1. TEMA 7: BRONCE ANTIGUO Y MEDIO EN LA P.I. II: MESETA NORTE Y SUR,
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1.- MESETA NORTE
1.1 CRONOLOGÍA Y PERIODIZACIÓN
C. Galán propone tres fases cronológicas para Cogotas I en función de las dataciones radiocarbónicas
disponibles:
Primera fase: 2.050-1.700 a.C.
Segunda fase: 1.700-1.550 a.C.
Tercera fase: 1.550-625 a.C.
1.2 ASENTAMIENTOS
La característica principal del hábitat en el II milenio y de ésta área, es la precariedad. Los restos de las
escasas estructuras conservadas, están realizadas con materiales perecederos con postes hincados en el suelo y
cubiertas de barro y ramas. Los poblados más representativos del Bronce antiguo y medio son los ubicados en
llanura, con ausencia de estructuras aéreas y de “fondos de cabaña”, silos, fosas, etc., denominados como
campos de hoyos. En el Bronce antiguo son de mayor extensión, presentan una gran concentración de hoyos y
éstos son mayores que los calcolíticos; en el Bronce medio son aún mayores los asentamientos, pero el tamaño
de los hoyos disminuye.
Todos están próximos a cursos de agua: los del Bronce antiguo aparecen en ocasiones en lugares con
ocupación previa, y en algunas zonas pasan de ocupar zonas de pasto a zonas agrícolas; en el Bronce medio se
abandonan casi todos de la etapa anterior, creándose poblados de nueva planta en las inmediaciones, pero más
bajas y cercanas a los ríos. Algunos son refundaciones sobre antiguos hábitat neolíticos y campaniformes, como
el Arenero de los Vascos (Madrid).
Carecemos de información sobre las cabañas, de lo poco que tenemos, se puede decir que las plantas son
de tendencia oval y de pequeñas dimensiones, y que aparecen hogares aislados de barro endurecido. Se cree que
los hoyos fueron construidos como silos de almacenamiento.
Yacimientos destacables son La Loma del Lomo (Pág.242) en Guadalajara y El Tejar del Sastre (Madrid);
Tolmos de Caracena (Soria) está ubicado en una zona elevada, con fondos de cabañas ovalados-rectangulares,
paredes de entramado vegetal y barro, enlucidos y cubierta sostenido por dos postes centrales, cuyos hoyos se
han localizado en la planta. El Caserío de Perales y el Arenero de los Vascos (cuenca Manzanares) y El Negralejo
(vega del Jarama) (Pág. 243), son representativos del Bronce medio. En zonas montañosas de los Sistemas Central
e Ibérico perviven algunos hábitats en cueva.
1.3 ENTERRAMIENTOS
Aunque existe en algunas zonas una pervivencia de enterramientos de inhumación en sepulturas
megalíticas y en cuevas, lo más generalizado son las inhumaciones individuales o dobles, dentro de los poblados y
en diversidad de espacios, generalmente en estructuras de hoyos o fosas, selladas con grandes piedras. Los
inhumados están colocados en posición flexionada. Las inhumaciones infantiles en pithoi aparecen sólo en el
Bronce antiguo.
La mayoría carece de ajuar funerario o tiene simplemente un vaso cerámico. Es frecuente la existencia de
restos de animales, grandes e incluso completos, pero de los que no podemos afirmar en general, que formen
parte del ajuar. El ejemplo más conocido y completo es el de la Loma del Lomo en Cogolludo (Guadalajara).
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1.4 ACTIVIDAD ECONÓMICA
De todo lo estudiado se deduce que la agricultura y la ganadería son las actividades fundamentales. El
pastoreo de ganado se da sobre todo en los piedemontes de los sistemas montañosos que rodean la cuenca del
Duero y el Sistema Central, especialmente ovicápridos, bóvidos y cerdos, en menor medida caballos y perros. La
constatación de sacrificios de bueyes y caballos adultos hace pensar en su posible uso como fuerza de trabajo.
