SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 32
Descargar para leer sin conexión
1
SIGLO XVIII. I
1. De la Florida al Puente de Segovia.
EL Soto de la Florida fue enseguida uno de los paseos preferidos por los madrileños
durante el buen tiempo. Era buen lugar para solitarios meditabundos y furtivas citas
galantes, por que se ganó las diatribas de los moralistas. Artículo de El corresponsal del
Censor en 1787:
¿Cómo está el mundo! Precisamente va a dar un estallido! Qué madres tan extrañas da
de sí el tiempo! En el mío ir una doncella a los paseos públicos mano con mano, e al
menos mano a mano, con un joven? ¿Permitirles la profusión escandalosa con que hoy
se presentan? ¿Comedias? ¿Bailes? Su almohadilla y la rueca eran los Prados y las
Floridas de las señoritas de allende. Ah, madres de hoy!, observad la crianza que os
dieron las vuestras y contemplad la enorme y vergonzosa diferencia de aquella
educación a la que dispensáis a vuestros hijos.
(Artículo de El corresponsal del Censor en 1787)
GONZÁLEZ RUANO (Caliente Madrid, 1961) :
Con todo el boato persistente y el indicado casticismo insistente se está celebrando ya
la tradicional verbena de San Antonio.
La primera verbena
que Dios envía
es la de San Antonio
de la Florida.
No puede pedirse mejor paisaje madrileño. Es la rebimba. Para que a los matritenses se
nos caiga la baba. Aquí está todo el Manzanares, con la casi imprescindible evocación
le las duquesas manolas, de majos petimetres vagamente a la francesa – no hay nada
más nacional que jugar un poco a los gustos de Francia-, los frescos de Goya…
En Los Baños inútiles, de RAMÓN DE LA CRUZ:
A la frondosa orilla
del claro Manzanares
alegres lavanderas
apel de ninfas hacen.
Y en su alegría
a sus cadencias
del jabón y la tabla
forman orquesta.
2
GÓNGORA
Señora doña puente segoviana,
cuyos ojos están llorando arena,
si es por el río, muy enhorabuena,
aunque estáis para viuda muy galana.
De estangurria murió. No hay castellana
lavandera que no llore de pena,
y fulano sotillo se condena
de olmos negros a loba luterana.
Bien es verdad que dicen los doctores
que no es muerto, sino que del estío
le causan parasismo los calores;
que a los primeros del diciembre frío,
de sus mulas harán estos señores
que los orines den salud al río.
2. De San Isidro a la Paloma
LOPE DE VEGA:
Bebe Iván dulce cristal
e Isidro lágrimas bebe,
dura la fuente a quien debe
Madrid salud celestial;
pierde el río su caudal
con estar juntos los dos
y ella perenne por vos
dice que milagro fue,
que como es fuente de Fe
no puede faltarle Dios.
La pradera de San Isidro. Ramón de la Cruz.
Se entran y se descubre la ermita de San Isidro en el foro, sirviendo de tablado a la
imitación propia de la Pradera, con bastidor de selva y algunos árboles repartidos a
cuyo pie estarán diferentes ranchos de personas, de esta suerte de dos árboles grandes
que habrá al medio del tablado, al pie de uno, sobre una capa tendida, estarán Juan y
Lorenzo, la Nicasia y la Casilda, de payos, merendando, con un burro en pelo al lado, y
un chiquillo de teta sobre el albardón sirviendo de cuna, y le mece Juan cuando llora. Al
3
pie de otro estarán bailando seguidillas de Manuela y la Isidra con Esteban y Rafael, de
majos ordinarios de trueno, y la Joaquina. Al primer bastidor se sentará Nicolás solo
sobre su capa, y sacará de su cazuela, rábanos, cebolla grande, lechugas, etc. Y hará su
ensalada sin hablar; y al de enfrente estará arrimado Calderón, de capa, gorro y
bastón, con una rica chupa, como atisbando las mozas; seis u ocho muchachos
cruzarán la escena con cántaros de agua, vasos y ramas de álamo; y al pie del telón en
que está figurada la ermita se verá el paseo de los coches, y a un lado un despeñadero
en que ruedan otros muchachos. Gertrudis y Vicente se pasean vendiendo tostones y
ramilletes.
Solana. Escenas y costumbres. 1ª serie
Los pobres forman fila en los cerros de la ermita. Uno, con una pata de palo vendada,
imitando ser de verdad, calzada con un zapato; con una venda en la cabeza y la sangre
en las llagas pintadas. Un manco, que con los dedos de los pies sujeta la pluma, moja
en un tintero y escribe cómo se llama y dónde nació y la fecha. Otro, con un brazo que
es un hueso pintado y pelado, mientras el sano lo esconde. Otro, metido en un cajón,
figura no tener piernas ni brazos. Se valen de estas tretas para inspirar caridad; luego,
por la noche, se reúnen todos y cuentan las perras que han recogido; y los mudos de
nacimiento, cojos y mancos y tontos beben y comen; hablan y se despabilan, bailando
alrededor de una bota y una gran torta, con buenas tajadas de jamón.
EMILIA DE PARDO BAZÁN:
El puente de Toledo, con sus retablos, o nichos, o lo que sean aquellos fantasmas
barrocos que le guarnecen a ambos lados, no está bien sin el rebullido y la algazara de
la gentuza, los chulapos y los tíos, los carniceros y los carreteros, que parece que
acaban de bajarse de un lienzo de Goya.
Santiago el Verde, comedia de Lope de Vega:
Bien parecéis forastero
pues no sabéis que se llama
Santiago el Verde este día,
En que las hermosas damas,
y las que no son tan hermosas,
van con espantosas galas
al Soto del Manzanares.
4
Zarzuela de RICARDO DE LA VEGA
Por ser la Virgen
de la Paloma,
un mantón de la China-na,
China-na,
te voy a regalar.
Toma un churrito,
mi niña, toma,
y no seas endina-na,
dina-na,
que me vas a matar.
ELLAS
Por ser la Virgen
de la Paloma,
un mantón de la China-na,
China-na,
me vas a regalar.
Venga el regalo,
si no es de broma,
y llévame en berlina-na,
lina-na,
al Prado a pasear.
3. Plazuela del rastro
Maria Bashkirtseff en 1881:
Una de las curiosidades es el Rastro; consiste en una calle ocupada por toda clase de
barracas, como las ferias de los pueblos rusos, donde se halla de todo. Hay vida,
animación, bullicio, bajo este sol ardiente ¡Es admirable! Estas compraventas
infinitamente ricas se alojan en casas sucias, con trastiendas y escaleras legendarias;
hay allí montones de telas, de tapicerías y de bordados como para volverse loca.
Esos miserables parecen completamente despreocupados; agujerean con clavos
hermosas telas que cuelgan de la pared para suspender viejos cuadros; caminan sobre
bordados extendidos en el suelo; muebles antiguos, cuadros, esculturas, caja para
reliquias, platería, viejos clavos enmohecidos... He comprado una cortina de seda rojo
salmón, toda bordada; me pidieron 700 francos y me la dejaron en 150, y una falda de
tela bordada con flores pálidas de un tono lindísimo, que me dejaron por 100 centavos
después de haberme pedido 20 francos.
Es una desdicha no tener un millón de francos para gastar; se amueblaría un estudio...
¡Ya con cien mil se compraría mucho!
5
QUEVEDO (El ALGUACIL ALGUACILADO):
Abajo, en un apartado muy sucio, lleno de mondaduras de Rastro, quiero decir de
cuernos, están los que acá llamamos cornudos:
LOPE DE VEGA (Los amantes sin amor):
Yo, viendo un bravo de aquellos,
pienso que es hombre del Rastro.
DON RAMÓN DE LA CRUZ en El Rastro por la mañana (1770)
CORO. Pues el sol placentero
Ya nos anuncia el día
Para que cuantos lleguen
Nuestros afanes sirvan,
Comerciantes del Rastro,
Muy buenos días […]
JUANA. ¡A mis repollos!
NICOLASA. ¡Qué ricos bollos!
ESPEJO. ¡Al aguardiente!
CARRETERO. ¡Al hierro viejo!
LADVENANA. ¡Tocino añejo,
Lomo y salchichas!
CORO. ¡Comerciantes del rastro
Muy buenos días!
4. De Juanelo a Mesón de Paredes
ANTONO PONZ en su monumental Viaje de España (1772-94)
La iglesia de clérigos regulares de San Cayetano se empezó a construir entrado ya este
siglo y se concluyó pocos años hace. He oído decir que los diseños vinieron de Roma;
peor que uno de aquellos sublimes catedráticos de la escuela de Churriguera hizo sus
habilidades y los echó a perder.
6
JOSÉ CADALSO en una de su Cartas Marruecas (1788-9);
-¿Cuáles fueron sus primeras lecciones? –le pregunté.
-Ninguna –respondió el mocito-: en sabiendo leer un romance y tocar un polo ¿para
qué necesita más un caballero? Mi dómine bien quiso meterme en honduras; pero lo
fue muy mal y hubo de irle mucho peor. El caso fue que había ido yo con otros
camaradas a un encierro. Súpolo el buen maestro y vino tras mí a oponerse a mi
voluntad. Llegó precisamente a tiempo que los vaqueros me andaban enseñando cómo
se toma la vara. No pudo su desgracia traerle a pero ocasión. A la segunda palabra que
quiso hablar, le di un varazo tan divino en medio de los sentidos que le abrí la cabeza
con más cascos que una naranja, y gracias a que me contuve, porque mi primer
pensamiento fue ponerle una vara lo mismo que a un toro de diez años.
RAMÓN DE LA CRUZ. La Petra y la Juana o el buen casero (1791):
El teatro representa el patio de una casa de mucha vecindad. EN él habrá una fuente al
foro y tres puertas debajo de un corredor, que son de tres vecinos, y a cada lado del
tablado habrá otros dos con sus números, desde 1 hasta 7. Por un ángulo del patio se
verá parte de la escalera que sube al corredor, que será usado, y en él se verán las
puertas de otros cuatro vecinos, y sobre el tejado dos buhardillas, a que se asomarán
después dos personas. Las puertas todas estarán cerradas a excepción de la del número
1, a la que estará el Moreno, de majo, sentado y de mal humor. A la número 7 estarán
sentados Jorge y la Sastra cosiendo de sastrería, y cantando las seguidillas siguientes lo
más alto que puedan según su carácter. De rato en rato se asomarán al corredor
alguno de los bordadores que viven al número 11 observando a las que lavan.
5. Plaza y calle de Lavapiés.
NICOLÁS MORATÍN:
Vinieron con semblantes pudibundos
los que habitan el Austro, donde lavan
los pies el agua de árboles profundos.
ALEXANDRE LABORDE escribe en su Itineraire descriptif de l´Espagne (1834):
Ellas son seductoras como repugnantes pueden ser los majos. Un aire libre, un porte
suelto, un paso ágil, una mirada atractiva y animada, una fina y agradable silueta, un
talle esbelto, un calado rebuscado, un traje elegante y ligero, variadas gracias, un
sonido de voz cadencioso, una amabilidad natural y gestos excesivos: tales son los
atributos de estas mujeres tan peligrosas como amables. Hábiles en el arte de seducir,
conocen todos los medios para triunfar en eso, empleándolo con astucia y casi siempre
7
con éxito: libres en la charla y más libres en las actitudes, miman, invitan, y es difícil
poder resistirlas.
JOVELLANOS en La Sátira a Armesto:
¿Ves, Arnesto, aquel majo en siete varas
de pardomonte envuelto, con patillas
de tres pulgadas afeado el rostro,
magro, pálido y sucio, que al arrimo
de la esquina de enfrente nos acecha
con aire sesgo y baladí? Pues ése,
ése es un nono nieto del Rey Chico.
Si el breve chupetín, las anchas bragas
y el albornoz, no sin primor terciado,
no te lo han dicho; si los mil botones,
de filigrana berberisca que andan
por los confines del jubón perdidos
no lo gritan, la faja, el guadijeño,
el arpa, la bandurria y la guitarra
lo cantarán…
Avapiés de EMILIO CARRERE:
Barbería:
En la puerta, la bacía
que fue yelmo del ensueño;
menjurjes, garrufería,
charlas de flamenquería;
y en la trastienda, el barreño
de sangría.
“Lamparilla” piropea
a la maja que pasea
su manolesca altivez;
en la plaza un charlatán,
tocado de un rojo fez,
vocea su panacea
a los que oyéndole están…
8
RAMÓN DE L ACRUZ con un sainete de 1768. El fandango del candil:
CONCHITAS: La calle de Lavapiés
en ésta, vamos muchachas,
que si yo mal no me engaño
aquella ha de ser la casa.
PUJITOS: ¡La gente que hay en la puerta! […]
¿No es l acanalla
que porfía por entrar?
CONCHITAS: Es que son bailes de fama
los de casa de mi prima;
lo menos tiene guitarra,
violín, bandurria y toda
asientos de sala;
y no es como en otras partes
que convidan con fanfarria
a los fandangos, y luego
son cuatro descamisadas
que nenguno itene gracia
pa tocar un estrumento.
MEDIOCULO. Pues pide licencia y llama.
GIACOMO CASANOVA (1774):
Cada pareja de hombre y mujer no daba sino tres pasos, repicando las castañuelas al
compás de la orquesta y sus actitudes y sus gestos eran de una lascivia sin ejemplo. Allí
se hallaba toda la expresión del amor desde su nacimiento a su fin; desde el suspiro del
deseo al éxtasis del placer. Y me parecía imposible que la danzante pudiera negar nada
al bailarín luego de haber bailado semejante danza, porque el fandango debe llevar
consigo en todos los sentidos los estímulos de la voluptuosidad.
9
6. Iglesia de San Lorenzo
Manolo, Tragedia para reír o sainete para llorar (1769) de RAMÓN DE LA CRUZ.
MANOLO. Ya estamos en Madrid y en nuestro barrio
Y aquí nos honrará con su presencia
mi madre que si no es una real moza,
por lo menos veréis una real vieja.
¡La patria qué dulce es para aquel hijo
que vuelve sin camisa ni calcetas! […]
SEBASTIÁN. ¡Manolo!
MANOLO. ¿Sebastián, dame los brazos;
y no extrañes, amigo, me sorprenda
de verte en un estado tan humilde.
¿Tú manejar esparto en vez de cuerdas
para asaltar balcones y cortinas?
¿Tú, que por las rendijas de las puertas
introducías la flexible mano,
la aplicas a labores tan groseras?
¿Qué es esto?
SEBASTIÁN. ¿Qué ha de ser? Que se ha trocado
tanto Madrid por dentro y por ajuera
que lo que por ajuera y por adentro
antes fue porquería, ya es limpieza.
REMILGADA. ¡Ay, padre mío!
MEDIODIENTE. Escúchame.
REMILGADA. No puedo
que me voy a morir a toda priesa (cae).
POTAJERA. Y yo también, pues se murió Manolo;
a llamar al doctor me voy derecha
y a meterme en la cama bien mullida,
que me quiero morir con connivencia […]
SEBASTIÁN. ¿Nosotros nos morimos o qué hacemos?
MEDIODIENTE. Amigo, o es tragedia o no es tragedia;
es preciso morir, y solo deben
perdonarle la vida los poetas
al que tenga la cara más adusta
para decir la última sentencia.
10
7. Antón Martín
ANTONIO BUERO VALLEJO, Un soñador para un pueblo (1958)
ENSENADA. … Has hecho perfectamente: esa medida se echaba de menos desde hace
años, y ya es hora de aplicarla con mano dura. (Se levanta y se acerca)
ESQUILACHE. Pero si no se trata de mano dura…
ENSENADA. No se puede reformar de otro modo. Recuerda nuestra divisa: “Todo para
el pueblo, pero sin el pueblo.” El pueblo es siempre menor de edad.
ESQUILACHE. (Lo mira con curiosidad) No me parece que le des su verdadero sentido a
esas palabras… “Sin el pueblo”, pero no porque sea siempre menor de edad, sino
porque todavía es menor de edad.
ENSENADA. (Sonríe). No irás lejos con esas ilusiones. Yo las perdí hace veinte años. ¿Es
que han dado nunca la menor muestra de comprender? ¿Te agradecen siquiera lo que
haces por ellos? Les has engrandecido el país, les has dado instrucción, montepíos, les
has quitado el hambre. Les has enseñado, en suma, que la vida puede ser dulce… Pues
bien, te odian.
Por conocernos a todos
nos remangaba su celo
los sombreros hasta el cielo,
las capas hasta los codos;
por este y otros mil modos
conocernos pretendía,
y su intento se logró,
pues al fin nos conoció
mejor de lo que quería.
8. De San Juan a Huertas.
Sáitras y desengaño al teatro español (1762-63) :
El teatro español es la escuela de la maldad, el espejo de la lascivia, el retrato de la
desenvoltura, la academia del desuello, el ejemplar de la inobediencia, insultos,
travesuras y picardías. ¿Quisiera usted que su hijo fuera un rompe-esquinas, matasiete,
perdonavidas, que galantease una dama a cuchilladas, alborotando la calle y
escandalizando al pueblo, forajido de la justicia, sin amistad, sin ley y sin Dios?
11
LEANDRO DE MORATÍAN
Yo era el embeleso de mi familia: mi hermosura, mis gracias y mi talento natural me
tenían siempre al lado de mis abuelos; allí dormía y comía casi habitualmente; y todas
las noches cuando mis padres se retiraban siempre hallaba mi abuela algún pretexto
plausible para que me quedara de huésped y casi siempre lo conseguía […]
Tenía yo cuatro años, cuando las viruelas me pusieron a punto de muerte: las pasé en
casa de mis abuelos, mi padre y mi madre no entraban por la puerta, pro el fundado
temor de llevar esta peste a mi casa, donde había otros niños que no la tenían aún.
(…)
… quedé feo, pelón, colorado, débil, caprichoso, llorón, impaciente, tan distinto de que
antes era, que no parecía el mismo… perdí con las viruelas aquel ímpetu de lso
primeros años, aquella facilidad de trato que antes me hacía más amable; me quedó el
talento y con él un temor de errar en lo que discurría que me hizo silencioso y
meditabundo. En mi casa y entre los míos era alegre y sencillo; pero al presentarse
persona poco íntima hallaba en mí un muchacho reservado y poco social.
Arte de la putas de Nicolás Fernández de Moratín:
Hermosa Venus que el amor presides,
y sus deleites y contentos mides,
