Este documento habla sobre la oportunidad que representa el tiempo y cómo podemos perderla. Explora diferentes perspectivas sobre la espiritualidad del tiempo, incluyendo aprender a decir "adiós" y "hola" sin aferrarse demasiado. También discute cómo Dios revela el tiempo como una oportunidad para la salvación histórica.
2. Este artículo, que fue publicado
originalmente en la revista Sal
¿ Qué nos evoca la palabra “oportunidad”?
Impulsados por la sociedad de consumo, hoy
llega frecuentemente a nuestros oídos la palabra
Terrae de diciembre de 1993, con- “oportunidad”. La manipulación del mercado
nos ofrece constantemente oportunidades. Se
tiene unas reflexiones sencillas y trata de una invitación, una provocación, una
llamada de atención para motivar nuestra acción
profundas sobre la eternidad y el rápida, un decir nos “¡deprisa!”; si no, se te escapa
el momento, ahora es el tiempo de tu decisión,
presente, la tensión que vivimos en etc. Oportunidad es una llamada ante una posi-
ble decisión nuestra. Oportunidad, de verdad, es
relación al tiempo. la posibilidad afortunada de hacer algo que nos
acarree valores, salvación, dicha, bienaventu-
Además de la perspectiva psicoló- ranza...
gica contiene el aporte de una espi- 1. Espiritualidad y experiencia del tiempo
Existen verdaderas y falsas concepciones de la
ritualidad para la vida. vida cristiana, como consecuencia del tiempo y
de la idea de eternidad. La espiritualidad cris-
tiana es una espiritualidad histórica, para andar
Con la lectura quedará un sabor
por la historia, para hacernos más conscientes
del tiempo y de la vocación del tiempo que lla-
muy agradable y una música en el
mamos “eternidad”.
alma que acompañará el crecimien-
1.1. El tiempo, con su fugacidad,
redimensiona y relativiza todo
to personal.
La dimensión temporal nos ayuda a encontrar la
verdadera dimensión de las cosas. El pulso de la
vida nos permite ver y contemplar la realidad
con sus límites y fronteras.
Todo pasa... Lo nuestro es pasar. La concien-
cia de que todo fluye es una experiencia de lí-
mites, de adioses, una experiencia de muerte. El
Salmo 144 nos recuerda:“Señor, ¿qué es el hom-
bre para que te acuerdes de él, el ser humano
para que lo tengas en cuenta?... El hombre se
asemeja a un soplo; sus días, a una sombra que
pasa”.
La espiritualidad se configura y cristaliza en
José Antonio García-Monge, sj actitud por la experiencia del tiempo. Un espi-
Psicólogo Clínico, psicoterapeuta, profesor del
Master en Psicoterapia Individual y de Grupo de la
ritual de la Compañía de Jesús, el P. Nieremberg,
Universidad Pontificia de Comillas en Madrid. Autor
de varios libros.
nos habla de la fugacidad invitándonos a no in-
tentar apresar el tiempo, a prescindir de la reali-
35
3. dad fugaz, instalándonos en una actitud de eter- 1.2 Espiritualidad del “adiós” sin “hola”
nidad. Nos invita a no hacer obra estable en esta Es típico de nuestro tiempo el consumo, el usar
posada donde pasamos una mala (y sola) noche. y tirar. Usamos el tiempo y tiramos el tiempo.
Esta actitud subrayada por Nieremberg es criti- Sin embargo, gran parte de la humanidad no
cada por Ortega, que, precisamente por la fugaci- tiene apenas tiempo de estrenar nada verdadera-
dad, invita a apresar el momento en toda su vi- mente confortable y humano. El deterioro les
veza y su belleza; a no dejarle escapar, ya que se sorprende cuando todavía no han abierto una
produce en un instante; a poner toda la inten- página gozosa del tiempo.
