La formación del 'homo videns' y los desafíos de recuperar la dignidad humana en la era de la televisión
1. Homos Videns
La sociedad teledirigida
Mtra. Virginia J. Vásquez Rodríguez
2. Tesis central de Sartori
La televisión y el video
(imagen) modifican
radicalmente y
empobrecen el aparato
cognoscitivo del “homo
sapiens”, a tal punto que
anula su pensamiento y lo
hace incapaz de articular
ideas claras y
diferentes, hasta llegar a
fabricar lo que él
denomina un “proletariado
intelectual”, sin ninguna
consistencia.
3. Nuevo tipo de ser humano
Del “homo sapiens”, producto de la cultura
escrita, se ha pasado al “homo
videns”, producto de la imagen.
4. Instituciones socializadoras, en crisis
Familia. Primera formadora Escuela. Coadyuvante en
de hábitos, valores y la formación de valores y
actitudes actitudes
5. Homos Videns
¿Quién realiza la formación de hábitos, valores y
actitudes, en una familia en crisis en nuestra
realidad social?.
6. El “homo videns”
Solo podría resurgir como PERSONA , si a la dimensión
cognoscitiva se le agrega la dimensión ética-formativa.
8. Se pierde la noción de persona y de público. La televisión forma una
persona, incapaz de pensar por si sola, expuesta a una sola influencia y
determinada por ella, SIN LIBERTAD.
9. El hombre debe recobrar su dignidad
de persona
“(…) En el centro del mundo te he colocado para que
observes, con comodidad, cuanto en él existe. Así, no te he
creado ni celeste ni terrenal, ni mortal ni inmortal, con el
propósito de que tú mismo, como juez y supremo artífice de ti
mismo, te dieses la forma y te plasmases en la obra que
eligieras. Tanto podrás degenerar en esas bestias inferiores
como regenerarte, según tu ánimo, en las realidades
superiores que, por cierto, son divinas.”
Pico de la mirándola.
(Al narrar como le habló Dios
al hombre en la creación)
10. El hombre debe recobrar la palabra
y de dejar de ser cosa
“¡Y si después de tanta historia ―dice Cesar Vallejo
en Y si después de tantas palabras―, sucumbimos,/
no ya de eternidad,/sino de esas cosas
sencillas, como estar en la casa o ponerse a cavilar!/
¡Y si luego encontramos,/ de buenas a
primeras, que vivimos,/ a juzgar por la altura de los
astros,/ por el peine y las manchas del pañuelo!/
¡Más valdría en verdad,/ que se lo coman
todo, desde luego!/ Se dirá que tenemos/ en uno
de los ojos mucha pena/ y también en el
otro, mucha pena/ y en los dos, cuando
miran, mucha pena… Entonces… ¡Claro!...
Entonces… ¡ni palabra!”