SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.doc
Adaptación social
1. Adaptación social
La adaptación es, en sociología y psicología, el proceso por el cual un grupo o un individuo
modifica sus patrones de comportamiento para ajustarse a las normas imperantes en el medio
social en el que se mueve. Al adaptarse, un sujeto abandona hábitos o prácticas que formaban
parte de su comportamiento, pero que están negativamente evaluadas en el ámbito al que desea
integrarse, y eventualmente adquiere otros en consonancia con las expectativas que se tienen de
su nuevo rol. La adaptación, en este sentido, es una forma de socialización secundaria, ya que
opera tomando como base las habilidades sociales con las que el sujeto ya cuenta.
Casos típicos de situaciones que implican adaptación son los cambios en rol profesional o
educativo —como el ingreso a estudios superiores de un sujeto cuyo origen social no está en la
clase profesional liberal— o las migraciones, temporales o definitivas, que exigen la adopción
rápida de cánones de comportamiento ajenos al milieu original del individuo.
Según la intensidad con que el individuo se conforma a las expectativas del grupo, suele
distinguirse el acatamiento —en que las acciones públicas del sujeto se ajustan a la norma, pero
sus opiniones y acciones privadas no se ven afectadas—, la identificación —en que el individuo
hace suyos los principios y normas del grupo en el ámbito y período acotado al que pertenece a él,
pero la asimilación no es duradera— y la internalización —en que el sujeto acepta como propios
los principios de juicio y evaluación codificados en las normas del grupo.
El control social sobre el cumplimiento de las normas lleva, por lo general, a que aún los individuos
cuyos intereses y formación no los inclinan al acatarlas efectivamente las obedezcan. La severidad
de las sanciones —que no se corresponde simplemente con el nivel en que éstas han sido
institucionalizadas en organismo específicos dedicados a ratificarlas— permite distinguir entre
costumbres, cuyo incumplimiento puede resultar excéntrico, vergonzoso o aún anormal, y
acarrear principalmente incomodidades, y morés, normas que definen lo aceptable en el terreno
social y cuya violación granjea la exclusión del círculo social o aún sanciones legales.
Una recopilación de L. D. Crow y un grupo de colaboradores, sitúa la cuestión a principios de los
60: Reading in Abnormal Psicology, traducido como Conducta adaptada en Ed. Paidós. Es un
conjunto de un buen número de definiciones y análisis de la doctrina científica.
PROCESO DE SOCIALIZACIÓN
El ser humano es esencialmente un ser social. Sin embargo, esa naturaleza de ser social es
producto de un largo proceso en la vida de cada persona. Y ese proceso tiene, por así decirlo, dos
caras. Desde el punto de vista de cada individuo, opera el proceso de aprendizaje. Desde el punto
de vista de la sociedad, y respondiendo a su necesidad de mantenerse como tal, opera el proceso
de socialización. Este proceso es importante de considerar si deseamos entender el
comportamiento humano.
La socialización es el proceso por el cual aprendemos a ser miembros de la sociedad. Es decir, a
través de la socialización aprendemos a ser miembros reconocidos de la sociedad en que hemos
nacido. Y ser miembro reconocido, esto es, que los demás me perciban como tal y que yo me
identifique como parte de esa sociedad, implica, en lo esencial, la adpción de una cultura común.
La socialización tiene como resultado la interiorización de normas, costumbres, creencias y
valores, gracias a los cuales el individuo puede relacionarse con los demás miembros de la
sociedad.
Desde el punto de vista de la sociedad, este proceso se desarrolla a partir de la participación
activa de las personas en una red de relaciones sociales. La naturaleza de esas relaciones,
sociológicamente hablando, se expresa en dos elementos que son las dos caras de una misma
medalla: el desempeño de roles que, a su vez, da acceso a una determinada posición o situación
2. dentro de una grupo, denomina status. Y es precisamente aprendiendo a desempeñar los roles
que la persona se socializa. Obviamente, a lo largo de su vida, la persona se involucra en una gran
cantidad de relaciones sociales lo que significa que desempeña múltiples roles: será hijo, hermano,
amigo, familiar, alumno, miembro de clubes, trabajador, cónyuge, y padre a su vez, etc, etc. Y el
aprendizaje de cada uno de esos roles le va a permitir internalizar los valores y las normas de la
sociedad. Porque cada cultura, a su vez, va cristalizando formas típicas, propias de esa cultura, que
definen cómo en esa cultura determinada se aceptará que las personas desempeñen esos roles;
estamos hablando, en síntesis, de una serie de deberes que la persona debe cumplir para ser
aceptada y reconocida como miembros de la sociedad. Y como contrapartida del desempeño de
cada rol, la sociedad asigna o reconoce al individuo una posición o status que a su vez le abre
ciertos derechos. Deberes y derechos, ya sean formales o informales, serán, en suma, los que
moldearán el comportamiento de las personas a través de este proceso que llamamos
socialización.
