1. Historia de España. 2º de Bachillerato.
ANEXO TEMA 1. LA PENÍNSULA IBÉRICA HASTA LA DOMINACIÓN ROMANA.
EL CALCOLÍTICO
EL VASO CAMPANIFORME: Este término hace referencia a un conjunto de
cerámicas decoradas con formas acampanadas. En el Calcolítico tuvo una amplia
distribución geográfica –desde Bohemia y Moravia hasta el Atlántico, y desde el
norte de Europa hasta el Mediterráneo-. El mecanismo de difusión lo
proporcionaba la movilidad de los grupos humanos cuya actividad económica –
pastores o metalúrgicos itinerantes- les proporcionaba un motivo para
desplazarse. Actualmente se piensa que esta cerámica pudo cumplir una función
de objeto de prestigio, por estar asociada a algún ritual determinado o a alguna
bebida concreta, y por ello entrar en los circuitos de intercambio.
LOS MILLARES: a través de este poblado podemos conocer los nuevos modos de
vida, producción y asentamiento de la etapa Calcolítica, por lo que ha servido para
definir el periodo. Así, sabemos que los poblados están situados en lugares con
potencial agrícola y ganadero, con capacidad para alimentar a una población en
aumento. El gran desarrollo de la cultura de Los Millares en una zona tan árida
como Almería, demuestra la existencia de sistemas de irrigación, que permitirían
el desarrollo de una agricultura intensiva. El instrumental agrícola siguió siendo de
piedra, pero ya se usaba la tracción animal, y posiblemente el arado, aunque
apenas hay hallazgos que lo confirmen.
En este poblado encontramos una preocupación defensiva, que se manifiesta en la
construcción de varias líneas de murallas de piedra, a menudo reforzadas con
torres o bastiones de planta circular o cuadrada que rodean todo el poblado. Esta
defensa vendría motivada por la existencia de comunidades próximas y la
necesidad de asegurar el control de los recursos mineros y agrícolas de la
comunidad de Los Millares.
La extensión del poblado es de 5 hectáreas, por lo que nos encontramos con uno de
los más extensos del Calcolítico peninsular, con una población de unos 1.000
habitantes, mientras que la media era de unos 100 habitantes por poblado. Las
casas son de planta circular, sin divisiones internas, y parece que algunas
estuvieron dedicadas al almacenamiento de los productos.
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2. 2 Tema 1. La Península Ibérica hasta la dominación romana.
Durante el Calcolítico, continuarán realizándose los enterramientos colectivos en
megalitos, que ya aparecían en el Neolítico final, en tholoi (estructura circular) o
en cuevas artificiales. Estos tholoi se consideran el rasgo cultural de la cultura de
Los Millares. En esta práctica de enterramientos colectivos se ha querido ver la
intencionalidad de expresar la idea de colectividad, entre individuos unidos por
lazos de parentesco. En los ajuares de estos enterramientos aparece el Vaso
Campaniforme con mucha frecuencia, así como cerámicas con temas geométricos y
zoomorfos, objetos de cobre, ámbar, etc., como elementos de prestigio. Según los
estudios de Renfrew, aunque se trate de enterramientos colectivos, no toda la
población pudo ser enterrada en ellos, por lo que se trataría de tumbas
pertenecientes a miembros de un mismo linaje, asociados con la aparición de
jefaturas. Estas jefaturas, enterradas con ricos ajuares, aparecerían a través del
control de los recursos mineros, de las actividades metalúrgicas y de los
intercambios comerciales.
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3. Historia de España. 2º de Bachillerato.
LA EDAD DEL BRONCE
LA CULTURA DE EL ARGAR: de nuevo es el SE donde mejor se puede caracterizar
la Edad del Bronce en la Península, representada por la cultura de El Argar, que
cubre aproximadamente la misma zona que la de Los Millares. Sin embargo,
presenta rupturas con respecto a la anterior etapa, pues muchos poblados son
abandonados, ubicándose los nuevos en emplazamientos con diferentes
características, hay una mayor utilización de objetos de cobre y los enterramientos
colectivos en monumentos megalíticos se abandonan, para ser sustituidos por
enterramientos individuales en el interior de los poblados.
Ahora se buscan
lugares más
elevados, cuya cima
o acrópolis suele
amurallarse sin que
toda la población
quede dentro de los
muros. Las casas se
distribuyen por las
laderas, en terrazas
intercomunicadas
por calles y peldaños.
Las casas tienen
generalmente planta
rectangular, y ya
están divididas en
varias estancias.
Como novedad, los
enterramientos se realizan también en el interior de las casas, en el subsuelo, o
bien en el interior del poblado pero relacionados con las viviendas.
