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El hombre y la búsqueda de la verdad de Dios y de la Iglesia
1. Lic. Bernardo Guerrero Solórzano Departamento académico de “Ciencias Religiosas” DACIR EL HOMBRE Y LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD DE DIOS Y DE LA IGLESIA
2. La verdad es uno de los principios primarios en los que se basa el desarrollo personal. Las personas que alinean su vida con la verdad comúnmente tienen una vida mucho más equilibrada y satisfactoria. La verdad no es necesariamente un camino hacia un destino determinado, pero es una excelente herramienta que nos ayuda a orientarnos para llegar al lugar correcto. Desde el punto de vista personal, comprometernos con la verdad significa apegarnos a nuestras creencias y convicciones más profundas completamente convencidos de que se está actuando de forma correcta, con sinceridad, honestidad y buena fe.
3. A lo largo de la historia de la humanidad, la relación entre el hombre y Dios, o mejor dicho, la permanente búsqueda de Dios por parte del hombre, ha marcado todos los acontecimientos destacables y ha estado detrás de todos los grandes errores y también de aquellos avances que supusieron pasos importantes en la evolución del hombre. Ahora, en el siglo XXI, Dios sigue siendo el gran misterio sin resolver y los grupos religiosos se han fanatizado aún más, aferrándose a sus áreas de poder, compitiendo entre ellos y manteniendo postulados y creencias que en el ciudadano un poco inteligente causan rechazo y alejamiento. Consecuencia, que cada día el hombre y Dios se mantienen más alejados que nunca, porque los intermediarios han demostrado su incapacidad para resolver cuestiones fundamentales del pensamiento humano, básicamente porque a ellos lo que les interesa es cualquier cosa menos Dios y su obra.
4. La Iglesia no hace en el mundo otra cosa que continuar la obra de Jesucristo en la tierra. Cumple la misión que Cristo le encomendara: Id, y predicad a todas las gentes, enseñándoles a guardar lo que yo os he mandado. Y asegura a la Iglesia su propia presencia mientras cumple esta misión: Y sabed que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo (Mat. 28,19-20) Con estas palabras de Jesucristo se explica esa influencia que la Iglesia ejerce en la humanidad. Se le admitirá como el Salvador y como Dios; pero nadie le niega a Jesús el ser el hombre más grande y más influyente que ha existido. La Iglesia tiene de sí misma, al mundo no como como servidora humilde, sino de llevar la salvación que le confió Jesucristo.