1) Dos discípulos iban caminando tristes hacia un pueblo llamado Emaús después de la crucifixión de Jesús, cuando se les unió un desconocido que les explicó que Jesús tenía que morir para entrar en su gloria.
2) Al llegar a Emaús, Jesús fingió seguir de largo pero los discípulos le rogaron que se quedara con ellos. Jesús tomó pan, lo bendijo y se les reveló.
3) Los discípulos regresaron a Jerusalén para contar a los demás que habían v
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
03/05/14
1. Año 10, nº 495 - 04 de mayo de 2014
“Quédate con nosotros”
EL PÚLPITO
PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA MEDALLA MILAGROSA
EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ)
!Domingo 3.º de Pascua
San José María Rubio
Cuántas veces nos ha
ocurrido el haber puesto
todo nuestro empeño en un
proyecto y éste se viene
a b a j o . E n c u á n t o s
m o m e n t o s i n ve r t i m o s
tiempo, ideas, creatividad,
ingenio, dinero o esfuerzo y
vemos que los resultados no
son los esperados o los
ó p t i m o s . E s e n t o n c e s
cuando surgen en nuestro
interior, y también en el
semblante que nos delata,
las dudas, la decepción, el
cansancio o la perplejidad.
Algo así debió de ocurrir
con los discípulos de Emaús:
tenían todas sus esperanzas
p u e s t a s e n J e s ú s . L a
libertad y la liberación, el
futuro y sus intereses –todo-
lo habían centralizado en
Jesús. Y ¿qué ocurrió? Pues
lo mismo que acontecía en
los más cercanos a Jesús:
volvían al lugar de partida,
a sus orígenes, a sus
t r a b a j o s … y l o h a c í a n
cabizbajos, pensativos y
c o m o f r a c a s a d o s .
Caminaban pero sin rumbo.
H a b l a b a n p e r o c o n
nostalgia. Miraban pero sin
horizonte alguno: ¡Dónde
estaba Jesús! ¡Dónde
quedaban sus promesas!
¡Dónde todas aquellas
e x p e c t a t i v a s
repentinamente quedaban
sepultadas con su ausencia!
L o s d e E m a ú s s i g u e n
d á n d o s e e n n o s o t r o s ;
cuando pensamos que la fe
es una frustración, cuando
pedimos efectos inmediatos,
cuando no dejamos a Jesús
caminar a nuestro lado y
n o s c e r r a m o s a t o d a
novedad y a su Palabra.
En el campo de la fe no todo
es luz. Existen sombras y
m o m e n t o s d e p r u e b a .
Noches en las que es
necesario afinar nuestro
oído para percibir la voz del
Señor. Emaús es el camino
que espera a todo creyente:
no todo será fácil, no
siempre todo estará claro.
No t o d o s a l d r á c o m o
nosotros pensemos. Las
dudas, la incertidumbre, la
desilusión, los altibajos…
acompañan en el itinerario
del que sigue a Jesús.
¡Qué más quisiéramos que
un camino señalizado e
iluminado por las certezas!
¡Qué más quisiéramos que
una fe cosida y adornada
p o r e l t r a j e d e u n a
seguridad permanente!
¡Qué más quisiéramos que
un Jesús que nos hablara en
los momentos más graves y
decisivos de nuestra vida!
¡Pero no! Jesús quiere
c r i s t i a n o s a d u l t o s .
Conscientes de aquello que
llevan entre manos y de
aquello en lo que creen. Y el
camino de la fe es una
alternancia de luz y de
oscuridad, de alegría y de
p e n a , d e f u e r z a y d e
debilidad, de aceptación y
de rechazo. En la mayoría
del testimonio de los santos
se nos narra con frecuencia
la “noche oscura”. Pero, a
continuación, se nos indica
que “el día siguiente” de esa
“ n o ch e o s c u r a ” v i e n e
siempre garantizado y
amanecido por la presencia
y la compañía de un Dios
que nunca falla.
A l e s c u c h a r e s t e
i mp r e s i o n a n t e r e l a t o
tendríamos que reflexionar
sobre algunos aspectos: Los
g randes amigos no se
demuestran cuando siguen
a sus amigos en las horas de
gloria sino, también, cuando
aparentemente fracasan.
L o s d e E m a ú s n o
traicionaron a Jesús pero
no perseveraron hasta el
fi n a l . D u d a r o n d e l a s
p a l a b r a s d e l S e ñ o r :
“volveré”.
Como los de Emaús también
nosotros necesitamos un
camino de ida. Es decir, un
a l e j a r n o s d e e s a s
situaciones donde se mata a
la verdad, donde no se
escucha con nitidez la
Palabra. En consecuencia
necesitamos de un espacio
para descansar y posibilitar
que el Señor salga a nuestro
encuentro. Nuestro Dios, y
no lo olvidemos, no es un
D i o s d e r r o t a d o n i
arruinado. Su resurrección
es para nosotros el trofeo, la
victoria definitiva sobre
nuestra propia muerte.
