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oral o bóveda palatina, del de Rugoscopía Palatina, el estudio,
registro y clasificación de las rugas palatinas [3, 4]. Estas rugas se
originan entre la duodécima y decimocuarta semana de vida in-
trauterina, permaneciendo inalterables a lo largo de toda la vida.
En razón de su protegida ubicación, constituyen elementos de
interés identificatorio por la resistencia a los agentes externos.
Esto las hace especialmente factibles tanto en sujetos vivos como
en cadáveres recientes, lo que constituye una herramienta de indu-
dable valor pericial [4, 5].
En el estudio del paladar, es necesario distinguir entre el
paladar óseo y el mucoso. Este último está dividido, a su vez, en
dos partes: paladar anterior o paladar duro y paladar posterior,
membranoso o blando. En sentido antero-posterior y en la parte
media, la mucosa palatina presenta un relieve en forma de cresta
estrecha y blanquecina que, en mitad de su trayecto, se transforma
en surco, denominado Rafe Palatino, que discurre recubriendo la
sutura de los procesos palatinos de los maxilares y la porción hori-
zontal de los huesos palatinos. De la parte antero-posterior de este
rafe, en su porción más próxima a la papila y por detrás de los
incisivos centrales, parten hacia cada lado de 3 a 7 pliegues muco-
sos más duros y divergentes lateralmente, con muy diversas for-
mas, que han recibido los nombres de rugas, rugosidades, plie-
gues, plicas, crestas, plegamientos transversos o papilas palatinas
[4, 6]. Estas estructuras forman relieves más o menos prominen-
tes, adoptando diversas configuraciones. Su dibujo y estructura no
cambian, ni son alterados por sustancias químicas, enfermedades
o traumatismos; en el caso de destruirse, se reproducen exacta-
mente y en el mismo emplazamiento que tenían. Únicamente el
tamaño, por el natural crecimiento y desarrollo del paladar desde
la infancia hasta la edad adulta, puede variar ligeramente y son
más abundantes en el hombre que en la mujer [5]. Su forma, dis-
posición y características no se ven afectadas por los procesos de
erupción de los dientes ni por la pérdida de éstos, aunque en oca-
siones produzcan que las rugas palatinas ubicadas en las proximi-
dades del arco alveolar, cambien ligeramente de posición tras la
extracción del diente adyacente. El hecho de llevar una prótesis
sobre el paladar no altera su morfología, así como tampoco se ven
afectadas por los tratamientos de ortodoncia [5, 7].
Se han reportado diferentes estudios morfológicos sobre
rugas palatinas, Nayak el at. (2007) sobre dos poblaciones hind-
úes, Kapali et al. (2008) sobre caucásicos y aborígenes australia-
nos y España et al. (2010) en Venezuela, coincidiendo todos ellos
en el predominio de las formas onduladas y curvas de las rugas
palatinas [5, 8, 9]. Citan los autores venezolanos, que si bien Ya-
mazaki et al., sugieren dimorfismo sexual en lo relativo al número
y forma de las rugas palatinas, algunos trabajos realizados en Aus-
tralia y Colombia han concluido que estas no tienen un patrón que
pueda relacionarse con el sexo [5]. Similares resultados encontra-
ron Kashima (1990), al comparar las rugas de niños japoneses con
hindúes [10] y Shetty & Premalatha (2011) sobre 50 estudiantes
hindúes de cada sexo [11], al no encontrar ninguno de ellos dife-
rencias significativas dimórficas sexuales.
El empleo de la Rugoscopía Palatina no está protocolizado
en Latinoamérica como sistema de identificación de personas con
lo que no se han implementado bases de datos o recursos técnicos
apropiados, aún cuando ella reúne los requisitos elementales para
ser considerada metodología de identificación: unicidad, perenni-
dad, invariabilidad y clasificabilidad [12]. En 1937, el odontólogo
argentino Juan Ubaldo Carrea propuso un método de clasificación
de gran sencillez, practicidad y economía de recursos, represen-
14 Forensic Oral Pathology Journal - FOPJ. 2012; 3(6):13-17.
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tando cada una de sus formas con la letra inicial de la misma y
considerando con números romanos cuatro tipos fundamentales
según las rugosidades se dirijan hacia mesial (Tipo I), lateral
(Tipo II), distal (Tipo III) o variado (Tipo IV) [2] (Figura 1).