ción y atención en vivir aquello que por su tem- La espiritualidad de decir constantemente
poralidad, de no hacerlo ahora, no lo haríamos “adiós” consiste en aprender a renunciar, relati-
nunca. Nos introduce así en la filosofía del carpe vizar, despedirse en una abnegación que com-
diem. Como dice el Eclesiástico (3,22), el único porta una pequeña experiencia de muerte. La
bien del hombre es disfrutar de lo que hace. ascesis del adiós que nos enseñan las pasividades
En la espiritualidad cristiana luchan tensio- comporta una pérdida sin retorno. Cuando a la
nalmente la actitud de anclarse en la eternidad y experiencia del adiós no sigue un hola abierto
la de vivir comprometidamente el tiempo, con a la vida, se da una falsa vivencia espiritual del
toda su dimensión y sucesión de instantes. La tiempo. Es verdad que, para crecer, el ser tem-
actitud, por así decir, de eternidad, conlleva el poral, el hombre, necesita aprender a decir
autoengaño de evadirse del tiempo para vivir lo “adiós”. Es importante saber decir “adiós” sin
eterno, saltándose la vida. La eternidad se con- agarrarse desesperadamente al tiempo, a las co-
vierte en una idea que te sustrae de la vivencia sas, a las realidades, de las que somos arrancados
del tiempo, de la realidad temporal, del verda- por la fuerza de la historia. Pero, de la misma
dero y único perfil de lo humano. manera que el hombre ha de aprender a decir
“adiós”, tiene que pronunciar real y esperanza-
damente la palabra “hola”: estrenar experiencia,
En la perspectiva de Dios, no se trata abrirse a la vida, no perderse la realidad que
llama a su puerta.Tan importante es decir adiós”
de durar mucho, sino de vivir mucho como decir “hola”. Una espiritualidad sin “ho-
la” es una mutilación de la realidad integral del
hombre.
“Eternidad o tiempo” es una falsa disyuntiva. 1.3 Espiritualidad del “hola” sin “adiós”
Existen equivocadas espiritualidades, dependien- Decir constantemente “hola” a la realidad, estar
do de la adecuada actitud ante el tiempo y ante compulsivamente tensos hacia el futuro, com-
el mensaje de eternidad. El tiempo no dismi- porta vivir la novedad sin memoria, el pre-
nuye el valor de la vida ni lo aumenta; sencilla- sentismo sin pasado ni verdadero futuro. Una
mente, dimensiona la existencia. La espiritualidad espiritualidad de “hola” sin “adiós” adolece de
cristiana alienta al hombre en su realidad de ser falta de memoria. Está manejada por la pequeña
temporal. La eternidad no está detrás ni más allá vigencia de las necesidades o la elaboración, con
del tiempo, en un para siempre, instante eterno, pretensiones de absoluto, del deseo, pero no
sino que es la oportunidad de la que está pre- tiene comprensión de la realidad, del camino
ñado el tiempo. Este parto se hace más claro en que se hace al andar, y del que nos queda un re-
la plenitud de los tiempos. La historia gestante cuerdo, tal vez agradecido, y una esperanza siem-
de “nueve meses” nos da a luz LA LUZ. pre viva.
36 .
Año 6 número 21
6. 3. El tiempo des-velado signo que nos habla elocuentemente de unidad
Experimentamos que el tiempo está velado. No salvífica. La presencia de los pobres, marginados
acertamos con la sabiduría de vivirlo. Las prisas e injusticiados de la historia en nuestra vida nos
o la pérdida de tiempo amenazan nuestro ma- salva de las estructuras de poder y riqueza que,
nejo de esa realidad fugaz y presente que llama- bajo la capa de favorecer un tiempo agradable,
mos “tiempo”. Podemos transmitirnos consejos nos escamotean la vida verdadera y la salvación
para aprovechar el tiempo; pero el tiempo ve- auténtica.
lado nos dificulta ese corazón sensato que sepa Estos y otros muchos signos de los tiempos
calcular nuestros días. Dios nos echa una mano nos hablan, si los sabemos escuchar con fe, de
des-velando el tiempo, revelándose en el tiempo. presencia salvífica de Dios, de progresivo rei-
La Encarnación nos ilumina nuestra manera es- nado de Dios en la historia. Un reinado que no
piritual de vivir la historia como Historia de es el poder de la iglesia, sino la cultura y civili-
Salvación. Ahora, en ese hoy de Dios hecho his- zación de la justicia y el amor.
toria, es tiempo de salvación. Dios se revela en el
tiempo para que, viviéndolo con una actitud de 3.2 La revelación bíblica
eternidad (sólo el amor es eterno), lo convirta- El Eclesiastés (3, lss.) nos recuerda que hay un
mos en encuentro salvífico. El tiempo no será ya tiempo para cada cosa. Leído así, el tiempo se
una espera sin esperanza, una larga o corta es- convierte en providencia, presencia, gracia-
pera, sino una gozosa oportunidad de salvación. oportunidad. El realismo de la sabiduría de vivir
En el tiempo somos salvados y, a la vez, somos el tiempo es, más que una filosofía de la vida,
cauce histórico para otras personas. una teología de la existencia.
