SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 61
Descargar para leer sin conexión
Universidad Nacional Autónoma de
               México

          Escuela Nacional Preparatoria
           “Vidal Castañea y Nájera”
                  Plantel Cuatro




 Báez Villaseñor Estela. 1995. EUA: Historia de sus
         familias. México: Instituto Mora.



 TEXTO MODIFICADO PARA FINES EDUCATIVOS,
OTORGANDO SIEMPRE LOS DERECHO DE AUTOR A
       LA CASA EDITORIAL Y AUTOR.
Índice
Introducción

La Colonia
      La familia nativa a principios del siglo XVII
      La familia Virginiana
      La familia puritana
      La familia esclava

El siglo XIX
        La familia en el siglo XIX
        La familia y el oeste
        La familia y la revolución industrial
        La familia negra después de la emancipación

El siglo XX
        La familia en el siglo XX
        La familia moderna
        La familia nativa actual
        La familia negra en la actualidad
        La familia mexicano-estadounidense
        La familia judía
        La familia y los medios de comunicación

Epilogo

Obras consultadas
EUA: historia de sus familias
                                 Introducción

A través de los años se ha repetido incansablemente que la familia es la base
de la sociedad. Se ha resaltado la necesidad de conservar los valores y
reforzar los vínculos familiares. Por medio de la publicidad, la educación y la
legislación se busca crear una relación directa entre el equilibrio familiar y la
salud social de la nación.
        Pocos estudios se han dirigido a establecer el devenir histórico de la
sociedad norteamericana y su relación con la sociedad en la que se ha inscrito.
Abundan los trabajos especializados en un solo modelo familiar, ya sea el
blanco tradicional, el judío o el negro.
        El propósito de la presente investigación es ofrecer al lector un
panorama histórico de los diferentes modelos familiares que contribuyeron a
caracterizar al pueblo estadounidense. Asimismo se busca destacar los
procesos históricos que forzaron una redefinición de la institución familiar y las
relaciones inherentes a los núcleos familiares.
        La primera parte de la obra se refiere al periodo colonial. Se caracteriza
a la familia nativa en el momento en que los europeos llegaron a América para
pasar después a los modelos familiares originados por la presencia europea en
Norteamérica. La familia colonial blanca no fue un simple trasplante de la
familia europea a un nuevo continente. La inmigración involucró a diferentes
grupos humanos. De este modo, la familia de la colonia surgió de una síntesis
de aquellos elementos europeos que sobrevivieron a un nuevo medio y de las
nuevas características nacidas de las necesidades propias de una comunidad
en formación. Los modelos familiares que aportaron mayor cantidad de rasgos
a la creación de una nación independiente fueron el virginiano, el puritano y el
esclavo.
        La segunda parte de la investigación se enfoca a la familia en el Siglo
XIX, cuando Estados Unidos era ya independiente y consolidaba su extensión
territorial y su organización institucional. Durante este lapso hubo enormes
cambios en la institución familiar. Llegaron nuevos grupos inmigrantes, la
apertura de la frontera y la expansión territorial promovieron la migración tanto
de familias como de individuos. La industrialización, por su parte, permitió el
surgimiento de grandes urbes y las manufacturas demandaron enorme
cantidad de mano de obra. Numerosas familias abandonaron el campo y se
convirtieron en parte del naciente proletariado. La inclusión de mujeres y niños
en la producción manufacturera generó diversas reacciones en la sociedad.
Mientras algunos ideólogos abogaban por el regreso a la estructura tradicional
y atacaban la participación laboral de la mujer, otros demandaban igualdad y
derechos para las trabajadoras. También durante el siglo XIX con la
emancipación, los negros se vieron obligados a ajustar su modelo familiar a
una realidad de nuevas oportunidades y diferentes demandas.
        La tercera y última parte expone los cambios sufridos por la institución
familiar durante el siglo XX. El presente siglo ha sido un periodo de ajuste para
la supervivencia de la familia. Las guerras mundiales contribuyeron al
surgimiento de una nueva sociedad. Se redefinieron los papeles específicos de
los miembros familiares. La mujer se incorporé de manera definitiva al sector
laboral y su independencia económica se tradujo en la maternidad fuera del

                                        3
matrimonio como una opción válida. La adolescencia se consolidó como una
etapa de transición promotora de una cultura única. Surgieron nuevos modelos
familiares que buscaron reconocimiento y espacio dentro de la sociedad
estadounidense. Ello obligó a realizar estudios sobre los rasgos principales de
varias minorías entre las que destacan la nativa, la mexicano-estadounidense,
la judío-estadounidense. Como parte importante de las minorías, se explica el
carácter actual de la comunidad negra, el replanteamiento de sus demandas y
su lucha por espacios propios.
        Las comunicaciones masivas han tomado a su cargo la promoción de
ciertos valores y la familia ha adquirido diversas formas en sus distintos
géneros. Asimismo se muestra cómo la familia pasó de ser una institución
sólida y plenamente ajustada a la sociedad, a una estructura débil que requiere
y demanda un aparato protector que se manifiesta en legislación y prestaciones
que le permiten sobrevivir.
        Las conclusiones ofrecen una reconsideración sobre la función actual de
la familia y la necesidad de incorporar y aceptar modelos familiares no
tradicionales, y sobre los retos que la institución enfrenta para su supervivencia
futura dentro de la sociedad estadounidense.

                              La colonia
             La familia nativa a principios del siglo XVII
Poco se conoce sobre las condiciones familiares de los nativos que ocupaban
el área que actualmente conforma a Estados Unidos. De hecho no se sabe con
exactitud el número real de habitantes de la zona. Se maneja un rango
extraordinariamente amplio que va de 1 000 000 a 18000000. Se cree, sin
embargo, que había más de 280 diferentes grupos tribales y que se hablaban
más de 250 lenguajes.
       Las principales familias lingüísticas con las que los europeos entraron en




contacto a su llegada a Norteamérica fueron la algonquina y la iroquesa. Las
algonquinos se dividían en clanes. Un clan era un grupo formado por personas
que compartían un ancestro real o imaginario. La división en clanes no
aparejaba formas políticas o religiosas.



                                        4
Los hombres no podían casarse con doncellas pertenecientes a su
mismo clan. Los niños se integraban al nacer al clan de su madre y compartían
con ella su tótem —espíritu guardián que en general tomaba forma animal.
Entre los algonquinos no existía una ceremonia matrimonial. El pretendiente se
incorporaba al hogar de su futura esposa y cazaba y trabajaba, por un tiempo,
para su futuro suegro. Pasado dicho tiempo era considerado un miembro más
de la familia.
       La ceremonia matrimonial entre los iroqueses era más formal que la
algonquina. La novia era elegida, por lo general, por la madre del futuro
esposo, quien entablaba pláticas con la madre de la joven. En algunos casos
también se consultaba a los padres de la pareja y al contrayente. Las familias
intercambiaban regalos y el novio se mudaba con la familia de su nueva
esposa. Se organizaba un festín para celebrar la ocasión, durante el cual, la
recién desposada recibía como regalo de bodas hatos de leña pues era bien
sabido que recolectarla era una de las tareas más agotadoras para la nueva
esposa.
       Otra prerrogativa de la mujer entre los iroqueses, además de organizar
los enlaces, era el divorcio. Cuando una mujer deseaba divorciarse de su
marido, bastaba con poner las posesiones de éste a la puerta de la gran casa,
la cual compartían con otras parejas y familias. La sociedad iroquesa estaba
organizada alrededor de la mujer y formaba grupos de parentesco matrilineal,
relacionados por lazos de sangre por la parte materna llamados ohwachiras.
       Estos, a su vez, se agrupaban en clanes. Una docena o más de clanes
formaban aldeas. Una de las características comunes a todos los grupos
nativos era la división sexual del trabajo. La caza era la principal actividad de
subsistencia y era llevada a cabo exclusivamente por los hombres. Las mujeres
se dedicaban a la recolección de plantas, confección de vestidos, curtido de
pieles, reparación de la casa habitación y cultivo de la tierra. En el caso
específico de Arizona y Nuevo México, la agricultura era también practicada por
hombres.




                                        5
La dieta, como consecuencia de ser la cacería la principal actividad
económica, era básicamente carnívora. Había un gran despilfarro de alimentos
por la irregularidad del aprovisionamiento y lo variado de las presas. Por
ejemplo, un bisonte equivalía a diez venados. Una actividad económica que
complementaba la cacería era la pesca, también a cargo de los hombres de la
tribu. La división del trabajo doméstico y de abastecimiento parece haber
estado mucho más relacionada con la condición sexual que con la
generacional. Los ancianos vivían con sus familiares y eran importantes para la
dinámica interna del hogar. La abuela ayudaba a la madre y a las niñas de la
familia en la recolección de leña, plantas y en el cuidado el friego. En los
grupos en los que se practicaba la poligamia, los hombres en condición de
mantener a más de una esposa podían aspirar a un mejor nivel de vida que los
hombres monógamos. Las esposas se repartían las labores domésticas y ello
permitía que también tuvieran tiempo libre para el mantenimiento del hogar o la
confección de ropa o artículos de uso para el esposo. El curtir una piel de
bisonte, por ejemplo, era una actividad que involucraba a varias mujeres
simultáneamente. La población nativa no fue incluida en el proyecto
colonizador inglés. Participó en el comercio de pieles en una desigual sociedad
con el hombre blanco. El comercio de pieles hizo a los indios dependientes de
los bienes europeos y afectó las relaciones internas de los diferentes grupos.
Las tribus comenzaron a competir por el papel de intermediarias en el comercio
de pieles, con el consecuente abandono de sus actividades económicas
tradicionales. Sin embargo, fue el momento en que la tierra se convirtió en el
bien más preciado para los recién llegados, que los nativos comenzaron a ser
presionados para que se reubicaran y así los blancos pudieran ocupar dichas
tierras. La población indígena fue además diezmada por las epidemias de
enfermedades europeas importadas por los blancos. Entre tales enfermedades
estaban la viruela, el sarampión, la varicela, la influenza, la fiebre escarlatina, la
tifoidea y la difteria. Fue tal el impacto de la llegada de los europeos al
continente americano que actualmente sólo sobreviven en Estados Unidos
menos de la mitad de los idiomas nativos originales de la zona.




                                          6
La familia virginiana
       El proyecto colonial inglés estableció desde el inicio algunos
lineamientos que serían fundamentales en el desarrollo de la institución familiar
en sus dominios. Dicho proyecto no consistía en la creación de un virreinato
centralizado sino en la formación y explotación de colonias relativamente
pequeñas con un gobierno y una administración autónomos en cada una de
ellas. En algunos casos la corona contaba con intermediarios para el adecuado
funcionamiento de las colonias, ya fueran compañías o propietarios.
       El proyecto de colonización promovido por Inglaterra no contemplaba la
asimilación y evangelización de los nativos americanos, cuyas características
familiares diferían totalmente del modelo tradicional europeo.




                                       7
Convivían en Inglaterra diferentes vertientes del cristianismo y aunque la
religión oficial era la anglicana, la corona no estableció requisitos referentes a
la religión que se practicaría en sus colonias de ultramar. Esta variedad
religiosa se reflejó fielmente en el mundo colonial inglés, en donde cada colonia
establecía libremente su postura religiosa y en donde contrastaron en la
materia la más rígida intolerancia con la mayor flexibilidad.
La familia que surgió en las colonias inglesas fue mucho más que un mero
trasplante. Fue una síntesis de las costumbres inglesas capaces de sobrevivir
en un nuevo contexto con los elementos necesarios para la supervivencia en
un continente desconocido. La llegada de inmigrantes no ingleses y la paulatina
penetración de los grupos blancos al continente dieron lugar a nuevos matices
que más tarde formarían parte intrínseca de la familia típica estadounidense.
        Cronológicamente la familia virginiana fue la primera en aparecer en
Norteamérica como antecedente europeo de la actual familia estadounidense.
En ella quedaron plasmados tanto características comunes a toda la realidad
colonial como ciertos rasgos muy específicos.
La fundación de Jamestown en Virginia en 1607 es el inicio del periodo colonial
inglés en Norteamérica. Sin embargo, en dicho proceso no participaron


                                        8
inicialmente núcleos familiares. Las mujeres e hijos de los aventureros que
llegaron en dicho año a la costa atlántica habían sido marginados de la
expedición por lo peligroso del proyecto. La pequeña comunidad masculina
tardó años en lograr cierta estabilidad. Los inviernos y enfermedades tales
como el escorbuto diezmaron de forma implacable a la población. Algunos
colonos se relacionaron con mujeres indígenas de la tribu Powhattan pero el
único caso documentado de unión interracial fue el de John Rolfe y la




“princesa” Pocahontas, De hecho la posibilidad de crear una sociedad mestiza
no fue contemplada con agrado por los colonos ingleses ni por los promotores
del proyecto de colonización. En 1619 llegó a Virginia un barco con un carga
preciosa a los ojos de los colonos; mujeres. Estas jóvenes procedentes en su
mayor parte de Londres fueron enviadas por Inglaterra para afianzar la colonia
sobre las firmes bases de los vínculos familiares.
Además de las mujeres ese mismo año llegaron a la colonia dos elementos
más, destinados a participar en la formación de la familia blanca sureña; varios
huérfanos, enviados expresamente de Inglaterra, y los llamados sirvientes
escriturados. Ambos grupos se integraron de forma inmediata a la dinámica
familiar de Virginia.
       Los huérfanos fueron enviados a América con el fin de ofrecerles una
nueva opción de vida y desahogar un poco la sobrepoblada Londres. Se les
colocó como aprendices en diferentes hogares y se convirtieron así en
miembros de las familias al compartir su mesa y las facilidades habitacionales.
Muchas veces el aprendiz se casaba con alguna hija de su patrón y se
integraba de forma definitiva al grupo familiar. En otras, al terminar su
aprendizaje establecía su propio negocio y tomaba aprendices a su vez o se
colocaba como jornalero con su propio patrón o en algún otro taller.
Los sirvientes escriturados eran aquellos individuos que se contrataban por un
lapso establecido, generalmente siete años, bajo las órdenes de un amo, el

                                       9
cual había sufragado los gastos de su pasaje. Al cabo de dicho periodo los
sirvientes escriturados recuperaban su libertad y recibían tierras, una muda de
ropa y aparejos de labranza. Durante su servidumbre no tenían el derecho de
contraer matrimonio y estaban bajo el estricto control de su amo, el cual a su
vez debía ver por su salud y manutención. Algunos presos por problemas
políticos o por deudas fueron enviados a América como sirvientes escriturados.
Dichos sirvientes escriturados o bajo contrato también funcionaban como
miembros de la familia, aun cuando en muchos casos su situación distaba de
ser privilegiada. En algunas ocasiones sus amos podían liberarlos. En cualquier
forma los sirvientes escriturados eran miembros activos de la comunidad y los
varones se convertían, cuando cumplían el requisito establecido de propiedad,
en hombres libres, aptos para participar en las asambleas. Las mujeres
también recuperaban su libertad pero no tenían derechos políticos de ninguna
índole.
        La familia virginiana del periodo colonial estaba conformada por un
grupo extenso de individuos entre los cuales el parentesco sanguíneo no era
un requisito. Además de que probablemente convivían tres generaciones bajo
el mismo techo, el hogar amparaba a personas que participaban en la
producción como aprendices y sirvientes escriturados. La familia virginiana era
claramente patriarcal pues el padre funcionaba lo mismo como líder doméstico
que como patrón en la organización de la producción.
Por coincidencia, también en 1619 llegó un grupo de negros bajo la categoría
de sirvientes escriturados. Sin embargo su destino fue muy distinto al de los
sirvientes escriturados blancos. Poco después de establecerse el tabaco como
el cultivo básico de la economía virginiana, la esclavitud se convirtió en un
instrumento de subsistencia al organizar la plantación. Esos negros no
superaron su condición de sirvientes escriturados y para la década de 1660 la
esclavitud se institucionalizó al establecerse una serie de leyes encaminadas a
la segregación racial. Un tipo de familia con características específicas se
desarrolló paulatinamente entre los esclavos.
        Uno de los rasgos más importantes de la vida en Virginia era lo insalubre
del clima. Esto provocó una alta tasa de mortalidad entre los inmigrantes lo que
afectó la vida familiar. Muchos sirvientes escriturados no sobrevivían lo
suficiente como para cumplir su contrato y recuperar su libertad. Las familias
tradicionales eran efímeras y sus restos, tras el deceso de alguno de sus
miembros, se recombinaban para formar nuevas unidades familiares, más
complejas que las anteriores pero igual de frágiles.4
Los niños y adolescentes veían su vida afectada por la muerte de uno o de
ambos padres. En cualquier caso, el deceso resultaba generalmente en la
inclusión de los niños en una dinámica familiar nueva, El lugar del padre era
tomado por un padrastro, un tío, un hermano o incluso un amigo del padre
muerto. La madre podía ser sustituida por una tía, una hermana mayor o por la
nueva esposa del padre.5 La fragilidad de la familia era compensada, sin
embargo, por una compleja y extensa red de parientes y amigos que apoyaban
a quienes se enfrentaban a la desaparición de su familia inmediata. Más
peligroso que la muerte de algún miembro de la familia era el permanecer al
margen de dicha red social.
        Otra característica particular de Virginia era la forma en que los niños
eran nombrados. Por lo general, los padres daban al primer hijo el nombre del
abuelo paterno y al segundo el nombre del padre. De la misma forma la


                                       10
primera hija recibía el nombre de la abuela materna y la segunda el nombre de
la madre. Con el tiempo también cobraron importancia los nombres de los tíos
paternos de los niños, probablemente como consecuencia de la alta mortalidad
de la zona y de la necesidad de reforzar vínculos ajenos a la mera familia
nuclear.
       Lo insalubre de la región también se relacionó con la frecuencia de
segundos y terceros matrimonios y con la rapidez con que las personas
encontraban pareja para formar nuevos enlaces. Había frecuentes embarazos
fuera del matrimonio y no era raro que sirvientas escrituradas quedaran
embarazadas antes de terminar su contrato, arriesgándose a perder a su bebé
en una extensión del mismo, cuando podía ser colocado con una familia
adoptiva.
       Virginia se convirtió en un compendio de características muy específicas
tales como el tipo de inmigrantes, la escasez de mujeres y lo insalubre de la
zona, que se combinaron para dar un sello distintivo a la región que aun
actualmente es posible detectar.

                          La familia puritana
La familia puritana o calvinista fue una de las más importantes durante el
periodo colonial. De hecho sus características peculiares impactaron a la
sociedad de Nueva Inglaterra hasta bien entrado el siglo XIX. Además la familia
puritana estableció valores que fueron asimilados por el resto del pueblo
estadunidense y que se convirtieron en parte intrínsecos de su carácter.
       El puritanismo* floreció en la región denominada como Nueva Inglaterra,
actualmente conformada por los estados de Vermont, Maine, Massachusetts,
Nueva Hampshire, Connecticut y Rhode Island. Estas entidades fueron
fundadas por diferentes vertientes del puritanismo, pero la sociedad que se les
aparejó se sustentaba en un modelo familiar común.




                                      11
La presencia de los puritanos en América se debía al convencimiento de
que ellos eran los elegidos para fundar una comunidad ideal, en donde se
siguieran los preceptos del más puro cristianismo, y que ofreciera un modelo a
Inglaterra y al resto de la humanidad, Para lograr tan perfecta sociedad el
puritanismo proponía una unión indisoluble entre religión y gobierno. El poder
recaía en los llamados “santos” que eran individuos socialmente reconocidos
como personas de moral intachable e iluminadas por la gracia divina.
        La familia surgida en este tipo de sociedad también tenía un
“compromiso divino”; por ello era concebida como una iglesia en miniatura
donde el padre guiaba a sus seres queridos como un pastor a su rebaño. Las
funciones de los diferentes miembros del grupo familiar eran establecidas a
partir del liderazgo del padre que no sólo era el soporte económico, sino el guía
espiritual y el origen absoluto de la autoridad. Todas las mañanas al despertar
y todas las noches antes de retirarse, un buen padre puritano organizaba el
rezo, la lectura de la Biblia y el canto de salmos. En cada comida agradecía al
Señor. Su obligación era que su familia fuera una miniatura de la comunidad
perfecta que los puritanos creían haber fundado en tierra americana.
        A pesar de que el matrimonio era la base para el surgimiento de la
familia, éste era concebido por los puritanos como un contrato civil y no como
un acto religioso. En general los matrimonios eran negociados por los padres
de la pareja contrayente. Si se llegaba a un acuerdo favorable se procedía a la
firma de un contrato prematrimonial en el cual se estipulaban las condiciones

                                       12
del enlace y sobre todo el monto de la dote a aportarse por la familia de la
novia. Por lo general también se establecía la construcción o compra de una
casa separada para la nueva pareja. El matrimonio era un asunto que competía
a la familia en pleno y no sólo a los novios. Por ello era muy poco frecuente que
los jóvenes se rebelaran ante la autoridad paterna y rechazaran a la pareja
escogida para ellos por sus padres. Sin embargo en caso de que encontraran
totalmente inaceptable el enlace dispuesto por sus progenitores, los hijos
podían apelar al aducir su incapacidad para llegar a amar al futuro cónyuge. En
tal caso, los padres no debían presionarlos pues el amor era un requisito para
la convivencia conyugal. Sin embargo, el amor puritano no era pasión
romántica, sino un sentimiento en que el afecto era sometido a la razón. Para
los puritanos todos los vínculos entre seres humanos debían ser subordinados
al amor divino reservado para Dios.
        Una vez establecido y firmado el contrato prematrimonial, la pareja
entraba en un nuevo estado civil en el cual no eran solteros ni casados. El
contrato revestía gran formalidad y eran necesarias causas de fuerza mayor
para que fuera anulado. En esta etapa podía llegar a ocurrir que la pareja
tuviera relaciones íntimas pero por su condición de compromiso era castigada
con mucha más suavidad que de tratarse de solteros. Con suerte escapaban a
los latigazos y sólo pagaban la cuarta parte de la multa correspondiente a
parejas no comprometidas. Sin embargo, las leyes referentes al adulterio se
aplicaban de forma idéntica a parejas casadas y a parejas comprometidas.
        La ceremonia matrimonial no era efectuada por un ministro, sino por un
representante de la ley o incluso por un oficial. Era frecuente, sin embargo, que
los ministros asistieran en calidad de invitados.
Los puritanos trataban de enfatizar la austeridad aun en el caso de una
ceremonia nupcial. Por ello las novias no vestían de blanco ni se gastaba en
velas o flores. El atuendo nupcial masculino se limitaba al traje usado en
ocasiones formales. Una costumbre en las bodas puritanas era que el padrino y
la principal dama de honor se encargaban de quitarles los guantes al novio y a
la novia respectivamente. Los guantes eran atesorados como recuerdo de la
ocasión.




                                       13
El momento más jocoso durante una boda puritana tenía lugar cuando la
novia desaparecía y el novio se lamentaba del rapto. La novia, escondida por
parientes y amigos reaparecía después de un rato para ser, junto con su
marido, conducida a su nuevo hogar. En la sociedad puritana la mujer gozaba
de una situación un poco mejor con relación a su contraparte inglesa. El marido
tenía la obligación de mantenerla y este deber era objeto de vigilancia judicial.
La autoridad del marido con respecto a su esposa estaba claramente limitada.
No podía golpearla, ni obligarla a obedecer órdenes contrarias a las leyes de
Dios, explícitas en los códigos civiles. En lo que respecta al adulterio sin




embargo, la situación de la mujer era más vulnerable que la del hombre. El
adulterio de la esposa era especialmente penado. Su falta era considerada
como una violación a su matrimonio y como una ofensa contra la comunidad y
por tanto objeto de persecución legal. El adulterio masculino sólo incurría en el
primer delito.
       La familia puritana crecía, por lo general, cada dos años con el
nacimiento de los hijos de la pareja. El bebé era bautizado a los seis meses de
nacido. Como el periodo reproductivo de una pareja podía alargarse hasta
veinte años, los niños de la casa constituían un conjunto de individuos de
diferentes edades y en diferentes etapas de desarrollo.
       Una vez que los niños se integraban a las actividades de los adultos
alrededor de los siete u ocho años, el camino era claro e invariable. Había
pocas decisiones a ser tomadas pues los padres ofrecían tanto al niño como a
la niña modelos relativamente claros para la formación de una “identidad”. El
varoncito semejaba una miniatura de su padre y la niñita de su madre. No
había la idea de que cada generación necesita labores o actividades distintivas.
Los niños se familiarizaban con su sexo y situación al compartir las labores de
sus padres.


