3. Apenas Jesús acabó de enseñar, sentado en la barca de Simón,
le dijo a él y a sus compañeros que echaran las redes al mar;
y Simón, a pesar de afirmar que habían estado bregando en vano
toda la noche, añadió: «Puesto que Tú lo dices, echaré las redes».
4. Y echándolas, se
llenaron de tantos
peces que se rompían.
Entonces, vinieron
otros compañeros
a ayudarle y también
ellos llenaron las
barcas, hasta tal punto
que casi se hundían.
5. Simón, muy sorprendido, como
lo estaban Santiago y Juan,
sus compañeros, se lanzó
entonces a los pies de Jesús,
pidiéndole que se alejara de él,
que era un pecador.
6. Pero Jesús le dijo
que no temiera:
desde aquel
momento sería
pescador de
hombres.
Y desde aquel
instante, Simón,
Santiago y Juan se
convirtieron en
sus discípulos.
7. Este es el relato de la pesca milagrosa, que simboliza la futura misión
de los apóstoles. El comportamiento de Pedro sirve de modelo no sólo
para los otros apóstoles y para quienes les sucederán,
sino también para cada cristiano.
9. Después de una noche infructuosa, Pedro, experto en la pesca,
habría podido sonreírse y negarse a aceptar la invitación de Jesús
a echar las redes de día, momento menos propicio. En cambio,
más allá de su razonamiento, se fió de Jesús.
10. Esta es una situación típica por la cual, hoy también está
llamado a pasar todo creyente, precisamente porque es
creyente. De hecho su fe se pone a prueba de mil maneras.
11. Seguir a Cristo significa decisión, compromiso y perseverancia,
mientras que en este mundo en el que vivimos todo parece invitar a la
relajación, a la mediocridad, al “dejar pasar”. La tarea parece
demasiado grande, imposible de alcanzar y fracasada anticipadamente.
12. Se necesita entonces fuerza para ir adelante, para resistir al
ambiente, al contexto social, a los amigos, a los medios de
comunicación. Es una prueba dura de combatir día tras día, o
mejor, hora tras hora.
13. Pero si la afrontamos y la aceptamos, servirá para hacernos madurar como
cristianos, para hacernos experimentar que las extraordinarias palabras de Jesús son
verdaderas, que sus promesas se cumplen, que se puede enprender en la vida una
aventura divina mil veces más fascinante que cuantas podamos imaginar, en la que
podemos ser testigos, por ejemplo, de que mientras en el mundo a menudo la vida
es tan desganada, monótona e infructuosa, Dios colma de bienes a quien le sigue:
da el céntuplo en esta vida, además de la vida eterna. Ésta es la pesca milagrosa que
se renueva.
16. Haciendo nosotros también la misma elección que Pedro:
«Puesto que Tú lo dices...». Tener confianza en su Palabra; no
poner en duda lo que Él pide. Más aún: apoyar nuestro
comportamiento, nuestra actividad, nuestra vida en su Palabra.
17. Así basaremos nuestra existencia en lo más sólido y seguro que
hay, y contemplaremos, con asombro que, precisamente allí donde
cualquier recurso humano mengua, Él interviene, y que allí donde
es humanamente imposible, nace la vida.
18. «Puesto que Tú lo
dices, echaré las redes»
(Lc 5,5)
“Palabra de Vida”
Texto de: Chiara Lubich, escrito en 1983
Este comentario de la Palabra de Vida se traduce a 96 lenguas e idiomas,
incluido el gallego, y llega a varios millones de personas en todo el mundo
a través de prensa, radio, televisión e internet.
Puede ser tomado de la revista “Ciudad Nueva” edición española
en el número correspondiente a octubre 2012
donde también se encontrarán experiencias y otros artículos de interés
sobre la espiritualidad de la unidad.