la vocación del tiempo que lla-
           muy agradable y una música en el
                                                      mamos “eternidad”.
           alma que acompañará el crecimien-
                                                      1.1. El tiempo, con su fugacidad,
                                                      redimensiona y relativiza todo
           to personal.
                                                      La dimensión temporal nos ayuda a encontrar la
                                                      verdadera dimensión de las cosas. El pulso de la
                                                      vida nos permite ver y contemplar la realidad
                                                      con sus límites y fronteras.
                                                         Todo pasa... Lo nuestro es pasar. La concien-
                                                      cia de que todo fluye es una experiencia de lí-
                                                      mites, de adioses, una experiencia de muerte. El
                                                      Salmo 144 nos recuerda:“Señor, ¿qué es el hom-
                                                      bre para que te acuerdes de él, el ser humano
                                                      para que lo tengas en cuenta?... El hombre se
                                                      asemeja a un soplo; sus días, a una sombra que
                                                      pasa”.
                                                         La espiritualidad se configura y cristaliza en
José Antonio García-Monge, sj                         actitud por la experiencia del tiempo. Un espi-
Psicólogo Clínico, psicoterapeuta, profesor del
Master en Psicoterapia Individual y de Grupo de la
                                                      ritual de la Compañía de Jesús, el P. Nieremberg,
Universidad Pontificia de Comillas en Madrid. Autor
de varios libros.
                                                      nos habla de la fugacidad invitándonos a no in-
                                                      tentar apresar el tiempo, a prescindir de la reali-

                                                                                                       35
dad fugaz, instalándonos en una actitud de eter-     1.2 Espiritualidad del “adiós” sin “hola”
nidad. Nos invita a no hacer obra estable en esta    Es típico de nuestro tiempo el consumo, el usar
posada donde pasamos una mala (y sola) noche.        y tirar. Usamos el tiempo y tiramos el tiempo.
Esta actitud subrayada por Nieremberg es criti-      Sin embargo, gran parte de la humanidad no
cada por Ortega, que, precisamente por la fugaci-    tiene apenas tiempo de estrenar nada verdadera-
dad, invita a apresar el momento en toda su vi-      mente confortable y humano. El deterioro les
veza y su belleza; a no dejarle escapar, ya que se   sorprende cuando todavía no han abierto una
produce en un instante; a poner toda la inten-       página gozosa del tiempo.
ción y atención en vivir aquello que por su tem-         La espiritualidad de decir constantemente
poralidad, de no hacerlo ahora, no lo haríamos       “adiós” consiste en aprender a renunciar, relati-
nunca. Nos introduce así en la filosofía del carpe   vizar, despedirse en una abnegación que com-
diem. Como dice el Eclesiástico (3,22), el único     porta una pequeña experiencia de muerte. La
bien del hombre es disfrutar de lo que hace.         ascesis del adiós que nos enseñan las pasividades
   En la espiritualidad cristiana luchan tensio-     comporta una pérdida sin retorno. Cuando a la
nalmente la actitud de anclarse en la eternidad y    experiencia del adiós no sigue un hola abierto
la de vivir comprometidamente el tiempo, con         a la vida, se da una falsa vivencia espiritual del
toda su dimensión y sucesión de instantes. La        tiempo. Es verdad que, para crecer, el ser tem-
actitud, por así decir, de eternidad, conlleva el    poral, el hombre, necesita aprender a decir
autoengaño de evadirse del tiempo para vivir lo      “adiós”. Es importante saber decir “adiós” sin
eterno, saltándose la vida. La eternidad se con-     agarrarse desesperadamente al tiempo, a las co-
vierte en una idea que te sustrae de la vivencia     sas, a las realidades, de las que somos arrancados
del tiempo, de la realidad temporal, del verda-      por la fuerza de la historia. Pero, de la misma
dero y único perfil de lo humano.                    manera que el hombre ha de aprender a decir
                                                     “adiós”, tiene que pronunciar real y esperanza-
                                                     damente la palabra “hola”: estrenar experiencia,
En la perspectiva de Dios, no se trata               abrirse a la vida, no perderse la realidad que
                                                     llama a su puerta.Tan importante es decir adiós”
de durar mucho, sino de vivir mucho                  como decir “hola”. Una espiritualidad sin “ho-
                                                     la” es una mutilación de la realidad integral del
                                                     hombre.

   “Eternidad o tiempo” es una falsa disyuntiva.     1.3 Espiritualidad del “hola” sin “adiós”
Existen equivocadas espiritualidades, dependien-     Decir constantemente “hola” a la realidad, estar
do de la adecuada actitud ante el tiempo y ante      compulsivamente tensos hacia el futuro, com-
el mensaje de eternidad. El tiempo no dismi-         porta vivir la novedad sin memoria, el pre-
nuye el valor de la vida ni lo aumenta; sencilla-    sentismo sin pasado ni verdadero futuro. Una
mente, dimensiona la existencia. La espiritualidad   espiritualidad de “hola” sin “adiós” adolece de
cristiana alienta al hombre en su realidad de ser    falta de memoria. Está manejada por la pequeña
temporal. La eternidad no está detrás ni más allá    vigencia de las necesidades o la elaboración, con
del tiempo, en un para siempre, instante eterno,     pretensiones de absoluto, del deseo, pero no
sino que es la oportunidad de la que está pre-       tiene comprensión de la realidad, del camino
ñado el tiempo. Este parto se hace más claro en      que se hace al andar, y del que nos queda un re-
la plenitud de los tiempos. La historia gestante     cuerdo, tal vez agradecido, y una esperanza siem-
de “nueve meses” nos da a luz LA LUZ.                pre viva.