dando a tus hijos con abiertas manos
en este mundo bienes soberanos:
pues ves lo justo de mi noble intento
déle a mi canto tu favor aliento,
para que sepa el orbe con cuál arte
las gentes deberán solicitarte,
cuando entiendan que enseña la voz mía
tan gran ciencia como es la putería.
[…]
12
9. Atrio de San Sebastián
CARRERE
¡Atrio de San Sebastián,
que evoca la noche lúgubre
del poeta capitán!
Comediante peregrina
por la noble aristocracia
de su genio y de su gracia,
fue la hermosa María Ignacia,
que llamaron la Divina.
JOSÉ CALDALSO, Noches lúgubres
¡Qué noche! La oscuridad, el silencio pavoroso, interrumpido por los lamentos que se
oyen en la vecina cárcel, completan la tristeza de mi corazón. El cielo también se
conjura contra mi quietud, si alguna me quedara. El nublado crece. La luz de esos
relámpagos..., ¡qué horrorosa! Ya truena. Cada trueno es mayor que el que le
antecede, y parece producir otro más cruel. El sueño, dulce intervalo en las fatigas de
los hombres, se turba. El lecho conyugal, teatro de delicias; la cuna en que se cría la
esperanza de las casas; la descansada cama de los ancianos venerables; todo se inunda
en llanto..., todo tiembla. No hay hombre que no se crea mortal en este instante... ¡Ay,
si fuese el último de mi vida, cuán grato sería para mí! ¡Cuán horrible ahora! ¡Cuán
horrible! Más lo fue el día, el triste día que fue causa de la escena en que ahora me
hallo
(…)
He enterrado por mis manos tiernos niños, delicias de sus mayores; mozos robustos,
descanso de sus padres ancianos; doncellas hermosas, y envidiadas de las que
quedaban vivas; hombres en lo fuerte de su edad, y colocados en altos empleos; viejos
venerables, apoyos del Estado... Nunca temblé. Puse sus cadáveres entre otros muchos
ya corruptos, rasgué sus vestiduras en busca de alguna
(…)
¡Cuánta miseria me anuncian! En éstos, ¡ay!, ¡en éstos se ha convertido tu carne! ¡De
tus hermosos ojos se han engendrado estos vivientes asquerosos! ¡Tu pelo, que en lo
fuerte de mi pasión llamé mil veces no sólo más rubio, sino más precioso que el oro, ha
producido esta podre! ¡Tus blancas manos, tus labios amorosos se han vuelto materia y
corrupción! ¡En qué estado estarán las tristes reliquias de tu cadáver! ¡A qué sentido no
ofenderá la misma que fue el hechizo de todos ellos!
13
10. Iglesia de San Sebastián
ANTONINA RODRIGO:
-¡Octava a la muerte de la célebre tonadillera la Caramba!
-¡Señor, cómpreme el romance de María Antonia!
-Vida de escándalo y muerte ejemplar de la cómica Mª Antonia Fernández, alias la
Caramba!
- Señora, mirad su retrato grabado en los hábito de arrepentida!
[…] Duélanse, señores,
de este pobre ciego,
y si no que el diablo
lleve lo que veo.
-La maja que dio más escándalo en el Prado, con sus extravagantes modas….!
-Relación y curioso romance de la conversión de la nueva egipciaca!...
RAMÓN DE LA CRUZ en La academia:
CARAMBA: Ahora
es cuando estoy en mi mesma,
que lo de beata es cosa
que me cae muy por de fuera,
y a ratos, para engañar
a unos bobos.
JOSÉ MARTÍN RECUERDA, en La Caramba (1996):
(Se ha puesto el escenario improvisado. Riendo y cantando dicen)
TODOS: “Dame el ´mandinguillo´,
dame el ´mandingoy,
Porque a enmandingarme´
contigo me voy”
¡Son tonadillas tuyas, Caramba!
¡Caramba, la mandinguera!
(La Caramba sigue bailando. Sus tacones suenan con furia.)
MAESTRO CASTEL:
CARAMBA. Hoy María Antonia
sale a ofreceros
14
un juguetico
con mucho cuento. […]
Si lo logro, ¡caramba!,
si no, ¡Laus Deo!
Chito, señores
y os dará la Caramba
dos carambelos. […]
Y veréis que fandangos
os carambeo.
11. Palacio de Tepa!
LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN:
Reuníanse frecuentemente Moratín, Ayak, Cerdá, Cadalso, Pineda, Pizzi, Muñoz, Iriarte,
Guevara, Signorelli, Conti, Bernascones, y otros eruditos en la antigua fonda de San
Sebastián, para lo cual tenían tomado un cuarto con sillas, mesas, escribanía,
chimenea y cuanto era necesario a la celebración de aquellas juntas, en las cuales (por
único estatuto) sólo se permitía hablar de teatro, toros, de amores y de versos. Allí se
leyeron las mejores tragedias del teatro francés, las sátiras y la Poética de Boileau, las
odas de Rousseau, muchos sonetos y canciones de Frugoni, Filicaja, Chiabera, Petrarca
y algunos cantos del Tasso y del Ariosto. Leyó Cadalso sus Cartas Marruecas e Iriarte
algunas de sus obras […] Era una escuela de erudición, de buen gusto, de acendrada
crítica.
La comedia nueva, o EL café, de LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN:
- Mire usted, no hay paciencia. Ayer, ¡qué! les hubiera dado con una tranca. Vinieron
ahí tres o cuatro a beber ponche, y empezaron a hablar, hablar de comedias, ¡vaya! Yo
no me puedo acordar de lo que decían. Para ellos no había nada bueno: ni autores, ni
cómicos, ni vestidos, ni música, ni teatro. ¿Qué sé yo cuánto dijeron aquellos malditos?
Y dale con el arte, el arte, la moral y... Deje usted, las. . . ¿Si me acordaré? Las. . .
¡Válgate Dios! ¿Cómo decían? Las... Ias reglas... ¿Qué son las reglas?
(…)
ELEUTERIO: … Pero díganos usted lisa y llanamente si la comedia que hoy se representa
es disparatada o no. […]
D. HERMOGENES Sí, diré pero antes de todo conviene saber que el poema dramático
admite dos géneros de fábula. Sunt autem fabulae, aliae simplices, aliae implexae. Es
doctrina de Aristóteles. Pero lo diré en griego para mayor claridad. Eisi de ton mython
oi men aploi oi de peplegmenoi. Cai gar ai praxeis...
15
D. ELEUTERIO: Hombre; pero si..
D. ANTONIO: Yo reviento.
(Siéntase, haciendo esfuerzos para contener la risa.)
D. HERMOGENES: Cai gar ai praxeis on mimeseis oi...
D. ELEUTERIO: Pero…
D. HERMOGENES: Mythoi eisin iparchousin.
D. ELEUTERIO: Pero, si no es eso lo que a usted se le pregunta.
D. HERMÓGENES: Ya estoy en la cuestión. Bien que, para la mejor inteligencia,
convendría explicar lo que los criticos entienden por prótasis, epítasis, catástasis,
catástrofe, peripecia, agnicion, o anagnórisis: partes necesarias a toda buena comedia,
y que según Escalígero, Vossio, Dacier, Marmontel, Castelvetro y Daniel Heinsio...
(…)
D. ELEUTERIO: Pues, mire usted, aun con ser tan poco lo que dan, el autor se ajustaría
de buena gana, para hacer por el precio todas las funciones que necesitase la
compañía; pero hay muchas envidias. Unos favorecen a éste, otros a aquél, y es
menester una tecla para mantenerse en la gracia de los primeros vocales, que ¡Ya, ya !
Y luego, como son tantos a escribir y cada uno procura despachar su género, entran los
empeños, las gratificaciones, las rebajas... Ahora mismo acaba de llegar un estudiante
gallego con unas alforjas llenas de piezas manuscritas: comedias, zarzuelas, dramas,
melodramas, loas, sainetes... ¿Qué sé yo cuánta ensalada trae allí? Y anda solicitando
que los cómicos le compren todo el surtido, y da cada obra a trescientos reales, una con
otra. ¡Ya se ve! ¿Quién ha de poder competir con un hombre que trabaja tan barato?
Sátira de la mujer bachillera de Moratín:
DOÑA MARIQUITA.- ¡Pues, latín! Maldito sea su latín. Cuando le pregunto cualquiera
friolera, casi siempre me responde en latín, y para decir que se quiere casar conmigo me
cita tantos autores... Mire usted qué entenderán los autores de eso ni qué les importará a
ellos que nosotros nos casemos o no.
DOÑA AGUSTINA.- ¡Qué ignorancia! Vaya, don Hermógenes; lo que le he dicho a usted.
Es menester que usted se dedique a instruirla y descortezarla, porque, la verdad, esa
estupidez me avergüenza. Yo, bien sabe Dios que no he podido más; ya se ve: ocupada
continuamente en ayudar a mi marido en sus obras, en corregírselas (como usted habrá
visto muchas veces), en sugerirle ideas a fin de que salgan con la debida perfección, no he
tenido tiempo para emprender su enseñanza. Por otra parte, es increíble lo que aquellas
criaturas me molestan. El uno que llora, el otro que quiere mamar, el otro que rompió la
taza, el otro que se cayó de la silla, me tienen continuamente afanada. Vaya; yo le he dicho
mil veces; para las mujeres instruidas es un tormento la fecundidad.
16
12. Saloncillo del teatro Español I
DIEGO TORRES DE VILLARROEL en sus Visitas por Madrid con don Francisco de
Quevedo (1746):
Las comedias ya no las hacen los petas, si no los músicos, los hortelanos y carpinteros.
Ya nadie bebe de la rica vena de Calderón, manantial perenne de agudezas, cuya rara
fluidez dejó suspensos los Terencios y los Plautos, {…}; ahora se sorbe el cieno en que se
revuelcan los renacuajos de este siglo. […] Toda la casta de poetas villanciqueros que
surtían las coplas de Gil y Menga las Navidades, y los que escribían jacarandainas para
ciegos se ha arrimado a los cómicos y se ahogan, los pobres, en poetas, oyendo
continuamente sus rebuznos; y si no los confundiera la grave y sonora armonía de la
música moderna, fuera lo mismo que escuchar los alaridos de la tortura. Pero ya no
siente tanto en entendimiento este trato de cuerda con la suspensión que ocasionan las
bien heridas cuerdas de lo armónico; descuidase el alma y se introduce los halagos
forasteros.
E: CLARKE (1762):
La cabeza del apuntador emergía de una trampilla situada al nivel del escenario, y al
principio lo tomé por un fantasma o un diablo dispuesto a ascender a loas regiones
superiores. Pero pronto comprendí mi error cuando empezó a leer la obra con una voz
lo bastante alta como para que lo oyeran los actores y también los espectadores de los
palcos cercanos.
ANTONIO ZAMORA, No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague y
convidado de piedra:
(Se abraza D. Juan con D. Gonzalo)
D. JUAN. Deja que tu hielo apague
este incendio que me quema.
D. GONZALO: Ahora verás que, al postrarte,
no fía en vano quien fía
en que Dios le desagravie.
D. JUAN: Ya lo veo, y pues mi muerte
su justicia satisface,
¡Dios mío, haced, pues la vida
perdí, que el ama se salve!
D. GONZALO: ¡Dichoso tú, si aprovechas
la eternidad de un instante!
D. JUAN: ¡Piedad, Señor! Si hasta ahora,
huyendo de tus piedades,
17
mi malicia me ha perdido,
tu clemencia me restaure. (Cae muerto)
CAMACHO:¡Ay, que se ha muerto, Dos mío!
D. GONZALO. Pues e cumplió el inefable
Juicio de Dios, de mi nicho
ocupe el tallado jaspe;
y el error humano advierta,
que por más que se dilate…
MÚSICOS: No hay plazo que no se cumpla,
ni deuda que no se pague.
JOVELLANOS en su Memoria sobre espectáculos y diversiones (1796)
La reforma de nuestro teatro debe empezar por el destierro de casi todos los dramas
que están sobre la escena. No hablo solamente de aquellos a que en nuestros días se
da una necia y bárbara preferencia; de aquellos que aborta una cuadrilla de
hambrientos e ignorantes poetucos que, por decirlo así, se han levantado con el
imperio de las tablas para desterrar de ellas el decoro, la verosimilitud, el interés, el
buen lenguaje, la cortesía, el chiste cómico y la agudeza castellana. Semejantes
monstruos desaparecerán a la primera ojeada que echen sobre la escena la razón y el
sentido.
Hablo también de aquellos justamente celebrados entre nosotros, que algún día
sirvieron de modelo a otras naciones y que la porción más cuerda e ilustrada de la
nuestra ha visto siempre y ve todavía con entusiasmo y delicia. Seré siempre el primero
a confesar sus bellezas inimitables: la novedad de su invención, la belleza de su estilo,
la fluidez y la naturalidad de su diálogo, el maravilloso artificio de su enredo, la
facilidad de su desenlace, el fuego, el interés, el chiste, las sales cómicas que brillan a
cada paso en ellos. Pero, ¿qué importa si estos mismos dramas, mirados a la luz de los
preceptos y principalmente a la de la sana razón, están plagados de vicios y defectos
que la moral y la política no pueden tolerar?
LUZÁN:
No es menor la utilidad que produce la tragedia […] en quien los príncipes pueden
aprender a moderar su ambición, su ira y otras pasiones, con los ejemplos que allí ser
representan de Príncipes caídos de una suma felicidad a una extrema miseria; cuyo
escarmiento les acuerda la inconstancia de las cosas humanas, y los previene y
fortalece contra los reveses de la fortuna. Además de esto, el Poeta puede y debe
pintar en la tragedia las costumbre y los artificios de los cortesanos aduladores y
ambiciosos […] todo lo cual puede ser una escuela provechosísima, que enseña a
conocer lo que es la corte, […] y a descifrar los dobleces de la fina política, y de ese
monstruo que llaman razón de estado.
18
García de la Huerta:
El frívolo accidente del origen,
que tan injustamente diferencia
al noble del plebeyo, ¿no es un vano
pretexto, que la mísera caterva
de espíritus mezquinos valer hace
contra las almas grandes, que en las prendas
con que las ilustró pródigamente
el cielo, las distinga y privilegia?
No hay calidad, sino el merecimiento:
la virtud solamente es la nobleza.
13. Saloncillo del teatro Español II
JOVELLANOS en la Memoria escribe:
No he visto jamás desorden en nuestros teatros que no provengan principalmente de
estar de pie los espectadores del patio. Prescindo de que esta circunstancia lleva al
teatro, entre algunas personas honradas y decentes, otras muchas oscuras y baldías,
atraídas allí por la baratura del precio. Pero fuera de esto, la sola incomodidad de estar
en pie por espacio de tres horas, lo más del tiempo de puntillas, pisoteado, empujado y
muchas veces llevado acá y acullá mal de su grado, basta y sobre para poner de mal
humor al espectador más sosegado. Y en semejante situación, ¿quién podrá esperar de
él moderación y paciencia? Entonces es cuando del montón de la chusma salen el grito
insolente del mosquetero, las palmadas favorables o adversas de los chisperos y
apasionados, los silbos y el murmullo general que desconciertan al infeliz representante
y apuran el sufrimiento del más moderado y paciente espectador. Siéntense todo y la
confusión cesará. Cada uno será conocido y tendrá a sus lados, frente y espalda cuatro
testigos que lo observen y que sean interesados en que guarde silencio y
circunspección.
ANTONIO ESPINA:
En este teatro [la Cruz] nació a fines del siglo XVIII una secta de apologistas y
partidarios furibundos de cuanto en él se representaba, conocidos con el nombre de
“polacos”. El mote se debía a que estos apasionados del teatro de la Cruz los dirigía un
fraile trinitario descalzo llamado el padre Polaco, hombre desaforado y bravío, que al
frente de sus huestes acudía al teatro del Príncipe a protestar y a echar abajo las
comedias que se daban en éste. Los “polacos” ostentaban una cinta azul celeste en el
sombrero para distinguirse de los “chorizos”, que exhibían el rojo. Los “chorizos” eran
los partidarios del Teatro del Príncipe. Entre ambos bandos se originaban frecuentes
19
choques y verdaderas batallas los días de estreno, en las que acababan poniendo paz,
y alzándose con la victoria y numerosos prisioneros de guerra, los alguaciles y golillas
de la ronda de espectáculos.
Luis Mariano de Larra y Barbieri,Chorizos y polacos.
La fruta más sabrosa
de aquesta tierra
ss la que está en el árbol
de la cazuela.
¡Ay, qué frutita
tan sabrosa!
¡Ay, qué bocado
tan regalado!
Gobierno político y económico de los teatros de esta corte (1785)
… que durante la representación ninguno quede ninguno quede con el sombrero
puesto, sin distinción de lugares, para no impedirse la vista unas a otras; y que si por
descuido se quedase alguno con él puesto, y otro se lo advirtiese, no se enoje el
advertido ni ocasione quimera; pues tanto en este asunto cono en otro cualquiera que
ocasione ruido, procederá la justicia contra el primer motor que dé la causa; que no se
fume dentro del Coliseo, ni debajo de las gradas, ni en los corredores de los aposentos
ni escalera de la casa; que no grite a persona alguna, ni a aposento determinado, ni
menos a ningún cómico, aunque se equivoque, pues además de faltar a la buena
política y decencia del público, no es lícito agraviar a quien hace lo que puede y sabe
por agradar a todos.
El sí de las niñas, LEANDRO FERNÁNDEZ MORATÍN:
DON DIEGO: ¡Mandar, hija mía! … En estas materias tan delicadas los padres que
tienen juicio no mandan, Insinúan, proponen, aconsejan; eso sí, todo ese sí; pero
¡mandar!... ¿Y quién ha de evitar después las resultas funestas de lo que mandaron?...
¡Pues cuántas veces vemos matrimonios infelices, uniones monstruosas, verificadas
solamente porque un padre tonto se metió a mandar lo que no debiera?... ¿Cuántas
veces una desdichada mujer halla anticipada la muerte en el encierro de un claustro
porque su madre o su tío se empeñaban en regalar a Dios lo que Dios no quería? ¡Eh,
no, señor, eso no va bien…
(…)
