1. María Isabel Espiñeira Castelos 1
Limes Elba-Danubio
TEMA II
LAS MIGRACIONES GERMÁNICAS. EL FIN DEL IMPERIO EN OCCIDENTE
EL MUNDO GERMÁNICO ANTERIOR A LAS MIGRACIONES
No hay muchas fuentes escritas sobre los germanos protohistóricos. La primera
cultura germana de la que sabemos algo se esboza en la Escandinavia meridional y en
la Península de Jutlandia; de ahí se expande por el Báltico, entre el Elba y el Oder,
llegando al Rhin alrededor del año 500 a.C., a las tierras de la actual Turingia y la
Baja Silesia. Sus gentes entran en contacto con los celtas y se cree que son éstos los
que les dan el nombre de germanos. Las migraciones de éstos se hacen a costa de los
celtas y no cesan hasta la conquista de la Galia por César y la organización del limes
danubiano por Augusto. Desde entonces y hasta los tiempos de Marco Aurelio los
germanos dejaron de ser un peligro inmediato para los romanos. Ya estaban en esta
época fijadas las grandes ramas dialectales de los pueblos germanos:
Hablas nórdicas o escandinavas.
Hablas ósticas (burgundios, góticos y vándalos).
Hablas westicas (francos, alamanos, bávaros y lombardos).
Grupo del Mar del Norte (anglos, sajones, frisones).
Grupo del Esla.
Es importante el desarrollo del
comercio con sus rutas comerciales, en
especial la Ruta del Ámbar, desde
Aquilea hasta el Báltico .El comercio
facilita el intercambio de técnicas
agrarias, la entrada de bárbaros en el
ejército imperial y la aparición del
primer alfabeto germano, que es el
rúnico.
Las clases ricas germanas empiezan a adoptar algunos signos de lujo y algunos
esbozos de organización política. A estos efectos se distingue entre los germanos
occidentales, que participan poco de este flujo comercial y son mucho más arcaicos, y
los germanos orientales, con varios pueblos en curso de una incipiente organización
política.
Las migraciones del siglo III coinciden con una crisis del imperio romano y son en
realidad uno de sus factores. Los godos se dirigen a las tierras de la actual Ucrania y
hacia el Danubio. Vándalos y burgundios avanzan hacia la frontera del Rhin empujando
a los germanos del Elba. Roma pudo rechazar estas invasiones con grandes sacrificios,
pero la relación con los germanos nunca sería la misma.
2. María Isabel Espiñeira Castelos 2
ORGANIZACIÓN SOCIAL, POLÍTICA Y RELIGIOSA DE LOS PUEBLOS
GERMÁNICOS EN LOS SIGLOS III A V
La organización social se basaba en tres solidaridades: la familia amplia, la tribu y el
pueblo.
La familia (SIPPE) reúne a una numerosa parentela en torno al padre, dueño de
la soberanía doméstica y que dispone de las propiedades y del uso que se les haya de
dar. Las esposas legítimas son las guardianas de la pureza y la tradición; por eso se
castiga el adulterio y se atribuye al contrato matrimonial y a las prestaciones
económicas del marido (arras y morgengabe) mucha importancia. Los hijos llegan a la
edad viril a los 15 años, que es cuando son armados, y las hijas permanecen bajo la
tutela paterna hasta su matrimonio. Los semilibres pueden acceder a la libertad total
estableciendo una relación de clientela con una familia. Todos los pueblos germanos
practican la esclavitud.
La tribu. Las familias se integran en tribus, posiblemente en torno al recuerdo
de un antepasado común epónimo.
El pueblo (GAU) es el conjunto o grupo de tribus, con un jefe común y
reuniones anuales de guerreros, a menudo para elegir los lugares a los que se confiere
virtualidades sagradas. Por encima del pueblo sólo hay confederaciones entre iguales
o uniones forzosas.
