El documento describe la evolución del pensamiento sobre la visión holística del universo, desde la antigüedad hasta el surgimiento de las nuevas ciencias sistémicas. Explica cómo las ciencias modernas fragmentaron originalmente esta visión en dominios separados, pero que las nuevas ciencias están reconectando estos dominios y recuperando la visión holística original del universo como un todo integrado e interrelacionado.
10. La Gran Cadena del Ser MATERIA CUERPO MENTE ALMA ESPIRITU
11. Esta interpretación fue la filosofía oficial del mundo civilizado a lo largo de la mayor parte de la historia. Se trata de una visión compartida por el cristianismo, judaísmo, hinduismo, budismo, taoísmo y musulmanes.
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27. Estamos en un cambio de paradigma El universo como un sistema mecánico y el cuerpo humano como una máquina, la competitividad por sobrevivir, la ley del más fuerte, la creencia en un progreso material ilimitado FISICA/QUIMICA/BIOLOGIA PARADIGMA ACTUAL NUEVO PARADIGMA Una visión holistica del mundo que lo ve como un todo integrado, interelacionado, más que como una discontinua colección de partes mecanicista, reduccionista holístico, ecológico pensamiento sistémico
46. El origen de nuestro dilema reside en nuestra tendencia a crear abstracciones de objetos separados, incluyendo un sí mismo independiente, para creer después que pertenecen a una realidad objetiva. Para superar esto debemos pensar sistemáticamente, desplazando nuestra atención conceptual de los objetos a las relaciones. Entonces comprenderemos que identidad, individualidad y autonomía no significan separatividad e independencia. Para recuperar nuestra plena humanidad, debemos reconquistar nuestra experiencia de conectividad con la trama entera de la vida. F. Capra
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Esta interpretación fue la filosofía oficial del mundo civilizado a lo largo de la mayor parte de la historia. Se trata de una visión compartida por el cristianismo, judaísmo, hinduismo, budismo, taoísmo y musulmanes. Esta visión contempla a la materia, el cuerpo y la mente como una vasta red de órdenes mutuamente entrelazados, que subsisten en el Espíritu, en la que cada nodo en el “continuum” del Ser, cada eslabón de la cadena, es absolutamente necesario e intrínsecamente valioso.
La idea en sí misma es muy sencilla. Desde el punto de vista de la filosofía perenne, la realidad no es unidimensiona l, no es un país plano y compuesto de una substancia uniforme sino que más bien está configurado por dimensiones diferentes pero continuas. Así, pues, la realidad manifiesta se halla constituída por grados o niveles que van desde el nivel inferior más denso y menos consciente hasta el nivel superior más sutil y más consciente . En un extremo de este continuo del ser - del espectro de la conciencia - se halla aquello que Occidente denomina “materia”, lo insensible, lo no consciente, mientras que en el otro extremo se halla el “espíritu”, la “divinidad”, lo “superconsciente” (que, como veremos, se dice que constituye el sustrato omnipenetrante que impregna todos los niveles).
La filosofía perenne se halla tan abrumadoramente difundida que, o bien se trata del mayor error intelectual de la historia de la humanidad, o bien constituye la reflexión más detallada sobre la naturaleza de la realidad que jamás se haya llevado a cabo. os términos cristianos son los más sencillos porque ya los conocemos: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu . el vedanta agrupa estas cinco capas en tres estadios fundamentales: grosero, sutil y causal . La dimensión grosera constituye el nivel inferior de la holoarquía, el cuerpo físico (annamayakosha); la dimensión sutil consiste en los tres niveles intermedios: el cuerpo sexual-emocional (pranamayakosha), la mente (manomayakosha) y la mente superior o sutil (vijnanmayakosha); y la dimensión causal consiste en el nivel superior (anandamayakosha) el espíritu arquetípico del que, en ocasiones, también se dice que en su mayor parte - aunque no totalmente - es no manifestado y carece de forma. En la medida en que comprendamos que el “alma” no sólo es un ser superior o una identidad superior sino también una mente y una cognición superior y más sutil, la versión vedantina de las cinco envolturas es casi idéntica a la versión judeo-cristiana-musulmana de materia, cuerpo, mente, alma y espíritu . la mayor parte de las escuelas ortodoxas de investigación, sin embargo, sólo admiten la existencia de las dimensiones propias de la materia, el cuerpo y la mente. Las dimensiones superiores de alma y Espíritu todavía no han alcanzado el mismo estatus. De este modo, podemos afirmar que el Occidente contemporáneo todavía no ha alcanzado a reconocer sino las tres quintas partes de la gran cadena del ser.
En este caso, el “cuerpo” se refiere al cuerpo “animal”: el sexo, el hambre, la vitalidad, la fuerza, etc. La “mente” es la mente racional, argumentativa, lingüística e imaginativa (estudiada por la psicología ). El “alma” por su parte es la mente sutil o superior, la mente arquetípica, la mente intuitiva, la esencia de la indestructibilidad de nuestro ser (estudiada por la teología). Y, finalmente, el Espíritu constituye la cúspide trascendental de nuestro ser, nuestra Divinidad (estudiada por el misticismo contemplativo). Un aspecto fundamental en la filosofía perenne es la noción de “gran cadena del ser”. La idea en sí misma es muy sencilla. Desde el punto de vista de la filosofía perenne, la realidad no es unidimensiona l, no es un país plano y compuesto de una substancia uniforme sino que más bien está configurado por dimensiones diferentes pero continuas. Así, pues, la realidad manifiesta se halla constituída por grados o niveles que van desde el nivel inferior más denso y menos consciente hasta el nivel superior más sutil y más consciente . En un extremo de este continuo del ser - del espectro de la conciencia - se halla aquello que Occidente denomina “materia”, lo insensible, lo no consciente, mientras que en el otro extremo se halla el “espíritu”, la “divinidad”, lo “superconsciente” (que, como veremos, se dice que constituye el sustrato omnipenetrante que impregna todos los niveles). Entre ambos extremos se ordenan las otras dimensiones de ser en función de su grado individual de realidad (Platón), actualidad (Aristóteles), inclusividad (Hegel), consciencia (Aurobindo), claridad (Leibniz), valor (Whitehead) o conocimiento (Garab Dorje). La visión del mundo conocida como “filosofía perenne” - por manifestarse de manera prácticamente idéntica a través de culturas y épocas - ha confirmado el núcleo no sólo de las grandes tradiciones de sabiduría del mundo entero - desde el budismo hasta el cristianismo, pasando por el taoísmo - sino también de los principales filósofos, científicos y psicólogos. La filosofía perenne se halla tan abrumadoramente difundida que, o bien se trata del mayor error intelectual de la historia de la humanidad, o bien constituye la reflexión más detallada sobre la naturaleza de la realidad que jamás se haya llevado a cabo.