1. RELATOS DE AVENTURAS
ALUMNOS de 4ºA
CEIP Cristobal Valera. Albacete
TUTORA, Pilar Atiénzar Fuentes
2. LA CIUDAD DESAPARECIDA
Elvira Felipe
Un verano mi padre me propuso ir a conocer la casa donde
había nacido mi abuelo.Al entrar vimos una caja encima de
la mesa, mi padre se acercó, la abrió y empezó a sacar
ropa, fotos…
Al fondo de la caja se encontraba un papel doblado.
Yo lo cogí y lo abrí. Era un mapa de una ciudad
abandonada llamada Yonsí. Le pregunté a mi padre si
había oído alguna vez hablar de aquel sitio. El me dijo que
su padre le contó una vez que era una ciudad muy bonita y
que algún día le llevaría a ese lugar. Pero murió cuando él
tenía 6 años y no lo pudo cumplir. Mi padre me miró
sonriente y yo averigüé qué me quería decir.
Cogimos las mochilas y las llenamos de comida, un saco de
dormir y algunas mudas. Cuando terminamos de
prepararlo todo nos pusimos en marcha.
3. Después de varios días encontramos una cascada marcada
en el mapa. Al lado de la cascada vimos a un duende y le
preguntamos cómo podíamos atravesarla. Nos dijo que él
era el guardíán y que sólo la podríamos atravesar
adivinando un acertijo que nos propondría:
“¿Qué animal va por la vida
con los pies en la cabeza?
¿Qué animal así camina?”
Al rascarme la cabeza para pensar, me acordé de que
ese invierno había tenido piojos, y exclamé: “¡Los piojos!
¡Son los piojos!”
El duende se quedó boquiabierto porque ¡lo había acertado!
Entonces el pequeño hombrecillo le dio a una palanca, el
agua se paró y pudimos pasar. Al entrar vimos alimentos
creciendo de los árboles, agua por todas partes, criaturas
maravilllosas y un cartel donde ponía: “YONSÍ”.
Con razón mi abuelo quería llevar a mi padre a ese lugar tan
estupendo. Mi padre me prometíó que todos los veranos
iríamos con toda la familia.
4. AVENTURA EN EL DESIERTO
María López-Tello
Una noche, mientras María dormía se abrió la ventana de
su cuarto, apareciendo subido a una alfombra mágica un
jeque árabe, pidiéndole ayuda para salvar a su familia.
María, que era muy valiente le dijo:
_ ¿Qué tengo que hacer?
La subió a la alfombra y la llevó al desierto.
_Tienes que entrar en el oasis y coger un poco de esa
agua, luego subir a las dunas y coger arena y, lo más
difícil, coger pelo del camello del hechicero.
María comenzó a andar por el desierto buscando el oasis,
pero no llegaba nunca a alcanzarlo. Era como si sólo lo
viera en su cabeza. Entonces se concentró y
serenamente pudo entrar en él y coger el agua. Luego
siguió andando hacia las dunas con gran esfuerzo y
consiguió coger la arena.
5. Siguió andando y se presentó el hechicero ante ella y le
dijo:
_¿Quién eres?
Ella muy astuta dijo:
_ Soy la doncella de la princesa Dunia, que me he caído
del camello.
El hechicero, enamorado de Dunia le dijo:
_ Sube, que yo te llevo. Cuando María subió al camello,
le agarró fuerte del pelo y éste se desvaneció.
De pronto sonó el despertador y, sobresaltada, se
levantó de la cama y sonrió al pensar que todo había
sido un sueño. Cuando miró en la mesita, vió una
carta que decía: “Gracias, María, por salvar a mi
familia”
6. SARA Y EL MONSTRUO
Saralú González
Sara era una niña muy traviesa, siempre hacía
travesuras, como pintar de lunares las flores del
jardín, quitarle las canicas y cromos a su hermano,
tirar por la ventana los pololos de la abuela, comer
caramelos sin permiso, hacer aviones de papel con
los planos del trabajo de su padre, etc.
Un día, que estaba sola en casa, decidió pintar el mantel
de la mesa con lunares, rayajos y esas cosas, pero no
le quedaba pintura, entonces fue a la papelería y
compró unas acuarelas de una marca que nunca
había utilizado, porque ya había agotado las pinturas
que usaba en pintar las flores, los calzoncillos de su
hermano y las paredes de su cuarto.
7. Se le ocurrió pintar un monstruo verde. De repente, el
monstruo parpadeó y se salió del mantel, ¡había
cobrado vida! Persiguió a Sara por toda la casa, se
escondió detrás del sofá y leyó la tapa de la caja de
acuarelas. En una etiqueta que estaba dentro de la
caja ponía:
“Bajo ningún concepto,
usen la pintura verde
o su dibujo cobrará vida”
Entonces, pintó un super-héroe y le pintó la cara, el pelo
y los ojos verdes. Agarró al monstruo por la cola, lo
mentió en una olla e hizo con él una sopa verde que,
al instante, se la bebió. Justo en ese momento,
llegaron sus padres, la abuela y su hermano, el super-héroe
salió volando por la ventana y Sara nunca más
volvió a cometer una travesura, (mejor dicho, casi
nunca)
8. Aventuras en Lunneta
Lucía Berenguer
Era sábado en Lunneta, la ciudad y a la vez país de
Lucía. Ella se levantó del sillón donde estaba sentada
y, de pronto, su metro y 50 centímetros se quedaron
en 10 centímetros.
Estaba en la calle, cuando de pronto una bici se le
acercó. Rápidamente ella se echó para un lado, pero
la bici se echó para el mismo lado que ella, al final no
le dio tiempo a reaccionar y se cogió a los radios de la
bici, que parecían una noria. Iba rapidísima y,
mareada, subió a uno de los hierros.
Descansó un poco, pero al atravesar un paso de
peatones, por el fuerte viento que empezó a soplar,
Lucía salió disparada, esta vez a un campo un poco
seco y con un imponente castillo. Parecía antiguo y un
9. poco viejo, la puerta estaba abierta y ella entró. Tenía
muchísima curiosidad. Cuando entró vio unos muebles
viejos y muchas ratas y, lo más extraño, un brebaje de
un color violeta azulado que tenía una etiqueta donde
ponía: “bébeme”.
Lucía se fio del brebaje. Fue esquivando ratas y
sigilosamente llegó, se lo bebió y ¡pleno!, de nuevo
consiguió su metro y 50 centímetros. Volvió a casa
andando feliz.
10. LA MÁQUINA DEL TIEMPO
Miguel Picazo
Había una vez dos niños, llamados Juan y Pedro. Una
tarde, jugando, encontraron una casa abandonada y
entraron a mirar. Vieron un cartel que ponía:
“MÁQUINA DEL TIEMPO”
Decidieron entrar a ver qué hacía la máquina. De repente
la máquina se cerró y empezó a girar cada vez más
rápido, entonces se paró y aparecieron en un bosque
rodeados de personas corpulentas. Llevaban pieles
por el cuerpo, llevaban hachas y estaban flipando.
Juan y Pedro se dieron cuenta de que estaban en la
edad de piedra.
Entonces les llevaron a su cueva, los ataron y
empezaron a preparar un fuego muy grande y afilar
las piedras con las que partían la carne.
11. En un descuido de los cavernícolas, se desataron y
escaparon corriendo hasta la máquina, pensando que se
los iban a comer.
La máquina empezó a girar y regresaron a su época
cansados y asustados.