De entre los varones adultos, guerreros y libres, emerge una aristocracia, la de los
dueños o administradores de tierra y ganado, directores de la guerra y de la política,
cabezas a menudo de las sippe. La asamblea de guerreros o THING es la depositaria
de la soberanía popular al elegir jefe, tratar sobre la guerra y la paz, juzgar los
delitos mayores y condenar a muerte. Pero sobre todo predomina una aristocracia
basada en la riqueza, el prestigio miliar o el linaje. En torno a sus titulares se forman
clientelas mayores o COMITATUS de hasta 200 guerreros, unidos a su jefe por
lazos personales de fidelidad y ayuda mutua, a los que se añaden también campesinos
serviles. Los jefes de las clientelas militares más importantes podían ser elegidos
para dirigir la guerra y alcanzar la calidad de DUCES o HERIZOGOS e incluso la de
reyes del pueblo en armas. Junto a esta realeza militar hay otra más antigua de
origen divino.
Las creencias religiosas de los germanos nacen de la concepción del universo como un
gran campo de batalla entre dioses y otras fuerzas espirituales hasta su destrucción
final. El culto tiene lugar en lugares sagrados tales como determinados árboles y
montañas. Se trata en realidad de un mundo primitivo, totalmente rural y casi
analfabeto sin verdadera organización estatal.
3. María Isabel Espiñeira Castelos 3
LA ECONOMÍA
Todos estos pueblos conocen ya la agricultura sedentaria, aunque los sajones y
frisones le dan mayor importancia al ganado bovino de pradera y los otros germanos
desarrollan preferentemente la ganadería equina. En las zonas boscosas se practica
una agricultura itinerante basada en las rozas. La forma más completa de ocupación
del suelo es el poblado con sus tierras de labor circundantes y las marken, más
alejadas, que aprovechan los dueños de ganado. Los campos de cereales suelen ser
comunales y usan el arado de ruedas, que se adapta mejor que el romano a este tipo
de suelo espeso y húmedo. El trabajo artesano destaca en la metalurgia y la
orfebrería y menos en los trabajos de cerámica y textiles. No conocen la moneda
para el comercio, aunque la atesoran por su valor en oro y plata. Practican el trueque
y el autoconsumo y comercian con Roma sobre todo en ámbar, esclavos y pieles,
comprando a su vez manufacturas y metales preciosos.
LAS GRANDES INVASIONES DEL SIGLO V
Antes de las grandes migraciones ha habido dos siglos de contactos intensos y de
pactos entre Roma y los pueblos bárbaros, al igual que una germanización del propio
ejército imperial. También ha habido áreas de instalación de colonos germanos, que
van derribando las barreras culturales y étnicas .Estos colonos pueden ser:
• Dediticii. Prisioneros de guerra adscritos a la tierra, que podían obtener su
libertad sirviendo en el ejército.
• Letes. Gentiles con la condición de aliados. Colonizan las tierras del interior
del imperio. Una ley del año 370 prohíbe el matrimonio mixto con ciudadanos romanos.
Las migraciones en sí formaron parte de un proceso largo y de diferentes pueblos:
• Los francos. Ocupaban la orilla derecha del Rhin inferior.
• Los sajones. A la retaguardia de los francos, dominan parcialmente a los
frisones.
• La confederación de alamanos. Con claro predominio suevo, se instalaban en la
actual Alemania.
• La confederación de turingios. Ocupaban la zona entre el Saale y el Elba.
• Los marcomanos. Se establecieron en la meseta de Bohemia.
• Los quados y los suevos. En Moravia.
• Los lombardos. En Panonia.
• Los vándalos. En la llanura de Hungría y en la Silesia Media.
• Los godos. Llegaron al mar Negro desde su lugar de origen, Gotland (Suecia).
• Los visigodos. Se instalan en la Dacia.
• Los ostrogodos. En el Ponto y en la actual Ucrania.
4. María Isabel Espiñeira Castelos 4
LOS VISIGODOS y LOS HUNOS
En las migraciones germánicas es importante la alteración del mundo nómada que se
extendía desde los Cárpatos hasta la cuenca de Panonia, porque los nómadas de estos
lugares protagonizarían varias migraciones en cierto modo paralelas a las de los
habitantes de los otros desiertos, los de las zonas cálidas (árabes y bereberes).