                                       14
Una costumbre que tenía lugar en Inglaterra y que fue continuada por los
puritanos en América fue la de colocar a sus hijos con otras familias para ser
educados y recibir al mismo tiempo niños ajenos con el mismo fin. Que en un
momento dado una familia en precaria situación económica enviara a su hijo
con otra pareja no tenía por qué ser sorprendente, pero que familias de
recursos participaran en esta costumbre requiere una explicación más
detallada. Muchas veces los jovencitos eran entrenados en alguna actividad
pero en el caso de niños muy pequeños o de las hijas el fin era meramente
formativo. Por lo general, el momento de entregar a los hijos a familias ajenas
era justamente antes de la adolescencia. Este sistema es explicado por
algunos historiadores como un mecanismo de armonía familiar. Según esta
interpretación, los padres puritanos no tenían confianza en sí mismos y temían
malcriar a sus hijos a fuerza de mimos e indulgencia. Por ello confiaban más en
la autoridad de adultos que no tuvieran un vínculo de parentesco con sus hijos.
De esta forma cuando los padres se reunían con su prole, por lo general una
vez por semana, lo podían hacer en los mejores términos pues al fin y al cabo
ellos no funcionaban como temidas figuras de represión.
       Se llegaba a dar el caso de que niños muy pequeños huían de su familia
adoptiva en busca de sus propios padres. Por lo común eran severamente
reprendidos, pero si resultaba que los padres decidían terminar abruptamente
el periodo de estadía del niño con la otra familia debían indemnizar a ésta por
el lapso no cumplido.
       La relación entre padres e hijos también era objeto de vigilancia judicial
entre los puritanos. Las desavenencias familiares podían dar paso a procesos
legales, que trataban de ser lo más cercanos posible a la ley de Dios. Así pues
estaba establecido que los hijos desobedientes mayores de dieciséis años
merecían la muerte, al igual que los hijos rebeldes y aquellos que maldijeran a
sus padres. Sin embargo, también se reservaba un castigo para padres que por
su exagerada indulgencia habían fracasado en la educación de sus hijos o
cuando los hijos demostraban que sus actos fueron el resultado de crueldad




                                       15
paterna.
Además de los padres e hijos, compartían el techo familiar los sirvientes. Estos
formaban una extensión de la familia misma. La composición del hogar en la
época colonial era muy distinta a la que existe en la sociedad contemporánea.
La costumbre de la familia de acoger en el hogar a personas sin relación de
parentesco obedecía a un concepto enteramente diferente de la vida familiar.
El hogar era un lugar de producción y servía de morada a sirvientes,
aprendices y miembros dependientes de la comunidad así como a niños




huérfanos y ancianos sin parientes.
        El gobierno civil vigilaba el bienestar espiritual de los sirvientes y
ordenaba a los amos instruirlos en el catecismo y respetar el día de descanso
para acudir a la iglesia. Los sirvientes estaban integrados a las labores
cotidianas del hogar y era obligación del amo encargarse de sus necesidades
vitales. El sistema de parentesco entre los puritanos rebasaba la unidad
familiar. La muerte del cónyuge y un nuevo matrimonio del sobreviviente
aumentaban y complicaba el sistema de parentesco. Un hombre al casarse
nuevamente no sólo obtenía una nueva familia sino que mantenía la relación
con los parientes de su esposa fallecida. Estos parientes a su vez se
convertían en parentela de la recién desposada.
Con el transcurso del tiempo y con el crecimiento natural de la comunidad
familiar surgieron nuevos tipos de conflictos. Hacia el final del siglo XVII las
solteronas comenzaron a aparecer por el exceso de mujeres en ciertos
pueblos. Las solteronas no podían aspirar a llevar una vida independiente.
Cuidaban a sus padres hasta el fallecimiento de éstos. Una vez huérfanas
quedaban bajo la autoridad del familiar masculino más cercano, ya fuera
hermano, cuñado o sobrino.
        Para el momento de la segunda y tercera generación también los
ancianos se volvieron frecuentes en la comunidad. Era generalmente asumido

                                       16
que aquellos que no pudieran valerse por sí mismos serían cuidados por sus
hijos adultos y por las familias de éstos. Sin embargo, en el caso de ancianos
solitarios, la institución familiar debía asumir la responsabilidad. Los ancianos
eran entonces integrados a núcleos familiares que velaban por su bienestar.
Sin embargo la mayoría de los ancianos temían ser ignorados o abandonados
por los suyos. Esta inquietud quedó plasmada en algunos testamentos donde
hombres agonizantes trataron de proteger las necesidades de sus viudas, con
la amenaza de desheredar a los hijos o sirvientes responsables de las mismas
si no cumplían dichos deberes.
        La escasez de tierra arable también propició tensión en el seno de la
familia. Había una enorme renuencia por parte de los jefes de familia a heredar
a sus hijos sus bienes en vida, por temor a perder autoridad y volverse
completamente dependientes de ellos. De esta forma era muy común que los
primogénitos llegaran a los 30 o 40 años sin ser propietarios. Esto les impedía
contraer matrimonio y crear una familia propia. En algunas ocasiones los
padres asignaban a sus hijos una pequeña propiedad para permitirles cierta
independencia económica. Con el transcurso del tiempo cada vez hubo menos
tierra apropiada para la agricultura en la zona colindante con los pueblos. Dicha
circunstancia propició una intensa migración en busca de tierras más propicias.
La separación de familias por este motivo y la llegada de nuevos inmigrantes
ajenos al “compromiso divino” de los puritanos, de crear una sociedad fiel a la
palabra de Dios, contribuyó al rompimiento de la cohesión interna de la
comunidad puritana.
        Sin embargo el modelo familiar puritano, en donde la familia cumplía una
gama completa de funciones encaminadas a ser la base de una comunidad
ideal, continuó por algunas décadas. En la sociedad puritana la familia era un
centro productivo, pues la granja era cultivada por los mismos miembros de la
familia y una serie de actividades de producción era llevada a cabo de forma
cotidiana. La familia era la primera escuela. En ella aprendían los niños sus
primeras letras y modales. La familia funcionaba además como una iglesia
donde la doctrina puritana, enseñada por el padre mediante la memorización
de preguntas y respuestas específicas y la lectura de la Biblia, era una
actividad cotidiana. En una sociedad pionera poco inclinada a invertir recursos
en una cárcel de grandes dimensiones, la familia también funcionaba como un
centro correccional donde aquellos que transgredían la ley podían ser
colocados como sirvientes y donde los jóvenes aprendían a respetar la
autoridad de los adultos. Finalmente la familia era un centro de beneficencia
que lo mismo se convertía en un orfanatorio para los huérfanos, que en un
hospicio para los ancianos o en un hospital para los enfermos.

                             La familia esclava
       Mucho se ha discutido si los esclavos vivieron la opción de organizarse
en núcleos familiares. Hubo varios obstáculos para la formación de familias en
este contexto. Durante la mayor parte del periodo colonial hubo un serio
desequilibrio entre el número de mujeres y de hombres traídos de África como
esclavos. El principal objetivo del tráfico de esclavos era garantizar la
producción agrícola de la plantación y por ello era mucho más importante
contar con mano de obra masculina que femenina, bastante más débil y
delicada.



                                       17
Tampoco hubo la posibilidad de que núcleos familiares africanos se
trasplantaran y sobrevivieran en las colonias. Los plantadores sabían que la
forma más eficiente de lograr la sumisión de un esclavo llegado de África era
aislarlo de todo aquello que le recordara una realidad anterior. Por ello se
buscaba integrarlo a grupos de esclavos procedentes de diferentes sitios para
impedir que hablaran lenguas africanas, y forzarlos a expresarse en inglés.
Además el esclavo era inmediatamente rebautizado, para tratar así de sustituir
la personalidad del africano libre por la del esclavo colonial americano.
        Aunque el matrimonio entre esclavos no era reconocido por la
legislación, este vínculo era promovido por los mismos amos esclavistas. Los
esclavos masculinos mostraban mayor tendencia a la fuga. Pronto fue evidente
a los ojos de los amos que si les permitían formar familias y crear así vínculos
afectivos con sus esposas e hijos, los esclavos serían más renuentes a
considerar la posibilidad de escapar además de que trabajarían en forma más
eficiente. En algunos casos el mismo amo o un ministro llevaba a cabo una
simple ceremonia para unir ala pareja; en otros tenía lugar la boda “de escoba”
en donde la unión de la pareja se sellaba al saltar sobre una escoba. Sin

                                       18
embargo, no había un compromiso por parte del amo de respetar los grupos
familiares formados por sus esclavos. La esclavitud se heredaba por vía
materna, La descendencia pertenecía al amo y él se hallaba en completo
derecho de vender en cualquier momento a alguno de los cónyuges o a uno
ovarios de sus hijos.
       La familia esclava no era un reflejo de la familia blanca, base social de la
Virginia colonial. La primera vivía en peligro constante de desintegración. De
hecho ha sido un reto para los estadounidenses negros de hoy en día
reconstruir su pasado familiar hasta ubicar sus raíces en algún lugar de África.
Durante el periodo colonial las familias negras fueron objeto del sistema




esclavista dentro del cual surgieron. La familia en este caso específico no fue la
base de una comunidad humana sino el desesperado intento de las víctimas de
la esclavitud de vivir en un ámbito de afecto que las ayudara a enfrentar su
condición existencial. De hecho, aun cuando los amos promovían la creación
de grupos familiares entre sus esclavos, no lo hacían a fin de mejorar las
condiciones de vida de los mismos sino que trataban de estabilizar y garantizar,
en la medida de lo posible, el funcionamiento de la institución vital para su
economía por medio de la familia.
       Los esclavos vivían en barracas ubicadas a cierta distancia de la casa
del amo. En dichas barracas convivían varias familias e individuos. En algunos
casos especiales ocupaban cabañas, lo que les permitía un ambiente de mayor
privacidad y la posibilidad de recrear más adecuadamente los vínculos y
funciones de una familia libre.
       La madre esclava no tenía injerencia directa en la crianza y cuidado de
sus hijos. La maternidad de una esclava debería interferir lo menos posible con
sus labores cotidianas. Por ello había una esclava dedicada al cuidado de los
hijos pequeños de las esclavas. A esta esclava se le conocía con el

                                        19
sobrenombre de “Tiíta” que la diferenciaba de la nodriza de los niños blancos,
llamada “Manita”. En algunas ocasiones una misma esclava vigilaba tanto a los
niños negros como a los blancos.
       La figura paterna era más abstracta que la materna dentro del sistema
esclavista. El padre no funcionaba como proveedor, fuente de autoridad o
defensor de la familia. La lealtad y sometimiento sólo podían ir en una
dirección: del esclavo al dueño y jamás entre los mismos esclavos. En
ocasiones se describía al marido como propiedad de la esposa, y el hombre
vivía en la cabaña de la mujer. En algunos casos el marido sólo acudía a la
casa-habitación de la esposa una vez por semana. El padre esclavo tuvo que
recurrir a actividades marginales para afirmar su posición, por ejemplo, al
completar el abastecimiento de comida mediante la caza con trampas y la
pesca, con el cuidado del huerto y sobre todo, al ser la figura principal en la
resistencia activa contra la esclavitud.
       Un elemento más que interfería con la consolidación de una vida familiar
estable entre los esclavos, fue la agresión sexual de varones blancos hacia las
negras. Los varones negros eran incapaces de proteger a sus mujeres e hijas,
lo que afectaba su capacidad de convertirse en el eje de un núcleo familiar)0
En algunos casos la mujer negra propició la relación para obtener una posición
favorable tanto para ella como para sus hijos.
       La familia negra sin embargo, logró sobreponerse a los obstáculos
planteados por la esclavitud. La forzada convivencia de los esclavos
provenientes de diferentes regiones de África impidió el trasplante y pervivencia
de elementos africanos puros, pero en la mezcla de los mismos y al agregarse
los rasgos surgidos en América se dio el origen de la cultura negra
estadounidense. Después de la emancipación la familia negra se enfrentó a
nuevos retos como el racismo y la segregación. La libertad le permitió redefinir
su relación con la sociedad y sus demandas se irían transformando a través del
tiempo, siempre en la búsqueda de una participación y reconocimiento plenos
dentro del complicado aparato social estadounidense. Parte de la fuerza de
dichas demandas surge del hecho de que la familia se erigió de forma natural
en la institución básica para la supervivencia de los elementos característicos
negros que hoy forman parte de la compleja cultura estadounidense.

                              El Siglo XIX
                        La familia en el siglo XIX
        La frontera y el Oeste son dos mitos del pueblo estadounidense; ambos
se relacionan íntimamente con el anhelo de conquista intrínseco a Estados
Unidos. En uno y en otro se templó el carácter estadounidense. Tanto en la
frontera, región que marcaba el límite de la civilización con la “tierra india”,
como en el Oeste, meta de numerosos grupos deseosos de una vida mejor, se
modificaron las instituciones traídas de la lejana Europa y surgieron otras
nuevas que brindarían el marco legal al modo de vida estadounidense. Allí fue
donde hombres y mujeres olvidaron sus diferencias étnicas y en la lucha
común contribuyeron a crear una sociedad más homogénea. Ya fueran
ingleses, irlandeses o franceses los que en un avance permanente recorrían la
frontera hacia el Oeste, al final de la gesta se identificaban unos y otros como
estadounidenses. La conquista del Oeste y la vida en la frontera han tomado la
proporción de gesta histórica en la tradición de Estados Unidos. Se las ha
identificado como una victoria nacional contra la adversidad representada por


                                       20
los grupos de indios hostiles y por una geografía accidentada. Además el Oeste
concretó a América vista como tierra de promisión donde el esfuerzo personal
sería recompensado y donde todos los hombres serían iguales en su lucha por
el éxito y el reconocimiento.
        Aun cuando numerosos individuos viajaron solos, la familia fue el
elemento determinante en la migración hacia el Oeste. Grupos familiares
llevaron a cabo el poblamiento de las nuevas tierras.




       La migración comenzó desde los tiempos coloniales, Para el momento
de la conquista ya había una población considerable en el territorio del
noroeste. Las compras gubernamentales de territorio como la de Luisiana en
1803 y la de Florida en 1819, multiplicaron varias veces el territorio colonial
original. Sin embargo, la migración se intensificó a partir de 1837 cuando la
depresión del medio Oeste redujo el precio del trigo y cuando el maíz apenas
tenía valor. Durante la década siguiente la migración tomó un nuevo impulso.
Numerosos estadounidenses estaban dispuestos a cruzar el río Mississippi,
primer paso del viaje que los llevaría a la llamada “tierra nueva”, en la costa del
Pacifico, a 2 900 kilómetros.
       La revolución industrial fue otro proceso que modificó completamente a
la familia durante el siglo XIX. Redefinió sus relaciones internas y la trasladó
del campo a la ciudad. De ser una entidad económica, la familia pasó a
depender de un complejo sistema urbano en donde su subsistencia estaba a
merced de vaivenes en la producción y el empleo. La mujer se integró al recién
consolidado proletariado. Los niños fueron víctimas de la explotación en las
fábricas en las cuales se vieron obligados a trabajar para así completar el
ingreso familiar. La revolución industrial transformó además la relación de la
sociedad y la familia. Esta última se convirtió en una entidad muy vulnerable.
Surgieron demandas que señalaron lo peligroso de la situación y la incapacidad

                                        21
de la familia para valerse por sí misma. El proceso que culminaría con una
intrincada legislación destinada a proteger tanto a la institución como a los
individuos, se inició al ser evidentes los estragos causados por la
industrialización a la antes sencilla sociedad rural.
        El siglo XIX fue testigo también de la emancipación de los
estadounidenses negros. Dicha emancipación no dio paso inmediato a su
integración efectiva a la sociedad. Fue más bien un suceso que forzó al sector
negro a ajustar su lucha por la justicia a un nuevo contexto. Parte de esa lucha
se fundó en la legitimación de su institución familiar como base de su
comunidad. En los años posteriores a la emancipación se fijaron de forma
definitiva los rasgos característicos de la cultura negra estadounidense vigente
en la actualidad.

                           La familia y el Oeste
       El Oeste ha sido, a lo largo de la historia de Estados Unidos, una gesta
nacional motivo de orgullo y origen de identidad para los estadounidenses. El
Oeste aparece en la historiografía y en los medios de comunicación masivos
como la tierra de promisión. Ha sido concebido como ese lugar maravilloso
donde el valor, la fuerza y la astucia marcaron la diferencia entre la vida y la
muerte, y en donde el hombre tuvo la oportunidad de probarse a sí mismo y a
sus metas.
       De hecho, el Oeste sólo se convirtió en una realidad práctica a partir de
la independencia de las trece colonias. Hacia 1781 había ya una población
aproximada de 120 000 personas asentadas al occidente de los montes
Apalaches. Inglaterra no había promovido la colonización en el interior del país.
A sus ojos de metrópoli mercantilista, una colonia interior sin acceso marítimo
resultaría difícil de gobernar y los gastos burocráticos y militares para su
administración y control rebasarían cualquier beneficio económico que
brindara.




                                       22
Al iniciarse la etapa independiente, la población colonial y el flujo
permanente de inmigrantes internacionales vieron al Oeste como la posibilidad
más viable para gozar de una vida mejor. Para dicho momento, la franja
costera ya estaba totalmente ocupada y la tierra arable de las colonias
originales daba muestras de agotamiento.
       La llamada conquista del Oeste fue un proceso llevado a cabo por
familias. Fueron núcleos familiares los que, organizados en caravanas,
realizaron el larguísimo viaje que culminó en el océano Pacífico, poblando a la
vez el territorio intermedio. La familia fue el elemento básico para la
colonización del territorio: “Para un pueblo que desconfiaba de la Iglesia tanto
como del Estado, la familia era la única institución a la cual podía
encomendarse la empresa de poblar el continente. La familia cristiana
representaba lo suficiente en términos de iglesia y bastaba como expresión del
orden político y social.”
       Las familias que decidieron emprender el viaje hacia un territorio
desconocido se resignaron a abandonar a sus parientes, ya fueran éstos
padres, hermanos o tíos. Además, abandonaron todo aquello que les era
conocido, los elementos propios de su sociedad. El solo viaje obligó a hombres,
mujeres y niños a replantear sus funciones dentro de la dinámica familiar. Las
mujeres se vieron obligadas a empuñar armas y a manejar carretas
perseguidas por los indios. Los niños se convirtieron en adultos precoces. No
había espacio para juegos infantiles en un lugar donde la muerte era algo
cotidiano. Los peligros del viaje eran múltiples, ya fueran en la forma de indios
hostiles, enfermedades y epidemias, así como en la posibilidad de accidentes.
Pocas fueron las familias que cruzaron el continente sin enfrentarse a la
pérdida de algún miembro o algún incidente menor. Las mujeres perdían
frecuentemente la vida durante el parto, al producirse éste sin la posibilidad de
recurrir a remedios caseros tradicionales.
       La migración al Oeste afecté enormemente a las familias extensas. De
hecho el proceso promovió la familia nuclear teniendo ésta plena conciencia de
ser una familia “dislocada”. A ello respondió con su constante lucha “para que
los demás parientes se reunieran con ella. Cuando todos sus esfuerzos
fracasaban, las cartas nos revelan su continua soledad y sensación de
aislamiento”.13 La ruptura de vínculos familiares ancestrales fue un proceso
traumático. Las despedidas eran definitivas pues la posibilidad de un
reencuentro era ínfima. Las mujeres fueron las más afectadas por el desarraigo
de la familia, Por ello buscaron mantener a toda costa el contacto con sus
familiares lejanos por medio del correo. En algunos casos enviaban “muestras
del material de los vestidos y sombreros, trozos y anillos de oro, estampas y
rebanadas de pastel, semillas de flores y hortalizas, hojas de plantas, recortes
de periódicos y fotografías”. Trataban de que los acontecimientos sociales
realizados en la inhóspita frontera, tales como matrimonios y funerales, se
efectuaran con una formalidad semejante a aquellos que eran practicados en el
Este. Atesoraban pequeños objetos que les recordaban la vida organizada que
habían abandonado. Luchaban, por todos los medios, por crear conciencia en
sus hijos de que existía un mundo muy diferente al de las praderas, con una
sociedad estable, regida por ciertas normas que no debían ser olvidadas y cuya
práctica garantizaba una vida civilizada aun en los lugares más inhóspitos.
La estabilidad misma de la familia se vio severamente afectada por el proceso
migratorio. La autoridad paterna se debilitó y problemas causados por la


                                       23
desobediencia filial eran constantes. También eran comunes las fugas de las
hijas o el nacimiento de criaturas fuera del vínculo conyugal. La misma
institución matrimonial perdió fuerza. La frecuencia en que un matrimonio
culminaba en divorcio era mucho más alta en aquellos estados recientemente
establecidos por el avance poblacional como Washington, Montana, Colorado,
Arkansas, Texas, Oregon y Wyoming) Los numerosos divorcios que tuvieron
lugar en dichos territorios fueron consecuencia de la actitud pragmática
requerida para sobrevivir en un ámbito agreste y poco civilizado, alejado de la
sociedad tradicional y de sus valores.
        El pragmatismo existente en la cultura estadounidense desde la época
colonial se exacerbé en la conquista del Oeste. De hecho se convirtió en un
elemento intrínseco del proceso.




