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Año 3 N°9|Diciembre 2023
Vanguardia Luterana. Revista de publicación cuatrimestral, tiene por finalidad difundir es-
tudios e investigaciones en el campo de las ciencias vinculadas con la teología y la religión
comparada desde la perspectiva bíblica.
Las posiciones de los autores reseñadas en esta publicación, no reflejan necesariamente
los puntos de vista oficiales de Vanguardia Luterana.
Publicaciones en abril, agosto y diciembre. Contacto: vanguardia1517@gmail.com
Editor:
† Dr. José Gregorio Rivas
Redacción:
Dra. Mery del Valle Escalona Rangel
Diagramación:
† Dr. José Gregorio Rivas.
Imagen portada:
Adoración de los Pastores (Museo de Albacete). Detalle.
Juan Correa de Vivar.
Revista Vanguardia Luterana
República Bolivariana de Venezuela
Barquisimeto estado Lara.
E mail: vanguardia1517@gmail.com
© 2023 AIELIH
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY
Depósito Legal: LA2021000294
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Reconocimiento-No Comercial-Compartirigual 4.0 Internacional.
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15
Contenido
El ejercicio de la verdxadera sabiduría.
La navidad.
La contemplación.
“Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les conceda gracia y paz.”
En la actualidad en varios países se viven momentos difíciles. Se puede afirmar, sin
temor a equivocación, que se encuentran divididos en grupos: oficialistas, oposición y
los que están a la espera que ocurra algo para alinearse.
Cada grupo actúa conforme a sus intereses y «convicciones». No obstante, los
resultaos son el producto de la sabiduría con que han actuado. De igual forma, en
muchas iglesias ocurren situaciones parecidas: hay divisiones, agresiones verbales,
rivalidades y cosas semejantes, producto de la sabiduría con que se guían sus miembros.
En el mundo, esta conducta podría tildarse de normal; ¿puede ser normal en una
iglesia? Y si esto sucede en la casa de Dios, ¿a qué se debe?, ¿qué sabiduría es la que
guía la vida del hombre?
En el texto bíblico, del apóstol Santiago 3:13-18, el autor sagrado describe os clases
de sabiduría, como respuestas a nuestras interrogantes: una falsa, que no procede del
cielo; otra que es verdadera, procede de lo alto. Nos muestra los peligros de la primera
y las cualidades de la segunda.
Santiago comienza su análisis preguntando: “¿Quién es sabio y entendido entre
ustedes? Su pregunta constituye un desafío a demostrar tal entendimiento, su origen y
propósito.
La Sabiduría Falsa.
Asumiendo que alguno levantara la mano o gritara: “Yo soy sabio”, Santiago lo
exhorta a “que demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con humildad
que le da su sabiduría”, ya que las acciones hablan más fuerte que las palabras, incluso
en el caso de los sabios y entendidos.
El Ejercicio de la
Verdadera Sabiduría
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 5
El apóstol Santiago no está pensando en la sabiduría (sofía) como un cuerpo de
conocimiento acerca del mundo o de la vida en general, sino como un estilo de vida.
En los versículos 14 y 15 leemos: “14
Pero si ustedes tienen envidias amargas y
rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad.
15
Ésa no es la
sabiduría que desciende de lo alto del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y
diabólica”.
Estos versículos señalan que la sabiduría falsa se manifiesta en una conducta mala,
marcada con envidias y rivalidades.
La envidia se puede definir como el deseo de tener lo que otra persona posee. El
individuo envidioso desea más porque no puede soportar que otro tenga mayores logros
y quiere privarlo de ellos, es una persona tóxica. La envidia socava los cimientos sobre
los que se semientan las buenas relaciones: confianza, cooperación, gratitud y amor.
La Palabra de Dios, la Biblia, muestra ejemplos sobre la envidia y sus graves
consecuencias:
1. La muerte de Abel a manos de su hermano Caín fue el resultado de la envidia que
tuvo Caín de su hermano porque este había logrado el favor de Dios.
2. Los planes del rey Saúl para matar a David fue el resultado de la envidia del rey
Saúl por la popularidad de David.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
6
3. De igual forma, la envidia fue lo que causó la caída de Satanás.
La envidia es un obstáculo para servir a Dios y al prójimo porque “el corazón
tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos” (Pr. 14:30).
Por otro lado, la rivalidad se goza en una actitud que generalmente termina por
destruir la unidad del cuerpo de Cristo. Santiago enfatiza en el espíritu contencioso que
se deleita en provocar daño y perturbar la buena marcha de la obra de nuestro Señor
Jesucristo.
De igual modo, se dice que la sabiduría falsa es conocida por su origen y se califica
con tres adjetivos:
1. Es terrenal. Pertenece al mundo y a esta era. Sus valores no superan el nivel del
mundo, donde reinan las tinieblas y el pecado.
2. Es puramente humana. No cuenta con los recursos del Espíritu de Dios, y en
consecuencia está alejada de él.
3. Es diabólica. Por estar teñida de envidias y rivalidades.
En resumen, la sabiduría falsa, la que no proviene de Dios, lleva al desorden y a toda
práctica perversa, lo que se puede demostrar con un estudio de la historia de la iglesia.
Ningún creyente puede jactarse de una sabiduría como ésta, que está estrechamente
aliada con el mundo, la carne y el diablo.
La Sabiduría Verdadera.
La única protección verdadera contra la sabiduría falsa y sus consecuencias es la
sabiduría que desciende del cielo. El cielo es la región e la ciudadanía espiritual se los
creyentes; es la morada de Dios (Mt. 5:16; 12:50; Ap. 3:12; 11:13; 16:11 y 20:11). Por lo
tanto, esta sabiduría que desciende del cielo es la sabiduría de Dios.
Santiago, inspirado por Dios, al respecto expone: “En cambio, la sabiduría que
desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de
compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera” (Stg 3:17). El apóstol, describe la
sabiduría verdadera con seis características:
1. Es pura. Es santa, está totalmente dedicada al servicio de Dios. Esto significa que
la persona es sincera en su obediencia a Dios, sin tener motivos ocultos en sus deseos
de santidad, “porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus
labios” (Pr 2:6).
2. Es pacífica. Contribuye a establecer la paz, es amiga de la paz. En consecuencia,
describe relaciones armónicas entre personas; implica ausencia de agresión, bien sea
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 7
física o la más característica entre las iglesias: la verbal; también se refiere a las relaciones
armónicas entre Dios y el hombre, conseguidas mediante el Evangelio, porque “el
orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos” (Pr
13:10).
3. Es bondadosa. No es cabeza dura o terca. No se rehúsa a hacer algo porque otro
lo haya sugerido. Por el contrario, es complaciente, lo que indica a una persona que está
dispuesta a aprender, a ser corregida.
Sabe hacer concesiones, no insiste en sus derechos, es objetiva. No impone puntos
de vista ni se deja llevar por la soberbia.
4. Es llena de misericordia y de buenos frutos. Lejos de mostrar envidias y odios, se
caracteriza por la compasión, su fruto es la disponibilidad, la bondad, el gozo y una vida
más plena. Es paciente con débiles y caídos.
5. Ofrece ayuda; es decir, no es una emoción que no llega nunca a la acción. Mal
podríamos decir que sentimos pena por los que sufren las inclemencias de la naturaleza
o de la vida, mientras derrochamos las bendiciones de Dios que por amor y misericordia
nos ha dado y no hacemos lo posible por ayudarlos.
Dios nos exhorta con firmeza: “compórtense sabiamente con los que no creen en
Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea
siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno” (Col 4:5-6).
6. Es imparcial y sincera. Lo que significa que la persona tiene un corazón orientado
solamente a seguir a Dios, a diferencia de la persona de “doble cara”. El término sincero
significa que no hay falsedad o actuación teatral en lo que dice o hace la persona: no es
hipócrita.
El escritor sagrado resume todo lo anterior como sigue: “18El fruto de la justicia se
siembra en paz para los que hacen la paz.” Es decir, los que buscan y procuran la paz,
siembran en el huerto una semilla que ha de producir excelentes frutos de justicia.
Hacen pues, una labor opuesta a los falsos sabios, que en sus envidias y rivalidades
provocan la agitación y el desorden, con lo que la justicia es violada y quebrantada.
Nuestro Señor Jesús dijo: “dichosos los que trabajan por la paz, porque será llamados
hijos de Dios” (Mt. 5:9). Son hijos de Dios porque están actuando como su verdadero
padre, produciendo el tipo de justicia que agrada a Dios.
Finalmente tenemos que:
La sabiduría falsa, además de ser terrenal, humana y diabólica tiene como frutos:
rencor, divisiones, riñas y chismes, entre otros. Es enemiga de la unidad y el
compañerismo. Nada bueno puede crecer en un ambiente en el que las personas están
en constante rivalidad y desacuerdo.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
8
En una comunidad en la que hay agresividad, rivalidades y peleas es terreno estéril
en el que no pueden germinar ni producirse semillas de la justicia.
Quienes fomentan las rivalidades y divisiones en las iglesias actúan como enemigos
de Dios y como instrumento de Satanás.
Pero este terreno que es estéril para la justicia de Dios es muy fértil para que Satanás
deposite en él su semilla, y sin mucho esfuerzo esta se multiplica rápidamente ya que
son muchos los que con su conducta y testimonio ayudad a su engrandecimiento de su
obra, sirviendo como tropiezo para el prójimo. Al respecto, el Señor ice. “no seas sabio
en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal” (Pr. 3:7).
En contraste con la sabiduría falsa, tenemos la sabiduría de Dios. El resultado de la
sabiduría de lo alto es la justicia. Esto es logrado por los pacificadores, aquellos que en
la comunidad luchan constantemente por la reconciliación, la pacificación y la unidad,
sin las cuales desaparecería la comunión. Sólo en el suelo fértil de la reconciliación mutua
puede crecer y florecer la justicia.
Todo nuestro saber es parte de la creación de Dios, pero el uso de nuestros
conocimientos es provechoso solamente cuando hay una relación de amor con Dios. Sin
tal relación, la sabiduría se vuelve incontrolable y al servicio de la maldad.
Al someter nuestro conocimiento a Dios, lo utilizaremos constructivamente y para el
beneficio de todos. Nuestro Dios, Uno y Trino, por puro amor y misericordia, ha redimido
al mundo por la sangre de Jesucristo. En agradecimiento, aceptamos con humildad, todo
conocimiento y lo colocamos al servicio de la gloria de Dios y el bienestar de la
humanidad.
“Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvaos, ni se detiene en la senda
de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos” (Sal. 1:1).
Amados en el Señor, “pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso,
les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor” (Ef 1:17).
“La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, cuidará de sus corazones y sus
pensamientos en Cristo Jesús”
Amén.
+José Gregorio Rivas
Arzobispo Primado AIELIH
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 9
¡Llegó la navidad! Palabra conocida en el mundo entero, su significado muy claro,
del latín "Nativistas"(genitivo Nativitatis) que significa nacimiento.
No estamos hablando de cualquier nacimiento, aunque todos los nacimientos son
de importancia sublime. “Por eso, el Señor mismo les dará una señal: la virgen concebirá
y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel” (Is 7:14).
En esta fecha de noche buena hasta la llegada de los reyes magos, los registros
históricos bíblicos nos narran el nacimiento de un niño llamado Jesús, que significa
"Salvador", cuyo origen genético no fue voluntad de carne ni de varón, sino de Dios,
llamado el Hijo de Dios. El verbo hecho carne, el ungido de Dios, el Mesías, es llamado
por San Juan; la luz, en otro evangelio: el sol de justicia.
Su nacimiento estuvo lleno de fenómenos no naturales, empezando por el embarazo
de una virgen, con amor y devoción. La virgen María "Mirian", a la cual se le apareció un
ángel dándole el anuncio, cumplimiento profético: porque una virgen parirá un hijo, su
nombre es Emanuel que significa: "Dios con nosotros". “Todo esto sucedió para que se
cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen concebirá y
dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros») (Mt 1:22-
23). La noche de su nacimiento una estrella brillante sirvió de guía, como brújula, a los
reyes magos que venían del oriente para adorar al niño, trajeron regalos especiales: oro,
incienso y mirra, entre otros. Ángeles anunciaron el nacimiento a los pastores en el
La
Navidad
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 11
campo, porque había nacido en la ciudad de
Belén un salvador el cual es Cristo el Señor.
Y “los pastores regresaron glorificando y
alabando a Dios por lo que habían visto y
oído, pues todo sucedió tal como se les
había dicho” (Lc 2:20). Él salvará a su pueblo
de su pecado. Fue tan aceptada y creída su
llegada que el rey Herodes mandó a matar a
todos los primogénitos tratando de eliminar
a este niño que sería “Rey".
Todos los cristianos de iglesias históricas
y modernas celebran según el calendario
litúrgico, desde el 25 de diciembre hasta el
bautizo de Jesús, el tiempo de Navidad.
Acompañado de tradiciones según la
diversidad cultural, comidas típicas, bailes,
regalos, obras de teatro, el árbol de navidad.
El alumbrado de calles y plazas con luces,
fuegos artificiales. En cada país es distinta la
celebración, pero tenemos todos en común
la alegría de la feliz navidad porque nos ha
nacido el Salvador.
Una noche de invierno, en el año 1536,
dice la leyenda que Martín Lutero caminaba
por un bosque de pinos cerca de su casa en
Wittenberg, cuando levantó los ojos y vio
miles de estrellas brillando a través de las
ramas de los árboles de pino, esto lo inspiró
a colocar un abeto iluminado con velas en su
casa esa navidad. Poco a poco la tradición se
fue extendiendo por los hogares del sur de
Alemania.
Todas estas tradiciones culturales nos
llevan a un mismo objetivo, a considerar y
recordar la navidad, su significado místico y
profundo, donde también se refleja de
manera milagrosa la reunión familiar, los
regalos a los niños, el abrazo de feliz noche
buena y feliz año, pero sobre todo los
sentidos; la participación de las misas
navideñas, los cánticos de adoración que nos
dejan mucha enseñanza y nos dan comunión
con el hijo de Dios hecho carne (Is 9:6-7)
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y su
nombre admirable, consejero, Dios fuerte, Padre eterno, príncipe de paz. Su
advenimiento es un milagro del cielo dado a los hombres para que todo aquel que ponga
sus ojos en Jesús el autor y consumador de la fe, reciba milagros y maravillas.
Todos los niños nacen para sí mismos o para sus padres, Jesucristo es el único del
cual se dice que “nos ha nacido”. Esto ocurre porque Cristo nació para nosotros, para
nuestro bien. (Lutero, 1525).
Cristo, ¡en verdad es un Rey asombroso y extraño, que está más cercano a nosotros
precisamente cuando está más alejado, y que está más alejado cuando está más cercano!
Que esto no nos parezca asombroso, se debe a que nos falta el conocimiento cabal y la
experiencia. (Lutero, 1525).
Es posible que no te has dado cuenta de los favores concedidos, respuestas a tus
oraciones, pero en esta navidad la invitación está dada para invocar el nombre de Jesús,
vivir una navidad en paz y armonía con los tuyos, recordar los regalos que su infinita
providencia ha dado a tu vida y a dar gracias a Dios por todo, que se haga la voluntad
correcta agradable y perfecta en beneficio del bienestar espiritual, físico, emocional,
familiar.
La navidad en tiempo para dar... de reflexionar en las grandes cosas que Dios ha
hecho, hace y continuará haciendo por nosotros.
Feliz navidad para todos...
La bendición de Dios todopoderoso esté con ustedes siempre.
+ David Joel Carrasco.
Obispo Iglesia Católica Luterana de Venezuela.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 13
La Contemplación: Concepto, Forma de Vida y Aplicación Actual.
El Mover hacia la Felicidad: El Hesycasismo
Éste es una movimiento espiritual poco conocido en Occidente y que en el mundo
cristiano de Oriente lleva largos siglos de práctica, con los vaivenes propios de la historia,
incluidos sus detractores.
Lo indudable es que ha dado lugar al surgimiento de grandes y muy valiosos
Maestros Espirituales -llamados starets entre los monjes ortodoxos rusos –cuyos textos
y compilaciones no pierden actualidad, sobre todo ante la legítima búsqueda que
ambicionan.
Nada menos que la Paz Interior y la armonía de la vida. En una palabra, la felicidad
plena, serena y repleta de quietud interior.