Dado que existen escasos reportes de estudios poblaciona-
les tomando a las rugas palatinas como objeto de análisis [13], se
presenta una aplicación del método de clasificación de Carrea
para establecer cotejos sobre una base de datos indubitada y dubi-
tada realizada en una población de 260 individuos prestando ser-
vicio en Gendarmería Nacional Argentina en Formosa
(Argentina), se enfatiza la necesidad de concientizar a la comuni-
dad científica sobre las bondades de esta metodología y se discute
su eventual inclusión tanto en programas de capacitación como su
implementación en sistemas de archivos de uso judicial.
Materiales y Métodos
Se seleccionaron 253 individuos masculinos y 7 femeninos
sin franja etaria, todos pertenecientes a Gendarmería Nacional
Argentina con prestación de servicios en la provincia de Formosa
(Argentina). Con el previo consentimiento de los participantes, se
realizó toma de impresiones maxilares con cubeta de metal y algi-
nato y confección de modelos con yeso piedra siguiendo los pro-
tocolos de España et al. [5] y de Limson & Julian (2004) [14].
Aun cuando existen diferentes metodologías para la recolección y
registro de estas rugas palatinas [12], sobre los modelos obtenidos
se realizó calcorrugoscopía consistente en el delineado de las ru-
gas con lápiz de grafito negro sobre papel blanco colocado sobre
los modelos de estudio [6, 12, 15] (Figura 2). Sobre fichas ru-
goscópicas diseñadas Ad-hoc (Tabla 1), se elaboró una base de
datos a partir de los obtenidos sobre los modelos de yeso aplican-
do la clasificación de Carrea. Esta base de datos se la consideró
como A o indubitada.
Un segundo protocolo de impresiones y confección de
modelos fue desarrollado sobre los 260 sujetos, esta vez mezclan-
do intencionadamente los muestreos. Se realizaron las correspon-
dientes lecturas y elaboración de fichas, configurando una nueva
base de datos, esta vez denominada B o dubitada.
En todos los casos y en ambos protocolos, las lecturas fue-
ron realizadas por tres observadores entrenados. En cada modelo
se tomó como referencia la papila incisiva, y en el ángulo superior
izquierdo (la derecha del individuo observado) se consignó el
número romano correspondiente al tipo fundamental según Carrea
Figura 1. Los cuatro tipos fundamentales de Carrea. I mesiales; II: laterales; III:
distales y IV: variadas [2].
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(Figura 3). Cada ruga fue analizada y clasificada según el tipo y
dirección, detallando la forma de cada una de ellas en sentido an-
tero posterior, a derecha e izquierda, respectivamente.
El análisis comparativo de ambas bases de datos se inició
examinando visualmente el tipo fundamental según Carrea
(orientador de la pesquisa), y considerando como muestra proble-
ma a la obtenida de la base de datos dubitada. Cada una de las
formas que componen el sistema rugoscópico fue analizada, bus-
cando la presencia de coincidencias y ausencia absoluta de discre-
pancias. La indubitada fue tomada como referencia para las ela-
boraciones estadísticas poblacionales siguiendo la clasificación de
Carrea.
Resultados
Los cotejos permitieron identificaciones positivas en el
100% de los casos, no encontrándose coincidencias parciales,
discrepancias relativas o modelos “huérfanos” de homólogo. La
base de datos indubitada fue categorizada según la clasificación
15
de Carrea encontrándose para la disposición de las rugas, en el
Tipo I un 31%, Tipo II un 39%, Tipo III un 23% y Tipo IV un 7
% (Figura 4). En cuanto a la morfología de las rugosidades, fue-
ron rectas en un 42 %, curvas en un 33 %, bifurcadas en un 12 %,
trifurcadas en un 9 % y con otras formas en un 4% de las muestras
(Figura 5).
