El documento habla sobre el poder de la lengua y la importancia de controlar lo que decimos. Aunque la lengua es pequeña, puede causar grandes daños al igual que un pequeño fuego puede prender un gran bosque. Solo Dios puede ayudarnos a dominar nuestra lengua mediante su Espíritu Santo. Debemos pedirle sabiduría para hablar con amabilidad y verdad para edificar a los demás.
DE LAS OLIMPIADAS GRIEGAS A LAS DEL MUNDO MODERNO.ppt
clase de ofensa.pptx
1. Porque todos ofendemos
muchas veces. Si alguno
no ofende en palabra,
éste es varón perfecto,
capaz también de
refrenar todo el cuerpo.
Santiago3:2
Sa 17:28 Eliab, el hermano mayor de
David, lo oyó hablar con los hombres y se
puso furioso con él. Le reclamó:
¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién
has dejado esas pocas ovejas en el
desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y
mal intencionado. ¡Seguro que has venido
para ver la batalla!
1Sa 17:29 ¿Y ahora qué hice? protestó
David. ¡Si apenas he abierto la boca!
LAS OFENSAS DENTRO DE LA
IGLESIA
2. Todos cometemos muchos errores
QUIEN NO COMETE ERRORES EN LO QUE DICE,
ES UNA PERSONA PERFECTA, Y ADEMÁS CAPAZ
DE DOMINAR TODO SU CUERPO. ESTE
VERSÍCULO APLICA A TODOS LOS CRISTIANOS.
NADIE ES INFALIBLE. TODOS TROPEZAMOS DE
MUCHAS FORMAS.
PERO CUANDO EL CRISTIANO TROPIEZA, ÉL
PUEDE CAUSAR QUE UN MONTÓN DE OTRA
GENTE, TROPIECE TAMBIÉN. ¿QUIÉN DE
USTEDES PUEDE DECIR, HONESTAMENTE, QUÉ
NUNCA HA DICHO NADA MALO, O DICHO
ALGO FUERA DE LUGAR? SI ASÍ FUERA, ¡ESA
PERSONA SERÍA PERFECTA! LA PERSONA QUE
PUEDE CONTROLAR SU LENGUA, PUEDE
CONTROLAR TODO SU SER.
3. El lenguaje vulgar también había sido un problema
durante la época del apóstol Pablo
En Efesios 4:29, él les dice a los cristianos de Éfeso: “No
pronuncien ustedes ninguna palabra obscena, sino solo
aquellas que contribuyan a la necesaria edificación, y
que sean de bendición para los oyentes.”
El mal hablar eran expresiones de sus vidas de antes,
pero ahora estaban fuera de lugar, con su nueva
identidad en Cristo. Ahora, sus vidas debían de ser
caracterizadas por un lenguaje puro. El Espíritu Santo
los ayudaría a proteger sus palabras, y les haría
convicción contra un lenguaje sucio.
4. A los caballos les ponemos un freno en la boca, para que nos obedezcan
y así podemos controlar todo su cuerpo. Y fíjense en
los barcos: Aunque son muy grandes e impulsados
por fuertes vientos, se les dirige por un timón muy
pequeño, y el piloto los lleva por donde quiere.
Al referirse al freno y al timón, Santiago presenta dos
cosas, que aunque chiquitas, como la lengua, tienen
gran poder. Un freno chiquito permite que el jinete
controle la fuerza del caballo, y un timón chiquito,
permite que el timonel dirija un barco enorme.
La lengua es un miembro chiquito del cuerpo, pero
posee el poder, para realizar grandes hazañas. Tanto
el freno como el timón deben de vencer fuerzas
contrarias. El freno debe de vencer la naturaleza
indómita del caballo, y el timón, debe de luchar
contra los vientos y las corrientes, que pueden
desviar el curso del barco.
5. David oró en el Salmo 141:3-4:
“Señor, pon un vigilante en mi boca; ¡ponle un sello a
mis labios! No dejes que mi corazón caiga en la
maldad.” David sabía que el corazón es la clave del buen
hablar. Por eso, Jesús dice en Mateo 12:34, “Porque de
la abundancia del corazón, habla la boca.”
El freno y el timón tienen el poder de dirigir. Eso
significa, que afectan la vida de otra gente. Un caballo
desbocado, o un barco que está naufragando, pueden
herir a muchos, ya sea, matando a los peatones en la
calle, o a los pasajeros del barco. Igualmente, las
palabras que decimos, pueden afectar otras vidas.
6. Así es la lengua
Aunque es un miembro muy pequeño, se jacta de grandes
cosas. ¡Vean qué bosque tan grande puede incendiarse con
un fuego tan pequeño! Y la lengua es fuego; es un mundo
de maldad. La lengua ocupa un lugar entre nuestros
miembros, pero es capaz de contaminar todo el cuerpo; si el
infierno la prende, puede inflamar nuestra existencia entera.
Proverbios 26:20–21 dice, “Nuestras palabras pueden causar
incendios. “Sin leña, se apaga el fuego, y sin chismosos se
acaba el pleito. Para hacer brasas, el carbón; para encender
el fuego, la leña; para encender los ánimos, el pendenciero.”
Como el fuego, la lengua también puede “calentar las cosas”.
7. CONCLUSIONES
La clave para evitar conflictos verbales se encuentra en
Proverbios 15:1, “La respuesta amable, calma la ira; la
respuesta grosera, aumenta el enojo.” Un pequeño
comentario puede comenzar una gran pelea. Cuando
nosotros, por la gracia de Dios, escogemos no
contratacar con nuestras palabras, honramos a nuestro
Señor Jesucristo.
En el Salmo 39:1 David escribe: “Decidí prestar
atención a mis caminos para no incurrir en pecado con
mi lengua; decidí refrenar mis palabras mientras
tuviera un malvado cerca de mí.” Frenar la lengua es
una decisión de tenemos que tomar. El hecho de que
ninguna persona puede domar la lengua, significa que
solo el Espíritu Santo nos puede librar de un lenguaje
pecador, así que tenemos que invitarlo a que lo haga
Debemos de reconocer, no solo nuestras propias
limitaciones, sino el hecho de que necesitamos Su
ayuda. De lo contrario, seguiremos causando
incendios con nuestras Palabras
Pídele al Espíritu de Dios que te enseñe a “pensar
antes de hablar,” a “invocarlo” cuando tu auto-control
no parece estar a tu alcance, y para que te ayude a
perdonar a aquellos, que como tú, están luchando por
dominar su lengua venenosa.
El Libro de Proverbios nos alienta a hablar la verdad, y
a buscar la paz, por medio de nuestras palabras.
Proverbios 15:4 dice, “La lengua apacible, es árbol de
vida; la lengua perversa, daña el espíritu.” Y Proverbios
15:23 dice, “El hombre es feliz cuando sabe responder;
¡y que buena es una respuesta oportuna!”
Un autor anónimo escribió: Una palabra imprudente,
puede prender la llama de una discusión. Una palabra
cruel, puede arruinar una vida. Una palabra oportuna,
puede disminuir el estrés, y una palabra cariñosa,
puede sanar y bendecir.