Fueron los hunos quienes hicieron los primeros intentos .Eran pueblos turcos, quizá
mongoloides, instalados con permiso y cierta influencia persa al este del mar de Aral.
Sus migraciones hacia el oeste tuvieron como consecuencia la derrota de los alanos en
el año 370, la destrucción del reino ostrogodo y algunas derrotas importantes de los
visigodos, quienes pasaron en su mayoría el Danubio al mando de Fritigerno,
haciéndose acompañar por algunos grupos de ostrogodos. El emperador Valente no
tuvo otro remedio que aceptarlos y mantenerlos con cargo a la annona, entretanto no
se establecían en Tracia. Pero los abusos de los mercaderes romanos provocaron la
rebelión de los visgodos, derrotando y dando muerte
a Valente. Sólo Teodosio fue capaz de pacificarlos,
instalando a los ostrogodos en Panonia y a los
visigodos en la Mesia inferior, todos bajo el régimen
de foedus, que los convertía en tropas al servicio de
Roma a cambio de recibir provisiones de la annona.
La mayor parte de los visigodos adoptaron el
arrianismo, pero realizaban pequeñas rebeliones
frecuentemente. Entre los jefes visigodos destacaba
el dux Alarico, perteneciente al linaje regio de los
Baltos. La situación se mantuvo hasta la muerte de
Teodosio en el año 395. Le sucedieron sus hijos Honorio en Occidente y Arcadio en
Oriente. Honorio tenía doce años y el poder recae realmente en Stilicón, un militar de
origen vándalo, que hará frente a las invasiones y ataques germánicos. El problema
principal para Estilicón fue siempre Alarico, quien con la ayuda de Constantinopla
asolaba la Tracia y Macedonia. Stilicon logró mantenerle en Ilirico como ejecutor de
las órdenes imperiales y autorizó el asentamiento visigodo en Epiro entre los años
397 y 400.
Entretanto, los hunos habían reemprendido su marcha hacia la Dacia y Panonia, lo que
provoca la huida de los germanos. Ante esta nueva invasión, Honorio y su corte se
refugian en Rávena. Unos meses después, una oleada de vándalos, alanos y suevos
rompe la frontera del Rhin e inicia la invasión de la Galia. La apertura de este nuevo
frente y el asesinato de Stilicón son aprovechados por Alarico para entrar en la
Península Itálica, con la intención de pasar a África. Su muerte en Cosenza abre un
nuevo período para los visigodos.
5. María Isabel Espiñeira Castelos 5
DISTINTAS OLEADAS
El Imperio Romano al final del reinado de Teodosio
Los suevos, alanos y vándalos que
habían roto la frontera del Rhin,
recorren la Galia durante tres años
hasta llegar a Hispania a través de
Somport y Roncesvalles, a finales del
año 409. La resistencia es escasa
porque había pocas tropas romanas.
Los invasores se reagrupan y hacen un
reparto entre ellos de las tierras de
Hispania e incluso intentan que el
imperio los considere como sus aliados.