Algunos dicen que el hesicasmo o hesiquiasmo, formas también de nombrar a este
mover espiritual, ha recibido influencias de la India pues tiene semejanzas con algunas
prácticas fisiológicas que pueden verse entre sus devotos y Maestros. Otros, sostienen
que fue a la inversa, y que fue la práctica de los antiguos Padres y Madres del desierto
la que influye en la India.
La
Contemplación
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 15
Sea de una u otra forma, debemos remontarnos al siglo IV de nuestra era para
encontrar los primeros testimonios entre los cristianos de esta práctica espiritual.
El hesicasmo es una doctrina y práctica ascética. Ascesis quiere decir ejercicio, y se
refiere al ejercicio interior, a la disciplina del alma, a la creación de hábitos positivos de
pensamiento y conducta.
Es en Evagrio Póntico, siglo IV, en quien encontramos interés en el hesycasismo. No
es de extrañar que un hombre que estuviera tan dedicado a la superación espiritual,
hallara en estas prácticas una herramienta para tal fin.
Una práctica que tiene dos pilares: la ascesis y la contemplación. ¡Y las dos resultan
un desafío para las personas del tiempo presente!
El ejercicio interior, el cuidado espiritual ha caído “en desuso”, aunque las
aspiraciones del ser humano sean las mismas: la Paz y la Felicidad plenas. Es como si las
principales herramientas hayan dejado de ser protagonistas de los más grandes anhelos
de la persona humana.
Un gran Padre de la antigüedad, Máximo el Confesor decía: “La contemplación es
una acción en potencia, y la acción es una contemplación activa; la virtud es la
manifestación del conocimiento, y el conocimiento es la fuerza que protege la virtud”.
Y de conocimiento se trata. De práctica, de herramientas útiles para mejorar la
calidad de vida, que estoy convencido empieza de adentro y se ve en el afuera de la
vida.
Entre estas herramientas útiles, he de rescatar las olvidadas por la historia, para la
búsqueda legítima de ese grito ancestral que anida en el alma humana a la hora de luchar
por su felicidad. Y bien digo luchar, porque la búsqueda de la felicidad y la paz son parte
de la gran batalla espiritual en la que nos enfrentamos con el diablo y sus agentes visibles
e invisibles.
Cuando hay lucha es porque hay batalla. ¡Y vaya si no estamos en un tiempo de
batalla espiritual!
Algunos han delegado, donado me atrevería a decir, sus anhelos más íntimos por
esta felicidad última en otras personas, en los liderazgos políticos, en las promesas vanas
del mundo finito, y la Biblia bien dice: “maldito el hombre que en el hombre confía”
(Libro del Profeta Jeremías 17:5) y éste resulta el versículo que significa la mitad de la
Biblia exactamente.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
16
Y así Dios lo ha querido pues creo se refiere directamente a confiarle a otro, a
entregarle a otro la dignidad personal por la conquista de esa paz y felicidad.
Otros lo hacen con las drogas y las “pastillas de la felicidad” que propone la ciencia.
Sin embargo, siempre queda una sensación de vacío que el diablo termina utilizando:
con los mecanismos de desenfreno: el juego, la lujuria, la avaricia.
En definitiva, las pasiones desordenadas de las que hablan las Madres y los Padres
del Desierto.
Y es cierto que no existen lugares vacios: lo que no ocupa un cuerpo lo ocupa otro.
Hasta la física lo define así. En el mundo espiritual es igual.
Por ello, el ejercicio interior no se trata solamente de desligarse, desprenderse de
lo que ata el fluir de la vida, sino también de llenarse de aquello que facilita ese fluir.
De otro modo, solamente estaremos proponiendo una des-integración del alma, una
disolución de la persona espiritual, para ir hacia la nada que sigue a esta existencia y
ésta no es nuestra propuesta final ni el resultado eficaz del trabajo espiritual digno.
La des-integración, el Nirvana, con todo respeto, no nos es propio. No somos para
nunca más ser. ¡Somos porque Dios nos ha hecho! Ex-sistimos para sistir.
Recuerdo a un gran maestro del Islam que me honró con su amistad muchos años y
que una vez me dijo: En la repetición del Nombre de Dios encuentro la Paz.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 17
Me sorprendió ese día con su sintonía absoluta con la tradición de los Padres y
Madres del Desierto cristiano.
Porque ya abunda decir que este movimiento no le pertenece a una tradición
eclesiástica, sino que es un mover espiritual de contemplación y acción propiedad de la
Iglesia Cristiana toda, desde sus inicios.
Y ésa afirmación me la regaló aquel maestro, cuando yo le pregunté cuál era para él
el camino hacia el encuentro con la Paz Interior.
Creo que los verdaderos buscadores de Dios confluyen, unen sus corrientes al final
del camino, cuando son sinceros y dóciles al Espíritu Divino. Después de todo hay que
creerle a Jesús cuando dice que el Espíritu sopla donde quiere (Cfr. Juan 3:8).
Sostenemos que la virtud es la manifestación del conocimiento –de otro modo: ¿cuál
sería el sentido de estudiar la Palabra de Dios y buscar su Voluntad?-, por ello quiero
proponer un conocimiento que nos ayude a todos en este tiempo de des-orden personal,
familiar y social que parece haber perdido su norte espiritual.
Podríamos comentar muchos aspectos de las experiencias de las Madres y los Padres
antiguos, de los místicos propios de la Reforma, pero entonces estaríamos escribiendo
un Tratado y no es la intención.
Podrán encontrar escritos sobre la vida de Evagrio Póntico en muchos lugares e
incluso algunos de sus textos –no todos por cierto– porque aún no se han terminado de
traducir, ya que por un largo tiempo, varios siglos en verdad, fueron condenados por la
misma Iglesia de Roma que hoy lo permite conocer.
Su silencio obligado ha demorado en mucho los caminos de la hesiquia.
Hablo de la Iglesia de Occidente, remarco, pues hoy el hesiquiasmo se sigue
practicando, por ejemplo, entre los monjes del Monte Athos y otros Monasterios del
rito cristiano oriental.
¿Será por eso que estas Iglesias tienen tal percepción de los carismas espirituales?
Un ejemplo de ello es que reconocen el carisma del exorcismo entre sus fieles. Son
personas de reconocida autoridad para expulsar demonios y que no requieren de una
ordenación eclesiástica para ello, como en muchas Iglesias de Occidente.
Asimismo relacionan el silencio buscado en la práctica del hesicasmo como un camino
para recibir revelaciones sobre el futuro.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
18
Vamos por orden: Son tres las necesarias condiciones de la práctica hesicasta: el ya
nombrado silencio y también la soledad, que no es una huída de otros, sino una
prescindencia de lo externo para no distraer la atención y el ejercicio de la quietud que
tiene varios objetivos; el control de los propios pensamientos y su adiestramiento, la
necesidad de liberación de las preocupaciones que con su carga negativa empañan la
búsqueda de la Unión con Dios y la sobriedad de las costumbres y los gestos.
El Hesycasmo en general ha recibido críticas no tanto por su búsqueda del silencio
y la soledad sino sobre todo por la quietud. Se entendió que dicha quietud expresaba
un desinterés por lo que alrededor sucedía y que ello causó hasta derrotas militares en
su momento.
Sin embargo, hoy podríamos decir que los tres resultan “amenazantes” para el
hombre y la mujer modernos. Ya no se busca el momento de soledad (hay muchos que
hasta tienen miedo de estar consigo mismos, aunque parezca increíble). Las personas
tienen temor al silencio y la quietud parece ser una pérdida de tiempo.
De este modo, permanecemos alejados de herramientas de gran valor,
imprescindibles diría yo, para hacer el camino hacia la paz y la felicidad reales.
EJERCICIO PARA COMENZAR A ORIENTAR EL CORAZÓN HACIA DIOS:
Una de las más poderosas formas de orar y prepararse para la contemplación es la
oración de la respiración.
1. cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Siente su ritmo.
2. Retiene el aire por unos segundos y suéltalo. Repítelo al menos cinco veces.
3. Une la inspiración con la expresión: SEÑOR y la expiración con el Nombre Santo:
JESÚS.
4. Haz la práctica en el momento del día –o al final del día– durante 10 minutos al
menos los primeros 10 días en lugar apartado.
5. Comienza a orar con la respiración en algún lugar concurrido y prueba tu
concentración.
Verás que te pacificará cada vez que lo hagas.
Otra expresión utilizada en forma clásica para esta forma que nos acerca a la oración
incesante es la del Evangelio: “Señor Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí pecador.”
(Lc. 18:38), pues contiene el Nombre Santo, la adoración y el reconocimiento humilde
de nuestros pecados.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 19
Señor Jesús, me dispongo en Tu Presencia para comenzar esta nueva etapa
espiritual que me acerca a Ti con todo mi ser.
Dame la Gracia de poder contemplar tu Presencia en mi interior y con ella
regálame tu Paz y Armonía.
Que el suave rocío de tu Espíritu Santo inunde mi mente y mis latidos para
que contemple mejor tu hermosura.
Te doy gracias, porque lo estás haciendo ahora.
Amén y Amén.
Este es un mundo divertido. En toda su expresión, pues di–vertido quiere decir estar
arrojado fuera de uno. Las personas están divertidas en todo el sentido del término. El
ruido se vuelve excusa para no centrarse en uno, para no recuperar ese centro desde el
que volvemos en sí.
Recordemos: el hijo pródigo estuvo lejos de la Casa del Padre y permaneció divertido
mucho tiempo; hasta que se le acabaron las excusas (en su caso el dinero y con su
ausencia, se acabaron los supuestos amigos) y se encontró donde no quería (dándole
de comer a los cerdos y comiendo él mismo de la comida del chiquero) hasta que volvió
en sí y decidió tomar el camino de vuelta a la Casa Paterna. ¡Y allí estaba el Padre
esperándolo, mirando a la distancia y corriendo a su encuentro para abrazarlo!
Es hermosa la Parábola sobre este hijo –que todos hemos sido o somos en un
momento de la vida– y para el que quiera leerla completa la encuentra en la Biblia, en
el Nuevo Testamento, precisamente en el Evangelio de San Lucas cap. 15:11-32.
Y San Lucas, cabe decir, era médico y se acerca al cristianismo sin haber conocido
personalmente a Jesucristo porque intuye que la salud comienza en el interior.
De pueblo en pueblo fue escuchando sobre Aquel que primero perdonaba los
pecados, sanaba el alma y después sanaba el cuerpo. Así, en el camino recibía las noticias
del paso de Uno que levantó paralíticos, curó leprosos, devolvió la vista a los ciegos y
hasta resucitó muertos. El ruido se vuelve excusa para no centrarse en uno, para no
recuperar ese centro desde el que volvemos en sí. El hijo pródigo, mientras estuvo
divertido permaneció hasta el cuello de lodo y excremento de chanchos. Era como estar
muerto.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
20
Estar hasta el cuello de Dios supone el incómodo camino de retorno al Sí Mismo.
Hacer el camino de vuelta a nuestro interior requiere el silencio (la reflexión sincera y
profunda) y la soledad (la ausencia de malas compañías y/o distracciones) y la quietud
(sobriedad de gestos y acciones).
Sólo hay que atreverse a marchar.
Dejar de estar hasta el cuello de olor a chanchos y dejarse inundar hasta el cuello de
la Presencia del único que garantiza Paz y Felicidad verdaderas. Dios huele bien. La
fragancia de Su Santo Espíritu es reconocida como olor de santidad, y esto ha quedado
como testimonio en la historia de muchos amigos de Dios, al momento de partir de este
mundo.
Lo ineludible es hacer el camino. Nadie lo puede hacer por nosotros.
Lo hizo Lucas médico para conocer al que sanaba al hombre entero.
Lo hizo el hijo pródigo de la Parábola para encontrarse con el abrazo de luz de Dios
nuestro Padre.
Lo hizo Evagrio Póntico en el Desierto y con él todos los custodios del valor inmenso
de la hesicasia.
Y si te atreves, lo harás tú también con la seguridad de la compañía de la Familia
Celestial.
Dicen los que saben de estas cosas que el anhelo de felicidad está impreso en el
alma del hombre porque lleva la firma de Dios. Lo creo así, porque de otro modo, no
sería la mayor búsqueda de todos los tiempos.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 21
Agustín lo expresaba en sus Confesiones (1,1): ”Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro
corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti”. Este mismo varón del Siglo IV decía
que el anhelo de Dios ya es oración. Es decir, el querer que Dios esté cerca nuestro, el
desear su compañía ya es tenido en cuenta como una plegaria para el Cielo.
1. Siéntate cómodamente.
2. Pon tu mano derecha en tu muñeca izquierda y siente tu pulso.
3. Concéntrate sólo en eso por cinco minutos.
4. Comienza a repetir la oración del corazón al ritmo de tu pulso. (Sugerencia: Señor
Jesús, lléname de Tu Amor). Hazlo al menos veinte veces seguidas.
5. Deja de tomarte el pulso y sigue orando.
6. Luego de otras veinte veces, vuelve a sentir tu pulso por un breve instante para
comprobar que la oración está acompasada con él.
7. Extiende lo más posible el ritmo de la oración y deja que se instale en tu interior.
Verás que la oración seguirá “impresa”, internalizada, al ritmo de tu pulso.
OBSERVACIÓN IMPORTANTE: A lo largo de este trabajo te doy alternativas en
frases de la Oración del Corazón, que conduce a la contemplación aún en medio de la
actividad. Tiene que elegir una y con ella imprimir el corazón. Sólo una y por varios años.
El Espíritu Santo te indicará cuándo moverte hacia otra invocación, sea de pedido, de
bendición o de perdón. El desafío es perseverar en la propia invocación del Nombre,
según te sea inspirado.
Señor Jesús, instrúyeme, sé mi Maestro para que con la suavidad de Tu
entrañable Amor aprenda yo a amarte en el silencio, en la quietud, en la
contemplación orante del corazón.
Que tu Santo Espíritu fluya y ore en mí con silencios inefables que puedas Tú
traducir en lenguaje celestial.
¡Enséñame a orar en lenguas con mis latidos!
Que te respire Jesús, y pueda así llenar de tu perfume mi vida y a todos a mi
alrededor.
Te doy gracias, Señor, porque lo estás haciendo ahora.
Amén y Amén.
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Al igual que el anhelo de felicidad, el anhelo de Dios lleva la firma del propio Dios.
Estamos seguros que así es, porque la fuente es la misma. El Creador anima a su creatura
a ir hacia Él y le acompaña en ese camino.
El espíritu puede lograr esa experiencia directa de Dios en la medida en que se
entregue pacíficamente –se rinda– al Espíritu de aquel que lo inspira.
Aquí se hace necesario aclarar que no somos individuos: cuerpo y alma, sino
indivitrios: cuerpo, alma y espíritu.
Algunos pensadores –como Aristóteles– dejaron de lado el concepto del espíritu
para poner todo su empeño en la dimensión racional del alma, la psique, y desde esa
mirada no es posible tener un encuentro con Dios, que siempre será un encuentro trans-
psicológico, pues superará la psique –el alma– para adentrar al espíritu humano en la
aventura de zambullirse en Dios.
Para estar hasta el cuello de Dios, hay que zambullirse en Él. Pero a su vez esto se
logra solamente con su ayuda, pues el que puso el anhelo en el corazón humano, es el
único capaz de llevarlo a su cumplimiento.
Así, el crecimiento espiritual, el avance hacia la plenitud del ser, la clara realización
del objetivo de la vida no se logrará con la propia voluntad por más empeño que se
ponga en ello, sino con el auxilio del que se hace camino y encuentro a la vez.
En el ejemplo del agua aún lo vemos más claro: el abismo inmenso de su profundidad
es señal de Su Presencia.
Recuerdo un relato del admirado Anthony De Mello que decía más o menos así: Dos
peces se encuentran nadando y uno le pregunta al otro: ¿Qué buscas? –Busco el océano,
responde éste. Sorprendido, el que había preguntado dice: ¡Pero si estás en él! Y muy
triste, como si no fuese comprendido, el otro respondió: Pero si esto es solamente agua.
Y se alejó.
Por eso, la concepción dualista del hombre, empobrece al hombre y frustra su intento
legítimo por su plenitud. Esta concepción dualista es propia de la mayoría de los textos
de autoayuda.
La dirección espiritual ha de asumir esa otra dimensión opacada pero imprescindible:
la dimensión espiritual pero sin olvidar aquellas dos.