        La lucha del hombre por triunfar sobre los elementos naturales que
entorpecían su avance tales como una geografía desconocida, indios poco
amistosos y animales salvajes propició la exaltación del individuo sobre la
comunidad. Los jóvenes abandonaban a sus familias al ver en ellas un lastre
para el éxito de una empresa que concebían como meramente personal. Como
consecuencia posponían el momento de formar una familia propia pues veían
en los vínculos inherentes a la institución un factor sofocante que limitaba sus
posibilidades de triunfar en la gesta histórica de la que se autonombraron
partícipes.
        Las esposas tampoco pudieron confiar en el apoyo surgido de la
presencia de sus hijas. Muchas jóvenes se casaban durante el largo viaje y
fijaban su hogar de acuerdo con la ocupación y las necesidades de su nuevo
esposo, y tenían entonces que despedirse de sus padres y hermanos que

                                       24
debían continuar su migración a través del continente. La nostalgia de las
mujeres por compañía femenina dentro de su ámbito social y por las hijas
ausentes quedó de nuevo manifiesta en la correspondencia surgida de la
necesidad de compartir pequeños secretos femeninos.
        La historia de la familia y de la migración al Oeste es una sucesión de
despedidas. Es, de hecho, “un mapa de discontinuidades. Los hijos e hijas
están dispersos por todo el territorio”.16 De esta forma se puede afirmar que la
familia pobló el continente y que de hecho triunfó en una de las epopeyas
históricas más importantes para el estadounidense, aun a costa de su cohesión
interna. Al verse en la necesidad de recrear un entorno adecuado, la familia
promovió la aparición de instituciones de apoyo como las de carácter religioso,
a partir de las cuales se pudieran desarrollar vínculos sociales que aliviaran el
aislamiento y la soledad.
        Una de las consecuencias más importantes de la migración al Oeste fue
la homogeneización de sus participantes. La lucha contra un enemigo común y
contra una serie de obstáculos totalmente objetivos, dio lugar a una respuesta
general por parte de los involucrados en el proceso histórico. Por ello no es
gratuito que diversos historiadores busquen en el Oeste parte del origen del
llamado “carácter estadounidense”. En la conquista de la frontera india
desaparecieron las divisiones étnicas originales. Se impuso un lenguaje común
y se empuñó un solo fusil. La tierra por la que se suspiraba era una sola al igual
que el objetivo: la conquista del espacio donde establecerse y con ella, la
opción de una vida mejor.
        Durante la etapa final de la conquista del Oeste tomaron gran
importancia las esposas de los militares y su influencia civilizadora. Dichas
mujeres se enfrentaban mejor a las demandas de una vida solitaria y azarosa
mientras más adaptables fueran y menos se preocuparan por la estabilidad de
un hogar fijo y por los bienes materiales.
        Las esposas de los oficiales del ejército transformaron los tristes
asentamientos militares. Planeaban fiestas, obras musicales y bailes formales
para darse la oportunidad de portar sus mejores galas y de practicar un poco el
flirteo. Los detalles resultantes de la presencia femenina eran fácilmente
distinguibles. En las ventanas aparecían de repente cortinas y los platos para la
comida se colocaban sobre un mantel aun cuando no hubiera una mesa debajo
del mismo. Sin embargo las mujeres estaban plenamente conscientes de lo
transitorio de su presencia y cuidaban de que sus bienes fueran rápidamente
desmontables y empacables.
        Los oficiales valoraban plenamente la importancia de las mujeres. De
hecho las zonas militares de la frontera eran un lugar ideal para obtener
marido. De acuerdo con los relatos de la época, una joven bonita y soltera
recibía varias propuestas matrimoniales en la primera hora posterior a su
llegada. Aun las no agraciadas tenían esperanzas: su espera se limitaba a dos
semanas al cabo de las cuales se comprometían y se casaban.’
        Formar una familia en la frontera india se convertía en un reto. Aun
cuando para los niños, la lejanía de la civilización era más una bendición que
un problema, sus padres se preocupaban por la ausencia de escuelas
adecuadas. La mayor parte de los matrimonios enviaba a sus hijos al Este a
vivir con parientes para que pudieran asistir a clases de forma sistemática.
        El peligro era constante, sobre todo para las mujeres y los niños. Se
aconsejaba a las mujeres que evitaran caer vivas en manos de los indios y que


                                        25
hicieran lo mismo con sus hijos. El coronel George Armstrong Custer ordenó a
sus subordinados que mataran a su esposa Libbie en caso de que ésta
estuviera a punto de ser secuestrada por los indios. Una noche de 1867 el
coronel Henry Beebee Carrington mandó reunir a todas las mujeres y los niños
del fuerte Phil Kearny en un solo recinto y dio la orden a un soldado de volarlo
con explosivos en caso de un ataque indio. Los indios robaban el ganado y las
provisiones de las familias. Además impedían a los soldados cazar, por lo que
las mujeres se veían obligadas a improvisar comidas con muy pocos recursos.
El invierno siempre afectaba a las pequeñas colonias y provocaba
enfermedades muertes. En otras ocasiones surgían epidemias que obligaban a
las mujeres y a sus hijos a huir al Este.
        Las mujeres que vivían en los fuertes no escapaban a la obligación de
actuar como auténticas damas. A pesar del peligro y del mal clima, los esposos
exigían que vistieran y actuaran como si se encontraran en el Este. No podían
usar vestidos escotados o sin mangas y debían montar en sillas femeninas. En
sus ratos libres, debían entretenerse con las otras mujeres del fuerte en juegos
de cartas o en labores de costura.
        Para las esposas de militar el reto combinaba la promoción de los
valores de la vida que habían conocido en el Este y el enfrentamiento de los
peligros de un lugar alejado de los asentamientos civilizados. De esta forma
debían actuar como soldados sin dejar de ser damas: ser al mismo tiempo
cocineras y anfitrionas capaces de disparar un rifle y, en la noche del mismo
día, entretener a sus invitados con refinada plática y perfectos modales. Debían
seguir a sus esposos en su constante peregrinar por los diferentes fuertes y
saber cómo hacer de cuartos vacíos y húmedos un verdadero hogar aun
cuando éste estuviera condenado a desaparecer al poco tiempo.
        La presencia de familias en los fuertes militares que conquistaron la
frontera india permitió el poblamiento adecuado de los diferentes territorios.
Muchos soldados ya no regresaron al Este al terminar su comisión sino que
fijaron su hogar definitivo en la zona en que estuvieron asignados o iniciaron el
largo viaje al lejano Oeste. Esta opción surgió de la proximidad de sus familias
y de que su presencia convirtió a los fuertes en un punto de partida para la
búsqueda de nuevos horizontes, Los sacrificios enfrentados por estas familias
fueron múltiples, tanto en el orden material como en el emocional, al verse
privadas de las comodidades comunes en el Este y aisladas de sus otros
familiares. Sin embargo fueron sus sacrificios los que abrieron paso a un nuevo
tipo de familia, en donde la mujer jugó un papel más dinámico que el
tradicional, dando lugar a que muchos soldados vieran en el fuerte no sólo una
estructura arquitectónica creada para su protección, sino un verdadero hogar.

                  La familia y la revolución industrial
La industrialización en Estados Unidos se inició en la región conocida como
Nueva Inglaterra. Corno ya se ha dicho, los estados que conforman dicha
región son Vermont, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Maine y
Nueva Hampshire. La mayoría de estos estados crearon desde su etapa
colonial la tradición de una fuerte ética de trabajo combinada con la producción
de manufacturas destinadas tanto al consumo local como externo.
       La aparición de fábricas textiles en Nueva Inglaterra surgió por la
necesidad de procesar la enorme producción algodonera del Sur. Una
característica común de la manufactura textil fue la ocupación de mano tic obra


                                       26
femenina. Durante más de un siglo la región se convirtió en la máxima
productora de telas en la nación. Las ciudades industriales surgieron y se
desarrollaron alrededor de un centro laboral, como fue el caso de Lowell,
nombrada así en honor de Francis Cabot Lowell, quien introdujo la posibilidad
de combinar el hilado y el tejido en una sola fábrica. Lowell funcionó como un
experimento con metas muy específicas. Trató de evitar la repetición de vicios
de los grandes centros industriales internacionales. Se buscó que las obreras
tuvieran facilidades de esparcimiento y educación en sus horas libres. La meta
era recrear un ambiente de tipo colegial. Las trabajadoras eran supervisadas
por una jefa de piso que vigilaba su conducta y moral. Las jóvenes debían
reportarle sus entradas y salidas. Pasar la noche fuera del dormitorio estaba
estrictamente prohibido. Se esperaba, de hecho, que las jóvenes sólo
trabajaran hasta el momento de contraer matrimonio, cuando se reintegrarían a
su comunidad original. El proyecto utópico de Lowell fracasó al poco tiempo.
Otros centros fabriles menos escrupulosos podían producir con mayor rapidez
y a menor costo. Lowell no pudo enfrentarse a tan desigual competencia sin
sacrificar parte de sus planteamientos originales. La transformación de una
sociedad básicamente agrícola en una sociedad industrial acarreé importantes
modificaciones en la organización de la familia. La aparición de numerosas
industrias dio lugar a la integración de la mujer a la fuerza productiva
asalariada. La mujer campesina era la heredera de una tradición ancestral de
acuerdo con la cual se combinaban de forma natural las actividades laborales
agrícolas y el cuidado del hogar y de los hijos. Para la mujer de la sociedad
industrial tal posibilidad se esfumó. Incluso, en muchos casos los mismos niños
se integraron a la fuerza laboral asalariada para completar el ingreso de los
padres.
        El trasplante de un entorno rural a uno urbano fue traumático para las
familias. Muchas de ellas no provenían siquiera del mismo país sino que
habían sido campesinos en su país de origen. Grandes cantidades de
inmigrantes de origen rural no tuvieron otra opción al desembarcar que ir a
engrosar las filas de los obreros. Para 1 as familias campesinas que se
incorporaron a la sociedad industrial las nuevas reglas de subsistencia
resultaron un enorme reto. La familia campesina tradicional estaba
acostumbrada a ser dueña de sus medios de producción por humildes que
éstos fueran. Su traslado a la ciudad implicó la certeza de que dependían
totalmente de un salario y de que podían verse desprovistos de cualquier tipo
de sustento en todo momento.




                                      27
Las mujeres y los niños trabajaban en las granjas de forma no
asalariada. Al convertirse en fuerza de trabajo industrial su desempeño dejó de
ser familiar. En una industria los papeles familiares pasaron ser secundarios.
De hecho “la industrialización entrañé una separación más rigurosa entre
padres e hijos durante la jornada laboral...” El objetivo único de todos los
miembros de la familia era obtener recursos para el sustento.
       La industrialización tuvo una enorme repercusión en la forma en que la
familia perdió vigor en ciertos aspectos al ser sustituida en algunos de sus
servicios por instituciones. La familia preindustrial que funcionaba como una
entidad económica, como escuela, como iglesia, como hospital, como hospicio
y como orfanatorio, dio paso a una familia que de prestar dichos servicios
comenzó a demandar su derecho ellos, a partir de instituciones privadas. Este
proceso aparejó también la eliminación del entorno familiar de individuos antes
plenamente integrados como aprendices, jornaleros y sirvientes escriturados;
“El proceso por el cual la casa familiar dejó de ser un activo recinto de trabajo y
centro social, para transformarse en una morada familiar privada, implicó la
remoción de las personas ajenas a la misma, tales como compañeros de
gremios, socios, jornaleros, aprendices, huéspedes e inquilinos.”




                                        28
Para la familia de la época industrial la supervivencia era el objetivo
cotidiano. La lucha por el diario sustento interfería con la posibilidad de efectuar
otro tipo de actividades. Los niños veían transcurrir su infancia entre los muros
de las fábricas y las mujeres y hombres vivían en la eterna angustia de verse
desempleados. Tal angustia se reflejó en la idealización de su vida anterior
como campesinos. Muchas familias trataban de ver su etapa de trabajadoras




industriales como una fase meramente transitoria en tanto lograba reintegrarse
a la economía rural. Muchas otras no podían evitar pequeños actos de defensa
y rebelión ante la inminencia de quedar completamente dependientes de un
salario en la economía urbana. Esta lucha fue evidente en los desesperados
intentos de las familias por mantener cierto control sobre su sustento.
        Por ello criaban en su domicilio urbano animales propios del campo
como cerdos, aves y cabras. Más aún, cuando sus recursos o habitación lo
permitían trataban de cultivar pequeñas hortalizas para completar su dieta.
Las familias trasplantadas a la sociedad industrial trataron de enfatizar que el
cambio de condiciones laborales no interfería con el hecho de que el trabajo y
su producto eran asunto familiar y no provecho para un solo individuo. Los
ingresos derivados del trabajo de los diferentes miembros no se destinaban a
satisfacer necesidades individuales sino que “estaba cuidadosamente regulado
por las estrategias colectivas de la unidad familiar”.
        La industrialización desplazó el centro de trabajo fuera de las paredes de
la vivienda familiar, lo que provocó un culto a la domesticidad. En dicho culto el
hogar se erigió en lo opuesto al lugar de labores convirtiéndose en un refugio,
un santuario. De acuerdo con el culto a la domesticidad la función sagrada de
la mujer era la de esposa y madre. Todo aquello que interfiriera con dichos
aspectos era nocivo y alteraba la natural armonía de la familia. Otra de las
consecuencias inmediatas del culto a la domesticidad fue el distinguir a la niñez
como una etapa distintiva de la vida. Tal distinción no era prioritaria en la época


                                         29
preindustrial cuando la transición de la niñez a la edad adulta ocurría de una
forma natural y se basaba en los modelos de conducta ofrecidos tanto por el
padre como por la madre. La agresividad de la sociedad industrial afecté
enormemente a los niños que tuvieron que enfrentarse a un medio laboral
insalubre y con demandas de trabajo muy superiores a las preindustriales. De
esta forma si en un contexto rural o artesanal los niños eran reconocidos como
trabajadores potenciales, como ayudantes y como aprendices, en la sociedad
industrial los padres cobraron conciencia de que los niños eran “seres
dependientes dignos de amoroso cuidado y protección”.
       En la vida hogareña exaltada por el culto a la domesticidad los hijos
fueron el centro de atención. Las mujeres debían dar prioridad al cuidado del
hogar y de sus hijos en lugar de tratar de ser competitivas en el mercado
laboral. La mujer sólo debía buscar trabajo en un momento de emergencia pero
no de forma permanente. De hecho, según los planteamientos del culto a la
domesticidad, ella no debía siquiera participar en forma demasiado activa en
las labores preindustriales tales como lo eran las agrícolas y las artesanales;
debía ser la promotora de la armonía doméstica; su hogar debía ser el lugar
perfecto para la crianza de los hijos: los papeles de uno y otro cónyuge se
apartaron más, en forma gradual; una clara división del trabajo reemplazó a la
vieja cooperación económica, y los esfuerzos de la esposa se concentraron en
los quehaceres del hogar y la crianza de los hijos. Puesto que los hombres
salían de la casa para trabajar en otros lugares, el tiempo que se dedicaba a la
paternidad eran principalmente las horas de ocio,
       El culto a la domesticidad surgió inicialmente en familias urbanas de
clase media pero sus bases fueron adoptadas por el resto de la sociedad.
Numerosos inmigrantes de origen rural estaban acostumbrados a ver al trabajo
remunerado femenino como una parte fundamental de la economía del hogar.
Al llegar a Estados Unidos fueron atrapados e incorporados a la naciente
sociedad industrial. Para ellos, alcanzar una posición económica que permitiera
a la mujer renunciar a su empleo y dedicarse de tiempo completo al cuidado de
sus hijos y de su hogar se convirtió en sinónimo de éxito tanto social como
material. De acuerdo con la ideología de la clase media urbana de Estados
Unidas nada justificaba la participación laboral de la mujer si el salario del
marido cubría las necesidades básicas de la familia. Una mujer que trabajaba

                                       30
fuera de momentos de crisis económica comprometía la imagen social de su
marido y se enfrentaba a severas críticas.
        La sociedad industrial aisló de forma irremisible a la familia de la
sociedad. Por el proceso de industrialización la familia se vio obligada a delegar
en instituciones originalmente privadas y posteriormente gubernamentales
funciones que tradicionalmente le competían a ella. Este fenómeno resultó en
la erosión de los vínculos familiares y en la casi desaparición de la familia
extensiva. Los individuos dejaron de ver a la familia como el único medio de
acceso a ciertos servicios, tales como educación y cuidados durante la vejez y
la enfermedad. El proceso industrial subrayó la importancia del éxito individual
sobre el éxito colectivo. La familia mermada para entonces de toda una red de
influencia social no ofreció ninguna opción atractiva a los ojos de aquellos que
buscaban un éxito rápido basado en la actividad individual. El surgimiento de la
sociedad industrial modificó el papel social de la familia. En la época
preindustrial era la familia la que daba a la sociedad cohesión, integraba a los
individuos solitarios y ofrecía servicios vitales para una existencia de cierto
decoro. A partir de la industrialización los papeles se invirtieron y fueron tanto la
familia como institución, como los individuos, los que comenzaron a demandar
la creación de instituciones que prestaran servicios de beneficencia. La familia
pasó de proteger a la sociedad a ser protegida por ésta. La vulnerabilidad de la
familia a partir de la revolución industrial se explica en buena parte por su
pérdida de funciones y por la creciente participación de sus miembros en
actividades fuera del hogar.
        Muchos gobiernos, entre ellos el de Estados Unidos, se enfrentaron a un
proceso semejante. En el caso de Estados Unidos la consolidación de un
proletariado demandante y organizado pudo ser pospuesta gracias a la
constante inmigración que proveyó de mano de obra fresca, barata e
incondicional a las industrias.
        La necesidad de instituciones que llenaran los vacíos creados por la
transformación de la familia dio lugar, en parte, al complejo sistema institucional
que comenzó a regir en Estados Unidos desde finales del siglo pasado. Las
instituciones surgidas en esta época fueron el resultado de iniciativas privadas
pues el gobierno trataba de continuar promoviendo el liberalismo tradicional
que le vetaba invertir recursos en economía y en seguridad social. La postura
gubernamental dio un giro absoluto a partir de la crisis de 1929 que marcó el fin
del liberalismo tradicional en Estados Unidos.
El Nuevo Trato creado durante el gobierno de Franklin Delano Roosevelt
(1933-45) incluyó una serie de medidas que redefinieron ampliamente la
relación con la sociedad y con el gobierno. Dichas medidas sentaron las bases
para la relación actual entre el gobierno y la institución familiar.

            La familia negra después de la emancipación
Como se comentó anteriormente, la familia negra apareció y se desarrolló
dentro de los límites establecidos por la esclavitud. Los esclavos negros no
eran ciudadanos de Estados Unidos y su matrimonio carecía de toda legalidad.
Todo ello, sin embargo, no impidió que las esclavas consideraran el matrimonio
como un vínculo permanente y que muchos matrimonios esclavos se
mantuvieran a lo largo de años y aun de décadas. En caso de la dispersión de
los miembros de la familia por la compraventa de esclavos, éstos trataban de



                                         31
mantener el contacto enviando mensajes orales o por medio de la
correspondencia.
      La emancipación de los esclavos durante la guerra Civil redefinió su
condición social en Estados Unidos. Un gran número de los antiguos esclavos
se apresuró a reafirmar sus vínculos familiares mediante matrimonios válidos




ante la ley. Ello tuvo implicaciones económicas pues la licencia matrimonial
tenía el costo de un dólar, suma nada insignificante para sus escasos recursos,
y muestra el enorme interés de los negros por crear una base legal que
legitimara el matrimonio como el fundamento de relaciones permanentes y del
nacimiento y la crianza de los niños.
       Lo más común era que los antiguos esclavos buscaran replicar las
formas del matrimonio blanco. La emancipación sin embargo, se enfrentó a
algunos casos específicos provocados por la esclavitud. Durante dicho periodo
era muy común que el primer hijo de las mujeres naciera fuera del matrimonio.
Eso no impedía que más tarde la mujer se casara y formara una unión
permanente y monógama. Muchas mujeres que ya tenían un hijo en el
momento de la emancipación pidieron ser registradas como solteras. En otros
casos, las mujeres negras responsabilizaron al antiguo amo de la paternidad de
uno o más de sus hijos y demandaron ayuda económica para su manutención.
Su demanda, sin embargo, no procedió. Otro problema en el momento de
registrar a los negros como personas libres fue que algunos tenían más de una
esposa. En tal caso los clérigos del Ejército de la Unión los obligaron a
reconocer a una sola.
       Muchas mujeres negras aprovecharon la emancipación para liberar- se
de matrimonios obligados por el antiguo amo, que no eran de su agrado. Otras
mujeres se convirtieron en viudas extraoficiales al no poder localizar a sus
esposos. Algunas otras, solteras, no encontraban con quién casarse, pues las
bajas de guerra entre la población masculina negra eran especialmente altas.


                                      32
El apego de los estadounidenses negros a sus familiares provocó también que,
en fecha tan tardía como 1880, muchos antiguos esclavos publicaran aún notas
en los periódicos para localizar a parientes de los cuales habían sido
separados por la esclavitud o por la guerra. Muchos lograron reconstruir su
historia familiar y ubicar a abuelos y bisabuelos a pesar de la dispersión
provocada por la compraventa de esclavos. En las décadas posteriores a la
guerra Civil se consolidaron las bases de la familia negra actual. La familia
tomó forma legal y se convirtió en la base de la comunidad negra libre. Los
antecedentes históricos provocados por la esclavitud combinados con las
condiciones económicas y sociales a las que se enfrentaron los negros
después de la emancipación dieron a dicho sector un sello característico. Los
negros recién emancipados no se integraron a la sociedad estadounidense en
términos de igualdad social y racial. Muchos no tuvieron otra opción, ante la
imposibilidad de obtener tierras y la agresividad del racismo sureño, que migrar
a otras regiones. Algunos se reubicaron en el Norte en donde la existencia de
ciudades industriales les dio la oportunidad de integrarse al proletariado
urbano, Otros prefirieron dirigirse al Oeste para obtener tierras y convertirse así
en granjeros o campesinos.
        La mujer continuó como el factor de estabilidad más importante de la
familia negra después de la emancipación. Su influencia dentro del núcleo
familiar se reforzó por el hecho de que rápidamente asumió, ante la ausencia
de figuras masculinas de apoyo, la responsabilidad por el bienestar económico
de sus hijos y allegados. El hecho de que, durante la esclavitud, su hogar era el
centro de la vida familiar permitió que, después de la emancipación, se
prorrogara su condición de eje de la dinámica interna de la familia. Después de
la emancipación los hombres buscaron asumir su papel de proveedores, pero
se enfrentaron con grandes dificultades para conseguir empleos adecuados
que les permitieran sostener decorosamente a sus familias.
        La emancipación fue el primer paso para la integración de la población
negra a la sociedad estadounidense. Sin embargo, la falta de programas para
promover la igualdad social, el castigo a los grupos responsables de la tensión
racial y la ausencia de empleos bien remunerados para los antiguos esclavos
colocaron a éstos en una situación sumamente vulnerable. La libertad no
facilitó la creación de un modelo familiar negro con las mismas oportunidades
de otros grupos de la población libre. De hecho la emancipación planteó
nuevos retos a la familia negra, retos que son renovados día con día y cuya
superación permite el ascenso social y económico del sector negro
estadounidense.
                               El siglo XX
                         La familia en el siglo XX
La familia estadounidense durante los primeros años del siglo XX había surgido
de la revolución industrial. Era una entidad que se enfrentaba a la hostilidad de
una economía liberal para la cual eran ajenas las demandas por seguridad
social y mejores condiciones de vida.
       La primera guerra mundial redefinió la situación internacional de Estados
Unidos al convertirlo en una de las naciones líderes en la búsqueda del
equilibrio de poder en la posguerra. Las demandas del conflicto crearon una
sociedad totalmente diferente a la anterior, lo que modificó de forma irreversible
a la familia.


                                        33
La mujer se integró al esfuerzo de guerra y ello sentó las bases para sus
demandas de derechos y participación. En 1920 el Congreso ratificó el derecho
a votar de las mujeres estadounidenses y durante los años siguientes, se
resistieron a retomar a sus actividades tradicionales de madres y esposas. La
bonanza de la década de 1920 les permitió mantener sus empleos y
experimentar una independencia económica como nunca antes. La falda y el
peinado se acortaron, hablaron a gritos de su deseo de libertad, los cigarrillos
cobraron inesperada popularidad en el sector femenino y cada día más mujeres
buscaron la posibilidad de trabajar de forma remunerada. Algunas de las
mujeres que sustituyeron a los hombres ausentes en tareas productivas
prioritarias se negaron a abandonar sus trabajos para furia de los ex
combatientes y escándalo de la sociedad.
        La crisis de 1929 fue un duro golpe para la sociedad estadounidense en
su conjunto. Después de un milagro de más de diez años la economía se
contrajo. Las mujeres se vieron conminadas por la sociedad a dejar sus
empleos, pues se consideraba injustificable que estuvieran recibiendo un
sueldo cuando numerosos hombres buscaban trabajo. El culto a la
domesticidad, característico de la época de la revolución industrial, resurgió en
un nuevo contexto.
        La segunda guerra mundial dio paso a una situación de emergencia. La
actitud hacia el empleo femenino varió y las mujeres fueron llamadas a
participar en el esfuerzo de guerra. La posguerra consolidó las características
básicas de la sociedad estadounidense actual. Tuvo lugar el llamado “Baby
Boom” (alta tasa de nacimientos al finalizar el conflicto bélico). La adolescencia
se convirtió en una etapa plena mente identificable y se la concibió como una
época dorada, vínculo entre la niñez y la edad adulta y poseedora de una
cultura propia. La clase media se expandió y sus rasgos específicos pasaron a
formar parte intrínseca del modo de vida. La televisión se convirtió en objeto de




culto y en instrumento de penetración masiva.
        La familia que comenzó a recibir protección gubernamental a partir de la
crisis de 1929, enfrentó uno de sus momentos más difíciles al ser redefinida en
su totalidad después de la segunda guerra mundial. Las mujeres se rehusaron
a reasumir, por tiempo completo, sus funciones tradicionales de madres y
esposas, y su independencia económica les permitió mayor poder de decisión


                                        34
en puntos como el aborto, la maternidad fuera del matrimonio y el divorcio. Este
último se incrementó en las décadas posteriores a la guerra. Las minorías
raciales y étnicas llevaron al momento clave su demanda por igualdad y
reconocimiento. Sus modelos familiares comenzaron a impactar y a dividir a la
sociedad estadounidense. La familia negra transformó su demanda social y
comenzó a conquistar espacios propios. Sus características peculiares fueron
identificadas en grupos sociales de diferente raza. Otros modelos familiares de
grupos minoritarios como el nativo, el mexicano-estadounidense y el judío-
estadounidense comenzaron a ser estudiados y analizados a fin de aquilatar
sus características propias y su trascendencia para la sociedad de Estados
Unidos en su conjunto. Los sectores tradicionales reaccionaron con una
contraofensiva que promovía, más que nunca, a los valores supuestamente
típicos y a la familia nuclear blanca de clase media como base de los mismos.
        El siglo XX ha sido testigo de la transformación de la sociedad
estadounidense, basada en un solo modelo similar considerado legítimo, en
una sociedad plural, capaz de incluir diferentes tipos de familia y de redefinirse
cotidianamente en un esfuerzo por mantener la continuidad histórica y social.




