El documento describe el canon bíblico, que incluye los libros del Antiguo y Nuevo Testamento considerados divinamente inspirados por la tradición judeocristiana. Explica que el canon del Antiguo Testamento se basó en la Septuaginta griega y que el Nuevo Testamento se formó a partir de los escritos de los apóstoles en los siglos I y II. Además, señala que la Iglesia Católica estableció formalmente el canon bíblico en el Sínodo de Roma de 382 d.C