Por eso el hesicasmo si bien busca la paz, para alcanzarla, combate. Se enfrenta a
las pasiones y compulsiones y contra los demonios que las inspiran. Pedirá asimismo la
intervención de los ángeles en su favor para lograr el cometido.
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El campo de batalla será el corazón, al que con el auxilio de Dios y la práctica de los
ejercicios espirituales, se ha de purificar progresivamente.
El desierto era el lugar para estas mujeres y estos hombres donde se lleva a cabo el
combate Pues fue en el desierto donde Jesús mismo enfrentó cara a cara al demonio
durante aquellos cuarenta días posteriores al Bautismo de Juan y anteriores a su
ministerio público, repleto de milagros y sanidades.
No huían al desierto. Al contrario, era su herramienta. Allí no tenían excusa para el
encuentro con ellos mismos. En este lugar no había distracción posible para no enfrentar
a los propios demonios.
Evagrio Póntico dirá: sólo aquel que enfrenta sus propios demonios, puede expulsar
a los demonios.
Un gran maestro espiritual dijo una vez: Quien huye de su desierto, transforma toda
su vida en desierto.
Esto vale para entender por qué tantas personas están sumergidas en el ruido,
escapando del silencio constructivo que es el silencio del que escucha, no del que calla.
Los que huyen de su desierto personal –los momentos difíciles de su vida, donde se
hace imprescindible la transformación de conceptos sobre sí mismo y la vida que se lleva,
sobre los valores que verdaderamente comprometen la existencia, el sentido de la
enfermedad, etc- pierden la oportunidad de encontrarse, y –aunque nunca es tarde para
acercarse a Dios– se demorarán en un desierto donde la sed se hará insoportable y las
ilusiones de la vida, cual alucinaciones en medio de la arena, desviarán su paso.
En el desierto la sed es ineludible. Por eso al desierto hay que cruzarlo. La Sagrada
Escritura dice que cuando Jesús refutó las tentaciones del diablo en el desierto: la de
impresionar a los demás, la de ir en busca de la fama y la gloria, la de usar para sí lo que
Dios le dio para los demás, el diablo se fue y los ángeles vinieron a servir al Cristo. Y los
ángeles sirviendo a Jesús, señalan la transformación del desierto en paraíso.
El paraíso se conquista con el conocimiento de sí mismo, con la iluminación de Dios
y con el reconocimiento de su permanente presencia e inspiración, pues de Él y sólo de
Él dependemos. Se le adjudica al mismo Ermitaño del Ponto la expresión: “Conócete a
ti mismo y conocerás a Dios” que tantas veces se repite.
Pero para conocerse a sí mismo, hay que enfrentar el combate. Definir lo que impide
que la vida fluya, encontrar el nombre de aquellas pulsiones. ¡Porque el que denomina,
domina!
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Así como hay que andar para cruzar el desierto, hay que nadar en las aguas de Dios.
No alcanza con flotar, hay que sumergirse. No alcanza con quedarse mirando la arena,
hay que cruzarla.
Por lo dicho, queda excluido todo concepto de quietismo cuando hablamos de
hesicasmo, por más que algunos hayan querido asimilar el término a la práctica. Se trata
de contemplación activa, de oración incesante en medio del día. No alcanza con re-
conocer (que por cierto ya es algo) lo que me ata, hay que desatarlo.
Y para desatarlo contamos con la ayuda incondicional de Dios, Padre que nos señala
que ante la inclinación a hacer el mal, propia de la voluntad del ser humano vacía de
Dios, se opone la dulce fuerza que nos inclina a hacer el bien y que tienen en el Creador
su fuente original.
Dije más arriba que la capacidad, la clarividencia en términos comunes, de ver el
futuro y las cosas que se corresponden con el mundo invisible tienen su punto de partida
en el silencio y opuse a éste, el mundanal ruido que ensordece también los sentidos
espirituales.
Dicha clarividencia son para nosotros el Don del Discernimiento y el Don de Profecía.
Por eso digo también que el silencio fértil es el silencio del que escucha, a diferencia del
silencio tenso, cuando callamos aunque haya algo que requiere ser dicho, o callamos
por indignación y rencor.
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Uno es un silencio dinámico, fluye como el agua fresca que nos renueva, pues es
Palabra del Cielo la que escuchamos con el silencio de nuestra boca pero los oídos
espirituales abiertos. El otro es el silencio de lo estático, lo estancado, que pudre las
aguas transformándolas en verdoso espacio sin vida posible.
En la doctrina y práctica del hesicasismo hay que comprometer todos los sentidos
espirituales: vista, oído, gusto, tacto y olfato, que muchos dejan que se atrofien por la
carencia de ejercicio espiritual.
El mover hesycasta contiene ejercicio espiritual cuando enseña prácticas fisiológicas
como disponerse sentado, con los ojos cerrados, favoreciendo la concentración con poca
luz y en un ambiente cómodo, como les enseñé más arriba. Hasta aquí me había referido
yo a los Monjes del Desierto como grandes practicantes formales del hesiquiasmo.
Podríamos nombrar a otro experto en el combate espiritual como Juan Casiano
(360/435), de la escuela de Evagrio Póntico, quien se sumergió en las aguas de Dios
hasta el cuello, dejándonos en sus textos mucho sobre este combate y el adiestramiento
de los pensamientos.
Por otro lado, Teófano el Recluso, nos enseña sobre estas posturas que facilitan y
entrenan para llevar la oración desde la mente al corazón, donde debe posarse. Por eso
los ejercicios que ustedes están practicando, se condicen y se integran con la experiencia
de aquellos que nos enseñan desde temprano en la historia de la Iglesia.
Recordemos que es el corazón en campo donde se libra esta batalla por el fluir de
la vida en nosotros.
Y el adiestramiento de los pensamientos nos exige trasformar aquello que siempre
parece adverso, en oportunidad; el problema en proyecto para resolver y la visión del
pecado, como distracción de un amor desorientado que no encuentra dónde reposar.
Transformar significa asumir, no negar.
Transformar no es cambiar, es mucho más que eso. Es avanzar asumiendo lo pasado
para que cobre sentido esa experiencia, poniéndola a los pies de Dios, pidiendo a su
Espíritu Santo el discernimiento y a partir de éste darle el enfoque y energía para crecer.
Nada en nuestra historia sucedió por casualidad. Dios tiene un propósito y es nuestra
felicidad. El diablo tiene otro y es justamente nuestra infelicidad y desesperación.
La quietud es la forma en que podemos alcanzar el control de los pensamientos.
Aquietar la mente es acercarse a la templanza interior. Y ésta templanza es sólo fruto
de nuestra común unión (comunión interior) con el Nombre de Dios.
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La gran arma espiritual del hesiquiasmo es la repetición constante del Nombre de
Dios, pues en este Nombre se sustenta el Universo entero. ¡Es en el Nombre de Dios
donde hemos de zambullirnos confiados para quedarnos hasta el cuello de Su Presencia!
INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN EN MEDIO DEL CAMINO:
Ya estamos promediando nuestra labor en el fascinante camino de la contemplación,
la unidad tan preciosa con el Omnipresente Amor de la Santa Trinidad.
¿Qué está cambiando en tu vida a partir de la práctica de la oración del corazón?
¿Sigues escapando de algún “desierto personal”? Si es así: ¿Qué te impide que se
lo entregues ahora mismo al Señor Resucitado?
Durante cinco minutos habla en voz alta con el Señor sólo para decirle las cosas más
bellas que nacen de tu corazón. Luego, durante el mismo tiempo di en voz alta lo que
creas que el Señor tiene de bello para decirte a ti. Escúchate con atención. Es el Espíritu
Santo el que habla. Déjalo fluir.
Si no has podido completar esos cinco minutos de las bellas cosas que Él conoce de
tu persona, permítete repetir el trabajo al menos dos veces a la semana durante tres
semanas. Elije los días. Afírmate sobre la certeza de que Él tiene mucho de lo cual
sentirse orgullo en tu vida. Acrecienta tu vínculo de amor con tu Padre Creador.
Señor Jesús, regálame en la intimidad de mi corazón la misma comunión que
tienes con el Padre.
Que yo escuche más Tu Voz que me anima, que me alienta e impulsa con
seguridad en mí mism@ que las voz del enemigo, que inhabilita y ensombrece.
Que pueda yo decir como tu Apóstol Juan que soy el más amado y que esa
certeza inunde mi mente y mi corazón.
Dame de tu Espíritu Santo para que valore la quietud y el silencio donde tu
suave brisa transforma mi cansancio en descanso, y mi tensión en suavidad.
Gracias, Señor, porque lo estás haciendo ahora.
Amén y Amén.
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Ahora, avanzamos y ascendemos:
San Pablo en la Primera Carta a los cristianos de Tesalónica en su cap. 5:16-18 dice
según la versión de la Nueva Traducción Viviente de la Santa Biblia: “Estén siempre
alegres. Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda circunstancia, pues ésta es la
Voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús”.
Y también: “Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténgase
alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes”.
(Carta a los Efesios 6:18).
Y en otro pasaje de la Biblia insiste San Pablo: “Así pues quiero que los hombres
oren en todas partes, y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón y sin enojos
ni discusiones”. (1 Ti 2:8)
¿Cómo estar siempre alegres? ¿Cómo orar sin cesar? ¿Cómo hacerlo en todas
partes? Así, la Oración del Corazón será la manera, según las Madres y los Padres del
Desierto, de hacer posible esta invitación del Apóstol.
Lo dejaron plasmado en la Filocalia, una recopilación maravillosa de la experiencia
orante del corazón de los primeros cristianos entregados a este mover espiritual.
Y también en un texto muy bonito que bajo el título de “Relatos de un peregrino
ruso” nos hace acompañar al personaje en su búsqueda por esta oración perfecta.
¡Orar en el tiempo presente! ¿Tiene valor? Quiero decir que solo orando
recuperamos, defendemos y sanamos nuestro centro.
Son muchos los bordes que nos distraen de aquel centro donde anida la Paz y la
Armonía necesarias para el buen juicio de la vida y el progreso genuino hacia la felicidad.
Ciertamente la felicidad es un camino, pero también una meta. Los creyentes
sabemos que venimos de la Felicidad con mayúsculas y que hacia ella vamos
encaminados. Por eso decimos que del otro lado de esta vida hay un sol que jamás se
esconde. Porque no no hay lados oscuros en la felicidad. Dios lo ilumina todo y a todos.
En las tradiciones religiosas del oriente y no sólo en el cristianismo existe una ayuda
para esta oración del corazón: el cordón de oración. Esta cuerda con nudos ayuda a no
distraerse a la hora en la que emprendemos el momento de dicha oración. Favorece la
concentración, facilita el trabajo corporal de la quietud y se hace puerta que permite la
conexión con la intuición espiritual, la revelación del futuro y el discernimiento que nos
llega “del otro mundo”, de lo celestial y divino.
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Como detalle interesante: en el cristianismo este cordón de oración se atribuye a
Pacomio, también en el siglo IV, quien lo confeccionó por primera vez para los monjes
analfabetos, con el ánimo de ayudarlos a lograr un número permanente de rezos dando
varias vueltas por el cordón. A dichos rezos le acompañaban genuflexiones que
favorecían su concentración y de este modo cumplir con aquel consejo del Apóstol de
orar sin cesar.
No es necesaria la erudición para zambullirnos hasta el cuello de Dios. No se trata
de sabiduría humana ni de teología o filosofía. Se trata de perseverar en la Presencia
para que ella permanezca en nosotros y nos envuelva totalmente.
Hay un recitado formal de esta oración milenaria, y es la que excluye toda otra
actividad. Éste era el modo de las Madres y los Padres del Desierto y lo es hoy de los
Monjes de Athos y otros espacios muy particularmente en la Iglesia Cristiana Oriental
con especial énfasis en la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Pero no todos podemos dedicarnos formalmente a este trabajo pues no vivimos
aquel estilo de vida tan distintivo.
Es entonces que aparece el llamado “recitado libre” de la oración, y es el que se
realiza entre actividades cotidianas. ¡Éste es nuestro modo!
Recapitulemos un poco: San Pablo invita a orar sin cesar y esta invitación se vuelve
desafío que compromete cuerpo, mente y espíritu para sumergirse en el profundo río
del Espíritu Celeste.
En esta oración radica la paz profunda del corazón, que se hace imperturbable a
través de ella, pues se vuelve su morada.
Conste que no es nuestro objetivo hacer un tratado de la hesyquia, pues ya hay
autorizados escritores y místicos que han producido excelente material para conocer en
profundidad el movimiento.
¡Sí queremos rescatar su utilidad! para la mujer y el hombre presentes, tan arrojados
fuera de sí por la vida moderna, tan invitados a perderse de su centro.
Curiosamente, hoy a las personas alguien les pregunta ¿Qué piensa? Y le responde
lo que siente, y a la inversa le pregunta ¿Qué siente? Y le responde lo que piensa. ¡Esto
es lo que se produce con la pérdida del propio centro!
El Espíritu de Dios anhela ayudarnos para recuperar dicho centro con el objetivo final
de que logremos con Él la unión mística, el ilapso, el éxtasis del corazón, el éxtasis de la
contemplación de Dios.
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Y la hesyquia es un camino válido para ello, al alcance de todo creyente, pues
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Heb 13:8).
Destacamos hasta aquí el uso de supuestos términos antiguos; supuestos digo
porque nadie los ha quitado de la práctica. ¿Pero cómo se han de practicar si nadie las
enseña?
Ejercicio espiritual/ascesis, oración del corazón, hesicasismo, unión mística con Dios,
ilapso/éxtasis.
¡Ni qué hablar de la soledad, el silencio y la quietud! Suenan como si fueran términos
medievales…
Mientras tanto, el ser humano presente, arrojado a la ferocidad de una sociedad de
consumo, no encuentra un supermercado donde comprar un poco de tranquilidad y aún
menos la paz y la felicidad.
Algunos del supermercado del tener, van a la farmacia de la ilusión, para “soportar
mejor” los desafíos de la época. Luego, sentados delante de sus computadoras, buscan
en recetas novedosas y prácticas mágicas la solución a sus problemas.
Otros, en la adhesión a nuevas doctrinas que nada más sumergen en la
desesperación de no encontrar un horizonte trascendente, se involucran en sectas y
hasta en el satanismo –que está vivo y por experiencia se lo digo– e intentan respuestas
a sus agobios.
Faltan maestros, directores espirituales, Pastores y Pastoras que enseñen que la
respuesta está en el sumergirse en Dios, en dejarse llenar y llevar por Él y solamente
por Él.
Pastores y Pastoras que no se señalen a sí mismos –como gusta señalarse el diablo-
, sino al que en verdad es la fuente de todo lo que somos y esperamos ser.
El diablo se señala a sí mismo como algunos falsos maestros y gurúes, por causa de
su orgullo, que lo hizo caer hasta el fondo del abismo más lejano de Dios. Juan Clímaco,
siglo VI/VII, en su obra “La escalera del divino ascenso” señala que la humildad es la que
lo ha salvado de verdad. Un peldaño imprescindible.
Le es imposible al diablo ser humilde, sin embargo, esta humildad la vence su astucia.
Para ser humilde, hay que conocerse y el que se conoce a sí mismo es porque está
haciendo un trabajo espiritual genuino que lo hace consciente de que depende en todo
de Dios.
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“Jesús sálvame”, resultará una de las fórmulas de la oración del corazón, junto a
aquellas que ya les propuse. Ser salvados de nuestro ego, de nuestro orgullo, de nuestra
soberbia.
Recordemos: Evagrio Póntico sostiene: “conócete a ti mismo y conocerás a Dios” y
ello es posible solamente para el que se arroja confiado a las aguas mansas del Creador,
que barre y limpia nuestro ego.
SOBRE EL ESPECIAL LUGAR DE LA MUJER EN EL CAMINO DE LA
CONTEMPLACIÓN: APORTES IMPRESCINDIBLES EN LA ACTUALIDAD
La mujer era considerada en igualdad de dignidad con el hombre en la Iglesia desde
los primeros tiempos. ¡Y esto no debió cambiar nunca! Gracias a la fidelidad a la Palabra,
el pueblo evangélico ha conservado –en su mayoría– esta igualdad fundada en la
voluntad de Dios. Así, la mujer fue desde el principio también reconocida como directora
espiritual y ejercía esta vocación con naturalidad.
