2. Dios puso al hombre en el ambiente perfecto para él:
Vistas agradables
de flores, árboles,
ríos
Una hermosa
banda sonora
Aromas suaves y
enriquecedores
Gran variedad de
alimentos
Muchos animales
de compañía que
cuidar y mimar
Libres de todo
sentimiento de
temor o
preocupación
Un trabajo
satisfactorio y
entretenido
Una temperatura
constante todo el
año
3. A partir del pecado, la relación
del hombre con la naturaleza
quedó afectada de tres formas
distintas:1. La tierra quedó maldita produciendo
espinas y cardos. El trabajo del suelo
fue cada vez más costoso y duro
(Génesis, 4: 12). Las plagas impidieron
una mayor producción de la tierra.
2. Los hombres sufrieron fatigas, dolor y
enfermedad que debilitaron su salud.
3. Surgieron los animales carnívoros,
causando daños entre los animales y al
propio hombre. El hombre
desequilibró el medio ambiente,
destruyendo la naturaleza.
Debido a la corrupción del hombre, Dios tuvo que
destruir la tierra a través del diluvio. Esto provocó
cambios aún más drásticos en el medio ambiente.
4. A pesar del pecado y de la destrucción causada
por el diluvio, la naturaleza sigue hablándonos
de la existencia y el poder de Dios.
“Para el cristiano, el amor y la benevolencia de Dios pueden
verse en cada don de su mano. Las bellezas de la naturaleza
son motivo de su contemplación. Al estudiar los encantos
naturales que nos rodean, la mente pasa de la naturaleza al
Autor de todo lo amable. Todas las obras de Dios hablan a
nuestros sentidos, magnificando su poder y exaltando su
sabiduría. Cada ser creado tiene en sus encantos aspectos
interesantes para el hijo de Dios, y modelan su gusto para
contemplar esas preciosas evidencias del amor de Dios por
encima de las obras de la pericia humana”
E.G.W. (Hijos e hijas de Dios, “De lo artificial a lo natural”, p. 112)
5. “Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día emite palabra a otro día,
Y una noche a otra noche declara sabiduría.
No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz.
Por toda la tierra salió su voz,
Y hasta el extremo del mundo sus palabras.
En ellos puso tabernáculo para el sol;
Y éste, como esposo que sale de su tálamo,
Se alegra cual gigante para correr el camino.
De un extremo de los cielos es su salida,
Y su curso hasta el término de ellos;
Y nada hay que se esconda de su calor”
Salmos 19:1-6
6.
7. “Y cuando contemplamos la hermosura y
la grandeza de las obras de la
naturaleza, nuestros afectos anhelan a
Dios; mientras el corazón se llena de
reverencia, y el espíritu se subyuga, el
alma se fortalece por el hecho de
ponerse en relación con el Infinito por
medio de sus maravillosas obras”
(E.G.W. “Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática”, pg. 43)
“Son muchas las formas en que
Dios está procurando dársenos a
conocer y ponernos en comunión
con él. La naturaleza habla sin
cesar a nuestros sentidos. El
corazón que está preparado
quedará impresionado por el amor
y la gloria de Dios tal como se
revelan en las obras de sus manos.
El oído atento puede escuchar y
entender las comunicaciones de
Dios por las cosas de la
naturaleza. Los verdes campos,
los elevados árboles, los botones y
las flores, la nubecilla que pasa,
la lluvia que cae, el arroyo que
murmura, las glorias de los cielos,
8. LA NATURALEZA COMO FUENTE DE SALUD
1. Aire puro.
2. Sol.
3. Descanso y relajación.
4. Ejercicio.
5. Agua.
6. Alimentación sana.
7. Abstención de lo perjudicial.
8. Confianza en el poder divino.
La naturaleza también es fuente de
sanidad gracias a los diversos
remedios naturales (plantas, barro,
…) que Dios ha provisto.
La naturaleza puede ser una fuente de curación para el cuerpo, la mente y el espíritu.
“Todos debieran conocer los agentes que la naturaleza provee como remedios,
y saber aplicarlos” (E.G.W. “El ministerio de curación”, pg. 89)
9. “Desde el solemne y profundo retumbo del trueno y el incesante rugido
del viejo océano, hasta los alegres cantos que llenan los bosques de
melodía, las diez mil voces de la naturaleza expresan su loor. En la
tierra, en el mar y en el cielo, con sus maravillosos matices y colores
que varían en glorioso contraste o se fusionan armoniosamente,
contemplamos su gloria. Las montañas eternas hablan de su poder.
Los árboles que hacen ondear sus verdes estandartes a la luz del sol,
las flores en su delicada belleza, señalan a su Creador. El verde vivo
que alfombra la tierra, habla del cuidado de Dios por la más humilde de
sus criaturas. Las cuevas del mar y las profundidades de la tierra
revelan sus tesoros. El que puso las perlas en el océano y la amatista y
el crisólito entre las rocas, ama lo bello. El sol que se levanta en los
cielos es una representación de Aquel que es la vida y la luz de todo lo
que ha hecho. Todo el esplendor y la hermosura que adornan la tierra e
iluminan los cielos hablan de Dios”
E.G.W. (Consejos para los maestros, padres y alumnos, cp. 6, pg. 53)