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Pedagogía de la ternura

P

ara Gallegos (2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007) la pedagogía de la ternura es una vía para despertar la conciencia del amor universal en los niños
y los jóvenes, puesto que ella trasciende a los convencionalismos mecanicistas de la educación, ya que tiene como objetivo no sólo desarrollar la
inteligencia racional e instrumental del educando para un trabajado determinado, si no también desarrollar la inteligencia global del ser humano integral.

Interpretando a Assmann (2002), conceptuamos que la Pedagogía de la ternura implica el esfuerzo profundo de encantar y/o propiciar la
dosis de ilusión común y entusiasta requerida para que el proceso de aprender a aprender se produzca con la mezcla de todos los sentidos,
porque en ello está en juego la autoevaluación tanto del educando como del educador. El cerebro necesita del abrazo para su desarrollo, y
las estructuras cognitivas dependen de este alimento afectivo para alcanzar un nivel adecuado de competencia.
Analizando a Corazao (1997), podemos considerar que la pedagogía de la ternura constituye la alternativa de ayer, de hoy y del mañana
para hacer del educando una persona feliz sin tensiones que forme una familia buena, no consuma drogas ni participe en algunas formas de
delincuencia; una persona que crea en Dios, que este con dios que viva con Dios; es decir, que tenga fe, que posea y practique las virtudes
de la honradez y del amor a la verdad. Una persona que se sienta útil, que posea espíritu de servicio, que tenga sensibilidad social, es decir,
amor al prójimo, que crea en la vida futura, que de sentido a su vida presente y que tenga esperanza.
La pedagogía de la ternura es una pedagogía del lenguaje afectivo, amoroso, cálido, que contiene, que acoge, que rompe las barreras de la
desconfianza, del desamor, del dolor que aprisiona y contrae. La pedagogía de la ternura es una pedagogía de la reparación, que se
plantea frente al quehacer educativo en la construcción y reconstrucción de la autoestima de las personas, buscando forjar identidades
individuales y colectivas. La pedagogía de la ternura es un lenguaje universal: no necesita palabras, tan solo gestos, miradas cálidas, risas
cómplices, sencillez, espontaneidad. No requiere de grandes discursos: se construye en lo cotidiano: no requiere de capacitación especial:
solo se trata de empatizar con el otro. La pedagogía de la ternura se aprende; se modela; se construye en el diálogo interpersonal.
No hay ninguna fuente en el documento actual.él.
Características:
La pedagogía de la ternura asume el sentido de la responsabilidad inherente al educador y siente necesidad de establecer mecanismos de
colaboración entre padres y profesores para que la acción educadora, siempre ardua y difícil, alcance sus objetivos y proporcione al
educando los medios necesarios para su desarrollo y maduración, procurando incorporar esfuerzos y compartir tareas en una línea de
coherencia y diálogo permanente que impida la percepción de imágenes distorsionadas o contradictorias de la educación. Si los padres y
profesores, máximos responsables del proceso educativo, no impulsan una acción conjunta, cada uno desde su ámbito, o adoptan una
actitud inhibidora

a veces, aunque no se inhiban o hacen dejación de sus funciones, otros agentes menos adecuados

tal vez,

deseducativos los reemplazarán y vendrán a ejercer su poderosa influencia. (Tintos, 2001).
La pedagogía de la ternura reconoce la suma importancia de la educación en valores para el crecimiento armónico de la personalidad del
educando y su incorporación a la vida social y colectiva. Es cierto que en una sociedad plural, como la nuestra, los códigos axiológicos no
son siempre coincidentes. Pero es falso afirmar que hay una crisis de valores o que la juventud carece de ellos.
La pedagogía de la ternura significa fortalecer las habilidades y el sentido común que poseen el padre y la madre, pero que no siempre es
fácil aplicar. Un principio que ubica a los padres es prestar atención a sus hijos, escuchar su voz y lo que expresan, así como respetar su
opinión y tratar de comprender su punto de vista. Esto facilita que los niños, asuman un papel cada vez más importante en las decisiones
que afectan su vida, desarrollen sus habilidades y se valoren así mismos. La ternura tiene como principio no ceder a la violencia; el afecto y
la ternura requieren de paciencia, comprensión y sensibilidad ante los procesos de desarrollo y maduración infantil.
A ser padres y madres afectuosos se aprende: Para educar en la ternura es importante en primer lugar tener una buena relación de pareja y
precisar la forma de tratar a los hijos. No es honesto acusar a los hijos con el padre, porque, cuando esto ocurre, entonces se niega
autoridad de la madre y el padre queda en situación de verdugo. Es importante que los padres en forma conjunta analicen y evalúen el
problema y decidan las medidas que aplicarán, pero no se deben tomar medidas unilaterales
La Pedagogía de la ternura es un estilo educativo, una actitud que todo educador debe encarnar. El eje fundamental de la pedagogía de la
ternura es, obviamente, el amor, porque este constituye uno de los pilares básicos en que ha de sustentarse la educación. Esta excelente
pedagogía reúne las siguientes características: a) Exige reconocer y aceptar al educando tal cual es, b) Requiere atención y disponibilidad
temporal para escuchar

y ayudar al educando a resolver sus problemas, c) Busca la verdad y la

autenticidad,

Es

consciente que la educación tiene como objetivo fundamental el desarrollo

la

personalidad del educando, e) Reconoce de suma importancia la

Educación en valores el

crecimiento armónico de la personalidad del educando y su incorporación

a

y

colectiva, f) Rehúsa toda actitud autoritaria o hiperintervencionista, que se

su

voluntad y hacer obedecer sumisamente o de proteger exacerbadamente

integral

la

jacta

d)
de

vida
de

social

imponer

al educando, ignorando

y asfixiando su incipiente personalidad.

La pedagogía de la ternura y el quehacer pedagógico:
Kongfook (2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007). La pedagogía de la ternura consiste en reconocer y desarrollar el talento del alumno,
de manera creativa y profesando la práctica de valores. Esta pedagogía pretende conseguir que el propio estudiante analice su clase,
internalice las conclusiones y entienda lo que es mejor. En tal la pedagogía hay cuatro puntos claros que todo maestro debe transmitir a sus
alumnos: No dejarse explotar, no sentirse discriminado, no ser

pedagogia de
la ternura

indiferente
amor

ante

los

problemas

y

no

auto

violentarse

psicológicamente. La pedagogía del amor rehúsa toda actitud
autoritaria, además es consciente de la complejidad del proceso

ternura

Maya

educativo y de la conflictividad que comporta la convivencia.
(2002) “La pedagogía de la ternura es el desafío más instígate del

momento. Es la meta virtud que necesita orientar a la sofisticada tecnociencia. El amor es la tecnología más sofisticada de todos los
universos. Sin amor no es posible reinventar y reencontrar ningún mundo, ninguna aula. Todos necesitamos de la pedagogía del amor
porque esta es la primera y la verdadera lección de una escuela.
Interpretando a Muñoz (2003), consideramos que la pedagogía de la ternura consiste en amar y enseñar a amar, día a día, amar
vinculándose. El amor es el punto de partida, el camino y la meta en todo que hacer pedagógico. El nos lleva a confiar en que cada persona
y cada comunidad tienen las fuerzas para crecer y superar a sí misma.
Desde el punto de vista de Kentenich, comentamos que la pedagogía del amor no es más que reconocer que: a) Cada educando es un ser
único e irrepetible, que guarda en su interior un don que viene de Dios. Don que hace cada uno un ser agotable e inimaginable para los
demás, es decir, cada alumno constituye una realidad que no conocemos del todo ni debemos manipular; si no respetar y admirar, b) Cada
educando es un ser libre y responsable, capaz de poseer su vida, conducir su historia y donarse a sí mismo, en un acto pleno de amor;
pero la libertad ha de ser educada para su uso correcto, donde el rol centrar lo tiene la educación a la magnanimidad y a la grandeza del
alma, c) Cada educando es un ser orgánico, con una personalidad integral, capaz de incorporar los distintos ámbitos de la vida a una
existencia auténticamente plena, d) Cada educando ya sea hombre o mujer tienen igual dignidad, pero diferente modalidad de ser. Ambos
han sido creados por Dios para transformar el mundo y contribuir a la formación de la sociedad como espacio de amor y solidaridad, e)
Cada educando construye la cantidad del amor, en el que cobra sentido el mandamiento del amor y que prolonga en nosotros la realidad
misma de Dios, f) Cada educando refleja al carácter fundamental del vínculo familiar, por eso el maestro, no sólo debe ocuparse de los
estudiantes, sino también de los padres quienes son la fuente visible del amor de Dios para sus hijos, g) Cada educando expresa el núcleo
del amor y las virtudes. El amor ha de ser el alma del comportamiento habitual.
Las virtudes nos señalan en particular algunas dimensiones en que nuestra vida aspira a su perfección y plenitud. Entre las virtudes
dudemos encarnar las teologales y cardinales como indicadores de nuestra actividad. En general, debemos aspirar a hábitos que nos hagan
vivir como Jesús: a) Cada educando es un ser histórico, capaz de comprometerse a realizar su vida en comunión con otros en la redención
del mundo y sus semejantes. Un ser capaz de fijarse el horizonte de un nuevo y una tierra nueva y b) La conciencia histórica lleva a un
conocimiento calificado de la realidad en que vivimos y que existe a nuestro alrededor.
El maestro llamado a concretizar la pedagogía de la ternura, según la filosofía de Corazao, debe ser una persona convencida de su misión,
consiente del principio: “La escuela existe para el estudiante”. Asimismo convencida de que el gran problema de nuestra sociedad actual no
es el consumismo o la superficialidad o la mecanización o tantas otras cosas. El gran problema de nuestro tiempo es la ausencia de Dios.
Hemos convertido a Dios en el gran ausente. Y tal vez nosotros como educadores somos parte de las causas de este gran problema.
Nosotros los maestros somos colaboradores de Dios en la formación del ser humano.
Interpretando a Tébar (1999), La pedagogía de la ternura es el arte de ganar el corazón de los educandos, hacer que estos crezcan desde
dentro, de modo que caminen con alegría y satisfacción hacia el bien, corrigiendo desviaciones y preparando el mañana por medio de una
solida formación en su carácter. Un debe ser capaz de creer en cualquier joven por marginado que sea, tiene energías de bien, que si las
cultiva lo ha de llevar a la fe y a la honradez.
Interpretando a Insunza (2006), La pedagogía de la ternura, consiste en llevar al educando al maestro que tiene en su interior, puesto que la
sabiduría para una vida plena brota del encuentro del joven consigo y con Dios en su interior, por eso, el fin de la pedagogía de la ternura es
persuadir al alumno a descubrir la verdad y el bien que se han de convertir en normas de su vida en su interior. Se trata pues de reconocer
a la educación como un acontecimiento personal y en consecuencia no se puede enseñar desde afuera.
La educación del amor es la gran asignatura pendiente de nuestras sociedades, asistimos a un cierto analfabetismo sentimental, y en algo
tan serio e importante como el amor y la estabilidad emocional es algo que merece la pena plantearse, pues hay muchas personas que
sufren por ello. (Neciosup, 2004).

Desarrollo de la pedagogía de la ternura:

El amor es el punto de partida de la educación ya que amar es querer el bien de alguien. El querer el bien en nuestros alumnos suscita en
cada uno de ellos una respuesta afectiva de amistad y cariño recíproco que une. Con ello se perfecciona nuestro alumno y el profesor.
Cuando la educación es impartida en un clima de amor esta llega al corazón.
No hay educación sin amor y en educación todo deriva de amor (…). Un alumno que vive durante algunos años en una institución educativa
organizada en función de él mismo vivirá a gusto la vida de ese colegio, y se insertará en él y se adherirá con todo su ser. Aceptará la
disciplina no como una fatalidad, sino como una condición normal de su ser de su bienestar y de su progreso” Lizárraga(s/a)
El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. Nadie puede conocer
realmente a otro ser humano si no lo ama. Ya que al amarlo no solo ve el aspecto positivo o el rasgo resaltante sino también aquel potencial
que está por descubrir y es ese amor el que clama al alumno a que manifieste ese potencial y lo desarrolle.
No son suficientes los conocimientos para influir en la mejora de la persona es imprescindible el amarlas. El sentirse amado lleva a sentirse
valorado, esta propia valoración a partir del amor recibido, crea la posibilidad de manifestar una conducta amorosa también con los demás
creándose un clima de confianza mutua y entrega.
“Cuando un corazón de niño ha comprendido que alguien le ama, no se inclina, se entrega, se abandona totalmente”. Lizárraga (s/a)
Por eso el clima que se vive y que se comparte en un lugar de verdadera convivencia y de buenas relaciones interpersonales que es lo que
más educa.
“Lo que educa a un niño, es más el clima que respira y vive que un buen código normativo. Más educa el ambiente creado y vivido por el
claustro de profesores unido, que ama y exige, que las particularidades de un maestro educador”. Lizarraga (s/a)

Este clima se caracteriza por actitudes permanente de:
Saber escuchar: Escuchar con atención y delicadeza poniendo no solo el oído sino también el corazón. Al escuchar salimos de nosotros
mismos para estar atentos con los demás con los alumnos. Saber escuchar y dedicar tiempo a escuchar es uno de los quehaceres más
importantes de educador.
Saber acoger: Acoger es posibilitar un encuentro personal, es interesarse por el otro y esto se da en el día a día en las relaciones
interpersonales: La acogida es cosa de cada día. Se acoge valorando su presencia con un gesto, con una palabra, con una mirada, con una
sonrisa.
Por ello el educador con el afecto sabe que en cada momento desde el recibimiento hasta la despedida debe abrirle un espacio especial y
de bienestar al alumno.
Saber dar nuestro tiempo: Es difícil crecer en el amor sin dedicar el tiempo el uno al otro. Igualmente es difícil educar sin ofrecer nuestro
tiempo libre a los alumnos: para dialogar, interesarnos en sus juegos, para rezar, para divertirnos con ellos, para orientarlos en sus
preocupaciones etc.
Crear un ambiente de alegría y entusiasmo: La alegría es la manifestación visible del amor. Vivir alegres es una actitud que contagia y te
lleva a obrar bien. Vivir alegres con los alumnos es cultivar en ellos una actitud optimista y manifestarles que creemos en ellos.
“Para despertar el interés y provocar el esfuerzo, el profesor debe ser un foco de entusiasmo que dé a los alumnos alegría y optimismo.
Lizarraga (s/a)
Saber ejercer la autoridad: El profesor sabe ejercer la autoridad y la ejerce como un servicio. Con el ejercicio de la autoridad trata siempre
de ayudar y de no caer en la tentación de ver sus propios intereses, su comodidad o alimentar su ego. Al desear el bien a sus alumnos sabe
también que la disciplina es necesaria para este bien pues permitirá en los alumnos educarlos en el esfuerzo, en el trabajo, en la
responsabilidad cualidades importantes para su desarrollo y autocontrol por ello ve la disciplina como un servicio. Otaño (s/a)
La bondad del profesor: El educador bondadoso quiere a sus alumnos y se los manifiesta de muchas maneras en sus palabras, en la
firmeza para educarlo, en los hábitos del orden y del trabajo, en su esfuerzo por comprender al alumno y ponerse en su lugar etc.
La neurocienciaha dado un aporte en ello.“Cuando los estudiantes estánemocionalmentecomprometidos con el aprendizaje,
ciertosneurotransmisores en el cerebro envían señales al hipocampo, estructura vital del cerebro que incluye la memoria, para estampar
estos eventos con gran intensidad (…) un clima afectivo provoca altos niveles de serotonina es uno de los neurotransmisores que actúa
como intensificador del humor, pues calma más que desequilibrar el cerebro, su notoriedad reside en el control y disminución de la
depresión y el estrés. La serotonina se relaciona con la memoria, el sueño, el control del apetito y la regulación de la temperatura en el
cuerpo por ello genera estados de atención y relajación necesarios en el proceso de aprendizaje (…) el clima afectivo y emocional de la
institución educativa y de la clase es altamente significativo (…) son detonadores de una acción cerebral que enriquece lo proceso de
aprendizaje de las personas.” http://revista.inie.ucr.ac.cr/articulos/12005/articulos/neurociencia.pdf

