2. La función libidinal
recorre un largo camino
de desarrollo hasta
poder entrar al servicio
de la reproducción en la
manera llamada normal.
Un desarrollo de esa
índole acarrea dos
peligros: primero, el de la
inhibición y, segundo, el
de la regresión.
3. Es posible, respecto de
cada aspiración sexual
separada, que partes de
ella queden retrasadas
en estadios anteriores del
desarrollo, por más que
otras puedan haber
alcanzado la meta última
Una demora así de una
aspiración parcial en una
etapa anterior debe
llamarse fijación (a saber,
de la pulsión).
4. El segundo peligro de un
desarrollo como este, que
procede por etapas, reside en
que fácilmente las partes que
ya han avanzado pueden
revertir, en un movimiento de
retroceso, hasta una de esas
etapas anteriores; a esto lo
llamamos regresión. La
aspiración se verá impelida a
una regresión de esta índole
cuando el ejercicio de su
función, y por tanto el logro de
su meta de satisfacción,
tropiece con fuertes
obstáculos externos en la
forma más tardía o de nivel
evolutivo superior.
Para la comprensión de las
neurosis, es importante que no
pierdan de vista este nexo
entre fijación y regresión
5. Se pueden esperar
regresiones de dos
clases: retroceso a los
primeros objetos
investidos por la libido,
que como sabemos son
de naturaleza incestuosa,
y retroceso de toda la
organización sexual a
estadios anteriores.
No confundir regresión y
represión
6. Represión es, como ustedes recuerdan,
aquel proceso por el cual un acto
admisible en la conciencia, vale decir, un
acto que pertenece al sistema Prcc, se
vuelve inconciente y por tanto es relegado
al sistema Icc
7. Relacionándola con la fijación, mentamos
exclusivamente el retroceso de la libido a estaciones
anteriores de su desarrollo, vale decir, algo por entero
diverso de la represión en cuanto a su naturaleza y
completamente independiente de ella. Por otra parte, no
podemos decir que la regresión libidinal sea un proceso
puramente psíquico, ni sabemos qué localización
debemos atribuirle en el interior del aparato anímico. Y
si bien ejerce la influencia más poderosa sobre la vida
anímica, el factor orgánico es el que más se destaca en
ella.
8. En el caso de la neurosis
obsesiva, al contrario, la
regresión de la libido al
estadio previo de la
organización sádico-anal
es el hecho más llamativo
y el decisivo para la
exteriorización en
síntomas. El impulso de
amor tiene que
enmascararse, entonces,
como impulso sádico.
9. Una regresión de la
libido sin represión
nunca daría por
resultado una
neurosis, sino que
desembocaría en una
perversión. La
represión es el
proceso más peculiar
' de las neurosis, y el
que mejor las
caracteriza.
10. Los seres humanos
contraen una
neurosis cuando se
les quita la posibilidad
de satisfacer su
libido, vale decir, por
una «frustración», y
sus síntomas son
justamente el
sustituto de la
satisfacción frustrada
(denegada )
11. Entre estos procesos que
protegen de enfermar por
una privación, hay uno que
ha alcanzado particular
importancia cultural.
Consiste en que la
aspiración sexual abandona
su meta dirigida al placer
parcial o al placer de la
reproducción, y adopta otra
que se relaciona
genéticamente con la
resignada, pero ya no es
ella misma sexual, sino que
se la debe llamar social.
Damos el nombre de
«sublimación» a este
proceso, plegándonos al
juicio general que sitúa más
alto las metas sociales que
las sexuales, en el fondo
egoístas.
En la etiología de las neurosis
la fijación libidinal es el factor
interno, predisponente, y la
frustración es el factor externo,
accidental.
Sublimación
12. Si bien la desmedida,
y sobre todo aún
prematura, fijación de
la libido es
indispensable para la
causación de las
neurosis, su círculo
de acción rebasa con
mucho el ámbito de
estas. Por sí sola,
entonces, esta
condición no es más
decisiva que la
mencionada antes, la
frustración.
13. El conflicto es
engendrado por la
frustración; ella hace que
la libido pierda su
satisfacción y se vea
obligada a buscar otros
objetos y caminos. Aquel
tiene por condición que
estos otros caminos y
objetos despierten enojo
en una parte de la
personalidad, de modo
que se produzca un veto
que en principio
imposibilite la nueva
modalidad de
satisfacción.
14. ¿Cuáles son los poderes de que parte el veto a la
aspiración libidinosa? Dicho en términos totalmente
generales, son las fuerzas pulsionales no sexuales. Las
reunimos bajo la designación de «pulsiones yoicas
Sigue siendo, por tanto, un conflicto entre el yo y la
sexualidad.
15. El Psicoanálisis se
construyó sobre la tajante
separación entre las
pulsiones sexuales y las
pulsiones Yoicas
Aseveró que las neurosis
no brotan de la
sexualidad, sino que
deben su origen al
conflicto entre el yo y la
sexualidad.
16. Los neuróticos se
cuentan entre los niños
en quienes ese rigor
tuvo un mal resultado,
pero es el riesgo que
se corre con cualquier
educación. Por lo
demás, esta
apreciación del
apremio de la vida
como el motor del
desarrollo no nos lleva
a restar importancia a
las «tendencias
internas del
desarrollo», si es que
puede demostrarse su
existencia,
Parece que toda nuestra
actividad anímica está,
dirigida a conseguir
placer y a evitar el
displacer, y que se regula
automáticamente por el
principio de placer
A las consideraciones de
este tipo las llamamos
económicas porque en
tales procesos
placenteros están en
juego los destinos de
cantidades de excitación
o de energía anímicas
17. En cuanto a las pulsiones
sexuales, no hay duda de que
al comienzo y al final de su
desarrollo trabajan para la
ganancia de placer; conservan
sin variaciones esta función
originaria. A lo mismo aspiran
al comienzo también las otras,
las pulsiones yoicas. Pero bajo
el influjo del maestro apremio,
pronto aprenden a sustituir el
principio de placer por una
modificación. La tarea de
evitar displacer se ,es eleva
casi al mismo rango que la de
ganar placer; el yo
experimenta que es inevitable
renunciar a una satisfacción
inmediata, posponer la
ganancia de placer, soportar
un poco de displacer y
resignar por completo
determinadas fuentes de
placer
Si el yo del ser humano tiene,
al igual que la libido, su
historia de desarrollo, no les
sorprenderá enterarse de que
existen también «regresiones
del yo», y querrán saber,
además, el papel que este
retroceso del yo a fases más
tempranas de su desarrollo
puede cumplir en la
contracción de neurosis