                                        35
La familia moderna
   LA FAMILIA DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
La familia urbana de principios del siglo XX era una familia creada con base en
los planteamientos del liberalismo económico. Dicha política afectó tanto a los
descendientes de grupos ya establecidos por largos años en Estados Unidos
como a los inmigrantes recién llegados al país. El liberalismo económico obligó
a la familia a redefinir su funcionamiento al enfrentarla a las hostiles demandas
de un acelerado crecimiento industrial. Para principios del siglo el capitalismo
ya había alcanzado su fase financiera y las grandes corporaciones y los
monopolios dominaban la industria y la economía. También el proletariado
había tratado de organizarse y obtener concesiones dentro del nuevo orden
económico. Sin embargo, la consolidación de una identidad de clase, necesaria
para dicha organización, no se había dado por la llegada de diferentes grupos
de inmigrantes. Dichos inmigrantes competían con las minorías ubicadas en la
parte más baja de la escalera económica, y ofrecían su mano de obra a precio
muy bajo. Este enfrentamiento entre minorías daba como resultado la falta de
vinculación en las demandas del proletariado y la desunión del mismo.
        La familia urbana estadounidense era una entidad muy vulnerable a su
realidad económica y la industrialización redefinió su dinámica interna y las
funciones de sus miembros. El papel que resultó más transformado fue el de la
esposa y madre, debido a que las nuevas condiciones le exigían tanto
participar como proveedora material de las necesidades de su familia como ser
la base de cohesión y armonía interna de la misma.
        El evento que causó una nueva transformación de la institución familiar
fue la primera guerra mundial. El conflicto bélico provocó cambios irreversibles
en la sociedad. El esfuerzo de guerra al que se vio sometida la población dio
origen a nuevos valores y a una nueva forma de vida. La familia fue afectada
por dichos cambios, y la forma familiar surgida de la revolución industrial
enfrentó un reto totalmente desconocido. La mujer se convirtió en un elemento
clave de la economía y esta responsabilidad aparejó la posibilidad de
independencia. Las mujeres, en cualquier estado civil, descubrieron la libertad
que brindaba un ingreso económico propio; sus demandas de derechos
políticos tuvieron en la guerra una importante plataforma, preludio del gran
triunfo de 1920, cuando el Congreso ratificó la enmienda 19 a la Constitución,
mediante la cual se reconocía el sufragio femenino.
        Durante la posguerra se consolidé un nuevo tipo de familia, cuya
característica más importante era que madres y esposas trabajaban fuera de
casa. Por vez primera las mujeres tuvieron la opción de trabajar para aumentar
el ingreso familiar por el solo gusto de elevar el nivel de vida de su familia.
Además la posibilidad de un empleo remunerado en beneficio propio y no a
favor de una entidad familiar se convirtió en una realidad palpable para la
mujer. En los años de posguerra era común que las hijas de familia de las
áreas rurales abandonaran el hogar paterno y se mudaran a las ciudades en
busca de mejores horizontes. Así, anteponían sus ambiciones personales a la
presión de contraer matrimonio y formar una familia.
        La familia de la década de los veinte se enfrentó a problemas hasta
entonces desconocidos. Los sirvientes domésticos se volvieron muy escasos,
sobre todo a partir de la ley de inmigración de 1924 que limitó el ingreso de
mano de obra no especializada al país. A consecuencia de esto se redujo el


                                       36
tamaño de la casa familiar para hacerla pequeña y práctica y el departamento
comenzó a ser considerado una buena opción de vivienda.
        El divorcio también fue en aumento, Entre 1914 y 1928 el número de
divorcios subió de uno por cada diez matrimonios a uno por cada seis. En el
66% de los casos, el divorcio fue solicitado por la esposa. La sociedad vio con
creciente alarma y preocupación cómo la familia se transformaba ante sus ojos.
Los cambios eran más evidentes en las áreas urbanas, en donde la producción
de bienes de consumo se aceleraba por el impulso económico provocado por la
guerra, que en el medio rural en donde, si bien aumentaba la producción, era
más fácil que siguieran vigentes las tradiciones y costumbres propias de la
familia preindustrial.
        Los sectores más conservadores de la población desaprobaron
ampliamente las características de la nueva familia, sobre todo, la actitud de
independencia de las madres y esposas. Sin embargo, la bonanza económica
de la década impidió una presión organizada contra las mujeres que
trabajaban. La crisis de 1929 provocó el resurgimiento del culto a la
domesticidad como reacción contra la nueva actitud de la mujer durante los
años de la década de 1920. Se trató de restablecer el modelo familiar
preindustrial. Nuevamente se enalteció la figura de la mujer en sus funciones
de madre y esposa y se criticó a aquellas que aspiraban a un desarrollo
profesional que las colocara como competencia de los hombres en el mercado
laboral.
        El gobierno de Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) replanteó las
relaciones entre la sociedad, la economía y el Estado ante el fracaso del
liberalismo económico, responsable en buena parte de la crisis de 1929. Esta
había subrayado la fragilidad del individuo y de la familia ante los complicados
vaivenes de la economía y era evidente la necesidad de una legislación que
regulara la economía y protegiera a los estadounidenses de los efectos
catastróficos de un fenómeno semejante.




      El Nuevo Trato dio inicio a la participación gubernamental en la
economía y a la creación de un aparato de seguridad social para proteger a la
población de las irregularidades económicas. El desempleo dejó de ser
considerado un percance de índole personal y el gobierno se responsabilizó de


                                       37
la manutención de aquellas familias cuyo jefe estuviera sin trabajo. Se crearon
seguros para ancianos, minusválidos y niños dependientes. Se trató de
enfatizar la riqueza laboral de regiones no industriales. Y, sobre todo, se buscó
dar estabilidad a la familia. Los años posteriores a la crisis de 1929 redefinieron
la función de la familia. Esta se convirtió a los ojos del gobierno en una
institución sagrada a la cual se debía proteger y promover aun a costa de
invertir recursos en la solución de conflictos que antes eran resueltos por su
dinámica intrínseca. La sustitución de la antigua sociedad rural por una
sociedad industrial urbana fue identificada como fuente de muchos de los
males que aquejaban a la familia, como su desintegración o la necesidad de la
mujer de obtener un salario en lugar de dar prioridad a su hogar y a la crianza
de los hijos. El periodo entre las dos guerras fue caracterizado por una
participación laboral cada vez mayor por parte de la mujer. Sin embargo, la
crisis económica de 1929 provocó que hubiera demandas nacionales que
exigían que las mujeres que trabajaban dejaran sus puestos, que pasarían a
manos de hombres desempleados. Para amplios sectores de la población era
antinatural que mujeres contaran con trabajo mientras que hombres,
proveedores tradicionales a nivel familiar, se encontraran desempleados.
A fines de los años treinta, todas las autoridades estatales, locales y nacionales
respaldaron el trato discriminatorio contra las mujeres casadas que buscaban
empleo. Según dijo un representante del Congreso, la mujer debía asumir la
responsabilidad que le corresponde en el hogar y no tratar de quitarle el trabajo
al hombre, “que es quien lleva el pan al hogar”.
        La crisis de 1929 obligó a los estadounidenses a reconsiderar su
participación en la primera guerra mundial. Durante los años posteriores a ella
se promovió ampliamente el aislacionismo. Este parecía ser un recurso ideal
para que la economía y la sociedad recuperaran la estabilidad dentro de pautas
realistas y superaran el oropel que había adornado con falsas pretensiones la
década de los dorados veinte.
        Hacia 1937 el Nuevo Trato parecía haber solucionado la crisis
económica y la inversión en los programas del mismo comenzó a disminuir.
Pronto surgió la amenaza de una nueva recesión. Sin embargo, los eventos
internacionales la evitaron. En Europa y Asia surgieron gobiernos totalitarios
que pronto fueron una amenaza para el resto de los países. El fracaso de la
Liga de las Naciones y el expansionismo de Italia, Alemania y Japón
provocaron una nueva guerra mundial. Estados Unidos se vio nuevamente
involucrado en el conflicto. El esfuerzo de guerra dio a su economía un gran
impulso. Surgieron empleos y las mujeres se vieron convocadas a cumplir con
la patria y a cooperar en la producción demandada por la guerra. La segunda
guerra mundial colocó a Estados Unidos en posición de superpotencia.
Además, originó la política de bloques y la guerra fría. Hacia el interior del país
sentó las bases para la dinámica social interna durante las décadas
posteriores.
        La segunda guerra mundial promovió la inclusión femenina en la
producción nacional. Parte de la población masculina fue nuevamente llamada
al frente y las mujeres tuvieron que colaborar en el mantenimiento de la
economía doméstica bajo la gran presión de un esfuerzo de guerra mayúsculo.
A las mujeres que unos años antes se les había dicho que era reprobable dejar
el hogar y aceptar un empleo se las apremió, como cuestión de necesidad
patriótica, a contribuir a la victoria en la guerra. Entre 1939 y 1945 más de


                                        38
6000000 de mujeres ocuparon empleos por primera vez, en su mayoría
casadas y mayores de treinta años.
       La guerra tuvo un impacto inmediato sobre la familia. El hecho de que
las madres trabajaran, aunado a la necesidad de que pasaran varias horas en
las colas de racionamiento aumentó la sensación de abandono entre los hijos.
La Sociedad Americana de Orto psiquiatría recomendó que se prohibiera el
trabajo industrial a las madres de niños menores de tres años. Las madres de
niños preescolares debían trabajar únicamente las horas de duración de las
pocas guarderías en existencia.
       La familia se vio sometida durante la guerra a intensas presiones. Las
escuelas públicas estaban demasiado llenas, muchos adolescentes no
alcanzaban lugar y ello contribuyó a la delincuencia juvenil. La migración
interna provocada por el conflicto bélico llevó a que muchas escuelas redujeran
las horas de clase para instalar dos turnos, lo que añadido a la huida de miles
de maestros por los bajos salarios, dejó a millones de niños con pocas horas
de clase.
       Durante esa época se observó un aumento en la criminalidad juvenil,
caracterizada por una gran agresividad. Se hizo entonces hincapié en la
ausencia de supervisión familiar, en la falta de viviendas y escuelas adecuadas
y, además, en el empleo de menores en boliches, bares y salones de baile.
Otras ofensas que proliferaron durante la guerra fueron los delitos sexuales. En
1942 se arrestó a un número altísimo de jóvenes por dicha trasgresión. Las
enfermedades venéreas también se incrementaron como consecuencia de la
segunda guerra mundial. Ello llevó a que en 1944 aumentara de 20 a 30 el
número de estados que exigían análisis de sangre como un requisito para el
matrimonio.

                   LA FAMILIA EN LA POSGUERRA




                                       39
Entre la tradición y el cambio: la década de los años cincuenta pasado el
conflicto internacional hubo nuevas demandas de que la mujer regresara a sus
funciones tradicionales. Sin embargo, los cambios sufridos por la sociedad eran
irreversibles. Durante la posguerra tuvo lugar el llamado Baby Boom en el cual
la tasa de natalidad se incrementó en forma inusitada. Este aumento




poblacional no afectó la participación económica de la mujer, pues durante la
década de 1950 la tasa de empleo femenina aumentó cuatro veces más
rápidamente que la masculina. Durante la segunda mitad del siglo XX la mujer
había consolidado victoria tras victoria en la búsqueda de una participación
conjunta con el hombre. Muchas jóvenes se inscribieron en las universidades
deseosas de cursar estudios superiores. Otras manifestaron su intención de
seguir trabajando aun después de ser casadas y madres.
       Durante la década de los años cincuenta la familia vivió un periodo de
armonía. Las comunicaciones difundían un modelo de familia suburbana en
donde la vida transcurría de forma Idílica, entre comidas hogareñas y prácticas
de deporte en el vecindario. En esta época aun los problemas cotidianos eran
pretexto para anécdotas. El suburbio fue consecuencia de la expansión de la
clase media, ahí quedaron plasmados los valores más típicos de la forma de
vida estadounidense.
       La madre de familia suburbana encontró gran ayuda en sus deberes
hogareños con la creciente automatización. Cundieron los aparatos eléctricos
como los lavatrastes y las aspiradoras que transformaron de forma definitiva el
concepto de “quehacer doméstico”. Las mujeres que quisieron continuar
trabajando después de la guerra encontraron un gran apoyo en la
automatización que sustituyó, en buena medida, al servicio doméstico
remunerado. Pasado el Baby Boom, la familia promedio comenzó a reducir su
tamaño, aun cuando algunos grupos inmigrantes insistían en tener un número
alto de hijos. Aumentó la demanda de guarderías, que eran muy escasas, a fin

                                      40
de que las madres pudieran desempeñar su trabajo de forma normal. Muchas
mujeres optaron por buscar empleos de medio tiempo para compaginar las
labores propias del hogar con un puesto permanente.
       Otro hecho importante durante los años posteriores a la segunda guerra
mundial fue que el concepto de adolescencia se acuñó y se convirtió en parte
del modo de vida. Esta etapa se identificó como una fase de ajuste entre la
niñez y la edad adulta, caracterizada por cierta inestabilidad emocional y por el
ensanchamiento de la brecha generacional respecto a los padres. El
adolescente trató por todos los medios de destacar aquellos aspectos que lo
diferenciaban de sus progenitores. Así pues, aspiraba a la creación de un
mundo propio, en donde escuchara su propia música, vistiera su propia moda y
hablara su propio idioma.
       El triunfo del cambio: la familia a partir de la década de los años sesenta
La tranquilidad de la sociedad estadunidense durante la década de los años
cincuenta llegó a un brusco final durante los primeros años de la nueva década.
Esta se caracterizó por una dramática ruptura con los valores tradicionales, el
surgimiento de una agresiva contracultura y la redefinición de instituciones
como la familia y la escuela. La necesidad de cambio encontró cauce en el
llamado Movimiento de los Derechos Civiles (1963-1970), en donde los grupos
minoritarios buscaron reconocimiento y participación a nivel nacional.




       Muchas mujeres se unieron a otros grupos formados por minorías
durante el Movimiento de los Derechos Civiles en la década de los sesenta. En
él se plantearon demandas que tan sólo unas décadas antes hubiera sido
imposible formular. Denunciaron la discriminación sexual en el ámbito laboral.
Exigieron igualdad en su trato como ciudadanas y como seres humanos.
       El deseo de las madres y esposas de la década de los cincuenta de
compaginar adecuadamente sus deberes domésticos con un trabajo
remunerado provocó que la mayoría de las que se integraron a la fuerza laboral


                                        41
durante los siguientes años lo hicieran en trabajos mal remunerados. Durante
el Movimiento de los Derechos Civiles demandaron salarios justos y servicios
que les permitieran combinar las actividades profesionales con las hogareñas.
El matrimonio y los hijos dejaron de ser vistos como el máximo objetivo y
comenzaron a ser como un lastre que interfería con su desarrollo individual y la
obtención de metas propias. Los anticonceptivos dieron por primera vez a la
mujer control sobre su cuerpo y su sexualidad, lo que redefinió la relación de
pareja. La actividad sexual dejó de tener un vínculo directo con la maternidad.
La crisis institucional de la década puso en tela de juicio los valores promovidos
por la familia, el gobierno y la educación tradicional. La oposición de la
población al conflicto de Vietnam dio argumentos a los grupos que atacaban el
sistema institucional estadounidense. Esto provocó el surgimiento de una
vigorosa contracultura que planteaba una redefinición de valores. Nuevos tipos
de familia fueron ensayados como la comuna, en donde varias parejas
gozaban de ilimitada libertad sexual y en donde todos los adultos se hacían
responsables de los hijos procreados por sus miembros. La comuna proponía,
además, el abandono de los valores urbanos de una sociedad industrial.
Muchas comunas trataron de obtener su subsistencia mediante el trabajo
agrícola en granjas.
        Los adolescentes de la década de los años sesenta rompieron con la
tradición y se enfrentaron a los adultos. Su rebeldía se combinó con la
revolución sexual. El uso de drogas cundió y provocó serios ataques de la
sociedad hacia el comportamiento de la juventud.
        Durante la década de los años setenta la mujer tomó aún más control
sobre su función reproductiva. Prefería tener a sus hijos antes de los 25 años, a
fin de reintegrarse a su empleo o a sus estudios y terminar rápidamente de
formar una familia. Además, una maternidad relativamente temprana dejaba
frente a ella la oportunidad de un largo periodo de pleno desarrollo profesional
o laboral. Muchas mujeres consideraban que dos era el número ideal de hijos.
Madres y esposas mantuvieron la demanda de lograr prestaciones
gubernamentales que les permitieran continuar con su empleo sin descuidar su




                                        42
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011
Usa family-2011

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Racismo En El Perú
Racismo En El PerúRacismo En El Perú
Racismo En El Perúkatycienta
 
229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericana
229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericana229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericana
229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericanaJuanaPrez14
 
Raza etnia y migracion primera parte
Raza etnia y migracion primera parteRaza etnia y migracion primera parte
Raza etnia y migracion primera partetreballsociologia
 
Racismo En El Peru
Racismo En El PeruRacismo En El Peru
Racismo En El Peruguest705db7
 
El cholo que cholea al cholo
El cholo que cholea al choloEl cholo que cholea al cholo
El cholo que cholea al choloroman yañez
 
Trujillo el equilibrio fatalista
Trujillo el equilibrio fatalistaTrujillo el equilibrio fatalista
Trujillo el equilibrio fatalistaSilvana De La Rotta
 
Poblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del Mundo
Poblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del MundoPoblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del Mundo
Poblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del MundoHijis e Hijas de la Memoria Chile
 
Mitos Y Realidad De áFrica
Mitos Y Realidad De áFricaMitos Y Realidad De áFrica
Mitos Y Realidad De áFricaJuan J. O. G.
 
Mnifiestio clandestino del mitka
Mnifiestio clandestino del mitkaMnifiestio clandestino del mitka
Mnifiestio clandestino del mitkaWilmer
 
La cultura de méxico
La cultura de méxicoLa cultura de méxico
La cultura de méxicoalecks114
 
La historia de baldor
La historia de baldorLa historia de baldor
La historia de baldoreviljimy
 
Aurelio baldor
Aurelio baldorAurelio baldor
Aurelio baldornycasaca
 

La actualidad más candente (15)

Equidad de género
Equidad de género Equidad de género
Equidad de género
 
Boletin03afrodescendencia
Boletin03afrodescendenciaBoletin03afrodescendencia
Boletin03afrodescendencia
 
DEL OLVIDO A LA MEMORIA
DEL OLVIDO A LA MEMORIADEL OLVIDO A LA MEMORIA
DEL OLVIDO A LA MEMORIA
 
Racismo En El Perú
Racismo En El PerúRacismo En El Perú
Racismo En El Perú
 
229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericana
229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericana229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericana
229824790 asuncion-lavrin-la-mujer-en-la-sociedad-colonial-hispanoamericana
 
Raza etnia y migracion primera parte
Raza etnia y migracion primera parteRaza etnia y migracion primera parte
Raza etnia y migracion primera parte
 
Racismo En El Peru
Racismo En El PeruRacismo En El Peru
Racismo En El Peru
 
El cholo que cholea al cholo
El cholo que cholea al choloEl cholo que cholea al cholo
El cholo que cholea al cholo
 
Trujillo el equilibrio fatalista
Trujillo el equilibrio fatalistaTrujillo el equilibrio fatalista
Trujillo el equilibrio fatalista
 
Poblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del Mundo
Poblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del MundoPoblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del Mundo
Poblado de ukika 1998 . Un espacio etnográfico al Sur del Mundo
 
Mitos Y Realidad De áFrica
Mitos Y Realidad De áFricaMitos Y Realidad De áFrica
Mitos Y Realidad De áFrica
 
Mnifiestio clandestino del mitka
Mnifiestio clandestino del mitkaMnifiestio clandestino del mitka
Mnifiestio clandestino del mitka
 
La cultura de méxico
La cultura de méxicoLa cultura de méxico
La cultura de méxico
 
La historia de baldor
La historia de baldorLa historia de baldor
La historia de baldor
 
Aurelio baldor
Aurelio baldorAurelio baldor
Aurelio baldor
 

Destacado

Prinsip ekosistem ekologi pertanian
Prinsip ekosistem ekologi pertanianPrinsip ekosistem ekologi pertanian
Prinsip ekosistem ekologi pertanianar_
 
الاختبار النهائى
الاختبار النهائىالاختبار النهائى
الاختبار النهائىMukhalad Hamza
 
Pecha Kucha Leon van Leersum
Pecha Kucha Leon van LeersumPecha Kucha Leon van Leersum
Pecha Kucha Leon van LeersumLeon van Leersum
 
Opp Connect Pdfcompleted
Opp Connect PdfcompletedOpp Connect Pdfcompleted
Opp Connect Pdfcompletedsanchez10
 
Apuntes sobre-merchandising3717
Apuntes sobre-merchandising3717Apuntes sobre-merchandising3717
Apuntes sobre-merchandising3717vcosioz
 
Bronces Mestre Hardware Presentation
Bronces Mestre Hardware PresentationBronces Mestre Hardware Presentation
Bronces Mestre Hardware PresentationBronces Mestre S.A.
 
P A P E L E R
P  A  P  E  L  E  RP  A  P  E  L  E  R
P A P E L E RIsaurys
 
Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?
Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?
Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?ru-idebate
 
Designe et nettsted
Designe et nettstedDesigne et nettsted
Designe et nettstedheidicliick
 
Diap galaxias y nebulosas
Diap galaxias y nebulosasDiap galaxias y nebulosas
Diap galaxias y nebulosasBUAP
 
品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告
品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告
品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告YI-JIN CHOU
 
Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken
Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken
Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken Wilte Zijlstra
 
inspirational leadership, bruder fic.new (ini)
inspirational leadership, bruder fic.new (ini)inspirational leadership, bruder fic.new (ini)
inspirational leadership, bruder fic.new (ini)ardia adam
 

Destacado (20)

Prinsip ekosistem ekologi pertanian
Prinsip ekosistem ekologi pertanianPrinsip ekosistem ekologi pertanian
Prinsip ekosistem ekologi pertanian
 
الاختبار النهائى
الاختبار النهائىالاختبار النهائى
الاختبار النهائى
 
Pecha Kucha Leon van Leersum
Pecha Kucha Leon van LeersumPecha Kucha Leon van Leersum
Pecha Kucha Leon van Leersum
 
lettera Berlusconi
lettera Berlusconilettera Berlusconi
lettera Berlusconi
 
Competenties
CompetentiesCompetenties
Competenties
 
Opp Connect Pdfcompleted
Opp Connect PdfcompletedOpp Connect Pdfcompleted
Opp Connect Pdfcompleted
 
Apuntes sobre-merchandising3717
Apuntes sobre-merchandising3717Apuntes sobre-merchandising3717
Apuntes sobre-merchandising3717
 
Mestre Shower System Program
Mestre Shower System ProgramMestre Shower System Program
Mestre Shower System Program
 
Bronces Mestre Hardware Presentation
Bronces Mestre Hardware PresentationBronces Mestre Hardware Presentation
Bronces Mestre Hardware Presentation
 
20100200
2010020020100200
20100200
 
5 regime transitorio
5  regime transitorio5  regime transitorio
5 regime transitorio
 
P A P E L E R
P  A  P  E  L  E  RP  A  P  E  L  E  R
P A P E L E R
 
Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?
Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?
Ru-iDebate - а ты умеешь пользоваться сайтом?
 
Designe et nettsted
Designe et nettstedDesigne et nettsted
Designe et nettsted
 
Meu pai é meu herói!
Meu pai é meu herói!Meu pai é meu herói!
Meu pai é meu herói!
 