El texto de los “Apotegmas de las Madres del Desierto”, cuya introducción, selección
y versión es de Martí Ávila i Serra, nos habla de un detalle que me interesa remarcar: La
cardiognosis. Con esta palabra se designa una de las principales características de las
Ammas y los Abbas del Desierto: el conocimiento interior.
Como resultado de su propia purificación interior, de sus ejercicios en la búsqueda
del encuentro con Dios, se sumergieron tanto en las aguas de su Amor, que esa pureza
les permitía ver y leer el corazón del prójimo como quien mira aguas cristalinas y puede
decir qué hay dentro de ellas.
En este conocimiento, también ponían en ejercicio su amor al prójimo, al encontrar
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en ellos sus miserias. Asimismo, adherirse e interpretar los sufrimientos de ellos.
¡Qué precioso don el que resulta de sumergirse en Dios!
Hoy, que nos encontramos en un tiempo desafiante, que nos impulsa al egoísmo, a
la visión utilitaria del otro y a confundir el ser con el tener, el camino del hesycasmo se
hace urgente. Insisto e insistiré en ello. El aporte que pone el acento en el corazón, lo
han dado las Madres del Desierto, Pastoras de almas.
Y tantos unos como otros, estas mujeres y varones del Desierto, entendían el corazón
no como un órgano, sino como el resumen de todo el ser humano: su inteligencia, su
voluntad, su memoria, el lugar de los sentimientos y, citando la obra mencionada: “el
principio de unidad espiritual y energía de todas las fuerzas del alma y del cuerpo. El
hombre es corazón.”
Hoy se habla de personas tóxicas, y en el fondo son personas que no se han
encontrado con su centro, con su corazón, con la esencia de su salud. Porque la salud
es la armonía del cuerpo, la mente y el espíritu. Está bien alejarse de las personas
venenosas. Uno de los principio del hesicasismo es el de apartarse de aquello que nos
perturba y divide interiormente.
Lo que no te ayuda a avanzar, te demora. Pero ¿Cómo hacerlo en medio de la vida
cotidiana? Antes que nada, hay que entender que la espiritualidad es sinónimo de vida
sana. Esta vida sana supone ir sanando el entorno. Y esto exige apartarse de las personas
venenosas por más próximas que parezcan.
El silencio es salud, escuché decir más de una vez, y esto es cierto. El silencio de los
anacoretas, los ermitaños, los buscadores del encuentro con Dios se hace actual cuando
elegimos a quién escuchar. Muchos a nuestro alrededor hablan demasiado y tal vez hasta
nosotros mismos lo estamos haciendo y recordemos que demasiadas palabras esconden
emociones.
Una forma del infierno es estar rodeado y a la vez en absoluta soledad. Una forma
del Cielo es estar en la presencia silenciosa y amorosa de Dios y sus Ángeles benditos.
¿Se te ha ocurrido que muchas de nuestras ansiedades, la tuya propia, querida y
querido lector, es fruto del anhelo no alcanzado por encontrar tu Pastora o Pastor, siendo
tu estado actual el de aquel que anda como si fuera una oveja sin Pastor (Cfr. Mt. 9:36
)?
Aún así no nos detenemos muy seguido a pensar cuántas Ammas y Abbas han
pasado por nuestras vidas para enseñarnos –cual verdaderos maestros del alma– algo
de la vida, con su consejo, su experiencia, su mano tendida.
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Todos hemos tenido algún maestro o maestra, partera espiritual si quieres llamarlo
así, en la vida.
Las premisas de la vida que va sinceramente en búsqueda de la Paz y la felicidad se
resume en tres palabras: aléjate, ama el silencio y permanece en tranquilidad.
Aléjate de las personas venenosas, de las situaciones conflictivas que muchas veces
se han repetido –no sin tu responsabilidad– en tu vida.
Ama el silencio, elije a quién escuchar. Valora al consejo de los que te quieren bien.
¡Es sabido que cuando un consejo molesta, es porque lo necesitábamos! No riñas con el
que te lo ha dado. Sé humilde para recibir, tanto como para dar.
Y repite el Nombre de Dios para estar tranquilo. El Señor te dará entonces el Don
del Discernimiento y, si se lo pides, el de Profecía.
Señor Jesús, sáname de la dependencia emocional. Líbrame del agobio de
querer siempre complacer a los demás.
Aparta de mi vida, con el Poder de Tu Nombre, toda influencia venenosa que
esté obstruyendo mi camino y me robe la paz.
Que no tenga yo miedo de avanzar pues Tu compañía me da seguridad en el
camino, y fuerzas para continuar en él.
Espíritu Santo, abre mis sentidos espirituales para que yo vea lo bueno que
hay delante de mí, esperándome; para que escuche tu incesante arrullo
amoroso.
Desata, Señor, mi lengua para que pueda defender mi derecho.
Derribo toda fortaleza del pasado, ancestral que esté influyendo en mis
elecciones de vida y expulso todo miedo heredado o aprendido.
Te doy gracias, Señor, porque lo estás haciendo ahora.
Amén y amén.
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EL PARTO ESPIRITUAL
Incluso el más grande de los inspiradores de la
terapia espiritual, Evagrio Póntico, le debe su vocación
a una Amma. Ella se llamaba Melania la Mayor.
Fue la pneumatófora (partera espiritual) de este
especial padre, maestro y pastor de almas. Ante la
enfermedad que él padeció y que ningún médico pudo
diagnosticar, ella lo invita a revisar su vida y a partir de
sus faltas y pecados, revisar el sentido de su
padecimiento.
¡Ella da a luz espiritualmente a tan grande
Orientador al escuchar lo que él tenía que decir desde
su corazón e invitarlo a una vida de entrega!
Melania, la Amma, señala que la escucha espiritual
del otro es una condición indispensable para pastorear
las ovejas que el Señor te ha encomendado. Te lo
recuerdo amada Sierva y Siervo de Dios.
No es casualidad que luego de pocos días de haber
hablado con ella, el futuro Monje del Desierto y Padre
Espiritual de tantos hasta el presente, haya sanado
completamente de su fiebre y dolencias.
Escuchar y escuchar-se. Requiere del encuentro con
lo más hondo de nosotros. Porque solamente quien
piensa lo más hondo, ama lo más vivo.
TE INVITO A RESPONDER - TE
Con la práctica de la contemplación activa que te
propongo:
¿Estás aprendiendo también a escucharte?
¿Practicas la escucha de otros o cuando hablas con
alguien practicas “el intercambio de monólogos”?
Cuando escarbamos la tierra con encontramos con
el humus, con el abono, hecho del conjunto de la tierra
y el estiércol. De aquí que la palabra humildad venga de
humus –humilitas– porque sólo los que se toman en serio y se sumergen en el humus de
sus vidas son capaces de encontrarse con la verdadera humildad de sus vidas. Fruto del
reconocimiento de aquel conjunto entre la tierra de la que estamos hechos y el estiércol
que nos avergüenza.
EL TESORO ESCONDIDO (Mt. 13:44)
La Parábola de Jesús sobre el hombre que encuentra en un campo un tesoro
escondido y va y vende todo lo que tiene para comprar aquel campo, es una muestra
clara que dentro de nosotros habita un gran tesoro.
El campo es nuestra vida. El tesoro es todo lo bueno que Dios ha puesto en nuestro
interior.
El vender todo lo que se tiene significa que hay que deshacerse de todo lo que
entendemos de nosotros, a partir de la apariencia, la máscara – literalmente la traducción
de personalidad en griego – y el gesto de comprar el campo es atreverse a lo nuevo, a
adquirir con el precio de nuestro pasado, un territorio fértil, prometedor. La vida nueva.
¿Estás lista o preparado para cambiar de opinión sobre ti mism@?
Uno de los Evangelios Apócrifos agrega algo más a esta Parábola y vale aquí
señalarlo: Una vez que el hombre compra el campo, el antiguo dueño se entera de que
allí se encontraba un tesoro y se pone muy triste.
Este hombre tenía una hija, que sabiendo de la sabiduría y astucia de aquel
comprador, con admiración se acerca a él para felicitarlo. Al verla, el comprador y actual
dueño del campo, se enamora a primera vista de esta joven mujer y con el paso del
tiempo, contraen matrimonio. Así termina la Parábola en el Evangelio Apócrifo.
Cabe decir que este final es perfecto. Pues señala la verdad completa de aquel que
encuentra el tesoro.
También encuentra el amor.
La mujer no se acerca por interés. Se acerca por admiración.
El hombre se enamora de ella y le ofrece matrimonio al paso del tiempo.
El padre de ella sabe entonces que su hija tiene un futuro asegurado con aquel
hombre con el que primero hizo un negocio y luego se transformó en familia.
Nadie tiene que perder cuando encontramos el tesoro en nuestro interior. ¡Al
contrario, todos a nuestro alrededor ganan algo con nuestro crecimiento personal! No
tiene que apagarse una estrella para que otra brille. El firmamento nos señala la
abundancia.
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Tenemos que destacar que para que el hombre encuentre el tesoro, cava dentro de
la tierra, se encuentra con el humus, y esto lo habilita al tesoro. Algunos temen el
encuentro con su interioridad, pues temen quedarse con el estiércol. El estiércol, el
humus, promete que seguidamente hay tesoro. Humus, humilitas, humildad.
El hombre y la mujer modernos están –en su mayoría– temerosos de este encuentro
interior y no se aventuran a la búsqueda de su tesoro personal. Huyen de este encuentro.
De aquí la necesidad también de la dirección espiritual. Solamente alguien que haya
“cavado” en su interior, puede ayudarnos a cavar en el nuestro. Con la certeza y la
experiencia de encontrarse con lo mejor de uno mismo.
Amma Teodora bien detalla que el verdadero maestro o maestra espiritual debe ser
humilde, no dado a la soberbia, paciente, misericordioso –entiendo como fruto de
conocerse a sí mismo– y sobre todo amante de las almas.
¿Conoces algún amante de las almas? Si tu respuesta es no, tal vez es porque no te
has dado oportunidad de conocer uno y tu entorno es demasiado materialista.
Tengo una definición que comparto contigo: La gente suele repetir: Dime con quién
andas y te diré quién eres y yo agrego: Dime con quién andas y te hablaré de tu futuro.
La verdad nos hace libres.
El parto espiritual al que nos convocan las Ammas y los Abbas, vivido estoy seguro,
más de una vez en tu vida ante acontecimientos de vital importancia, nos invitan a mirar
nuestro interior con sincera mirada; para poder distinguir aquello que nos sana de
aquello que nos enferma, lo que nos impulsa a lo mejor de lo que nos estanca en el
pasado, o en lo peor de lo presente. La importancia del parto espiritual es que la
posibilidad de la memoria toda la ocupe el Nombre de Jesús.
Diádoco (año 468) decía que la purificación interior se da por la sanante memoria
del Señor Jesús.
La contemplación activa nos acerca a Dios y a nosotros mismos. Es hora de entregarle
al Creador la memoria si no lo has hecho todavía.
1. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración.
2. Comienza a repetir tu oración del corazón durante al menos cinco minutos.
3. Delante de ti, una puerta preciosa de madera labrada se abre y la cruzas.
4. Te encuentras en una galería llena de cuadros en las paredes. La luz es muy tenue.
Son verdaderas obras de arte muy coloridas. Es un gran salón donde resaltan los marcos
también, algunos más antiguos que otros; todos costosos, dorados y plateados.
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5. Te acercas al primero de los cuadros y puedes observar que se trata de una escena
de tu pasado más remoto, de lo primero que tienes memoria. ¿Es un momento feliz o
no?
6. Si es feliz lo dejas ahí y avanzas al siguiente. ¡Toda la galería posee cuadros que
retratan tu vida en orden cronológico! Harás la misma pregunta delante de cada uno. Si
el momento retratado es feliz, lo dejas ahí, sino bajas el cuadro de su lugar y lo dejas en
el piso, recostado en la pared.
7. Tómate todo el tiempo para recorrer ambos lados de la galería. Desde tus
primeros recuerdos a los últimos.
8. Ya cerca de la puerta otra vez, mira cuántos cuadros has bajado de la pared. Todos
esos espacios deben ser cubiertos por buenos recuerdos, antiguos o nuevos.
9. Inspira suavemente y repite: SEÑOR. Con la espiración dirás: JESÚS.
10. Abre los ojos.
A partir de ahora, tienes una tarea: renovar tu galería con lo mejor de tu memoria y
con aquello que te hace decir “Gracias por lo vivido”.
Cuando podemos definir de este modo un momento vivido, es porque hemos
experimentado una fuerte presencia de Dios con nosotros.
La memoria sanante de Jesús es transformadora de la vida en su totalidad. Con ello
trae la paz y felicidad que como anhelo están escritos en nuestra alma como dije, con la
firma de Dios.
Jesús en el Evangelio, les dice a sus discípulos: “Anímense. Yo he vencido al mundo”.
(Evangelio de San Juan 16:33)
El mundo no es en sí malo, pues Dios lo ha creado. ¡Es la interpretación que el diablo,
con las limitaciones mentirosas, ideas engañosas, falsas premisas de la existencia en
general, lo que Cristo ha vencido! La falsa imagen de nosotros mismos es vencida por
el Señor Resucitado.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 37
INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN AL FINAL DEL CAMINO
¿Cuál es tu imagen ideal de la vida?
¿Idealizas a alguna persona?
¿Qué tiene esa persona que tú no tengas?
Si tu ideal está puesto en Dios –sea como lo llames- ¿Te da vergüenza
decirlo/compartirlo?
¿Por qué?
EL PODER DEL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS
La última Palabra de Dios es vida y vida plena (Cfr. Jn 10:10). La Pasión de Cristo
culmina en su triunfo sobre la mismísima muerte. Y siendo Él el primero entre muchos
hermanos, nos abre a la esperanza de la vida futura (Cfr. Ro 8:29).
El Nombre de Cristo es el Nombre de toda la Trinidad. Pocas veces tomamos en
consideración que dicho Nombre nos trae presentes al Padre Creador y al Espíritu
Sanador. Es ante el Nombre de Jesús que toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y
debajo de ella.
Así lo expresa la Biblia en reiteradas oportunidades: “Porque escrito está: Vivo Yo,
dice el Señor, que ante Mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.” (Ro
14:11). Y también: “Para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que está
en los Cielos, y en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesús es el
Señor, para Gloria de Dios Padre.” (Fil 2:10-11).
Él mismo nos dice que pidamos en Su Nombre para recibir. No en el nuestro propio,
sino en el Suyo, pues toda la Salvación, toda la Redención, toda la Voluntad Trinitaria
está resumida en el Nombre Santo de Jesús.
El Apóstol San Juan no deja lugar a dudas al compartir en su Evangelio las palabras
de Jesús: “Cualquier cosa que ustedes pidan en Mi Nombre, Yo la haré; así será
glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en Mi Nombre, Yo lo haré. (Jn. 14:13-14)
Pero no dicho de cualquier manera. ¡Ha de decirse Señor Jesús!
El nombre Jesús era común en tiempos de Cristo, de tal manera que muchos se
llamaban así, y el diablo lo sabía. Pero hay “un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo,
un solo Dios y Padre de todos (Ef. 4:5-7)” no importa en qué tradición cristiana se
inscriba. En mi experiencia como Exorcista, el poseso puede decir Jesús pero no puede
anteponer el señorío de Cristo a Su Nombre. En esto se reconoce a alguien que se
encuentra bajo el dominio del diablo o alguna de sus huestes enviada por él.
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
38
El diablo quiere ocupar el lugar de Dios. Mal podría reconocer al Señor por encima
de él.
De ahí, que para sellar un exorcismo con la certeza de que la persona ha sido liberada
del o los espíritus inmundos, hacemos que declare en oración la entrega de su corazón
al Señor Jesús.
Si lo hace sin dificultad, es el Espíritu Santo el que lo dice a través de quien ha
recibido el beneficio del Exorcismo, pues la Tercera Persona de la Trinidad ora en
nosotros (Cfr. Ro 8:26). Donde está el Espíritu de Dios, no habita el demonio.
El verdadero “certificado” de sanidad espiritual está en el reconocimiento del Santo
Nombre del Señor Jesús.
Te reitero: ¡Hay que internalizar el Nombre del Señor Jesús! He aquí el secreto de la
contemplación: la oración del corazón, la oración incesante y sanadora.
Señor Jesús, gracias por revelarme tu Santo Nombre y darme a través de él,
sanidad y descanso.