DON DIEGO. Voy a acabar, señora; déjeme usted acabar. Yo me hago cargo, querida
Paquita, de lo que habrá influido en una niña tan bien inclinada como usted las santas
20
costumbres que ha visto practicar en aquel inocente asilo de la devoción y la virtud;
pero, si a pesar de todo esto, la imaginación acalorada, las circunstancias imprevistas
la hubiesen hecho elegir sujeto más digno, sepa usted que yo no quiero nada con
violencia. Yo soy ingenuo: mi corazón y mi lengua no se contradicen jamás. Esto mismo
le pido a usted, Paquita: sinceridad. EL cariño que a usted le tengo no la debe hacer
infeliz … Su madre de usted no es capaz de querer una injusticia, y sabe muy bien que a
nadie se le hace dichoso por la fuerza. Si usted no halla en mí prendas que le inclinen, si
siente algún otro cuidadillo en su corazón, créame usted, la menor disimulación en esto
nos daría a todos muchísimo que sentir.
DOÑA IRENE: ¿Puedo hablar ya señor?
DON DIEGO: Ella, ella debe hablar, y sin apuntador ni intérprete.
14. De Núñez de Arce a Alcalá
Moratín en EL café:
D. PEDRO: ¿Le han impreso?
D. ELEUTERIO: Sí, señor. ¿Pues no se había de imprimir?
D. ANTONIO: ¿Y dónde se vende?
D. ELEUTERIO: Se vende en los puestos del “Diario”, en la librería de Pérez, en l ade
Izquierdo, en la de Gil, en la de Zurita y en el puesto de cobradores a la entrada del
coliseo. Se vende también en la tienda de vinos de la calle del Pez, en el herbolario de la
Calle Ancha, en la jabonería de la calle del Lobo…
DON LEANDRO en un poema:
En un cartelón leí
que tu obrilla baladí
la vende Navamocuende…
No ha de decir que la vende,
sino que la tiene allí.
Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la Corte:
Por el Caballero de Gracia arriba íbamos los dos, y a poco trecho se nos colgó de las
orejas un rabel y dejo de rebuzno, y a veces tan rabioso que pareció maúllo concebido
en caniculares de lujuria gatesca:
- ¿Quién toca tan desapacible? –dijo Quevedo […]
- Vuelve la cara –le respondí-, sabio mío, a ese zaguán.
21
Volvímosla uno y otro y divisamos por la media puerta, que dejaba libre una cortina de
olán gallego, estampado a nubarrones de aceite y mugre, a un mozuelo semimacho,
más rapado que sotana de sopón, más relamido que plato de dulce en poder de pajes,
en medio de ruedas de amolar, sillas despellejadas, banco, escalfadores, bacías,
demandas, redomas, paños sucios y moharraches. Estaba sentado en el sillón de pelar
entrecejos, sirviéndole las cuerdas a un violín con tal desconsuelo, que parecía salir el
son de entre agallas de burro melancólico.
Un señorito muy petimetre
Se entró en mi casa cierta mañana
Y así me dijo al primer envite:
“Oiga usted: ¿quiere ser mi pareja?”
Yo le respondí con mi sonete,
Con ni canto, ni baile y soflama:
¡Que chusco es usted, señorito!
Usted quiere… ¡Caramba! ¡Caramba!
¡Que si quieres, quieres, ea!
Vaya, vaya, vaya!
Me volvió a decir muy tierno y fino:
Maria Antonia, no seas tirana
Mira niña, que te amo y te adoro,
Y tendrás las pesetas a manta.
Yo, le respondí con mi sonete,
Con mi canto, mi baile y soflama:
¡Que porfiado es usted, señorito!
Usted quiere…¡Caramba! ¡Caramba!
15. Casa de las Siete Chimeneas
BUERO VALLEJO, Un soñador para un pueblo.
ENSENADA. … Has hecho perfectamente: esa medida se echaba de menos desde hace
años, y ya es hora de aplicarla con mano dura. (Se levanta y se acerca)
ESQUILACHE. Pero si no se trata de mano dura…
ENSENADA. No se puede reformar de toro modo. Recuerda nuestra divisa: “Todo para
el pueblo, pero sin el pueblo”. El pueblo es siempre menor de edad.
ESQUILACHE (Lo mira con curiosidad). No me parece que le des su verdadero sentido a
esas palabras… “Sin el pueblo”, pero no porque sea siempre menor de edad, sino
porque todavía es menor de edad.
22
ENSENADA (Sonríe). No irás lejos con esas ilusiones. Yo las perdí hace veinte años. ¿Es
que han dado nunca la menor muestra de comprender? ¿Te agradecen siquiera lo que
haces por ellos? Les has engrandecido el país, les has dado instrucción, montepíos, les
has quitado el hambre. Les has enseñado, en suma, que la vida puede ser dulce… Pues
bien: te odia..
EL barberillo de Lavapiés:
Yo, el gran Leopoldo primero,
Marqués de Esquilache augusto,
a España rijo a mi gusto
y a su rey Carlos Tercero.
Entre todos me prefiero,
ni lo consulto ni informo,
al que obra bien lo reformo,
a los pueblos aniquilo,
y el buen Carlos, mi pupilo,
dice a todo: “Me conformo”
(…)
Prended flores de mí
lo que va de ayer a hoy:
que ayer Esquilache fui
y hoy esquilado soy.
16. Calle del Barquillo
Si no me habéis conocido
en el pico del sombrero,
soy del barrio del Barquillo,
traigo bandera de fuego.
RAMÓN DE LA CRUZ en Los bandos del Avapiés o la venganza del Zurdillo (1776
Soy el furor,
la ira, la rabia, el veneno
del invencible Barquillo;
que aunque ultrajado me veo,
soy el valiente Zurdillo
23
conocido por mis hechos.
(…)
A todos toca el agravio;
todos vengarlo debemos
y en Lavapiés con su sangre
hoy nuestras manos lavemos. {…]
¿Lavapiés se ha de humillar
al Barquillo? ¡Santos cielos!
¡Primero morir!
pues desechemos el miedo
y las primeras nosotras
a la defensa saldremos
porque viva Lavapiés.
(…)
… y al patio unas seguidillas
de aquellos de ¡voto a bríos!,
que las engendró el Barquillo
y Lavapiés las parió.
La casa de Tócame Roque:
(En las buhardillas salen el Inválido y la Vieja)
VIEJA. ¡Ay, Zape, zape! ¡Vecino!
INVÁLIDO. ¿Qué quiere?
VIEJA. ¡Que va corriendo
Ahí un gato con el pollo! (Pasará el gato)
Que usted tenía al sereno!
INVÁLIDO. ¿Un gato? ¿Por dónde va
El malvado? Ya lo veo;
Y es el de usted! (Se entra)
VIEJA. Miz, miz, mis…
Si me lo trajera entero… […]
INVÁLIDO. (Sale con una escopeta)
Aguarda ladrón… ¡Se fue!
VIEJA. ¿Cómo tiene atrevimiento
Para sacar la escopeta
24
Contra mí?
INVÁLIDO. Yo no me meto
Con usté.
VIEJA. Pues se mete
Con mi gato, que es lo mesmo.
Julián de Castro (1723-1762)
En el eminente patio
de la gran Cárcel de Corte,
casa la más recogida,
que en España se conoce.
[…]
Adiós, plazuela del Rastro,
nombrada por todo el orbe,
adonde van por carnero
algunos que son mayores.
[…]
Adiós, Lavapiés del alma
cuyas damas como flores,
suelen dar a sus maridos
por plumajes alcornoques.
[…]
Adiós, ilustres tabernas
adiós, ricos bodegones,
donde todo cuesta un ojo,
y el que no suda no come.
17. Salesas Reales.
Bárbaro gasto,
bárbara renta,
bárbaro pueblo,
bárbara reina.
Al rey tenemos demente,
una reina con temor,
un infante cazador,
Y los tres no saben niente;
25
un Consejo insolvente,
con los ministros de Estado
cada cual más apocado;
unos Grandes sin grandeza:
¡pobre reino sin cabeza,
que te verás acabado!
Bárbaramente comió,
bárbaramente cagó,
bárbaramente murió…
18. De Hortaleza a Maravillas
UNAMUNO (El Sol, 28-II-1928):
Y en tanto, cada año –van ya ciento setenta- los delfines engalapagados oían en e día
de San Antón, abad, el del cerdo y las tentaciones, rumor de pezuñas, relinchos,
rebuznos, gruñidos de cochinos y vocerío de jinetes y romeros. Era que pasaban
caballos, mulos –algunos majamente enjaezados, borricos, jumentos, acémilas,
puercos… Era la bendición de la cebada. Y hoy también la bendición de los campos para
que sobre ellos recaiga, de los delfines celestiales, la lluvia que cría cebada, y uva, y
aceituna, y el trigo que nos da el pan nuestro de cada día, mientras nos aprieta el
cincho del hado histórico.
Alma que estás en pecado,
si esta noche murieras,
piensa bien adónde fueras.
(…)
Muchos hay en el infierno
Por una culpa no más,
Tú con tantas, ¿dónde irás?
26
La gula engruesa los cuerpos
Con sus regalos profanos
Para cebo de gusanos.
A la embriaguez se sigue
La privación de sentido;
Si así mueres, vas perdido.
Presto, torpe, pasarás
De tus carnales contentos
A los eternos tormentos.
DON NICOLÁS hacia 1772, Arte de las putas:
Los barrios del Barquillo y Leganitos,
Lavapiés bajo y altas Maravillas
remiten a millares las chiquillas,
con achaque de limas y avellanas;
salado pasto a lujuriosas ganas.
PONZ:
Hacia el fin de la calle de Fuencarral […], está el Hospicio de San Fernando, cuya
fundación tuvo el piadoso objeto de recoger a los pobres de ambos sexos y de todas las
edades. Desde el principio se ha ido acrecentando de manera que hayo en el día
bastante comodidad para que residan en él […] La parte principal del edificio tiene su
fachada a la calle, y es de regular forma; pero entrado ya este siglo le pegaron en
medio una portada, que casa más extravagante y ridícula no la han imaginado los
hombres; sin embargo de lo cual, y en prueba del infeliz estado a que llegó la
arquitectura y de la común ignorancia que hubo de este arte, a pocas obras se daban
tamaños elogios como a esta.
27
TORRES VILLARROEL :
-Este es el Hospicio de los desahuciados de la suerte, de los incurables de la fortuna;
aquí recoge la providencia política y cristiana a los que hieden en cualquiera parte,
adonde los arrastra la necesidad de detener la vida con el sustento cotidiano. Entremos
y verás lo que se agregó después de tu siglo.
Llegamos a la puerta y el portero tenía cara de haber almorzado ajenjos y vinagres;
gruñónos un poco al entrar, y ya en la casa vimos a un hombre machucado o a
mojicones de los días, engullido en un saco hasta la nuez; la frente trepando por el
testuz, no le paraba hasta derramársele desde el cerro vertical hasta las honduras del
cocodrilo, sin un matorral de pelos en el campo de su chola, un culo de bacía por casco,
dos aventadores por orejas, que parecía asas, descabalado de ojos, hombre aguja con
un testigo de vista solamente…
La casa de Tócame Roque:
AQUILINA: Mis padres no, sé quien fueron;
parientes, no los conozco;
tutores, los aborrezco;
amos, mandan demasiado;
me fastidian los cortejos,
y por no tener marido
que me mande, tengo hecho
voto de castidad: vean
si tendré, fuera del cielo,
yo a quien dar cuenta de mí.
ALGUACIL: ¿Pues para qué estás sirviendo aquí? […]
AQUILINA: ¡Hay tal apretar! Porque no quiero
golver al Hespicio.
19. Puebla, Silva, Fuencarral
EL viejo y la niña, LEANDRO DE MORATÍN
MUÑOZ Bien está.
También sabréis que pasaba
muchas veces la tal niña,
por vivir tan inmediata,
a casa de vuestro amigo
28
don Álvaro; allí trataba
con el sobrino dichoso.
Él no es mucho que pagara
las visitas; ¡ya se ve,
es atento! Se formaba
la tertulia, y entre tanto
que los abuelos jugaban,
ellos jugaban también,
y todo era bulla y zambra.
En fin, la amistad nació
en la niñez. Si ella es mala,
si se debe sospechar
que del juguete pasara
a otra cosa (que en la edad
que tienen no será extraña),
eso discurridlo vos,
que yo no entiendo palabra.
El sí delas niñas:
DOÑA FRANCISCA.- Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted.
DON DIEGO.- ¿Y después, Paquita?
DOÑA FRANCISCA.- Después... y mientras me dure la vida, seré mujer de bien.
DON DIEGO.- Eso no lo puedo yo dudar... Pero si usted me considera como el que ha
de ser hasta la muerte su compañero y su amigo, dígame usted: estos títulos ¿no me
dan algún derecho para merecer de usted mayor confianza? ¿No he de lograr que
usted me diga la causa de su dolor? Y no para satisfacer una impertinente curiosidad,
sino para emplearme todo en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla dichosa, si
mi conato y mis diligencias pudiesen tanto.
DOÑA FRANCISCA.- ¡Dichas para mí!... Ya se acabaron.
DON DIEGO.- ¿Por qué?
DOÑA FRANCISCA.- Nunca diré por qué.
DON DIEGO.- Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma
debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay.
DOÑA FRANCISCA.- Si usted lo ignora, señor Don Diego, por Dios no finja que lo sabe;
y si en efecto lo sabe usted, no me lo pregunte.
DON DIEGO.- Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas
lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi
mujer.
DOÑA FRANCISCA.- Y daré gusto a mi madre.
DON DIEGO.- Y vivirá usted infeliz.
29
DOÑA FRANCISCA.- Ya lo sé.
20. Red de San Luis
La Gran Vía (1886), letra de FELIPE PÉREZ GONZÁLEZ y música de Chueca y Valverde:
Caballero de Gracia me llaman,
y efectivamente soy así,
pues sabido es que a mí me conoce
por mis amoríos todo Madrid.
Es verdad que estoy un poco antiguo,
pero que en poniéndome mi frac,
soy un tipo gentil
de carácter jovial
a quién mima la sociedad.
Arte de las putas:.
… la Isidra, que ostenta vanidosa
Por su cotilla aquel gran mar de tetas
Donde la vista en su extensión se pierde
Y mueve tempestad en las braguetas
(…)
El arte de verter la sangre humana
con la espada fatal es aprendido
de Príncipes y grandes, y es leído
el libro de políticas aleves
para oprimir la libertad del pueblo
sin que él lo advierta. Son mucho más leves
mis delitos: no incito asolamientos,
destrucciones ni muertes horrorosas:
sólo facilitar las deleitosas
complacencias de amor
MELÉNDEZ VALDÉS, Besos de amor:
Cuando mi blanda Nise
lasciva me rodea
con sus nevados brazos
y mil veces me besa,
30
cuando a mi ardiente boca
su dulce labio aprieta,
tan del placer rendida
que casi a hablar no acierta,
y yo por alentarla
corro con mano inquieta
de su nevado vientre
las partes más secretas,
y ella entre dulces ayes
se mueve más y alterna
ternuras y suspiros
con balbuciente lengua,
ora hijito me llama,
ya que cese me ruega,
ya al besarme me muerde,
y moviéndose anhela,
entonces, ¡ay!, si alguno
contó del mar la arena,
cuente, cuente, las glorias
en que el amor me anega.
FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO, El jardín de Venus:
El fraile y la monja
Hallándose cortejando
cierto fraile a una monjita,
mientras que la requebraba
le enseñaba su pi...
su pipa con que fumaba.
La monja, como era lega
y profesaba al otoño,
radiaba por darle entrada
y le enseñaba su co...
su copo con que ella hilaba.
El fraile, como enojado,
la dijo con disimulo:
-No fuera malito, hermana,
soplárselo junto al cu...
al cubo que saca el agua.
31
La monja, como agraviada,
le dijo sin agasajo:
-Váyase el fraile a la mierda
que le cortase el cara...
el caracolito que rabia.
IRIARTE:
Al pasar por la puerta dijo el marido:
”O la puerta ha bajado, o yo he crecido”
ANTONIO VALLADARES, (1787-91),l Diálogo cómico-trágico-femenino:
Se me antojó ver sus cosas
más ocultas, y el bergante,
como es tan corto de genio,
las manifestó al instante.
¿Pero creeréis que aunque es gordo
y lo que le sobra es carne,
donde tener más debía
es adonde menos halle?
Solamente una cosita
se le advierte que es bastante
sólo para distinguirle
de nosotras; pero nadie
de nosotras la querría
ni aun para desayunarse.
MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ Peatón de Madrid:
Y es que la Red de San Luis es un viejo lugar de prostitución madrileña. Así aparece al
menos en el lacónico diario de Leandro Fernández de Moratín. El 26 de agosto de 1800,
Moratín, después de haber paseado por las calles - fue gran peatón de la ciudad, un
hombre de la calle, aunque no dijera nada de lo que hacía o veía, un hombre de paseo,
de ver y ser visto-, anota que fue “chez meretrícula Mónica, Caballero de Gracia
street”. Y el 19 de septiembre de 1797 encontramos esta otras: “promenade cum
Conde invenimus meretrix Vandala ex filet de Sancti Ludovici; chez illa”. Ahí es nada,
filet de Sancti Ludovici. {…] La afición putera de don Leandro traza un curioso mapa del
Madrid aleve: había casas por todas partes y el pulule callejero de las busconas estaba
32
a la orden del día. Sigue siendo algo parecido (no en vano es la ciudad de las treinta mil
prostitutas, que se dice pronto).
(…)
Llegas por fin a tu casa pero no tienes la llave de la puerta.
-No se preocupe usted –te dice el primer ciudadano que pasa-, ve esa linterna al final
de la calle? El hombre que lleva las llaves es un sereno y los serenos tienen las llaves de
todas las casas.
Entonces gritas: “¡Sereno”! La linterna se aproxima y un hombre con un enorme
manojo de llaves, después de lanzarte una mirada escrutadora, te acompaña
alumbrándote hasta el primer piso y te da las buenas noches. De este modo, a cambio
de pagar el equivalente de una lira mensual, te evitas la molestia de llevar cada noche
en el bolsillo las llaves de la casa. El sereno es un empleado municipal, hay uno por
cada calle y todos llevan un silbato. Si en la casa se prende fuego o si entran ladrones,
basta con correr al balcón y gritar: “¡Sereno! ¡Socorro! El sereno que vigila la calle echa
mano de su silbato, los serenos de los alrededores silban también y a los pocos
momentos todos los serenos del barrio acuden en tu ayuda. Si te despiertas por la
noche, sea la hora que sea, oyes la voz del sereno que te anuncia la hora y añade que el
tiempo es bueno, que llueve o que va a llover.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