Diap galaxias y nebulosas
Diap galaxias y nebulosasDiap galaxias y nebulosas
Diap galaxias y nebulosas
 
品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告
品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告
品二甲99230834周宜瑾 設計史期中報告
 
Internetsegura
InternetseguraInternetsegura
Internetsegura
 
Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken
Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken
Afm consumentenmonitor 13okt2011 wijzerin geldzaken
 
inspirational leadership, bruder fic.new (ini)
inspirational leadership, bruder fic.new (ini)inspirational leadership, bruder fic.new (ini)
inspirational leadership, bruder fic.new (ini)
 

Similar a Usa family-2011

MUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIA
MUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIAMUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIA
MUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIAAnthonyMaiquiza
 
01.origen y evolucion de la familia
01.origen y evolucion de la familia01.origen y evolucion de la familia
01.origen y evolucion de la familiaMarco Alonso
 
2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-pp
2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-pp2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-pp
2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-ppElia Ñaves
 
Mujer puertorriquena
Mujer puertorriquenaMujer puertorriquena
Mujer puertorriquenaLene Marie
 
01 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp02
01 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp0201 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp02
01 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp02Cesar Cachon
 
Octavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en América
Octavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en AméricaOctavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en América
Octavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en AméricaJorge Ramirez Adonis
 
Los indígenas del chaco argentino
Los indígenas del chaco argentinoLos indígenas del chaco argentino
Los indígenas del chaco argentinoNoelia Foschiatti
 
Evolución histórica de la familia
Evolución histórica de la familiaEvolución histórica de la familia
Evolución histórica de la familiaPaulo Rengifo
 
El origen de la familia la propiedad privada y el estado
El origen de la familia la propiedad privada y el estadoEl origen de la familia la propiedad privada y el estado
El origen de la familia la propiedad privada y el estadoDerechodiurno
 
La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02
La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02
La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02SangoLeke
 
Historia 2004 1
Historia 2004 1Historia 2004 1
Historia 2004 1juan vega
 
La educación sexual de la mujer cubana
La educación sexual de la mujer cubanaLa educación sexual de la mujer cubana
La educación sexual de la mujer cubanaMase Lobe
 
Formas de organización social. las tribus
Formas de organización social. las tribusFormas de organización social. las tribus
Formas de organización social. las tribusConstanza Contreras
 

Similar a Usa family-2011 (20)

DEL ORIGEN DE LA FAMILIA AL LA CRISIS DEL PATRIARCADO 2012
DEL ORIGEN DE LA FAMILIA AL LA CRISIS DEL PATRIARCADO 2012DEL ORIGEN DE LA FAMILIA AL LA CRISIS DEL PATRIARCADO 2012
DEL ORIGEN DE LA FAMILIA AL LA CRISIS DEL PATRIARCADO 2012
 
MUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIA
MUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIAMUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIA
MUJERES, CLASES SOCIALES Y MOVILIDAD SOCIAL EN LA COLONIA
 
01.origen y evolucion de la familia
01.origen y evolucion de la familia01.origen y evolucion de la familia
01.origen y evolucion de la familia
 
2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-pp
2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-pp2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-pp
2 el-origen-de-la-familia-la-propiedad-privada-y-el-estado-pp
 
Mujer puertorriquena
Mujer puertorriquenaMujer puertorriquena
Mujer puertorriquena
 
01 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp02
01 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp0201 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp02
01 origenyevoluciondelafamilia-101006072117-phpapp02
 
Octavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en América
Octavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en AméricaOctavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en América
Octavo básico. Unidad 2. Clase 3. La sociedad colonial en América
 
Crisis en la familia
Crisis en la familiaCrisis en la familia
Crisis en la familia
 
Sociedad colonial
Sociedad colonial Sociedad colonial
Sociedad colonial
 
Los indígenas del chaco argentino
Los indígenas del chaco argentinoLos indígenas del chaco argentino
Los indígenas del chaco argentino
 
Evolución histórica de la familia
Evolución histórica de la familiaEvolución histórica de la familia
Evolución histórica de la familia
 
El mestizaje
El mestizajeEl mestizaje
El mestizaje
 
El origen de la familia la propiedad privada y el estado
El origen de la familia la propiedad privada y el estadoEl origen de la familia la propiedad privada y el estado
El origen de la familia la propiedad privada y el estado
 
La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02
La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02
La division-de-la-habana-1313864846-phpapp02-110820132852-phpapp02
 
Historia 2004 1
Historia 2004 1Historia 2004 1
Historia 2004 1
 
Mapuches
MapuchesMapuches
Mapuches
 
Gm809
Gm809Gm809
Gm809
 
El legado español
El legado españolEl legado español
El legado español
 
La educación sexual de la mujer cubana
La educación sexual de la mujer cubanaLa educación sexual de la mujer cubana
La educación sexual de la mujer cubana
 
Formas de organización social. las tribus
Formas de organización social. las tribusFormas de organización social. las tribus
Formas de organización social. las tribus
 

Más de Laura Pavlo

Identificacion2013
Identificacion2013Identificacion2013
Identificacion2013Laura Pavlo
 
Verbos irreg-lph-2013
Verbos irreg-lph-2013Verbos irreg-lph-2013
Verbos irreg-lph-2013Laura Pavlo
 
Verbos reg-lph-2013
Verbos reg-lph-2013Verbos reg-lph-2013
Verbos reg-lph-2013Laura Pavlo
 
Regla mediateca-lph-2013
Regla mediateca-lph-2013Regla mediateca-lph-2013
Regla mediateca-lph-2013Laura Pavlo
 
Alumnos regla-lab-lph-2013
Alumnos regla-lab-lph-2013Alumnos regla-lab-lph-2013
Alumnos regla-lab-lph-2013Laura Pavlo
 
Part-II-LPH-2013
Part-II-LPH-2013Part-II-LPH-2013
Part-II-LPH-2013Laura Pavlo
 
Part-IIILPH-2013
Part-IIILPH-2013Part-IIILPH-2013
Part-IIILPH-2013Laura Pavlo
 
Bilingue lph-2010
Bilingue lph-2010Bilingue lph-2010
Bilingue lph-2010Laura Pavlo
 
Historia estadounidense
Historia estadounidenseHistoria estadounidense
Historia estadounidenseLaura Pavlo
 

Más de Laura Pavlo (13)

Verbs lph-2013
Verbs lph-2013Verbs lph-2013
Verbs lph-2013
 
Speexx lph-2013
Speexx lph-2013Speexx lph-2013
Speexx lph-2013
 
Identificacion2013
Identificacion2013Identificacion2013
Identificacion2013
 
Verbos irreg-lph-2013
Verbos irreg-lph-2013Verbos irreg-lph-2013
Verbos irreg-lph-2013
 
Verbos reg-lph-2013
Verbos reg-lph-2013Verbos reg-lph-2013
Verbos reg-lph-2013
 
Regla mediateca-lph-2013
Regla mediateca-lph-2013Regla mediateca-lph-2013
Regla mediateca-lph-2013
 
Alumnos regla-lab-lph-2013
Alumnos regla-lab-lph-2013Alumnos regla-lab-lph-2013
Alumnos regla-lab-lph-2013
 
Part I-LPH-2013
Part I-LPH-2013Part I-LPH-2013
Part I-LPH-2013
 
Part-II-LPH-2013
Part-II-LPH-2013Part-II-LPH-2013
Part-II-LPH-2013
 
Part-IIILPH-2013
Part-IIILPH-2013Part-IIILPH-2013
Part-IIILPH-2013
 
Bilingue lph-2010
Bilingue lph-2010Bilingue lph-2010
Bilingue lph-2010
 
Moyano lph-2010
Moyano lph-2010Moyano lph-2010
Moyano lph-2010
 
Historia estadounidense
Historia estadounidenseHistoria estadounidense
Historia estadounidense
 

Último

🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docxEliaHernndez7
 
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptxSEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptxYadi Campos
 
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VSOCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VSYadi Campos
 
6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primaria
6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primaria6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primaria
6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primariaWilian24
 
Diapositivas de animales reptiles secundaria
Diapositivas de animales reptiles secundariaDiapositivas de animales reptiles secundaria
Diapositivas de animales reptiles secundariaAlejandraFelizDidier
 
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Juan Martín Martín
 
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptxLA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptxlclcarmen
 
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESOPrueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESOluismii249
 
semana 4 9NO Estudios sociales.pptxnnnn
semana 4  9NO Estudios sociales.pptxnnnnsemana 4  9NO Estudios sociales.pptxnnnn
semana 4 9NO Estudios sociales.pptxnnnnlitzyleovaldivieso
 
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...Katherine Concepcion Gonzalez
 
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024IES Vicent Andres Estelles
 
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).pptPINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).pptAlberto Rubio
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAEl Fortí
 
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESOPrueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESOluismii249
 
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...jlorentemartos
 
EL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptx
EL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptxEL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptx
EL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptxsisimosolorzano
 
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxConcepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxFernando Solis
 
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptxINSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptxdeimerhdz21
 

Último (20)

🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
 
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptxSEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
 
Tema 11. Dinámica de la hidrosfera 2024
Tema 11.  Dinámica de la hidrosfera 2024Tema 11.  Dinámica de la hidrosfera 2024
Tema 11. Dinámica de la hidrosfera 2024
 
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VSOCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
OCTAVO SEGUNDO PERIODO. EMPRENDIEMIENTO VS
 
6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primaria
6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primaria6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primaria
6°_GRADO_-_MAYO_06 para sexto grado de primaria
 
Diapositivas de animales reptiles secundaria
Diapositivas de animales reptiles secundariaDiapositivas de animales reptiles secundaria
Diapositivas de animales reptiles secundaria
 
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
 
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptxLA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
LA LITERATURA DEL BARROCO 2023-2024pptx.pptx
 
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESOPrueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
 
semana 4 9NO Estudios sociales.pptxnnnn
semana 4  9NO Estudios sociales.pptxnnnnsemana 4  9NO Estudios sociales.pptxnnnn
semana 4 9NO Estudios sociales.pptxnnnn
 
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
 
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
Tema 19. Inmunología y el sistema inmunitario 2024
 
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).pptPINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
PINTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA (SIGLO XVI).ppt
 
Interpretación de cortes geológicos 2024
Interpretación de cortes geológicos 2024Interpretación de cortes geológicos 2024
Interpretación de cortes geológicos 2024
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
 
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESOPrueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
 
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
 
EL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptx
EL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptxEL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptx
EL HABITO DEL AHORRO en tu idea emprendedora22-04-24.pptx
 
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxConcepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
 
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptxINSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
 