Taller basado en la Pedagogía de la ternura de Santiago Insunza (2006)
Es un espacio de trabajo grupal dirigido a niños y niñas de 4 años, para el desarrollo de su autonomía.
Sus características son:
Basado en la pedagogía de la ternura (Insunza, 2006).
Orientado a niños y niñas de 4 años
Es práctico.
Basado en el aprendizaje significativo ya que el estudiante es el principal gestor de su aprendizaje, el mismo que contribuye en un
proceso activo de interacción en el que se fusionan los conocimientos previos y los agentes de aprendizaje.
Su objetivo principal es desarrollar la autonomía

Para Maya (2007) es fundamento epistemológico del taller:
Promueve la construcción del conocimiento a partir del mismo estudiante y del contacto de éste con su experiencia y con la realidad
objetiva en que se desenvuelve. Dentro de ésta realidad se encuentra el
factor social, o sea el grupo y el mismo docente con los cuales el estudiante interactúa.
Realiza una integración teórico-práctica en el proceso de aprendizaje.
Permite que el ser humano viva el aprendizaje y no solamente estimulando lo cognitivo, pues: Además de conocimientos aporta
experiencias de la vida que exigen la relación de lo intelectual con lo emocional y activo e implica una formación integral del estudiante.
Promueve una inteligencia social y una creatividad colectiva.
El conocimiento que se adquiere en el taller está determinado por un proceso de acción-reflexión-acción, lo cual permite su validación
colectiva yendo de lo concreto a lo conceptual y nuevamente de lo conceptual a lo concreto, no de una manera reproductiva sino
creativa y crítica y finalmente transformadora.

El taller basado en la pedagogía de la ternura, debe presentar la siguiente estructura:
Titulo: Se escribe el título del taller basado en la pedagogía de la ternura.
Datos informativos: Se deben consignar los siguientes datos informativos:Nombre de la Institución, edad, grado, investigador, duración.
Justificación: La justificación, se realiza en función a las teorías, enfoques y técnicas que sustentan el taller.
Objetivos: Se debe considerar el propósito del taller, es decir aplicar el taller basado en la pedagogía del amor para desarrollar la
autonomía en niños y niñas de 4años.
Descripción del taller: Describir que el taller está orientado a desarrollar la autonomía en los niños y niñas de 4años.
Selección de área, competencias, capacidades y actitudes: Después de seleccionar el área de matemática, se deben identificar los las
competencias, capacidades y actitudes a tener en cuenta para desarrollar capacidades matemáticas.
Metodología: Se debe describir la secuencia didáctica que se desarrollará para la ejecución de las sesiones de aprendizaje (Inicio,
Proceso y Culminación). Así mismo, se debe precisar el número de sesiones, la duración de cada sesión y la cantidad de sesiones por
semana.
Cronograma de las actividades: Se presenta un cronograma de doble entada donde se debe considerar actividades con su respectiva
fecha de ejecución.
Materiales: Especificar los materiales que se utilizaran para la ejecución de las sesiones basadas en la pedagogía de la ternura
Evaluación del taller: El taller debe ser evaluado en las etapas de planificación, implementación, ejecución y evaluación.
Cada sesión irá acompañada por una lista de cotejo, que será la ficha de evaluación permanente para todo el taller, en la cual se indicará
el logro en el desarrollo de la autonomía, la misma que será monitoreado individualmente por la tesista.
Referencias bibliográficas: Consignar libros, guías y tesis utilizadas para la realización del taller, Lincografía.
Anexos: Guía de observación. Para evaluar el taller: Lista de cotejos: Para evaluar el nivel de desarrollo de la autonomía. Éste
instrumento debe ser válido y confiable.Sesiones de aprendizaje.

Dimensiones:
Lizárraga (1995), plantea las siguientes dimensiones:
Saber escuchar: Escuchar con atención y delicadeza poniendo no solo el oído sino también el corazón.
Saber acoger: Acoger es posibilitar un encuentro personal, es interesarse por el otro y esto se da en el día a día en las relaciones
interpersonales.
Saber dar nuestro tiempo: Para crecer en el amor se debe dedicar tiempo el uno al otro para dialogar, interesarnos en sus juegos, para
rezar, para divertirnos con ellos, para orientarlos en sus preocupaciones.
Crear un ambiente de alegría y entusiasmo: Vivir alegres es una actitud que contagia y te lleva a obrar bien. Vivir alegres con los alumnos
es cultivar en ellos una actitud optimista y manifestarles que creemos en ellos.
Saber ejercer la autoridad: El profesor sabe ejercer la autoridad y la ejerce como un servicio. Al desear el bien a sus alumnos sabe
también que la disciplina es necesaria para este bien pues permitirá en los alumnos educarlos en el esfuerzo, en el trabajo, en la
responsabilidad cualidades importantes para su desarrollo y autocontrol por ello ve la disciplina como un servicio.

La autonomía:
La autonomía es uno de los componentes fundamentales de la autoestima, se orienta a que el niño o niña se valga por sí mismo en
diferentes circunstancias de la vida. Esto implica dar y pedir apoyo, fijarse normas y cumplirlas por su bien y del grupo con el que vive y
se relaciona. Así mismo, supone aceptar las normas que vienen de fuera, reconociéndolas como tales. (Céspedes y Escudero, 1988)
La autonomía, es la capacidad para darse normas a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. Es por eso que es
importante crear hábitos de autonomía para conseguir niños independientes tanto a nivel personal como social. (Silva García, 2002)
El niño que ha desarrollado la autonomía, actúa con seguridad, iniciativa y confianza en sí mismo de manera autónoma en las
actividades cotidianas respetando las ideas propias y las de los demás.
La autonomía no es un conjunto de hábitos sino un proceso de desarrollo de la personalidad. Es una capacidad de sentirse
emocionalmente estable sin la presencia de los seres queridos. Tiene que ver con la seguridad en sí mismo, con la aceptación de normas
con la capacidad de frustración y con la responsabilidad. Existe una serie de etapas por las que vamos pasando, aunque no todos al
mismo tiempo ni de la misma manera. Desde que un niño llega a la clase y llora al separarse de su madre, hasta llegar a tener iniciativas
propias en la realización de actividades, va un proceso largo que es necesario conquistar lentamente, sin prisas y con mucha seguridad.
Es necesario que la familia ayude en esta liberación de la dependencia. Es imprescindible que exista un deseo de los padres de que sus
vástagos vuelen solos.
Todos los niños pueden y deben ser educados para ser independientes, pero todos los niños no son iguales. Cada niño desarrolla
capacidades de una forma distinta. Se puede pedir todo a todos, pero no se puede esperar que los resultados sean los mismos. Se debe,
primero, conocer cuáles son las capacidades reales de cada niño, para poder ayudarle en su justa medida, y no solucionarle la tarea
cuando él sea capaz de realizarla solo.
Se debe dar la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de acertar, y todo eso lleva un tiempo, según la edad y
la capacidad de aprendizaje de cada niño. Cuando tu hijo, delante de una tarea, diga: yo solo que ya soy mayor, escúchale y respeta su
decisión. Es más importante lo que dicen y cómo actúan los padres en ese proceso, que la disposición que tenga el niño. No olvidéis que
una mayor autonomía favorece una buena autoestima, y que este camino conduce a una evolución sana en cuanto a las decisiones y las
vivencias del niño en su día a día.
La autonomía es una capacidad que los padres deben fomentar desde que los niños nacen. Cuando algo no les resulta, como querer
comer solo o abrocharse los zapatos por sí mismos, lo ideal estimularlo a seguir intentándolo, pero nunca hacerlo por él. Si lo hacen, el
niño se sentirá incapaz y no tendrá la confianza necesaria para atreverse a realizar tareas por sí solo.
La autonomía debe entenderse como un conjunto de capacidades prácticas que permiten que el pequeño se prepare para la vida y
encuentre recursos para afrontar sin frustraciones las situaciones diarias.
A pesar de que la autonomía se considera como un valor eminentemente individual, tiene una gran trascendencia social en la medida
que implica comportamientos libres y responsables. Lo importante, según la Educadora de niños, Según Lorna F. A. (2007) sostiene que
se bebe preparar el ambiente para que los niños se desenvuelvan sin frustraciones.
En este sentido es fundamental que los errores de los pequeños se conciban como parte del aprendizaje, haciéndolos responsables
de las consecuencias que conlleva en el ambiente o en sí mismo, pero sin retarlos por ello. Por ejemplo, si se pone los zapatos con los
cordones desatados y se cae, hay que preguntarle ¿Por qué ocurrió?, luego decirle que hay que hacer para evitarlo y estimularlo a
amarrarse los cordones o a pedir ayuda para hacerlo.
Educar en la autonomía debe considerarse un proceso que comienza desde el momento mismo del nacimiento, porque físicamente se
trata del inicio de unavida independiente, aunque limitada con respecto a la madre. A partir de este momento, y junto con la maduración
en otras esferas, se lleva a cabo una dinámica que implicará, por un lado, un crecimiento gradual de la independencia del niño con
respecto a sus padres y, por otro, una disminución progresiva del grado de intervención de los papás.
Los niños aprenden a ser autónomos en las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, en la guardería o en el colegio. Los
niños desean crecer, quieren demostrar que son mayores en todo momento. Es misión de los padres y de los educadores, la aplicación
de tareas que ayuden a los niños a demostrar sus habilidades y el valor de su esfuerzo. Colocar, recoger, guardar, quitar, abrochar y
desabrochar, ir al baño, comer solo o poner la mesa son acciones que ayudarán a los niños a situarse en el espacio en que viven, y a
sentirse partícipes en la familia y entre sus amigos.
Importancia:
Saberse sentirse y actuar con seguridad sólo es posible si vamos logrando aprendizajes que nos permitan actuar independientemente. El
desarrollo de la autonomía se logra a través de un proceso educativo íntimamente ligado a la evolución del pensamiento los afectos y se
expresan en conductas. Es necesario comprender que los niños dependiendo de los estadios de desarrollo pueden estar ubicados en
tendencias egocéntricas o de mayor autonomía que son características más o menos constantes. Por eso la escuela debe identificar
estos aspectos y propiciar aprendizajes que les ayuden a pasar de la dependencia a la autonomía en el pensar, actuar y en la forma de
relacionarse. (Céspedes y Escudero, 1988)
La construcción de la autonomía es parte de la construcción de la autoestima reflejada en la seguridad y confianza con la que el niño se
desenvuelve y se va configurando a partir de la posibilidad de un entorno que permita el despliegue de sus iniciativas y de las
experiencias en las que se siente autónomo y eficaz. También contribuye a ello el reconocimiento positivo del adulto hacia él; es así
como el niño construye una imagen positiva de sí mismo. Por ello, el niño requiere que las personas que lo rodean le hablen, jueguen con
él y le den muestras de afecto. Tales estímulos harán que el niño se sienta amado y seguro (Ministerio de Educación, 2010)
Crecer es pasar de una etapa a otra desprendiéndose de las dependencias de la etapa anterior y aceptando la autonomía de la nueva
etapa. La ayuda de los padres y madres en este proceso es crucial, puede suceder que cuando comprueban que a sus hijos/as les
cuesta tanto dar pasos hacia la autonomía evitan que se esfuercen, evitando también el disfrute de los nuevos aprendizajes. El esfuerzo
del desprendimiento es fundamental para poder crecer. Si queremos que nuestros hijos/as se conviertan en una persona autónoma,
tenemos que enseñarle, en las primeras etapas de su vida, todo aquello que está preparado y dispuesto a aprender, de lo contrario, nos
tenemos que preparar para que dependa de nosotros o para depender nosotros de ellos realizando las tareas que ellos podrían hacer. el
cometido de los padres y madres consiste en permitir, enseñar y animar a sus hijos/as a valerse por sí mismos. a veces frenamos su
aprendizaje al realizar nosotros lo que podrían hacer ellos actividades de autonomía en la infancia (0 a 6 años)

Características:

La autonomía es:

Una capacidad reflexiva, para la adquisición de compromisos y responsabilidades.
Una capacidad auto determinante ya que permite crear compromisos y de autorresponsabilidad
Un valor ya que es el derecho que tenemos a elegir nuestro propio estilo de vida
Hacerle hacer, conducirlo en su motricidad o en su búsqueda cognitiva refuerza su dependencia y el sentimiento íntimo de que él por
sí mismo, sin el adulto, no sabe querer, ni puede saber, ni puede poder. En una palabra, aprende que es incompetente. Imagen
reforzada por el espejo que le devuelve el adulto quien no lo reconoce como sujeto, y no confía en él como sujeto autónomo
Con sus esfuerzos personales dosificados, autorregulados, dirigidos por su propia iniciativa, el niño aprende a observar, a actuar, a
utilizar su cuerpo, a prever el resultado de su acción, a modificar sus movimientos y sus actos, a registrar y tener en cuenta sus
propios límites, aprende la prudencia y el cuidado de sí, aprende a aprender. En una palabra, su competencia ejerciendo y ejercitando
sus competencias. Pero aprende al mismo tiempo
La confianza en sí mismo, en sus propias percepciones, en sus propios intereses, cuestionamientos, en sus conclusiones, en sus
propios encadenamientos lógicos, tienen sus propias maneras de resolver sus situaciones problemáticas. Y sobre todo aprende el
valor, el lugar que el adulto adjudica a esta autoconfianza en la constitución de su personalidad.
Esta concepción de autonomía considera que el niño vive y opera en cada momento de su vida, con los instrumentos perceptuales,
motores, emocionales, afectivos y cognitivos .el niño posee actitudes , maduros con los que va a adquirir ulteriormente, ya que la
maduración precede al aprendizaje.
Enfoques:

Enfoque de Enmanuel Kant: La autonomía según Kant (2005) reside en la voluntad, como la capacidad que tiene el sujeto para actuar
en base a leyes propuestas por sí mismo sin interés propio o ajeno, es decir, si actuamos en función de principios normativos ajenos a
nuestra voluntad libre estaremos condicionados, obedeceremos a causas externas, y por tanto, es imposible que nuestras acciones
puedan ser buenas y correctas. Nuestro obrar debe ser libre, ajeno a condiciones, a imposiciones exteriores; nuestro obrar debe ser fin
en sí mismo.
Enfoque de Jean Piaget: La autonomía como el producto de un razonamiento de conocimiento y aceptación, el cual es adaptable para
la toma de una decisión. El proceso de maduración moral de los niños se produce en dos fases, la primera de heteronomía (Las reglas
son objetivas e invariables, deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no caben excepciones ni discusiones. La
base de la norma es la autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar razón de las normas impuestas ni ha de
cumplirlas en todo caso) y la segunda de razonamiento autonomía (Las reglas son producto de un acuerdo y, por tanto, son
modificables. (Piaget, 1972)
Kolhberg (1986): Establece que la autonomía es parte y acompaña al desarrollo de la moralidad, como se evidencia en su estudio, en
el cual estableció tres estadios de moralidad, cada uno de ellos subdividido en dos niveles. Se leen en sentido progresivo, es decir, a
mayor nivel, mayor autonomía. Dicho de esta manera Kolhberg presenta los siguientes estadios (con sus respectivos niveles):
Estadio pre-convencional: las normas se cumplen o no en función de las consecuencias.
Nivel 1: Orientación egocéntrica. La norma se cumple para evitar un castigo (ejemplo: no le pego a mi compañero de pupitre porque si
no me castigan).
Nivel 2: Orientación individualista. La norma se cumple para obtener un premio (ejemplo: hago mis tareas escolares porque así mis
padres me compran una moto).
Estadio convencional: las normas se cumplen en función del orden establecido.
Nivel 3: Orientación gregaria. La norma se cumple para satisfacer a los demás (debo ser buen chico para que mis padres se sientan
orgullosos de mí).
Nivel 4: Orientación comunitarista. La norma se cumple para mantener el orden social (debo cumplir con mi función dentro de la
sociedad).
-

Estadio post convencional: las normas se cumplen en función de la aceptación individual y de los valores que comportan.

Nivel 5: Orientación relativista. La norma se cumple en función de un consenso, y no se pueden desobedecer (debo respetar las
normas en beneficio común y en función de un consenso voluntario).
Nivel 6: Orientación universalista. La norma se cumple cuando respetan valores universales, y si no, se desobedecen (cualquier acción
se basa en el respeto de la dignidad de los demás, o de lo contrario es legítima la desobediencia).
Enfoque de Erik Erickson: Erickson (2000), elaboró una Teoría del desarrollo de la personalidad a la que denominó "Teoría
psicosocial" y está enfocada principalmente en demostrar cómo los niños y niñas evolucionan en la formación de bases para el
desarrollo social, emocional y la salud mental. En ella describe ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales (crisis o conflictos
en el desarrollo de la vida, a las cuales han de enfrentarse las personas). Su teoría conocida como “Las ocho eras del hombre” da
cobertura a todas las fases del desarrollo humano. Según su teoría existe una tarea a ser lograda para cada etapa del desarrollo y la
resolución exitosa de cada etapa afecta a la siguiente: Al pasar las personas por cada etapa, desarrollan fortalezas o debilidades en su
personalidad basándose en su desarrollo en la fase anterior. A través de sus afirmaciones Erikson aporta el concepto de crisis de
identidad sosteniendo que es inevitable que los pequeños experimenten conflictos cuando están en crecimiento hacia la adultez.
Erikson estaba convencido de que en los primeros años de vida se desarrollan patrones que regulan o al menos tienen influencia en
las interrelaciones y relaciones de las personas para el resto de su vida, sin embargo, al mismo tiempo enunciaba que son pocas las
frustraciones en la etapa presente o próxima que los niños/as en crecimiento no puedan afrontar, siempre que la frustración le lleve a
una experiencia renovada y más amplia como preparación para un desarrollo continuado.
Sostenía que siempre era posible regresar y renegociar hechos de una etapa previa del desarrollo (el desarrollo no es lineal) y estaba
convencido de que algunas tareas de cada etapa reaparecen en tiempos de crisis, tanto en el amor como en el trabajo, a través de
nuestras vidas.
Aunque ciertamente la confianza básica y la independencia se forman tempranamente y afectan las acciones y cualidades posteriores
también es cierto que las personas pueden decidir trabajar hacia una mejor resolución de alguna de estas tareas en cualquier
momento de sus vidas.
Erikson creyó que los primeros años son críticos para que los niños desarrollen su confianza, autonomía e iniciativa, pero no creía que
todo estaba perdido si éstos experimentaban dificultades en las primeras tres etapas:

Confianza Básica vs. Desconfianza. (Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 18 meses). Es la sensación física de confianza.
El bebe recibe el calor del cuerpo de la madre y sus cuidados amorosos. Se desarrolla el vínculo que será la base de sus futuras
relaciones con otras personas importantes; es receptivo a los estímulos ambientales es por ello sensible y vulnerable, a las
experiencias de frustración son las experiencias más tempranas que proveen aceptación, seguridad, y satisfacción emocional y están
en la base de nuestra desarrollo de individualidad. Depende entonces del sentimiento de confianza que tengan los padres en sí
mismos y en los demás, el que lo puedan reflejar en sus hijos.
El primer estadio, el de infancia o etapa sensorio-oral comprende el primer año o primero y medio de vida. La tarea consiste en
desarrollar la confianza sin eliminar completamente la capacidad para desconfiar.
Erikson plantea la confianza desde dos dimensiones:
Externa: la creencia de que los adultos significativos estarán presentes para responder a sus necesidades.
Interna: La confianza en el poder interno para efectuar el cambio y responder a una variedad de circunstancias.
Un lactante que se adapta con éxito a esta etapa llegará a su segundo año de vida con el sentimiento de seguridad de que el
mundo es un buen lugar para vivir.
Reconoce que tiene la capacidad de atraer la atención de los adultos a través de diferentes medios: lágrimas, sonrisas o conductas
graciosas cuando necesita de su ayuda.
Esta manera de atraer a los adultos es parte de los que los educadores llaman Apego. Este es un lazo de afecto especial entre el
niño/a y la madre o adultos significativos en su vida.
En presencia de estos adultos, se eleva el sentido de seguridad y comodidad del niño/a.
El niño/a utiliza a los adultos como un “lugar seguro” desde el cual puede explorar el mundo. Cuando se encuentra con una
amenaza de cualquier naturaleza: miradas, sonidos o situaciones inusuales necesita tener la posibilidad de regresar rápidamente a
los brazos del adulto confiable para su comodidad y reafirmación.
Los niños/as que desarrollan un sentimiento fuerte de confianza durante el primer año de vida, establecen lazos de apego con las
personas importantes en su vida.
Si se logra un equilibrio, el niño desarrollará la virtud de esperanza, una fuerte creencia en la que se considera que siempre habrá una
solución al final del camino, a pesar de que las cosas vayan mal. Uno de los signos que nos indican si el niño va bien en este primer
estadio es si puede ser capaz de esperar sin demasiado jaleo a demorar la respuesta de satisfacción ante una necesidad. Esta es la
misma habilidad que utilizaremos ante situaciones de desilusión como en el amor, en la profesión y muchos otros dominios de la vida.

Para Erikson, el logro de cada etapa de desarrollo es el fundamento para la siguiente: un sentimiento básico de seguridad es
necesario para que un niño avance hacia el logro de su autonomía.

Al llegar a la comprensión de que un ambiente de calidez y agradable es tan importante a la hora de comer como la comida misma,
educadores, cuidadores y padres/madres pueden ambientar el local con música suave, hablarles en tono agradable y sonreírles
mientras les alimentan.

Autonomía vs. Vergüenza y Duda (desde los 18 meses hasta los 3 años aproximadamente): Esta etapa está ligada al desarrollo
muscular y de control de las eliminaciones del cuerpo. Este desarrollo es lento y progresivo y no siempre es consistente y estable por
ello el bebe pasa por momentos de vergüenza y duda. El niño empieza a experimentar su propia voluntad autónoma experimentando
fuerzas impulsivas que se establecen en diversas formas en la conducta del niño, y se dan oscilando entre la cooperación y la
terquedad, las actitudes de los padres y su propio sentimiento de autonomía son fundamentales en el desarrollo de la autonomía del
niño. Este establece su primera emancipación de forma tal que en posteriores etapas repetirá esta emancipación de muchas maneras.
Esta ocurre entre el segundo y tercer año de vida. La tarea a lograr por el niño es la adquisición de la autonomía (independencia) sin
tener por ello que sufrir pena y/o duda.
El segundo estadio corresponde al llamado estadio anal-muscular de la niñez temprana, desde alrededor de los 18 meses hasta los 34 años de edad. La tarea primordial es la de alcanzar un cierto grado de autonomía, aun conservando un toque de vergüenza y duda.
Si papá y mamá (y otros cuidadores que entran en escena en esta época) permiten que el niño explore y manipule su medio,
desarrollará un sentido de autonomía o independencia. La mayoría de la gente le aconsejan a los padres que sean “firmes pero
tolerantes” en esta etapa, y desde luego el consejo es bueno. De esta manera, el niño desarrollará tanto un autocontrol como una
autoestima importantes.
Por otra parte, en vez de esta actitud descrita, es bastante fácil que el niño desarrolle un sentido de vergüenza y duda. Si los padres
acuden de inmediato a sustituir las acciones dirigidas a explorar y a ser independiente, el niño pronto se dará por vencido, asumiendo
que no puede hacer las cosas por sí mismo.
Debemos tener presente que el burlarnos de los esfuerzos del niño puede llevarle a sentirse muy avergonzado, y dudar de sus
habilidades.
Si no somos lo suficientemente pacientes para esperar a que el niño se ate los cordones de sus zapatos, nunca aprenderá a atárselos,
asumiendo que esto es demasiado difícil para aprenderlo.
No obstante, un poco de vergüenza y duda no solo es inevitable, sino que incluso es bueno. Sin ello, se desarrollará lo que Erikson
llama impulsividad, una suerte de premeditación sin vergüenza que más tarde, en la niñez tardía o incluso en la adultez, se
manifestará como el lanzarse de cabeza a situaciones sin considerar los límites y los atropellos que esto puede causar.
Peor aún es demasiada vergüenza y duda, lo que llevará al niño a desarrollar la malignidad que Erikson llama compulsividad. La
persona compulsiva siente que todo su ser está envuelto en las tareas que lleva a cabo y por tanto todo debe hacerse correctamente.
El seguir las reglas de una forma precisa, evita que uno se equivoque, y se debe evitar cualquier error a cualquier precio. Muchos de
ustedes reconocen lo que es sentirse avergonzado y dudar continuamente de uno mismo.
Si logramos un equilibrio apropiado y positivo entre la autonomía y la vergüenza y la culpa, desarrollaremos la virtud de una voluntad
poderosa o determinación. Una de las cosas más admirables (y frustrantes) de un niño de dos o tres años es su determinación. Su
mote es “puedo hacerlo”. Si preservamos ese “puedo hacerlo” (con una apropiada modestia, para equilibrar) seremos mucho mejores
como adultos.

Características:

Cambian de actitud constantemente: de independencia a dependencia:
Necesitan varias y variadas oportunidades para decidir y controlar situaciones; al mismo tiempo necesitan que se les establezcan
límites firmes y consistentes por parte de los adultos.
Siempre que les sea posible querrán hacer cosas por sí mismo/a.
Un niño/a que pasa por esta fase con éxito:
Desarrollará un fuerte sentido de sí mismo/a,
Tendrá la capacidad para separarse por períodos limitados de tiempo de sus padres y cuidadores primarios.
Recomendaciones para educadores/cuidadores que trabajan con niños y niñas de este grupo de edad.
Esta es una edad considerada “tumultuosa”, por lo tanto, las personas adultas tendrán que ser muy diestras para facilitar a niños y
niñas el paso saludable por esta etapa y al mismo tiempo permitirles salir de ésta con la confianza y la preparación para desarrollar la
iniciativa en la siguiente fase de su desarrollo.
Las formas en las que los adultos pueden apoyar la independencia en los niños de esta edad son:
Ofreciéndoles opciones sencillas: permitiendo que escojan con cuál juguete prefieren jugar, mostrando dos camisas y
preguntándoles cuál quieren usar, entre otras.
No darles opciones falsas: ofrezca cosas que realmente puedan obtener.
Establecer límites claros, consistentes y razonables: esto les proporciona sentimiento de confianza hacia los además
Aceptar los cambios del niño: de dependencia a independencia y asegurarles que ambos comportamientos están bien.
Iniciativa vs. Culpa (desde los 3 hasta los 5 años aproximadamente). La tercera etapa de la Iniciativa se da en la edad del juego, el
niño desarrolla actividad, imaginación y es más enérgico y locuaz, aprende a moverse más libre y violentamente, su conocimiento del
lenguaje se perfecciona, comprende mejor y hace preguntas constantemente; lo que le permite expandir su imaginación. Todo esto le
permite adquirir un sentimiento de iniciativa que constituye la base realista de un sentido de ambición y de propósito. Se da una crisis
que se resuelve con un incremento de su sensación de ser él mismo. Es más activo y está provisto de un cierto excedente de energía,
es posible ocuparse de qué es lo que se puede hacer con la acción; descubre lo que puede hacer junto con lo que es capaz de hacer.
La intrusión en el espacio mediante una locomoción vigorosa,
La intrusión en lo desconocido por medio de una curiosidad grande,
La intrusión en el campo perceptual de los demás,
Fantasías sexuales, (Los juegos en esta edad tienen especiales connotaciones simbólicas sobre aspectos sexuales). Respecto de
esto último, el niño posee una genitalidad rudimentaria y tiene muchas veces se encuentran en esta etapa por lo que es clave que
maestros y maestras de parvularia estén informados acerca de ésta y sus manifestaciones.
El logro o la tarea más importante de esta etapa es la adquisición del sentido del propósito.
Erikson describe a los niños y niñas de esta edad como:
Llenos de energía y listos para aprender.
Es típico en esta fase de desarrollo olvidar los fracasos con más rapidez.
Tienen mayor disposición a escuchar y aprender de los maestros, familiares y de otros niños/as.
Se enfocan más en las actividades y son menos desafiantes.
Si han logrado su autonomía con éxito enfocan su energía más en la finalización de las tareas que emprenden que en el control
individual.
Al finalizar esta etapa con éxito tendrán mayor confianza y competencia para realizar tareas independientemente. sentimientos de
culpa y temores asociados a ello.
Este es el estadio genital-locomotor o la edad del juego. Desde los 3-4 hasta los 5-6 años, la tarea fundamental es la de aprender la
iniciativa sin una culpa exagerada.
La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y
sintiéndose útil. Los padres pueden animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas por sí mismos. Debemos alentar la fantasía, la
curiosidad y la imaginación. Esta es la época del juego, no para una educación formal. Ahora el niño puede imaginarse, como nunca
antes, una situación futura, una que no es la realidad actual. La iniciativa es el intento de hacer real lo irreal.
Pero si el niño puede imaginar un futuro, si puede jugar, también será responsable…y culpable. Si mi hijo de dos años tira mi reloj en
el váter, puedo asumir sin temor a equivocarme que no hubo mala intención en el acto. Era solo una cosa dando vueltas y vueltas
hasta desaparecer. ¡Qué divertido!. ¡Pero si mi hija de cinco años lo hace…bueno, deberíamos saber qué va a pasar con el reloj, qué
ocurrirá con el temperamento de papá y que le ocurrirá a ella!. Podría sentirse culpable del acto y comenzaría a sentirse culpable
también. Ha llegado la capacidad para establecer juicios morales.
Erikson es, por supuesto, un freudiano y por tanto incluye la experiencia edípica en este estadio. Desde su punto de vista, la crisis
edípica comprende la renuencia que siente el niño a abandonar su cercanía al sexo opuesto. Un padre tiene la responsabilidad,
socialmente hablando, de animar al niño a que “crezca”; “¡que ya no eres un niño!”. Pero si este proceso se establece de manera muy
dura y extrema, el niño aprende a sentirse culpable con respecto a sus sentimientos.
Demasiado iniciativa y muy poca culpa significa una tendencia mal adaptativa que Erikson llama crueldad. La persona cruel toma la
iniciativa. Tiene sus planes, ya sea en materia de escuela, romance o política, o incluso profesión. El único problema es que no toma
en cuenta a quién tiene que pisar para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de culpa son para los débiles. La forma
extrema de la crueldad es la sociopatía.
La crueldad es mala para los demás, pero relativamente fácil para la persona cruel. Peor para el sujeto es la malignidad de culpa
exagerada, lo cual Erikson llama inhibición. La persona inhibida no probará cosa alguna, ya que “si no hay aventura, nada se pierde” y
particularmente, nada de lo que sentirse culpable. Desde el punto de vista sexual, edípico, la persona culposa puede ser impotente o
frígida.
Un buen equilibrio llevará al sujeto a la virtud psicosocial de propósito. El sentido del propósito es algo que muchas personas anhelan
a lo largo de su vida, aunque la mayoría de ellas no se dan cuenta que, de hecho, ya llevan a cabo sus propósitos a través de su
imaginación y su iniciativa. Creo que una palabra más acertada para esta virtud hubiera sido coraje; la capacidad para la acción a
pesar de conocer claramente nuestras limitaciones y los fallos anteriores.
Recomendaciones para educadores/cuidadores que trabajan con niños/as de este grupo de edad:
Alentarles a ser tan independientes como sea posible: los materiales y equipos deberán estar a libre disposición y alcance,
organizados de tal forma que permitan ser nuevamente ordenados cuando se finalice una actividad específica.
Dentro de la rutina diaria establecer momentos de actividad libre: en los que niños y niñas decidan qué materiales usar, tomar
decisiones, con quién jugar y dónde jugar.
Enfocar en los avances a medida que los niños y niñas practican nuevas habilidades y no en los errores que cometen en el
proceso: aún cuando el aseo del salón es importante, el educador deberá valorar y enfocar más en la actividad que en el hecho de
derramar o ensuciar.
Tener en cuenta las diferencias individuales: niños y niñas aún siendo de la misma edad, presentan y enfrentan situaciones que
pueden variar su desempeño y sus relaciones.
Establecer expectativas que estén en concordancia con las habilidades individuales de los niños y niñas.
Enfocar las actividades del currículo o programa en cosas concretas y reales.
Niveles.
Autonomía alta: Un niño con autonomía alta se vale por si mismo, cumple normas por su bien y del grupo con el que vive y se
relaciona (Aray, 1997)
Autonomía baja:

Un niño con el autoestima baja no se vale por si mismo, incumple normas (Aray, 1997)
Autonomía media: Los niños con autoestima medía poseen características de autonomía alta y baja, se encuentran en constante
búsqueda de aprobación de sus pares y de experiencias que le ayuden a sentirse valorado (Aray, 1997)

Competencias, capacidades y conocimientos:
Según MINEDU (2010), las competencias, capacidades y conocimientos para desarrollar la autonomía son:
Competencias: Actúa con seguridad, iniciativa y confianza en sí mismo mostrando su autonomía en las actividades cotidianas de juego,
alimentación, higiene, cuidando su integridad física.
Capacidades y conocimientos: Comunica sus sentimientos y emociones, preferencias e intereses y los de los demás.

La realidad que origina el problema de la investigación esel desarrollo de la autonomía como un elemento indispensable para la labor
educativa en los niños niñas de 4 años. Está vinculada con la capacidad: construcción de la identidad y autonomía, con los sentimientos
e inquietudes básicos intrínsecos de cada estudiante en formación, lo que incrementa y fortalece en gran parte el proceso de enseñanzaaprendizaje.
La institución educativa fija sus metas a que los estudiantes aprendan un plan de contenidos meramente científicos, ignorando el dominio
de la autonomía como contenido. Existen gran cantidad de estudiantes que se adaptan con facilidad a estos sistemas. Por una parte, la
mayoría de los educandos que se someten a la presión terminan por considerar a la educación como un ejercicio al que conviene
aceptarlo en sus vidas o en otros casos como un sistema que deben tratar de burlar. Los padres, haciendo a un lado la oportunidad de
que sus hijos se valgan por sí mismos de manera progresiva, esto supone el desarrollo de capacidades afectivas, motrices y cognitivas
para las relaciones interpersonales, sin embargo, ejercen presión a la adaptación de los niños a este sistema de educación y produce a
menudo tenciones emocionales en los estudiantes, cuyo resultado suele ser una conducta antisocial en etapas posteriores de la vida. En
fin, los estudiantes dispuestos a someterse a la presión de los métodos educativos alejados de la autonomía, terminan con frecuencia por
juzgar el aprendizaje como algo forzado y antinatural, donde las emociones no son tomadas en cuenta y lo único que vale son los
números que obtienen en sus calificaciones.
Los niños desde que nacen, sienten placer al realizar acciones de manera espontánea y por iniciativa propia. De esta manera ajustan su
propio ritmo al ambiente (las rutinas, los horarios, las reglas de la familia, etc.) y desarrollan así su seguridad y su autonomía. Es
importante que el mismo regule sus acciones y movimientos por propia iniciativa. En esta participación activa los niños irán descubriendo
sus propios recursos cognitivos, motrices y sociales, así como sus limitaciones e irán también anticipando resultados de sus acciones y
descubriendo cómo se dan las relaciones sociales. Para ello, el niño requiere que las personas que lo rodean le hablen, jueguen con él y
le den muestras de afecto. Tales estímulos harán que el niño se sienta amado y seguro. Esto permitirá que el niño actúe y participe con
su propia iniciativa, de acuerdo a sus posibilidades. Los niños si se les permite son capaces de hacer cada vez mas cosas y por tanto
valerse por sí mismos. Son capaces de agenciarse para resolver pequeñas tareas y asumir responsabilidades con seriedad y entusiasmo
como el cuidado de uno mismo, alimentarse, ir al baño por sí mismos, entre otros. El docente y los padres de familia deben favorecer su
autonomía sin interferir en las iniciativas de los niños, salvo cuando éstas representen un peligro.
Por tal motivo, para desarrollar la autonomía en los niños y niñas de 5 años, se propone un taller basado en la pedagogía de la ternura se
fundamenta en la pedagogía de la ternura, cuyos autores sostienen que: es una vía para despertar la conciencia del amor universal en
los niños y los jóvenes para desarrollar la inteligencia global del ser humano (Gallegos, 2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007);
implica el esfuerzo profundo de encantar y/o propiciar la dosis de ilusión común y entusiasta requerida para que el proceso de aprender a
aprender se produzca con la mezcla de todos los sentidos (Assmann, 2002); constituye la alternativa para hacer del educando una
persona feliz sin tensiones (Curazao, 1997); consiste en reconocer y desarrollar el talento del alumno, de manera creativa y profesando la
práctica de valores Kongfook (2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007); todos necesitamos de la pedagogía de la ternura porque esta
es la primera y la verdadera lección de una escuela (Incinera, 2005); y consiste en amar y enseñar a amar, día a día, amar vinculándose
(Kentenich, 2002). Dichos autores, consideran a la Pedagogía de la ternura como un Modelo socioeducativo en clara contraposición a
una pedagogía de la violencia, tanto física como psíquica que impera en muchos ámbitos de la existencia humana. La pedagogía de la
ternura es una pedagogía del lenguaje afectivo, amoroso, cálido, que acoge, que rompe las barreras de la desconfianza, del desamor, del
dolor que aprisiona y contrae. La pedagogía de la ternura es una pedagogía de la reparación, que se plantea frente al quehacer
educativo en la construcción y reconstrucción de la autonomía de las personas, buscando forjar identidades individuales y colectivas. La
pedagogía de la ternura es un lenguaje universal: no necesita palabras, tan solo gestos, miradas cálidas, risas cómplices, sencillez,
espontaneidad. No requiere de grandes discursos: se construye en lo cotidiano: no requiere de capacitación especial: solo se trata de
empatizar con el otro. La pedagogía de la ternura se aprende; se modela; se construye en el diálogo interpersonal. La educación es, un
acto de amor y de ternura, por ello se requiere que las educadoras piensen, sientan, reaccionen y apliquen, lo mejor que puedan, sus
reflexiones y enseñanzas. Sobre todo si consideramos que la tarea educativa consiste básicamente en preparar a los educandos para
afrontar las condiciones que se presentan en la sociedad.
La escuela y la familia están ligadas puesto que las dos tienen la misma responsabilidad en la contribución de la educación de los valores
y la formación de los niños y niñas. Y la mejor manera de que esto se lleve a cabo es con el amor ya que esto estimula a los pequeños a
creer en ellos mismos, y puede ser todo lo contrario porque hay algunas de las veces en que se hace todo lo contrario le llamamos
burros, flojos inútiles etc., y lo único que logramos con esto es que se lo crean y tomen ese papel que nosotros se lo impusimos, pero al
niño hay que tratarlo con amor y tener respeto a sus ideas que hasta a veces suelen ser más razonables que la de una adulto.

A nivel internacional entre los años 2006-2009 el 6° Congreso Internacional Retos y Expectativas de la Universidad de la ciudad de
México, ratifica que hay problemas de autoestima (cuyos componentes son el autoconcepto, la aceptación de sí mismo, la autonomía, la
expresión afectiva y la consideración por el otro) y repercute esto en su comportamiento del niño y adolescente, adoptando modas y
conductas de otros países siendo esto un problema muy fuerte para la formación de su personalidad. Por ello se han implantado nuevos
modelos educativos estos a su vez se han aplicado en las aulas donde se han desarrollado potencialidades, habilidades en los
estudiantes para ello se ha contando con la colaboración de los padres de familia y educadores.
Un estudio realizado en Canadá (Tremblay, Gervais y Petitclerc, 2008), reporta que es durante la primera infancia que los niños
empiezan a evidenciar conductas agresivas y que este es el periodo crítico para enseñar a los niños los comportamientos básicos de la
interacción social como son el compartir, la cooperación, la comunicación y la autonomía. Si entendemos que la autonomía es una
capacidad para darse normas a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. Es por eso que es importante crear hábitos de
autonomía para conseguir niños independientes tanto a nivel personal como social. ( Silva García – 2002). Asimismo el reporte indica
que aquellos que no logran estos aprendizajes tienen mayor probabilidad de tener serios problemas en el futuro como dificultades en la
escuela, abuso de sustancias, enfermedades mentales y actividades criminales. Por ello es que la agresividad en la edad temprana se
debe tomar muy en serio. Es en consecuencia importante saber si los docentes son capaces de diferenciar los comportamientos
agresivos de aquellos que son parte del proceso de ajuste del niño. En este sentido, serán las creencias que lleven a los docentes a
interpretar, decidir y actuar en su práctica educativa (Rodrigo, Rodríguez y Marrero, 1993).
A nivel local en la IE Nº 253 se observa que los niños y las niñas no demuestran una autonomía adecuada por cuanto: todavía no
muestra confianza en las tareas que realiza, no ha desarrollado el sentido de independencia es decir, no se esfuerza por terminar la que
empieza, no ayuda a guardar sus materiales y no se ata los zapatos solos. Todavía no es capaz de respetar normas de convivencia en el
aula, no es capaz de tomar decisiones con iniciativa, todavía no ha adquirido el sentido del propósito y no muestra actitud de compartir.
Desde esa perspectiva se formula el problema de investigación:¿En qué medida la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la
Ternura desarrolla la autonomía en los niños y niñas de 4 años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, Trujillo-2013?

Como consecuencia de la pregunta formulada nuestra hipótesis es: La aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura
desarrolla significativamente la autonomía en los niños y niñas de 4 años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, Trujillo-2013.

Nos proponemos como objetivos: i) general: demostrar en qué medida la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura
desarrolla el nivel de la autonomía en los niños y niñas de 4 años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, Trujillo-2013.; ii)
específicos: a. Identificar el nivel de autonomía,que registran los niños y niñas de 4 años de edad de la Cuna-Guardería “Jardín Villa
Fontana”, antes y después de la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura, mediante pre-test y post-test; b)Identificar
el nivel de las dimensiones de confianza, independencia, iniciativa y laboriosidad de la autonomía,que registran los niños y niñas de 4
años de edad de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, antes y después de la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la
Ternura, mediante pre-test y post-test, c)Diseñar, implementar y aplicar un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura para desarrollar
la autonomía de en los niños y niñas de 4 años de edad de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, mediante sesiones de aprendizaje,
y d) Compararlas puntuaciones obtenidas en la “Escala de Valoración de la Autonomía” en el pre-test y post-test de los niños y niñas de 4
años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana” antes y después de la aplicación del Taller basado en la Pedagogía de la Ternura.
.
I.

MARCO METODOLÓGICO:

1.1 Variables:

Variable independiente: Taller de la Pedagogía de la Ternura
Por su grado de abstracción: Teórica, porque no se entiende fácilmente, no son observables o medibles directamente si no se define.
Por la función que cumple en la hipótesis: Independiente, debido a que es ella quien influye en la variable dependiente y no en otra
variable, dentro de la hipótesis.
Por su naturaleza: Cualitativa, porque es aquella que se denomina o señala las cualidades del objeto de estudio.
Por la definición de las características: Continua, debido a que puede ser medida y no se constata.