García márquez, gabriel del amor y otros demonios
García márquez, gabriel   del amor y otros demoniosGarcía márquez, gabriel   del amor y otros demonios
García márquez, gabriel del amor y otros demonios
Delma Cecilia
 
Cuentos centro americano quién inventó el mambo
Cuentos centro americano   quién inventó el mamboCuentos centro americano   quién inventó el mambo
Cuentos centro americano quién inventó el mambo
Pao Narvaez
 
Presentaci,On Eva Canel
Presentaci,On Eva CanelPresentaci,On Eva Canel
Presentaci,On Eva Canel
iescangas
 

La actualidad más candente (20)

La señora don juan
La señora don juanLa señora don juan
La señora don juan
 
Los profesionales de la comedia
Los profesionales de la comediaLos profesionales de la comedia
Los profesionales de la comedia
 
El Último Gigoló
El Último GigolóEl Último Gigoló
El Último Gigoló
 
Un americano de parís
Un americano de parísUn americano de parís
Un americano de parís
 
Criada para todo
Criada para todoCriada para todo
Criada para todo
 
La suegra
La suegraLa suegra
La suegra
 
Cuento del castillo de cortegana.imprenta
Cuento del castillo de cortegana.imprentaCuento del castillo de cortegana.imprenta
Cuento del castillo de cortegana.imprenta
 
DOCENTE
DOCENTEDOCENTE
DOCENTE
 
F mendez bocado viento
F mendez bocado vientoF mendez bocado viento
F mendez bocado viento
 
La virgen del arroyo
La virgen del arroyoLa virgen del arroyo
La virgen del arroyo
 
García márquez, gabriel del amor y otros demonios
García márquez, gabriel   del amor y otros demoniosGarcía márquez, gabriel   del amor y otros demonios
García márquez, gabriel del amor y otros demonios
 
Poeta en ny
Poeta en nyPoeta en ny
Poeta en ny
 
La señorita de Marbeuf
La señorita de MarbeufLa señorita de Marbeuf
La señorita de Marbeuf
 
Cuentos centro americano quién inventó el mambo
Cuentos centro americano   quién inventó el mamboCuentos centro americano   quién inventó el mambo
Cuentos centro americano quién inventó el mambo
 
del-amor-y-otros-demonios
del-amor-y-otros-demoniosdel-amor-y-otros-demonios
del-amor-y-otros-demonios
 
Presentaci,On Eva Canel
Presentaci,On Eva CanelPresentaci,On Eva Canel
Presentaci,On Eva Canel
 
El trompo
El trompoEl trompo
El trompo
 
La trata de blancas
La trata de blancasLa trata de blancas
La trata de blancas
 
Chiquitin y sus cinco amigos
Chiquitin y sus cinco amigosChiquitin y sus cinco amigos
Chiquitin y sus cinco amigos
 
Gabriel garcia marquez del amor y otros demonios
Gabriel garcia marquez   del amor y otros demoniosGabriel garcia marquez   del amor y otros demonios
Gabriel garcia marquez del amor y otros demonios
 

Similar a Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me gustas!"

Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
teflang
 

Similar a Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me gustas!" (20)

El hijo de BOT 01
El hijo de BOT 01El hijo de BOT 01
El hijo de BOT 01
 
Lectura de poesía en castellano
Lectura de poesía en castellanoLectura de poesía en castellano
Lectura de poesía en castellano
 
Las tres tazas
Las tres tazasLas tres tazas
Las tres tazas
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
BIBLIOTECA
BIBLIOTECABIBLIOTECA
BIBLIOTECA
 
BIBLIOTECA
BIBLIOTECABIBLIOTECA
BIBLIOTECA
 
Biblioteca poetas hispanos
Biblioteca poetas hispanosBiblioteca poetas hispanos
Biblioteca poetas hispanos
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
09.11.23 biblioteca
09.11.23 biblioteca09.11.23 biblioteca
09.11.23 biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
La_educacion_sentimental-Gustave_Flaubert.pdf
La_educacion_sentimental-Gustave_Flaubert.pdfLa_educacion_sentimental-Gustave_Flaubert.pdf
La_educacion_sentimental-Gustave_Flaubert.pdf
 
Biblioteca
BibliotecaBiblioteca
Biblioteca
 
Pedro Lemebel - Loco Afán.pdf
Pedro Lemebel - Loco Afán.pdfPedro Lemebel - Loco Afán.pdf
Pedro Lemebel - Loco Afán.pdf
 
Escritores del realismo 3e
Escritores del realismo 3eEscritores del realismo 3e
Escritores del realismo 3e
 
Miau
MiauMiau
Miau
 
Fotonovela Suterh 2a. Parte
Fotonovela Suterh 2a. ParteFotonovela Suterh 2a. Parte
Fotonovela Suterh 2a. Parte
 
Biblioteca mágica de l española
Biblioteca mágica de l españolaBiblioteca mágica de l española
Biblioteca mágica de l española
 

Más de Universidad Popular Carmen de Michelena

Introducción sintética a las Enfermedades de las Plantas
Introducción sintética a las Enfermedades de las PlantasIntroducción sintética a las Enfermedades de las Plantas
Introducción sintética a las Enfermedades de las Plantas
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.
El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.
El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26
Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26
Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Preguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero
Preguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto InvernaderoPreguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero
Preguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Preguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio ClimáticoPreguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio Climático
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Preguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio ClimáticoPreguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio Climático
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023
El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023
El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023
Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Memoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de Michelena
Memoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de MichelenaMemoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de Michelena
Memoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de Michelena
Universidad Popular Carmen de Michelena
 

Más de Universidad Popular Carmen de Michelena (20)

Enfermedad de Parkinson. Enfermedades Neurológicas y Conducta
Enfermedad de Parkinson. Enfermedades Neurológicas y ConductaEnfermedad de Parkinson. Enfermedades Neurológicas y Conducta
Enfermedad de Parkinson. Enfermedades Neurológicas y Conducta
 
Introducción sintética a las Enfermedades de las Plantas
Introducción sintética a las Enfermedades de las PlantasIntroducción sintética a las Enfermedades de las Plantas
Introducción sintética a las Enfermedades de las Plantas
 
Situaciones difíciles. La familia reconstituida
Situaciones difíciles. La familia reconstituidaSituaciones difíciles. La familia reconstituida
Situaciones difíciles. La familia reconstituida
 
El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.
El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.
El suelo en los ecosistemas naturales y agrícolas.
 
Enfermedad de Alzheimer. Seminario Enfermedades neurológicas y Conducta - Lec...
Enfermedad de Alzheimer. Seminario Enfermedades neurológicas y Conducta - Lec...Enfermedad de Alzheimer. Seminario Enfermedades neurológicas y Conducta - Lec...
Enfermedad de Alzheimer. Seminario Enfermedades neurológicas y Conducta - Lec...
 
Enfermedades Neurodegenerativas - Seminario enfermedades neurológicas
Enfermedades Neurodegenerativas - Seminario enfermedades neurológicasEnfermedades Neurodegenerativas - Seminario enfermedades neurológicas
Enfermedades Neurodegenerativas - Seminario enfermedades neurológicas
 
Introducción a la macro y micro-anatomía del encéfalo. Enfermedades neurológi...
Introducción a la macro y micro-anatomía del encéfalo. Enfermedades neurológi...Introducción a la macro y micro-anatomía del encéfalo. Enfermedades neurológi...
Introducción a la macro y micro-anatomía del encéfalo. Enfermedades neurológi...
 
Daños innatos en el cerebro. Seminario Enfermedades Neurológicas y Conducta - 2
Daños innatos en el cerebro. Seminario Enfermedades Neurológicas y Conducta - 2Daños innatos en el cerebro. Seminario Enfermedades Neurológicas y Conducta - 2
Daños innatos en el cerebro. Seminario Enfermedades Neurológicas y Conducta - 2
 
Lesiones adquiridas en el cerebro. Seminario Enfermedades neurológicas y Cond...
Lesiones adquiridas en el cerebro. Seminario Enfermedades neurológicas y Cond...Lesiones adquiridas en el cerebro. Seminario Enfermedades neurológicas y Cond...
Lesiones adquiridas en el cerebro. Seminario Enfermedades neurológicas y Cond...
 
Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio Nacional de Madrid 2024-02-02
 
Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02
Programa del Concierto en el Auditorio de Madrid 2024-02-02
 
Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26
Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26
Tertulia Antropológica. El rito de paso, 2024-01-26
 
Preguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero
Preguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto InvernaderoPreguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero
Preguntas sobre Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero
 
Preguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio ClimáticoPreguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Calentamiento Global. Seminario Cambio Climático
 
Preguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio ClimáticoPreguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio Climático
Preguntas sobre el Efecto Invernadero. Seminario Cambio Climático
 
notascambioclimatico-Enlaces-1.pdf
notascambioclimatico-Enlaces-1.pdfnotascambioclimatico-Enlaces-1.pdf
notascambioclimatico-Enlaces-1.pdf
 
El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023
El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023
El Efecto de Invernadero - U.P. Carmen de Michelena - Curso 2022-2023
 
La Perspectiva Decolonial
La Perspectiva DecolonialLa Perspectiva Decolonial
La Perspectiva Decolonial
 
Memoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de Michelena
Memoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de MichelenaMemoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de Michelena
Memoria del Curso 2021 - 2022. Universidad Popular Carmen de Michelena
 
Ágora Tricantina número 10 - Junio 2022
Ágora Tricantina número 10 - Junio 2022Ágora Tricantina número 10 - Junio 2022
Ágora Tricantina número 10 - Junio 2022
 

Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me gustas!"