Que tu Espíritu Divino me acompañe en la perseverancia en el camino que he
emprendido para que siempre tenga la mente y el corazón dispuestos a Tu
Gracia que me transforma y me empodera.
Ahora sé que estar en Tu Presencia es también contemplar tu hermosura cada
vez que respiro.
Te alabo, te adoro con mis latidos y me declaro un contemplativo, una
contemplativa en Tu Presencia.
Te doy gracias por hacerme libre de aquello que empaña mi mirada interior
pues sólo deseo agradarte a Ti sin depender de nadie más.
Ya te he entregado mi pasado, ahora también sujeto a la bendición de Tu Santo
Nombre, Señor Jesús, mi futuro.
Que tu Espíritu Santo me haga discernir lo que mejor te agrade pues en ello
está mi felicidad.
Gracias, Señor Jesús, porque lo estás haciendo ahora.
Amén y Amén.
Obispo Manuel Adolfo Acuña.
Arzobispo Emérito de la AIELIH
Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 39
Revista Vanguardia Luterana Nº 9. Diciembre 2023

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Revista Vanguardia Luterana Nº 9. Diciembre 2023

  • 2. Vanguardia Luterana. Revista de publicación cuatrimestral, tiene por finalidad difundir es- tudios e investigaciones en el campo de las ciencias vinculadas con la teología y la religión comparada desde la perspectiva bíblica. Las posiciones de los autores reseñadas en esta publicación, no reflejan necesariamente los puntos de vista oficiales de Vanguardia Luterana. Publicaciones en abril, agosto y diciembre. Contacto: vanguardia1517@gmail.com Editor: † Dr. José Gregorio Rivas Redacción: Dra. Mery del Valle Escalona Rangel Diagramación: † Dr. José Gregorio Rivas. Imagen portada: Adoración de los Pastores (Museo de Albacete). Detalle. Juan Correa de Vivar. Revista Vanguardia Luterana República Bolivariana de Venezuela Barquisimeto estado Lara. E mail: vanguardia1517@gmail.com © 2023 AIELIH HECHO EL DEPÓSITO DE LEY Depósito Legal: LA2021000294 Esta obra está bajo Licencia Creative Commons. Reconocimiento-No Comercial-Compartirigual 4.0 Internacional.
  • 3. Pág. 5 11 15 Contenido El ejercicio de la verdxadera sabiduría. La navidad. La contemplación.
  • 4.
  • 5. “Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les conceda gracia y paz.” En la actualidad en varios países se viven momentos difíciles. Se puede afirmar, sin temor a equivocación, que se encuentran divididos en grupos: oficialistas, oposición y los que están a la espera que ocurra algo para alinearse. Cada grupo actúa conforme a sus intereses y «convicciones». No obstante, los resultaos son el producto de la sabiduría con que han actuado. De igual forma, en muchas iglesias ocurren situaciones parecidas: hay divisiones, agresiones verbales, rivalidades y cosas semejantes, producto de la sabiduría con que se guían sus miembros. En el mundo, esta conducta podría tildarse de normal; ¿puede ser normal en una iglesia? Y si esto sucede en la casa de Dios, ¿a qué se debe?, ¿qué sabiduría es la que guía la vida del hombre? En el texto bíblico, del apóstol Santiago 3:13-18, el autor sagrado describe os clases de sabiduría, como respuestas a nuestras interrogantes: una falsa, que no procede del cielo; otra que es verdadera, procede de lo alto. Nos muestra los peligros de la primera y las cualidades de la segunda. Santiago comienza su análisis preguntando: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Su pregunta constituye un desafío a demostrar tal entendimiento, su origen y propósito. La Sabiduría Falsa. Asumiendo que alguno levantara la mano o gritara: “Yo soy sabio”, Santiago lo exhorta a “que demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con humildad que le da su sabiduría”, ya que las acciones hablan más fuerte que las palabras, incluso en el caso de los sabios y entendidos. El Ejercicio de la Verdadera Sabiduría Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 5
  • 6. El apóstol Santiago no está pensando en la sabiduría (sofía) como un cuerpo de conocimiento acerca del mundo o de la vida en general, sino como un estilo de vida. En los versículos 14 y 15 leemos: “14 Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. 15 Ésa no es la sabiduría que desciende de lo alto del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica”. Estos versículos señalan que la sabiduría falsa se manifiesta en una conducta mala, marcada con envidias y rivalidades. La envidia se puede definir como el deseo de tener lo que otra persona posee. El individuo envidioso desea más porque no puede soportar que otro tenga mayores logros y quiere privarlo de ellos, es una persona tóxica. La envidia socava los cimientos sobre los que se semientan las buenas relaciones: confianza, cooperación, gratitud y amor. La Palabra de Dios, la Biblia, muestra ejemplos sobre la envidia y sus graves consecuencias: 1. La muerte de Abel a manos de su hermano Caín fue el resultado de la envidia que tuvo Caín de su hermano porque este había logrado el favor de Dios. 2. Los planes del rey Saúl para matar a David fue el resultado de la envidia del rey Saúl por la popularidad de David. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 6
  • 7. 3. De igual forma, la envidia fue lo que causó la caída de Satanás. La envidia es un obstáculo para servir a Dios y al prójimo porque “el corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos” (Pr. 14:30). Por otro lado, la rivalidad se goza en una actitud que generalmente termina por destruir la unidad del cuerpo de Cristo. Santiago enfatiza en el espíritu contencioso que se deleita en provocar daño y perturbar la buena marcha de la obra de nuestro Señor Jesucristo. De igual modo, se dice que la sabiduría falsa es conocida por su origen y se califica con tres adjetivos: 1. Es terrenal. Pertenece al mundo y a esta era. Sus valores no superan el nivel del mundo, donde reinan las tinieblas y el pecado. 2. Es puramente humana. No cuenta con los recursos del Espíritu de Dios, y en consecuencia está alejada de él. 3. Es diabólica. Por estar teñida de envidias y rivalidades. En resumen, la sabiduría falsa, la que no proviene de Dios, lleva al desorden y a toda práctica perversa, lo que se puede demostrar con un estudio de la historia de la iglesia. Ningún creyente puede jactarse de una sabiduría como ésta, que está estrechamente aliada con el mundo, la carne y el diablo. La Sabiduría Verdadera. La única protección verdadera contra la sabiduría falsa y sus consecuencias es la sabiduría que desciende del cielo. El cielo es la región e la ciudadanía espiritual se los creyentes; es la morada de Dios (Mt. 5:16; 12:50; Ap. 3:12; 11:13; 16:11 y 20:11). Por lo tanto, esta sabiduría que desciende del cielo es la sabiduría de Dios. Santiago, inspirado por Dios, al respecto expone: “En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera” (Stg 3:17). El apóstol, describe la sabiduría verdadera con seis características: 1. Es pura. Es santa, está totalmente dedicada al servicio de Dios. Esto significa que la persona es sincera en su obediencia a Dios, sin tener motivos ocultos en sus deseos de santidad, “porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios” (Pr 2:6). 2. Es pacífica. Contribuye a establecer la paz, es amiga de la paz. En consecuencia, describe relaciones armónicas entre personas; implica ausencia de agresión, bien sea Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 7
  • 8. física o la más característica entre las iglesias: la verbal; también se refiere a las relaciones armónicas entre Dios y el hombre, conseguidas mediante el Evangelio, porque “el orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos” (Pr 13:10). 3. Es bondadosa. No es cabeza dura o terca. No se rehúsa a hacer algo porque otro lo haya sugerido. Por el contrario, es complaciente, lo que indica a una persona que está dispuesta a aprender, a ser corregida. Sabe hacer concesiones, no insiste en sus derechos, es objetiva. No impone puntos de vista ni se deja llevar por la soberbia. 4. Es llena de misericordia y de buenos frutos. Lejos de mostrar envidias y odios, se caracteriza por la compasión, su fruto es la disponibilidad, la bondad, el gozo y una vida más plena. Es paciente con débiles y caídos. 5. Ofrece ayuda; es decir, no es una emoción que no llega nunca a la acción. Mal podríamos decir que sentimos pena por los que sufren las inclemencias de la naturaleza o de la vida, mientras derrochamos las bendiciones de Dios que por amor y misericordia nos ha dado y no hacemos lo posible por ayudarlos. Dios nos exhorta con firmeza: “compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno” (Col 4:5-6). 6. Es imparcial y sincera. Lo que significa que la persona tiene un corazón orientado solamente a seguir a Dios, a diferencia de la persona de “doble cara”. El término sincero significa que no hay falsedad o actuación teatral en lo que dice o hace la persona: no es hipócrita. El escritor sagrado resume todo lo anterior como sigue: “18El fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.” Es decir, los que buscan y procuran la paz, siembran en el huerto una semilla que ha de producir excelentes frutos de justicia. Hacen pues, una labor opuesta a los falsos sabios, que en sus envidias y rivalidades provocan la agitación y el desorden, con lo que la justicia es violada y quebrantada. Nuestro Señor Jesús dijo: “dichosos los que trabajan por la paz, porque será llamados hijos de Dios” (Mt. 5:9). Son hijos de Dios porque están actuando como su verdadero padre, produciendo el tipo de justicia que agrada a Dios. Finalmente tenemos que: La sabiduría falsa, además de ser terrenal, humana y diabólica tiene como frutos: rencor, divisiones, riñas y chismes, entre otros. Es enemiga de la unidad y el compañerismo. Nada bueno puede crecer en un ambiente en el que las personas están en constante rivalidad y desacuerdo. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 8
  • 9. En una comunidad en la que hay agresividad, rivalidades y peleas es terreno estéril en el que no pueden germinar ni producirse semillas de la justicia. Quienes fomentan las rivalidades y divisiones en las iglesias actúan como enemigos de Dios y como instrumento de Satanás. Pero este terreno que es estéril para la justicia de Dios es muy fértil para que Satanás deposite en él su semilla, y sin mucho esfuerzo esta se multiplica rápidamente ya que son muchos los que con su conducta y testimonio ayudad a su engrandecimiento de su obra, sirviendo como tropiezo para el prójimo. Al respecto, el Señor ice. “no seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal” (Pr. 3:7). En contraste con la sabiduría falsa, tenemos la sabiduría de Dios. El resultado de la sabiduría de lo alto es la justicia. Esto es logrado por los pacificadores, aquellos que en la comunidad luchan constantemente por la reconciliación, la pacificación y la unidad, sin las cuales desaparecería la comunión. Sólo en el suelo fértil de la reconciliación mutua puede crecer y florecer la justicia. Todo nuestro saber es parte de la creación de Dios, pero el uso de nuestros conocimientos es provechoso solamente cuando hay una relación de amor con Dios. Sin tal relación, la sabiduría se vuelve incontrolable y al servicio de la maldad. Al someter nuestro conocimiento a Dios, lo utilizaremos constructivamente y para el beneficio de todos. Nuestro Dios, Uno y Trino, por puro amor y misericordia, ha redimido al mundo por la sangre de Jesucristo. En agradecimiento, aceptamos con humildad, todo conocimiento y lo colocamos al servicio de la gloria de Dios y el bienestar de la humanidad. “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvaos, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos” (Sal. 1:1). Amados en el Señor, “pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor” (Ef 1:17). “La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, cuidará de sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” Amén. +José Gregorio Rivas Arzobispo Primado AIELIH Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 9
  • 10.
  • 11. ¡Llegó la navidad! Palabra conocida en el mundo entero, su significado muy claro, del latín "Nativistas"(genitivo Nativitatis) que significa nacimiento. No estamos hablando de cualquier nacimiento, aunque todos los nacimientos son de importancia sublime. “Por eso, el Señor mismo les dará una señal: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel” (Is 7:14). En esta fecha de noche buena hasta la llegada de los reyes magos, los registros históricos bíblicos nos narran el nacimiento de un niño llamado Jesús, que significa "Salvador", cuyo origen genético no fue voluntad de carne ni de varón, sino de Dios, llamado el Hijo de Dios. El verbo hecho carne, el ungido de Dios, el Mesías, es llamado por San Juan; la luz, en otro evangelio: el sol de justicia. Su nacimiento estuvo lleno de fenómenos no naturales, empezando por el embarazo de una virgen, con amor y devoción. La virgen María "Mirian", a la cual se le apareció un ángel dándole el anuncio, cumplimiento profético: porque una virgen parirá un hijo, su nombre es Emanuel que significa: "Dios con nosotros". “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros») (Mt 1:22- 23). La noche de su nacimiento una estrella brillante sirvió de guía, como brújula, a los reyes magos que venían del oriente para adorar al niño, trajeron regalos especiales: oro, incienso y mirra, entre otros. Ángeles anunciaron el nacimiento a los pastores en el La Navidad Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 11
  • 12. campo, porque había nacido en la ciudad de Belén un salvador el cual es Cristo el Señor. Y “los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho” (Lc 2:20). Él salvará a su pueblo de su pecado. Fue tan aceptada y creída su llegada que el rey Herodes mandó a matar a todos los primogénitos tratando de eliminar a este niño que sería “Rey". Todos los cristianos de iglesias históricas y modernas celebran según el calendario litúrgico, desde el 25 de diciembre hasta el bautizo de Jesús, el tiempo de Navidad. Acompañado de tradiciones según la diversidad cultural, comidas típicas, bailes, regalos, obras de teatro, el árbol de navidad. El alumbrado de calles y plazas con luces, fuegos artificiales. En cada país es distinta la celebración, pero tenemos todos en común la alegría de la feliz navidad porque nos ha nacido el Salvador. Una noche de invierno, en el año 1536, dice la leyenda que Martín Lutero caminaba por un bosque de pinos cerca de su casa en Wittenberg, cuando levantó los ojos y vio miles de estrellas brillando a través de las ramas de los árboles de pino, esto lo inspiró a colocar un abeto iluminado con velas en su casa esa navidad. Poco a poco la tradición se fue extendiendo por los hogares del sur de Alemania. Todas estas tradiciones culturales nos llevan a un mismo objetivo, a considerar y recordar la navidad, su significado místico y profundo, donde también se refleja de manera milagrosa la reunión familiar, los regalos a los niños, el abrazo de feliz noche buena y feliz año, pero sobre todo los sentidos; la participación de las misas navideñas, los cánticos de adoración que nos dejan mucha enseñanza y nos dan comunión con el hijo de Dios hecho carne (Is 9:6-7) Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9
  • 13. porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y su nombre admirable, consejero, Dios fuerte, Padre eterno, príncipe de paz. Su advenimiento es un milagro del cielo dado a los hombres para que todo aquel que ponga sus ojos en Jesús el autor y consumador de la fe, reciba milagros y maravillas. Todos los niños nacen para sí mismos o para sus padres, Jesucristo es el único del cual se dice que “nos ha nacido”. Esto ocurre porque Cristo nació para nosotros, para nuestro bien. (Lutero, 1525). Cristo, ¡en verdad es un Rey asombroso y extraño, que está más cercano a nosotros precisamente cuando está más alejado, y que está más alejado cuando está más cercano! Que esto no nos parezca asombroso, se debe a que nos falta el conocimiento cabal y la experiencia. (Lutero, 1525). Es posible que no te has dado cuenta de los favores concedidos, respuestas a tus oraciones, pero en esta navidad la invitación está dada para invocar el nombre de Jesús, vivir una navidad en paz y armonía con los tuyos, recordar los regalos que su infinita providencia ha dado a tu vida y a dar gracias a Dios por todo, que se haga la voluntad correcta agradable y perfecta en beneficio del bienestar espiritual, físico, emocional, familiar. La navidad en tiempo para dar... de reflexionar en las grandes cosas que Dios ha hecho, hace y continuará haciendo por nosotros. Feliz navidad para todos... La bendición de Dios todopoderoso esté con ustedes siempre. + David Joel Carrasco. Obispo Iglesia Católica Luterana de Venezuela. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 13
  • 14.