En las zonas de valles de las cuencas del Duero y el Tajo, se desarrolla una agricultura de cereales como el
trigo y la cebada, habas, lino y tal vez olivos y nogales; también la recolección de bellotas. Hay un continuo
incremento de la ocupación de las tierras agrícolas de la Meseta, con un sistema de explotación continuada, y se
abandonan cuando estas se agotan. Algunos yacimientos zamoranos están relacionados con las salinas y se
documenta la caza de ciervos, conejos y jabalíes.
La producción de alimentos era la actividad principal de las comunidades meseteñas, pero también
fabricaban útiles líticos y cerámica dentro del ámbito doméstico, cuyo mejor ejemplo son los talleres de industria
lítica del Ventorro.
La actividad metalúrgica aparece documentada en algunos asentamientos como Las Pozas, El Ventorro y
Tejar del Sastre, que debió de ser baja producción y ámbito doméstico.
1.5 CULTURA MATERIAL
En industria lítica tallada lo más representativo son los dientes de hoz. También hay hojas, lascas y
raramente puntas de flecha simples o de aletas con pedúnculo. En el Bronce medio aparecen piezas como
puntas, raspadores y denticulados sobre láminas de sílex tabular.
En piedra pulimentada se conservan molinos barquiformes y manos de molino, hachas, afiladeras y
machacadores. El hueso se usa para punzones, espátulas, agujas de sección circular y esquirlas perforadas que se
interpretan como colgantes, escasos apuntados y aserrados. En barro cocido hay pesas de telar.
En metal hay punzones biapuntados de sección cuadrada, puntas de flecha Palmela de largo pedúnculo,
puñales de lengüeta de sección lenticular y hachas planas; es cobre con arsénico en Protocogotas. Poco a poco se
abandonan las lengüetas de los puñales a favor de los remaches. Aparecen modelos de tipología atlántica como
la alabarda tipo Carrapatás.
En el Bronce medio lo más característico son hachas planas, punzones, puñales de remaches, puntas de
flecha de pedúnculo y varillas; aparece la aleación es de cobre con estaño (Bronce).
La cerámica ofrece vasos de cocina y almacenaje, toscos y de acabados poco cuidados, de paredes gruesas
y dimensiones grandes. Las formas son ollas y orzas de perfiles globulares, vasos de tendencia troncocónica o
bitroncocónica con cordones lisos o decorados con digitaciones y/o ungulaciones, mamelones y orejetas. La del
Bronce antiguo ofrece acabados espatulados en cerámicas lisas, con formas carenadas medias y bajas, y en
ocasiones mamelones en la línea de carena.
En la Primera fase de Cogotas I la cerámica es más cuidada, con formas carenadas más suaves y más altas,
y vasos de perfil en S. La decoración es incisa e impresa con incrustaciones y motivos a base de espigas,
reticulados, zigzags, trazos oblicuos, ángulos rellenos de puntillados, líneas onduladas...
La cerámica más representativa del periodo es la cerámica fina decorada conocida como de Cogotas, que
ha servido para el establecimiento de periodizaciones (Pág. 246 y 247). Se caracteriza por el apogeo de los
motivos de boquique en guirnaldas, formadas por zigzags, líneas paralelas y círculos concéntricos. Aparece la
excisión y disminuyen las incisiones e impresiones. La decoración se va extendiendo por todo el vaso y las formas
son cuencos bajos y vasos globulares. Durante todo el periodo hay vasos coladores y queseras.
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2.- MESETA SUR
Conocido como Bronce de La Mancha es un período que tienen rasgos en común con el Bronce Valenciano
y con El Argar muy especialmente.
2.1 CRONOLOGÍA Y PERIODIZACIÓN
Entre el 2.200 y el 1.500 a.C. consideran Nájera y Molina la duración de esta etapa, y establecen:
Bronce antiguo: Se inicia el proceso de nuclearización de la población y aparecen las motillas como
modelo de asentamiento, con materiales campaniformes tardíos en algunas de ellas. Existen ya los
primeros poblados en altura.
