2. Primera parte: La Esperanza
“Sean valientes y esforzados todos los que esperan en el Señor”
(Salmos 31, 25)
3. El fundamento de la
esperanza cristiana se
expresa en la primera
carta de San Juan:
“Nosotros hemos creído
en el amor que Dios nos
tiene” (1Jn 04,16).
4. El cristiano es quien cree en el amor
de Dios hacia los hombres y mujeres,
manifestado en Jesucristo, Dios hecho
hombre por amor nuestro.
5. Puede haber la sensación
de que nadie sabe a dónde
va, que nadie tiene
entusiasmo para proponer...
6. El cristiano, en medio de las
preocupaciones e inseguridades, tiene
una gran confianza: a mi persona y a este
mundo así, tal como somos, Dios nos
ama.
7. Y la prueba de que Dios nos ama es que a mí
mismo, a mí misma, a este mundo así,
corrompido, roto y perdido, Dios envió a su Hijo
único Jesucristo…
8. …presencia del
amor de Dios
hecho solidario
con la maldad de
los hombres y las
mujeres.
9. “Tanto amó Dios al mundo que dio a
su Hijo único, para que todo el que
crea en él no perezca, sino que tenga
vida eterna. Porque Dios no ha
enviado su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él”. (Jn. 3,16-17)
10. El fundamento último de
la esperanza cristiana es
que Dios tiene esperanza
en nosotros.
11. Sí, sí, el fundamento
de la esperanza no
está en que nosotros
esperamos en Dios,
sino en que Él
espera en nosotros.
12. Segunda parte: La Paciencia
“Pero tú eres paciente con todas las cosas porque son tuyas”
(Sab 11,26)
“Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo”.
(San Francisco de Asís).
13. En este mundo, en este
tiempo, en este Adviento, se
nos habla de Paciencia.
14. Entendemos
por paciencia,
siguiendo la
línea del tema
anterior: Saber
dar tiempo a
las situaciones
y personas.
15. Saber que las cosas buenas
necesitan tiempo y empeño, que
nada crece sin tiempo y sin
dedicación.
16. Saber que no es resignación
sino que es algo así como
constancia, voluntad de
permanecer con coraje y
con ternura a pesar del
fracaso.
17. Y también como ternura,
cuidado, cariño y esmero,
“poner amor en las cosas”.
18. Pero ¿por qué tener paciencia si
parece que es urgente cambiar mi
situación, mis actitudes y la realidad
de nuestro mundo? ¿Por qué?
19. Porque Dios es
paciente.
Porque la
paciencia es
una
característica
de Dios.
20. Este tema de la paciencia de Dios lo
tenemos en muchos lugares de su
Palabra. Además del ya citado de
Lucas, ponemos los siguientes: Is.
54,10; Neh. 9,30-31; Sab. 11,22-26.
21.
22. En continuación de la
Esperanza, si es Dios quien
espera en nosotros y
nosotras, también Dios es
paciente en y con nosotros y
nosotras.
23. La PACIENCIA es
también la
capacidad de
invertir en la
vida nuestro
capital de amor,
de trabajo, de
dedicación, de
fe...
24. …A pesar de su fragilidad, de su
pobreza, aunque no se vean muchos
resultados, aunque el resultado no
sea el esperado.
27. La persona sencilla resulta, por
eso, cercana, coherente, clara,
veraz, creíble.
28. La sencillez se relaciona y se vive
con la dulzura y la sabiduría.
29. Pero sabiduría como conocimiento natural
de lo que una persona es y de cómo debe
ser, no se trata de tener grandes estudios,
sino de sabiduría del conocimiento de sí
mismo.
30. La sencillez nos
libra de
pensamientos
que nos cansan,
nos estresan,
pensamientos
complicados y
extraños.
31. La sencillez no es vivir
sin nada, sino vivir sin
estar atados a nada,
por eso la sencillez es
libertad de ser, de
hablar, de expresarse y
de comportarse.
32. De la sencillez surge la
generosidad. La generosidad es
compartir con un espíritu libre los
talentos que se poseen.
33.
34. La persona
sencilla se
ofrece
gratuitamente,
con amabilidad,
sinceridad, sin
condiciones.
35. Y en este punto conectamos con la
Esperanza y la Paciencia de los
temas anteriores. Porque la
persona sincera está abierta a los
demás, a sus situaciones, a su
realidad, y colaborar con esa
realidad.
36. El sencillo no teme que el otro
tenga o sepa más que él porque
simplemente es sencillo.
37. Deberíamos poner más cualidades
de las personas sencillas, por
ejemplo la verdad, la belleza
interior…
38. …pero lo
resumiríamos
así: La sencillez
es una virtud
que lleva a
mostrarse tal
como uno es,
porque sencillez
es naturalidad.