  • 15. La Contemplación: Concepto, Forma de Vida y Aplicación Actual. El Mover hacia la Felicidad: El Hesycasismo Éste es una movimiento espiritual poco conocido en Occidente y que en el mundo cristiano de Oriente lleva largos siglos de práctica, con los vaivenes propios de la historia, incluidos sus detractores. Lo indudable es que ha dado lugar al surgimiento de grandes y muy valiosos Maestros Espirituales -llamados starets entre los monjes ortodoxos rusos –cuyos textos y compilaciones no pierden actualidad, sobre todo ante la legítima búsqueda que ambicionan. Nada menos que la Paz Interior y la armonía de la vida. En una palabra, la felicidad plena, serena y repleta de quietud interior. Algunos dicen que el hesicasmo o hesiquiasmo, formas también de nombrar a este mover espiritual, ha recibido influencias de la India pues tiene semejanzas con algunas prácticas fisiológicas que pueden verse entre sus devotos y Maestros. Otros, sostienen que fue a la inversa, y que fue la práctica de los antiguos Padres y Madres del desierto la que influye en la India. La Contemplación Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 15
  • 16. Sea de una u otra forma, debemos remontarnos al siglo IV de nuestra era para encontrar los primeros testimonios entre los cristianos de esta práctica espiritual. El hesicasmo es una doctrina y práctica ascética. Ascesis quiere decir ejercicio, y se refiere al ejercicio interior, a la disciplina del alma, a la creación de hábitos positivos de pensamiento y conducta. Es en Evagrio Póntico, siglo IV, en quien encontramos interés en el hesycasismo. No es de extrañar que un hombre que estuviera tan dedicado a la superación espiritual, hallara en estas prácticas una herramienta para tal fin. Una práctica que tiene dos pilares: la ascesis y la contemplación. ¡Y las dos resultan un desafío para las personas del tiempo presente! El ejercicio interior, el cuidado espiritual ha caído “en desuso”, aunque las aspiraciones del ser humano sean las mismas: la Paz y la Felicidad plenas. Es como si las principales herramientas hayan dejado de ser protagonistas de los más grandes anhelos de la persona humana. Un gran Padre de la antigüedad, Máximo el Confesor decía: “La contemplación es una acción en potencia, y la acción es una contemplación activa; la virtud es la manifestación del conocimiento, y el conocimiento es la fuerza que protege la virtud”. Y de conocimiento se trata. De práctica, de herramientas útiles para mejorar la calidad de vida, que estoy convencido empieza de adentro y se ve en el afuera de la vida. Entre estas herramientas útiles, he de rescatar las olvidadas por la historia, para la búsqueda legítima de ese grito ancestral que anida en el alma humana a la hora de luchar por su felicidad. Y bien digo luchar, porque la búsqueda de la felicidad y la paz son parte de la gran batalla espiritual en la que nos enfrentamos con el diablo y sus agentes visibles e invisibles. Cuando hay lucha es porque hay batalla. ¡Y vaya si no estamos en un tiempo de batalla espiritual! Algunos han delegado, donado me atrevería a decir, sus anhelos más íntimos por esta felicidad última en otras personas, en los liderazgos políticos, en las promesas vanas del mundo finito, y la Biblia bien dice: “maldito el hombre que en el hombre confía” (Libro del Profeta Jeremías 17:5) y éste resulta el versículo que significa la mitad de la Biblia exactamente. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 16
  • 17. Y así Dios lo ha querido pues creo se refiere directamente a confiarle a otro, a entregarle a otro la dignidad personal por la conquista de esa paz y felicidad. Otros lo hacen con las drogas y las “pastillas de la felicidad” que propone la ciencia. Sin embargo, siempre queda una sensación de vacío que el diablo termina utilizando: con los mecanismos de desenfreno: el juego, la lujuria, la avaricia. En definitiva, las pasiones desordenadas de las que hablan las Madres y los Padres del Desierto. Y es cierto que no existen lugares vacios: lo que no ocupa un cuerpo lo ocupa otro. Hasta la física lo define así. En el mundo espiritual es igual. Por ello, el ejercicio interior no se trata solamente de desligarse, desprenderse de lo que ata el fluir de la vida, sino también de llenarse de aquello que facilita ese fluir. De otro modo, solamente estaremos proponiendo una des-integración del alma, una disolución de la persona espiritual, para ir hacia la nada que sigue a esta existencia y ésta no es nuestra propuesta final ni el resultado eficaz del trabajo espiritual digno. La des-integración, el Nirvana, con todo respeto, no nos es propio. No somos para nunca más ser. ¡Somos porque Dios nos ha hecho! Ex-sistimos para sistir. Recuerdo a un gran maestro del Islam que me honró con su amistad muchos años y que una vez me dijo: En la repetición del Nombre de Dios encuentro la Paz. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 17
  • 18. Me sorprendió ese día con su sintonía absoluta con la tradición de los Padres y Madres del Desierto cristiano. Porque ya abunda decir que este movimiento no le pertenece a una tradición eclesiástica, sino que es un mover espiritual de contemplación y acción propiedad de la Iglesia Cristiana toda, desde sus inicios. Y ésa afirmación me la regaló aquel maestro, cuando yo le pregunté cuál era para él el camino hacia el encuentro con la Paz Interior. Creo que los verdaderos buscadores de Dios confluyen, unen sus corrientes al final del camino, cuando son sinceros y dóciles al Espíritu Divino. Después de todo hay que creerle a Jesús cuando dice que el Espíritu sopla donde quiere (Cfr. Juan 3:8). Sostenemos que la virtud es la manifestación del conocimiento –de otro modo: ¿cuál sería el sentido de estudiar la Palabra de Dios y buscar su Voluntad?-, por ello quiero proponer un conocimiento que nos ayude a todos en este tiempo de des-orden personal, familiar y social que parece haber perdido su norte espiritual. Podríamos comentar muchos aspectos de las experiencias de las Madres y los Padres antiguos, de los místicos propios de la Reforma, pero entonces estaríamos escribiendo un Tratado y no es la intención. Podrán encontrar escritos sobre la vida de Evagrio Póntico en muchos lugares e incluso algunos de sus textos –no todos por cierto– porque aún no se han terminado de traducir, ya que por un largo tiempo, varios siglos en verdad, fueron condenados por la misma Iglesia de Roma que hoy lo permite conocer. Su silencio obligado ha demorado en mucho los caminos de la hesiquia. Hablo de la Iglesia de Occidente, remarco, pues hoy el hesiquiasmo se sigue practicando, por ejemplo, entre los monjes del Monte Athos y otros Monasterios del rito cristiano oriental. ¿Será por eso que estas Iglesias tienen tal percepción de los carismas espirituales? Un ejemplo de ello es que reconocen el carisma del exorcismo entre sus fieles. Son personas de reconocida autoridad para expulsar demonios y que no requieren de una ordenación eclesiástica para ello, como en muchas Iglesias de Occidente. Asimismo relacionan el silencio buscado en la práctica del hesicasmo como un camino para recibir revelaciones sobre el futuro. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 18
  • 19. Vamos por orden: Son tres las necesarias condiciones de la práctica hesicasta: el ya nombrado silencio y también la soledad, que no es una huída de otros, sino una prescindencia de lo externo para no distraer la atención y el ejercicio de la quietud que tiene varios objetivos; el control de los propios pensamientos y su adiestramiento, la necesidad de liberación de las preocupaciones que con su carga negativa empañan la búsqueda de la Unión con Dios y la sobriedad de las costumbres y los gestos. El Hesycasmo en general ha recibido críticas no tanto por su búsqueda del silencio y la soledad sino sobre todo por la quietud. Se entendió que dicha quietud expresaba un desinterés por lo que alrededor sucedía y que ello causó hasta derrotas militares en su momento. Sin embargo, hoy podríamos decir que los tres resultan “amenazantes” para el hombre y la mujer modernos. Ya no se busca el momento de soledad (hay muchos que hasta tienen miedo de estar consigo mismos, aunque parezca increíble). Las personas tienen temor al silencio y la quietud parece ser una pérdida de tiempo. De este modo, permanecemos alejados de herramientas de gran valor, imprescindibles diría yo, para hacer el camino hacia la paz y la felicidad reales. EJERCICIO PARA COMENZAR A ORIENTAR EL CORAZÓN HACIA DIOS: Una de las más poderosas formas de orar y prepararse para la contemplación es la oración de la respiración. 1. cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Siente su ritmo. 2. Retiene el aire por unos segundos y suéltalo. Repítelo al menos cinco veces. 3. Une la inspiración con la expresión: SEÑOR y la expiración con el Nombre Santo: JESÚS. 4. Haz la práctica en el momento del día –o al final del día– durante 10 minutos al menos los primeros 10 días en lugar apartado. 5. Comienza a orar con la respiración en algún lugar concurrido y prueba tu concentración. Verás que te pacificará cada vez que lo hagas. Otra expresión utilizada en forma clásica para esta forma que nos acerca a la oración incesante es la del Evangelio: “Señor Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí pecador.” (Lc. 18:38), pues contiene el Nombre Santo, la adoración y el reconocimiento humilde de nuestros pecados. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 19
  • 20. Señor Jesús, me dispongo en Tu Presencia para comenzar esta nueva etapa espiritual que me acerca a Ti con todo mi ser. Dame la Gracia de poder contemplar tu Presencia en mi interior y con ella regálame tu Paz y Armonía. Que el suave rocío de tu Espíritu Santo inunde mi mente y mis latidos para que contemple mejor tu hermosura. Te doy gracias, porque lo estás haciendo ahora. Amén y Amén. Este es un mundo divertido. En toda su expresión, pues di–vertido quiere decir estar arrojado fuera de uno. Las personas están divertidas en todo el sentido del término. El ruido se vuelve excusa para no centrarse en uno, para no recuperar ese centro desde el que volvemos en sí. Recordemos: el hijo pródigo estuvo lejos de la Casa del Padre y permaneció divertido mucho tiempo; hasta que se le acabaron las excusas (en su caso el dinero y con su ausencia, se acabaron los supuestos amigos) y se encontró donde no quería (dándole de comer a los cerdos y comiendo él mismo de la comida del chiquero) hasta que volvió en sí y decidió tomar el camino de vuelta a la Casa Paterna. ¡Y allí estaba el Padre esperándolo, mirando a la distancia y corriendo a su encuentro para abrazarlo! Es hermosa la Parábola sobre este hijo –que todos hemos sido o somos en un momento de la vida– y para el que quiera leerla completa la encuentra en la Biblia, en el Nuevo Testamento, precisamente en el Evangelio de San Lucas cap. 15:11-32. Y San Lucas, cabe decir, era médico y se acerca al cristianismo sin haber conocido personalmente a Jesucristo porque intuye que la salud comienza en el interior. De pueblo en pueblo fue escuchando sobre Aquel que primero perdonaba los pecados, sanaba el alma y después sanaba el cuerpo. Así, en el camino recibía las noticias del paso de Uno que levantó paralíticos, curó leprosos, devolvió la vista a los ciegos y hasta resucitó muertos. El ruido se vuelve excusa para no centrarse en uno, para no recuperar ese centro desde el que volvemos en sí. El hijo pródigo, mientras estuvo divertido permaneció hasta el cuello de lodo y excremento de chanchos. Era como estar muerto. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 20
  • 21. Estar hasta el cuello de Dios supone el incómodo camino de retorno al Sí Mismo. Hacer el camino de vuelta a nuestro interior requiere el silencio (la reflexión sincera y profunda) y la soledad (la ausencia de malas compañías y/o distracciones) y la quietud (sobriedad de gestos y acciones). Sólo hay que atreverse a marchar. Dejar de estar hasta el cuello de olor a chanchos y dejarse inundar hasta el cuello de la Presencia del único que garantiza Paz y Felicidad verdaderas. Dios huele bien. La fragancia de Su Santo Espíritu es reconocida como olor de santidad, y esto ha quedado como testimonio en la historia de muchos amigos de Dios, al momento de partir de este mundo. Lo ineludible es hacer el camino. Nadie lo puede hacer por nosotros. Lo hizo Lucas médico para conocer al que sanaba al hombre entero. Lo hizo el hijo pródigo de la Parábola para encontrarse con el abrazo de luz de Dios nuestro Padre. Lo hizo Evagrio Póntico en el Desierto y con él todos los custodios del valor inmenso de la hesicasia. Y si te atreves, lo harás tú también con la seguridad de la compañía de la Familia Celestial. Dicen los que saben de estas cosas que el anhelo de felicidad está impreso en el alma del hombre porque lleva la firma de Dios. Lo creo así, porque de otro modo, no sería la mayor búsqueda de todos los tiempos. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 21
  • 22. Agustín lo expresaba en sus Confesiones (1,1): ”Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti”. Este mismo varón del Siglo IV decía que el anhelo de Dios ya es oración. Es decir, el querer que Dios esté cerca nuestro, el desear su compañía ya es tenido en cuenta como una plegaria para el Cielo. 1. Siéntate cómodamente. 2. Pon tu mano derecha en tu muñeca izquierda y siente tu pulso. 3. Concéntrate sólo en eso por cinco minutos. 4. Comienza a repetir la oración del corazón al ritmo de tu pulso. (Sugerencia: Señor Jesús, lléname de Tu Amor). Hazlo al menos veinte veces seguidas. 5. Deja de tomarte el pulso y sigue orando. 6. Luego de otras veinte veces, vuelve a sentir tu pulso por un breve instante para comprobar que la oración está acompasada con él. 7. Extiende lo más posible el ritmo de la oración y deja que se instale en tu interior. Verás que la oración seguirá “impresa”, internalizada, al ritmo de tu pulso. OBSERVACIÓN IMPORTANTE: A lo largo de este trabajo te doy alternativas en frases de la Oración del Corazón, que conduce a la contemplación aún en medio de la actividad. Tiene que elegir una y con ella imprimir el corazón. Sólo una y por varios años. El Espíritu Santo te indicará cuándo moverte hacia otra invocación, sea de pedido, de bendición o de perdón. El desafío es perseverar en la propia invocación del Nombre, según te sea inspirado. Señor Jesús, instrúyeme, sé mi Maestro para que con la suavidad de Tu entrañable Amor aprenda yo a amarte en el silencio, en la quietud, en la contemplación orante del corazón. Que tu Santo Espíritu fluya y ore en mí con silencios inefables que puedas Tú traducir en lenguaje celestial. ¡Enséñame a orar en lenguas con mis latidos! Que te respire Jesús, y pueda así llenar de tu perfume mi vida y a todos a mi alrededor. Te doy gracias, Señor, porque lo estás haciendo ahora. Amén y Amén. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 22
  • 23. Al igual que el anhelo de felicidad, el anhelo de Dios lleva la firma del propio Dios. Estamos seguros que así es, porque la fuente es la misma. El Creador anima a su creatura a ir hacia Él y le acompaña en ese camino. El espíritu puede lograr esa experiencia directa de Dios en la medida en que se entregue pacíficamente –se rinda– al Espíritu de aquel que lo inspira. Aquí se hace necesario aclarar que no somos individuos: cuerpo y alma, sino indivitrios: cuerpo, alma y espíritu. Algunos pensadores –como Aristóteles– dejaron de lado el concepto del espíritu para poner todo su empeño en la dimensión racional del alma, la psique, y desde esa mirada no es posible tener un encuentro con Dios, que siempre será un encuentro trans- psicológico, pues superará la psique –el alma– para adentrar al espíritu humano en la aventura de zambullirse en Dios. Para estar hasta el cuello de Dios, hay que zambullirse en Él. Pero a su vez esto se logra solamente con su ayuda, pues el que puso el anhelo en el corazón humano, es el único capaz de llevarlo a su cumplimiento. Así, el crecimiento espiritual, el avance hacia la plenitud del ser, la clara realización del objetivo de la vida no se logrará con la propia voluntad por más empeño que se ponga en ello, sino con el auxilio del que se hace camino y encuentro a la vez. En el ejemplo del agua aún lo vemos más claro: el abismo inmenso de su profundidad es señal de Su Presencia. Recuerdo un relato del admirado Anthony De Mello que decía más o menos así: Dos peces se encuentran nadando y uno le pregunta al otro: ¿Qué buscas? –Busco el océano, responde éste. Sorprendido, el que había preguntado dice: ¡Pero si estás en él! Y muy triste, como si no fuese comprendido, el otro respondió: Pero si esto es solamente agua. Y se alejó. Por eso, la concepción dualista del hombre, empobrece al hombre y frustra su intento legítimo por su plenitud. Esta concepción dualista es propia de la mayoría de los textos de autoayuda. La dirección espiritual ha de asumir esa otra dimensión opacada pero imprescindible: la dimensión espiritual pero sin olvidar aquellas dos. Por eso el hesicasmo si bien busca la paz, para alcanzarla, combate. Se enfrenta a las pasiones y compulsiones y contra los demonios que las inspiran. Pedirá asimismo la intervención de los ángeles en su favor para lograr el cometido. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 23