  • 1. 1 SIGLO XVIII. I 1. De la Florida al Puente de Segovia. EL Soto de la Florida fue enseguida uno de los paseos preferidos por los madrileños durante el buen tiempo. Era buen lugar para solitarios meditabundos y furtivas citas galantes, por que se ganó las diatribas de los moralistas. Artículo de El corresponsal del Censor en 1787: ¿Cómo está el mundo! Precisamente va a dar un estallido! Qué madres tan extrañas da de sí el tiempo! En el mío ir una doncella a los paseos públicos mano con mano, e al menos mano a mano, con un joven? ¿Permitirles la profusión escandalosa con que hoy se presentan? ¿Comedias? ¿Bailes? Su almohadilla y la rueca eran los Prados y las Floridas de las señoritas de allende. Ah, madres de hoy!, observad la crianza que os dieron las vuestras y contemplad la enorme y vergonzosa diferencia de aquella educación a la que dispensáis a vuestros hijos. (Artículo de El corresponsal del Censor en 1787) GONZÁLEZ RUANO (Caliente Madrid, 1961) : Con todo el boato persistente y el indicado casticismo insistente se está celebrando ya la tradicional verbena de San Antonio. La primera verbena que Dios envía es la de San Antonio de la Florida. No puede pedirse mejor paisaje madrileño. Es la rebimba. Para que a los matritenses se nos caiga la baba. Aquí está todo el Manzanares, con la casi imprescindible evocación le las duquesas manolas, de majos petimetres vagamente a la francesa – no hay nada más nacional que jugar un poco a los gustos de Francia-, los frescos de Goya… En Los Baños inútiles, de RAMÓN DE LA CRUZ: A la frondosa orilla del claro Manzanares alegres lavanderas apel de ninfas hacen. Y en su alegría a sus cadencias del jabón y la tabla forman orquesta.
  • 2. 2 GÓNGORA Señora doña puente segoviana, cuyos ojos están llorando arena, si es por el río, muy enhorabuena, aunque estáis para viuda muy galana. De estangurria murió. No hay castellana lavandera que no llore de pena, y fulano sotillo se condena de olmos negros a loba luterana. Bien es verdad que dicen los doctores que no es muerto, sino que del estío le causan parasismo los calores; que a los primeros del diciembre frío, de sus mulas harán estos señores que los orines den salud al río. 2. De San Isidro a la Paloma LOPE DE VEGA: Bebe Iván dulce cristal e Isidro lágrimas bebe, dura la fuente a quien debe Madrid salud celestial; pierde el río su caudal con estar juntos los dos y ella perenne por vos dice que milagro fue, que como es fuente de Fe no puede faltarle Dios. La pradera de San Isidro. Ramón de la Cruz. Se entran y se descubre la ermita de San Isidro en el foro, sirviendo de tablado a la imitación propia de la Pradera, con bastidor de selva y algunos árboles repartidos a cuyo pie estarán diferentes ranchos de personas, de esta suerte de dos árboles grandes que habrá al medio del tablado, al pie de uno, sobre una capa tendida, estarán Juan y Lorenzo, la Nicasia y la Casilda, de payos, merendando, con un burro en pelo al lado, y un chiquillo de teta sobre el albardón sirviendo de cuna, y le mece Juan cuando llora. Al
  • 3. 3 pie de otro estarán bailando seguidillas de Manuela y la Isidra con Esteban y Rafael, de majos ordinarios de trueno, y la Joaquina. Al primer bastidor se sentará Nicolás solo sobre su capa, y sacará de su cazuela, rábanos, cebolla grande, lechugas, etc. Y hará su ensalada sin hablar; y al de enfrente estará arrimado Calderón, de capa, gorro y bastón, con una rica chupa, como atisbando las mozas; seis u ocho muchachos cruzarán la escena con cántaros de agua, vasos y ramas de álamo; y al pie del telón en que está figurada la ermita se verá el paseo de los coches, y a un lado un despeñadero en que ruedan otros muchachos. Gertrudis y Vicente se pasean vendiendo tostones y ramilletes. Solana. Escenas y costumbres. 1ª serie Los pobres forman fila en los cerros de la ermita. Uno, con una pata de palo vendada, imitando ser de verdad, calzada con un zapato; con una venda en la cabeza y la sangre en las llagas pintadas. Un manco, que con los dedos de los pies sujeta la pluma, moja en un tintero y escribe cómo se llama y dónde nació y la fecha. Otro, con un brazo que es un hueso pintado y pelado, mientras el sano lo esconde. Otro, metido en un cajón, figura no tener piernas ni brazos. Se valen de estas tretas para inspirar caridad; luego, por la noche, se reúnen todos y cuentan las perras que han recogido; y los mudos de nacimiento, cojos y mancos y tontos beben y comen; hablan y se despabilan, bailando alrededor de una bota y una gran torta, con buenas tajadas de jamón. EMILIA DE PARDO BAZÁN: El puente de Toledo, con sus retablos, o nichos, o lo que sean aquellos fantasmas barrocos que le guarnecen a ambos lados, no está bien sin el rebullido y la algazara de la gentuza, los chulapos y los tíos, los carniceros y los carreteros, que parece que acaban de bajarse de un lienzo de Goya. Santiago el Verde, comedia de Lope de Vega: Bien parecéis forastero pues no sabéis que se llama Santiago el Verde este día, En que las hermosas damas, y las que no son tan hermosas, van con espantosas galas al Soto del Manzanares.
  • 4. 4 Zarzuela de RICARDO DE LA VEGA Por ser la Virgen de la Paloma, un mantón de la China-na, China-na, te voy a regalar. Toma un churrito, mi niña, toma, y no seas endina-na, dina-na, que me vas a matar. ELLAS Por ser la Virgen de la Paloma, un mantón de la China-na, China-na, me vas a regalar. Venga el regalo, si no es de broma, y llévame en berlina-na, lina-na, al Prado a pasear. 3. Plazuela del rastro Maria Bashkirtseff en 1881: Una de las curiosidades es el Rastro; consiste en una calle ocupada por toda clase de barracas, como las ferias de los pueblos rusos, donde se halla de todo. Hay vida, animación, bullicio, bajo este sol ardiente ¡Es admirable! Estas compraventas infinitamente ricas se alojan en casas sucias, con trastiendas y escaleras legendarias; hay allí montones de telas, de tapicerías y de bordados como para volverse loca. Esos miserables parecen completamente despreocupados; agujerean con clavos hermosas telas que cuelgan de la pared para suspender viejos cuadros; caminan sobre bordados extendidos en el suelo; muebles antiguos, cuadros, esculturas, caja para reliquias, platería, viejos clavos enmohecidos... He comprado una cortina de seda rojo salmón, toda bordada; me pidieron 700 francos y me la dejaron en 150, y una falda de tela bordada con flores pálidas de un tono lindísimo, que me dejaron por 100 centavos después de haberme pedido 20 francos. Es una desdicha no tener un millón de francos para gastar; se amueblaría un estudio... ¡Ya con cien mil se compraría mucho!
  • 5. 5 QUEVEDO (El ALGUACIL ALGUACILADO): Abajo, en un apartado muy sucio, lleno de mondaduras de Rastro, quiero decir de cuernos, están los que acá llamamos cornudos: LOPE DE VEGA (Los amantes sin amor): Yo, viendo un bravo de aquellos, pienso que es hombre del Rastro. DON RAMÓN DE LA CRUZ en El Rastro por la mañana (1770) CORO. Pues el sol placentero Ya nos anuncia el día Para que cuantos lleguen Nuestros afanes sirvan, Comerciantes del Rastro, Muy buenos días […] JUANA. ¡A mis repollos! NICOLASA. ¡Qué ricos bollos! ESPEJO. ¡Al aguardiente! CARRETERO. ¡Al hierro viejo! LADVENANA. ¡Tocino añejo, Lomo y salchichas! CORO. ¡Comerciantes del rastro Muy buenos días! 4. De Juanelo a Mesón de Paredes ANTONO PONZ en su monumental Viaje de España (1772-94) La iglesia de clérigos regulares de San Cayetano se empezó a construir entrado ya este siglo y se concluyó pocos años hace. He oído decir que los diseños vinieron de Roma; peor que uno de aquellos sublimes catedráticos de la escuela de Churriguera hizo sus habilidades y los echó a perder.
  • 6. 6 JOSÉ CADALSO en una de su Cartas Marruecas (1788-9); -¿Cuáles fueron sus primeras lecciones? –le pregunté. -Ninguna –respondió el mocito-: en sabiendo leer un romance y tocar un polo ¿para qué necesita más un caballero? Mi dómine bien quiso meterme en honduras; pero lo fue muy mal y hubo de irle mucho peor. El caso fue que había ido yo con otros camaradas a un encierro. Súpolo el buen maestro y vino tras mí a oponerse a mi voluntad. Llegó precisamente a tiempo que los vaqueros me andaban enseñando cómo se toma la vara. No pudo su desgracia traerle a pero ocasión. A la segunda palabra que quiso hablar, le di un varazo tan divino en medio de los sentidos que le abrí la cabeza con más cascos que una naranja, y gracias a que me contuve, porque mi primer pensamiento fue ponerle una vara lo mismo que a un toro de diez años. RAMÓN DE LA CRUZ. La Petra y la Juana o el buen casero (1791): El teatro representa el patio de una casa de mucha vecindad. EN él habrá una fuente al foro y tres puertas debajo de un corredor, que son de tres vecinos, y a cada lado del tablado habrá otros dos con sus números, desde 1 hasta 7. Por un ángulo del patio se verá parte de la escalera que sube al corredor, que será usado, y en él se verán las puertas de otros cuatro vecinos, y sobre el tejado dos buhardillas, a que se asomarán después dos personas. Las puertas todas estarán cerradas a excepción de la del número 1, a la que estará el Moreno, de majo, sentado y de mal humor. A la número 7 estarán sentados Jorge y la Sastra cosiendo de sastrería, y cantando las seguidillas siguientes lo más alto que puedan según su carácter. De rato en rato se asomarán al corredor alguno de los bordadores que viven al número 11 observando a las que lavan. 5. Plaza y calle de Lavapiés. NICOLÁS MORATÍN: Vinieron con semblantes pudibundos los que habitan el Austro, donde lavan los pies el agua de árboles profundos. ALEXANDRE LABORDE escribe en su Itineraire descriptif de l´Espagne (1834): Ellas son seductoras como repugnantes pueden ser los majos. Un aire libre, un porte suelto, un paso ágil, una mirada atractiva y animada, una fina y agradable silueta, un talle esbelto, un calado rebuscado, un traje elegante y ligero, variadas gracias, un sonido de voz cadencioso, una amabilidad natural y gestos excesivos: tales son los atributos de estas mujeres tan peligrosas como amables. Hábiles en el arte de seducir, conocen todos los medios para triunfar en eso, empleándolo con astucia y casi siempre
  • 7. 7 con éxito: libres en la charla y más libres en las actitudes, miman, invitan, y es difícil poder resistirlas. JOVELLANOS en La Sátira a Armesto: ¿Ves, Arnesto, aquel majo en siete varas de pardomonte envuelto, con patillas de tres pulgadas afeado el rostro, magro, pálido y sucio, que al arrimo de la esquina de enfrente nos acecha con aire sesgo y baladí? Pues ése, ése es un nono nieto del Rey Chico. Si el breve chupetín, las anchas bragas y el albornoz, no sin primor terciado, no te lo han dicho; si los mil botones, de filigrana berberisca que andan por los confines del jubón perdidos no lo gritan, la faja, el guadijeño, el arpa, la bandurria y la guitarra lo cantarán… Avapiés de EMILIO CARRERE: Barbería: En la puerta, la bacía que fue yelmo del ensueño; menjurjes, garrufería, charlas de flamenquería; y en la trastienda, el barreño de sangría. “Lamparilla” piropea a la maja que pasea su manolesca altivez; en la plaza un charlatán, tocado de un rojo fez, vocea su panacea a los que oyéndole están…
  • 8. 8 RAMÓN DE L ACRUZ con un sainete de 1768. El fandango del candil: CONCHITAS: La calle de Lavapiés en ésta, vamos muchachas, que si yo mal no me engaño aquella ha de ser la casa. PUJITOS: ¡La gente que hay en la puerta! […] ¿No es l acanalla que porfía por entrar? CONCHITAS: Es que son bailes de fama los de casa de mi prima; lo menos tiene guitarra, violín, bandurria y toda asientos de sala; y no es como en otras partes que convidan con fanfarria a los fandangos, y luego son cuatro descamisadas que nenguno itene gracia pa tocar un estrumento. MEDIOCULO. Pues pide licencia y llama. GIACOMO CASANOVA (1774): Cada pareja de hombre y mujer no daba sino tres pasos, repicando las castañuelas al compás de la orquesta y sus actitudes y sus gestos eran de una lascivia sin ejemplo. Allí se hallaba toda la expresión del amor desde su nacimiento a su fin; desde el suspiro del deseo al éxtasis del placer. Y me parecía imposible que la danzante pudiera negar nada al bailarín luego de haber bailado semejante danza, porque el fandango debe llevar consigo en todos los sentidos los estímulos de la voluptuosidad.
  • 9. 9 6. Iglesia de San Lorenzo Manolo, Tragedia para reír o sainete para llorar (1769) de RAMÓN DE LA CRUZ. MANOLO. Ya estamos en Madrid y en nuestro barrio Y aquí nos honrará con su presencia mi madre que si no es una real moza, por lo menos veréis una real vieja. ¡La patria qué dulce es para aquel hijo que vuelve sin camisa ni calcetas! […] SEBASTIÁN. ¡Manolo! MANOLO. ¿Sebastián, dame los brazos; y no extrañes, amigo, me sorprenda de verte en un estado tan humilde. ¿Tú manejar esparto en vez de cuerdas para asaltar balcones y cortinas? ¿Tú, que por las rendijas de las puertas introducías la flexible mano, la aplicas a labores tan groseras? ¿Qué es esto? SEBASTIÁN. ¿Qué ha de ser? Que se ha trocado tanto Madrid por dentro y por ajuera que lo que por ajuera y por adentro antes fue porquería, ya es limpieza. REMILGADA. ¡Ay, padre mío! MEDIODIENTE. Escúchame. REMILGADA. No puedo que me voy a morir a toda priesa (cae). POTAJERA. Y yo también, pues se murió Manolo; a llamar al doctor me voy derecha y a meterme en la cama bien mullida, que me quiero morir con connivencia […] SEBASTIÁN. ¿Nosotros nos morimos o qué hacemos? MEDIODIENTE. Amigo, o es tragedia o no es tragedia; es preciso morir, y solo deben perdonarle la vida los poetas al que tenga la cara más adusta para decir la última sentencia.
  • 10. 10 7. Antón Martín ANTONIO BUERO VALLEJO, Un soñador para un pueblo (1958) ENSENADA. … Has hecho perfectamente: esa medida se echaba de menos desde hace años, y ya es hora de aplicarla con mano dura. (Se levanta y se acerca) ESQUILACHE. Pero si no se trata de mano dura… ENSENADA. No se puede reformar de otro modo. Recuerda nuestra divisa: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo.” El pueblo es siempre menor de edad. ESQUILACHE. (Lo mira con curiosidad) No me parece que le des su verdadero sentido a esas palabras… “Sin el pueblo”, pero no porque sea siempre menor de edad, sino porque todavía es menor de edad. ENSENADA. (Sonríe). No irás lejos con esas ilusiones. Yo las perdí hace veinte años. ¿Es que han dado nunca la menor muestra de comprender? ¿Te agradecen siquiera lo que haces por ellos? Les has engrandecido el país, les has dado instrucción, montepíos, les has quitado el hambre. Les has enseñado, en suma, que la vida puede ser dulce… Pues bien, te odian. Por conocernos a todos nos remangaba su celo los sombreros hasta el cielo, las capas hasta los codos; por este y otros mil modos conocernos pretendía, y su intento se logró, pues al fin nos conoció mejor de lo que quería. 8. De San Juan a Huertas. Sáitras y desengaño al teatro español (1762-63) : El teatro español es la escuela de la maldad, el espejo de la lascivia, el retrato de la desenvoltura, la academia del desuello, el ejemplar de la inobediencia, insultos, travesuras y picardías. ¿Quisiera usted que su hijo fuera un rompe-esquinas, matasiete, perdonavidas, que galantease una dama a cuchilladas, alborotando la calle y escandalizando al pueblo, forajido de la justicia, sin amistad, sin ley y sin Dios?
  • 11. 11 LEANDRO DE MORATÍAN Yo era el embeleso de mi familia: mi hermosura, mis gracias y mi talento natural me tenían siempre al lado de mis abuelos; allí dormía y comía casi habitualmente; y todas las noches cuando mis padres se retiraban siempre hallaba mi abuela algún pretexto plausible para que me quedara de huésped y casi siempre lo conseguía […] Tenía yo cuatro años, cuando las viruelas me pusieron a punto de muerte: las pasé en casa de mis abuelos, mi padre y mi madre no entraban por la puerta, pro el fundado temor de llevar esta peste a mi casa, donde había otros niños que no la tenían aún. (…) … quedé feo, pelón, colorado, débil, caprichoso, llorón, impaciente, tan distinto de que antes era, que no parecía el mismo… perdí con las viruelas aquel ímpetu de lso primeros años, aquella facilidad de trato que antes me hacía más amable; me quedó el talento y con él un temor de errar en lo que discurría que me hizo silencioso y meditabundo. En mi casa y entre los míos era alegre y sencillo; pero al presentarse persona poco íntima hallaba en mí un muchacho reservado y poco social. Arte de la putas de Nicolás Fernández de Moratín: Hermosa Venus que el amor presides, y sus deleites y contentos mides, dando a tus hijos con abiertas manos en este mundo bienes soberanos: pues ves lo justo de mi noble intento déle a mi canto tu favor aliento, para que sepa el orbe con cuál arte las gentes deberán solicitarte, cuando entiendan que enseña la voz mía tan gran ciencia como es la putería. […]