Bronce pleno: Se consolida el sistema de ocupación del territorio, con asentamiento en llanura (las
motillas), ubicadas en las vegas de los ríos o junto a lagunas, y poblados en altura en las serranías.
Bronce tardío: Se inician profundos cambios en la región, con la aparición en algunos poblados de
cerámicas tipo Cogotas y continuidad de algunas motillas, y abandono de éstas al final de ese período.
2.2 ASENTAMIENTOS
Desde el Bronce antiguo se documenta una estabilidad de ocupación, y una alta densidad demográfica en
el Bronce pleno. Los asentamientos ofrecen una gran variedad (Pág. 251).
Tenemos asentamientos en llanura: motillas y muy escasos fondos de cabaña, y en altura: cerros y morras.
También existen algunos en cuevas, pero son minoritarios. Las motillas aparecen por la llanura manchega a lo
largo de los cauces fluviales, con una distribución bastante regular, y una distancia entre ellas de 4 a 5 km, y
también a veces, junto a lagunas. Son asentamientos integrados por una fortificación central y un poblado
organizado en torno a ella, algunas tienen también necrópolis en el área del hábitat, como la del Azuer (Pág. 252 y
253). La fortificación está constituida por una torre central con sus accesos; un gran patio con estructuras
hidráulicas y los muros maestros de la fortificación. Estos elementos aparecen en todas las motillas. El poblado
se extiende al exterior de la fortificación (Pág. 254), hasta en un radio de 50 m. Las viviendas son de planta oval o
rectangular, con tabiques internos, a veces muros medianeros. Las paredes tienen zócalos de mampostería con
alzados de barro y postes de madera.
Los cerros o castellones están ubicados en lugares fácilmente defendibles y con sistemas de fortificación,
dominando un amplio territorio de los valles del Tajo y el Jabalón, rodeados de extensas zonas cultivables y de
pastoreo. Su amplísima visibilidad permite el control de las vías de comunicación circundantes. En algunos sitios
son dos los poblados que controlan la llanura y sus accesos, en otras ocasiones hay un poblado y una atalaya o
torre. El Cerro de la Encantada es un doble promontorio con una situación estratégica inigualable, dominando
pasos naturales hacia Despeñaperros, el valle de La Alcudia y la sierra de Alcaraz.
Hay defensas naturales y artificiales, en ocasiones hasta un triple recinto, silos-torreones que configuran
lienzos de muralla. Las viviendas son chozas adaptadas a la topografía natural del terreno, con postes de madera
en los primeros momentos y zócalos de piedra con paredes de tapial después, con predominio de las plantas de
líneas rectas. En el Cerro de la Encantada se han identificado estructuras interpretadas como edificios de culto,
cuyo carácter ritual se relaciona con algunas sepulturas, por lo que se les considera templos funerarios.
Hay poblados en altura pequeños, medianos y grandes, estando los primeros rodeados por otros. Son
cerros de forma cónica o amesetada, con las construcciones de hábitat en la cima y las laderas, con defensas
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naturales y artificiales. El Cerro del Cuchillos (Pág. 256), presenta un complejo sistema de acceso y tres líneas
defensivas, con puertas de acceso y una calle.
Las Morras, localizadas en pequeñas elevaciones, tienen fortificaciones de considerable envergadura, como
El Acequión (Pág. 257).
No suelen ser lugares con ocupaciones anteriores ni posteriores y es evidente el desfase existente entre el
tamaño de los yacimientos y los recursos agrícolas del entorno inmediato. Morras y castellones cubren la gama
completa de tamaños y no parece haber diferencias funcionales. Las morras responden a un sistema constructivo
de planta central y recintos circulares concéntricos, y los poblados suelen ser algo mayores que éstas. No son de
larga duración, por lo que se piensan que no fueron contemporáneos.
Como poblado representativo de los “fondos de cabañas”, mencionamos Las Saladillas de Ciudad Real, en
el que se excavaron 25 fondos de cabañas de sección cilíndrica, con paredes rectas y perpendiculares, con una
sección en forma de tronco de cono invertido. Las plantas son de tendencia circular, y en algún caso oval.