  • 24. El campo de batalla será el corazón, al que con el auxilio de Dios y la práctica de los ejercicios espirituales, se ha de purificar progresivamente. El desierto era el lugar para estas mujeres y estos hombres donde se lleva a cabo el combate Pues fue en el desierto donde Jesús mismo enfrentó cara a cara al demonio durante aquellos cuarenta días posteriores al Bautismo de Juan y anteriores a su ministerio público, repleto de milagros y sanidades. No huían al desierto. Al contrario, era su herramienta. Allí no tenían excusa para el encuentro con ellos mismos. En este lugar no había distracción posible para no enfrentar a los propios demonios. Evagrio Póntico dirá: sólo aquel que enfrenta sus propios demonios, puede expulsar a los demonios. Un gran maestro espiritual dijo una vez: Quien huye de su desierto, transforma toda su vida en desierto. Esto vale para entender por qué tantas personas están sumergidas en el ruido, escapando del silencio constructivo que es el silencio del que escucha, no del que calla. Los que huyen de su desierto personal –los momentos difíciles de su vida, donde se hace imprescindible la transformación de conceptos sobre sí mismo y la vida que se lleva, sobre los valores que verdaderamente comprometen la existencia, el sentido de la enfermedad, etc- pierden la oportunidad de encontrarse, y –aunque nunca es tarde para acercarse a Dios– se demorarán en un desierto donde la sed se hará insoportable y las ilusiones de la vida, cual alucinaciones en medio de la arena, desviarán su paso. En el desierto la sed es ineludible. Por eso al desierto hay que cruzarlo. La Sagrada Escritura dice que cuando Jesús refutó las tentaciones del diablo en el desierto: la de impresionar a los demás, la de ir en busca de la fama y la gloria, la de usar para sí lo que Dios le dio para los demás, el diablo se fue y los ángeles vinieron a servir al Cristo. Y los ángeles sirviendo a Jesús, señalan la transformación del desierto en paraíso. El paraíso se conquista con el conocimiento de sí mismo, con la iluminación de Dios y con el reconocimiento de su permanente presencia e inspiración, pues de Él y sólo de Él dependemos. Se le adjudica al mismo Ermitaño del Ponto la expresión: “Conócete a ti mismo y conocerás a Dios” que tantas veces se repite. Pero para conocerse a sí mismo, hay que enfrentar el combate. Definir lo que impide que la vida fluya, encontrar el nombre de aquellas pulsiones. ¡Porque el que denomina, domina! Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 24
  • 25. Así como hay que andar para cruzar el desierto, hay que nadar en las aguas de Dios. No alcanza con flotar, hay que sumergirse. No alcanza con quedarse mirando la arena, hay que cruzarla. Por lo dicho, queda excluido todo concepto de quietismo cuando hablamos de hesicasmo, por más que algunos hayan querido asimilar el término a la práctica. Se trata de contemplación activa, de oración incesante en medio del día. No alcanza con re- conocer (que por cierto ya es algo) lo que me ata, hay que desatarlo. Y para desatarlo contamos con la ayuda incondicional de Dios, Padre que nos señala que ante la inclinación a hacer el mal, propia de la voluntad del ser humano vacía de Dios, se opone la dulce fuerza que nos inclina a hacer el bien y que tienen en el Creador su fuente original. Dije más arriba que la capacidad, la clarividencia en términos comunes, de ver el futuro y las cosas que se corresponden con el mundo invisible tienen su punto de partida en el silencio y opuse a éste, el mundanal ruido que ensordece también los sentidos espirituales. Dicha clarividencia son para nosotros el Don del Discernimiento y el Don de Profecía. Por eso digo también que el silencio fértil es el silencio del que escucha, a diferencia del silencio tenso, cuando callamos aunque haya algo que requiere ser dicho, o callamos por indignación y rencor. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 25
  • 26. Uno es un silencio dinámico, fluye como el agua fresca que nos renueva, pues es Palabra del Cielo la que escuchamos con el silencio de nuestra boca pero los oídos espirituales abiertos. El otro es el silencio de lo estático, lo estancado, que pudre las aguas transformándolas en verdoso espacio sin vida posible. En la doctrina y práctica del hesicasismo hay que comprometer todos los sentidos espirituales: vista, oído, gusto, tacto y olfato, que muchos dejan que se atrofien por la carencia de ejercicio espiritual. El mover hesycasta contiene ejercicio espiritual cuando enseña prácticas fisiológicas como disponerse sentado, con los ojos cerrados, favoreciendo la concentración con poca luz y en un ambiente cómodo, como les enseñé más arriba. Hasta aquí me había referido yo a los Monjes del Desierto como grandes practicantes formales del hesiquiasmo. Podríamos nombrar a otro experto en el combate espiritual como Juan Casiano (360/435), de la escuela de Evagrio Póntico, quien se sumergió en las aguas de Dios hasta el cuello, dejándonos en sus textos mucho sobre este combate y el adiestramiento de los pensamientos. Por otro lado, Teófano el Recluso, nos enseña sobre estas posturas que facilitan y entrenan para llevar la oración desde la mente al corazón, donde debe posarse. Por eso los ejercicios que ustedes están practicando, se condicen y se integran con la experiencia de aquellos que nos enseñan desde temprano en la historia de la Iglesia. Recordemos que es el corazón en campo donde se libra esta batalla por el fluir de la vida en nosotros. Y el adiestramiento de los pensamientos nos exige trasformar aquello que siempre parece adverso, en oportunidad; el problema en proyecto para resolver y la visión del pecado, como distracción de un amor desorientado que no encuentra dónde reposar. Transformar significa asumir, no negar. Transformar no es cambiar, es mucho más que eso. Es avanzar asumiendo lo pasado para que cobre sentido esa experiencia, poniéndola a los pies de Dios, pidiendo a su Espíritu Santo el discernimiento y a partir de éste darle el enfoque y energía para crecer. Nada en nuestra historia sucedió por casualidad. Dios tiene un propósito y es nuestra felicidad. El diablo tiene otro y es justamente nuestra infelicidad y desesperación. La quietud es la forma en que podemos alcanzar el control de los pensamientos. Aquietar la mente es acercarse a la templanza interior. Y ésta templanza es sólo fruto de nuestra común unión (comunión interior) con el Nombre de Dios. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 26
  • 27. La gran arma espiritual del hesiquiasmo es la repetición constante del Nombre de Dios, pues en este Nombre se sustenta el Universo entero. ¡Es en el Nombre de Dios donde hemos de zambullirnos confiados para quedarnos hasta el cuello de Su Presencia! INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN EN MEDIO DEL CAMINO: Ya estamos promediando nuestra labor en el fascinante camino de la contemplación, la unidad tan preciosa con el Omnipresente Amor de la Santa Trinidad. ¿Qué está cambiando en tu vida a partir de la práctica de la oración del corazón? ¿Sigues escapando de algún “desierto personal”? Si es así: ¿Qué te impide que se lo entregues ahora mismo al Señor Resucitado? Durante cinco minutos habla en voz alta con el Señor sólo para decirle las cosas más bellas que nacen de tu corazón. Luego, durante el mismo tiempo di en voz alta lo que creas que el Señor tiene de bello para decirte a ti. Escúchate con atención. Es el Espíritu Santo el que habla. Déjalo fluir. Si no has podido completar esos cinco minutos de las bellas cosas que Él conoce de tu persona, permítete repetir el trabajo al menos dos veces a la semana durante tres semanas. Elije los días. Afírmate sobre la certeza de que Él tiene mucho de lo cual sentirse orgullo en tu vida. Acrecienta tu vínculo de amor con tu Padre Creador. Señor Jesús, regálame en la intimidad de mi corazón la misma comunión que tienes con el Padre. Que yo escuche más Tu Voz que me anima, que me alienta e impulsa con seguridad en mí mism@ que las voz del enemigo, que inhabilita y ensombrece. Que pueda yo decir como tu Apóstol Juan que soy el más amado y que esa certeza inunde mi mente y mi corazón. Dame de tu Espíritu Santo para que valore la quietud y el silencio donde tu suave brisa transforma mi cansancio en descanso, y mi tensión en suavidad. Gracias, Señor, porque lo estás haciendo ahora. Amén y Amén. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 27
  • 28. Ahora, avanzamos y ascendemos: San Pablo en la Primera Carta a los cristianos de Tesalónica en su cap. 5:16-18 dice según la versión de la Nueva Traducción Viviente de la Santa Biblia: “Estén siempre alegres. Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda circunstancia, pues ésta es la Voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús”. Y también: “Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténgase alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes”. (Carta a los Efesios 6:18). Y en otro pasaje de la Biblia insiste San Pablo: “Así pues quiero que los hombres oren en todas partes, y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón y sin enojos ni discusiones”. (1 Ti 2:8) ¿Cómo estar siempre alegres? ¿Cómo orar sin cesar? ¿Cómo hacerlo en todas partes? Así, la Oración del Corazón será la manera, según las Madres y los Padres del Desierto, de hacer posible esta invitación del Apóstol. Lo dejaron plasmado en la Filocalia, una recopilación maravillosa de la experiencia orante del corazón de los primeros cristianos entregados a este mover espiritual. Y también en un texto muy bonito que bajo el título de “Relatos de un peregrino ruso” nos hace acompañar al personaje en su búsqueda por esta oración perfecta. ¡Orar en el tiempo presente! ¿Tiene valor? Quiero decir que solo orando recuperamos, defendemos y sanamos nuestro centro. Son muchos los bordes que nos distraen de aquel centro donde anida la Paz y la Armonía necesarias para el buen juicio de la vida y el progreso genuino hacia la felicidad. Ciertamente la felicidad es un camino, pero también una meta. Los creyentes sabemos que venimos de la Felicidad con mayúsculas y que hacia ella vamos encaminados. Por eso decimos que del otro lado de esta vida hay un sol que jamás se esconde. Porque no no hay lados oscuros en la felicidad. Dios lo ilumina todo y a todos. En las tradiciones religiosas del oriente y no sólo en el cristianismo existe una ayuda para esta oración del corazón: el cordón de oración. Esta cuerda con nudos ayuda a no distraerse a la hora en la que emprendemos el momento de dicha oración. Favorece la concentración, facilita el trabajo corporal de la quietud y se hace puerta que permite la conexión con la intuición espiritual, la revelación del futuro y el discernimiento que nos llega “del otro mundo”, de lo celestial y divino. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 28
  • 29. Como detalle interesante: en el cristianismo este cordón de oración se atribuye a Pacomio, también en el siglo IV, quien lo confeccionó por primera vez para los monjes analfabetos, con el ánimo de ayudarlos a lograr un número permanente de rezos dando varias vueltas por el cordón. A dichos rezos le acompañaban genuflexiones que favorecían su concentración y de este modo cumplir con aquel consejo del Apóstol de orar sin cesar. No es necesaria la erudición para zambullirnos hasta el cuello de Dios. No se trata de sabiduría humana ni de teología o filosofía. Se trata de perseverar en la Presencia para que ella permanezca en nosotros y nos envuelva totalmente. Hay un recitado formal de esta oración milenaria, y es la que excluye toda otra actividad. Éste era el modo de las Madres y los Padres del Desierto y lo es hoy de los Monjes de Athos y otros espacios muy particularmente en la Iglesia Cristiana Oriental con especial énfasis en la Iglesia Ortodoxa Rusa. Pero no todos podemos dedicarnos formalmente a este trabajo pues no vivimos aquel estilo de vida tan distintivo. Es entonces que aparece el llamado “recitado libre” de la oración, y es el que se realiza entre actividades cotidianas. ¡Éste es nuestro modo! Recapitulemos un poco: San Pablo invita a orar sin cesar y esta invitación se vuelve desafío que compromete cuerpo, mente y espíritu para sumergirse en el profundo río del Espíritu Celeste. En esta oración radica la paz profunda del corazón, que se hace imperturbable a través de ella, pues se vuelve su morada. Conste que no es nuestro objetivo hacer un tratado de la hesyquia, pues ya hay autorizados escritores y místicos que han producido excelente material para conocer en profundidad el movimiento. ¡Sí queremos rescatar su utilidad! para la mujer y el hombre presentes, tan arrojados fuera de sí por la vida moderna, tan invitados a perderse de su centro. Curiosamente, hoy a las personas alguien les pregunta ¿Qué piensa? Y le responde lo que siente, y a la inversa le pregunta ¿Qué siente? Y le responde lo que piensa. ¡Esto es lo que se produce con la pérdida del propio centro! El Espíritu de Dios anhela ayudarnos para recuperar dicho centro con el objetivo final de que logremos con Él la unión mística, el ilapso, el éxtasis del corazón, el éxtasis de la contemplación de Dios. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 29
  • 30. Y la hesyquia es un camino válido para ello, al alcance de todo creyente, pues “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Heb 13:8). Destacamos hasta aquí el uso de supuestos términos antiguos; supuestos digo porque nadie los ha quitado de la práctica. ¿Pero cómo se han de practicar si nadie las enseña? Ejercicio espiritual/ascesis, oración del corazón, hesicasismo, unión mística con Dios, ilapso/éxtasis. ¡Ni qué hablar de la soledad, el silencio y la quietud! Suenan como si fueran términos medievales… Mientras tanto, el ser humano presente, arrojado a la ferocidad de una sociedad de consumo, no encuentra un supermercado donde comprar un poco de tranquilidad y aún menos la paz y la felicidad. Algunos del supermercado del tener, van a la farmacia de la ilusión, para “soportar mejor” los desafíos de la época. Luego, sentados delante de sus computadoras, buscan en recetas novedosas y prácticas mágicas la solución a sus problemas. Otros, en la adhesión a nuevas doctrinas que nada más sumergen en la desesperación de no encontrar un horizonte trascendente, se involucran en sectas y hasta en el satanismo –que está vivo y por experiencia se lo digo– e intentan respuestas a sus agobios. Faltan maestros, directores espirituales, Pastores y Pastoras que enseñen que la respuesta está en el sumergirse en Dios, en dejarse llenar y llevar por Él y solamente por Él. Pastores y Pastoras que no se señalen a sí mismos –como gusta señalarse el diablo- , sino al que en verdad es la fuente de todo lo que somos y esperamos ser. El diablo se señala a sí mismo como algunos falsos maestros y gurúes, por causa de su orgullo, que lo hizo caer hasta el fondo del abismo más lejano de Dios. Juan Clímaco, siglo VI/VII, en su obra “La escalera del divino ascenso” señala que la humildad es la que lo ha salvado de verdad. Un peldaño imprescindible. Le es imposible al diablo ser humilde, sin embargo, esta humildad la vence su astucia. Para ser humilde, hay que conocerse y el que se conoce a sí mismo es porque está haciendo un trabajo espiritual genuino que lo hace consciente de que depende en todo de Dios. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 30
  • 31. “Jesús sálvame”, resultará una de las fórmulas de la oración del corazón, junto a aquellas que ya les propuse. Ser salvados de nuestro ego, de nuestro orgullo, de nuestra soberbia. Recordemos: Evagrio Póntico sostiene: “conócete a ti mismo y conocerás a Dios” y ello es posible solamente para el que se arroja confiado a las aguas mansas del Creador, que barre y limpia nuestro ego. SOBRE EL ESPECIAL LUGAR DE LA MUJER EN EL CAMINO DE LA CONTEMPLACIÓN: APORTES IMPRESCINDIBLES EN LA ACTUALIDAD La mujer era considerada en igualdad de dignidad con el hombre en la Iglesia desde los primeros tiempos. ¡Y esto no debió cambiar nunca! Gracias a la fidelidad a la Palabra, el pueblo evangélico ha conservado –en su mayoría– esta igualdad fundada en la voluntad de Dios. Así, la mujer fue desde el principio también reconocida como directora espiritual y ejercía esta vocación con naturalidad. El texto de los “Apotegmas de las Madres del Desierto”, cuya introducción, selección y versión es de Martí Ávila i Serra, nos habla de un detalle que me interesa remarcar: La cardiognosis. Con esta palabra se designa una de las principales características de las Ammas y los Abbas del Desierto: el conocimiento interior. Como resultado de su propia purificación interior, de sus ejercicios en la búsqueda del encuentro con Dios, se sumergieron tanto en las aguas de su Amor, que esa pureza les permitía ver y leer el corazón del prójimo como quien mira aguas cristalinas y puede decir qué hay dentro de ellas. En este conocimiento, también ponían en ejercicio su amor al prójimo, al encontrar Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 31