36                                                                                               .
                                                                                            Año 6 número 21
© FOTOLIA - Hans ott
   También esta espiritualidad, como la ante-         2. El tiempo
rior, comporta una falsa vivencia del tiempo. La      Existen muchas posibilidades de perder el tiem-
sucesión temporal es un adiós con un hola; es         po, dependiendo de la óptica con que se miren
una memoria y un deseo: una realidad presente         sus contenidos. Lo dramático de perder el
en una perspectiva histórica.                         tiempo es perder la oportunidad que nos pre-
                                                      sentaba el tiempo, o que se nos presentaba en el
1.4 Aprender a decir “adiós” y “hola”                 tiempo. La oportunidad, desde el punto de vista
Este aprendizaje comporta aprender a ser tem-         espiritual, más profunda del tiempo, de nuestro
porales sin olvidarnos de nuestra vocación de         tiempo, es la de actuar nuestra salvación. Ahora
eternidad, que en definitiva es una vocación de       es tiempo de salvación. Perder el tiempo sería
amor. Decir “adiós” y “hola” es saber relativizar     perder, por nuestra parte, esa posibilidad que se
no perdiendo interés por las cosas y las personas,    nos ofrece de realizar operativamente nuestra
sino dándoles su justa medida, la medida del          salvación. El tiempo es el momento salvífico del
amor, de la vinculación y el compromiso.              encuentro; encuentro con el Otro que me salva,
   Aprendemos así a vivir el tiempo como salva-       encuentro con los otros con los cuales verifico
ción. Salvación del absurdo, salvación de la pér-     mi salvación.
dida, salvación de un futuro que sea algo más que         Perder el tiempo es perder la memoria y/o el
lo que viene detrás del presente. Decir “adiós” y     deseo; y, sobre todo, perder la oportunidad de
abrirse a la realidad que está viniendo es aprender   vivir el tiempo como buena noticia.
a renunciar, valorar y elegir.

Mirada                                                                                              37
2.1 ¿Cómo podemos perder el tiempo?                  2.2 Medida del tiempo según Dios
Perdemos nuestro tiempo no enterándonos, por         En la fe bíblica, la bendición de Dios se suele tra-
alienación o escapismo, de toda la densidad del      ducir en una larga vida. Existe, sin embargo, una
momento como posibilidad y oportunidad de            medida del tiempo distinta de la humana, hecha
Vida. Matándolo en nombre de la eternidad.           según el corazón de Dios. Como dice el Salmo
Como dice Thoreau, “no podemos matar el              90, “para ti, mil años son como un ayer que pasó,
tiempo sin lesionar la eternidad”. Interpretán-      una vela nocturna”. Este mismo Salmo pide:
dolo mal. Es decir, llenándolo de quehaceres         “Enséñanos a llevar buena cuenta de nuestros
para no dejarnos hacer por el Espíritu de Dios,      días para que adquiramos un corazón sensato”.
para no tener silencio que nos permita escuchar.         En la perspectiva de Dios, no se trata de du-
Para andar de aquí para allá solícitos de muchas     rar mucho, sino de vivir mucho. El libro de la
cosas, perdiendo lo único necesario. Más que         Sabiduría (4,13) lo explicita: “Consummatus in
llenar el tiempo, la actitud espiritualmente cris-   brevi, explevit tempora multa”. Al atardecer de la
tiana es dejarnos llenar en el tiempo; ahora es el   vida no te preguntarán cuánto has durado en la
tiempo de dejarse llenar, de dejarse salvar.         existencia, sino cuánto has vivido; es decir, cuán-
    También podemos perder el tiempo dándole         to has amado. En la parábola de los jornaleros de
equivocadamente culto. Erigiendo, como hace          la viña, el Señor, por su buen corazón, paga a los
nuestra cultura tecnológica, un altar a Kronos, en   de la última hora como si hubiesen trabajado
lugar de vivir el Cairos. Comprando y ven-           toda la jornada. La última hora era la gran opor-
diendo tiempo sin entender que el tiempo es          tunidad de estos jornaleros que se ven gozosa-
sólo y nada menos que el lugar teológico de cita     mente recompensados por la misericordia y
con el Otro y de la oportunidad de ser cauce         bondad del Señor.
histórico de la Misericordia.




                                                                                                               © FOTOLIA - Iryna Kurhan




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                                                                                             Año 6 número 21
3. El tiempo des-velado                               signo que nos habla elocuentemente de unidad
Experimentamos que el tiempo está velado. No          salvífica. La presencia de los pobres, marginados
acertamos con la sabiduría de vivirlo. Las prisas     e injusticiados de la historia en nuestra vida nos
o la pérdida de tiempo amenazan nuestro ma-           salva de las estructuras de poder y riqueza que,
nejo de esa realidad fugaz y presente que llama-      bajo la capa de favorecer un tiempo agradable,
mos “tiempo”. Podemos transmitirnos consejos          nos escamotean la vida verdadera y la salvación
para aprovechar el tiempo; pero el tiempo ve-         auténtica.
lado nos dificulta ese corazón sensato que sepa           Estos y otros muchos signos de los tiempos
calcular nuestros días. Dios nos echa una mano        nos hablan, si los sabemos escuchar con fe, de
des-velando el tiempo, revelándose en el tiempo.      presencia salvífica de Dios, de progresivo rei-
La Encarnación nos ilumina nuestra manera es-         nado de Dios en la historia. Un reinado que no
piritual de vivir la historia como Historia de        es el poder de la iglesia, sino la cultura y civili-
Salvación. Ahora, en ese hoy de Dios hecho his-       zación de la justicia y el amor.