2.3 ENTERRAMIENTOS
En la motilla de Azuer aparecen en el área del hábitat, 29 sepulturas con restos de más de 40 individuos.
Son en fosas simples o revestidas de mampostería, o con lajas hincadas, que a veces se adosan a muros de casa o
a los paramentos exteriores de la fortificación, de inhumación individual y con un ajuar escaso y poco
significativo (Pág. 258).
El yacimiento que mayor información ha proporcionado es el Cerro de La Encantada, en donde aparecen
enterramientos en fosas, en grietas de los canchales o roquedo cuarcítico, en sepulturas construidas con lajas
verticales o con mampostería y en pithoi (Pág. 259). Hay que añadir los enterramientos adscritos a los edificios
de culto. El rito es de inhumación y en los ajuares aparecen cerámicas, puñales de remaches de bronce, objetos
de adorno en metal y piedra, como brazaletes, cuentas de collar y colgantes; molederas, dientes de hoz y
brazaletes de arquero. (Pág. 260)
En la necrópolis toledana del Cerro del Obispo, aparecen inhumaciones en pithoi rodeadas por bloques de
granito que forman una caja exterior y con una torta de cerámica que cubre toda la estructura. Dentro está el
inhumado y un ajuar a base de cuchillos de sílex, hachas de piedra pulimentada, molinos barquiformes, brazaletes
de arquero, ídolos, fusayolas, crisoles, leznas, vasos y cazuelas. Entre el inhumado y la caja de granito hay
cerámica sin utilizar y restos de fauna (Pág. 261).
2.4 ACTIVIDAD ECONÓMICA
Se considera que hubo una agricultura cerealista extensiva de secano con rotación de cultivos. La
ganadería es el segundo pilar de la estructura económica del yacimiento, con pequeños rumiantes, bóvidos,
caballos, cerdos y perros, y debieron explotarse los productos secundarios como leche y lana, ya que hay
queseras y pesas de telar.
De la diversidad de actividades parece deducirse un sistema complementario entre los asentamientos, y
algunos autores deducen que en las motillas no residieron las clases dirigentes del Bronce de La Mancha, con una
interrelación entre poblados de altura, en donde residían las élites, y los asentamientos en llanura, con una
función dirigida a la explotación, almacenaje, gestión y control de los recursos agropecuarios.
Hay pruebas de relaciones de intercambio a larga distancia (objetos de marfil) y la industria del tejido debió
de ser importante, con construcciones específicas para tejer y tintorerías.
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2.5 CULTURA MATERIAL
En piedra tallada aparecen dientes de hoz, pocos restos de talla, núcleos y puntas de flecha. Hachas y
azuelas son lo más frecuente en piedra pulimentada, junto con molinos barquiformes normalmente. Un martillo
de minería, moldes de fundición, crisoles y brazaletes de arquero, junto con colgantes y cuentas de collar.
En hueso/concha aparecen punzones y algunas agujas y espátulas, botones con perforación en “V”,
colgantes y cuentas de collar, también puntas de flecha.
El marfil está representado de forma abundante con botones en “V” y una barrita preparada para
fabricarlos, además de un brazalete (Pág. 264). En barro cocido se encuentran pesas de telar.
El metal utilizado es el cobre generalmente, con puntas de flecha de largo pedúnculo y algunos puñales en
las motillas; en Almansa hay puñales de remaches, puntas Palmela y una flecha con aletas, además de escorias,
hachas planas, cuchillos, punzones y adornos. En Toledo encontramos punzones, agujas, leznas, un puñal de
remaches, una barrita de plata y una espiral de oro. En el Cerro de la Encantada están documentados tres hornos
(uno dentro del poblado) con moldes de fundición y un crisol con restos de escoria; se constatan puntas de flecha
lanceoladas con pedúnculo, punzones, cinceles, puñales de remaches, zarcillos de cobre y brazaletes de plata.
