2. Cuando un entrenador se pone a la cabeza de un
equipo de fútbol base, lo primero que debería conocer
en referencia al aspecto físico, son las posibilidades
fisiológicas y las características motrices que tienen los
niños de la edad correspondiente a la categoría en la
que se encuentran.
Una vez sabido esto, el siguiente paso es conocer qué
aspectos físicos se deben priorizar en cada etapa y
cómo entrenarlos.
EL NIÑO NO ES UN ADULTO EN PEQUEÑO.
3. Los jugadores están inmersos en la etapa final de la
pubertad y ya están prácticamente consolidadas las
características morfológicas del deportista adulto,
existiendo diferencias significativas entre unos jugadores
y otros.
Aumento del tamaño de los músculos, especialmente en
grosor.
Los sistemas de control, el aparato locomotor y los
sistemas energéticos están en la fase final de su
maduración.
Se estabiliza la actividad hormonal.
4. Mejora considerable de la fuerza-resistencia, de la
fuerza máxima, de la resistencia mixta y de la capacidad
de aceleración.
Aumento en el rendimiento del metabolismo anaeróbico.
Estabilización de las capacidades coordinativas.
Debido al fuerte aumento de la fuerza, se producen
desequlibrios entre las diferentes cadenas cinéticas.
El aparato locomotor esta preparado para soportar los
esfuerzos específicos del juego.
5. Perfeccionar las habilidades motrices específicas.
Desarrollar la fuerza y la resistencia específicas.
Transferir la fuerza y la velocidad al juego real.
Disminuir el riesgo de lesión.
Tratar de forma específica las lesiones y reducir la
probabilidad de recaída.
6. Inicio del trabajo en gimnasio (fuerza máxima).
Juegos de velocidad con diferentes estímulos (con toma
de decisión).
Circuitos de fuerza-resistencia (enlazados y por
estaciones).
Carrera con cambios de velocidad (resistencia mixta).
Trabajo de core y de propiocepción.
Entrenamiento iinntteeggrraaddoo: Juegos de posesión y
partidos con normas (aumento de la dificultad).
7. El trabajo de resistencia, de fuerza y de velocidad es
totalmente específico, con esfuerzos que tienen lugar en
un partido. Aumentar progresivamente la carga de las
tareas.
Puntualmente, realizar ejercicios técnico-tácticos en
condiciones de fatiga.
Fuerza-resistencia con autocargas o ligera sobrecarga.
8. Variedad en los estímulos en el trabajo de velocidad de
reacción tanto en el tipo (visuales, auditivos, táctiles)
como en el número (velocidad de reacción
discriminativa).
Los juegos de posesión y los partidos con normas
deben ser en situaciones ligeramente facilitadas (poca
superioridad numérica, espacios bastante amplios…),
en igualdad y, en algunas ocasiones, en situaciones de
inferioridad.
9. En el entrenamiento con pesas, comenzar con poco
peso en las primeras sesiones para que el jugador se
familiarice con la técnica de los ejercicios.
Dar mucha importancia al trabajo de prevención y
rehabilitación, tanto el de core como el de
propiocepción.
En el trabajo de flexibilidad, hay que tener cuidado con
los movimientos bruscos no controlados, hay que buscar
una progresión en la dificultad.