Variable dependiente: Autonomía
Por su grado de abstracción: Teórica, porque no se entiende fácilmente, no son observables o medibles directamente si no se define.
Por la función que cumple en la hipótesis: Dependiente, porque está dentro de la hipótesis, representa la consecuencia, el efecto, el
fenómeno que se estudia.
Por su naturaleza: Cuantitativa, porque puede ser susceptible de ser medida y analizada estadísticamente.
Por la definición de las características: Continua, debido a que puede ser medida y no se constata.

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Pedagogía de la ternura

  • 1. Pedagogía de la ternura P ara Gallegos (2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007) la pedagogía de la ternura es una vía para despertar la conciencia del amor universal en los niños y los jóvenes, puesto que ella trasciende a los convencionalismos mecanicistas de la educación, ya que tiene como objetivo no sólo desarrollar la inteligencia racional e instrumental del educando para un trabajado determinado, si no también desarrollar la inteligencia global del ser humano integral. Interpretando a Assmann (2002), conceptuamos que la Pedagogía de la ternura implica el esfuerzo profundo de encantar y/o propiciar la dosis de ilusión común y entusiasta requerida para que el proceso de aprender a aprender se produzca con la mezcla de todos los sentidos, porque en ello está en juego la autoevaluación tanto del educando como del educador. El cerebro necesita del abrazo para su desarrollo, y las estructuras cognitivas dependen de este alimento afectivo para alcanzar un nivel adecuado de competencia. Analizando a Corazao (1997), podemos considerar que la pedagogía de la ternura constituye la alternativa de ayer, de hoy y del mañana para hacer del educando una persona feliz sin tensiones que forme una familia buena, no consuma drogas ni participe en algunas formas de delincuencia; una persona que crea en Dios, que este con dios que viva con Dios; es decir, que tenga fe, que posea y practique las virtudes de la honradez y del amor a la verdad. Una persona que se sienta útil, que posea espíritu de servicio, que tenga sensibilidad social, es decir, amor al prójimo, que crea en la vida futura, que de sentido a su vida presente y que tenga esperanza. La pedagogía de la ternura es una pedagogía del lenguaje afectivo, amoroso, cálido, que contiene, que acoge, que rompe las barreras de la desconfianza, del desamor, del dolor que aprisiona y contrae. La pedagogía de la ternura es una pedagogía de la reparación, que se plantea frente al quehacer educativo en la construcción y reconstrucción de la autoestima de las personas, buscando forjar identidades individuales y colectivas. La pedagogía de la ternura es un lenguaje universal: no necesita palabras, tan solo gestos, miradas cálidas, risas cómplices, sencillez, espontaneidad. No requiere de grandes discursos: se construye en lo cotidiano: no requiere de capacitación especial: solo se trata de empatizar con el otro. La pedagogía de la ternura se aprende; se modela; se construye en el diálogo interpersonal.
  • 2. No hay ninguna fuente en el documento actual.él. Características: La pedagogía de la ternura asume el sentido de la responsabilidad inherente al educador y siente necesidad de establecer mecanismos de colaboración entre padres y profesores para que la acción educadora, siempre ardua y difícil, alcance sus objetivos y proporcione al educando los medios necesarios para su desarrollo y maduración, procurando incorporar esfuerzos y compartir tareas en una línea de coherencia y diálogo permanente que impida la percepción de imágenes distorsionadas o contradictorias de la educación. Si los padres y profesores, máximos responsables del proceso educativo, no impulsan una acción conjunta, cada uno desde su ámbito, o adoptan una actitud inhibidora a veces, aunque no se inhiban o hacen dejación de sus funciones, otros agentes menos adecuados tal vez, deseducativos los reemplazarán y vendrán a ejercer su poderosa influencia. (Tintos, 2001). La pedagogía de la ternura reconoce la suma importancia de la educación en valores para el crecimiento armónico de la personalidad del educando y su incorporación a la vida social y colectiva. Es cierto que en una sociedad plural, como la nuestra, los códigos axiológicos no son siempre coincidentes. Pero es falso afirmar que hay una crisis de valores o que la juventud carece de ellos. La pedagogía de la ternura significa fortalecer las habilidades y el sentido común que poseen el padre y la madre, pero que no siempre es fácil aplicar. Un principio que ubica a los padres es prestar atención a sus hijos, escuchar su voz y lo que expresan, así como respetar su opinión y tratar de comprender su punto de vista. Esto facilita que los niños, asuman un papel cada vez más importante en las decisiones que afectan su vida, desarrollen sus habilidades y se valoren así mismos. La ternura tiene como principio no ceder a la violencia; el afecto y la ternura requieren de paciencia, comprensión y sensibilidad ante los procesos de desarrollo y maduración infantil. A ser padres y madres afectuosos se aprende: Para educar en la ternura es importante en primer lugar tener una buena relación de pareja y precisar la forma de tratar a los hijos. No es honesto acusar a los hijos con el padre, porque, cuando esto ocurre, entonces se niega autoridad de la madre y el padre queda en situación de verdugo. Es importante que los padres en forma conjunta analicen y evalúen el problema y decidan las medidas que aplicarán, pero no se deben tomar medidas unilaterales
  • 3. La Pedagogía de la ternura es un estilo educativo, una actitud que todo educador debe encarnar. El eje fundamental de la pedagogía de la ternura es, obviamente, el amor, porque este constituye uno de los pilares básicos en que ha de sustentarse la educación. Esta excelente pedagogía reúne las siguientes características: a) Exige reconocer y aceptar al educando tal cual es, b) Requiere atención y disponibilidad temporal para escuchar y ayudar al educando a resolver sus problemas, c) Busca la verdad y la autenticidad, Es consciente que la educación tiene como objetivo fundamental el desarrollo la personalidad del educando, e) Reconoce de suma importancia la Educación en valores el crecimiento armónico de la personalidad del educando y su incorporación a y colectiva, f) Rehúsa toda actitud autoritaria o hiperintervencionista, que se su voluntad y hacer obedecer sumisamente o de proteger exacerbadamente integral la jacta d) de vida de social imponer al educando, ignorando y asfixiando su incipiente personalidad. La pedagogía de la ternura y el quehacer pedagógico: Kongfook (2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007). La pedagogía de la ternura consiste en reconocer y desarrollar el talento del alumno, de manera creativa y profesando la práctica de valores. Esta pedagogía pretende conseguir que el propio estudiante analice su clase, internalice las conclusiones y entienda lo que es mejor. En tal la pedagogía hay cuatro puntos claros que todo maestro debe transmitir a sus alumnos: No dejarse explotar, no sentirse discriminado, no ser pedagogia de la ternura indiferente amor ante los problemas y no auto violentarse psicológicamente. La pedagogía del amor rehúsa toda actitud autoritaria, además es consciente de la complejidad del proceso ternura Maya educativo y de la conflictividad que comporta la convivencia. (2002) “La pedagogía de la ternura es el desafío más instígate del momento. Es la meta virtud que necesita orientar a la sofisticada tecnociencia. El amor es la tecnología más sofisticada de todos los universos. Sin amor no es posible reinventar y reencontrar ningún mundo, ninguna aula. Todos necesitamos de la pedagogía del amor porque esta es la primera y la verdadera lección de una escuela.
  • 4. Interpretando a Muñoz (2003), consideramos que la pedagogía de la ternura consiste en amar y enseñar a amar, día a día, amar vinculándose. El amor es el punto de partida, el camino y la meta en todo que hacer pedagógico. El nos lleva a confiar en que cada persona y cada comunidad tienen las fuerzas para crecer y superar a sí misma. Desde el punto de vista de Kentenich, comentamos que la pedagogía del amor no es más que reconocer que: a) Cada educando es un ser único e irrepetible, que guarda en su interior un don que viene de Dios. Don que hace cada uno un ser agotable e inimaginable para los demás, es decir, cada alumno constituye una realidad que no conocemos del todo ni debemos manipular; si no respetar y admirar, b) Cada educando es un ser libre y responsable, capaz de poseer su vida, conducir su historia y donarse a sí mismo, en un acto pleno de amor; pero la libertad ha de ser educada para su uso correcto, donde el rol centrar lo tiene la educación a la magnanimidad y a la grandeza del alma, c) Cada educando es un ser orgánico, con una personalidad integral, capaz de incorporar los distintos ámbitos de la vida a una existencia auténticamente plena, d) Cada educando ya sea hombre o mujer tienen igual dignidad, pero diferente modalidad de ser. Ambos han sido creados por Dios para transformar el mundo y contribuir a la formación de la sociedad como espacio de amor y solidaridad, e) Cada educando construye la cantidad del amor, en el que cobra sentido el mandamiento del amor y que prolonga en nosotros la realidad misma de Dios, f) Cada educando refleja al carácter fundamental del vínculo familiar, por eso el maestro, no sólo debe ocuparse de los estudiantes, sino también de los padres quienes son la fuente visible del amor de Dios para sus hijos, g) Cada educando expresa el núcleo del amor y las virtudes. El amor ha de ser el alma del comportamiento habitual. Las virtudes nos señalan en particular algunas dimensiones en que nuestra vida aspira a su perfección y plenitud. Entre las virtudes dudemos encarnar las teologales y cardinales como indicadores de nuestra actividad. En general, debemos aspirar a hábitos que nos hagan vivir como Jesús: a) Cada educando es un ser histórico, capaz de comprometerse a realizar su vida en comunión con otros en la redención del mundo y sus semejantes. Un ser capaz de fijarse el horizonte de un nuevo y una tierra nueva y b) La conciencia histórica lleva a un conocimiento calificado de la realidad en que vivimos y que existe a nuestro alrededor. El maestro llamado a concretizar la pedagogía de la ternura, según la filosofía de Corazao, debe ser una persona convencida de su misión, consiente del principio: “La escuela existe para el estudiante”. Asimismo convencida de que el gran problema de nuestra sociedad actual no es el consumismo o la superficialidad o la mecanización o tantas otras cosas. El gran problema de nuestro tiempo es la ausencia de Dios.
  • 5. Hemos convertido a Dios en el gran ausente. Y tal vez nosotros como educadores somos parte de las causas de este gran problema. Nosotros los maestros somos colaboradores de Dios en la formación del ser humano. Interpretando a Tébar (1999), La pedagogía de la ternura es el arte de ganar el corazón de los educandos, hacer que estos crezcan desde dentro, de modo que caminen con alegría y satisfacción hacia el bien, corrigiendo desviaciones y preparando el mañana por medio de una solida formación en su carácter. Un debe ser capaz de creer en cualquier joven por marginado que sea, tiene energías de bien, que si las cultiva lo ha de llevar a la fe y a la honradez. Interpretando a Insunza (2006), La pedagogía de la ternura, consiste en llevar al educando al maestro que tiene en su interior, puesto que la sabiduría para una vida plena brota del encuentro del joven consigo y con Dios en su interior, por eso, el fin de la pedagogía de la ternura es persuadir al alumno a descubrir la verdad y el bien que se han de convertir en normas de su vida en su interior. Se trata pues de reconocer a la educación como un acontecimiento personal y en consecuencia no se puede enseñar desde afuera. La educación del amor es la gran asignatura pendiente de nuestras sociedades, asistimos a un cierto analfabetismo sentimental, y en algo tan serio e importante como el amor y la estabilidad emocional es algo que merece la pena plantearse, pues hay muchas personas que sufren por ello. (Neciosup, 2004). Desarrollo de la pedagogía de la ternura: El amor es el punto de partida de la educación ya que amar es querer el bien de alguien. El querer el bien en nuestros alumnos suscita en cada uno de ellos una respuesta afectiva de amistad y cariño recíproco que une. Con ello se perfecciona nuestro alumno y el profesor. Cuando la educación es impartida en un clima de amor esta llega al corazón. No hay educación sin amor y en educación todo deriva de amor (…). Un alumno que vive durante algunos años en una institución educativa organizada en función de él mismo vivirá a gusto la vida de ese colegio, y se insertará en él y se adherirá con todo su ser. Aceptará la disciplina no como una fatalidad, sino como una condición normal de su ser de su bienestar y de su progreso” Lizárraga(s/a)
  • 6. El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. Nadie puede conocer realmente a otro ser humano si no lo ama. Ya que al amarlo no solo ve el aspecto positivo o el rasgo resaltante sino también aquel potencial que está por descubrir y es ese amor el que clama al alumno a que manifieste ese potencial y lo desarrolle. No son suficientes los conocimientos para influir en la mejora de la persona es imprescindible el amarlas. El sentirse amado lleva a sentirse valorado, esta propia valoración a partir del amor recibido, crea la posibilidad de manifestar una conducta amorosa también con los demás creándose un clima de confianza mutua y entrega. “Cuando un corazón de niño ha comprendido que alguien le ama, no se inclina, se entrega, se abandona totalmente”. Lizárraga (s/a) Por eso el clima que se vive y que se comparte en un lugar de verdadera convivencia y de buenas relaciones interpersonales que es lo que más educa. “Lo que educa a un niño, es más el clima que respira y vive que un buen código normativo. Más educa el ambiente creado y vivido por el claustro de profesores unido, que ama y exige, que las particularidades de un maestro educador”. Lizarraga (s/a) Este clima se caracteriza por actitudes permanente de: Saber escuchar: Escuchar con atención y delicadeza poniendo no solo el oído sino también el corazón. Al escuchar salimos de nosotros mismos para estar atentos con los demás con los alumnos. Saber escuchar y dedicar tiempo a escuchar es uno de los quehaceres más importantes de educador. Saber acoger: Acoger es posibilitar un encuentro personal, es interesarse por el otro y esto se da en el día a día en las relaciones interpersonales: La acogida es cosa de cada día. Se acoge valorando su presencia con un gesto, con una palabra, con una mirada, con una sonrisa. Por ello el educador con el afecto sabe que en cada momento desde el recibimiento hasta la despedida debe abrirle un espacio especial y de bienestar al alumno. Saber dar nuestro tiempo: Es difícil crecer en el amor sin dedicar el tiempo el uno al otro. Igualmente es difícil educar sin ofrecer nuestro tiempo libre a los alumnos: para dialogar, interesarnos en sus juegos, para rezar, para divertirnos con ellos, para orientarlos en sus preocupaciones etc.