La cerámica está hecha a mano, de cocción oxidante y en algún caso reductora, alisada y rara vez bruñida,
siendo en general lisa, salvo algunas digitaciones en el borde, un cordón y alguna incisión. Las formas son:
cuencos semiesféricos, vasos globulares con cuello, ollas y tres fragmentos de queseras, algunas carenadas y con
algún cordón o digitación. Destacan los vasos carenados con asa y alguno con cazoleta del Cerro del Cuchillo (Pág.
265). En Toledo predominan las cerámicas lisas, con alguna incisión o impresión en el borde, y con formas de
cuencos semiesféricos, ollas globulares, vasos carenados variados y grandes recipientes de almacenaje, queseras
y cucharas. En las motillas lo más frecuente son los cuencos bajos y abiertos, vasos de carena baja y grandes
vasijas carenadas en cerámicas espatuladas o bruñidas, generalmente lisas. Hay algunos mamelones, impresiones
de caña, cordones y bordes digitados y ungulados. Cerámica a mano, lisa y con algunos bordes decorados,
mamelones, cordones, relieves y surcos, aparece en el Cerro de la Encantada; también aparecen grandes
recipientes de almacenamiento y una copa de pie alto.
3.- NOROESTE PENINSULAR
3.1 CRONOLOGÍA Y PERIODIZACIÓN
El Bronce antiguo abarca unas fechas que van desde el 1.800 al 1.500 a.C.; el medio entre el 1.500 al 1.200
a.C., y es evidente que este período se inicia después de una fase Calcolítica con un fuerte desarrollo megalítico.
Se engloba el occidente de Asturias, Galicia y el norte de Portugal, siendo lo mejor conocido de esta área los
depósitos de materiales metálicos sin contexto arqueológico, de ahí que las clasificaciones se basen en las
tipologías.
3.2 ASENTAMIENTOS
Se piensa que en esta zona hay una continuidad de población, pero con una mayor movilidad, causada por
la creciente importancia de la ganadería.
Los poblados relativamente estables tienden a desaparecer, con un testimonio de ocupación de comienzos
del Bronce medio, Castelo Velho, con cerámica tipo Cogeces. Lo más frecuente son silos o basureros excavados
en el suelo y agujeros para postes. Hay algunos recintos para encerrar el ganado, y son claras las ocupaciones
estacionales recurrentes. La situación de estos asentamientos ha servido para afirmar la importancia de la
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ganadería y se cree que la presencia de petroglifos y espadas descontextualizadas, podrían interpretarse como
marcadores de zonas de pasto o rutas de ganado.
3.3 ENTERRAMIENTOS
Perduran escasamente las reutilizaciones de construcciones megalíticas, pero hay un aumento y desarrollo
del proceso de individualización y pérdida de monumentalidad en las tumbas, con las cistas (cuadrangulares o
rectangulares) como tipo más representativo, ya sean solas o agrupadas en necrópolis. La escasez de
enterramientos nos lleva a concluir que no son el ritual funerario usado para toda la población.
Esa “desaparición” de evidencias funerarias podría relacionarse con la existencia de depósitos y con la
distribución de los petroglifos u otras manifestaciones simbólicas, que serían reflejo de ritos funerarios vinculados
con los depósitos.
Los ajuares de las pocas tumbas conocidas son ricos, con objetos metálicos como puñales, puntas Palmela,
espirales de plata y de oro, diademas de oro y brazaletes de arquero.
3.5 CULTURA MATERIAL
El Bronce antiguo supone el inicio de las actividades metalúrgicas, con cobre sin alear o con aleación
natural de arsénico, y mineras en la región. Los objetos metálicos son abundantes. Aparecen puñales largos y
cortos con lengüeta, de tradición campaniforme y puñales de remaches, alabardas, hachas y espadas,
representados en Roufeiro (Orense). El tipo de hacha plana que se encuentra aquí, evoluciona y aparecen más
grandes y gruesas, trapezoidales y de borde curvo; aparecen algunas que podrían ser importaciones irlandesas. Al
final del periodo hay algunas de influencia argárica, trapezoidales de sección recta y estrecha y filo ancho y
cerrado. Hay también brazaletes y espadas, destacando las de tipo Santiago y Pinhal de Melos (Portugal) y las de
Cuevallusa, relacionadas con el tipo bretón aunque de producción local.