toria, es tiempo de salvación. Dios se revela en el
tiempo para que, viviéndolo con una actitud de        3.2 La revelación bíblica
eternidad (sólo el amor es eterno), lo convirta-      El Eclesiastés (3, lss.) nos recuerda que hay un
mos en encuentro salvífico. El tiempo no será ya      tiempo para cada cosa. Leído así, el tiempo se
una espera sin esperanza, una larga o corta es-       convierte en providencia, presencia, gracia-
pera, sino una gozosa oportunidad de salvación.       oportunidad. El realismo de la sabiduría de vivir
En el tiempo somos salvados y, a la vez, somos        el tiempo es, más que una filosofía de la vida,
cauce histórico para otras personas.                  una teología de la existencia.
                                                          Isaías (43,19) pone en boca del Señor esa de-
3.1 Signos de los tiempos                             cisión salvífica que se va a visibilizar histórica-
Leer los signos de los tiempos como mensaje de        mente: “voy a realizar algo nuevo”. Ese “algo
salvación es la oportunidad de apropiarse esa         nuevo”, tiempo de salvación, nace en la “pleni-
salvación gratuita. Los signos de los tiempos nos     tud de los tiempos”
desvelan que, a través de circunstancias históri-         (Ga1 4,4) en la persona del Mesías inaugura-
cas, se nos favorece la conversión radical al Evan-   dora de un tiempo nuevo, de un tiempo-opor-
gelio.                                                tunidad gratuita para el hombre. “Ha llegado el
    Sin pretender ser exhaustivos, y solamente a      tiempo, ahora es la salvación” (Mc 1,15ss.). Ese
título indicativo, sugiero algunos de los signos      anuncio de Jesús con el que comienza su predi-
de los tiempos que nos invitan a convertirnos,        cación es la urgencia de la oportunidad de
que nos liberan de situaciones alienantes y nos       convertirse para acoger el reinado de Dios, la li-
favorecen la apertura a la salvación.                 beración, vida del hombre.
    La irrupción del tercer mundo en nuestra
vida y consciencia, planetarismo vs. atomiza-         3.3 El tiempo como oportunidad
ción, la comunitariedad, la democratización...        de actuar la salvación
También el sin-poder de la iglesia hacia su vo-       Mateo 25,31ss. nos describe la historia como un
cación de servicio nos ayuda a adoptar la actitud     tiempo de verificar en actitudes y conductas la
evangélica que nos indica salvación. En esta mis-     bendición salvífica del Padre. La historia como
ma línea, una posible desclericalización de la        tiempo del amor. La salvación se hace historia
Iglesia nos abriría fraternalmente a una comu-        cuando se hace alimento al hambriento, agua al
nión liberadora. El ecumenismo, comunión prác-        sediento, acogida al emigrante, vestido al des-
tica en la justicia y en el amor, es también un       nudo, visita al enfermo o encarcelado. Nosotros

Mirada                                                                                                39
somos los afortunados que tenemos la oportu-          4. El tiempo como “kairós”
nidad de saber que, cuando realizamos cual-           Vivir el tiempo como kairós es vivenciarlo como
quiera de estos gestos con los más pequeños de        parte de Dios. El que ha de venir está-con-noso-
la historia, lo realizamos con el Señor Jesús. Para   tros. El kairós es luz, sacudida, provocación, cir-
nosotros, el tiempo es la oportunidad urgente         cunstancia providencial. Es la hora teologal que
de encontrar al emigrante, al desnudo, al en-         Dios nos envía para nuestra elaboración teoló-
fermo, al encarcelado, al hambriento o al se-         gica como signo elocuente de salvación. El kairós
diento. Detrás de estos gestos hay vida perpetua.     de Pablo aconteció en el camino de Damasco.
Vivimos un tiempo para la misericordia, que es,           Ignacio de Loyola nos invita en sus Ejercicios
por lo tanto, un tiempo, para nosotros, de mise-      Espirituales a pedir al Señor no ser sordos a su
ricordia. En la parábola del buen samaritano,         divino llamamiento; en términos de kairós, la in-
cuando Jesús aconseja “ve y haz tú lo mismo”,         vitación consistiría en escuchar los signos de los
nos está invitando a llenar nuestro tiempo de         tiempos y la palabra interpelante de Dios, que
misericordia, de una misericordia actuante, ope-      convierte nuestro tiempo en oportunidad de
rativa, liberadora.                                   salvación, en posibilidad de respuesta creyente-
                                                      mente amorosa.

En la espiritualidad cristiana luchan                 4.1 Despertar del sueño
                                                      Pablo, en (Rm 13,11), nos dice: “Reconoced el
la actitud de anclarse en la eternidad                momento en que vivís, que ya es hora de des-
                                                      pertar del sueño: ahora la salvación está más
y la de vivir comprometidamente el                    cerca que cuando abrazamos la fe”.