Contemplar a Jesús como
un simple liberador, como
un líder o un personaje
e x t r a o r d i n a r i o e n l a
historia de la humanidad
nos deja con el corazón tan
vacío o inquieto como lo
p u d i e r o n t e n e r l o s
discípulos de Emaús.
Por encima de todo, y a
p e s a r d e n u e s t r a s
p r e g u n t a s e
i n c e r t i d u m b r e s , n o
podemos consentir que la
razón o la apariencia nos
traicione. Los de Emaús
seguían queriendo a Jesús.
¿Le queremos nosotros?
¿Hablamos en el camino de
nuestra vida de Él? ¿No lo
estaremos silenciando –y
por lo tanto linchando- con
n u e s t r a c o b a r d í a y
desesperanza?
Como los de Emaús puede
que ni nos molestemos en
buscar al Señor. Pero, el
Señor, sale a nuestro
encuentro. Nos alcanza y
nos pregunta: ¿De qué
h a b l á i s ? Y ¿ Q u é l e
contestan? Ni más ni menos
abren sus heridas por las
que supura el desencanto, la
desilusión pero no la falta
de enamoramiento de
Jesús. ¿Qué nos preocupa a
nosotros? ¿Qué puesto
o c u p a J e s ú s e n e l
termómetro de nuestras
conversaciones, decisiones,
elecciones, etc.?
Que el Señor, que no es
ningún forastero o ajeno a lo
que ocurre en nuestra vida,
escuche de nuestros labios
la misma invitación de
aquellos dos compañeros de
camino: “Quédate con
nosotros, porque atardece”
Porque, con Jesús, nunca es
tarde (Él es el Sol) pero si
que es verdad que nosotros
nos quedamos sin luz.
Javier
Leoz,
sacerdote
Camino de ida y vuelta
Envíe sus aportaciones a hojaparroquialmilagrosa@yahoo.es
Intenciones por las que el Papa quiere
que recemos durante el mes de mayo
!Intención general: Para que los medios de comunicación sean
instrumentos al servicio de la verdad y de la paz.
Intención misional: Para que María, Estrella de la Evangelización,
guíe la misión de la Iglesia de anunciar a Cristo a todos los pueblos.
!
Intención de la Conferencia Episcopal Española
Por el pueblo cristiano, para que acogiendo, como María, la Palabra de
Dios con fe y humildad crezca en el conocimiento de la fe y viva cada
vez más de acuerdo con ella.
!
2. PRIMERA LECTURA
(Hch 2, 14.22b-33)
“Dios lo resucitó, rompiendo
las ataduras de la muerte”
El día de Pentecostés, Pedro, de pie
con los Once, pidió atención y les
dirigió la palabra: “Judíos y vecinos
todos de Jerusalén, escuchad mis
palabras y enteraos bien de lo que
pasa. Escuchadme, israelitas: Os
hablo de Jesús Nazareno, el hombre
que Dios acreditó ante vosotros
realizando por su medio los
milagros, signos y prodigios que
conocéis. Conforme al designio
previsto y sancionado por Dios, os lo
entregaron, y vosotros, por mano de
paganos, lo matasteis en una cruz.
Pero Dios lo resucitó, rompiendo las
ataduras de la muerte; no era posible
que la muerte lo retuviera bajo su
d o m i n i o , p u e s D a v i d d i c e ,
refiriéndose a él: “Tengo siempre
presente al Señor, con él a mi
derecha no vacilaré. Por eso se me
alegra el corazón, exulta mi lengua,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la
corrupción. Me has enseñado el
sendero de la vida, me saciarás de
gozo en tu presencia”. Hermanos,
permitidme hablaros con franqueza:
El patriarca David murió y lo
enterraron, y conservamos su
sepulcro hasta el día de hoy. Pero era
profeta y sabía que Dios le había
prometido con juramento sentar en
su trono a un descendiente suyo;
cuando dijo que “no lo entregaría a la
muerte y que su carne no conocería
la corrupción”, hablaba previendo la
resurrección del Mesías. Pues bien,
Dios resucitó a este Jesús, y todos
nosotros somos testigos. Ahora,
exaltado por la diestra de Dios, ha
recibido del Padre el Espíritu Santo
que estaba prometido, y lo ha
derramado. Esto es lo que estáis
viendo y oyendo”.
! SALMO RESPONSORIAL
(Sal 15, 1-11)
R: Señor, me enseñarás el sendero
de la vida
!Protégeme, Dios mío,
que me refugio en ti;
yo digo al Señor: “Tú eres mi bien”.
El Señor es el lote de mi heredad
y mi copa;
mi suerte esta en tu mano. R.
!Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche
me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
!Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás
a la muerte,
ni dejarás a tu fiel
conocer la corrupción. R.
!Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha R.
