16. - Estoy horrorizada al comprobar cómo tú, Zeus, el propio padre de nuestra dulce Perséfone, has permitido que ese horrible Hades la arrancara de mi lado. ¿Cómo quieres que vuelva a dar la vida, si tú me has quitado mi alegría? ¡Nunca!, óyeme, ¡nunca volverá a haber frutos en la tierra mientras mi hija no esté conmigo!15
17. 16 Zeus, entonces, ordenó a Hades que devolviera a Perséfone a su madre.
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21. Pero Perséfone, al poco tiempo de estar en libertad, comenzó a sentir una extraña nostalgia: deseaba, sin comprender muy bien por qué, regresar junto a Hades.19
22. 20 Al fin y al cabo, el dios de las tinieblas era bueno y cariñoso, actuaba con justicia y la trataba como a una auténtica reina; eso era cierto, aunque el lugar fuera tan triste.
23. 21 Los sentimientos de Perséfone no surgían porque sí: los había provocado el fruto comido con Hades antes de marcharse, porque quien prueba los alimentos del infierno no puede resistirse a volver.
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27. De este modo, cuando Perséfone está junto a Deméter, en otoño, primavera y verano, el mundo florece, la tierra da frutos y los campos cosechas.24
28. 25 Cuando se marcha al Hades, para alegrar un poco la vida de su esposo, la tierra se repliega, se hielan los campos y se desnudan los árboles de sus hojas: ha llegado el invierno.