Dada la escasa cantidad de personal femenino en la base de
datos (algo obvio y elemental para el tipo de población estudiada),
no se consideró establecer dimorfismo sexual.
Discusión
Como se refirió anteriormente, existen mínimas referencias
a tipología morfológica de las rugas palatinas para la población
estudiada. En 2007, Rodríguez-Flórez & Fonseca lograron esta-
blecer 18 valores dimórficos sexuales sobre una muestra de 98
niños de ambos sexos de la ciudad de Córdoba (Argentina) [13].
Estos autores utilizaron una compleja metodología de categoriza-
ción de los rasgos de corte estadístico que permitió obtener infor-
mación de potencial contrastación con otros valores poblaciona-
les. Si bien nuestros resultados no resguardan un mismo lenguaje
de comparación dada la clasificación utilizada, consideramos que
una estandarización de metodologías permitiría reconocer tenden-
cias morfológicas de importantísimo valor antropológico y, por
consiguiente, de gran utilidad a la identificación indiciaria. Se
sugiere por otra parte el utilizar la sencilla metodología de clasifi-
Forensic Oral Pathology Journal - FOPJ. 2012; 3(6):13-17.
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Figura 2. Calcorrugoscopía.
Figura 3. Modelo con Tipo III de Carrea. En el lado izquierdo (derecho del indivi-
duo) se observan cuatro rugas, una bifurcada (b), seguida de una curva (c), trifur-
cada (t) y finalmente una suplementaria (s); completando el lado derecho, la no-
menclatura quedaría como se ve al pie de la imagen.
Figura 4. Distribución de los tipos fundamentales según Carrea.
Figura 5. Distribución según la morfología de las rugosidades.
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cación de Carrea como una manera ágil y práctica de obtener in-
formación de rápida lectura y análisis.
Si bien existen numerosos trabajos que toman a la Rugos-
copía Palatina como método de identificación de personas, se con-
sidera que aún hay mucho camino por recorrer. Quizás una de sus
desventajas es que existen tantas clasificaciones como autores han
estudiado el tema, es decir que se carece todavía de una clasifica-
ción universal, hecho que seguramente contribuiría a una mayor
practicidad y difusión [5, 8]. Empero, en cuerpos en avanzado
estado de descomposición, carbonizados o esqueletizados, donde
es imposible aplicar la dactiloscopía y/o el reconocimiento visual,
esta técnica constituye una buena alternativa; no en vano la región
antes descripta, al conservar la temperatura varias horas después
de fallecida la persona, ostenta una resistencia notable, conservan-
do su integridad anatómica en razón de verse retardados los pro-
cesos de putrefacción cadavérica. Es por ello que su aplicación es
factible tanto en sujetos vivos como cadáveres recientes, lo que la
transforma en una herramienta de indudable valor pericial [4, 5].
Consideramos que el reconocimiento, recolección, análisis,
interpretación y almacenamiento de los datos rugoscópicos deber-
ía ser concientizado y difundido, incluso como un valioso aporte a
toda forma de capacitación y entrenamiento; esto transformaría en
una buena práctica a la elaboración de bases de datos que permi-
tirían en el futuro, el poder contar con un registro más a la hora de
encarar un proceso de identificación [16]. Si bien el empleo de
imágenes digitalizadas, tanto de modelos como directas del pala-
dar, ha sido aconsejado como registro confiable [4, 17] (Limson
& Julian realizaron lo propio sobre 250 sujetos sugiriendo ya la
implementación de bases de datos para las comparaciones [14]) en
nuestra experiencia, la calcorrugoscopía y las fichas codificadas
resultaron muy convenientes, al margen de los evidentes benefi-
cios desde el punto de vista económico.