Isaías (43,19) pone en boca del Señor esa de-
3.1 Signos de los tiempos cisión salvífica que se va a visibilizar histórica-
Leer los signos de los tiempos como mensaje de mente: “voy a realizar algo nuevo”. Ese “algo
salvación es la oportunidad de apropiarse esa nuevo”, tiempo de salvación, nace en la “pleni-
salvación gratuita. Los signos de los tiempos nos tud de los tiempos”
desvelan que, a través de circunstancias históri- (Ga1 4,4) en la persona del Mesías inaugura-
cas, se nos favorece la conversión radical al Evan- dora de un tiempo nuevo, de un tiempo-opor-
gelio. tunidad gratuita para el hombre. “Ha llegado el
Sin pretender ser exhaustivos, y solamente a tiempo, ahora es la salvación” (Mc 1,15ss.). Ese
título indicativo, sugiero algunos de los signos anuncio de Jesús con el que comienza su predi-
de los tiempos que nos invitan a convertirnos, cación es la urgencia de la oportunidad de
que nos liberan de situaciones alienantes y nos convertirse para acoger el reinado de Dios, la li-
favorecen la apertura a la salvación. beración, vida del hombre.
La irrupción del tercer mundo en nuestra
vida y consciencia, planetarismo vs. atomiza- 3.3 El tiempo como oportunidad
ción, la comunitariedad, la democratización... de actuar la salvación
También el sin-poder de la iglesia hacia su vo- Mateo 25,31ss. nos describe la historia como un
cación de servicio nos ayuda a adoptar la actitud tiempo de verificar en actitudes y conductas la
evangélica que nos indica salvación. En esta mis- bendición salvífica del Padre. La historia como
ma línea, una posible desclericalización de la tiempo del amor. La salvación se hace historia
Iglesia nos abriría fraternalmente a una comu- cuando se hace alimento al hambriento, agua al
nión liberadora. El ecumenismo, comunión prác- sediento, acogida al emigrante, vestido al des-
tica en la justicia y en el amor, es también un nudo, visita al enfermo o encarcelado. Nosotros
Mirada 39
7. somos los afortunados que tenemos la oportu- 4. El tiempo como “kairós”
nidad de saber que, cuando realizamos cual- Vivir el tiempo como kairós es vivenciarlo como
quiera de estos gestos con los más pequeños de parte de Dios. El que ha de venir está-con-noso-
la historia, lo realizamos con el Señor Jesús. Para tros. El kairós es luz, sacudida, provocación, cir-
nosotros, el tiempo es la oportunidad urgente cunstancia providencial. Es la hora teologal que
de encontrar al emigrante, al desnudo, al en- Dios nos envía para nuestra elaboración teoló-
fermo, al encarcelado, al hambriento o al se- gica como signo elocuente de salvación. El kairós
diento. Detrás de estos gestos hay vida perpetua. de Pablo aconteció en el camino de Damasco.
Vivimos un tiempo para la misericordia, que es, Ignacio de Loyola nos invita en sus Ejercicios
por lo tanto, un tiempo, para nosotros, de mise- Espirituales a pedir al Señor no ser sordos a su
ricordia. En la parábola del buen samaritano, divino llamamiento; en términos de kairós, la in-
cuando Jesús aconseja “ve y haz tú lo mismo”, vitación consistiría en escuchar los signos de los
nos está invitando a llenar nuestro tiempo de tiempos y la palabra interpelante de Dios, que
misericordia, de una misericordia actuante, ope- convierte nuestro tiempo en oportunidad de
rativa, liberadora. salvación, en posibilidad de respuesta creyente-
mente amorosa.
En la espiritualidad cristiana luchan 4.1 Despertar del sueño
Pablo, en (Rm 13,11), nos dice: “Reconoced el
la actitud de anclarse en la eternidad momento en que vivís, que ya es hora de des-
pertar del sueño: ahora la salvación está más
y la de vivir comprometidamente el cerca que cuando abrazamos la fe”.
El kairós es una invitación a despertar. Vivir
tiempo despierto equivale a no adormilarse por la tar-
danza del Señor, a tener siempre aceite en las
lámparas encendidas. Vivir despierto es vivir
Ahora podemos ver el tiempo y contemplar consciente. Saber qué se juega en nuestro tiempo.
la eternidad: lo decisivo del tiempo, lo “eterno” Darse cuenta de que nuestro tiempo es el mo-
del tiempo. ¿Qué es lo eterno del tiempo? mento providencial, oportuno, para actuar nues-
Sencillamente, el amor. En (1 Cor 13,8), Pablo tra salvación.