  • 32. en ellos sus miserias. Asimismo, adherirse e interpretar los sufrimientos de ellos. ¡Qué precioso don el que resulta de sumergirse en Dios! Hoy, que nos encontramos en un tiempo desafiante, que nos impulsa al egoísmo, a la visión utilitaria del otro y a confundir el ser con el tener, el camino del hesycasmo se hace urgente. Insisto e insistiré en ello. El aporte que pone el acento en el corazón, lo han dado las Madres del Desierto, Pastoras de almas. Y tantos unos como otros, estas mujeres y varones del Desierto, entendían el corazón no como un órgano, sino como el resumen de todo el ser humano: su inteligencia, su voluntad, su memoria, el lugar de los sentimientos y, citando la obra mencionada: “el principio de unidad espiritual y energía de todas las fuerzas del alma y del cuerpo. El hombre es corazón.” Hoy se habla de personas tóxicas, y en el fondo son personas que no se han encontrado con su centro, con su corazón, con la esencia de su salud. Porque la salud es la armonía del cuerpo, la mente y el espíritu. Está bien alejarse de las personas venenosas. Uno de los principio del hesicasismo es el de apartarse de aquello que nos perturba y divide interiormente. Lo que no te ayuda a avanzar, te demora. Pero ¿Cómo hacerlo en medio de la vida cotidiana? Antes que nada, hay que entender que la espiritualidad es sinónimo de vida sana. Esta vida sana supone ir sanando el entorno. Y esto exige apartarse de las personas venenosas por más próximas que parezcan. El silencio es salud, escuché decir más de una vez, y esto es cierto. El silencio de los anacoretas, los ermitaños, los buscadores del encuentro con Dios se hace actual cuando elegimos a quién escuchar. Muchos a nuestro alrededor hablan demasiado y tal vez hasta nosotros mismos lo estamos haciendo y recordemos que demasiadas palabras esconden emociones. Una forma del infierno es estar rodeado y a la vez en absoluta soledad. Una forma del Cielo es estar en la presencia silenciosa y amorosa de Dios y sus Ángeles benditos. ¿Se te ha ocurrido que muchas de nuestras ansiedades, la tuya propia, querida y querido lector, es fruto del anhelo no alcanzado por encontrar tu Pastora o Pastor, siendo tu estado actual el de aquel que anda como si fuera una oveja sin Pastor (Cfr. Mt. 9:36 )? Aún así no nos detenemos muy seguido a pensar cuántas Ammas y Abbas han pasado por nuestras vidas para enseñarnos –cual verdaderos maestros del alma– algo de la vida, con su consejo, su experiencia, su mano tendida. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 32
  • 33. Todos hemos tenido algún maestro o maestra, partera espiritual si quieres llamarlo así, en la vida. Las premisas de la vida que va sinceramente en búsqueda de la Paz y la felicidad se resume en tres palabras: aléjate, ama el silencio y permanece en tranquilidad. Aléjate de las personas venenosas, de las situaciones conflictivas que muchas veces se han repetido –no sin tu responsabilidad– en tu vida. Ama el silencio, elije a quién escuchar. Valora al consejo de los que te quieren bien. ¡Es sabido que cuando un consejo molesta, es porque lo necesitábamos! No riñas con el que te lo ha dado. Sé humilde para recibir, tanto como para dar. Y repite el Nombre de Dios para estar tranquilo. El Señor te dará entonces el Don del Discernimiento y, si se lo pides, el de Profecía. Señor Jesús, sáname de la dependencia emocional. Líbrame del agobio de querer siempre complacer a los demás. Aparta de mi vida, con el Poder de Tu Nombre, toda influencia venenosa que esté obstruyendo mi camino y me robe la paz. Que no tenga yo miedo de avanzar pues Tu compañía me da seguridad en el camino, y fuerzas para continuar en él. Espíritu Santo, abre mis sentidos espirituales para que yo vea lo bueno que hay delante de mí, esperándome; para que escuche tu incesante arrullo amoroso. Desata, Señor, mi lengua para que pueda defender mi derecho. Derribo toda fortaleza del pasado, ancestral que esté influyendo en mis elecciones de vida y expulso todo miedo heredado o aprendido. Te doy gracias, Señor, porque lo estás haciendo ahora. Amén y amén. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 33
  • 34. EL PARTO ESPIRITUAL Incluso el más grande de los inspiradores de la terapia espiritual, Evagrio Póntico, le debe su vocación a una Amma. Ella se llamaba Melania la Mayor. Fue la pneumatófora (partera espiritual) de este especial padre, maestro y pastor de almas. Ante la enfermedad que él padeció y que ningún médico pudo diagnosticar, ella lo invita a revisar su vida y a partir de sus faltas y pecados, revisar el sentido de su padecimiento. ¡Ella da a luz espiritualmente a tan grande Orientador al escuchar lo que él tenía que decir desde su corazón e invitarlo a una vida de entrega! Melania, la Amma, señala que la escucha espiritual del otro es una condición indispensable para pastorear las ovejas que el Señor te ha encomendado. Te lo recuerdo amada Sierva y Siervo de Dios. No es casualidad que luego de pocos días de haber hablado con ella, el futuro Monje del Desierto y Padre Espiritual de tantos hasta el presente, haya sanado completamente de su fiebre y dolencias. Escuchar y escuchar-se. Requiere del encuentro con lo más hondo de nosotros. Porque solamente quien piensa lo más hondo, ama lo más vivo. TE INVITO A RESPONDER - TE Con la práctica de la contemplación activa que te propongo: ¿Estás aprendiendo también a escucharte? ¿Practicas la escucha de otros o cuando hablas con alguien practicas “el intercambio de monólogos”? Cuando escarbamos la tierra con encontramos con el humus, con el abono, hecho del conjunto de la tierra y el estiércol. De aquí que la palabra humildad venga de
  • 35. humus –humilitas– porque sólo los que se toman en serio y se sumergen en el humus de sus vidas son capaces de encontrarse con la verdadera humildad de sus vidas. Fruto del reconocimiento de aquel conjunto entre la tierra de la que estamos hechos y el estiércol que nos avergüenza. EL TESORO ESCONDIDO (Mt. 13:44) La Parábola de Jesús sobre el hombre que encuentra en un campo un tesoro escondido y va y vende todo lo que tiene para comprar aquel campo, es una muestra clara que dentro de nosotros habita un gran tesoro. El campo es nuestra vida. El tesoro es todo lo bueno que Dios ha puesto en nuestro interior. El vender todo lo que se tiene significa que hay que deshacerse de todo lo que entendemos de nosotros, a partir de la apariencia, la máscara – literalmente la traducción de personalidad en griego – y el gesto de comprar el campo es atreverse a lo nuevo, a adquirir con el precio de nuestro pasado, un territorio fértil, prometedor. La vida nueva. ¿Estás lista o preparado para cambiar de opinión sobre ti mism@? Uno de los Evangelios Apócrifos agrega algo más a esta Parábola y vale aquí señalarlo: Una vez que el hombre compra el campo, el antiguo dueño se entera de que allí se encontraba un tesoro y se pone muy triste. Este hombre tenía una hija, que sabiendo de la sabiduría y astucia de aquel comprador, con admiración se acerca a él para felicitarlo. Al verla, el comprador y actual dueño del campo, se enamora a primera vista de esta joven mujer y con el paso del tiempo, contraen matrimonio. Así termina la Parábola en el Evangelio Apócrifo. Cabe decir que este final es perfecto. Pues señala la verdad completa de aquel que encuentra el tesoro. También encuentra el amor. La mujer no se acerca por interés. Se acerca por admiración. El hombre se enamora de ella y le ofrece matrimonio al paso del tiempo. El padre de ella sabe entonces que su hija tiene un futuro asegurado con aquel hombre con el que primero hizo un negocio y luego se transformó en familia. Nadie tiene que perder cuando encontramos el tesoro en nuestro interior. ¡Al contrario, todos a nuestro alrededor ganan algo con nuestro crecimiento personal! No tiene que apagarse una estrella para que otra brille. El firmamento nos señala la abundancia. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 35
  • 36. Tenemos que destacar que para que el hombre encuentre el tesoro, cava dentro de la tierra, se encuentra con el humus, y esto lo habilita al tesoro. Algunos temen el encuentro con su interioridad, pues temen quedarse con el estiércol. El estiércol, el humus, promete que seguidamente hay tesoro. Humus, humilitas, humildad. El hombre y la mujer modernos están –en su mayoría– temerosos de este encuentro interior y no se aventuran a la búsqueda de su tesoro personal. Huyen de este encuentro. De aquí la necesidad también de la dirección espiritual. Solamente alguien que haya “cavado” en su interior, puede ayudarnos a cavar en el nuestro. Con la certeza y la experiencia de encontrarse con lo mejor de uno mismo. Amma Teodora bien detalla que el verdadero maestro o maestra espiritual debe ser humilde, no dado a la soberbia, paciente, misericordioso –entiendo como fruto de conocerse a sí mismo– y sobre todo amante de las almas. ¿Conoces algún amante de las almas? Si tu respuesta es no, tal vez es porque no te has dado oportunidad de conocer uno y tu entorno es demasiado materialista. Tengo una definición que comparto contigo: La gente suele repetir: Dime con quién andas y te diré quién eres y yo agrego: Dime con quién andas y te hablaré de tu futuro. La verdad nos hace libres. El parto espiritual al que nos convocan las Ammas y los Abbas, vivido estoy seguro, más de una vez en tu vida ante acontecimientos de vital importancia, nos invitan a mirar nuestro interior con sincera mirada; para poder distinguir aquello que nos sana de aquello que nos enferma, lo que nos impulsa a lo mejor de lo que nos estanca en el pasado, o en lo peor de lo presente. La importancia del parto espiritual es que la posibilidad de la memoria toda la ocupe el Nombre de Jesús. Diádoco (año 468) decía que la purificación interior se da por la sanante memoria del Señor Jesús. La contemplación activa nos acerca a Dios y a nosotros mismos. Es hora de entregarle al Creador la memoria si no lo has hecho todavía. 1. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. 2. Comienza a repetir tu oración del corazón durante al menos cinco minutos. 3. Delante de ti, una puerta preciosa de madera labrada se abre y la cruzas. 4. Te encuentras en una galería llena de cuadros en las paredes. La luz es muy tenue. Son verdaderas obras de arte muy coloridas. Es un gran salón donde resaltan los marcos también, algunos más antiguos que otros; todos costosos, dorados y plateados. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 36
  • 37. 5. Te acercas al primero de los cuadros y puedes observar que se trata de una escena de tu pasado más remoto, de lo primero que tienes memoria. ¿Es un momento feliz o no? 6. Si es feliz lo dejas ahí y avanzas al siguiente. ¡Toda la galería posee cuadros que retratan tu vida en orden cronológico! Harás la misma pregunta delante de cada uno. Si el momento retratado es feliz, lo dejas ahí, sino bajas el cuadro de su lugar y lo dejas en el piso, recostado en la pared. 7. Tómate todo el tiempo para recorrer ambos lados de la galería. Desde tus primeros recuerdos a los últimos. 8. Ya cerca de la puerta otra vez, mira cuántos cuadros has bajado de la pared. Todos esos espacios deben ser cubiertos por buenos recuerdos, antiguos o nuevos. 9. Inspira suavemente y repite: SEÑOR. Con la espiración dirás: JESÚS. 10. Abre los ojos. A partir de ahora, tienes una tarea: renovar tu galería con lo mejor de tu memoria y con aquello que te hace decir “Gracias por lo vivido”. Cuando podemos definir de este modo un momento vivido, es porque hemos experimentado una fuerte presencia de Dios con nosotros. La memoria sanante de Jesús es transformadora de la vida en su totalidad. Con ello trae la paz y felicidad que como anhelo están escritos en nuestra alma como dije, con la firma de Dios. Jesús en el Evangelio, les dice a sus discípulos: “Anímense. Yo he vencido al mundo”. (Evangelio de San Juan 16:33) El mundo no es en sí malo, pues Dios lo ha creado. ¡Es la interpretación que el diablo, con las limitaciones mentirosas, ideas engañosas, falsas premisas de la existencia en general, lo que Cristo ha vencido! La falsa imagen de nosotros mismos es vencida por el Señor Resucitado. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 37
  • 38. INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN AL FINAL DEL CAMINO ¿Cuál es tu imagen ideal de la vida? ¿Idealizas a alguna persona? ¿Qué tiene esa persona que tú no tengas? Si tu ideal está puesto en Dios –sea como lo llames- ¿Te da vergüenza decirlo/compartirlo? ¿Por qué? EL PODER DEL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS La última Palabra de Dios es vida y vida plena (Cfr. Jn 10:10). La Pasión de Cristo culmina en su triunfo sobre la mismísima muerte. Y siendo Él el primero entre muchos hermanos, nos abre a la esperanza de la vida futura (Cfr. Ro 8:29). El Nombre de Cristo es el Nombre de toda la Trinidad. Pocas veces tomamos en consideración que dicho Nombre nos trae presentes al Padre Creador y al Espíritu Sanador. Es ante el Nombre de Jesús que toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y debajo de ella. Así lo expresa la Biblia en reiteradas oportunidades: “Porque escrito está: Vivo Yo, dice el Señor, que ante Mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.” (Ro 14:11). Y también: “Para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que está en los Cielos, y en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesús es el Señor, para Gloria de Dios Padre.” (Fil 2:10-11). Él mismo nos dice que pidamos en Su Nombre para recibir. No en el nuestro propio, sino en el Suyo, pues toda la Salvación, toda la Redención, toda la Voluntad Trinitaria está resumida en el Nombre Santo de Jesús. El Apóstol San Juan no deja lugar a dudas al compartir en su Evangelio las palabras de Jesús: “Cualquier cosa que ustedes pidan en Mi Nombre, Yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en Mi Nombre, Yo lo haré. (Jn. 14:13-14) Pero no dicho de cualquier manera. ¡Ha de decirse Señor Jesús! El nombre Jesús era común en tiempos de Cristo, de tal manera que muchos se llamaban así, y el diablo lo sabía. Pero hay “un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre de todos (Ef. 4:5-7)” no importa en qué tradición cristiana se inscriba. En mi experiencia como Exorcista, el poseso puede decir Jesús pero no puede anteponer el señorío de Cristo a Su Nombre. En esto se reconoce a alguien que se encuentra bajo el dominio del diablo o alguna de sus huestes enviada por él. Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 38
  • 39. El diablo quiere ocupar el lugar de Dios. Mal podría reconocer al Señor por encima de él. De ahí, que para sellar un exorcismo con la certeza de que la persona ha sido liberada del o los espíritus inmundos, hacemos que declare en oración la entrega de su corazón al Señor Jesús. Si lo hace sin dificultad, es el Espíritu Santo el que lo dice a través de quien ha recibido el beneficio del Exorcismo, pues la Tercera Persona de la Trinidad ora en nosotros (Cfr. Ro 8:26). Donde está el Espíritu de Dios, no habita el demonio. El verdadero “certificado” de sanidad espiritual está en el reconocimiento del Santo Nombre del Señor Jesús. Te reitero: ¡Hay que internalizar el Nombre del Señor Jesús! He aquí el secreto de la contemplación: la oración del corazón, la oración incesante y sanadora. Señor Jesús, gracias por revelarme tu Santo Nombre y darme a través de él, sanidad y descanso. Que tu Espíritu Divino me acompañe en la perseverancia en el camino que he emprendido para que siempre tenga la mente y el corazón dispuestos a Tu Gracia que me transforma y me empodera. Ahora sé que estar en Tu Presencia es también contemplar tu hermosura cada vez que respiro. Te alabo, te adoro con mis latidos y me declaro un contemplativo, una contemplativa en Tu Presencia. Te doy gracias por hacerme libre de aquello que empaña mi mirada interior pues sólo deseo agradarte a Ti sin depender de nadie más. Ya te he entregado mi pasado, ahora también sujeto a la bendición de Tu Santo Nombre, Señor Jesús, mi futuro. Que tu Espíritu Santo me haga discernir lo que mejor te agrade pues en ello está mi felicidad. Gracias, Señor Jesús, porque lo estás haciendo ahora. Amén y Amén. Obispo Manuel Adolfo Acuña. Arzobispo Emérito de la AIELIH Vanguardia Luterana | Año 3 |N° 9 39