!SEGUNDA LECTURA
(1P 1, 17-21)
“Por Cristo
vosotros creéis en Dios”
Queridos hermanos: Si llamáis Padre
al que juzga a cada uno, según sus
obras, sin parcialidad, tomad en
serio vuestro proceder en esta vida.
Ya sabéis con qué os rescataron de
ese proceder inútil recibido de
vuestros padres: no con bienes
efímeros, con oro o plata, sino a
precio de la sangre de Cristo, el
Cordero sin defecto ni mancha,
previsto antes de la creación del
mundo y manifestado al final de los
tiempos por nuestro bien. Por Cristo
vosotros creéis en Dios, que lo
resucitó de entre los muertos y le dio
gloria, y así habéis puesto en Dios
vuestra fe y vuestra esperanza.
! SANTO EVANGELIO
( Lc 24, 13-35)
“¡Qué necios y torpes sois!”
Dos discípulos de Jesús iban
andando aquel mismo día, el primero
de la semana, a una aldea llamada
Emaús, distante unas dos leguas de
Jerusalén; iban comentando todo lo
que había sucedido. Mientras
conversaban y discutían, Jesús en
persona se acercó y se puso a
caminar con ellos. Pero sus ojos no
eran capaces de reconocerlo. Él les
dijo: “¿Qué conversación es esa que
traéis mientras vais de camino?”
Ellos se detuvieron preocupados. Y
uno de ellos, que se llamaba Cleofás,
le replico: “¿Eres tú el único
forastero en Jerusalén, que no sabes
lo que ha pasado allí estos días?” Él
les pregunto: “¿Qué?” Ellos le
contestaron: “Lo de Jesús, el
Nazareno, que fue un profeta
poderoso en obras y palabras, ante
Dios y ante todo el pueblo; cómo lo
entregaron los sumos sacerdotes y
n u e s t r o s j e f e s p a r a q u e l o
c o n d e n a r a n a m u e r t e , y l o
crucificaron. Nosotros esperábamos
que él fuera el futuro liberador de
Israel. Y ya ves: hace dos días que
sucedió esto. Es verdad que algunas
mujeres de nuestro grupo nos han
sobresaltado: pues fueron muy de
mañana al sepulcro, no encontraron
su cuerpo, e incluso vinieron
diciendo que habían visto una
aparición de ángeles, que les habían
dicho que estaba vivo. Algunos de los
nuestros fueron también al sepulcro
y lo encontraron como habían dicho
las mujeres; pero a él no lo vieron”.
Entonces Jesús les dijo: “¡Qué necios
y torpes sois para creer lo que
anunciaron los profetas! ¿No era
necesario que el Mesías padeciera
esto para entrar en su gloria?” Y,
comenzando por Moisés y siguiendo
por los profetas, les explicó lo que se
refería a él en toda la Escritura. Ya
cerca de la aldea donde iban, él hizo
ademán de seguir adelante; pero
ellos le apremiaron, diciendo:
“Quédate con nosotros, porque
atardece y el día va de caída”. Y
entró para quedarse con ellos.
Sentado a la mesa con ellos, tomó el
pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo dio. A ellos se les
abrieron los ojos y lo reconocieron.
P e r o é l d e s a p a r e c i ó . E l l o s
comentaron: “¿No ardía nuestro
corazón mientras nos hablaba por el
c a m i n o y n o s e x p l i c a b a l a s
Escrituras?” Y, levantándose al
momento, se volvieron a Jerusalén,
donde encontraron reunidos a los
Once con sus compañeros, que
estaban diciendo: “Era verdad, ha
resucitado el Señor y se ha
aparecido a Simón”. Y ellos contaron
lo que les había pasado por el camino
y cómo lo habían reconocido al
partir el pan.
“Quédate con nosotros”
Parroquia de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa. C/Federico García Lorca, s/n. Apdo. de correos, 164. 11.500 El Puerto de Santa María. Tlfno: 956 85 65 61.
Tiempo de oración
Lecturas de la próxima semana
(3ª semana del salterio)
Lunes 5: San Máximo
Hch 6, 8-15; Sal 118, 23-30; Jn 6, 22-29
Martes 6: Santa Benita
Hch 7, 51 - 8, 1a; Sal 30, 3-8.17.21; Jn 6, 30-35
Miércoles 7: Santa Flavia Domitila
Hch 8, 1b-8; Sal 65, 1-7; Jn 6, 35-40
Jueves 8: San Víctor
Hch 8, 26-40; Sal 65, 8-9.16-17.20; Jn 6, 44-51
Viernes 9: San Isaías
Hch 9, 1-20; Sal 116, 1.2; Jn 6, 52-59
Sábado 10: San Juan de Ávila
Hch 9, 31-42; Sal 115, 12-17; Jn 6, 60-69
Domingo 4: San Francisco de Jerónimo
Hch 2, 14a.36-41; Sal 22, 1-6;
1P 2, 20b-25; Jn 10, 1-10