  • 12. 12 9. Atrio de San Sebastián CARRERE ¡Atrio de San Sebastián, que evoca la noche lúgubre del poeta capitán! Comediante peregrina por la noble aristocracia de su genio y de su gracia, fue la hermosa María Ignacia, que llamaron la Divina. JOSÉ CALDALSO, Noches lúgubres ¡Qué noche! La oscuridad, el silencio pavoroso, interrumpido por los lamentos que se oyen en la vecina cárcel, completan la tristeza de mi corazón. El cielo también se conjura contra mi quietud, si alguna me quedara. El nublado crece. La luz de esos relámpagos..., ¡qué horrorosa! Ya truena. Cada trueno es mayor que el que le antecede, y parece producir otro más cruel. El sueño, dulce intervalo en las fatigas de los hombres, se turba. El lecho conyugal, teatro de delicias; la cuna en que se cría la esperanza de las casas; la descansada cama de los ancianos venerables; todo se inunda en llanto..., todo tiembla. No hay hombre que no se crea mortal en este instante... ¡Ay, si fuese el último de mi vida, cuán grato sería para mí! ¡Cuán horrible ahora! ¡Cuán horrible! Más lo fue el día, el triste día que fue causa de la escena en que ahora me hallo (…) He enterrado por mis manos tiernos niños, delicias de sus mayores; mozos robustos, descanso de sus padres ancianos; doncellas hermosas, y envidiadas de las que quedaban vivas; hombres en lo fuerte de su edad, y colocados en altos empleos; viejos venerables, apoyos del Estado... Nunca temblé. Puse sus cadáveres entre otros muchos ya corruptos, rasgué sus vestiduras en busca de alguna (…) ¡Cuánta miseria me anuncian! En éstos, ¡ay!, ¡en éstos se ha convertido tu carne! ¡De tus hermosos ojos se han engendrado estos vivientes asquerosos! ¡Tu pelo, que en lo fuerte de mi pasión llamé mil veces no sólo más rubio, sino más precioso que el oro, ha producido esta podre! ¡Tus blancas manos, tus labios amorosos se han vuelto materia y corrupción! ¡En qué estado estarán las tristes reliquias de tu cadáver! ¡A qué sentido no ofenderá la misma que fue el hechizo de todos ellos!
  • 13. 13 10. Iglesia de San Sebastián ANTONINA RODRIGO: -¡Octava a la muerte de la célebre tonadillera la Caramba! -¡Señor, cómpreme el romance de María Antonia! -Vida de escándalo y muerte ejemplar de la cómica Mª Antonia Fernández, alias la Caramba! - Señora, mirad su retrato grabado en los hábito de arrepentida! […] Duélanse, señores, de este pobre ciego, y si no que el diablo lleve lo que veo. -La maja que dio más escándalo en el Prado, con sus extravagantes modas….! -Relación y curioso romance de la conversión de la nueva egipciaca!... RAMÓN DE LA CRUZ en La academia: CARAMBA: Ahora es cuando estoy en mi mesma, que lo de beata es cosa que me cae muy por de fuera, y a ratos, para engañar a unos bobos. JOSÉ MARTÍN RECUERDA, en La Caramba (1996): (Se ha puesto el escenario improvisado. Riendo y cantando dicen) TODOS: “Dame el ´mandinguillo´, dame el ´mandingoy, Porque a enmandingarme´ contigo me voy” ¡Son tonadillas tuyas, Caramba! ¡Caramba, la mandinguera! (La Caramba sigue bailando. Sus tacones suenan con furia.) MAESTRO CASTEL: CARAMBA. Hoy María Antonia sale a ofreceros
  • 14. 14 un juguetico con mucho cuento. […] Si lo logro, ¡caramba!, si no, ¡Laus Deo! Chito, señores y os dará la Caramba dos carambelos. […] Y veréis que fandangos os carambeo. 11. Palacio de Tepa! LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN: Reuníanse frecuentemente Moratín, Ayak, Cerdá, Cadalso, Pineda, Pizzi, Muñoz, Iriarte, Guevara, Signorelli, Conti, Bernascones, y otros eruditos en la antigua fonda de San Sebastián, para lo cual tenían tomado un cuarto con sillas, mesas, escribanía, chimenea y cuanto era necesario a la celebración de aquellas juntas, en las cuales (por único estatuto) sólo se permitía hablar de teatro, toros, de amores y de versos. Allí se leyeron las mejores tragedias del teatro francés, las sátiras y la Poética de Boileau, las odas de Rousseau, muchos sonetos y canciones de Frugoni, Filicaja, Chiabera, Petrarca y algunos cantos del Tasso y del Ariosto. Leyó Cadalso sus Cartas Marruecas e Iriarte algunas de sus obras […] Era una escuela de erudición, de buen gusto, de acendrada crítica. La comedia nueva, o EL café, de LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN: - Mire usted, no hay paciencia. Ayer, ¡qué! les hubiera dado con una tranca. Vinieron ahí tres o cuatro a beber ponche, y empezaron a hablar, hablar de comedias, ¡vaya! Yo no me puedo acordar de lo que decían. Para ellos no había nada bueno: ni autores, ni cómicos, ni vestidos, ni música, ni teatro. ¿Qué sé yo cuánto dijeron aquellos malditos? Y dale con el arte, el arte, la moral y... Deje usted, las. . . ¿Si me acordaré? Las. . . ¡Válgate Dios! ¿Cómo decían? Las... Ias reglas... ¿Qué son las reglas? (…) ELEUTERIO: … Pero díganos usted lisa y llanamente si la comedia que hoy se representa es disparatada o no. […] D. HERMOGENES Sí, diré pero antes de todo conviene saber que el poema dramático admite dos géneros de fábula. Sunt autem fabulae, aliae simplices, aliae implexae. Es doctrina de Aristóteles. Pero lo diré en griego para mayor claridad. Eisi de ton mython oi men aploi oi de peplegmenoi. Cai gar ai praxeis...
  • 15. 15 D. ELEUTERIO: Hombre; pero si.. D. ANTONIO: Yo reviento. (Siéntase, haciendo esfuerzos para contener la risa.) D. HERMOGENES: Cai gar ai praxeis on mimeseis oi... D. ELEUTERIO: Pero… D. HERMOGENES: Mythoi eisin iparchousin. D. ELEUTERIO: Pero, si no es eso lo que a usted se le pregunta. D. HERMÓGENES: Ya estoy en la cuestión. Bien que, para la mejor inteligencia, convendría explicar lo que los criticos entienden por prótasis, epítasis, catástasis, catástrofe, peripecia, agnicion, o anagnórisis: partes necesarias a toda buena comedia, y que según Escalígero, Vossio, Dacier, Marmontel, Castelvetro y Daniel Heinsio... (…) D. ELEUTERIO: Pues, mire usted, aun con ser tan poco lo que dan, el autor se ajustaría de buena gana, para hacer por el precio todas las funciones que necesitase la compañía; pero hay muchas envidias. Unos favorecen a éste, otros a aquél, y es menester una tecla para mantenerse en la gracia de los primeros vocales, que ¡Ya, ya ! Y luego, como son tantos a escribir y cada uno procura despachar su género, entran los empeños, las gratificaciones, las rebajas... Ahora mismo acaba de llegar un estudiante gallego con unas alforjas llenas de piezas manuscritas: comedias, zarzuelas, dramas, melodramas, loas, sainetes... ¿Qué sé yo cuánta ensalada trae allí? Y anda solicitando que los cómicos le compren todo el surtido, y da cada obra a trescientos reales, una con otra. ¡Ya se ve! ¿Quién ha de poder competir con un hombre que trabaja tan barato? Sátira de la mujer bachillera de Moratín: DOÑA MARIQUITA.- ¡Pues, latín! Maldito sea su latín. Cuando le pregunto cualquiera friolera, casi siempre me responde en latín, y para decir que se quiere casar conmigo me cita tantos autores... Mire usted qué entenderán los autores de eso ni qué les importará a ellos que nosotros nos casemos o no. DOÑA AGUSTINA.- ¡Qué ignorancia! Vaya, don Hermógenes; lo que le he dicho a usted. Es menester que usted se dedique a instruirla y descortezarla, porque, la verdad, esa estupidez me avergüenza. Yo, bien sabe Dios que no he podido más; ya se ve: ocupada continuamente en ayudar a mi marido en sus obras, en corregírselas (como usted habrá visto muchas veces), en sugerirle ideas a fin de que salgan con la debida perfección, no he tenido tiempo para emprender su enseñanza. Por otra parte, es increíble lo que aquellas criaturas me molestan. El uno que llora, el otro que quiere mamar, el otro que rompió la taza, el otro que se cayó de la silla, me tienen continuamente afanada. Vaya; yo le he dicho mil veces; para las mujeres instruidas es un tormento la fecundidad.
  • 16. 16 12. Saloncillo del teatro Español I DIEGO TORRES DE VILLARROEL en sus Visitas por Madrid con don Francisco de Quevedo (1746): Las comedias ya no las hacen los petas, si no los músicos, los hortelanos y carpinteros. Ya nadie bebe de la rica vena de Calderón, manantial perenne de agudezas, cuya rara fluidez dejó suspensos los Terencios y los Plautos, {…}; ahora se sorbe el cieno en que se revuelcan los renacuajos de este siglo. […] Toda la casta de poetas villanciqueros que surtían las coplas de Gil y Menga las Navidades, y los que escribían jacarandainas para ciegos se ha arrimado a los cómicos y se ahogan, los pobres, en poetas, oyendo continuamente sus rebuznos; y si no los confundiera la grave y sonora armonía de la música moderna, fuera lo mismo que escuchar los alaridos de la tortura. Pero ya no siente tanto en entendimiento este trato de cuerda con la suspensión que ocasionan las bien heridas cuerdas de lo armónico; descuidase el alma y se introduce los halagos forasteros. E: CLARKE (1762): La cabeza del apuntador emergía de una trampilla situada al nivel del escenario, y al principio lo tomé por un fantasma o un diablo dispuesto a ascender a loas regiones superiores. Pero pronto comprendí mi error cuando empezó a leer la obra con una voz lo bastante alta como para que lo oyeran los actores y también los espectadores de los palcos cercanos. ANTONIO ZAMORA, No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague y convidado de piedra: (Se abraza D. Juan con D. Gonzalo) D. JUAN. Deja que tu hielo apague este incendio que me quema. D. GONZALO: Ahora verás que, al postrarte, no fía en vano quien fía en que Dios le desagravie. D. JUAN: Ya lo veo, y pues mi muerte su justicia satisface, ¡Dios mío, haced, pues la vida perdí, que el ama se salve! D. GONZALO: ¡Dichoso tú, si aprovechas la eternidad de un instante! D. JUAN: ¡Piedad, Señor! Si hasta ahora, huyendo de tus piedades,
  • 17. 17 mi malicia me ha perdido, tu clemencia me restaure. (Cae muerto) CAMACHO:¡Ay, que se ha muerto, Dos mío! D. GONZALO. Pues e cumplió el inefable Juicio de Dios, de mi nicho ocupe el tallado jaspe; y el error humano advierta, que por más que se dilate… MÚSICOS: No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague. JOVELLANOS en su Memoria sobre espectáculos y diversiones (1796) La reforma de nuestro teatro debe empezar por el destierro de casi todos los dramas que están sobre la escena. No hablo solamente de aquellos a que en nuestros días se da una necia y bárbara preferencia; de aquellos que aborta una cuadrilla de hambrientos e ignorantes poetucos que, por decirlo así, se han levantado con el imperio de las tablas para desterrar de ellas el decoro, la verosimilitud, el interés, el buen lenguaje, la cortesía, el chiste cómico y la agudeza castellana. Semejantes monstruos desaparecerán a la primera ojeada que echen sobre la escena la razón y el sentido. Hablo también de aquellos justamente celebrados entre nosotros, que algún día sirvieron de modelo a otras naciones y que la porción más cuerda e ilustrada de la nuestra ha visto siempre y ve todavía con entusiasmo y delicia. Seré siempre el primero a confesar sus bellezas inimitables: la novedad de su invención, la belleza de su estilo, la fluidez y la naturalidad de su diálogo, el maravilloso artificio de su enredo, la facilidad de su desenlace, el fuego, el interés, el chiste, las sales cómicas que brillan a cada paso en ellos. Pero, ¿qué importa si estos mismos dramas, mirados a la luz de los preceptos y principalmente a la de la sana razón, están plagados de vicios y defectos que la moral y la política no pueden tolerar? LUZÁN: No es menor la utilidad que produce la tragedia […] en quien los príncipes pueden aprender a moderar su ambición, su ira y otras pasiones, con los ejemplos que allí ser representan de Príncipes caídos de una suma felicidad a una extrema miseria; cuyo escarmiento les acuerda la inconstancia de las cosas humanas, y los previene y fortalece contra los reveses de la fortuna. Además de esto, el Poeta puede y debe pintar en la tragedia las costumbre y los artificios de los cortesanos aduladores y ambiciosos […] todo lo cual puede ser una escuela provechosísima, que enseña a conocer lo que es la corte, […] y a descifrar los dobleces de la fina política, y de ese monstruo que llaman razón de estado.
  • 18. 18 García de la Huerta: El frívolo accidente del origen, que tan injustamente diferencia al noble del plebeyo, ¿no es un vano pretexto, que la mísera caterva de espíritus mezquinos valer hace contra las almas grandes, que en las prendas con que las ilustró pródigamente el cielo, las distinga y privilegia? No hay calidad, sino el merecimiento: la virtud solamente es la nobleza. 13. Saloncillo del teatro Español II JOVELLANOS en la Memoria escribe: No he visto jamás desorden en nuestros teatros que no provengan principalmente de estar de pie los espectadores del patio. Prescindo de que esta circunstancia lleva al teatro, entre algunas personas honradas y decentes, otras muchas oscuras y baldías, atraídas allí por la baratura del precio. Pero fuera de esto, la sola incomodidad de estar en pie por espacio de tres horas, lo más del tiempo de puntillas, pisoteado, empujado y muchas veces llevado acá y acullá mal de su grado, basta y sobre para poner de mal humor al espectador más sosegado. Y en semejante situación, ¿quién podrá esperar de él moderación y paciencia? Entonces es cuando del montón de la chusma salen el grito insolente del mosquetero, las palmadas favorables o adversas de los chisperos y apasionados, los silbos y el murmullo general que desconciertan al infeliz representante y apuran el sufrimiento del más moderado y paciente espectador. Siéntense todo y la confusión cesará. Cada uno será conocido y tendrá a sus lados, frente y espalda cuatro testigos que lo observen y que sean interesados en que guarde silencio y circunspección. ANTONIO ESPINA: En este teatro [la Cruz] nació a fines del siglo XVIII una secta de apologistas y partidarios furibundos de cuanto en él se representaba, conocidos con el nombre de “polacos”. El mote se debía a que estos apasionados del teatro de la Cruz los dirigía un fraile trinitario descalzo llamado el padre Polaco, hombre desaforado y bravío, que al frente de sus huestes acudía al teatro del Príncipe a protestar y a echar abajo las comedias que se daban en éste. Los “polacos” ostentaban una cinta azul celeste en el sombrero para distinguirse de los “chorizos”, que exhibían el rojo. Los “chorizos” eran los partidarios del Teatro del Príncipe. Entre ambos bandos se originaban frecuentes
  • 19. 19 choques y verdaderas batallas los días de estreno, en las que acababan poniendo paz, y alzándose con la victoria y numerosos prisioneros de guerra, los alguaciles y golillas de la ronda de espectáculos. Luis Mariano de Larra y Barbieri,Chorizos y polacos. La fruta más sabrosa de aquesta tierra ss la que está en el árbol de la cazuela. ¡Ay, qué frutita tan sabrosa! ¡Ay, qué bocado tan regalado! Gobierno político y económico de los teatros de esta corte (1785) … que durante la representación ninguno quede ninguno quede con el sombrero puesto, sin distinción de lugares, para no impedirse la vista unas a otras; y que si por descuido se quedase alguno con él puesto, y otro se lo advirtiese, no se enoje el advertido ni ocasione quimera; pues tanto en este asunto cono en otro cualquiera que ocasione ruido, procederá la justicia contra el primer motor que dé la causa; que no se fume dentro del Coliseo, ni debajo de las gradas, ni en los corredores de los aposentos ni escalera de la casa; que no grite a persona alguna, ni a aposento determinado, ni menos a ningún cómico, aunque se equivoque, pues además de faltar a la buena política y decencia del público, no es lícito agraviar a quien hace lo que puede y sabe por agradar a todos. El sí de las niñas, LEANDRO FERNÁNDEZ MORATÍN: DON DIEGO: ¡Mandar, hija mía! … En estas materias tan delicadas los padres que tienen juicio no mandan, Insinúan, proponen, aconsejan; eso sí, todo ese sí; pero ¡mandar!... ¿Y quién ha de evitar después las resultas funestas de lo que mandaron?... ¡Pues cuántas veces vemos matrimonios infelices, uniones monstruosas, verificadas solamente porque un padre tonto se metió a mandar lo que no debiera?... ¿Cuántas veces una desdichada mujer halla anticipada la muerte en el encierro de un claustro porque su madre o su tío se empeñaban en regalar a Dios lo que Dios no quería? ¡Eh, no, señor, eso no va bien… (…) DON DIEGO. Voy a acabar, señora; déjeme usted acabar. Yo me hago cargo, querida Paquita, de lo que habrá influido en una niña tan bien inclinada como usted las santas