nos desvela el misterio del tiempo. El tiempo Nunc coepi. Ahora comienzo. Se suele decir
eliminará las profecías, hará cesar a las lenguas, que hoy es el primer día del resto de mi vida,
superará el conocimiento, pero “el amor nunca hoy es el pasado del mañana Profundamente
acabará”. Éste es el secreto y la oportunidad del reconocemos que hoy es el día en que actuó el
tiempo: un tiempo para el amor. “Ahora nos Señor. Es el momento de nacer de nuevo, de
quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La empezar a vivir. De pasar, de ser-para-la muer-
más grande de todas es el amor”. Nos introduce te, a ser con-la-muerte un hombre, una mujer,
así Pablo en la dimensión eterna del tiempo. El vivos para el amor y la misericordia. Es cierto
tiempo otorga a la realidad la provisionalidad de que la muerte me desvela mi temporalidad,
lo definitivo. Se inaugura “la civilización del pero no lo es menos que Dios me revela esa
amor”. Ahora conocemos el tiempo y lo valora- temporalidad como oportunidad del amor
mos como lugar del encuentro interpersonal eterno. No hay nada que pueda separarme del
que nos revela la presencia actuante y miseri- amor que Dios me tiene en Cristo (cfr Rm.
cordiosa de Dios. 8,28 ss.).
40 .
Año 6 número 21
8. Hacer del tiempo, no un sinsentido ético-política se verifica cuando se transciende
un mundo configurado por la injusticia hacia un
amenazado por la muerte, sino un mundo configurado por la misericordia. Que-
remos vivir el tiempo como si fuéramos dioses,
encuentro gozosamente en lugar de vivir la eternidad como si fuera
tiempo: el hoy de Dios es ahora.
transformante
6. Del “creer” lo que no vimos
al ver lo que creemos
El tiempo como oportunidad nos sugiere La espiritualidad cristiana ha revestido muchas
una teología de la palabra segunda; la palabra formas, más o menos afortunadas, de vivir la
primera es la praxis de la fe y el amor. Por eso la eternidad en el tiempo.
respuesta creyente, antes de expresarse en un yo Unos creen en un Dios sin historia. Se trata
creo, experimenta un yo gozo, yo vivo el tiempo de una espiritualidad atemporal, con el cielo por
como oportunidad de salvación. vocación y el paso apresurado por la tierra, des-
preciable comparada con la belleza del cielo:
5. El “kairós” de Dios es el Reino “¡qué sórdida me parece la tierra cuando miro
Cuando el evangelio recoge el anuncio de Jesús el cielo...!”
–“Está cerca el reinado de Dios”–, nos está ha- Otros creen en un Dios entronizado “por la
blando de un tiempo de salvación. Salvación, historia” y en la historia. Es el Dios de la cris-
porque la justicia, la fidelidad, la paz y la libertad tiandad. Confunde esta espiritualidad el tiempo
crecen en la historia de los hombres como una de la iglesia con la oportunidad de vivir, en la
subversión liberadora de otros “valores” cultura- historia, el reinado de Dios.
les. Se inaugura una tensión fecunda en la hu- Otros creen en la historia de Dios. En el
manidad histórica, reinada por poderes que no reino ya-todavía-no. La historia es nuestra, so-
son Dios, hacia el reinado liberador de Dios. mos responsables de la historia, nosotros de
Pero este kairós, como dice muy bien Pedro Cristo, Cristo de Dios. Esta espiritualidad cris-
Casaldáliga, es un kairós kenótico; en él se verifica tiana acentúa la responsabilidad, la justicia, la fe
el descenso hacia la cruz y el ascenso hacia la li- liberadora con la urgencia del momento his-
beración-gloria. Es un kairós encarnacional y tórico, que tiene especial importancia o signifi-
unificador. No hay dos historias, dos planos (na- cación y que genera una esperanza amorosa.
tural-sobrenatural, profano-sacro); no hay dos Se suele decir que fe es creer lo que no vi-
dioses (Dios creador y Dios redentor), sino que mos. En realidad, vivir el tiempo como oportu-
el Dios Padre nuestro es el Dios del pan nuestro. nidad es arriesgarse a ver lo que creemos. A vi-
La historia es el lugar de salvación, un tiempo sibilizar, plasmar en la historia aquello en lo que
para salvarnos salvando, gracias al Dios-con- creemos, en seguimiento de Aquel a quien cree-
nosotros. Salvando del hambre, del dolor, de la mos. Fe es crear, dejar pasar por nosotros la ener-
injusticia, de la esclavitud, estoy actuando, reve- gía creadora-liberadora de Dios en Jesús para
lando mi propia salvación, nuestra propia comu- hacer del tiempo, no un sinsentido amenazado
nitaria salvación. por la muerte, sino un encuentro gozosamente
En este tiempo, la verdadera trascendencia es transformante. Ahora es nuestra salvación. Gra-
la trascendencia de y hacia la misericordia. Más cias. “Ven, Señor Jesús” (Ap 22,20).
que la distancia creatura-creador o impuro-puro
o sacro-profano, la verdadera trascendencia Tomado de la revista Sal Terrae
Mirada 41