  • 7. Crear un ambiente de alegría y entusiasmo: La alegría es la manifestación visible del amor. Vivir alegres es una actitud que contagia y te lleva a obrar bien. Vivir alegres con los alumnos es cultivar en ellos una actitud optimista y manifestarles que creemos en ellos. “Para despertar el interés y provocar el esfuerzo, el profesor debe ser un foco de entusiasmo que dé a los alumnos alegría y optimismo. Lizarraga (s/a) Saber ejercer la autoridad: El profesor sabe ejercer la autoridad y la ejerce como un servicio. Con el ejercicio de la autoridad trata siempre de ayudar y de no caer en la tentación de ver sus propios intereses, su comodidad o alimentar su ego. Al desear el bien a sus alumnos sabe también que la disciplina es necesaria para este bien pues permitirá en los alumnos educarlos en el esfuerzo, en el trabajo, en la responsabilidad cualidades importantes para su desarrollo y autocontrol por ello ve la disciplina como un servicio. Otaño (s/a) La bondad del profesor: El educador bondadoso quiere a sus alumnos y se los manifiesta de muchas maneras en sus palabras, en la firmeza para educarlo, en los hábitos del orden y del trabajo, en su esfuerzo por comprender al alumno y ponerse en su lugar etc. La neurocienciaha dado un aporte en ello.“Cuando los estudiantes estánemocionalmentecomprometidos con el aprendizaje, ciertosneurotransmisores en el cerebro envían señales al hipocampo, estructura vital del cerebro que incluye la memoria, para estampar estos eventos con gran intensidad (…) un clima afectivo provoca altos niveles de serotonina es uno de los neurotransmisores que actúa como intensificador del humor, pues calma más que desequilibrar el cerebro, su notoriedad reside en el control y disminución de la depresión y el estrés. La serotonina se relaciona con la memoria, el sueño, el control del apetito y la regulación de la temperatura en el cuerpo por ello genera estados de atención y relajación necesarios en el proceso de aprendizaje (…) el clima afectivo y emocional de la institución educativa y de la clase es altamente significativo (…) son detonadores de una acción cerebral que enriquece lo proceso de aprendizaje de las personas.” http://revista.inie.ucr.ac.cr/articulos/12005/articulos/neurociencia.pdf Taller basado en la Pedagogía de la ternura de Santiago Insunza (2006) Es un espacio de trabajo grupal dirigido a niños y niñas de 4 años, para el desarrollo de su autonomía. Sus características son: Basado en la pedagogía de la ternura (Insunza, 2006). Orientado a niños y niñas de 4 años
  • 8. Es práctico. Basado en el aprendizaje significativo ya que el estudiante es el principal gestor de su aprendizaje, el mismo que contribuye en un proceso activo de interacción en el que se fusionan los conocimientos previos y los agentes de aprendizaje. Su objetivo principal es desarrollar la autonomía Para Maya (2007) es fundamento epistemológico del taller: Promueve la construcción del conocimiento a partir del mismo estudiante y del contacto de éste con su experiencia y con la realidad objetiva en que se desenvuelve. Dentro de ésta realidad se encuentra el factor social, o sea el grupo y el mismo docente con los cuales el estudiante interactúa. Realiza una integración teórico-práctica en el proceso de aprendizaje. Permite que el ser humano viva el aprendizaje y no solamente estimulando lo cognitivo, pues: Además de conocimientos aporta experiencias de la vida que exigen la relación de lo intelectual con lo emocional y activo e implica una formación integral del estudiante. Promueve una inteligencia social y una creatividad colectiva. El conocimiento que se adquiere en el taller está determinado por un proceso de acción-reflexión-acción, lo cual permite su validación colectiva yendo de lo concreto a lo conceptual y nuevamente de lo conceptual a lo concreto, no de una manera reproductiva sino creativa y crítica y finalmente transformadora. El taller basado en la pedagogía de la ternura, debe presentar la siguiente estructura: Titulo: Se escribe el título del taller basado en la pedagogía de la ternura. Datos informativos: Se deben consignar los siguientes datos informativos:Nombre de la Institución, edad, grado, investigador, duración. Justificación: La justificación, se realiza en función a las teorías, enfoques y técnicas que sustentan el taller. Objetivos: Se debe considerar el propósito del taller, es decir aplicar el taller basado en la pedagogía del amor para desarrollar la autonomía en niños y niñas de 4años. Descripción del taller: Describir que el taller está orientado a desarrollar la autonomía en los niños y niñas de 4años.
  • 9. Selección de área, competencias, capacidades y actitudes: Después de seleccionar el área de matemática, se deben identificar los las competencias, capacidades y actitudes a tener en cuenta para desarrollar capacidades matemáticas. Metodología: Se debe describir la secuencia didáctica que se desarrollará para la ejecución de las sesiones de aprendizaje (Inicio, Proceso y Culminación). Así mismo, se debe precisar el número de sesiones, la duración de cada sesión y la cantidad de sesiones por semana. Cronograma de las actividades: Se presenta un cronograma de doble entada donde se debe considerar actividades con su respectiva fecha de ejecución. Materiales: Especificar los materiales que se utilizaran para la ejecución de las sesiones basadas en la pedagogía de la ternura Evaluación del taller: El taller debe ser evaluado en las etapas de planificación, implementación, ejecución y evaluación. Cada sesión irá acompañada por una lista de cotejo, que será la ficha de evaluación permanente para todo el taller, en la cual se indicará el logro en el desarrollo de la autonomía, la misma que será monitoreado individualmente por la tesista. Referencias bibliográficas: Consignar libros, guías y tesis utilizadas para la realización del taller, Lincografía. Anexos: Guía de observación. Para evaluar el taller: Lista de cotejos: Para evaluar el nivel de desarrollo de la autonomía. Éste instrumento debe ser válido y confiable.Sesiones de aprendizaje. Dimensiones: Lizárraga (1995), plantea las siguientes dimensiones: Saber escuchar: Escuchar con atención y delicadeza poniendo no solo el oído sino también el corazón. Saber acoger: Acoger es posibilitar un encuentro personal, es interesarse por el otro y esto se da en el día a día en las relaciones interpersonales. Saber dar nuestro tiempo: Para crecer en el amor se debe dedicar tiempo el uno al otro para dialogar, interesarnos en sus juegos, para rezar, para divertirnos con ellos, para orientarlos en sus preocupaciones.
  • 10. Crear un ambiente de alegría y entusiasmo: Vivir alegres es una actitud que contagia y te lleva a obrar bien. Vivir alegres con los alumnos es cultivar en ellos una actitud optimista y manifestarles que creemos en ellos. Saber ejercer la autoridad: El profesor sabe ejercer la autoridad y la ejerce como un servicio. Al desear el bien a sus alumnos sabe también que la disciplina es necesaria para este bien pues permitirá en los alumnos educarlos en el esfuerzo, en el trabajo, en la responsabilidad cualidades importantes para su desarrollo y autocontrol por ello ve la disciplina como un servicio. La autonomía: La autonomía es uno de los componentes fundamentales de la autoestima, se orienta a que el niño o niña se valga por sí mismo en diferentes circunstancias de la vida. Esto implica dar y pedir apoyo, fijarse normas y cumplirlas por su bien y del grupo con el que vive y se relaciona. Así mismo, supone aceptar las normas que vienen de fuera, reconociéndolas como tales. (Céspedes y Escudero, 1988) La autonomía, es la capacidad para darse normas a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. Es por eso que es importante crear hábitos de autonomía para conseguir niños independientes tanto a nivel personal como social. (Silva García, 2002) El niño que ha desarrollado la autonomía, actúa con seguridad, iniciativa y confianza en sí mismo de manera autónoma en las actividades cotidianas respetando las ideas propias y las de los demás. La autonomía no es un conjunto de hábitos sino un proceso de desarrollo de la personalidad. Es una capacidad de sentirse emocionalmente estable sin la presencia de los seres queridos. Tiene que ver con la seguridad en sí mismo, con la aceptación de normas con la capacidad de frustración y con la responsabilidad. Existe una serie de etapas por las que vamos pasando, aunque no todos al mismo tiempo ni de la misma manera. Desde que un niño llega a la clase y llora al separarse de su madre, hasta llegar a tener iniciativas propias en la realización de actividades, va un proceso largo que es necesario conquistar lentamente, sin prisas y con mucha seguridad. Es necesario que la familia ayude en esta liberación de la dependencia. Es imprescindible que exista un deseo de los padres de que sus vástagos vuelen solos. Todos los niños pueden y deben ser educados para ser independientes, pero todos los niños no son iguales. Cada niño desarrolla capacidades de una forma distinta. Se puede pedir todo a todos, pero no se puede esperar que los resultados sean los mismos. Se debe,
  • 11. primero, conocer cuáles son las capacidades reales de cada niño, para poder ayudarle en su justa medida, y no solucionarle la tarea cuando él sea capaz de realizarla solo. Se debe dar la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de acertar, y todo eso lleva un tiempo, según la edad y la capacidad de aprendizaje de cada niño. Cuando tu hijo, delante de una tarea, diga: yo solo que ya soy mayor, escúchale y respeta su decisión. Es más importante lo que dicen y cómo actúan los padres en ese proceso, que la disposición que tenga el niño. No olvidéis que una mayor autonomía favorece una buena autoestima, y que este camino conduce a una evolución sana en cuanto a las decisiones y las vivencias del niño en su día a día. La autonomía es una capacidad que los padres deben fomentar desde que los niños nacen. Cuando algo no les resulta, como querer comer solo o abrocharse los zapatos por sí mismos, lo ideal estimularlo a seguir intentándolo, pero nunca hacerlo por él. Si lo hacen, el niño se sentirá incapaz y no tendrá la confianza necesaria para atreverse a realizar tareas por sí solo. La autonomía debe entenderse como un conjunto de capacidades prácticas que permiten que el pequeño se prepare para la vida y encuentre recursos para afrontar sin frustraciones las situaciones diarias. A pesar de que la autonomía se considera como un valor eminentemente individual, tiene una gran trascendencia social en la medida que implica comportamientos libres y responsables. Lo importante, según la Educadora de niños, Según Lorna F. A. (2007) sostiene que se bebe preparar el ambiente para que los niños se desenvuelvan sin frustraciones. En este sentido es fundamental que los errores de los pequeños se conciban como parte del aprendizaje, haciéndolos responsables de las consecuencias que conlleva en el ambiente o en sí mismo, pero sin retarlos por ello. Por ejemplo, si se pone los zapatos con los cordones desatados y se cae, hay que preguntarle ¿Por qué ocurrió?, luego decirle que hay que hacer para evitarlo y estimularlo a amarrarse los cordones o a pedir ayuda para hacerlo. Educar en la autonomía debe considerarse un proceso que comienza desde el momento mismo del nacimiento, porque físicamente se trata del inicio de unavida independiente, aunque limitada con respecto a la madre. A partir de este momento, y junto con la maduración en otras esferas, se lleva a cabo una dinámica que implicará, por un lado, un crecimiento gradual de la independencia del niño con respecto a sus padres y, por otro, una disminución progresiva del grado de intervención de los papás.
  • 12. Los niños aprenden a ser autónomos en las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, en la guardería o en el colegio. Los niños desean crecer, quieren demostrar que son mayores en todo momento. Es misión de los padres y de los educadores, la aplicación de tareas que ayuden a los niños a demostrar sus habilidades y el valor de su esfuerzo. Colocar, recoger, guardar, quitar, abrochar y desabrochar, ir al baño, comer solo o poner la mesa son acciones que ayudarán a los niños a situarse en el espacio en que viven, y a sentirse partícipes en la familia y entre sus amigos. Importancia: Saberse sentirse y actuar con seguridad sólo es posible si vamos logrando aprendizajes que nos permitan actuar independientemente. El desarrollo de la autonomía se logra a través de un proceso educativo íntimamente ligado a la evolución del pensamiento los afectos y se expresan en conductas. Es necesario comprender que los niños dependiendo de los estadios de desarrollo pueden estar ubicados en tendencias egocéntricas o de mayor autonomía que son características más o menos constantes. Por eso la escuela debe identificar estos aspectos y propiciar aprendizajes que les ayuden a pasar de la dependencia a la autonomía en el pensar, actuar y en la forma de relacionarse. (Céspedes y Escudero, 1988) La construcción de la autonomía es parte de la construcción de la autoestima reflejada en la seguridad y confianza con la que el niño se desenvuelve y se va configurando a partir de la posibilidad de un entorno que permita el despliegue de sus iniciativas y de las experiencias en las que se siente autónomo y eficaz. También contribuye a ello el reconocimiento positivo del adulto hacia él; es así como el niño construye una imagen positiva de sí mismo. Por ello, el niño requiere que las personas que lo rodean le hablen, jueguen con él y le den muestras de afecto. Tales estímulos harán que el niño se sienta amado y seguro (Ministerio de Educación, 2010) Crecer es pasar de una etapa a otra desprendiéndose de las dependencias de la etapa anterior y aceptando la autonomía de la nueva etapa. La ayuda de los padres y madres en este proceso es crucial, puede suceder que cuando comprueban que a sus hijos/as les cuesta tanto dar pasos hacia la autonomía evitan que se esfuercen, evitando también el disfrute de los nuevos aprendizajes. El esfuerzo del desprendimiento es fundamental para poder crecer. Si queremos que nuestros hijos/as se conviertan en una persona autónoma, tenemos que enseñarle, en las primeras etapas de su vida, todo aquello que está preparado y dispuesto a aprender, de lo contrario, nos tenemos que preparar para que dependa de nosotros o para depender nosotros de ellos realizando las tareas que ellos podrían hacer. el
  • 13. cometido de los padres y madres consiste en permitir, enseñar y animar a sus hijos/as a valerse por sí mismos. a veces frenamos su aprendizaje al realizar nosotros lo que podrían hacer ellos actividades de autonomía en la infancia (0 a 6 años) Características: La autonomía es: Una capacidad reflexiva, para la adquisición de compromisos y responsabilidades. Una capacidad auto determinante ya que permite crear compromisos y de autorresponsabilidad Un valor ya que es el derecho que tenemos a elegir nuestro propio estilo de vida Hacerle hacer, conducirlo en su motricidad o en su búsqueda cognitiva refuerza su dependencia y el sentimiento íntimo de que él por sí mismo, sin el adulto, no sabe querer, ni puede saber, ni puede poder. En una palabra, aprende que es incompetente. Imagen reforzada por el espejo que le devuelve el adulto quien no lo reconoce como sujeto, y no confía en él como sujeto autónomo Con sus esfuerzos personales dosificados, autorregulados, dirigidos por su propia iniciativa, el niño aprende a observar, a actuar, a utilizar su cuerpo, a prever el resultado de su acción, a modificar sus movimientos y sus actos, a registrar y tener en cuenta sus propios límites, aprende la prudencia y el cuidado de sí, aprende a aprender. En una palabra, su competencia ejerciendo y ejercitando sus competencias. Pero aprende al mismo tiempo La confianza en sí mismo, en sus propias percepciones, en sus propios intereses, cuestionamientos, en sus conclusiones, en sus propios encadenamientos lógicos, tienen sus propias maneras de resolver sus situaciones problemáticas. Y sobre todo aprende el valor, el lugar que el adulto adjudica a esta autoconfianza en la constitución de su personalidad. Esta concepción de autonomía considera que el niño vive y opera en cada momento de su vida, con los instrumentos perceptuales, motores, emocionales, afectivos y cognitivos .el niño posee actitudes , maduros con los que va a adquirir ulteriormente, ya que la maduración precede al aprendizaje.