La orfebrería adquiere mayor desarrollo a medida que avanza el periodo, con diademas, espirales y bandas
de oro en los primeros momentos, y tipos locales e importados de espirales largas, gargantillas de tiras y algunas
lúnulas del norte de Portugal. El tesoro de Caldas de Reyes (Pontevedra) de finales del Bronce antiguo o inicios del
medio, contaba con gargantillas de tiras, brazaletes, torques, varas y un peine.
Otro conjunto destacable es el de plata de Anta de Ulla, con un gran aro del que cuelgan seis espirales, cada
una de ellas con cinco eslabones de dos o tres vueltas, de clara influencia bretona.
El Bronce medio ofrece como novedad el uso del bronce propiamente dicho, preludiando la etapa
siguiente, Bronce final, momento de esplendor de la región, que se convertirá en una de los grandes focos de
producción metalúrgica de Europa occidental y que denominamos Bronce Atlántico.
Se inicia la explotación intensiva de yacimientos mineros y es posible que se comercialice el metal.
Aparecen las espadas de tipo argárico, las espadas estoques, las hachas con rebordes y talón sin anillas y las
hachas tipo Bojôes-Barcelos, con el filo abierto y algunas decoradas.
En arte rupestre no podemos dejar de mencionar el espectacular ídolo de Peña Tú, Llanes (Asturias), el más
representativo megalito-estela hallado en el Noroeste peninsular. Es un gran bloque de piedra caliza con
decoración pintada y grabada de figuras humanas muy esquemáticas, en el extremo derecho del mismo destaca
el ídolo propiamente dicho, que se trata de una representación geometrizada de un ser antropomorfo, en cuyo
lado izquierdo aparece una espada, alusiva a la masculinidad del individuo y a su dignidad de guerrero o jefe.
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4.- NORESTE PENINSULAR
Destacamos tres regiones con manifestaciones culturales diversas: Aragón, Cataluña y País Vasco.
4.1 ARAGÓN
A partir de un Calcolítico poco conocido, tampoco se sabe mucho de los inicios del Bronce. Burillo y Picazo
establecen una periodización en tres fases:
Bronce Antiguo: 1.950-1.600 a.C.
Bronce Medio: 1.600-1.300 a.C.
Bronce Tardío: 1.300 1.100 a.C.
4.1.1 Asentamientos
Hay poblados estables en lugares estratégicos en altura, también perviven las cuevas de hábitat en las
zonas altas de Huesca y algunos poblados de secuencias desde el Calcolítico. Relacionados con el Bronce
valenciano están El Castillo de Frías de Albarracín (Pág. 272 y 273), Uncastillo y La Muela. Estos últimos son
poblados estables en lugares estratégicos, con casas ubicadas en la cima, sobre todo en las laderas, con plantas
de tendencia rectangular, zócalo de piedra y alzado de barro con postes de madera. La existencia de medianeras
evidencia una organización del espacio. En el interior hay hogares, enlucidos y estructuras adosadas a las paredes
a modo de vasares.
En el Bajo Aragón se encuentran silos o basureros y cabañas cuadrangulares en barro al aire libre. Mocín
tiene una secuencia desde el Calcolítico a Bronce tardío, con fechas desde mediados del III milenio hasta 1.300-
1.200 a.C. Es un poblado ganadero y agrícola y en él aparecen cerámicas con apéndice de botón que vemos en
otros lugares del Bajo Aragón, así como cerámicas protocogotas de la meseta.
