El salmo 127 enfatiza la importancia de Dios en la construcción de una casa y la protección de una ciudad, y describe a los hijos como una bendición de Dios. Explica que el trabajo humano es en vano sin Dios y compara a los hijos con flechas bien preparadas por un hombre poderoso, resaltando la necesidad de esforzarse en educarlos para que alcancen metas positivas.
2. Si Jehová no edificare la casa, en vanotrabajan los queedifican; siJehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.
3. Las familiasedificancasas y hay centinelas queguardanuna ciudad; peroestas dos actividades son fútiles a menosque Dios esté con ellas. Unafamilia sin Dios nunca experimentará el lazoespiritual queÉlcrea en lasrelaciones.
4. Unaciudad sin Dios se desvastará por la maldad y la corrupción quehayaadentro. No cometa el error de dejar a Dios fuera de suvida, Si lo hace, habrávivido en vano. HagaqueJehová sea sumáximaprioridad Y permitaqueÉl sea el que lo edifique.
6. Jehová no esta en contra de los esfuerzoshumanos. El arduotrabajohonra Dios. perotrabajar sin descanso uolvidar a la familiapuede ser un disfraz para la incapacidad de confiaren queDios supliránuestrasnecesidades.
7. Todosnecesitamos un descansoadecuado y momentospararefrescarnosespiritualmente. Porotrolado, esteversículo no esunadisculpapara ser flojos. Tengacuidado en mantener el balance: trabajearduamentemientras confía en Dios y también descanseconfiando en Él.
8. He aquíherencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. 127:3
9. Muya menudo se ve a los hijoscomoresponsabilidades y estorbos y no comobienes. Pero la Biblia llama a los hijos “herencia de Jehová”, unarecompensa.
10. Quienestienen a los hijoscomo simples distracciones o estorbos, debenverloscomounaoportunidad de moldear el futuro. No debemosatrevermos a tratarloscomounamolestiacuando Dios los valoratanto.
11. Como saetas en mano de un hombre poderoso, así son los hijos habidos en la juventud. 127:4
12. Tal como un arquero sabe que las flechas no dan en el blanco por casualidad, los padres amorosos comprenden que la educación de los hijos no puede dejarse al azar.
13. Quieren que sus hijos alcancen determinado “blanco”: que se conviertan en adultos responsables y felices. Qué hace falta para que una flecha dé en el blanco? Hay que prepararla con cuidado, protegerla bien y dispararla con fuerza hacia el blanco.
14. Las flechas que utilizaban los arqueros de tiempos bíblicos se preparaban con mucho cuidado. La varilla, hecha quizás de una madera liviana, debía tallarse a mano y quedar lo más recta posible.
15. La punta tenía que estar bien afilada. Al otro extremo de la varilla se ataban plumas para estabilizar el vuelo de la flecha y mantener su rumbo. Los padres quieren que sus hijos sean como aquellas flechas: rectos, sin que haya nada torcido en ellos.
16. Las plumas que el arquero ata a sus flechas contribuyen a que estas vuelen en una trayectoria recta una vez que salen del arco. De modo similar, las enseñanzas bíblicas del Creador de la familia pueden acompañar a los hijos y ayudarlos durante toda su vida, incluso después que abandonan el hogar (Efesios 3:14, 15). Ahora bien, ¿cómo pueden los padres asegurarse de que tales enseñanzas queden firmemente “atadas” a sus hijos?
17. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablaré con los enemigos en la puerta. 127:5
18. Una vez preparadas, había que protegerlas, para lo cual el arquero las llevaba en una aljaba, donde no podían dañarse ni romperse fácilmente. Resulta interesante que la Biblia hable proféticamente del Mesías como de una flecha pulida que su Padre “ocultó en su propia aljaba” (Isaías 49:2).
19. De forma parecida, los buenos padres se preocupan por proteger a sus hijos de los peligros de este mundo degenerado. Proteger a los hijos de la compañía de quienes no respetan las normas morales de la Biblia probablemente evitará que cometan errores que podrían pagar muy caros, incluso con la vida.
20. Notemos que Salmo 127:4, 5 compara al padre con “un hombre poderoso”. ¿Significa eso que solo el hombre puede ejercer de forma eficaz el papel de educador? No, ni mucho menos. El principio que subyace tras este ejemplo es aplicable a padres y madres por igual, así como a cualquiera que cría solo a sus hijos (Proverbios 1:8). La expresión “hombre poderoso” sugiere que hace falta mucha fuerza para disparar una flecha con un arco.
21. En tiempos bíblicos, los arcos se recubrían a veces de cobre, y se decía que los soldados ‘pisaban el arco’, dando la idea de que probablemente lo sujetaban con el pie para poder tensarlo (Jeremías 50:14, 29). Sin duda, se necesitaba mucha energía y esfuerzo para tirar hacia atrás del arco tenso y disparar las flechas hacia el blanco.
22. Pues bien, educar a los hijos también exige un esfuerzo considerable. Obviamente, ellos no pueden criarse por sí mismos, igual que una flecha no puede lanzarse ella sola hacia el blanco.
23. Por desgracia, hoy día muchos padres no parecen dispuestos a realizar el esfuerzo que se requiere. Siguen el camino fácil y dejan que sean la televisión, la escuela y los amigos los que instruyan a sus hijos en cuestiones de moralidad, sexo, etc.
24. Los estudios han demostrado que los niños criados por padres amorosos y que hacen valer su autoridad —los que apoyan a sus hijos pero les ponen límites definidos— sobresalen académicamente, desarrollan mejores habilidades sociales, se sienten satisfechos consigo mismos y son, por regla general, más felices que los niños cuyos padres son demasiado blandos o excesivamente severos”.
25. En Proverbios 22:6 (La Biblia de Nuestro Pueblo) dice: “Educa al muchacho en el buen camino”. Este versículo concluye con las alentadoras palabras: “Cuando envejezca no se apartará de él”. ¿Ofrece este proverbio inspirado una garantía de éxito? No necesariamente, pues los hijos tienen libre albedrío, y cuando crezcan tomarán sus propias decisiones. Pero el versículo sí ofrece a los padres una garantía amorosa. ¿Cuál es esta?
26. Si educamos a nuestros hijos de acuerdo con las normas bíblicas, estaremos creando las circunstancias más favorables para obtener un resultado maravilloso: verlos convertidos en adultos felices, realizados y responsables (Proverbios 23:24). Así que dediquemos todo el esfuerzo posible a preparar, proteger y dirigir esas valiosísimas “flechas”. Nunca lo lamentaremos.