                                                          El kairós es una invitación a despertar. Vivir
tiempo                                                despierto equivale a no adormilarse por la tar-
                                                      danza del Señor, a tener siempre aceite en las
                                                      lámparas encendidas. Vivir despierto es vivir
    Ahora podemos ver el tiempo y contemplar          consciente. Saber qué se juega en nuestro tiempo.
la eternidad: lo decisivo del tiempo, lo “eterno”     Darse cuenta de que nuestro tiempo es el mo-
del tiempo. ¿Qué es lo eterno del tiempo?             mento providencial, oportuno, para actuar nues-
Sencillamente, el amor. En (1 Cor 13,8), Pablo        tra salvación.
nos desvela el misterio del tiempo. El tiempo             Nunc coepi. Ahora comienzo. Se suele decir
eliminará las profecías, hará cesar a las lenguas,    que hoy es el primer día del resto de mi vida,
superará el conocimiento, pero “el amor nunca         hoy es el pasado del mañana Profundamente
acabará”. Éste es el secreto y la oportunidad del     reconocemos que hoy es el día en que actuó el
tiempo: un tiempo para el amor. “Ahora nos            Señor. Es el momento de nacer de nuevo, de
quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La   empezar a vivir. De pasar, de ser-para-la muer-
más grande de todas es el amor”. Nos introduce        te, a ser con-la-muerte un hombre, una mujer,
así Pablo en la dimensión eterna del tiempo. El       vivos para el amor y la misericordia. Es cierto
tiempo otorga a la realidad la provisionalidad de     que la muerte me desvela mi temporalidad,
lo definitivo. Se inaugura “la civilización del       pero no lo es menos que Dios me revela esa
amor”. Ahora conocemos el tiempo y lo valora-         temporalidad como oportunidad del amor
mos como lugar del encuentro interpersonal            eterno. No hay nada que pueda separarme del
que nos revela la presencia actuante y miseri-        amor que Dios me tiene en Cristo (cfr Rm.
cordiosa de Dios.                                     8,28 ss.).

40                                                                                                 .
                                                                                              Año 6 número 21
Hacer del tiempo, no un sinsentido                     ético-política se verifica cuando se transciende
                                                         un mundo configurado por la injusticia hacia un
  amenazado por la muerte, sino un                       mundo configurado por la misericordia. Que-
                                                         remos vivir el tiempo como si fuéramos dioses,
  encuentro gozosamente                                  en lugar de vivir la eternidad como si fuera
                                                         tiempo: el hoy de Dios es ahora.
  transformante
                                                         6. Del “creer” lo que no vimos
                                                         al ver lo que creemos
   El tiempo como oportunidad nos sugiere                La espiritualidad cristiana ha revestido muchas
una teología de la palabra segunda; la palabra           formas, más o menos afortunadas, de vivir la
primera es la praxis de la fe y el amor. Por eso la      eternidad en el tiempo.
respuesta creyente, antes de expresarse en un yo            Unos creen en un Dios sin historia. Se trata
creo, experimenta un yo gozo, yo vivo el tiempo          de una espiritualidad atemporal, con el cielo por
como oportunidad de salvación.                           vocación y el paso apresurado por la tierra, des-
                                                         preciable comparada con la belleza del cielo:
5. El “kairós” de Dios es el Reino                       “¡qué sórdida me parece la tierra cuando miro
Cuando el evangelio recoge el anuncio de Jesús           el cielo...!”
–“Está cerca el reinado de Dios”–, nos está ha-             Otros creen en un Dios entronizado “por la
blando de un tiempo de salvación. Salvación,             historia” y en la historia. Es el Dios de la cris-
porque la justicia, la fidelidad, la paz y la libertad   tiandad. Confunde esta espiritualidad el tiempo
crecen en la historia de los hombres como una            de la iglesia con la oportunidad de vivir, en la
subversión liberadora de otros “valores” cultura-        historia, el reinado de Dios.
les. Se inaugura una tensión fecunda en la hu-              Otros creen en la historia de Dios. En el
manidad histórica, reinada por poderes que no            reino ya-todavía-no. La historia es nuestra, so-
son Dios, hacia el reinado liberador de Dios.            mos responsables de la historia, nosotros de
Pero este kairós, como dice muy bien Pedro               Cristo, Cristo de Dios. Esta espiritualidad cris-
Casaldáliga, es un kairós kenótico; en él se verifica    tiana acentúa la responsabilidad, la justicia, la fe
el descenso hacia la cruz y el ascenso hacia la li-      liberadora con la urgencia del momento his-
beración-gloria. Es un kairós encarnacional y            tórico, que tiene especial importancia o signifi-
unificador. No hay dos historias, dos planos (na-        cación y que genera una esperanza amorosa.
tural-sobrenatural, profano-sacro); no hay dos              Se suele decir que fe es creer lo que no vi-
dioses (Dios creador y Dios redentor), sino que          mos. En realidad, vivir el tiempo como oportu-
el Dios Padre nuestro es el Dios del pan nuestro.        nidad es arriesgarse a ver lo que creemos. A vi-
La historia es el lugar de salvación, un tiempo          sibilizar, plasmar en la historia aquello en lo que
para salvarnos salvando, gracias al Dios-con-            creemos, en seguimiento de Aquel a quien cree-
nosotros. Salvando del hambre, del dolor, de la          mos. Fe es crear, dejar pasar por nosotros la ener-
injusticia, de la esclavitud, estoy actuando, reve-      gía creadora-liberadora de Dios en Jesús para
lando mi propia salvación, nuestra propia comu-          hacer del tiempo, no un sinsentido amenazado
nitaria salvación.                                       por la muerte, sino un encuentro gozosamente
    En este tiempo, la verdadera trascendencia es        transformante. Ahora es nuestra salvación. Gra-
la trascendencia de y hacia la misericordia. Más         cias. “Ven, Señor Jesús” (Ap 22,20).