  • 14. Enfoques: Enfoque de Enmanuel Kant: La autonomía según Kant (2005) reside en la voluntad, como la capacidad que tiene el sujeto para actuar en base a leyes propuestas por sí mismo sin interés propio o ajeno, es decir, si actuamos en función de principios normativos ajenos a nuestra voluntad libre estaremos condicionados, obedeceremos a causas externas, y por tanto, es imposible que nuestras acciones puedan ser buenas y correctas. Nuestro obrar debe ser libre, ajeno a condiciones, a imposiciones exteriores; nuestro obrar debe ser fin en sí mismo. Enfoque de Jean Piaget: La autonomía como el producto de un razonamiento de conocimiento y aceptación, el cual es adaptable para la toma de una decisión. El proceso de maduración moral de los niños se produce en dos fases, la primera de heteronomía (Las reglas son objetivas e invariables, deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no caben excepciones ni discusiones. La base de la norma es la autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar razón de las normas impuestas ni ha de cumplirlas en todo caso) y la segunda de razonamiento autonomía (Las reglas son producto de un acuerdo y, por tanto, son modificables. (Piaget, 1972) Kolhberg (1986): Establece que la autonomía es parte y acompaña al desarrollo de la moralidad, como se evidencia en su estudio, en el cual estableció tres estadios de moralidad, cada uno de ellos subdividido en dos niveles. Se leen en sentido progresivo, es decir, a mayor nivel, mayor autonomía. Dicho de esta manera Kolhberg presenta los siguientes estadios (con sus respectivos niveles): Estadio pre-convencional: las normas se cumplen o no en función de las consecuencias. Nivel 1: Orientación egocéntrica. La norma se cumple para evitar un castigo (ejemplo: no le pego a mi compañero de pupitre porque si no me castigan). Nivel 2: Orientación individualista. La norma se cumple para obtener un premio (ejemplo: hago mis tareas escolares porque así mis padres me compran una moto). Estadio convencional: las normas se cumplen en función del orden establecido. Nivel 3: Orientación gregaria. La norma se cumple para satisfacer a los demás (debo ser buen chico para que mis padres se sientan orgullosos de mí).
  • 15. Nivel 4: Orientación comunitarista. La norma se cumple para mantener el orden social (debo cumplir con mi función dentro de la sociedad). - Estadio post convencional: las normas se cumplen en función de la aceptación individual y de los valores que comportan. Nivel 5: Orientación relativista. La norma se cumple en función de un consenso, y no se pueden desobedecer (debo respetar las normas en beneficio común y en función de un consenso voluntario). Nivel 6: Orientación universalista. La norma se cumple cuando respetan valores universales, y si no, se desobedecen (cualquier acción se basa en el respeto de la dignidad de los demás, o de lo contrario es legítima la desobediencia). Enfoque de Erik Erickson: Erickson (2000), elaboró una Teoría del desarrollo de la personalidad a la que denominó "Teoría psicosocial" y está enfocada principalmente en demostrar cómo los niños y niñas evolucionan en la formación de bases para el desarrollo social, emocional y la salud mental. En ella describe ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales (crisis o conflictos en el desarrollo de la vida, a las cuales han de enfrentarse las personas). Su teoría conocida como “Las ocho eras del hombre” da cobertura a todas las fases del desarrollo humano. Según su teoría existe una tarea a ser lograda para cada etapa del desarrollo y la resolución exitosa de cada etapa afecta a la siguiente: Al pasar las personas por cada etapa, desarrollan fortalezas o debilidades en su personalidad basándose en su desarrollo en la fase anterior. A través de sus afirmaciones Erikson aporta el concepto de crisis de identidad sosteniendo que es inevitable que los pequeños experimenten conflictos cuando están en crecimiento hacia la adultez. Erikson estaba convencido de que en los primeros años de vida se desarrollan patrones que regulan o al menos tienen influencia en las interrelaciones y relaciones de las personas para el resto de su vida, sin embargo, al mismo tiempo enunciaba que son pocas las frustraciones en la etapa presente o próxima que los niños/as en crecimiento no puedan afrontar, siempre que la frustración le lleve a una experiencia renovada y más amplia como preparación para un desarrollo continuado. Sostenía que siempre era posible regresar y renegociar hechos de una etapa previa del desarrollo (el desarrollo no es lineal) y estaba convencido de que algunas tareas de cada etapa reaparecen en tiempos de crisis, tanto en el amor como en el trabajo, a través de nuestras vidas.
  • 16. Aunque ciertamente la confianza básica y la independencia se forman tempranamente y afectan las acciones y cualidades posteriores también es cierto que las personas pueden decidir trabajar hacia una mejor resolución de alguna de estas tareas en cualquier momento de sus vidas. Erikson creyó que los primeros años son críticos para que los niños desarrollen su confianza, autonomía e iniciativa, pero no creía que todo estaba perdido si éstos experimentaban dificultades en las primeras tres etapas: Confianza Básica vs. Desconfianza. (Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 18 meses). Es la sensación física de confianza. El bebe recibe el calor del cuerpo de la madre y sus cuidados amorosos. Se desarrolla el vínculo que será la base de sus futuras relaciones con otras personas importantes; es receptivo a los estímulos ambientales es por ello sensible y vulnerable, a las experiencias de frustración son las experiencias más tempranas que proveen aceptación, seguridad, y satisfacción emocional y están en la base de nuestra desarrollo de individualidad. Depende entonces del sentimiento de confianza que tengan los padres en sí mismos y en los demás, el que lo puedan reflejar en sus hijos. El primer estadio, el de infancia o etapa sensorio-oral comprende el primer año o primero y medio de vida. La tarea consiste en desarrollar la confianza sin eliminar completamente la capacidad para desconfiar. Erikson plantea la confianza desde dos dimensiones: Externa: la creencia de que los adultos significativos estarán presentes para responder a sus necesidades. Interna: La confianza en el poder interno para efectuar el cambio y responder a una variedad de circunstancias. Un lactante que se adapta con éxito a esta etapa llegará a su segundo año de vida con el sentimiento de seguridad de que el mundo es un buen lugar para vivir. Reconoce que tiene la capacidad de atraer la atención de los adultos a través de diferentes medios: lágrimas, sonrisas o conductas graciosas cuando necesita de su ayuda. Esta manera de atraer a los adultos es parte de los que los educadores llaman Apego. Este es un lazo de afecto especial entre el niño/a y la madre o adultos significativos en su vida. En presencia de estos adultos, se eleva el sentido de seguridad y comodidad del niño/a.
  • 17. El niño/a utiliza a los adultos como un “lugar seguro” desde el cual puede explorar el mundo. Cuando se encuentra con una amenaza de cualquier naturaleza: miradas, sonidos o situaciones inusuales necesita tener la posibilidad de regresar rápidamente a los brazos del adulto confiable para su comodidad y reafirmación. Los niños/as que desarrollan un sentimiento fuerte de confianza durante el primer año de vida, establecen lazos de apego con las personas importantes en su vida. Si se logra un equilibrio, el niño desarrollará la virtud de esperanza, una fuerte creencia en la que se considera que siempre habrá una solución al final del camino, a pesar de que las cosas vayan mal. Uno de los signos que nos indican si el niño va bien en este primer estadio es si puede ser capaz de esperar sin demasiado jaleo a demorar la respuesta de satisfacción ante una necesidad. Esta es la misma habilidad que utilizaremos ante situaciones de desilusión como en el amor, en la profesión y muchos otros dominios de la vida. Para Erikson, el logro de cada etapa de desarrollo es el fundamento para la siguiente: un sentimiento básico de seguridad es necesario para que un niño avance hacia el logro de su autonomía. Al llegar a la comprensión de que un ambiente de calidez y agradable es tan importante a la hora de comer como la comida misma, educadores, cuidadores y padres/madres pueden ambientar el local con música suave, hablarles en tono agradable y sonreírles mientras les alimentan. Autonomía vs. Vergüenza y Duda (desde los 18 meses hasta los 3 años aproximadamente): Esta etapa está ligada al desarrollo muscular y de control de las eliminaciones del cuerpo. Este desarrollo es lento y progresivo y no siempre es consistente y estable por ello el bebe pasa por momentos de vergüenza y duda. El niño empieza a experimentar su propia voluntad autónoma experimentando fuerzas impulsivas que se establecen en diversas formas en la conducta del niño, y se dan oscilando entre la cooperación y la terquedad, las actitudes de los padres y su propio sentimiento de autonomía son fundamentales en el desarrollo de la autonomía del niño. Este establece su primera emancipación de forma tal que en posteriores etapas repetirá esta emancipación de muchas maneras.
  • 18. Esta ocurre entre el segundo y tercer año de vida. La tarea a lograr por el niño es la adquisición de la autonomía (independencia) sin tener por ello que sufrir pena y/o duda. El segundo estadio corresponde al llamado estadio anal-muscular de la niñez temprana, desde alrededor de los 18 meses hasta los 34 años de edad. La tarea primordial es la de alcanzar un cierto grado de autonomía, aun conservando un toque de vergüenza y duda. Si papá y mamá (y otros cuidadores que entran en escena en esta época) permiten que el niño explore y manipule su medio, desarrollará un sentido de autonomía o independencia. La mayoría de la gente le aconsejan a los padres que sean “firmes pero tolerantes” en esta etapa, y desde luego el consejo es bueno. De esta manera, el niño desarrollará tanto un autocontrol como una autoestima importantes. Por otra parte, en vez de esta actitud descrita, es bastante fácil que el niño desarrolle un sentido de vergüenza y duda. Si los padres acuden de inmediato a sustituir las acciones dirigidas a explorar y a ser independiente, el niño pronto se dará por vencido, asumiendo que no puede hacer las cosas por sí mismo. Debemos tener presente que el burlarnos de los esfuerzos del niño puede llevarle a sentirse muy avergonzado, y dudar de sus habilidades. Si no somos lo suficientemente pacientes para esperar a que el niño se ate los cordones de sus zapatos, nunca aprenderá a atárselos, asumiendo que esto es demasiado difícil para aprenderlo. No obstante, un poco de vergüenza y duda no solo es inevitable, sino que incluso es bueno. Sin ello, se desarrollará lo que Erikson llama impulsividad, una suerte de premeditación sin vergüenza que más tarde, en la niñez tardía o incluso en la adultez, se manifestará como el lanzarse de cabeza a situaciones sin considerar los límites y los atropellos que esto puede causar. Peor aún es demasiada vergüenza y duda, lo que llevará al niño a desarrollar la malignidad que Erikson llama compulsividad. La persona compulsiva siente que todo su ser está envuelto en las tareas que lleva a cabo y por tanto todo debe hacerse correctamente. El seguir las reglas de una forma precisa, evita que uno se equivoque, y se debe evitar cualquier error a cualquier precio. Muchos de ustedes reconocen lo que es sentirse avergonzado y dudar continuamente de uno mismo. Si logramos un equilibrio apropiado y positivo entre la autonomía y la vergüenza y la culpa, desarrollaremos la virtud de una voluntad poderosa o determinación. Una de las cosas más admirables (y frustrantes) de un niño de dos o tres años es su determinación. Su
  • 19. mote es “puedo hacerlo”. Si preservamos ese “puedo hacerlo” (con una apropiada modestia, para equilibrar) seremos mucho mejores como adultos. Características: Cambian de actitud constantemente: de independencia a dependencia: Necesitan varias y variadas oportunidades para decidir y controlar situaciones; al mismo tiempo necesitan que se les establezcan límites firmes y consistentes por parte de los adultos. Siempre que les sea posible querrán hacer cosas por sí mismo/a. Un niño/a que pasa por esta fase con éxito: Desarrollará un fuerte sentido de sí mismo/a, Tendrá la capacidad para separarse por períodos limitados de tiempo de sus padres y cuidadores primarios. Recomendaciones para educadores/cuidadores que trabajan con niños y niñas de este grupo de edad. Esta es una edad considerada “tumultuosa”, por lo tanto, las personas adultas tendrán que ser muy diestras para facilitar a niños y niñas el paso saludable por esta etapa y al mismo tiempo permitirles salir de ésta con la confianza y la preparación para desarrollar la iniciativa en la siguiente fase de su desarrollo. Las formas en las que los adultos pueden apoyar la independencia en los niños de esta edad son: Ofreciéndoles opciones sencillas: permitiendo que escojan con cuál juguete prefieren jugar, mostrando dos camisas y preguntándoles cuál quieren usar, entre otras. No darles opciones falsas: ofrezca cosas que realmente puedan obtener. Establecer límites claros, consistentes y razonables: esto les proporciona sentimiento de confianza hacia los además Aceptar los cambios del niño: de dependencia a independencia y asegurarles que ambos comportamientos están bien.
  • 20. Iniciativa vs. Culpa (desde los 3 hasta los 5 años aproximadamente). La tercera etapa de la Iniciativa se da en la edad del juego, el niño desarrolla actividad, imaginación y es más enérgico y locuaz, aprende a moverse más libre y violentamente, su conocimiento del lenguaje se perfecciona, comprende mejor y hace preguntas constantemente; lo que le permite expandir su imaginación. Todo esto le permite adquirir un sentimiento de iniciativa que constituye la base realista de un sentido de ambición y de propósito. Se da una crisis que se resuelve con un incremento de su sensación de ser él mismo. Es más activo y está provisto de un cierto excedente de energía, es posible ocuparse de qué es lo que se puede hacer con la acción; descubre lo que puede hacer junto con lo que es capaz de hacer. La intrusión en el espacio mediante una locomoción vigorosa, La intrusión en lo desconocido por medio de una curiosidad grande, La intrusión en el campo perceptual de los demás, Fantasías sexuales, (Los juegos en esta edad tienen especiales connotaciones simbólicas sobre aspectos sexuales). Respecto de esto último, el niño posee una genitalidad rudimentaria y tiene muchas veces se encuentran en esta etapa por lo que es clave que maestros y maestras de parvularia estén informados acerca de ésta y sus manifestaciones. El logro o la tarea más importante de esta etapa es la adquisición del sentido del propósito. Erikson describe a los niños y niñas de esta edad como: Llenos de energía y listos para aprender. Es típico en esta fase de desarrollo olvidar los fracasos con más rapidez. Tienen mayor disposición a escuchar y aprender de los maestros, familiares y de otros niños/as. Se enfocan más en las actividades y son menos desafiantes. Si han logrado su autonomía con éxito enfocan su energía más en la finalización de las tareas que emprenden que en el control individual. Al finalizar esta etapa con éxito tendrán mayor confianza y competencia para realizar tareas independientemente. sentimientos de culpa y temores asociados a ello.