En el Bronce tardío la mayoría de los poblados se abandona, lo que se interpreta como una crisis que
desemboca en un despoblamiento del territorio, observable en otros poblados y en los que se pasa de las casas a
fondos de cabaña. Aparece la cerámica de Cogotas I en poblados, especialmente en tierras próximas al Ebro, y en
general al cauce de los ríos (Pág. 274 y 275).
4.1.2 Economía
Basada en la ganadería, tanto para la obtención de carne como de productos secundarios. Hay sobre todo
ovicápridos y bóvidos; pocos cerdos. La caza es muy importante y la agricultura está poco documentada pero se
acepta la existencia de una agricultura de secano con barbechos.
4.2 PAÍS VASCO
Perviven algunos campaniformes y en un momento avanzado aparecen elementos de Cogotas I, llegados
desde la Meseta.
El grupo de Los Husos (Álava) es el mejor definido, con evidencias de metalurgia. Es un grupo más
ganadero que agrícola, con útiles de sílex de tipología antigua, con hojas de hoz, hojas y lascas; industria ósea
abundante en adornos y cerámicas con vasos carenados y troncocónicos con decoraciones incisas, digitadas, a
peine, con cordones, mamelones y surcos. Hay restos de tejido y un puñal metálico con dos remaches.
El grupo de Santimamiñe (Vizcaya) vivieron dedicados a la ganadería y la agricultura, con hallazgos
esporádicos como un hacha tipo Barcelós y materiales en los dólmenes atribuidos al Bronce medio.
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4.3 CATALUÑA
Se produce la pervivencia del megalitismo en el oeste de la cuenca del río Llobregat, con vaso
campaniforme del grupo Salamó. El Bronce está marcado por la presencia de la cerámica epicampaniforme,
conocida como “tipo Arboli”. Las formas son cuencos, tazas, jarras con perfiles en S y vasos carenados, y la
decoración es a base de incisiones de guirnaldas, de flecos o festones.
En el norte de Cataluña destaca la presencia de cerámicas con apéndice de botón del Bronce antiguo,
medio y posteriores. Se evidencia la ruta norte-sur de su difusión; generalmente son cerámicas lisas casi siempre
en contextos funerarios; las formas son tazas y vasos carenados lisos.
4.3.1 Cronología
Se ha establecido una división cronológica en tres etapas:
Bronce Antiguo: 1.800-1.500 a.C.
Bronce Medio: 1.500-1.250 a.C.
Bronce Final: 1.250-700 a.C.
4.3.2 Asentamientos
No se documentan cambios notables con respecto a la etapa anterior. Perduran algunas cuevas en zonas
montañosas, y hay asentamientos al aire libre con estructuras perecederas en lugares altos de tierras de pasto, y
en tierras agrícolas llanas, que parecen complementarse, con una creciente importancia de la ganadería. Se
recuperan cuevas neolíticas y aparecen talleres de sílex (Pág. 278).
Se ocupan ahora algunas zonas nuevas como el norte de Gerona y las cuencas del Alto y Bajo Segre y del
Cinca, en donde a las estructuras perecederas se unen construcciones de adobe y tapial, e incluso de piedra.
4.3.3 Enterramientos
Continuidad de algunas cuevas y megalitos e incluso se construyen algunos. También aparecen en estos,
enterramientos secundarios y restos óseos quemados, pero la tendencia es hacia enterramientos individuales o
dobles.
También aparecen cistas de tradición megalítica pero de rito individual y sepulturas individuales en cueva,
con ajuar de objetos arcaicos y otras muy avanzadas. Encontramos enterramientos en fosa cubiertos por una losa
con materiales de pervivencia Calcolítica.
4.3.4 Actividad económica
Apenas hay diferencias con la etapa anterior. Los cereales son los mismos y aparece el mijo. En ganadería
predominan los ovicápridos, cerdos y en menor número bóvidos. Perdura la caza y la recolección.
Es una zona con pocos recursos mineros, por lo que la actividad metalúrgica está poco desarrollada, con
algunos adornos y sobre todo, útiles como hachas planas, no existen espadas ni objetos de prestigio.