2. El príncipe, viendo ser ya cerca de noche, acordó
de quedarse allí hasta el día y, atando su caballo
para que no se fuese, pasó toda la noche con la
hermosa princesa Arcayona, acariciándola con
amorosas palabras. La hermosa doncella daba
gracias a su criador que la había enviado tan
grande remedio y reparó a su necesidad y
diciendo en su corazón Leylahaylaalla.
La literatura aljamiada
La shahada
Los moriscos
3. Vaisse meu corajon de mib
ya rabbī si se me tornarad
Tan mal me doled ’l-habīb
enfermo yed cuand sanarad.
Mi corazón se me va de mí,
oh señor, ¿acaso a mi tornará?
¡Cuán fuerte es mi amor por el amado!
Enfermo está, ¿cuándo sanará?
Bilingüismo
Lírica tradicional
diglosia
4. Se celebró la boda y llevaron a la novia a casa del
marido. Los moros tienen la costumbre de
prepararles la cena a los novios, ponerles la mesa
y dejarlos solos en su casa hasta el día siguiente.
Así lo hicieron, pero estaban los padres y
parientes de los novios con mucho miedo,
temiendo que al otro día le encontrarían a él
muerto o malherido.
La literatura didáctica
La misoginia
La hipocresia
5. Cuando se abolió la convivencia medieval y los
Reyes Católicos y sus sucesores impusieron una
homogeneidad sin grietas, nuestra cultura se
transformó en erial: España se desenganchó
paulatinamente del tren de la historia y se privó
hasta fecha reciente del acceso a la modernidad.
los Reyes Católicos
los cristianos nuevos/viejos
los visigodos
6. Un día que mis manos pacían en su jardín
apretando sus pechos,
dijo: “aparta tus manos, que todavía
no tienen costumbre,”
y me suavizó con palabras que
derritieron mi corazón:
“¡Non me tankesh ya habibi! fa encara dañoshu
al-jilala raksa a toto bashta me refushu”
La metáfora
La muwashshaha
La estrofa
7. Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían
sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de
moho, luengos siglos había que estaban puestas y
olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor
que pudo, pero vio que tenían una gran falta, y era que
no tenían celada de encaje, sino morrión [casco] simple;
mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo
un modo de media celada [parte del casco que cubre la
cara], que, encajada con el morrión, hacían una
apariencia de celada entera.
La parodia
El arcaismo
El atavismo
8. Conducido siempre por el enano, se encontró al
día siguiente con un caballero que combatía
contra otros dos. Las apartó de la lucha con
buenas razones pero cuando supieron que él
había vencido a Dardán, lo acometieron entre los
tres. Amadís echó mano a la espada, y muy
sañudo dio a uno de ellos tal golpe en el yelmo,
que se le hizo saltar, y luego le hendió la cabeza
hasta el cuello.
El libro de caballería
El caballero andante
La imprenta
9. Cabellos de mi cabeza
lléganme al corvejón; corvejón: tobillo
los cabellos de mi barba
por manteles tengo yo;
las uñas de las mis manos
por cuchillo tajador.
La tradición oral popular
La rima asonante
El romancero
10. —Mira, mozo, los sacerdotes han de ser muy
templados en su comer y beber, y por esto yo no
me desmando como otros.
Mas el lacerado mentía falsamente, porque en
cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena
comía como lobo y bebía más que un saludador.
La honra
El anticlericalismo
La inquisición española
11. Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera mudará
por no hacer mudanza en su costumbre
Carpe diem
El verso endecasilabo
El soneto