Usa family-2011

  • 1. Universidad Nacional Autónoma de México Escuela Nacional Preparatoria “Vidal Castañea y Nájera” Plantel Cuatro Báez Villaseñor Estela. 1995. EUA: Historia de sus familias. México: Instituto Mora. TEXTO MODIFICADO PARA FINES EDUCATIVOS, OTORGANDO SIEMPRE LOS DERECHO DE AUTOR A LA CASA EDITORIAL Y AUTOR.
  • 2. Índice Introducción La Colonia La familia nativa a principios del siglo XVII La familia Virginiana La familia puritana La familia esclava El siglo XIX La familia en el siglo XIX La familia y el oeste La familia y la revolución industrial La familia negra después de la emancipación El siglo XX La familia en el siglo XX La familia moderna La familia nativa actual La familia negra en la actualidad La familia mexicano-estadounidense La familia judía La familia y los medios de comunicación Epilogo Obras consultadas
  • 3. EUA: historia de sus familias Introducción A través de los años se ha repetido incansablemente que la familia es la base de la sociedad. Se ha resaltado la necesidad de conservar los valores y reforzar los vínculos familiares. Por medio de la publicidad, la educación y la legislación se busca crear una relación directa entre el equilibrio familiar y la salud social de la nación. Pocos estudios se han dirigido a establecer el devenir histórico de la sociedad norteamericana y su relación con la sociedad en la que se ha inscrito. Abundan los trabajos especializados en un solo modelo familiar, ya sea el blanco tradicional, el judío o el negro. El propósito de la presente investigación es ofrecer al lector un panorama histórico de los diferentes modelos familiares que contribuyeron a caracterizar al pueblo estadounidense. Asimismo se busca destacar los procesos históricos que forzaron una redefinición de la institución familiar y las relaciones inherentes a los núcleos familiares. La primera parte de la obra se refiere al periodo colonial. Se caracteriza a la familia nativa en el momento en que los europeos llegaron a América para pasar después a los modelos familiares originados por la presencia europea en Norteamérica. La familia colonial blanca no fue un simple trasplante de la familia europea a un nuevo continente. La inmigración involucró a diferentes grupos humanos. De este modo, la familia de la colonia surgió de una síntesis de aquellos elementos europeos que sobrevivieron a un nuevo medio y de las nuevas características nacidas de las necesidades propias de una comunidad en formación. Los modelos familiares que aportaron mayor cantidad de rasgos a la creación de una nación independiente fueron el virginiano, el puritano y el esclavo. La segunda parte de la investigación se enfoca a la familia en el Siglo XIX, cuando Estados Unidos era ya independiente y consolidaba su extensión territorial y su organización institucional. Durante este lapso hubo enormes cambios en la institución familiar. Llegaron nuevos grupos inmigrantes, la apertura de la frontera y la expansión territorial promovieron la migración tanto de familias como de individuos. La industrialización, por su parte, permitió el surgimiento de grandes urbes y las manufacturas demandaron enorme cantidad de mano de obra. Numerosas familias abandonaron el campo y se convirtieron en parte del naciente proletariado. La inclusión de mujeres y niños en la producción manufacturera generó diversas reacciones en la sociedad. Mientras algunos ideólogos abogaban por el regreso a la estructura tradicional y atacaban la participación laboral de la mujer, otros demandaban igualdad y derechos para las trabajadoras. También durante el siglo XIX con la emancipación, los negros se vieron obligados a ajustar su modelo familiar a una realidad de nuevas oportunidades y diferentes demandas. La tercera y última parte expone los cambios sufridos por la institución familiar durante el siglo XX. El presente siglo ha sido un periodo de ajuste para la supervivencia de la familia. Las guerras mundiales contribuyeron al surgimiento de una nueva sociedad. Se redefinieron los papeles específicos de los miembros familiares. La mujer se incorporé de manera definitiva al sector laboral y su independencia económica se tradujo en la maternidad fuera del 3
  • 4. matrimonio como una opción válida. La adolescencia se consolidó como una etapa de transición promotora de una cultura única. Surgieron nuevos modelos familiares que buscaron reconocimiento y espacio dentro de la sociedad estadounidense. Ello obligó a realizar estudios sobre los rasgos principales de varias minorías entre las que destacan la nativa, la mexicano-estadounidense, la judío-estadounidense. Como parte importante de las minorías, se explica el carácter actual de la comunidad negra, el replanteamiento de sus demandas y su lucha por espacios propios. Las comunicaciones masivas han tomado a su cargo la promoción de ciertos valores y la familia ha adquirido diversas formas en sus distintos géneros. Asimismo se muestra cómo la familia pasó de ser una institución sólida y plenamente ajustada a la sociedad, a una estructura débil que requiere y demanda un aparato protector que se manifiesta en legislación y prestaciones que le permiten sobrevivir. Las conclusiones ofrecen una reconsideración sobre la función actual de la familia y la necesidad de incorporar y aceptar modelos familiares no tradicionales, y sobre los retos que la institución enfrenta para su supervivencia futura dentro de la sociedad estadounidense. La colonia La familia nativa a principios del siglo XVII Poco se conoce sobre las condiciones familiares de los nativos que ocupaban el área que actualmente conforma a Estados Unidos. De hecho no se sabe con exactitud el número real de habitantes de la zona. Se maneja un rango extraordinariamente amplio que va de 1 000 000 a 18000000. Se cree, sin embargo, que había más de 280 diferentes grupos tribales y que se hablaban más de 250 lenguajes. Las principales familias lingüísticas con las que los europeos entraron en contacto a su llegada a Norteamérica fueron la algonquina y la iroquesa. Las algonquinos se dividían en clanes. Un clan era un grupo formado por personas que compartían un ancestro real o imaginario. La división en clanes no aparejaba formas políticas o religiosas. 4
  • 5. Los hombres no podían casarse con doncellas pertenecientes a su mismo clan. Los niños se integraban al nacer al clan de su madre y compartían con ella su tótem —espíritu guardián que en general tomaba forma animal. Entre los algonquinos no existía una ceremonia matrimonial. El pretendiente se incorporaba al hogar de su futura esposa y cazaba y trabajaba, por un tiempo, para su futuro suegro. Pasado dicho tiempo era considerado un miembro más de la familia. La ceremonia matrimonial entre los iroqueses era más formal que la algonquina. La novia era elegida, por lo general, por la madre del futuro esposo, quien entablaba pláticas con la madre de la joven. En algunos casos también se consultaba a los padres de la pareja y al contrayente. Las familias intercambiaban regalos y el novio se mudaba con la familia de su nueva esposa. Se organizaba un festín para celebrar la ocasión, durante el cual, la recién desposada recibía como regalo de bodas hatos de leña pues era bien sabido que recolectarla era una de las tareas más agotadoras para la nueva esposa. Otra prerrogativa de la mujer entre los iroqueses, además de organizar los enlaces, era el divorcio. Cuando una mujer deseaba divorciarse de su marido, bastaba con poner las posesiones de éste a la puerta de la gran casa, la cual compartían con otras parejas y familias. La sociedad iroquesa estaba organizada alrededor de la mujer y formaba grupos de parentesco matrilineal, relacionados por lazos de sangre por la parte materna llamados ohwachiras. Estos, a su vez, se agrupaban en clanes. Una docena o más de clanes formaban aldeas. Una de las características comunes a todos los grupos nativos era la división sexual del trabajo. La caza era la principal actividad de subsistencia y era llevada a cabo exclusivamente por los hombres. Las mujeres se dedicaban a la recolección de plantas, confección de vestidos, curtido de pieles, reparación de la casa habitación y cultivo de la tierra. En el caso específico de Arizona y Nuevo México, la agricultura era también practicada por hombres. 5
  • 6. La dieta, como consecuencia de ser la cacería la principal actividad económica, era básicamente carnívora. Había un gran despilfarro de alimentos por la irregularidad del aprovisionamiento y lo variado de las presas. Por ejemplo, un bisonte equivalía a diez venados. Una actividad económica que complementaba la cacería era la pesca, también a cargo de los hombres de la tribu. La división del trabajo doméstico y de abastecimiento parece haber estado mucho más relacionada con la condición sexual que con la generacional. Los ancianos vivían con sus familiares y eran importantes para la dinámica interna del hogar. La abuela ayudaba a la madre y a las niñas de la familia en la recolección de leña, plantas y en el cuidado el friego. En los grupos en los que se practicaba la poligamia, los hombres en condición de mantener a más de una esposa podían aspirar a un mejor nivel de vida que los hombres monógamos. Las esposas se repartían las labores domésticas y ello permitía que también tuvieran tiempo libre para el mantenimiento del hogar o la confección de ropa o artículos de uso para el esposo. El curtir una piel de bisonte, por ejemplo, era una actividad que involucraba a varias mujeres simultáneamente. La población nativa no fue incluida en el proyecto colonizador inglés. Participó en el comercio de pieles en una desigual sociedad con el hombre blanco. El comercio de pieles hizo a los indios dependientes de los bienes europeos y afectó las relaciones internas de los diferentes grupos. Las tribus comenzaron a competir por el papel de intermediarias en el comercio de pieles, con el consecuente abandono de sus actividades económicas tradicionales. Sin embargo, fue el momento en que la tierra se convirtió en el bien más preciado para los recién llegados, que los nativos comenzaron a ser presionados para que se reubicaran y así los blancos pudieran ocupar dichas tierras. La población indígena fue además diezmada por las epidemias de enfermedades europeas importadas por los blancos. Entre tales enfermedades estaban la viruela, el sarampión, la varicela, la influenza, la fiebre escarlatina, la tifoidea y la difteria. Fue tal el impacto de la llegada de los europeos al continente americano que actualmente sólo sobreviven en Estados Unidos menos de la mitad de los idiomas nativos originales de la zona. 6
  • 7. La familia virginiana El proyecto colonial inglés estableció desde el inicio algunos lineamientos que serían fundamentales en el desarrollo de la institución familiar en sus dominios. Dicho proyecto no consistía en la creación de un virreinato centralizado sino en la formación y explotación de colonias relativamente pequeñas con un gobierno y una administración autónomos en cada una de ellas. En algunos casos la corona contaba con intermediarios para el adecuado funcionamiento de las colonias, ya fueran compañías o propietarios. El proyecto de colonización promovido por Inglaterra no contemplaba la asimilación y evangelización de los nativos americanos, cuyas características familiares diferían totalmente del modelo tradicional europeo. 7
  • 8. Convivían en Inglaterra diferentes vertientes del cristianismo y aunque la religión oficial era la anglicana, la corona no estableció requisitos referentes a la religión que se practicaría en sus colonias de ultramar. Esta variedad religiosa se reflejó fielmente en el mundo colonial inglés, en donde cada colonia establecía libremente su postura religiosa y en donde contrastaron en la materia la más rígida intolerancia con la mayor flexibilidad. La familia que surgió en las colonias inglesas fue mucho más que un mero trasplante. Fue una síntesis de las costumbres inglesas capaces de sobrevivir en un nuevo contexto con los elementos necesarios para la supervivencia en un continente desconocido. La llegada de inmigrantes no ingleses y la paulatina penetración de los grupos blancos al continente dieron lugar a nuevos matices que más tarde formarían parte intrínseca de la familia típica estadounidense. Cronológicamente la familia virginiana fue la primera en aparecer en Norteamérica como antecedente europeo de la actual familia estadounidense. En ella quedaron plasmados tanto características comunes a toda la realidad colonial como ciertos rasgos muy específicos. La fundación de Jamestown en Virginia en 1607 es el inicio del periodo colonial inglés en Norteamérica. Sin embargo, en dicho proceso no participaron 8
  • 9. inicialmente núcleos familiares. Las mujeres e hijos de los aventureros que llegaron en dicho año a la costa atlántica habían sido marginados de la expedición por lo peligroso del proyecto. La pequeña comunidad masculina tardó años en lograr cierta estabilidad. Los inviernos y enfermedades tales como el escorbuto diezmaron de forma implacable a la población. Algunos colonos se relacionaron con mujeres indígenas de la tribu Powhattan pero el único caso documentado de unión interracial fue el de John Rolfe y la “princesa” Pocahontas, De hecho la posibilidad de crear una sociedad mestiza no fue contemplada con agrado por los colonos ingleses ni por los promotores del proyecto de colonización. En 1619 llegó a Virginia un barco con un carga preciosa a los ojos de los colonos; mujeres. Estas jóvenes procedentes en su mayor parte de Londres fueron enviadas por Inglaterra para afianzar la colonia sobre las firmes bases de los vínculos familiares. Además de las mujeres ese mismo año llegaron a la colonia dos elementos más, destinados a participar en la formación de la familia blanca sureña; varios huérfanos, enviados expresamente de Inglaterra, y los llamados sirvientes escriturados. Ambos grupos se integraron de forma inmediata a la dinámica familiar de Virginia. Los huérfanos fueron enviados a América con el fin de ofrecerles una nueva opción de vida y desahogar un poco la sobrepoblada Londres. Se les colocó como aprendices en diferentes hogares y se convirtieron así en miembros de las familias al compartir su mesa y las facilidades habitacionales. Muchas veces el aprendiz se casaba con alguna hija de su patrón y se integraba de forma definitiva al grupo familiar. En otras, al terminar su aprendizaje establecía su propio negocio y tomaba aprendices a su vez o se colocaba como jornalero con su propio patrón o en algún otro taller. Los sirvientes escriturados eran aquellos individuos que se contrataban por un lapso establecido, generalmente siete años, bajo las órdenes de un amo, el 9
  • 10. cual había sufragado los gastos de su pasaje. Al cabo de dicho periodo los sirvientes escriturados recuperaban su libertad y recibían tierras, una muda de ropa y aparejos de labranza. Durante su servidumbre no tenían el derecho de contraer matrimonio y estaban bajo el estricto control de su amo, el cual a su vez debía ver por su salud y manutención. Algunos presos por problemas políticos o por deudas fueron enviados a América como sirvientes escriturados. Dichos sirvientes escriturados o bajo contrato también funcionaban como miembros de la familia, aun cuando en muchos casos su situación distaba de ser privilegiada. En algunas ocasiones sus amos podían liberarlos. En cualquier forma los sirvientes escriturados eran miembros activos de la comunidad y los varones se convertían, cuando cumplían el requisito establecido de propiedad, en hombres libres, aptos para participar en las asambleas. Las mujeres también recuperaban su libertad pero no tenían derechos políticos de ninguna índole. La familia virginiana del periodo colonial estaba conformada por un grupo extenso de individuos entre los cuales el parentesco sanguíneo no era un requisito. Además de que probablemente convivían tres generaciones bajo el mismo techo, el hogar amparaba a personas que participaban en la producción como aprendices y sirvientes escriturados. La familia virginiana era claramente patriarcal pues el padre funcionaba lo mismo como líder doméstico que como patrón en la organización de la producción. Por coincidencia, también en 1619 llegó un grupo de negros bajo la categoría de sirvientes escriturados. Sin embargo su destino fue muy distinto al de los sirvientes escriturados blancos. Poco después de establecerse el tabaco como el cultivo básico de la economía virginiana, la esclavitud se convirtió en un instrumento de subsistencia al organizar la plantación. Esos negros no superaron su condición de sirvientes escriturados y para la década de 1660 la esclavitud se institucionalizó al establecerse una serie de leyes encaminadas a la segregación racial. Un tipo de familia con características específicas se desarrolló paulatinamente entre los esclavos. Uno de los rasgos más importantes de la vida en Virginia era lo insalubre del clima. Esto provocó una alta tasa de mortalidad entre los inmigrantes lo que afectó la vida familiar. Muchos sirvientes escriturados no sobrevivían lo suficiente como para cumplir su contrato y recuperar su libertad. Las familias tradicionales eran efímeras y sus restos, tras el deceso de alguno de sus miembros, se recombinaban para formar nuevas unidades familiares, más complejas que las anteriores pero igual de frágiles.4 Los niños y adolescentes veían su vida afectada por la muerte de uno o de ambos padres. En cualquier caso, el deceso resultaba generalmente en la inclusión de los niños en una dinámica familiar nueva, El lugar del padre era tomado por un padrastro, un tío, un hermano o incluso un amigo del padre muerto. La madre podía ser sustituida por una tía, una hermana mayor o por la nueva esposa del padre.5 La fragilidad de la familia era compensada, sin embargo, por una compleja y extensa red de parientes y amigos que apoyaban a quienes se enfrentaban a la desaparición de su familia inmediata. Más peligroso que la muerte de algún miembro de la familia era el permanecer al margen de dicha red social. Otra característica particular de Virginia era la forma en que los niños eran nombrados. Por lo general, los padres daban al primer hijo el nombre del abuelo paterno y al segundo el nombre del padre. De la misma forma la 10
  • 11. primera hija recibía el nombre de la abuela materna y la segunda el nombre de la madre. Con el tiempo también cobraron importancia los nombres de los tíos paternos de los niños, probablemente como consecuencia de la alta mortalidad de la zona y de la necesidad de reforzar vínculos ajenos a la mera familia nuclear. Lo insalubre de la región también se relacionó con la frecuencia de segundos y terceros matrimonios y con la rapidez con que las personas encontraban pareja para formar nuevos enlaces. Había frecuentes embarazos fuera del matrimonio y no era raro que sirvientas escrituradas quedaran embarazadas antes de terminar su contrato, arriesgándose a perder a su bebé en una extensión del mismo, cuando podía ser colocado con una familia adoptiva. Virginia se convirtió en un compendio de características muy específicas tales como el tipo de inmigrantes, la escasez de mujeres y lo insalubre de la zona, que se combinaron para dar un sello distintivo a la región que aun actualmente es posible detectar. La familia puritana La familia puritana o calvinista fue una de las más importantes durante el periodo colonial. De hecho sus características peculiares impactaron a la sociedad de Nueva Inglaterra hasta bien entrado el siglo XIX. Además la familia puritana estableció valores que fueron asimilados por el resto del pueblo estadunidense y que se convirtieron en parte intrínsecos de su carácter. El puritanismo* floreció en la región denominada como Nueva Inglaterra, actualmente conformada por los estados de Vermont, Maine, Massachusetts, Nueva Hampshire, Connecticut y Rhode Island. Estas entidades fueron fundadas por diferentes vertientes del puritanismo, pero la sociedad que se les aparejó se sustentaba en un modelo familiar común. 11
  • 12. La presencia de los puritanos en América se debía al convencimiento de que ellos eran los elegidos para fundar una comunidad ideal, en donde se siguieran los preceptos del más puro cristianismo, y que ofreciera un modelo a Inglaterra y al resto de la humanidad, Para lograr tan perfecta sociedad el puritanismo proponía una unión indisoluble entre religión y gobierno. El poder recaía en los llamados “santos” que eran individuos socialmente reconocidos como personas de moral intachable e iluminadas por la gracia divina. La familia surgida en este tipo de sociedad también tenía un “compromiso divino”; por ello era concebida como una iglesia en miniatura donde el padre guiaba a sus seres queridos como un pastor a su rebaño. Las funciones de los diferentes miembros del grupo familiar eran establecidas a partir del liderazgo del padre que no sólo era el soporte económico, sino el guía espiritual y el origen absoluto de la autoridad. Todas las mañanas al despertar y todas las noches antes de retirarse, un buen padre puritano organizaba el rezo, la lectura de la Biblia y el canto de salmos. En cada comida agradecía al Señor. Su obligación era que su familia fuera una miniatura de la comunidad perfecta que los puritanos creían haber fundado en tierra americana. A pesar de que el matrimonio era la base para el surgimiento de la familia, éste era concebido por los puritanos como un contrato civil y no como un acto religioso. En general los matrimonios eran negociados por los padres de la pareja contrayente. Si se llegaba a un acuerdo favorable se procedía a la firma de un contrato prematrimonial en el cual se estipulaban las condiciones 12
  • 13. del enlace y sobre todo el monto de la dote a aportarse por la familia de la novia. Por lo general también se establecía la construcción o compra de una casa separada para la nueva pareja. El matrimonio era un asunto que competía a la familia en pleno y no sólo a los novios. Por ello era muy poco frecuente que los jóvenes se rebelaran ante la autoridad paterna y rechazaran a la pareja escogida para ellos por sus padres. Sin embargo en caso de que encontraran totalmente inaceptable el enlace dispuesto por sus progenitores, los hijos podían apelar al aducir su incapacidad para llegar a amar al futuro cónyuge. En tal caso, los padres no debían presionarlos pues el amor era un requisito para la convivencia conyugal. Sin embargo, el amor puritano no era pasión romántica, sino un sentimiento en que el afecto era sometido a la razón. Para los puritanos todos los vínculos entre seres humanos debían ser subordinados al amor divino reservado para Dios. Una vez establecido y firmado el contrato prematrimonial, la pareja entraba en un nuevo estado civil en el cual no eran solteros ni casados. El contrato revestía gran formalidad y eran necesarias causas de fuerza mayor para que fuera anulado. En esta etapa podía llegar a ocurrir que la pareja tuviera relaciones íntimas pero por su condición de compromiso era castigada con mucha más suavidad que de tratarse de solteros. Con suerte escapaban a los latigazos y sólo pagaban la cuarta parte de la multa correspondiente a parejas no comprometidas. Sin embargo, las leyes referentes al adulterio se aplicaban de forma idéntica a parejas casadas y a parejas comprometidas. La ceremonia matrimonial no era efectuada por un ministro, sino por un representante de la ley o incluso por un oficial. Era frecuente, sin embargo, que los ministros asistieran en calidad de invitados. Los puritanos trataban de enfatizar la austeridad aun en el caso de una ceremonia nupcial. Por ello las novias no vestían de blanco ni se gastaba en velas o flores. El atuendo nupcial masculino se limitaba al traje usado en ocasiones formales. Una costumbre en las bodas puritanas era que el padrino y la principal dama de honor se encargaban de quitarles los guantes al novio y a la novia respectivamente. Los guantes eran atesorados como recuerdo de la ocasión. 13
  • 14. El momento más jocoso durante una boda puritana tenía lugar cuando la novia desaparecía y el novio se lamentaba del rapto. La novia, escondida por parientes y amigos reaparecía después de un rato para ser, junto con su marido, conducida a su nuevo hogar. En la sociedad puritana la mujer gozaba de una situación un poco mejor con relación a su contraparte inglesa. El marido tenía la obligación de mantenerla y este deber era objeto de vigilancia judicial. La autoridad del marido con respecto a su esposa estaba claramente limitada. No podía golpearla, ni obligarla a obedecer órdenes contrarias a las leyes de Dios, explícitas en los códigos civiles. En lo que respecta al adulterio sin embargo, la situación de la mujer era más vulnerable que la del hombre. El adulterio de la esposa era especialmente penado. Su falta era considerada como una violación a su matrimonio y como una ofensa contra la comunidad y por tanto objeto de persecución legal. El adulterio masculino sólo incurría en el primer delito. La familia puritana crecía, por lo general, cada dos años con el nacimiento de los hijos de la pareja. El bebé era bautizado a los seis meses de nacido. Como el periodo reproductivo de una pareja podía alargarse hasta veinte años, los niños de la casa constituían un conjunto de individuos de diferentes edades y en diferentes etapas de desarrollo. Una vez que los niños se integraban a las actividades de los adultos alrededor de los siete u ocho años, el camino era claro e invariable. Había pocas decisiones a ser tomadas pues los padres ofrecían tanto al niño como a la niña modelos relativamente claros para la formación de una “identidad”. El varoncito semejaba una miniatura de su padre y la niñita de su madre. No había la idea de que cada generación necesita labores o actividades distintivas. Los niños se familiarizaban con su sexo y situación al compartir las labores de sus padres. 14
  • 15. Una costumbre que tenía lugar en Inglaterra y que fue continuada por los puritanos en América fue la de colocar a sus hijos con otras familias para ser educados y recibir al mismo tiempo niños ajenos con el mismo fin. Que en un momento dado una familia en precaria situación económica enviara a su hijo con otra pareja no tenía por qué ser sorprendente, pero que familias de recursos participaran en esta costumbre requiere una explicación más detallada. Muchas veces los jovencitos eran entrenados en alguna actividad pero en el caso de niños muy pequeños o de las hijas el fin era meramente formativo. Por lo general, el momento de entregar a los hijos a familias ajenas era justamente antes de la adolescencia. Este sistema es explicado por algunos historiadores como un mecanismo de armonía familiar. Según esta interpretación, los padres puritanos no tenían confianza en sí mismos y temían malcriar a sus hijos a fuerza de mimos e indulgencia. Por ello confiaban más en la autoridad de adultos que no tuvieran un vínculo de parentesco con sus hijos. De esta forma cuando los padres se reunían con su prole, por lo general una vez por semana, lo podían hacer en los mejores términos pues al fin y al cabo ellos no funcionaban como temidas figuras de represión. Se llegaba a dar el caso de que niños muy pequeños huían de su familia adoptiva en busca de sus propios padres. Por lo común eran severamente reprendidos, pero si resultaba que los padres decidían terminar abruptamente el periodo de estadía del niño con la otra familia debían indemnizar a ésta por el lapso no cumplido. La relación entre padres e hijos también era objeto de vigilancia judicial entre los puritanos. Las desavenencias familiares podían dar paso a procesos legales, que trataban de ser lo más cercanos posible a la ley de Dios. Así pues estaba establecido que los hijos desobedientes mayores de dieciséis años merecían la muerte, al igual que los hijos rebeldes y aquellos que maldijeran a sus padres. Sin embargo, también se reservaba un castigo para padres que por su exagerada indulgencia habían fracasado en la educación de sus hijos o cuando los hijos demostraban que sus actos fueron el resultado de crueldad 15
  • 16. paterna. Además de los padres e hijos, compartían el techo familiar los sirvientes. Estos formaban una extensión de la familia misma. La composición del hogar en la época colonial era muy distinta a la que existe en la sociedad contemporánea. La costumbre de la familia de acoger en el hogar a personas sin relación de parentesco obedecía a un concepto enteramente diferente de la vida familiar. El hogar era un lugar de producción y servía de morada a sirvientes, aprendices y miembros dependientes de la comunidad así como a niños huérfanos y ancianos sin parientes. El gobierno civil vigilaba el bienestar espiritual de los sirvientes y ordenaba a los amos instruirlos en el catecismo y respetar el día de descanso para acudir a la iglesia. Los sirvientes estaban integrados a las labores cotidianas del hogar y era obligación del amo encargarse de sus necesidades vitales. El sistema de parentesco entre los puritanos rebasaba la unidad familiar. La muerte del cónyuge y un nuevo matrimonio del sobreviviente aumentaban y complicaba el sistema de parentesco. Un hombre al casarse nuevamente no sólo obtenía una nueva familia sino que mantenía la relación con los parientes de su esposa fallecida. Estos parientes a su vez se convertían en parentela de la recién desposada. Con el transcurso del tiempo y con el crecimiento natural de la comunidad familiar surgieron nuevos tipos de conflictos. Hacia el final del siglo XVII las solteronas comenzaron a aparecer por el exceso de mujeres en ciertos pueblos. Las solteronas no podían aspirar a llevar una vida independiente. Cuidaban a sus padres hasta el fallecimiento de éstos. Una vez huérfanas quedaban bajo la autoridad del familiar masculino más cercano, ya fuera hermano, cuñado o sobrino. Para el momento de la segunda y tercera generación también los ancianos se volvieron frecuentes en la comunidad. Era generalmente asumido 16