que la distancia creatura-creador o impuro-puro
o sacro-profano, la verdadera trascendencia                                     Tomado de la revista Sal Terrae

Mirada                                                                                                     41

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La oportunidad del tiempo

  • 1. CUANDO EL TIEMPO ES OPORTUNIDAD © FOTOLIA - Feng Yu
  • 2. Este artículo, que fue publicado originalmente en la revista Sal ¿ Qué nos evoca la palabra “oportunidad”? Impulsados por la sociedad de consumo, hoy llega frecuentemente a nuestros oídos la palabra Terrae de diciembre de 1993, con- “oportunidad”. La manipulación del mercado nos ofrece constantemente oportunidades. Se tiene unas reflexiones sencillas y trata de una invitación, una provocación, una llamada de atención para motivar nuestra acción profundas sobre la eternidad y el rápida, un decir nos “¡deprisa!”; si no, se te escapa el momento, ahora es el tiempo de tu decisión, presente, la tensión que vivimos en etc. Oportunidad es una llamada ante una posi- ble decisión nuestra. Oportunidad, de verdad, es relación al tiempo. la posibilidad afortunada de hacer algo que nos acarree valores, salvación, dicha, bienaventu- Además de la perspectiva psicoló- ranza... gica contiene el aporte de una espi- 1. Espiritualidad y experiencia del tiempo Existen verdaderas y falsas concepciones de la ritualidad para la vida. vida cristiana, como consecuencia del tiempo y de la idea de eternidad. La espiritualidad cris- tiana es una espiritualidad histórica, para andar Con la lectura quedará un sabor por la historia, para hacernos más conscientes del tiempo y de la vocación del tiempo que lla- muy agradable y una música en el mamos “eternidad”. alma que acompañará el crecimien- 1.1. El tiempo, con su fugacidad, redimensiona y relativiza todo to personal. La dimensión temporal nos ayuda a encontrar la verdadera dimensión de las cosas. El pulso de la vida nos permite ver y contemplar la realidad con sus límites y fronteras. Todo pasa... Lo nuestro es pasar. La concien- cia de que todo fluye es una experiencia de lí- mites, de adioses, una experiencia de muerte. El Salmo 144 nos recuerda:“Señor, ¿qué es el hom- bre para que te acuerdes de él, el ser humano para que lo tengas en cuenta?... El hombre se asemeja a un soplo; sus días, a una sombra que pasa”. La espiritualidad se configura y cristaliza en José Antonio García-Monge, sj actitud por la experiencia del tiempo. Un espi- Psicólogo Clínico, psicoterapeuta, profesor del Master en Psicoterapia Individual y de Grupo de la ritual de la Compañía de Jesús, el P. Nieremberg, Universidad Pontificia de Comillas en Madrid. Autor de varios libros. nos habla de la fugacidad invitándonos a no in- tentar apresar el tiempo, a prescindir de la reali- 35
  • 3. dad fugaz, instalándonos en una actitud de eter- 1.2 Espiritualidad del “adiós” sin “hola” nidad. Nos invita a no hacer obra estable en esta Es típico de nuestro tiempo el consumo, el usar posada donde pasamos una mala (y sola) noche. y tirar. Usamos el tiempo y tiramos el tiempo. Esta actitud subrayada por Nieremberg es criti- Sin embargo, gran parte de la humanidad no cada por Ortega, que, precisamente por la fugaci- tiene apenas tiempo de estrenar nada verdadera- dad, invita a apresar el momento en toda su vi- mente confortable y humano. El deterioro les veza y su belleza; a no dejarle escapar, ya que se sorprende cuando todavía no han abierto una produce en un instante; a poner toda la inten- página gozosa del tiempo. ción y atención en vivir aquello que por su tem- La espiritualidad de decir constantemente poralidad, de no hacerlo ahora, no lo haríamos “adiós” consiste en aprender a renunciar, relati- nunca. Nos introduce así en la filosofía del carpe vizar, despedirse en una abnegación que com- diem. Como dice el Eclesiástico (3,22), el único porta una pequeña experiencia de muerte. La bien del hombre es disfrutar de lo que hace. ascesis del adiós que nos enseñan las pasividades En la espiritualidad cristiana luchan tensio- comporta una pérdida sin retorno. Cuando a la nalmente la actitud de anclarse en la eternidad y experiencia del adiós no sigue un hola abierto la de vivir comprometidamente el tiempo, con a la vida, se da una falsa vivencia espiritual del toda su dimensión y sucesión de instantes. La tiempo. Es verdad que, para crecer, el ser tem- actitud, por así decir, de eternidad, conlleva el poral, el hombre, necesita aprender a decir autoengaño de evadirse del tiempo para vivir lo “adiós”. Es importante saber decir “adiós” sin eterno, saltándose la vida. La eternidad se con- agarrarse desesperadamente al tiempo, a las co- vierte en una idea que te sustrae de la vivencia sas, a las realidades, de las que somos arrancados del tiempo, de la realidad temporal, del verda- por la fuerza de la historia. Pero, de la misma dero y único perfil de lo humano. manera que el hombre ha de aprender a decir “adiós”, tiene que pronunciar real y esperanza- damente la palabra “hola”: estrenar experiencia, En la perspectiva de Dios, no se trata abrirse a la vida, no perderse la realidad que llama a su puerta.Tan importante es decir adiós” de durar mucho, sino de vivir mucho como decir “hola”. Una espiritualidad sin “ho- la” es una mutilación de la realidad integral del hombre. “Eternidad o tiempo” es una falsa disyuntiva. 