No ha sido casual ni azarosa el tipo de muestra empleado
en esta investigación. Gendarmería Nacional Argentina, es una
fuerza de seguridad de naturaleza militar con características de
fuerza intermedia que cumple misión y sus funciones en el marco
de la Seguridad Interior, Defensa Nacional y apoyo a la Política
Exterior [18]. Las múltiples funciones que le compete: prevención
y represión del narcotráfico, custodia y traslado de detenidos, se-
guridad vial, aduanera, etc.) la transforman en una población de
16
alto riesgo pero con un relativo fácil control y registro. Considera-
mos que incluir esta variable como base de datos en esta y otras
Fuerzas de similares características, permitirá aunar criterios para
la protocolización de una ficha odontológica que incluya el regis-
tro rugoscópico, a la vez que modificaría algunos esquemas dema-
siado estructurados en cuanto a la información que debe manejar
el odontólogo que presta servicios en cualquier institución
(hospitalaria, policial, militar, etc.), limitándolo sobremanera y
reduciendo notablemente el espectro de su capacidad a la hora de
ser solicitado para conformar el tan mentado equipo multidiscipli-
nario de identificación [19-21]. La identificación positiva de la
totalidad de los integrantes de la base de datos del presente traba-
jo, permite avizorar un promisorio futuro, en un intento por clasi-
ficar a la totalidad del personal de Gendarmería Nacional Argenti-
na (cercano a los 30.000 efectivos). Si bien no se pierde de vista
que el presente trabajo es meramente orientativo y disparador de
futuras hipótesis, se considera necesario enfatizar la relativa senci-
llez y rapidez para implementarlo, detalles muy significativos
cuando se encara una identificación, toda vez que la celeridad en
las actuaciones periciales constituyen un verdadero valor agrega-
do [22-31].
La implementación de bases de datos rugoscópicas confi-
gura hoy una motivación y necesidad como procedimiento de
rutina en la práctica diaria del odontólogo, lo que deviene en un
conveniente nuevo diseño de la Historia Clínica Odontológica, en
razón de la cantidad y, sobre todo, calidad de información que
debería contener. El término empleado por los colegas de Brasil,
el de “Prontuario Odontológico” [20], consideramos que es más
justo por su significación. En virtud de lo expuesto, es importante
que la historia clínica odontológica sea interpretada, relevada y
transmitida de forma universal, atento a las filosofías globalizado-
ras del mundo actual, que obligan a los distintos profesionales a
estar capacitados en forma continua, con permanente y fluida co-
municación con sus colegas. Esto claramente desmitifica aquella
noción erróneamente incorporada en los diversos estamentos de la
sociedad, de que la Odontología Legal se circunscribe solo a los
cadáveres, cuando se sabe que es apenas un capítulo y vuelve im-
perioso divulgar el concepto de que es mucho lo que puede apor-
tar, también, en personas vivas.
A través de la experiencia recabada y los antecedentes
hallados en la comunidad científica, es sabida la importancia de
una completa confección, correcta conservación y archivo de la
documentación odontológica, en razón de que un proceso de cote-
jo identificatorio exitoso difícilmente puede encararse sin contar
con dichos antecedentes [24, 26]. Asimismo, se hace indispensa-
ble el tener en cuenta los constantes avances tecnológicos de los
que, sin dudas, la Odontología Legal no puede permanecer ajena.
Esto implica utilizar variantes técnicas y procedimentales innova-
doras que permitan vislumbrar nuevos horizontes en el auxilio de
la Justicia, formando peritos altamente profesionalizados y sólida-
mente comprometidos con los múltiples desafíos inherentes a su
importantísima labor [27].
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CORRESPONDING AUTHOR
Alan Diego Briem Stamm, DDS.
Especialista en Odontología Legal
Auxiliar Docente
Cátedra de Odontología Legal, Facultad de Odontología
Universidad del Nordeste (Argentina)
E-mail: diegoalan3@hotmail.com