  • 20. 20 costumbres que ha visto practicar en aquel inocente asilo de la devoción y la virtud; pero, si a pesar de todo esto, la imaginación acalorada, las circunstancias imprevistas la hubiesen hecho elegir sujeto más digno, sepa usted que yo no quiero nada con violencia. Yo soy ingenuo: mi corazón y mi lengua no se contradicen jamás. Esto mismo le pido a usted, Paquita: sinceridad. EL cariño que a usted le tengo no la debe hacer infeliz … Su madre de usted no es capaz de querer una injusticia, y sabe muy bien que a nadie se le hace dichoso por la fuerza. Si usted no halla en mí prendas que le inclinen, si siente algún otro cuidadillo en su corazón, créame usted, la menor disimulación en esto nos daría a todos muchísimo que sentir. DOÑA IRENE: ¿Puedo hablar ya señor? DON DIEGO: Ella, ella debe hablar, y sin apuntador ni intérprete. 14. De Núñez de Arce a Alcalá Moratín en EL café: D. PEDRO: ¿Le han impreso? D. ELEUTERIO: Sí, señor. ¿Pues no se había de imprimir? D. ANTONIO: ¿Y dónde se vende? D. ELEUTERIO: Se vende en los puestos del “Diario”, en la librería de Pérez, en l ade Izquierdo, en la de Gil, en la de Zurita y en el puesto de cobradores a la entrada del coliseo. Se vende también en la tienda de vinos de la calle del Pez, en el herbolario de la Calle Ancha, en la jabonería de la calle del Lobo… DON LEANDRO en un poema: En un cartelón leí que tu obrilla baladí la vende Navamocuende… No ha de decir que la vende, sino que la tiene allí. Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la Corte: Por el Caballero de Gracia arriba íbamos los dos, y a poco trecho se nos colgó de las orejas un rabel y dejo de rebuzno, y a veces tan rabioso que pareció maúllo concebido en caniculares de lujuria gatesca: - ¿Quién toca tan desapacible? –dijo Quevedo […] - Vuelve la cara –le respondí-, sabio mío, a ese zaguán.
  • 21. 21 Volvímosla uno y otro y divisamos por la media puerta, que dejaba libre una cortina de olán gallego, estampado a nubarrones de aceite y mugre, a un mozuelo semimacho, más rapado que sotana de sopón, más relamido que plato de dulce en poder de pajes, en medio de ruedas de amolar, sillas despellejadas, banco, escalfadores, bacías, demandas, redomas, paños sucios y moharraches. Estaba sentado en el sillón de pelar entrecejos, sirviéndole las cuerdas a un violín con tal desconsuelo, que parecía salir el son de entre agallas de burro melancólico. Un señorito muy petimetre Se entró en mi casa cierta mañana Y así me dijo al primer envite: “Oiga usted: ¿quiere ser mi pareja?” Yo le respondí con mi sonete, Con ni canto, ni baile y soflama: ¡Que chusco es usted, señorito! Usted quiere… ¡Caramba! ¡Caramba! ¡Que si quieres, quieres, ea! Vaya, vaya, vaya! Me volvió a decir muy tierno y fino: Maria Antonia, no seas tirana Mira niña, que te amo y te adoro, Y tendrás las pesetas a manta. Yo, le respondí con mi sonete, Con mi canto, mi baile y soflama: ¡Que porfiado es usted, señorito! Usted quiere…¡Caramba! ¡Caramba! 15. Casa de las Siete Chimeneas BUERO VALLEJO, Un soñador para un pueblo. ENSENADA. … Has hecho perfectamente: esa medida se echaba de menos desde hace años, y ya es hora de aplicarla con mano dura. (Se levanta y se acerca) ESQUILACHE. Pero si no se trata de mano dura… ENSENADA. No se puede reformar de toro modo. Recuerda nuestra divisa: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. El pueblo es siempre menor de edad. ESQUILACHE (Lo mira con curiosidad). No me parece que le des su verdadero sentido a esas palabras… “Sin el pueblo”, pero no porque sea siempre menor de edad, sino porque todavía es menor de edad.
  • 22. 22 ENSENADA (Sonríe). No irás lejos con esas ilusiones. Yo las perdí hace veinte años. ¿Es que han dado nunca la menor muestra de comprender? ¿Te agradecen siquiera lo que haces por ellos? Les has engrandecido el país, les has dado instrucción, montepíos, les has quitado el hambre. Les has enseñado, en suma, que la vida puede ser dulce… Pues bien: te odia.. EL barberillo de Lavapiés: Yo, el gran Leopoldo primero, Marqués de Esquilache augusto, a España rijo a mi gusto y a su rey Carlos Tercero. Entre todos me prefiero, ni lo consulto ni informo, al que obra bien lo reformo, a los pueblos aniquilo, y el buen Carlos, mi pupilo, dice a todo: “Me conformo” (…) Prended flores de mí lo que va de ayer a hoy: que ayer Esquilache fui y hoy esquilado soy. 16. Calle del Barquillo Si no me habéis conocido en el pico del sombrero, soy del barrio del Barquillo, traigo bandera de fuego. RAMÓN DE LA CRUZ en Los bandos del Avapiés o la venganza del Zurdillo (1776 Soy el furor, la ira, la rabia, el veneno del invencible Barquillo; que aunque ultrajado me veo, soy el valiente Zurdillo
  • 23. 23 conocido por mis hechos. (…) A todos toca el agravio; todos vengarlo debemos y en Lavapiés con su sangre hoy nuestras manos lavemos. {…] ¿Lavapiés se ha de humillar al Barquillo? ¡Santos cielos! ¡Primero morir! pues desechemos el miedo y las primeras nosotras a la defensa saldremos porque viva Lavapiés. (…) … y al patio unas seguidillas de aquellos de ¡voto a bríos!, que las engendró el Barquillo y Lavapiés las parió. La casa de Tócame Roque: (En las buhardillas salen el Inválido y la Vieja) VIEJA. ¡Ay, Zape, zape! ¡Vecino! INVÁLIDO. ¿Qué quiere? VIEJA. ¡Que va corriendo Ahí un gato con el pollo! (Pasará el gato) Que usted tenía al sereno! INVÁLIDO. ¿Un gato? ¿Por dónde va El malvado? Ya lo veo; Y es el de usted! (Se entra) VIEJA. Miz, miz, mis… Si me lo trajera entero… […] INVÁLIDO. (Sale con una escopeta) Aguarda ladrón… ¡Se fue! VIEJA. ¿Cómo tiene atrevimiento Para sacar la escopeta
  • 24. 24 Contra mí? INVÁLIDO. Yo no me meto Con usté. VIEJA. Pues se mete Con mi gato, que es lo mesmo. Julián de Castro (1723-1762) En el eminente patio de la gran Cárcel de Corte, casa la más recogida, que en España se conoce. […] Adiós, plazuela del Rastro, nombrada por todo el orbe, adonde van por carnero algunos que son mayores. […] Adiós, Lavapiés del alma cuyas damas como flores, suelen dar a sus maridos por plumajes alcornoques. […] Adiós, ilustres tabernas adiós, ricos bodegones, donde todo cuesta un ojo, y el que no suda no come. 17. Salesas Reales. Bárbaro gasto, bárbara renta, bárbaro pueblo, bárbara reina. Al rey tenemos demente, una reina con temor, un infante cazador, Y los tres no saben niente;
  • 25. 25 un Consejo insolvente, con los ministros de Estado cada cual más apocado; unos Grandes sin grandeza: ¡pobre reino sin cabeza, que te verás acabado! Bárbaramente comió, bárbaramente cagó, bárbaramente murió… 18. De Hortaleza a Maravillas UNAMUNO (El Sol, 28-II-1928): Y en tanto, cada año –van ya ciento setenta- los delfines engalapagados oían en e día de San Antón, abad, el del cerdo y las tentaciones, rumor de pezuñas, relinchos, rebuznos, gruñidos de cochinos y vocerío de jinetes y romeros. Era que pasaban caballos, mulos –algunos majamente enjaezados, borricos, jumentos, acémilas, puercos… Era la bendición de la cebada. Y hoy también la bendición de los campos para que sobre ellos recaiga, de los delfines celestiales, la lluvia que cría cebada, y uva, y aceituna, y el trigo que nos da el pan nuestro de cada día, mientras nos aprieta el cincho del hado histórico. Alma que estás en pecado, si esta noche murieras, piensa bien adónde fueras. (…) Muchos hay en el infierno Por una culpa no más, Tú con tantas, ¿dónde irás?
  • 26. 26 La gula engruesa los cuerpos Con sus regalos profanos Para cebo de gusanos. A la embriaguez se sigue La privación de sentido; Si así mueres, vas perdido. Presto, torpe, pasarás De tus carnales contentos A los eternos tormentos. DON NICOLÁS hacia 1772, Arte de las putas: Los barrios del Barquillo y Leganitos, Lavapiés bajo y altas Maravillas remiten a millares las chiquillas, con achaque de limas y avellanas; salado pasto a lujuriosas ganas. PONZ: Hacia el fin de la calle de Fuencarral […], está el Hospicio de San Fernando, cuya fundación tuvo el piadoso objeto de recoger a los pobres de ambos sexos y de todas las edades. Desde el principio se ha ido acrecentando de manera que hayo en el día bastante comodidad para que residan en él […] La parte principal del edificio tiene su fachada a la calle, y es de regular forma; pero entrado ya este siglo le pegaron en medio una portada, que casa más extravagante y ridícula no la han imaginado los hombres; sin embargo de lo cual, y en prueba del infeliz estado a que llegó la arquitectura y de la común ignorancia que hubo de este arte, a pocas obras se daban tamaños elogios como a esta.
  • 27. 27 TORRES VILLARROEL : -Este es el Hospicio de los desahuciados de la suerte, de los incurables de la fortuna; aquí recoge la providencia política y cristiana a los que hieden en cualquiera parte, adonde los arrastra la necesidad de detener la vida con el sustento cotidiano. Entremos y verás lo que se agregó después de tu siglo. Llegamos a la puerta y el portero tenía cara de haber almorzado ajenjos y vinagres; gruñónos un poco al entrar, y ya en la casa vimos a un hombre machucado o a mojicones de los días, engullido en un saco hasta la nuez; la frente trepando por el testuz, no le paraba hasta derramársele desde el cerro vertical hasta las honduras del cocodrilo, sin un matorral de pelos en el campo de su chola, un culo de bacía por casco, dos aventadores por orejas, que parecía asas, descabalado de ojos, hombre aguja con un testigo de vista solamente… La casa de Tócame Roque: AQUILINA: Mis padres no, sé quien fueron; parientes, no los conozco; tutores, los aborrezco; amos, mandan demasiado; me fastidian los cortejos, y por no tener marido que me mande, tengo hecho voto de castidad: vean si tendré, fuera del cielo, yo a quien dar cuenta de mí. ALGUACIL: ¿Pues para qué estás sirviendo aquí? […] AQUILINA: ¡Hay tal apretar! Porque no quiero golver al Hespicio. 19. Puebla, Silva, Fuencarral EL viejo y la niña, LEANDRO DE MORATÍN MUÑOZ Bien está. También sabréis que pasaba muchas veces la tal niña, por vivir tan inmediata, a casa de vuestro amigo
  • 28. 28 don Álvaro; allí trataba con el sobrino dichoso. Él no es mucho que pagara las visitas; ¡ya se ve, es atento! Se formaba la tertulia, y entre tanto que los abuelos jugaban, ellos jugaban también, y todo era bulla y zambra. En fin, la amistad nació en la niñez. Si ella es mala, si se debe sospechar que del juguete pasara a otra cosa (que en la edad que tienen no será extraña), eso discurridlo vos, que yo no entiendo palabra. El sí delas niñas: DOÑA FRANCISCA.- Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted. DON DIEGO.- ¿Y después, Paquita? DOÑA FRANCISCA.- Después... y mientras me dure la vida, seré mujer de bien. DON DIEGO.- Eso no lo puedo yo dudar... Pero si usted me considera como el que ha de ser hasta la muerte su compañero y su amigo, dígame usted: estos títulos ¿no me dan algún derecho para merecer de usted mayor confianza? ¿No he de lograr que usted me diga la causa de su dolor? Y no para satisfacer una impertinente curiosidad, sino para emplearme todo en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto. DOÑA FRANCISCA.- ¡Dichas para mí!... Ya se acabaron. DON DIEGO.- ¿Por qué? DOÑA FRANCISCA.- Nunca diré por qué. DON DIEGO.- Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay. DOÑA FRANCISCA.- Si usted lo ignora, señor Don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si en efecto lo sabe usted, no me lo pregunte. DON DIEGO.- Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer. DOÑA FRANCISCA.- Y daré gusto a mi madre. DON DIEGO.- Y vivirá usted infeliz.
  • 29. 29 DOÑA FRANCISCA.- Ya lo sé. 20. Red de San Luis La Gran Vía (1886), letra de FELIPE PÉREZ GONZÁLEZ y música de Chueca y Valverde: Caballero de Gracia me llaman, y efectivamente soy así, pues sabido es que a mí me conoce por mis amoríos todo Madrid. Es verdad que estoy un poco antiguo, pero que en poniéndome mi frac, soy un tipo gentil de carácter jovial a quién mima la sociedad. Arte de las putas:. … la Isidra, que ostenta vanidosa Por su cotilla aquel gran mar de tetas Donde la vista en su extensión se pierde Y mueve tempestad en las braguetas (…) El arte de verter la sangre humana con la espada fatal es aprendido de Príncipes y grandes, y es leído el libro de políticas aleves para oprimir la libertad del pueblo sin que él lo advierta. Son mucho más leves mis delitos: no incito asolamientos, destrucciones ni muertes horrorosas: sólo facilitar las deleitosas complacencias de amor MELÉNDEZ VALDÉS, Besos de amor: Cuando mi blanda Nise lasciva me rodea con sus nevados brazos y mil veces me besa,
  • 30. 30 cuando a mi ardiente boca su dulce labio aprieta, tan del placer rendida que casi a hablar no acierta, y yo por alentarla corro con mano inquieta de su nevado vientre las partes más secretas, y ella entre dulces ayes se mueve más y alterna ternuras y suspiros con balbuciente lengua, ora hijito me llama, ya que cese me ruega, ya al besarme me muerde, y moviéndose anhela, entonces, ¡ay!, si alguno contó del mar la arena, cuente, cuente, las glorias en que el amor me anega. FÉLIX MARÍA DE SAMANIEGO, El jardín de Venus: El fraile y la monja Hallándose cortejando cierto fraile a una monjita, mientras que la requebraba le enseñaba su pi... su pipa con que fumaba. La monja, como era lega y profesaba al otoño, radiaba por darle entrada y le enseñaba su co... su copo con que ella hilaba. El fraile, como enojado, la dijo con disimulo: -No fuera malito, hermana, soplárselo junto al cu... al cubo que saca el agua.
  • 31. 31 La monja, como agraviada, le dijo sin agasajo: -Váyase el fraile a la mierda que le cortase el cara... el caracolito que rabia. IRIARTE: Al pasar por la puerta dijo el marido: ”O la puerta ha bajado, o yo he crecido” ANTONIO VALLADARES, (1787-91),l Diálogo cómico-trágico-femenino: Se me antojó ver sus cosas más ocultas, y el bergante, como es tan corto de genio, las manifestó al instante. ¿Pero creeréis que aunque es gordo y lo que le sobra es carne, donde tener más debía es adonde menos halle? Solamente una cosita se le advierte que es bastante sólo para distinguirle de nosotras; pero nadie de nosotras la querría ni aun para desayunarse. MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ Peatón de Madrid: Y es que la Red de San Luis es un viejo lugar de prostitución madrileña. Así aparece al menos en el lacónico diario de Leandro Fernández de Moratín. El 26 de agosto de 1800, Moratín, después de haber paseado por las calles - fue gran peatón de la ciudad, un hombre de la calle, aunque no dijera nada de lo que hacía o veía, un hombre de paseo, de ver y ser visto-, anota que fue “chez meretrícula Mónica, Caballero de Gracia street”. Y el 19 de septiembre de 1797 encontramos esta otras: “promenade cum Conde invenimus meretrix Vandala ex filet de Sancti Ludovici; chez illa”. Ahí es nada, filet de Sancti Ludovici. {…] La afición putera de don Leandro traza un curioso mapa del Madrid aleve: había casas por todas partes y el pulule callejero de las busconas estaba
  • 32. 32 a la orden del día. Sigue siendo algo parecido (no en vano es la ciudad de las treinta mil prostitutas, que se dice pronto). (…) Llegas por fin a tu casa pero no tienes la llave de la puerta. -No se preocupe usted –te dice el primer ciudadano que pasa-, ve esa linterna al final de la calle? El hombre que lleva las llaves es un sereno y los serenos tienen las llaves de todas las casas. Entonces gritas: “¡Sereno”! La linterna se aproxima y un hombre con un enorme manojo de llaves, después de lanzarte una mirada escrutadora, te acompaña alumbrándote hasta el primer piso y te da las buenas noches. De este modo, a cambio de pagar el equivalente de una lira mensual, te evitas la molestia de llevar cada noche en el bolsillo las llaves de la casa. El sereno es un empleado municipal, hay uno por cada calle y todos llevan un silbato. Si en la casa se prende fuego o si entran ladrones, basta con correr al balcón y gritar: “¡Sereno! ¡Socorro! El sereno que vigila la calle echa mano de su silbato, los serenos de los alrededores silban también y a los pocos momentos todos los serenos del barrio acuden en tu ayuda. Si te despiertas por la noche, sea la hora que sea, oyes la voz del sereno que te anuncia la hora y añade que el tiempo es bueno, que llueve o que va a llover.