1.3 Espiritualidad del “hola” sin “adiós” Existen equivocadas espiritualidades, dependien- Decir constantemente “hola” a la realidad, estar do de la adecuada actitud ante el tiempo y ante compulsivamente tensos hacia el futuro, com- el mensaje de eternidad. El tiempo no dismi- porta vivir la novedad sin memoria, el pre- nuye el valor de la vida ni lo aumenta; sencilla- sentismo sin pasado ni verdadero futuro. Una mente, dimensiona la existencia. La espiritualidad espiritualidad de “hola” sin “adiós” adolece de cristiana alienta al hombre en su realidad de ser falta de memoria. Está manejada por la pequeña temporal. La eternidad no está detrás ni más allá vigencia de las necesidades o la elaboración, con del tiempo, en un para siempre, instante eterno, pretensiones de absoluto, del deseo, pero no sino que es la oportunidad de la que está pre- tiene comprensión de la realidad, del camino ñado el tiempo. Este parto se hace más claro en que se hace al andar, y del que nos queda un re- la plenitud de los tiempos. La historia gestante cuerdo, tal vez agradecido, y una esperanza siem- de “nueve meses” nos da a luz LA LUZ. pre viva. 36 . Año 6 número 21
  • 4. © FOTOLIA - Hans ott También esta espiritualidad, como la ante- 2. El tiempo rior, comporta una falsa vivencia del tiempo. La Existen muchas posibilidades de perder el tiem- sucesión temporal es un adiós con un hola; es po, dependiendo de la óptica con que se miren una memoria y un deseo: una realidad presente sus contenidos. Lo dramático de perder el en una perspectiva histórica. tiempo es perder la oportunidad que nos pre- sentaba el tiempo, o que se nos presentaba en el 1.4 Aprender a decir “adiós” y “hola” tiempo. La oportunidad, desde el punto de vista Este aprendizaje comporta aprender a ser tem- espiritual, más profunda del tiempo, de nuestro porales sin olvidarnos de nuestra vocación de tiempo, es la de actuar nuestra salvación. Ahora eternidad, que en definitiva es una vocación de es tiempo de salvación. Perder el tiempo sería amor. Decir “adiós” y “hola” es saber relativizar perder, por nuestra parte, esa posibilidad que se no perdiendo interés por las cosas y las personas, nos ofrece de realizar operativamente nuestra sino dándoles su justa medida, la medida del salvación. El tiempo es el momento salvífico del amor, de la vinculación y el compromiso. encuentro; encuentro con el Otro que me salva, Aprendemos así a vivir el tiempo como salva- encuentro con los otros con los cuales verifico ción. Salvación del absurdo, salvación de la pér- mi salvación. dida, salvación de un futuro que sea algo más que Perder el tiempo es perder la memoria y/o el lo que viene detrás del presente. Decir “adiós” y deseo; y, sobre todo, perder la oportunidad de abrirse a la realidad que está viniendo es aprender vivir el tiempo como buena noticia. a renunciar, valorar y elegir. Mirada 37
  • 5. 2.1 ¿Cómo podemos perder el tiempo? 2.2 Medida del tiempo según Dios Perdemos nuestro tiempo no enterándonos, por En la fe bíblica, la bendición de Dios se suele tra- alienación o escapismo, de toda la densidad del ducir en una larga vida. Existe, sin embargo, una momento como posibilidad y oportunidad de medida del tiempo distinta de la humana, hecha Vida. Matándolo en nombre de la eternidad. según el corazón de Dios. Como dice el Salmo Como dice Thoreau, “no podemos matar el 90, “para ti, mil años son como un ayer que pasó, tiempo sin lesionar la eternidad”. Interpretán- una vela nocturna”. Este mismo Salmo pide: dolo mal. Es decir, llenándolo de quehaceres “Enséñanos a llevar buena cuenta de nuestros para no dejarnos hacer por el Espíritu de Dios, días para que adquiramos un corazón sensato”. para no tener silencio que nos permita escuchar. En la perspectiva de Dios, no se trata de du- Para andar de aquí para allá solícitos de muchas rar mucho, sino de vivir mucho. El libro de la cosas, perdiendo lo único necesario. Más que Sabiduría (4,13) lo explicita: “Consummatus in llenar el tiempo, la actitud espiritualmente cris- brevi, explevit tempora multa”. Al atardecer de la tiana es dejarnos llenar en el tiempo; ahora es el vida no te preguntarán cuánto has durado en la tiempo de dejarse llenar, de dejarse salvar. existencia, sino cuánto has vivido; es decir, cuán- También podemos perder el tiempo dándole to has amado. En la parábola de los jornaleros de equivocadamente culto. Erigiendo, como hace la viña, el Señor, por su buen corazón, paga a los nuestra cultura tecnológica, un altar a Kronos, en de la última hora como si hubiesen trabajado lugar de vivir el Cairos. Comprando y ven- toda la jornada. La última hora era la gran opor- diendo tiempo sin entender que el tiempo es tunidad de estos jornaleros que se ven gozosa- sólo y nada menos que el lugar teológico de cita mente recompensados por la misericordia y con el Otro y de la oportunidad de ser cauce bondad del Señor. histórico de la Misericordia. © FOTOLIA - Iryna Kurhan 38 . Año 6 número 21