A lo largo de su vida, cada uno vivirá múltiples procesos socializadores, en función de los múltiples
roles que desempeñará. Esto permite introducir una diferencia en las etapas del proceso de
socialización que es útil conocer porque sus componentes son diferentes.
Socialización Primaria: se denomina así porque es una etapa en la cual los a gentes socializadores
son esencialmente los grupos de carácter primario, es decir, grupos en los cuales el tipo de
relaciones predominantes están basados en la dimensión afectiva y emocional de las personas. El
comienzo natural del proceso de socialización para cada niño recién nacido es su inmediato grupo
familiar. En la historia de la humanidad, la familia ha sido la agencia de socialización más
importante. Algunos autores plantean que los cambios sociales producidos por los procesos de
industrialización y modernización han llevado a una perdida relativa de su relevancia ante la
irrupción de otras agencias socializadoras como el sistema educacional y los medios masivos de
comiunicación. Sin embargo, su importancia sigue siendo capital porque, en general, la familia
filtra de manera directa o indirecta a las otras agencias socializadoras, escogiendo la escuela a la
que van los niños, procurando seleccionar los amigos con los cuales se junta, controlando
(supuestamente) su acceso la televisión, etc. Junto a la familia, y aún en la infancia, el proceso se
abre a otros grupos primarios de pertenencia.
Socialización secundaria: la socialización primaria finaliza cuando el individuo comienza a
integrarse a grupos en los cuales la naturaleza de la relación social es de carácter secundario, es
decir, relaciones basadas más bien en un componente formal, racional, y que, en general, son
relaciones a las cuales la persona se integra opcionalmente y como resultado de un contrato
social, escrito o no. Es la internalización de subculturas (realidades parciales que contrastan con el
mundo de base adquirido en la socialización primaria) institucionales o basados en organizaciones
formales. El individuo descubre que el mundo de sus padres no es el único. La carga afectiva es
reemplazada por técnicas pedagógicas que facilitan el parendizaje. Se caracteriza por la división
social del trabajo y por la distribución social del conocimiento. Las relaciones se establecen por
jerarquía, poder, contrato legal, etc. Este proceso es de especial interés para este curso. Cuando
una persona entra a una organización de trabajo, se le socializa para que llegue e a ser parte de
esa organización. Y la forma concreta y práctica es a través del aprendizaje de sus roles, esto es, el
aprendizaje de la forma en que deberá desempeñar su cargo y las tareas y funciones diseñadas
por la organización para ese cargo en particular.
La autoestima.
Casi todo el mundo cree que es conveniente, para la buena adaptación personal a la sociedad,
que las personas posean el tipo de hombre o de mujer tradicional.
Es decir, se piensa que la persona bien adaptada presenta una adecuada tipificación de género
(femenino, si es una mujer y masculino si es un varón) y que las personas no tan tipificadas con
respecto a su género se adaptan peor.
Sin embargo, a la vez también se cree que una elevada feminidad en las mujeres se relaciona con
3. una elevada ansiedad y baja autoestima y que la masculinidad elevada de los hombres adultos se
relaciona con ansiedad y neurosis elevadas y baja aceptación de sí mismo.
Las personas andróginas y las masculinas suelen tener una autoestima elevada, en comparación
con las personas femeninas e indiferenciadas, que tienden a poseer una baja autoestima. La
ordenación de los grupos, de mayor a menor autoestima es: personas andróginas, masculinas,
femeninas e indiferenciadas.
Las personas andróginas de ninguna manera son inadaptadas y padecen confusiones de identidad
de papeles relativos al género; por el contrario, indican que tienen una autoestima elevada,
importante característica psicológica. Conviene señalar que las personas masculinas suelen tener
una autoestima más elevada que las femeninas.
Carece de fundamento el supuesto que expresa que la masculinidad es mejor para los hombres y
la feminidad para las mujeres. Por ejemplo, la masculinidad está muy correlacionada con la
autoestima de los hombres, pero también lo está con la autoestima de las mujeres. Por tanto, en
el plano de la salud psicológica, la mujer de tipo femenino puro se encuentra en desventaja.
Aunque tanto la masculinidad como la feminidad están positivamente relacionadas con la
autoestima, la masculinidad presenta una relación más elevada. Con independencia de que la
persona sea hombre o mujer, sus características masculinas parecen estar más relacionadas con la
autoestima y otras medidas de salud psicológica.