El documento denuncia el persistente acoso sexual que sufren miles de trabajadoras en República Dominicana. El acoso sexual viola la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y transgrede el derecho humano a la integridad. Además, obstaculiza las oportunidades de las mujeres y las excluye de la vida social y política. El documento apoya las exigencias de los sindicatos dominicanos para implementar acciones más enérgicas contra el acoso sexual, como campañas en los lugares de trabajo y
Informe Estudio de Opinión en Zapopan Jalisco - ABRIL
Minuta rep blica_dominicana_
1. No más acoso sexual a las trabajadoras de República Dominicana
Respeto al Convenio 111 OIT
Ginebra, 31 de mayo de 2014
Muy buenas tardes:
Junto con saludar la mesa que dirige esta comisión, quiero en nombre de la CUT y ANEF
de Chile, de la Internacional de Servicios Públicos y de Comisiones Obreras y el grupo de
trabajadores de esta Comisión respaldar la denuncia de los Sindicatos de República
Dominicana en contra del persistente acoso sexual del que son víctimas miles de
trabajadoras dominicanas en tanto éste constituye una de las peores prácticas
discriminatorias en contra de las mujeres.
El acoso sexual es la forma extrema de violencia hacia la mujer en el trabajo que
contraviene los principios de la Convención en contra de la discriminación hacia la Mujer
CEDAW, y transgrede un derecho humano fundamental como su integridad psíquica y
obstaculiza sus oportunidades de progreso, realización personal, y las excluye de la vida
política y social.
El acoso sexual es una muestra más de abuso de poder que se da en trabajos con
relaciones laborales desequilibradas, en que los trabajadores/as, individual como
colectivamente carecen de resguardos para el desarrollo de su trabajo en seguridad, y las
empresas no asumen su responsabilidad para detener estos abusos y los Estados
tampoco asumen su rol para intervenir y proscribir esta discriminación.
La grave amenaza a la integridad de las trabajadoras del acoso sexual es uno los flagelos
más duros de erradicar y no solo se da en R.D. ya que está enraizado en estereotipos
culturales machistas que aún santifican la supremacía de los hombres por sobre las
mujeres, que golpea con mayor fuerza a las trabajadoras más pobres y más necesitadas.
Tal como lo atestiguan las/los sindicalistas dominicanos el acoso sexual es una agresión
cotidiana para miles de trabajadoras, en especial en la zonas francas, ya que con un
entorno cultural desfavorable, con una justicia inoperante, con mecanismos de acción
estatal ineficientes, las mujeres no se sienten protegidas ni estimuladas a denunciar,
porque terminan siendo doblemente victimizadas, sufren la violencia institucional, y son
proclives a violencia intrafamiliar ya que se les termina responsabilizando como
iniciadoras y provocadoras de este acoso.
Por ello apoyamos sus exigencias en esta materia no solo respecto de la ley que prohíbe
el acoso sexual sino al necesario impulso junto con las organizaciones de trabajadores/as
de acciones e intervenciones más enérgicas, integrales y multisectoriales como:
1. Comisión igualdad de género tripartita y apoyo técnico,
2. 2. Sistema de justicia más adecuado a la discriminación, con mayores
sanciones contra el acoso sexual
3. Más campañas de incidencia en las empresas y centros de trabajo contra el
acoso sexual,
4. Cooperación contra el acoso sexual y la discriminación permanente que sea
preferentemente tripartita,
5. Preparación del personal de la justicia (que sí maneja los elementos de
violencia intrafamiliar, pero no se visibiliza en el aspecto laboral), y de todos
los actores que influyen o tienen injerencia en el tratamiento de esta
discriminación en especial los que tiene relación directa con las víctimas.
6. Mayor entrega de elementos de acoso en el trabajo, cómo afecta eso a la
mujer en su condición laboral y familiar,
7. Campañas de derechos reproductivos y sexuales de las mujeres en el
trabajo,
8. Mujeres migrantes presencia en el país.
En relación al problema sobre el VIH, seguimos considerando fundamental abordar
con enfoque de género la discriminación laboral y social que sufren las personas con
VIH dado que el 49% de las personas infectadas por VIH en el mundo son mujeres.
El VIH/SIDA no afecta del mismo modo a las mujeres y a los hombres por estar estas
últimas expuestas en los lugares de trabajo al acoso sexual, y en general, a la
violencia de género; porque son mayoría en la economía informal, trabajando por
salarios muy bajos, sin derechos, sin prestaciones; porque la pobreza acentúa
claramente la vulnerabilidad al SIDA; porque suelen ser quienes cuidan a personas
enfermas; por el trabajo sexual sin protección.
La Confederación Sindical Internacional (CSI) reclama, en su declaración contra el
sida, que se preste especial atención a los enfoques que tengan en cuenta la
perspectiva de género. También la Recomendación 200 de OIT sobre el VIH y el
3. sida y el mundo del trabajo, primera norma de carácter internacional centrada en el
VIH y el ámbito laboral, recuerda a sus estados miembros la necesidad de adoptar
políticas y programas nacionales relativos al VIH y el sida y el mundo del trabajo,
considerando a todos los trabajadores y trabajadoras, independientemente de
cualquier modalidad o régimen laboral y en todos los lugares de trabajo y sectores de
actividad económica.
Desde nuestro punto de vista, las situaciones que se dan en República Dominicana en
relación al VIH en el ámbito laboral son la evidencia del estigma y la discriminación
hacia las personas con VIH que obstaculizan su inserción laboral y exigen a la
brevedad negociar un pacto social del VIH entre Gobierno, Interlocutores Sociales y
Organizaciones Sociales y Sindicales para fijar planes de trabajo y aumentar
esfuerzos y recursos para acciones que permitan su desarrollo y puesta en práctica.
Esperamos que las exigencias y propuestas de las organizaciones sindicales de
República Dominicana sean bien acogidas y que prontamente las trabajadoras de ese
país puedan rencontrarse con la protección y seguridad a la que tienen derecho para
poder gozar de un trabajo decente.