  • 6. 3. El tiempo des-velado signo que nos habla elocuentemente de unidad Experimentamos que el tiempo está velado. No salvífica. La presencia de los pobres, marginados acertamos con la sabiduría de vivirlo. Las prisas e injusticiados de la historia en nuestra vida nos o la pérdida de tiempo amenazan nuestro ma- salva de las estructuras de poder y riqueza que, nejo de esa realidad fugaz y presente que llama- bajo la capa de favorecer un tiempo agradable, mos “tiempo”. Podemos transmitirnos consejos nos escamotean la vida verdadera y la salvación para aprovechar el tiempo; pero el tiempo ve- auténtica. lado nos dificulta ese corazón sensato que sepa Estos y otros muchos signos de los tiempos calcular nuestros días. Dios nos echa una mano nos hablan, si los sabemos escuchar con fe, de des-velando el tiempo, revelándose en el tiempo. presencia salvífica de Dios, de progresivo rei- La Encarnación nos ilumina nuestra manera es- nado de Dios en la historia. Un reinado que no piritual de vivir la historia como Historia de es el poder de la iglesia, sino la cultura y civili- Salvación. Ahora, en ese hoy de Dios hecho his- zación de la justicia y el amor. toria, es tiempo de salvación. Dios se revela en el tiempo para que, viviéndolo con una actitud de 3.2 La revelación bíblica eternidad (sólo el amor es eterno), lo convirta- El Eclesiastés (3, lss.) nos recuerda que hay un mos en encuentro salvífico. El tiempo no será ya tiempo para cada cosa. Leído así, el tiempo se una espera sin esperanza, una larga o corta es- convierte en providencia, presencia, gracia- pera, sino una gozosa oportunidad de salvación. oportunidad. El realismo de la sabiduría de vivir En el tiempo somos salvados y, a la vez, somos el tiempo es, más que una filosofía de la vida, cauce histórico para otras personas. una teología de la existencia. Isaías (43,19) pone en boca del Señor esa de- 3.1 Signos de los tiempos cisión salvífica que se va a visibilizar histórica- Leer los signos de los tiempos como mensaje de mente: “voy a realizar algo nuevo”. Ese “algo salvación es la oportunidad de apropiarse esa nuevo”, tiempo de salvación, nace en la “pleni- salvación gratuita. Los signos de los tiempos nos tud de los tiempos” desvelan que, a través de circunstancias históri- (Ga1 4,4) en la persona del Mesías inaugura- cas, se nos favorece la conversión radical al Evan- dora de un tiempo nuevo, de un tiempo-opor- gelio. tunidad gratuita para el hombre. “Ha llegado el Sin pretender ser exhaustivos, y solamente a tiempo, ahora es la salvación” (Mc 1,15ss.). Ese título indicativo, sugiero algunos de los signos anuncio de Jesús con el que comienza su predi- de los tiempos que nos invitan a convertirnos, cación es la urgencia de la oportunidad de que nos liberan de situaciones alienantes y nos convertirse para acoger el reinado de Dios, la li- favorecen la apertura a la salvación. beración, vida del hombre. La irrupción del tercer mundo en nuestra vida y consciencia, planetarismo vs. atomiza- 3.3 El tiempo como oportunidad ción, la comunitariedad, la democratización... de actuar la salvación También el sin-poder de la iglesia hacia su vo- Mateo 25,31ss. nos describe la historia como un cación de servicio nos ayuda a adoptar la actitud tiempo de verificar en actitudes y conductas la evangélica que nos indica salvación. En esta mis- bendición salvífica del Padre. La historia como ma línea, una posible desclericalización de la tiempo del amor. La salvación se hace historia Iglesia nos abriría fraternalmente a una comu- cuando se hace alimento al hambriento, agua al nión liberadora. El ecumenismo, comunión prác- sediento, acogida al emigrante, vestido al des- tica en la justicia y en el amor, es también un nudo, visita al enfermo o encarcelado. Nosotros Mirada 39
  • 7. somos los afortunados que tenemos la oportu- 4. El tiempo como “kairós” nidad de saber que, cuando realizamos cual- Vivir el tiempo como kairós es vivenciarlo como quiera de estos gestos con los más pequeños de parte de Dios. El que ha de venir está-con-noso- la historia, lo realizamos con el Señor Jesús. Para tros. El kairós es luz, sacudida, provocación, cir- nosotros, el tiempo es la oportunidad urgente cunstancia providencial. Es la hora teologal que de encontrar al emigrante, al desnudo, al en- Dios nos envía para nuestra elaboración teoló- fermo, al encarcelado, al hambriento o al se- gica como signo elocuente de salvación. El kairós diento. Detrás de estos gestos hay vida perpetua. de Pablo aconteció en el camino de Damasco. Vivimos un tiempo para la misericordia, que es, Ignacio de Loyola nos invita en sus Ejercicios por lo tanto, un tiempo, para nosotros, de mise- Espirituales a pedir al Señor no ser sordos a su ricordia. En la parábola del buen samaritano, divino llamamiento; en términos de kairós, la in- cuando Jesús aconseja “ve y haz tú lo mismo”, vitación consistiría en escuchar los signos de los nos está invitando a llenar nuestro tiempo de tiempos y la palabra interpelante de Dios, que misericordia, de una misericordia actuante, ope- convierte nuestro tiempo en oportunidad de rativa, liberadora. salvación, en posibilidad de respuesta creyente- mente amorosa. En la espiritualidad cristiana luchan 4.1 Despertar del sueño Pablo, en (Rm 13,11), nos dice: “Reconoced el la actitud de anclarse en la eternidad momento en que vivís, que ya es hora de des- pertar del sueño: ahora la salvación está más y la de vivir comprometidamente el cerca que cuando abrazamos la fe”. El kairós