  • 17. que aquellos que no pudieran valerse por sí mismos serían cuidados por sus hijos adultos y por las familias de éstos. Sin embargo, en el caso de ancianos solitarios, la institución familiar debía asumir la responsabilidad. Los ancianos eran entonces integrados a núcleos familiares que velaban por su bienestar. Sin embargo la mayoría de los ancianos temían ser ignorados o abandonados por los suyos. Esta inquietud quedó plasmada en algunos testamentos donde hombres agonizantes trataron de proteger las necesidades de sus viudas, con la amenaza de desheredar a los hijos o sirvientes responsables de las mismas si no cumplían dichos deberes. La escasez de tierra arable también propició tensión en el seno de la familia. Había una enorme renuencia por parte de los jefes de familia a heredar a sus hijos sus bienes en vida, por temor a perder autoridad y volverse completamente dependientes de ellos. De esta forma era muy común que los primogénitos llegaran a los 30 o 40 años sin ser propietarios. Esto les impedía contraer matrimonio y crear una familia propia. En algunas ocasiones los padres asignaban a sus hijos una pequeña propiedad para permitirles cierta independencia económica. Con el transcurso del tiempo cada vez hubo menos tierra apropiada para la agricultura en la zona colindante con los pueblos. Dicha circunstancia propició una intensa migración en busca de tierras más propicias. La separación de familias por este motivo y la llegada de nuevos inmigrantes ajenos al “compromiso divino” de los puritanos, de crear una sociedad fiel a la palabra de Dios, contribuyó al rompimiento de la cohesión interna de la comunidad puritana. Sin embargo el modelo familiar puritano, en donde la familia cumplía una gama completa de funciones encaminadas a ser la base de una comunidad ideal, continuó por algunas décadas. En la sociedad puritana la familia era un centro productivo, pues la granja era cultivada por los mismos miembros de la familia y una serie de actividades de producción era llevada a cabo de forma cotidiana. La familia era la primera escuela. En ella aprendían los niños sus primeras letras y modales. La familia funcionaba además como una iglesia donde la doctrina puritana, enseñada por el padre mediante la memorización de preguntas y respuestas específicas y la lectura de la Biblia, era una actividad cotidiana. En una sociedad pionera poco inclinada a invertir recursos en una cárcel de grandes dimensiones, la familia también funcionaba como un centro correccional donde aquellos que transgredían la ley podían ser colocados como sirvientes y donde los jóvenes aprendían a respetar la autoridad de los adultos. Finalmente la familia era un centro de beneficencia que lo mismo se convertía en un orfanatorio para los huérfanos, que en un hospicio para los ancianos o en un hospital para los enfermos. La familia esclava Mucho se ha discutido si los esclavos vivieron la opción de organizarse en núcleos familiares. Hubo varios obstáculos para la formación de familias en este contexto. Durante la mayor parte del periodo colonial hubo un serio desequilibrio entre el número de mujeres y de hombres traídos de África como esclavos. El principal objetivo del tráfico de esclavos era garantizar la producción agrícola de la plantación y por ello era mucho más importante contar con mano de obra masculina que femenina, bastante más débil y delicada. 17
  • 18. Tampoco hubo la posibilidad de que núcleos familiares africanos se trasplantaran y sobrevivieran en las colonias. Los plantadores sabían que la forma más eficiente de lograr la sumisión de un esclavo llegado de África era aislarlo de todo aquello que le recordara una realidad anterior. Por ello se buscaba integrarlo a grupos de esclavos procedentes de diferentes sitios para impedir que hablaran lenguas africanas, y forzarlos a expresarse en inglés. Además el esclavo era inmediatamente rebautizado, para tratar así de sustituir la personalidad del africano libre por la del esclavo colonial americano. Aunque el matrimonio entre esclavos no era reconocido por la legislación, este vínculo era promovido por los mismos amos esclavistas. Los esclavos masculinos mostraban mayor tendencia a la fuga. Pronto fue evidente a los ojos de los amos que si les permitían formar familias y crear así vínculos afectivos con sus esposas e hijos, los esclavos serían más renuentes a considerar la posibilidad de escapar además de que trabajarían en forma más eficiente. En algunos casos el mismo amo o un ministro llevaba a cabo una simple ceremonia para unir ala pareja; en otros tenía lugar la boda “de escoba” en donde la unión de la pareja se sellaba al saltar sobre una escoba. Sin 18
  • 19. embargo, no había un compromiso por parte del amo de respetar los grupos familiares formados por sus esclavos. La esclavitud se heredaba por vía materna, La descendencia pertenecía al amo y él se hallaba en completo derecho de vender en cualquier momento a alguno de los cónyuges o a uno ovarios de sus hijos. La familia esclava no era un reflejo de la familia blanca, base social de la Virginia colonial. La primera vivía en peligro constante de desintegración. De hecho ha sido un reto para los estadounidenses negros de hoy en día reconstruir su pasado familiar hasta ubicar sus raíces en algún lugar de África. Durante el periodo colonial las familias negras fueron objeto del sistema esclavista dentro del cual surgieron. La familia en este caso específico no fue la base de una comunidad humana sino el desesperado intento de las víctimas de la esclavitud de vivir en un ámbito de afecto que las ayudara a enfrentar su condición existencial. De hecho, aun cuando los amos promovían la creación de grupos familiares entre sus esclavos, no lo hacían a fin de mejorar las condiciones de vida de los mismos sino que trataban de estabilizar y garantizar, en la medida de lo posible, el funcionamiento de la institución vital para su economía por medio de la familia. Los esclavos vivían en barracas ubicadas a cierta distancia de la casa del amo. En dichas barracas convivían varias familias e individuos. En algunos casos especiales ocupaban cabañas, lo que les permitía un ambiente de mayor privacidad y la posibilidad de recrear más adecuadamente los vínculos y funciones de una familia libre. La madre esclava no tenía injerencia directa en la crianza y cuidado de sus hijos. La maternidad de una esclava debería interferir lo menos posible con sus labores cotidianas. Por ello había una esclava dedicada al cuidado de los hijos pequeños de las esclavas. A esta esclava se le conocía con el 19
  • 20. sobrenombre de “Tiíta” que la diferenciaba de la nodriza de los niños blancos, llamada “Manita”. En algunas ocasiones una misma esclava vigilaba tanto a los niños negros como a los blancos. La figura paterna era más abstracta que la materna dentro del sistema esclavista. El padre no funcionaba como proveedor, fuente de autoridad o defensor de la familia. La lealtad y sometimiento sólo podían ir en una dirección: del esclavo al dueño y jamás entre los mismos esclavos. En ocasiones se describía al marido como propiedad de la esposa, y el hombre vivía en la cabaña de la mujer. En algunos casos el marido sólo acudía a la casa-habitación de la esposa una vez por semana. El padre esclavo tuvo que recurrir a actividades marginales para afirmar su posición, por ejemplo, al completar el abastecimiento de comida mediante la caza con trampas y la pesca, con el cuidado del huerto y sobre todo, al ser la figura principal en la resistencia activa contra la esclavitud. Un elemento más que interfería con la consolidación de una vida familiar estable entre los esclavos, fue la agresión sexual de varones blancos hacia las negras. Los varones negros eran incapaces de proteger a sus mujeres e hijas, lo que afectaba su capacidad de convertirse en el eje de un núcleo familiar)0 En algunos casos la mujer negra propició la relación para obtener una posición favorable tanto para ella como para sus hijos. La familia negra sin embargo, logró sobreponerse a los obstáculos planteados por la esclavitud. La forzada convivencia de los esclavos provenientes de diferentes regiones de África impidió el trasplante y pervivencia de elementos africanos puros, pero en la mezcla de los mismos y al agregarse los rasgos surgidos en América se dio el origen de la cultura negra estadounidense. Después de la emancipación la familia negra se enfrentó a nuevos retos como el racismo y la segregación. La libertad le permitió redefinir su relación con la sociedad y sus demandas se irían transformando a través del tiempo, siempre en la búsqueda de una participación y reconocimiento plenos dentro del complicado aparato social estadounidense. Parte de la fuerza de dichas demandas surge del hecho de que la familia se erigió de forma natural en la institución básica para la supervivencia de los elementos característicos negros que hoy forman parte de la compleja cultura estadounidense. El Siglo XIX La familia en el siglo XIX La frontera y el Oeste son dos mitos del pueblo estadounidense; ambos se relacionan íntimamente con el anhelo de conquista intrínseco a Estados Unidos. En uno y en otro se templó el carácter estadounidense. Tanto en la frontera, región que marcaba el límite de la civilización con la “tierra india”, como en el Oeste, meta de numerosos grupos deseosos de una vida mejor, se modificaron las instituciones traídas de la lejana Europa y surgieron otras nuevas que brindarían el marco legal al modo de vida estadounidense. Allí fue donde hombres y mujeres olvidaron sus diferencias étnicas y en la lucha común contribuyeron a crear una sociedad más homogénea. Ya fueran ingleses, irlandeses o franceses los que en un avance permanente recorrían la frontera hacia el Oeste, al final de la gesta se identificaban unos y otros como estadounidenses. La conquista del Oeste y la vida en la frontera han tomado la proporción de gesta histórica en la tradición de Estados Unidos. Se las ha identificado como una victoria nacional contra la adversidad representada por 20
  • 21. los grupos de indios hostiles y por una geografía accidentada. Además el Oeste concretó a América vista como tierra de promisión donde el esfuerzo personal sería recompensado y donde todos los hombres serían iguales en su lucha por el éxito y el reconocimiento. Aun cuando numerosos individuos viajaron solos, la familia fue el elemento determinante en la migración hacia el Oeste. Grupos familiares llevaron a cabo el poblamiento de las nuevas tierras. La migración comenzó desde los tiempos coloniales, Para el momento de la conquista ya había una población considerable en el territorio del noroeste. Las compras gubernamentales de territorio como la de Luisiana en 1803 y la de Florida en 1819, multiplicaron varias veces el territorio colonial original. Sin embargo, la migración se intensificó a partir de 1837 cuando la depresión del medio Oeste redujo el precio del trigo y cuando el maíz apenas tenía valor. Durante la década siguiente la migración tomó un nuevo impulso. Numerosos estadounidenses estaban dispuestos a cruzar el río Mississippi, primer paso del viaje que los llevaría a la llamada “tierra nueva”, en la costa del Pacifico, a 2 900 kilómetros. La revolución industrial fue otro proceso que modificó completamente a la familia durante el siglo XIX. Redefinió sus relaciones internas y la trasladó del campo a la ciudad. De ser una entidad económica, la familia pasó a depender de un complejo sistema urbano en donde su subsistencia estaba a merced de vaivenes en la producción y el empleo. La mujer se integró al recién consolidado proletariado. Los niños fueron víctimas de la explotación en las fábricas en las cuales se vieron obligados a trabajar para así completar el ingreso familiar. La revolución industrial transformó además la relación de la sociedad y la familia. Esta última se convirtió en una entidad muy vulnerable. Surgieron demandas que señalaron lo peligroso de la situación y la incapacidad 21
  • 22. de la familia para valerse por sí misma. El proceso que culminaría con una intrincada legislación destinada a proteger tanto a la institución como a los individuos, se inició al ser evidentes los estragos causados por la industrialización a la antes sencilla sociedad rural. El siglo XIX fue testigo también de la emancipación de los estadounidenses negros. Dicha emancipación no dio paso inmediato a su integración efectiva a la sociedad. Fue más bien un suceso que forzó al sector negro a ajustar su lucha por la justicia a un nuevo contexto. Parte de esa lucha se fundó en la legitimación de su institución familiar como base de su comunidad. En los años posteriores a la emancipación se fijaron de forma definitiva los rasgos característicos de la cultura negra estadounidense vigente en la actualidad. La familia y el Oeste El Oeste ha sido, a lo largo de la historia de Estados Unidos, una gesta nacional motivo de orgullo y origen de identidad para los estadounidenses. El Oeste aparece en la historiografía y en los medios de comunicación masivos como la tierra de promisión. Ha sido concebido como ese lugar maravilloso donde el valor, la fuerza y la astucia marcaron la diferencia entre la vida y la muerte, y en donde el hombre tuvo la oportunidad de probarse a sí mismo y a sus metas. De hecho, el Oeste sólo se convirtió en una realidad práctica a partir de la independencia de las trece colonias. Hacia 1781 había ya una población aproximada de 120 000 personas asentadas al occidente de los montes Apalaches. Inglaterra no había promovido la colonización en el interior del país. A sus ojos de metrópoli mercantilista, una colonia interior sin acceso marítimo resultaría difícil de gobernar y los gastos burocráticos y militares para su administración y control rebasarían cualquier beneficio económico que brindara. 22
  • 23. Al iniciarse la etapa independiente, la población colonial y el flujo permanente de inmigrantes internacionales vieron al Oeste como la posibilidad más viable para gozar de una vida mejor. Para dicho momento, la franja costera ya estaba totalmente ocupada y la tierra arable de las colonias originales daba muestras de agotamiento. La llamada conquista del Oeste fue un proceso llevado a cabo por familias. Fueron núcleos familiares los que, organizados en caravanas, realizaron el larguísimo viaje que culminó en el océano Pacífico, poblando a la vez el territorio intermedio. La familia fue el elemento básico para la colonización del territorio: “Para un pueblo que desconfiaba de la Iglesia tanto como del Estado, la familia era la única institución a la cual podía encomendarse la empresa de poblar el continente. La familia cristiana representaba lo suficiente en términos de iglesia y bastaba como expresión del orden político y social.” Las familias que decidieron emprender el viaje hacia un territorio desconocido se resignaron a abandonar a sus parientes, ya fueran éstos padres, hermanos o tíos. Además, abandonaron todo aquello que les era conocido, los elementos propios de su sociedad. El solo viaje obligó a hombres, mujeres y niños a replantear sus funciones dentro de la dinámica familiar. Las mujeres se vieron obligadas a empuñar armas y a manejar carretas perseguidas por los indios. Los niños se convirtieron en adultos precoces. No había espacio para juegos infantiles en un lugar donde la muerte era algo cotidiano. Los peligros del viaje eran múltiples, ya fueran en la forma de indios hostiles, enfermedades y epidemias, así como en la posibilidad de accidentes. Pocas fueron las familias que cruzaron el continente sin enfrentarse a la pérdida de algún miembro o algún incidente menor. Las mujeres perdían frecuentemente la vida durante el parto, al producirse éste sin la posibilidad de recurrir a remedios caseros tradicionales. La migración al Oeste afecté enormemente a las familias extensas. De hecho el proceso promovió la familia nuclear teniendo ésta plena conciencia de ser una familia “dislocada”. A ello respondió con su constante lucha “para que los demás parientes se reunieran con ella. Cuando todos sus esfuerzos fracasaban, las cartas nos revelan su continua soledad y sensación de aislamiento”.13 La ruptura de vínculos familiares ancestrales fue un proceso traumático. Las despedidas eran definitivas pues la posibilidad de un reencuentro era ínfima. Las mujeres fueron las más afectadas por el desarraigo de la familia, Por ello buscaron mantener a toda costa el contacto con sus familiares lejanos por medio del correo. En algunos casos enviaban “muestras del material de los vestidos y sombreros, trozos y anillos de oro, estampas y rebanadas de pastel, semillas de flores y hortalizas, hojas de plantas, recortes de periódicos y fotografías”. Trataban de que los acontecimientos sociales realizados en la inhóspita frontera, tales como matrimonios y funerales, se efectuaran con una formalidad semejante a aquellos que eran practicados en el Este. Atesoraban pequeños objetos que les recordaban la vida organizada que habían abandonado. Luchaban, por todos los medios, por crear conciencia en sus hijos de que existía un mundo muy diferente al de las praderas, con una sociedad estable, regida por ciertas normas que no debían ser olvidadas y cuya práctica garantizaba una vida civilizada aun en los lugares más inhóspitos. La estabilidad misma de la familia se vio severamente afectada por el proceso migratorio. La autoridad paterna se debilitó y problemas causados por la 23
  • 24. desobediencia filial eran constantes. También eran comunes las fugas de las hijas o el nacimiento de criaturas fuera del vínculo conyugal. La misma institución matrimonial perdió fuerza. La frecuencia en que un matrimonio culminaba en divorcio era mucho más alta en aquellos estados recientemente establecidos por el avance poblacional como Washington, Montana, Colorado, Arkansas, Texas, Oregon y Wyoming) Los numerosos divorcios que tuvieron lugar en dichos territorios fueron consecuencia de la actitud pragmática requerida para sobrevivir en un ámbito agreste y poco civilizado, alejado de la sociedad tradicional y de sus valores. El pragmatismo existente en la cultura estadounidense desde la época colonial se exacerbé en la conquista del Oeste. De hecho se convirtió en un elemento intrínseco del proceso. La lucha del hombre por triunfar sobre los elementos naturales que entorpecían su avance tales como una geografía desconocida, indios poco amistosos y animales salvajes propició la exaltación del individuo sobre la comunidad. Los jóvenes abandonaban a sus familias al ver en ellas un lastre para el éxito de una empresa que concebían como meramente personal. Como consecuencia posponían el momento de formar una familia propia pues veían en los vínculos inherentes a la institución un factor sofocante que limitaba sus posibilidades de triunfar en la gesta histórica de la que se autonombraron partícipes. Las esposas tampoco pudieron confiar en el apoyo surgido de la presencia de sus hijas. Muchas jóvenes se casaban durante el largo viaje y fijaban su hogar de acuerdo con la ocupación y las necesidades de su nuevo esposo, y tenían entonces que despedirse de sus padres y hermanos que 24
  • 25. debían continuar su migración a través del continente. La nostalgia de las mujeres por compañía femenina dentro de su ámbito social y por las hijas ausentes quedó de nuevo manifiesta en la correspondencia surgida de la necesidad de compartir pequeños secretos femeninos. La historia de la familia y de la migración al Oeste es una sucesión de despedidas. Es, de hecho, “un mapa de discontinuidades. Los hijos e hijas están dispersos por todo el territorio”.16 De esta forma se puede afirmar que la familia pobló el continente y que de hecho triunfó en una de las epopeyas históricas más importantes para el estadounidense, aun a costa de su cohesión interna. Al verse en la necesidad de recrear un entorno adecuado, la familia promovió la aparición de instituciones de apoyo como las de carácter religioso, a partir de las cuales se pudieran desarrollar vínculos sociales que aliviaran el aislamiento y la soledad. Una de las consecuencias más importantes de la migración al Oeste fue la homogeneización de sus participantes. La lucha contra un enemigo común y contra una serie de obstáculos totalmente objetivos, dio lugar a una respuesta general por parte de los involucrados en el proceso histórico. Por ello no es gratuito que diversos historiadores busquen en el Oeste parte del origen del llamado “carácter estadounidense”. En la conquista de la frontera india desaparecieron las divisiones étnicas originales. Se impuso un lenguaje común y se empuñó un solo fusil. La tierra por la que se suspiraba era una sola al igual que el objetivo: la conquista del espacio donde establecerse y con ella, la opción de una vida mejor. Durante la etapa final de la conquista del Oeste tomaron gran importancia las esposas de los militares y su influencia civilizadora. Dichas mujeres se enfrentaban mejor a las demandas de una vida solitaria y azarosa mientras más adaptables fueran y menos se preocuparan por la estabilidad de un hogar fijo y por los bienes materiales. Las esposas de los oficiales del ejército transformaron los tristes asentamientos militares. Planeaban fiestas, obras musicales y bailes formales para darse la oportunidad de portar sus mejores galas y de practicar un poco el flirteo. Los detalles resultantes de la presencia femenina eran fácilmente distinguibles. En las ventanas aparecían de repente cortinas y los platos para la comida se colocaban sobre un mantel aun cuando no hubiera una mesa debajo del mismo. Sin embargo las mujeres estaban plenamente conscientes de lo transitorio de su presencia y cuidaban de que sus bienes fueran rápidamente desmontables y empacables. Los oficiales valoraban plenamente la importancia de las mujeres. De hecho las zonas militares de la frontera eran un lugar ideal para obtener marido. De acuerdo con los relatos de la época, una joven bonita y soltera recibía varias propuestas matrimoniales en la primera hora posterior a su llegada. Aun las no agraciadas tenían esperanzas: su espera se limitaba a dos semanas al cabo de las cuales se comprometían y se casaban.’ Formar una familia en la frontera india se convertía en un reto. Aun cuando para los niños, la lejanía de la civilización era más una bendición que un problema, sus padres se preocupaban por la ausencia de escuelas adecuadas. La mayor parte de los matrimonios enviaba a sus hijos al Este a vivir con parientes para que pudieran asistir a clases de forma sistemática. El peligro era constante, sobre todo para las mujeres y los niños. Se aconsejaba a las mujeres que evitaran caer vivas en manos de los indios y que 25
  • 26. hicieran lo mismo con sus hijos. El coronel George Armstrong Custer ordenó a sus subordinados que mataran a su esposa Libbie en caso de que ésta estuviera a punto de ser secuestrada por los indios. Una noche de 1867 el coronel Henry Beebee Carrington mandó reunir a todas las mujeres y los niños del fuerte Phil Kearny en un solo recinto y dio la orden a un soldado de volarlo con explosivos en caso de un ataque indio. Los indios robaban el ganado y las provisiones de las familias. Además impedían a los soldados cazar, por lo que las mujeres se veían obligadas a improvisar comidas con muy pocos recursos. El invierno siempre afectaba a las pequeñas colonias y provocaba enfermedades muertes. En otras ocasiones surgían epidemias que obligaban a las mujeres y a sus hijos a huir al Este. Las mujeres que vivían en los fuertes no escapaban a la obligación de actuar como auténticas damas. A pesar del peligro y del mal clima, los esposos exigían que vistieran y actuaran como si se encontraran en el Este. No podían usar vestidos escotados o sin mangas y debían montar en sillas femeninas. En sus ratos libres, debían entretenerse con las otras mujeres del fuerte en juegos de cartas o en labores de costura. Para las esposas de militar el reto combinaba la promoción de los valores de la vida que habían conocido en el Este y el enfrentamiento de los peligros de un lugar alejado de los asentamientos civilizados. De esta forma debían actuar como soldados sin dejar de ser damas: ser al mismo tiempo cocineras y anfitrionas capaces de disparar un rifle y, en la noche del mismo día, entretener a sus invitados con refinada plática y perfectos modales. Debían seguir a sus esposos en su constante peregrinar por los diferentes fuertes y saber cómo hacer de cuartos vacíos y húmedos un verdadero hogar aun cuando éste estuviera condenado a desaparecer al poco tiempo. La presencia de familias en los fuertes militares que conquistaron la frontera india permitió el poblamiento adecuado de los diferentes territorios. Muchos soldados ya no regresaron al Este al terminar su comisión sino que fijaron su hogar definitivo en la zona en que estuvieron asignados o iniciaron el largo viaje al lejano Oeste. Esta opción surgió de la proximidad de sus familias y de que su presencia convirtió a los fuertes en un punto de partida para la búsqueda de nuevos horizontes, Los sacrificios enfrentados por estas familias fueron múltiples, tanto en el orden material como en el emocional, al verse privadas de las comodidades comunes en el Este y aisladas de sus otros familiares. Sin embargo fueron sus sacrificios los que abrieron paso a un nuevo tipo de familia, en donde la mujer jugó un papel más dinámico que el tradicional, dando lugar a que muchos soldados vieran en el fuerte no sólo una estructura arquitectónica creada para su protección, sino un verdadero hogar. La familia y la revolución industrial La industrialización en Estados Unidos se inició en la región conocida como Nueva Inglaterra. Corno ya se ha dicho, los estados que conforman dicha región son Vermont, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Maine y Nueva Hampshire. La mayoría de estos estados crearon desde su etapa colonial la tradición de una fuerte ética de trabajo combinada con la producción de manufacturas destinadas tanto al consumo local como externo. La aparición de fábricas textiles en Nueva Inglaterra surgió por la necesidad de procesar la enorme producción algodonera del Sur. Una característica común de la manufactura textil fue la ocupación de mano tic obra 26
  • 27. femenina. Durante más de un siglo la región se convirtió en la máxima productora de telas en la nación. Las ciudades industriales surgieron y se desarrollaron alrededor de un centro laboral, como fue el caso de Lowell, nombrada así en honor de Francis Cabot Lowell, quien introdujo la posibilidad de combinar el hilado y el tejido en una sola fábrica. Lowell funcionó como un experimento con metas muy específicas. Trató de evitar la repetición de vicios de los grandes centros industriales internacionales. Se buscó que las obreras tuvieran facilidades de esparcimiento y educación en sus horas libres. La meta era recrear un ambiente de tipo colegial. Las trabajadoras eran supervisadas por una jefa de piso que vigilaba su conducta y moral. Las jóvenes debían reportarle sus entradas y salidas. Pasar la noche fuera del dormitorio estaba estrictamente prohibido. Se esperaba, de hecho, que las jóvenes sólo trabajaran hasta el momento de contraer matrimonio, cuando se reintegrarían a su comunidad original. El proyecto utópico de Lowell fracasó al poco tiempo. Otros centros fabriles menos escrupulosos podían producir con mayor rapidez y a menor costo. Lowell no pudo enfrentarse a tan desigual competencia sin sacrificar parte de sus planteamientos originales. La transformación de una sociedad básicamente agrícola en una sociedad industrial acarreé importantes modificaciones en la organización de la familia. La aparición de numerosas industrias dio lugar a la integración de la mujer a la fuerza productiva asalariada. La mujer campesina era la heredera de una tradición ancestral de acuerdo con la cual se combinaban de forma natural las actividades laborales agrícolas y el cuidado del hogar y de los hijos. Para la mujer de la sociedad industrial tal posibilidad se esfumó. Incluso, en muchos casos los mismos niños se integraron a la fuerza laboral asalariada para completar el ingreso de los padres. El trasplante de un entorno rural a uno urbano fue traumático para las familias. Muchas de ellas no provenían siquiera del mismo país sino que habían sido campesinos en su país de origen. Grandes cantidades de inmigrantes de origen rural no tuvieron otra opción al desembarcar que ir a engrosar las filas de los obreros. Para 1 as familias campesinas que se incorporaron a la sociedad industrial las nuevas reglas de subsistencia resultaron un enorme reto. La familia campesina tradicional estaba acostumbrada a ser dueña de sus medios de producción por humildes que éstos fueran. Su traslado a la ciudad implicó la certeza de que dependían totalmente de un salario y de que podían verse desprovistos de cualquier tipo de sustento en todo momento. 27
  • 28. Las mujeres y los niños trabajaban en las granjas de forma no asalariada. Al convertirse en fuerza de trabajo industrial su desempeño dejó de ser familiar. En una industria los papeles familiares pasaron ser secundarios. De hecho “la industrialización entrañé una separación más rigurosa entre padres e hijos durante la jornada laboral...” El objetivo único de todos los miembros de la familia era obtener recursos para el sustento. La industrialización tuvo una enorme repercusión en la forma en que la familia perdió vigor en ciertos aspectos al ser sustituida en algunos de sus servicios por instituciones. La familia preindustrial que funcionaba como una entidad económica, como escuela, como iglesia, como hospital, como hospicio y como orfanatorio, dio paso a una familia que de prestar dichos servicios comenzó a demandar su derecho ellos, a partir de instituciones privadas. Este proceso aparejó también la eliminación del entorno familiar de individuos antes plenamente integrados como aprendices, jornaleros y sirvientes escriturados; “El proceso por el cual la casa familiar dejó de ser un activo recinto de trabajo y centro social, para transformarse en una morada familiar privada, implicó la remoción de las personas ajenas a la misma, tales como compañeros de gremios, socios, jornaleros, aprendices, huéspedes e inquilinos.” 28
  • 29. Para la familia de la época industrial la supervivencia era el objetivo cotidiano. La lucha por el diario sustento interfería con la posibilidad de efectuar otro tipo de actividades. Los niños veían transcurrir su infancia entre los muros de las fábricas y las mujeres y hombres vivían en la eterna angustia de verse desempleados. Tal angustia se reflejó en la idealización de su vida anterior como campesinos. Muchas familias trataban de ver su etapa de trabajadoras industriales como una fase meramente transitoria en tanto lograba reintegrarse a la economía rural. Muchas otras no podían evitar pequeños actos de defensa y rebelión ante la inminencia de quedar completamente dependientes de un salario en la economía urbana. Esta lucha fue evidente en los desesperados intentos de las familias por mantener cierto control sobre su sustento. Por ello criaban en su domicilio urbano animales propios del campo como cerdos, aves y cabras. Más aún, cuando sus recursos o habitación lo permitían trataban de cultivar pequeñas hortalizas para completar su dieta. Las familias trasplantadas a la sociedad industrial trataron de enfatizar que el cambio de condiciones laborales no interfería con el hecho de que el trabajo y su producto eran asunto familiar y no provecho para un solo individuo. Los ingresos derivados del trabajo de los diferentes miembros no se destinaban a satisfacer necesidades individuales sino que “estaba cuidadosamente regulado por las estrategias colectivas de la unidad familiar”. La industrialización desplazó el centro de trabajo fuera de las paredes de la vivienda familiar, lo que provocó un culto a la domesticidad. En dicho culto el hogar se erigió en lo opuesto al lugar de labores convirtiéndose en un refugio, un santuario. De acuerdo con el culto a la domesticidad la función sagrada de la mujer era la de esposa y madre. Todo aquello que interfiriera con dichos aspectos era nocivo y alteraba la natural armonía de la familia. Otra de las consecuencias inmediatas del culto a la domesticidad fue el distinguir a la niñez como una etapa distintiva de la vida. Tal distinción no era prioritaria en la época 29