Durante el periodo argárico, se produce
un aumento del número de
asentamientos y de su tamaño, aunque
el número de habitantes sigue siendo
bajo: la mayoría con una media de 300
habitantes, llegando los mayores a
1.500. En cuanto a la distribución de
asentamientos, parece que hay una
organización del territorio más
estructurada en cuanto a sus funciones
económicas, estando unos poblados
dedicados a actividades agropecuarias,
otros incluyendo además la explotación
minera, otros ubicados en puntos
estratégicos, y, finalmente, poblados
que podrían desempeñar un papel
central de control de todo el territorio.
En cuanto a la producción artesanal hay que destacar la cerámica y la metalurgia.
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4. 4 Tema 1. La Península Ibérica hasta la dominación romana.
La cerámica argárica se caracteriza por la ausencia de decoración y por una
superficie de aspecto metálica, destacando las copas y los vasos. La producción
metalúrgica observa un aumento del número de objetos de metal y una mayor
diversidad tipológica, que abarca utensilios (punzones, cinceles, anzuelos, sierras),
armas (puñales, puntas de flecha, espadas) y objetos de adorno y uso personal
(cuentas de collar, brazaletes, anillos, pendientes). Otra novedad es el uso de
objetos de oro y plata, aunque aún son escasos. La mayoría de objetos recuperados
procede de ajuares funerarios, lo que ha llevado a considerar que la metalurgia
estaba sobre todo orientada a la producción de objetos de prestigio.
Una de las novedades de la Edad del Bronce es la
progresiva generalización de los enterramientos
individuales, al igual que en toda Europa occidental.
Esto se interpreta como un cambio de mentalidad,
en el que ahora primará más la individualización de
la persona y la familia nuclear como unidad social
básica, frente al reconocimiento de lo colectivo de la
etapa anterior. La inhumación, en posición
encogida, se realizaba en fosa, cista o urna (phitos).
A partir de la jerarquización de los asentamientos y
de los ajuares, los investigadores caracterizan los
grupos argáricos como sociedades estatales o de
transición al estado, aceptando la presencia de productores y no productores, y
por lo tanto la existencia de unas relaciones de explotación, o al menos como
jefaturas, como fase intermedia previa al estado.
EL BRONCE FINAL Y LOS INICIOS DE LA EDAD DEL HIERRO
El Bronce final será una etapa decisiva en la Prehistoria peninsular, como
resultado de la cual se fraguan los grupos históricos conocidos. Es, al mismo
tiempo, un momento de apertura y contacto al exterior, bien por vía terrestre,
gracias a la influencia de los Campos de Urnas de origen centroeuropeo, bien por
vía marítima, con el comercio atlántico y mediterráneo, en un claro preludio de
las colonizaciones históricas desarrolladas por fenicios y griegos en el I milenio a.C.
Ambos fenómenos actuaron sobre un sustrato variado, en el que algunos grupos
llegaron a crear sociedades complejas, mientras que otros mantuvieron posturas
conservadoras, generando ese característico mosaico hispano.
Uno de los hechos más determinantes de la protohistoria ibérica fue la aparición
del hierro, inicialmente en forma de importaciones aisladas, y más tarde en función
de producciones propias. A pesar de que tradicionalmente la metalurgia del hierro
se suele ligar a la colonización fenicia, cuyos primeros testimonios se encuentran
en el área meridional, entre Murcia y Málaga, hoy existen evidencias de que
aparecen antes que dicha colonización.
LA CULTURA DE LOS CAMPOS DE URNAS: esta cultura surgió en el ámbito
centroeuropeo, expandiéndose hacia occidente. Se caracteriza por un nuevo ritual
funerario, basado en la incineración de los cadáveres y el depósito de sus cenizas y
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5. Historia de España. 2º de Bachillerato.
ajuar funerario en una urna cerámica, que era enterrada en el
suelo. Parece que llega a la península a través de los Pirineos
hacia el 1.100 a.C., y desde allí sigue por la línea costera
catalana, para luego expandirse de Este a Oeste.
Tradicionalmente se dieron por sentadas invasiones étnicas
por grupos denominados “indoeuropeos” o “célticos”. En la
actualidad, parece más adecuado hablar de influjos externos
o migraciones, sin que ello se traduzca en movimientos
masivos de población ni en invasiones.
LA CULTURA DE TARTESSOS: la mítica tierra de Tartessos es nombrada por el
geógrafo Estrabón (escritor romano de época de Augusto), cuando relata el viaje
del legendario Hércules hacia occidente, donde llevó a cabo su décimo trabajo. En
la región de Tartessos construyó Hércules
dos columnas como monumento a su
arduo viaje. El mito de Tartessos se
consideraba un paradigma del avance de
la humanidad hacia una forma civilizada
de vivir, y aparece en numerosos escritos
de historiadores antiguos. Heródoto,
historiador griego del siglo V a.C., decía
que el reino de Tartessos era gobernado
por un rey en la época en que los griegos
navegaron hasta el Mediterráneo
occidental (siglos VII-VI a.C.): “cuando
llegaron a Tartessos [los griegos] se
hicieron amigos del rey de los tartesios,
que se llamaba Argantonio”.