es una invitación a despertar. Vivir tiempo despierto equivale a no adormilarse por la tar- danza del Señor, a tener siempre aceite en las lámparas encendidas. Vivir despierto es vivir Ahora podemos ver el tiempo y contemplar consciente. Saber qué se juega en nuestro tiempo. la eternidad: lo decisivo del tiempo, lo “eterno” Darse cuenta de que nuestro tiempo es el mo- del tiempo. ¿Qué es lo eterno del tiempo? mento providencial, oportuno, para actuar nues- Sencillamente, el amor. En (1 Cor 13,8), Pablo tra salvación. nos desvela el misterio del tiempo. El tiempo Nunc coepi. Ahora comienzo. Se suele decir eliminará las profecías, hará cesar a las lenguas, que hoy es el primer día del resto de mi vida, superará el conocimiento, pero “el amor nunca hoy es el pasado del mañana Profundamente acabará”. Éste es el secreto y la oportunidad del reconocemos que hoy es el día en que actuó el tiempo: un tiempo para el amor. “Ahora nos Señor. Es el momento de nacer de nuevo, de quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La empezar a vivir. De pasar, de ser-para-la muer- más grande de todas es el amor”. Nos introduce te, a ser con-la-muerte un hombre, una mujer, así Pablo en la dimensión eterna del tiempo. El vivos para el amor y la misericordia. Es cierto tiempo otorga a la realidad la provisionalidad de que la muerte me desvela mi temporalidad, lo definitivo. Se inaugura “la civilización del pero no lo es menos que Dios me revela esa amor”. Ahora conocemos el tiempo y lo valora- temporalidad como oportunidad del amor mos como lugar del encuentro interpersonal eterno. No hay nada que pueda separarme del que nos revela la presencia actuante y miseri- amor que Dios me tiene en Cristo (cfr Rm. cordiosa de Dios. 8,28 ss.). 40 . Año 6 número 21
  • 8. Hacer del tiempo, no un sinsentido ético-política se verifica cuando se transciende un mundo configurado por la injusticia hacia un amenazado por la muerte, sino un mundo configurado por la misericordia. Que- remos vivir el tiempo como si fuéramos dioses, encuentro gozosamente en lugar de vivir la eternidad como si fuera tiempo: el hoy de Dios es ahora. transformante 6. Del “creer” lo que no vimos al ver lo que creemos El tiempo como oportunidad nos sugiere La espiritualidad cristiana ha revestido muchas una teología de la palabra segunda; la palabra formas, más o menos afortunadas, de vivir la primera es la praxis de la fe y el amor. Por eso la eternidad en el tiempo. respuesta creyente, antes de expresarse en un yo Unos creen en un Dios sin historia. Se trata creo, experimenta un yo gozo, yo vivo el tiempo de una espiritualidad atemporal, con el cielo por como oportunidad de salvación. vocación y el paso apresurado por la tierra, des- preciable comparada con la belleza del cielo: 5. El “kairós” de Dios es el Reino “¡qué sórdida me parece la tierra cuando miro Cuando el evangelio recoge el anuncio de Jesús el cielo...!” –“Está cerca el reinado de Dios”–, nos está ha- Otros creen en un Dios entronizado “por la blando de un tiempo de salvación. Salvación, historia” y en la historia. Es el Dios de la cris- porque la justicia, la fidelidad, la paz y la libertad tiandad. Confunde esta espiritualidad el tiempo crecen en la historia de los hombres como una de la iglesia con la oportunidad de vivir, en la subversión liberadora de otros “valores” cultura- historia, el reinado de Dios. les. Se inaugura una tensión fecunda en la hu- Otros creen en la historia de Dios. En el manidad histórica, reinada por poderes que no reino ya-todavía-no. La historia es nuestra, so- son Dios, hacia el reinado liberador de Dios. mos responsables de la historia, nosotros de Pero este kairós, como dice muy bien Pedro Cristo, Cristo de Dios. Esta espiritualidad cris- Casaldáliga, es un kairós kenótico; en él se verifica tiana acentúa la responsabilidad, la justicia, la fe el descenso hacia la cruz y el ascenso hacia la li- liberadora con la urgencia del momento his- beración-gloria. Es un kairós encarnacional y tórico, que tiene especial importancia o signifi- unificador. No hay dos historias, dos planos (na- cación y que genera una esperanza amorosa. tural-sobrenatural, profano-sacro); no hay dos Se suele decir que fe es creer lo que no vi- dioses (Dios creador y Dios redentor), sino que mos. En realidad, vivir el tiempo como oportu- el Dios Padre nuestro es el Dios del pan nuestro. nidad es arriesgarse a ver lo que creemos. A vi- La historia es el lugar de salvación, un tiempo sibilizar, plasmar en la historia aquello en lo que para salvarnos salvando, gracias al Dios-con- creemos, en seguimiento de Aquel a quien cree- nosotros. Salvando del hambre, del dolor, de la mos. Fe es crear, dejar pasar por nosotros la ener- injusticia, de la esclavitud, estoy actuando, reve- gía creadora-liberadora de Dios en Jesús para lando mi propia salvación, nuestra propia comu- hacer del tiempo, no un sinsentido amenazado nitaria salvación. por la muerte, sino un encuentro gozosamente En este tiempo, la verdadera trascendencia es transformante. Ahora es nuestra salvación. Gra- la trascendencia de y hacia la misericordia. Más cias. “Ven, Señor Jesús” (Ap 22,20). que la distancia creatura-creador o impuro-puro o sacro-profano, la verdadera trascendencia Tomado de la revista Sal Terrae Mirada 41