Este fragmento describe una noche en Madrid a principios del siglo XX, con diferentes grupos de personas en las calles. Por un lado, están los "noctámbulos" como busconas, chulos y celestinas que se divierten en tabernas y lugares de vicio. Por otro lado, están los trabajadores honrados que se preparan para sus tareas diarias con el amanecer. El protagonista Manuel reflexiona que él debe formar parte de los trabajadores, no de los que buscan placer en la noche. El estilo de Baroja muestra este contraste entre la vida noct
Adjectives of personality famous people-past simple
poipo
1. UNIDAD 4 LITERATURA 4 ESO DIVERSIFICACIÓN
LA NARRATIVA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
TEXTO
PIO BAROJA “LA BUSCA”
La noche le pareció interminable: dio vuel tas y más vuel tas; apagaron la luz eléct rica, los t ranvías
cesaron de pasar, la plaza quedó a obscuras.
Ent re la cal le de la Montera y la de Alcalá iban y venían delante de un café, con las ventanas
i luminadas, mujeres de t rajes claros y pañuelos de crespón, cantando, parando a los noctámbulos;
unos cuantos chulos, agazapados t ras de los faroles, las vigi laban y charlaban con el las, dándoles
órdenes…
Luego fueron desfi lando busconas, chulos y celestinas. Todo el Madrid parási to, holgazán, alegre,
abandonaba en aquel las horas las tabernas, los garitos, las casas de juego, las madrigueras y los
refugios del vicio, y por en medio de la miseria que palpi taba en las cal les, pasaban los
t rasnochadores con el cigarro encendido, hablando, riendo, bromeando con las buscona s,
indi ferentes a las agonías de tanto miserable desharrapado, sin pan y sin techo, que se refugiaba
temblando de frío en los quicios de las puertas.
Quedaban algunas viejas busconas en las esquinas, envuel tas en el mantón, fumando. . .
Tardó mucho en aclarar el cielo; aun de noche se armaron puestos de café; los cocheros y los
gol fos se acercaron a tomar su vaso o su copa. Se apagaron los faroles de gas.
Danzaban las claridades de las l internas de los serenos en el suelo gris, alumbrado vagamente por
el pál ido claror del alba, y las si luetas negras de los traperos se detenían en los montones de
basura, encorvándose para escarbar en el los. Todavía algún t rasnochador pál ido, con el cuel lo del
gabán levantado, se desl izaba siniest ro como un búho ante la luz, y mient ras tanto comenzaban a
pasar obreros. . . El Madrid t rabajador y honrado se preparaba para su ruda faena diaria.
Aquel la t ransición del bul l icio febri l de la noche a la act ividad serena y t ranqui la de la mañana hizo
pensar a Manuel largamente.
Comprendía que eran las de los noctámbulos y las de los t rabajadores vidas paralelas
que no l legaban ni un momento a encont rarse. Para los unos, el placer, el vicio, y la
noche; para los ot ros, el t rabajo, la fat iga, el sol . Y pensaba también que él debía de ser
de éstos, de los que t rabajan al sol , no de los que buscan el placer en la sombra.
RESPONDE A ESTAS PREGUNTAS
1. BUSCA EN EL DICCIONARIO LAS PALABRAS QUE ESTÁN SUBRAYADAS
2. ¿CUÁL ES EL MADRID QUE SE DESCRIBE?
3. ¿ES ESTA UNA ESCENA EN LA QUE HAYA MOVIMIENTO O ES UNA ESCENA
ESTÁTICA?
4. ¿QUÉ TIPO DE PERSONAS SE DESCRIBEN?
5. ¿CÓMO ES EL ESTILO DE BAROJA, SEGÚN LO QUE SE PERCIBE EN ESTE
FRAGMENTO?
Escribe en los espacios en blanco las palabras adecuadas.
2. UNIDAD 4 LITERATURA 4 ESO DIVERSIFICACIÓN
LA NARRATIVA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
caja casa comedor costurera cuartucho destino entusiasmo estudiante frialdad
gente imaginación música melancolía miedo muchacha patrona racha
A la Baronesa apenas se la veía en , excepto en las primeras horas de la mañana y de la noche.
Comía y cenaba fuera. A creer a la , era una trapisondista, y tenía grandes alternativas en su posición,
pues tan pronto se mudaba a una casa buena y llevaba coche como desaparecía varios meses en
el infecto de una casa de pupilos barata.
La hija de la Baronesa, una niña de unos doce a catorce años, no se presentaba nunca en el ni en el
pasillo; su madre la prohibía toda comunicación con los huéspedes. Se llamaba Kate. Era una muchacha rubia,
muy blanca y muy bonita. Sólo el Roberto hablaba con ella algunas veces en inglés. El muchacho
miraba a la chiquilla con . Aquel verano debió de terminar la mala de la Baronesa, porque
comenzó a hacerse ropa y se preparó a mudarse de casa. Durante unas semanas iban todos los días
una y una aprendiza con trajes y sombreros para la Baronesa y Kate.
Manuel, una noche, vio pasar a la aprendiza de la costurera con una grande en la mano, y se sintió
enamorado. La siguió de lejos con gran de que lo viera. Mientras iba tras ella, pensaba en lo que se le
tendría que decir a una así, al acompañarla. Había de ser una cosa galante, exquisita; llegaba a
suponer que estaba a su lado y torturaba su ideando f rases y giros, y no se le ocurrían más que
vulgaridades. En esto, la aprendiza y su caja se perdieron entre la y no volvió a verlas.
Fue para Manuel el recuerdo de aquella chiquilla como una encantadora, fantasía, base de otras
fantasías. Muchas veces ideaba historias, en que él hacía siempre de héroe y la aprendiza de heroína. En tanto
que Manuel lamentaba los rigores del , Roberto, el estudiante rubio, se dedicaba también a
la , pensando en la hija de la Baronesa. Algunas bromas tenía que suf rir el estudiante, sobre todo
de la Celia, que, según malas lenguas, trataba de arrancarle de su habitual ; pero Roberto no se
ocupaba de ella.