  • 30. preindustrial cuando la transición de la niñez a la edad adulta ocurría de una forma natural y se basaba en los modelos de conducta ofrecidos tanto por el padre como por la madre. La agresividad de la sociedad industrial afecté enormemente a los niños que tuvieron que enfrentarse a un medio laboral insalubre y con demandas de trabajo muy superiores a las preindustriales. De esta forma si en un contexto rural o artesanal los niños eran reconocidos como trabajadores potenciales, como ayudantes y como aprendices, en la sociedad industrial los padres cobraron conciencia de que los niños eran “seres dependientes dignos de amoroso cuidado y protección”. En la vida hogareña exaltada por el culto a la domesticidad los hijos fueron el centro de atención. Las mujeres debían dar prioridad al cuidado del hogar y de sus hijos en lugar de tratar de ser competitivas en el mercado laboral. La mujer sólo debía buscar trabajo en un momento de emergencia pero no de forma permanente. De hecho, según los planteamientos del culto a la domesticidad, ella no debía siquiera participar en forma demasiado activa en las labores preindustriales tales como lo eran las agrícolas y las artesanales; debía ser la promotora de la armonía doméstica; su hogar debía ser el lugar perfecto para la crianza de los hijos: los papeles de uno y otro cónyuge se apartaron más, en forma gradual; una clara división del trabajo reemplazó a la vieja cooperación económica, y los esfuerzos de la esposa se concentraron en los quehaceres del hogar y la crianza de los hijos. Puesto que los hombres salían de la casa para trabajar en otros lugares, el tiempo que se dedicaba a la paternidad eran principalmente las horas de ocio, El culto a la domesticidad surgió inicialmente en familias urbanas de clase media pero sus bases fueron adoptadas por el resto de la sociedad. Numerosos inmigrantes de origen rural estaban acostumbrados a ver al trabajo remunerado femenino como una parte fundamental de la economía del hogar. Al llegar a Estados Unidos fueron atrapados e incorporados a la naciente sociedad industrial. Para ellos, alcanzar una posición económica que permitiera a la mujer renunciar a su empleo y dedicarse de tiempo completo al cuidado de sus hijos y de su hogar se convirtió en sinónimo de éxito tanto social como material. De acuerdo con la ideología de la clase media urbana de Estados Unidas nada justificaba la participación laboral de la mujer si el salario del marido cubría las necesidades básicas de la familia. Una mujer que trabajaba 30
  • 31. fuera de momentos de crisis económica comprometía la imagen social de su marido y se enfrentaba a severas críticas. La sociedad industrial aisló de forma irremisible a la familia de la sociedad. Por el proceso de industrialización la familia se vio obligada a delegar en instituciones originalmente privadas y posteriormente gubernamentales funciones que tradicionalmente le competían a ella. Este fenómeno resultó en la erosión de los vínculos familiares y en la casi desaparición de la familia extensiva. Los individuos dejaron de ver a la familia como el único medio de acceso a ciertos servicios, tales como educación y cuidados durante la vejez y la enfermedad. El proceso industrial subrayó la importancia del éxito individual sobre el éxito colectivo. La familia mermada para entonces de toda una red de influencia social no ofreció ninguna opción atractiva a los ojos de aquellos que buscaban un éxito rápido basado en la actividad individual. El surgimiento de la sociedad industrial modificó el papel social de la familia. En la época preindustrial era la familia la que daba a la sociedad cohesión, integraba a los individuos solitarios y ofrecía servicios vitales para una existencia de cierto decoro. A partir de la industrialización los papeles se invirtieron y fueron tanto la familia como institución, como los individuos, los que comenzaron a demandar la creación de instituciones que prestaran servicios de beneficencia. La familia pasó de proteger a la sociedad a ser protegida por ésta. La vulnerabilidad de la familia a partir de la revolución industrial se explica en buena parte por su pérdida de funciones y por la creciente participación de sus miembros en actividades fuera del hogar. Muchos gobiernos, entre ellos el de Estados Unidos, se enfrentaron a un proceso semejante. En el caso de Estados Unidos la consolidación de un proletariado demandante y organizado pudo ser pospuesta gracias a la constante inmigración que proveyó de mano de obra fresca, barata e incondicional a las industrias. La necesidad de instituciones que llenaran los vacíos creados por la transformación de la familia dio lugar, en parte, al complejo sistema institucional que comenzó a regir en Estados Unidos desde finales del siglo pasado. Las instituciones surgidas en esta época fueron el resultado de iniciativas privadas pues el gobierno trataba de continuar promoviendo el liberalismo tradicional que le vetaba invertir recursos en economía y en seguridad social. La postura gubernamental dio un giro absoluto a partir de la crisis de 1929 que marcó el fin del liberalismo tradicional en Estados Unidos. El Nuevo Trato creado durante el gobierno de Franklin Delano Roosevelt (1933-45) incluyó una serie de medidas que redefinieron ampliamente la relación con la sociedad y con el gobierno. Dichas medidas sentaron las bases para la relación actual entre el gobierno y la institución familiar. La familia negra después de la emancipación Como se comentó anteriormente, la familia negra apareció y se desarrolló dentro de los límites establecidos por la esclavitud. Los esclavos negros no eran ciudadanos de Estados Unidos y su matrimonio carecía de toda legalidad. Todo ello, sin embargo, no impidió que las esclavas consideraran el matrimonio como un vínculo permanente y que muchos matrimonios esclavos se mantuvieran a lo largo de años y aun de décadas. En caso de la dispersión de los miembros de la familia por la compraventa de esclavos, éstos trataban de 31
  • 32. mantener el contacto enviando mensajes orales o por medio de la correspondencia. La emancipación de los esclavos durante la guerra Civil redefinió su condición social en Estados Unidos. Un gran número de los antiguos esclavos se apresuró a reafirmar sus vínculos familiares mediante matrimonios válidos ante la ley. Ello tuvo implicaciones económicas pues la licencia matrimonial tenía el costo de un dólar, suma nada insignificante para sus escasos recursos, y muestra el enorme interés de los negros por crear una base legal que legitimara el matrimonio como el fundamento de relaciones permanentes y del nacimiento y la crianza de los niños. Lo más común era que los antiguos esclavos buscaran replicar las formas del matrimonio blanco. La emancipación sin embargo, se enfrentó a algunos casos específicos provocados por la esclavitud. Durante dicho periodo era muy común que el primer hijo de las mujeres naciera fuera del matrimonio. Eso no impedía que más tarde la mujer se casara y formara una unión permanente y monógama. Muchas mujeres que ya tenían un hijo en el momento de la emancipación pidieron ser registradas como solteras. En otros casos, las mujeres negras responsabilizaron al antiguo amo de la paternidad de uno o más de sus hijos y demandaron ayuda económica para su manutención. Su demanda, sin embargo, no procedió. Otro problema en el momento de registrar a los negros como personas libres fue que algunos tenían más de una esposa. En tal caso los clérigos del Ejército de la Unión los obligaron a reconocer a una sola. Muchas mujeres negras aprovecharon la emancipación para liberar- se de matrimonios obligados por el antiguo amo, que no eran de su agrado. Otras mujeres se convirtieron en viudas extraoficiales al no poder localizar a sus esposos. Algunas otras, solteras, no encontraban con quién casarse, pues las bajas de guerra entre la población masculina negra eran especialmente altas. 32
  • 33. El apego de los estadounidenses negros a sus familiares provocó también que, en fecha tan tardía como 1880, muchos antiguos esclavos publicaran aún notas en los periódicos para localizar a parientes de los cuales habían sido separados por la esclavitud o por la guerra. Muchos lograron reconstruir su historia familiar y ubicar a abuelos y bisabuelos a pesar de la dispersión provocada por la compraventa de esclavos. En las décadas posteriores a la guerra Civil se consolidaron las bases de la familia negra actual. La familia tomó forma legal y se convirtió en la base de la comunidad negra libre. Los antecedentes históricos provocados por la esclavitud combinados con las condiciones económicas y sociales a las que se enfrentaron los negros después de la emancipación dieron a dicho sector un sello característico. Los negros recién emancipados no se integraron a la sociedad estadounidense en términos de igualdad social y racial. Muchos no tuvieron otra opción, ante la imposibilidad de obtener tierras y la agresividad del racismo sureño, que migrar a otras regiones. Algunos se reubicaron en el Norte en donde la existencia de ciudades industriales les dio la oportunidad de integrarse al proletariado urbano, Otros prefirieron dirigirse al Oeste para obtener tierras y convertirse así en granjeros o campesinos. La mujer continuó como el factor de estabilidad más importante de la familia negra después de la emancipación. Su influencia dentro del núcleo familiar se reforzó por el hecho de que rápidamente asumió, ante la ausencia de figuras masculinas de apoyo, la responsabilidad por el bienestar económico de sus hijos y allegados. El hecho de que, durante la esclavitud, su hogar era el centro de la vida familiar permitió que, después de la emancipación, se prorrogara su condición de eje de la dinámica interna de la familia. Después de la emancipación los hombres buscaron asumir su papel de proveedores, pero se enfrentaron con grandes dificultades para conseguir empleos adecuados que les permitieran sostener decorosamente a sus familias. La emancipación fue el primer paso para la integración de la población negra a la sociedad estadounidense. Sin embargo, la falta de programas para promover la igualdad social, el castigo a los grupos responsables de la tensión racial y la ausencia de empleos bien remunerados para los antiguos esclavos colocaron a éstos en una situación sumamente vulnerable. La libertad no facilitó la creación de un modelo familiar negro con las mismas oportunidades de otros grupos de la población libre. De hecho la emancipación planteó nuevos retos a la familia negra, retos que son renovados día con día y cuya superación permite el ascenso social y económico del sector negro estadounidense. El siglo XX La familia en el siglo XX La familia estadounidense durante los primeros años del siglo XX había surgido de la revolución industrial. Era una entidad que se enfrentaba a la hostilidad de una economía liberal para la cual eran ajenas las demandas por seguridad social y mejores condiciones de vida. La primera guerra mundial redefinió la situación internacional de Estados Unidos al convertirlo en una de las naciones líderes en la búsqueda del equilibrio de poder en la posguerra. Las demandas del conflicto crearon una sociedad totalmente diferente a la anterior, lo que modificó de forma irreversible a la familia. 33
  • 34. La mujer se integró al esfuerzo de guerra y ello sentó las bases para sus demandas de derechos y participación. En 1920 el Congreso ratificó el derecho a votar de las mujeres estadounidenses y durante los años siguientes, se resistieron a retomar a sus actividades tradicionales de madres y esposas. La bonanza de la década de 1920 les permitió mantener sus empleos y experimentar una independencia económica como nunca antes. La falda y el peinado se acortaron, hablaron a gritos de su deseo de libertad, los cigarrillos cobraron inesperada popularidad en el sector femenino y cada día más mujeres buscaron la posibilidad de trabajar de forma remunerada. Algunas de las mujeres que sustituyeron a los hombres ausentes en tareas productivas prioritarias se negaron a abandonar sus trabajos para furia de los ex combatientes y escándalo de la sociedad. La crisis de 1929 fue un duro golpe para la sociedad estadounidense en su conjunto. Después de un milagro de más de diez años la economía se contrajo. Las mujeres se vieron conminadas por la sociedad a dejar sus empleos, pues se consideraba injustificable que estuvieran recibiendo un sueldo cuando numerosos hombres buscaban trabajo. El culto a la domesticidad, característico de la época de la revolución industrial, resurgió en un nuevo contexto. La segunda guerra mundial dio paso a una situación de emergencia. La actitud hacia el empleo femenino varió y las mujeres fueron llamadas a participar en el esfuerzo de guerra. La posguerra consolidó las características básicas de la sociedad estadounidense actual. Tuvo lugar el llamado “Baby Boom” (alta tasa de nacimientos al finalizar el conflicto bélico). La adolescencia se convirtió en una etapa plena mente identificable y se la concibió como una época dorada, vínculo entre la niñez y la edad adulta y poseedora de una cultura propia. La clase media se expandió y sus rasgos específicos pasaron a formar parte intrínseca del modo de vida. La televisión se convirtió en objeto de culto y en instrumento de penetración masiva. La familia que comenzó a recibir protección gubernamental a partir de la crisis de 1929, enfrentó uno de sus momentos más difíciles al ser redefinida en su totalidad después de la segunda guerra mundial. Las mujeres se rehusaron a reasumir, por tiempo completo, sus funciones tradicionales de madres y esposas, y su independencia económica les permitió mayor poder de decisión 34
  • 35. en puntos como el aborto, la maternidad fuera del matrimonio y el divorcio. Este último se incrementó en las décadas posteriores a la guerra. Las minorías raciales y étnicas llevaron al momento clave su demanda por igualdad y reconocimiento. Sus modelos familiares comenzaron a impactar y a dividir a la sociedad estadounidense. La familia negra transformó su demanda social y comenzó a conquistar espacios propios. Sus características peculiares fueron identificadas en grupos sociales de diferente raza. Otros modelos familiares de grupos minoritarios como el nativo, el mexicano-estadounidense y el judío- estadounidense comenzaron a ser estudiados y analizados a fin de aquilatar sus características propias y su trascendencia para la sociedad de Estados Unidos en su conjunto. Los sectores tradicionales reaccionaron con una contraofensiva que promovía, más que nunca, a los valores supuestamente típicos y a la familia nuclear blanca de clase media como base de los mismos. El siglo XX ha sido testigo de la transformación de la sociedad estadounidense, basada en un solo modelo similar considerado legítimo, en una sociedad plural, capaz de incluir diferentes tipos de familia y de redefinirse cotidianamente en un esfuerzo por mantener la continuidad histórica y social. 35
  • 36. La familia moderna LA FAMILIA DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX La familia urbana de principios del siglo XX era una familia creada con base en los planteamientos del liberalismo económico. Dicha política afectó tanto a los descendientes de grupos ya establecidos por largos años en Estados Unidos como a los inmigrantes recién llegados al país. El liberalismo económico obligó a la familia a redefinir su funcionamiento al enfrentarla a las hostiles demandas de un acelerado crecimiento industrial. Para principios del siglo el capitalismo ya había alcanzado su fase financiera y las grandes corporaciones y los monopolios dominaban la industria y la economía. También el proletariado había tratado de organizarse y obtener concesiones dentro del nuevo orden económico. Sin embargo, la consolidación de una identidad de clase, necesaria para dicha organización, no se había dado por la llegada de diferentes grupos de inmigrantes. Dichos inmigrantes competían con las minorías ubicadas en la parte más baja de la escalera económica, y ofrecían su mano de obra a precio muy bajo. Este enfrentamiento entre minorías daba como resultado la falta de vinculación en las demandas del proletariado y la desunión del mismo. La familia urbana estadounidense era una entidad muy vulnerable a su realidad económica y la industrialización redefinió su dinámica interna y las funciones de sus miembros. El papel que resultó más transformado fue el de la esposa y madre, debido a que las nuevas condiciones le exigían tanto participar como proveedora material de las necesidades de su familia como ser la base de cohesión y armonía interna de la misma. El evento que causó una nueva transformación de la institución familiar fue la primera guerra mundial. El conflicto bélico provocó cambios irreversibles en la sociedad. El esfuerzo de guerra al que se vio sometida la población dio origen a nuevos valores y a una nueva forma de vida. La familia fue afectada por dichos cambios, y la forma familiar surgida de la revolución industrial enfrentó un reto totalmente desconocido. La mujer se convirtió en un elemento clave de la economía y esta responsabilidad aparejó la posibilidad de independencia. Las mujeres, en cualquier estado civil, descubrieron la libertad que brindaba un ingreso económico propio; sus demandas de derechos políticos tuvieron en la guerra una importante plataforma, preludio del gran triunfo de 1920, cuando el Congreso ratificó la enmienda 19 a la Constitución, mediante la cual se reconocía el sufragio femenino. Durante la posguerra se consolidé un nuevo tipo de familia, cuya característica más importante era que madres y esposas trabajaban fuera de casa. Por vez primera las mujeres tuvieron la opción de trabajar para aumentar el ingreso familiar por el solo gusto de elevar el nivel de vida de su familia. Además la posibilidad de un empleo remunerado en beneficio propio y no a favor de una entidad familiar se convirtió en una realidad palpable para la mujer. En los años de posguerra era común que las hijas de familia de las áreas rurales abandonaran el hogar paterno y se mudaran a las ciudades en busca de mejores horizontes. Así, anteponían sus ambiciones personales a la presión de contraer matrimonio y formar una familia. La familia de la década de los veinte se enfrentó a problemas hasta entonces desconocidos. Los sirvientes domésticos se volvieron muy escasos, sobre todo a partir de la ley de inmigración de 1924 que limitó el ingreso de mano de obra no especializada al país. A consecuencia de esto se redujo el 36
  • 37. tamaño de la casa familiar para hacerla pequeña y práctica y el departamento comenzó a ser considerado una buena opción de vivienda. El divorcio también fue en aumento, Entre 1914 y 1928 el número de divorcios subió de uno por cada diez matrimonios a uno por cada seis. En el 66% de los casos, el divorcio fue solicitado por la esposa. La sociedad vio con creciente alarma y preocupación cómo la familia se transformaba ante sus ojos. Los cambios eran más evidentes en las áreas urbanas, en donde la producción de bienes de consumo se aceleraba por el impulso económico provocado por la guerra, que en el medio rural en donde, si bien aumentaba la producción, era más fácil que siguieran vigentes las tradiciones y costumbres propias de la familia preindustrial. Los sectores más conservadores de la población desaprobaron ampliamente las características de la nueva familia, sobre todo, la actitud de independencia de las madres y esposas. Sin embargo, la bonanza económica de la década impidió una presión organizada contra las mujeres que trabajaban. La crisis de 1929 provocó el resurgimiento del culto a la domesticidad como reacción contra la nueva actitud de la mujer durante los años de la década de 1920. Se trató de restablecer el modelo familiar preindustrial. Nuevamente se enalteció la figura de la mujer en sus funciones de madre y esposa y se criticó a aquellas que aspiraban a un desarrollo profesional que las colocara como competencia de los hombres en el mercado laboral. El gobierno de Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) replanteó las relaciones entre la sociedad, la economía y el Estado ante el fracaso del liberalismo económico, responsable en buena parte de la crisis de 1929. Esta había subrayado la fragilidad del individuo y de la familia ante los complicados vaivenes de la economía y era evidente la necesidad de una legislación que regulara la economía y protegiera a los estadounidenses de los efectos catastróficos de un fenómeno semejante. El Nuevo Trato dio inicio a la participación gubernamental en la economía y a la creación de un aparato de seguridad social para proteger a la población de las irregularidades económicas. El desempleo dejó de ser considerado un percance de índole personal y el gobierno se responsabilizó de 37
  • 38. la manutención de aquellas familias cuyo jefe estuviera sin trabajo. Se crearon seguros para ancianos, minusválidos y niños dependientes. Se trató de enfatizar la riqueza laboral de regiones no industriales. Y, sobre todo, se buscó dar estabilidad a la familia. Los años posteriores a la crisis de 1929 redefinieron la función de la familia. Esta se convirtió a los ojos del gobierno en una institución sagrada a la cual se debía proteger y promover aun a costa de invertir recursos en la solución de conflictos que antes eran resueltos por su dinámica intrínseca. La sustitución de la antigua sociedad rural por una sociedad industrial urbana fue identificada como fuente de muchos de los males que aquejaban a la familia, como su desintegración o la necesidad de la mujer de obtener un salario en lugar de dar prioridad a su hogar y a la crianza de los hijos. El periodo entre las dos guerras fue caracterizado por una participación laboral cada vez mayor por parte de la mujer. Sin embargo, la crisis económica de 1929 provocó que hubiera demandas nacionales que exigían que las mujeres que trabajaban dejaran sus puestos, que pasarían a manos de hombres desempleados. Para amplios sectores de la población era antinatural que mujeres contaran con trabajo mientras que hombres, proveedores tradicionales a nivel familiar, se encontraran desempleados. A fines de los años treinta, todas las autoridades estatales, locales y nacionales respaldaron el trato discriminatorio contra las mujeres casadas que buscaban empleo. Según dijo un representante del Congreso, la mujer debía asumir la responsabilidad que le corresponde en el hogar y no tratar de quitarle el trabajo al hombre, “que es quien lleva el pan al hogar”. La crisis de 1929 obligó a los estadounidenses a reconsiderar su participación en la primera guerra mundial. Durante los años posteriores a ella se promovió ampliamente el aislacionismo. Este parecía ser un recurso ideal para que la economía y la sociedad recuperaran la estabilidad dentro de pautas realistas y superaran el oropel que había adornado con falsas pretensiones la década de los dorados veinte. Hacia 1937 el Nuevo Trato parecía haber solucionado la crisis económica y la inversión en los programas del mismo comenzó a disminuir. Pronto surgió la amenaza de una nueva recesión. Sin embargo, los eventos internacionales la evitaron. En Europa y Asia surgieron gobiernos totalitarios que pronto fueron una amenaza para el resto de los países. El fracaso de la Liga de las Naciones y el expansionismo de Italia, Alemania y Japón provocaron una nueva guerra mundial. Estados Unidos se vio nuevamente involucrado en el conflicto. El esfuerzo de guerra dio a su economía un gran impulso. Surgieron empleos y las mujeres se vieron convocadas a cumplir con la patria y a cooperar en la producción demandada por la guerra. La segunda guerra mundial colocó a Estados Unidos en posición de superpotencia. Además, originó la política de bloques y la guerra fría. Hacia el interior del país sentó las bases para la dinámica social interna durante las décadas posteriores. La segunda guerra mundial promovió la inclusión femenina en la producción nacional. Parte de la población masculina fue nuevamente llamada al frente y las mujeres tuvieron que colaborar en el mantenimiento de la economía doméstica bajo la gran presión de un esfuerzo de guerra mayúsculo. A las mujeres que unos años antes se les había dicho que era reprobable dejar el hogar y aceptar un empleo se las apremió, como cuestión de necesidad patriótica, a contribuir a la victoria en la guerra. Entre 1939 y 1945 más de 38
  • 39. 6000000 de mujeres ocuparon empleos por primera vez, en su mayoría casadas y mayores de treinta años. La guerra tuvo un impacto inmediato sobre la familia. El hecho de que las madres trabajaran, aunado a la necesidad de que pasaran varias horas en las colas de racionamiento aumentó la sensación de abandono entre los hijos. La Sociedad Americana de Orto psiquiatría recomendó que se prohibiera el trabajo industrial a las madres de niños menores de tres años. Las madres de niños preescolares debían trabajar únicamente las horas de duración de las pocas guarderías en existencia. La familia se vio sometida durante la guerra a intensas presiones. Las escuelas públicas estaban demasiado llenas, muchos adolescentes no alcanzaban lugar y ello contribuyó a la delincuencia juvenil. La migración interna provocada por el conflicto bélico llevó a que muchas escuelas redujeran las horas de clase para instalar dos turnos, lo que añadido a la huida de miles de maestros por los bajos salarios, dejó a millones de niños con pocas horas de clase. Durante esa época se observó un aumento en la criminalidad juvenil, caracterizada por una gran agresividad. Se hizo entonces hincapié en la ausencia de supervisión familiar, en la falta de viviendas y escuelas adecuadas y, además, en el empleo de menores en boliches, bares y salones de baile. Otras ofensas que proliferaron durante la guerra fueron los delitos sexuales. En 1942 se arrestó a un número altísimo de jóvenes por dicha trasgresión. Las enfermedades venéreas también se incrementaron como consecuencia de la segunda guerra mundial. Ello llevó a que en 1944 aumentara de 20 a 30 el número de estados que exigían análisis de sangre como un requisito para el matrimonio. LA FAMILIA EN LA POSGUERRA 39
  • 40. Entre la tradición y el cambio: la década de los años cincuenta pasado el conflicto internacional hubo nuevas demandas de que la mujer regresara a sus funciones tradicionales. Sin embargo, los cambios sufridos por la sociedad eran irreversibles. Durante la posguerra tuvo lugar el llamado Baby Boom en el cual la tasa de natalidad se incrementó en forma inusitada. Este aumento poblacional no afectó la participación económica de la mujer, pues durante la década de 1950 la tasa de empleo femenina aumentó cuatro veces más rápidamente que la masculina. Durante la segunda mitad del siglo XX la mujer había consolidado victoria tras victoria en la búsqueda de una participación conjunta con el hombre. Muchas jóvenes se inscribieron en las universidades deseosas de cursar estudios superiores. Otras manifestaron su intención de seguir trabajando aun después de ser casadas y madres. Durante la década de los años cincuenta la familia vivió un periodo de armonía. Las comunicaciones difundían un modelo de familia suburbana en donde la vida transcurría de forma Idílica, entre comidas hogareñas y prácticas de deporte en el vecindario. En esta época aun los problemas cotidianos eran pretexto para anécdotas. El suburbio fue consecuencia de la expansión de la clase media, ahí quedaron plasmados los valores más típicos de la forma de vida estadounidense. La madre de familia suburbana encontró gran ayuda en sus deberes hogareños con la creciente automatización. Cundieron los aparatos eléctricos como los lavatrastes y las aspiradoras que transformaron de forma definitiva el concepto de “quehacer doméstico”. Las mujeres que quisieron continuar trabajando después de la guerra encontraron un gran apoyo en la automatización que sustituyó, en buena medida, al servicio doméstico remunerado. Pasado el Baby Boom, la familia promedio comenzó a reducir su tamaño, aun cuando algunos grupos inmigrantes insistían en tener un número alto de hijos. Aumentó la demanda de guarderías, que eran muy escasas, a fin 40
  • 41. de que las madres pudieran desempeñar su trabajo de forma normal. Muchas mujeres optaron por buscar empleos de medio tiempo para compaginar las labores propias del hogar con un puesto permanente. Otro hecho importante durante los años posteriores a la segunda guerra mundial fue que el concepto de adolescencia se acuñó y se convirtió en parte del modo de vida. Esta etapa se identificó como una fase de ajuste entre la niñez y la edad adulta, caracterizada por cierta inestabilidad emocional y por el ensanchamiento de la brecha generacional respecto a los padres. El adolescente trató por todos los medios de destacar aquellos aspectos que lo diferenciaban de sus progenitores. Así pues, aspiraba a la creación de un mundo propio, en donde escuchara su propia música, vistiera su propia moda y hablara su propio idioma. El triunfo del cambio: la familia a partir de la década de los años sesenta La tranquilidad de la sociedad estadunidense durante la década de los años cincuenta llegó a un brusco final durante los primeros años de la nueva década. Esta se caracterizó por una dramática ruptura con los valores tradicionales, el surgimiento de una agresiva contracultura y la redefinición de instituciones como la familia y la escuela. La necesidad de cambio encontró cauce en el llamado Movimiento de los Derechos Civiles (1963-1970), en donde los grupos minoritarios buscaron reconocimiento y participación a nivel nacional. Muchas mujeres se unieron a otros grupos formados por minorías durante el Movimiento de los Derechos Civiles en la década de los sesenta. En él se plantearon demandas que tan sólo unas décadas antes hubiera sido imposible formular. Denunciaron la discriminación sexual en el ámbito laboral. Exigieron igualdad en su trato como ciudadanas y como seres humanos. El deseo de las madres y esposas de la década de los cincuenta de compaginar adecuadamente sus deberes domésticos con un trabajo remunerado provocó que la mayoría de las que se integraron a la fuerza laboral 41
  • 42. durante los siguientes años lo hicieran en trabajos mal remunerados. Durante el Movimiento de los Derechos Civiles demandaron salarios justos y servicios que les permitieran combinar las actividades profesionales con las hogareñas. El matrimonio y los hijos dejaron de ser vistos como el máximo objetivo y comenzaron a ser como un lastre que interfería con su desarrollo individual y la obtención de metas propias. Los anticonceptivos dieron por primera vez a la mujer control sobre su cuerpo y su sexualidad, lo que redefinió la relación de pareja. La actividad sexual dejó de tener un vínculo directo con la maternidad. La crisis institucional de la década puso en tela de juicio los valores promovidos por la familia, el gobierno y la educación tradicional. La oposición de la población al conflicto de Vietnam dio argumentos a los grupos que atacaban el sistema institucional estadounidense. Esto provocó el surgimiento de una vigorosa contracultura que planteaba una redefinición de valores. Nuevos tipos de familia fueron ensayados como la comuna, en donde varias parejas gozaban de ilimitada libertad sexual y en donde todos los adultos se hacían responsables de los hijos procreados por sus miembros. La comuna proponía, además, el abandono de los valores urbanos de una sociedad industrial. Muchas comunas trataron de obtener su subsistencia mediante el trabajo agrícola en granjas. Los adolescentes de la década de los años sesenta rompieron con la tradición y se enfrentaron a los adultos. Su rebeldía se combinó con la revolución sexual. El uso de drogas cundió y provocó serios ataques de la sociedad hacia el comportamiento de la juventud. Durante la década de los años setenta la mujer tomó aún más control sobre su función reproductiva. Prefería tener a sus hijos antes de los 25 años, a fin de reintegrarse a su empleo o a sus estudios y terminar rápidamente de formar una familia. Además, una maternidad relativamente temprana dejaba frente a ella la oportunidad de un largo periodo de pleno desarrollo profesional o laboral. Muchas mujeres consideraban que dos era el número ideal de hijos. Madres y esposas mantuvieron la demanda de lograr prestaciones gubernamentales que les permitieran continuar con su empleo sin descuidar su 42