  • 21. Este es el estadio genital-locomotor o la edad del juego. Desde los 3-4 hasta los 5-6 años, la tarea fundamental es la de aprender la iniciativa sin una culpa exagerada. La iniciativa sugiere una respuesta positiva ante los retos del mundo, asumiendo responsabilidades, aprendiendo nuevas habilidades y sintiéndose útil. Los padres pueden animar a sus hijos a que lleven a cabo sus ideas por sí mismos. Debemos alentar la fantasía, la curiosidad y la imaginación. Esta es la época del juego, no para una educación formal. Ahora el niño puede imaginarse, como nunca antes, una situación futura, una que no es la realidad actual. La iniciativa es el intento de hacer real lo irreal. Pero si el niño puede imaginar un futuro, si puede jugar, también será responsable…y culpable. Si mi hijo de dos años tira mi reloj en el váter, puedo asumir sin temor a equivocarme que no hubo mala intención en el acto. Era solo una cosa dando vueltas y vueltas hasta desaparecer. ¡Qué divertido!. ¡Pero si mi hija de cinco años lo hace…bueno, deberíamos saber qué va a pasar con el reloj, qué ocurrirá con el temperamento de papá y que le ocurrirá a ella!. Podría sentirse culpable del acto y comenzaría a sentirse culpable también. Ha llegado la capacidad para establecer juicios morales. Erikson es, por supuesto, un freudiano y por tanto incluye la experiencia edípica en este estadio. Desde su punto de vista, la crisis edípica comprende la renuencia que siente el niño a abandonar su cercanía al sexo opuesto. Un padre tiene la responsabilidad, socialmente hablando, de animar al niño a que “crezca”; “¡que ya no eres un niño!”. Pero si este proceso se establece de manera muy dura y extrema, el niño aprende a sentirse culpable con respecto a sus sentimientos. Demasiado iniciativa y muy poca culpa significa una tendencia mal adaptativa que Erikson llama crueldad. La persona cruel toma la iniciativa. Tiene sus planes, ya sea en materia de escuela, romance o política, o incluso profesión. El único problema es que no toma en cuenta a quién tiene que pisar para lograr su objetivo. Todo es el logro y los sentimientos de culpa son para los débiles. La forma extrema de la crueldad es la sociopatía. La crueldad es mala para los demás, pero relativamente fácil para la persona cruel. Peor para el sujeto es la malignidad de culpa exagerada, lo cual Erikson llama inhibición. La persona inhibida no probará cosa alguna, ya que “si no hay aventura, nada se pierde” y
  • 22. particularmente, nada de lo que sentirse culpable. Desde el punto de vista sexual, edípico, la persona culposa puede ser impotente o frígida. Un buen equilibrio llevará al sujeto a la virtud psicosocial de propósito. El sentido del propósito es algo que muchas personas anhelan a lo largo de su vida, aunque la mayoría de ellas no se dan cuenta que, de hecho, ya llevan a cabo sus propósitos a través de su imaginación y su iniciativa. Creo que una palabra más acertada para esta virtud hubiera sido coraje; la capacidad para la acción a pesar de conocer claramente nuestras limitaciones y los fallos anteriores. Recomendaciones para educadores/cuidadores que trabajan con niños/as de este grupo de edad: Alentarles a ser tan independientes como sea posible: los materiales y equipos deberán estar a libre disposición y alcance, organizados de tal forma que permitan ser nuevamente ordenados cuando se finalice una actividad específica. Dentro de la rutina diaria establecer momentos de actividad libre: en los que niños y niñas decidan qué materiales usar, tomar decisiones, con quién jugar y dónde jugar. Enfocar en los avances a medida que los niños y niñas practican nuevas habilidades y no en los errores que cometen en el proceso: aún cuando el aseo del salón es importante, el educador deberá valorar y enfocar más en la actividad que en el hecho de derramar o ensuciar. Tener en cuenta las diferencias individuales: niños y niñas aún siendo de la misma edad, presentan y enfrentan situaciones que pueden variar su desempeño y sus relaciones. Establecer expectativas que estén en concordancia con las habilidades individuales de los niños y niñas. Enfocar las actividades del currículo o programa en cosas concretas y reales. Niveles. Autonomía alta: Un niño con autonomía alta se vale por si mismo, cumple normas por su bien y del grupo con el que vive y se relaciona (Aray, 1997) Autonomía baja: Un niño con el autoestima baja no se vale por si mismo, incumple normas (Aray, 1997)
  • 23. Autonomía media: Los niños con autoestima medía poseen características de autonomía alta y baja, se encuentran en constante búsqueda de aprobación de sus pares y de experiencias que le ayuden a sentirse valorado (Aray, 1997) Competencias, capacidades y conocimientos: Según MINEDU (2010), las competencias, capacidades y conocimientos para desarrollar la autonomía son: Competencias: Actúa con seguridad, iniciativa y confianza en sí mismo mostrando su autonomía en las actividades cotidianas de juego, alimentación, higiene, cuidando su integridad física. Capacidades y conocimientos: Comunica sus sentimientos y emociones, preferencias e intereses y los de los demás. La realidad que origina el problema de la investigación esel desarrollo de la autonomía como un elemento indispensable para la labor educativa en los niños niñas de 4 años. Está vinculada con la capacidad: construcción de la identidad y autonomía, con los sentimientos e inquietudes básicos intrínsecos de cada estudiante en formación, lo que incrementa y fortalece en gran parte el proceso de enseñanzaaprendizaje. La institución educativa fija sus metas a que los estudiantes aprendan un plan de contenidos meramente científicos, ignorando el dominio de la autonomía como contenido. Existen gran cantidad de estudiantes que se adaptan con facilidad a estos sistemas. Por una parte, la mayoría de los educandos que se someten a la presión terminan por considerar a la educación como un ejercicio al que conviene aceptarlo en sus vidas o en otros casos como un sistema que deben tratar de burlar. Los padres, haciendo a un lado la oportunidad de que sus hijos se valgan por sí mismos de manera progresiva, esto supone el desarrollo de capacidades afectivas, motrices y cognitivas para las relaciones interpersonales, sin embargo, ejercen presión a la adaptación de los niños a este sistema de educación y produce a menudo tenciones emocionales en los estudiantes, cuyo resultado suele ser una conducta antisocial en etapas posteriores de la vida. En fin, los estudiantes dispuestos a someterse a la presión de los métodos educativos alejados de la autonomía, terminan con frecuencia por juzgar el aprendizaje como algo forzado y antinatural, donde las emociones no son tomadas en cuenta y lo único que vale son los números que obtienen en sus calificaciones.
  • 24. Los niños desde que nacen, sienten placer al realizar acciones de manera espontánea y por iniciativa propia. De esta manera ajustan su propio ritmo al ambiente (las rutinas, los horarios, las reglas de la familia, etc.) y desarrollan así su seguridad y su autonomía. Es importante que el mismo regule sus acciones y movimientos por propia iniciativa. En esta participación activa los niños irán descubriendo sus propios recursos cognitivos, motrices y sociales, así como sus limitaciones e irán también anticipando resultados de sus acciones y descubriendo cómo se dan las relaciones sociales. Para ello, el niño requiere que las personas que lo rodean le hablen, jueguen con él y le den muestras de afecto. Tales estímulos harán que el niño se sienta amado y seguro. Esto permitirá que el niño actúe y participe con su propia iniciativa, de acuerdo a sus posibilidades. Los niños si se les permite son capaces de hacer cada vez mas cosas y por tanto valerse por sí mismos. Son capaces de agenciarse para resolver pequeñas tareas y asumir responsabilidades con seriedad y entusiasmo como el cuidado de uno mismo, alimentarse, ir al baño por sí mismos, entre otros. El docente y los padres de familia deben favorecer su autonomía sin interferir en las iniciativas de los niños, salvo cuando éstas representen un peligro. Por tal motivo, para desarrollar la autonomía en los niños y niñas de 5 años, se propone un taller basado en la pedagogía de la ternura se fundamenta en la pedagogía de la ternura, cuyos autores sostienen que: es una vía para despertar la conciencia del amor universal en los niños y los jóvenes para desarrollar la inteligencia global del ser humano (Gallegos, 2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007); implica el esfuerzo profundo de encantar y/o propiciar la dosis de ilusión común y entusiasta requerida para que el proceso de aprender a aprender se produzca con la mezcla de todos los sentidos (Assmann, 2002); constituye la alternativa para hacer del educando una persona feliz sin tensiones (Curazao, 1997); consiste en reconocer y desarrollar el talento del alumno, de manera creativa y profesando la práctica de valores Kongfook (2005, citado en Morillo &Sagástegui, 2007); todos necesitamos de la pedagogía de la ternura porque esta es la primera y la verdadera lección de una escuela (Incinera, 2005); y consiste en amar y enseñar a amar, día a día, amar vinculándose (Kentenich, 2002). Dichos autores, consideran a la Pedagogía de la ternura como un Modelo socioeducativo en clara contraposición a una pedagogía de la violencia, tanto física como psíquica que impera en muchos ámbitos de la existencia humana. La pedagogía de la ternura es una pedagogía del lenguaje afectivo, amoroso, cálido, que acoge, que rompe las barreras de la desconfianza, del desamor, del dolor que aprisiona y contrae. La pedagogía de la ternura es una pedagogía de la reparación, que se plantea frente al quehacer educativo en la construcción y reconstrucción de la autonomía de las personas, buscando forjar identidades individuales y colectivas. La pedagogía de la ternura es un lenguaje universal: no necesita palabras, tan solo gestos, miradas cálidas, risas cómplices, sencillez,
  • 25. espontaneidad. No requiere de grandes discursos: se construye en lo cotidiano: no requiere de capacitación especial: solo se trata de empatizar con el otro. La pedagogía de la ternura se aprende; se modela; se construye en el diálogo interpersonal. La educación es, un acto de amor y de ternura, por ello se requiere que las educadoras piensen, sientan, reaccionen y apliquen, lo mejor que puedan, sus reflexiones y enseñanzas. Sobre todo si consideramos que la tarea educativa consiste básicamente en preparar a los educandos para afrontar las condiciones que se presentan en la sociedad. La escuela y la familia están ligadas puesto que las dos tienen la misma responsabilidad en la contribución de la educación de los valores y la formación de los niños y niñas. Y la mejor manera de que esto se lleve a cabo es con el amor ya que esto estimula a los pequeños a creer en ellos mismos, y puede ser todo lo contrario porque hay algunas de las veces en que se hace todo lo contrario le llamamos burros, flojos inútiles etc., y lo único que logramos con esto es que se lo crean y tomen ese papel que nosotros se lo impusimos, pero al niño hay que tratarlo con amor y tener respeto a sus ideas que hasta a veces suelen ser más razonables que la de una adulto. A nivel internacional entre los años 2006-2009 el 6° Congreso Internacional Retos y Expectativas de la Universidad de la ciudad de México, ratifica que hay problemas de autoestima (cuyos componentes son el autoconcepto, la aceptación de sí mismo, la autonomía, la expresión afectiva y la consideración por el otro) y repercute esto en su comportamiento del niño y adolescente, adoptando modas y conductas de otros países siendo esto un problema muy fuerte para la formación de su personalidad. Por ello se han implantado nuevos modelos educativos estos a su vez se han aplicado en las aulas donde se han desarrollado potencialidades, habilidades en los estudiantes para ello se ha contando con la colaboración de los padres de familia y educadores. Un estudio realizado en Canadá (Tremblay, Gervais y Petitclerc, 2008), reporta que es durante la primera infancia que los niños empiezan a evidenciar conductas agresivas y que este es el periodo crítico para enseñar a los niños los comportamientos básicos de la interacción social como son el compartir, la cooperación, la comunicación y la autonomía. Si entendemos que la autonomía es una capacidad para darse normas a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. Es por eso que es importante crear hábitos de autonomía para conseguir niños independientes tanto a nivel personal como social. ( Silva García – 2002). Asimismo el reporte indica que aquellos que no logran estos aprendizajes tienen mayor probabilidad de tener serios problemas en el futuro como dificultades en la
  • 26. escuela, abuso de sustancias, enfermedades mentales y actividades criminales. Por ello es que la agresividad en la edad temprana se debe tomar muy en serio. Es en consecuencia importante saber si los docentes son capaces de diferenciar los comportamientos agresivos de aquellos que son parte del proceso de ajuste del niño. En este sentido, serán las creencias que lleven a los docentes a interpretar, decidir y actuar en su práctica educativa (Rodrigo, Rodríguez y Marrero, 1993). A nivel local en la IE Nº 253 se observa que los niños y las niñas no demuestran una autonomía adecuada por cuanto: todavía no muestra confianza en las tareas que realiza, no ha desarrollado el sentido de independencia es decir, no se esfuerza por terminar la que empieza, no ayuda a guardar sus materiales y no se ata los zapatos solos. Todavía no es capaz de respetar normas de convivencia en el aula, no es capaz de tomar decisiones con iniciativa, todavía no ha adquirido el sentido del propósito y no muestra actitud de compartir. Desde esa perspectiva se formula el problema de investigación:¿En qué medida la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura desarrolla la autonomía en los niños y niñas de 4 años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, Trujillo-2013? Como consecuencia de la pregunta formulada nuestra hipótesis es: La aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura desarrolla significativamente la autonomía en los niños y niñas de 4 años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, Trujillo-2013. Nos proponemos como objetivos: i) general: demostrar en qué medida la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura desarrolla el nivel de la autonomía en los niños y niñas de 4 años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, Trujillo-2013.; ii) específicos: a. Identificar el nivel de autonomía,que registran los niños y niñas de 4 años de edad de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, antes y después de la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura, mediante pre-test y post-test; b)Identificar el nivel de las dimensiones de confianza, independencia, iniciativa y laboriosidad de la autonomía,que registran los niños y niñas de 4 años de edad de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, antes y después de la aplicación de un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura, mediante pre-test y post-test, c)Diseñar, implementar y aplicar un Taller basado en la Pedagogía de la Ternura para desarrollar la autonomía de en los niños y niñas de 4 años de edad de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana”, mediante sesiones de aprendizaje, y d) Compararlas puntuaciones obtenidas en la “Escala de Valoración de la Autonomía” en el pre-test y post-test de los niños y niñas de 4 años de la Cuna-Guardería “Jardín Villa Fontana” antes y después de la aplicación del Taller basado en la Pedagogía de la Ternura.
  • 27. . I. MARCO METODOLÓGICO: 1.1 Variables: Variable independiente: Taller de la Pedagogía de la Ternura Por su grado de abstracción: Teórica, porque no se entiende fácilmente, no son observables o medibles directamente si no se define. Por la función que cumple en la hipótesis: Independiente, debido a que es ella quien influye en la variable dependiente y no en otra variable, dentro de la hipótesis. Por su naturaleza: Cualitativa, porque es aquella que se denomina o señala las cualidades del objeto de estudio. Por la definición de las características: Continua, debido a que puede ser medida y no se constata. Variable dependiente: Autonomía Por su grado de abstracción: Teórica, porque no se entiende fácilmente, no son observables o medibles directamente si no se define. Por la función que cumple en la hipótesis: Dependiente, porque está dentro de la hipótesis, representa la consecuencia, el efecto, el fenómeno que se estudia. Por su naturaleza: Cuantitativa, porque puede ser susceptible de ser medida y analizada estadísticamente. Por la definición de las características: Continua, debido a que puede ser medida y no se constata.