Antes se pensaba que la cultura de
Tartessos se explicaba por el influjo de la
colonización fenicia. Sin embargo, ahora
se piensa que los tartesios originales eran
comunidades que precedieron a los fenicios, y la búsqueda de Tartessos se ha
centrado en la región de Cádiz, la provincia de Huelva y el valle del Bajo
Guadalquivir. Esta era una región que ofrecía ricos minerales metálicos, en
especial de plata, en los estuarios de los ríos Guadalquivir, Guadiana, Tinto y Odiel.
En esta zona se han encontrado
yacimientos metalúrgicos
prefenicios, como San Bartolomé
de Almonte, con hornos para la
combustión de minerales,
testimonio de que los nativos
poseían la capacidad para
aprovechar el cobre, plata y oro
de la región durante el siglo VIII
a.C.
LA COLONIZACIÓN FENICIA:
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6. 6 Tema 1. La Península Ibérica hasta la dominación romana.
para los autores latinos, la Gades (Cádiz; de Gadir: “fortaleza” o “ciudadela”) fenicia
era una de las más importantes de todas las ciudades fenicias del mediterráneo
occidental, en la que se levantaba uno de los edificios más sagrados de la
antigüedad: el templo de Melqart (divinidad protectora de su metrópoli: Tiro). Se
consideraba “el extremo más alejado del mundo habitado”, “en los confines más
remotos de nuestro mundo”, y para el momento de su fundación, que para los
autores clásicos se remontaba al 1.100 a.C., no se han encontrado evidencias
arqueológicas hasta el siglo VIII a.C.
Las ciudades fenicias surgieron en el III milenio a.C. Durante el Imperio Nuevo egipcio
estuvieron bajo su dominio, abasteciendo a Egipto de materias primas. Hacia el 1.200 a.C.,
cuando los egipcios son invadidos por los “pueblos del mar”, las ciudades fenicias (Tiro,
Sidón, Biblos) se independizan y prosperan con el comercio a corta y media distancia. Sin
embargo, la expansión asiria de los siglos IX y VIII a.C. puso a las principales ciudades
fenicias bajo tributo. En estos momentos, los navegantes fenicios miraron hacia occidente
en busca de materias primas (oro, plata, sal, hierro, estaño). Fruto de este expansionismo
se produjo la colonización de Chipre, Sicilia, Cerdeña, el norte de África y la llegada a la
Península Ibérica.
En una segunda fase, considerada el periodo colonial clásico, iniciada en el siglo VIII a.C.,
los fenicios llegarán a las costas meridionales de la Península Ibérica, cruzarán el estrecho
de Gibraltar, explotarán las minas de plata de la zona de Huelva, entrarán en contacto con
los tartesios y fundarán Gadir. Solo cuando las ciudades de la metrópoli son incorporadas
al imperio babilónico se interrumpen las relaciones fenicias con occidente, quedando los
asentamientos aislados. A partir de la caída de Tiro, los cartagineses serán los herederos
de los fenicios en el mediterráneo occidental.
Las colonias fenicias se extendían desde Cádiz hasta la costa de Almería, en una
serie de asentamientos situados en cabos, bahías, penínsulas o islas. Los primeros
asentamientos, a excepción de Cádiz, se fundaron en la costa de Málaga y Granada
(Malaca, Abdera, Sexi), y duraron solo un periodo limitado: desde principios del
siglo VIII hasta los del VI a.C. Los asentamientos fenicios eran autárquicos. Había
abundancia de recursos agrícolas y marítimos, que proporcionaban el sustento a
los primeros colonizadores. Al parecer no tenían problemas con la población
autóctona, por lo que parece probable que los fenicios se pusieran de acuerdo con
la población nativa para adquirir y transportar mercancías. Sin embargo, las
repercusiones de su colonización rebasaron los límites de sus colonias, como
consecuencia de los contactos con las poblaciones locales, aportando sus
conocimientos metalúrgicos, con la probable introducción de la metalurgia del
hierro, la producción de púrpura y la fabricación de cerámica con el torno. Parece
que gracias a los objetos y armas de hierro que fabricaban y ofrecían a las tribus
indígenas, los colonizadores fenicios gozaron de una posición bastante favorable,
que explica su gran influencia económica y cultural. También el estaño despertaría
el interés comercial de los fenicios, así como los metales preciosos. La artesanía
fenicia dejaría huella en la cultura tartessia, pues estos comerciaban con objetos de
gran calidad: telas púrpura, objetos de marfil, etc.
BIBLIOGRAFÍA:
- Barandiarán, I. y otros: Prehistoria de la Península Ibérica, Ariel Prehistoria,
Barcelona, 1998.
- Lynch, J.: La Península Ibérica en época prerromana, Historia de España, vol. 2,
Ed. El País, Madrid, 2007.
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