Gallaecia queda para los suevos, con centros en Lugo y Braga, y los vándalos asdingos
se quedan Lusitania. Los alanos se establecen en Cartaginense, mientras que los
vándalos silingos permanecen en la Bética. La Tarraconense sigue en poder del
imperio. Honorio no acepta esta división y prefiere utilizar contra ellos a los
visigodos. Éstos, después de la muerte de Alarico, habían nombrado rey a su cuñado
Ataulfo y en el año 412 pasan a la Galia, con el beneplácito de
Honorio, para acabar con el alzamiento del usurpador Jovino. Ante
el incumplimiento de las promesas imperiales de trigo y tierra,
Ataulfo conquista Toulouse, Narbona y Burdeos y se casa con Gala
Placidia, hermana del emperador y a la que habían hecho prisionera
los visigodos en el saqueo de Roma. Movidos por el hambre, los
visigodos llegan a Hispania alrededor del año 415, Ataulfo es
asesinado y Valia, el nuevo rey, piensa en llegar a África, pero los
visigodos, espoleados por los romanos, aniquilan a los vándalos
silingos y arrinconan en el norte a los asdingos, alanos y suevos. Se
asientan con un foedus del imperio con el fin de luchar contra el
bandolerismo rural (bagaudia) y la piratería de los sajones. Así
nace el primer reino bárbaro en el seno del imperio romano. Hacia
el año 420 y como la situación parece controlada, Honorio asocia
en el poder a Constancio, casado con su hermana Gala Placidia y
padre de Valentiniano III, que sucederá a su tío. Cuentan también
con la aquiescencia del emperador oriental. La menor edad del
emperador hace recaer toda la responsabilidad en Aecio. Su
época, ligada al reinado de Valentiniano, se caracteriza por el paulatino desgaste del
imperio occidental frente a nuevas invasiones. Aecio pone el mayo empeño en
defender la frontera del Rhin y para ello mantiene una alianza con los hunos, a cuyo
rey Atila concede el título de magíster militum, legalizando así su presencia en
Panonia. El deterioro del poder romano en la Galia era evidente, salvo en las
inmediaciones de Arlés, capital de la prefectura del Pretorio. Aecio consiguió, hacia
el año 466, restablecer la frontera del Rhin, venciendo a bretones y bagaudas y
6. María Isabel Espiñeira Castelos 6
obligando a los burgundios a asentarse cerca del lago Lemán. En cuanto a los
visigodos, hubo de firmar un tratado de paz que les reconocía el dominio de toda la
tierra de los Pirineos y Garona, como aliados y no como simples federados. Mientras,
los vándalos asdingos, junto con los silingos y alanos, habían abandonado Gallaecia y
ocupado la Bética, hasta que el rey Genserico los dirigió a la conquista del África
romana. Los vándalos tomaron Cartago y amenazaron incluso Sicilia. Había más áreas
en las que se debilitaba la presencia romana. Una de ellas era Hispania, donde los
suevos, aunque en minoría, llegaron a dominar por unos años de manera irregular gran
parte de la Bética y la Cartaginense. En Bretaña dominaban gran parte del territorio
tribus celtas, que sustituyen el régimen administrativo de las ciudades por una
organización en clanes. En los últimos años, Aecio hubo de hacer frente al peor de los
peligros militares, Atila, que en los veinte años anteriores había atacado
esporádicamente los Balcanes y que ahora dirige a los hunos y a sus aliados, los
germanos, contra occidente, posiblemente porque desea obtener el poder mediante
su matrimonio con Honoria, la hermana de Valentiniano. Inicia en el año 451 el asedio
de Orleáns, aunque es derrotado por Aecio y Teodorico cerca de Troyes. Al año
siguiente irrumpe en el valle del Po, pero una embajada romana enviada por el Papa
León I le convence de que no marche contra la capital, prometiéndole el envío de
Honoria. La muerte de Atila disgrega rápidamente el conglomerado de pueblos que
obedecían su mando, pero el daño ya estaba hecho para el
imperio, porque la inestabilidad era cada vez mayor. Aecio fue
ejecutado por orden de Valentiniano en
el año 454 y el propio emperador murió
asesinado al año siguiente.
Gala Placidia con Valentiniano III y Honoria
Valentiniano III
EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL IMPERIO EN EL SIGLO V
Desde el año 455 al 490 se consuma la descomposición del poder imperial de
occidente. Son más importantes en esta época los nombres de los jefes militares que
los de los emperadores. Destacan sobre todo Ricimero, de sangre sueva y visigoda, y
Odoacro, que fue nombrado rey por las propias tropas imperiales. La actitud de los
vándalos había sido un motivo de continua merma para el poder militar del imperio. Al
morir Valentiniano III, Genserico se erigió en vengador y envió su flota contra Roma,
que fue saqueada. A la altura de Cartagena los vándalos derrotan a la escuadra
romana de Mayoriano y consiguen que se reconozca su dominio sobre Baleares,
Córcega y Cerdeña. Su mala relación con Ricimero dio excusa a Genserico para
proseguir sus expediciones navales contra Sicilia y el sur de Italia. Roma se vio
obligada a pedir ayuda a Constantinopla. Al final, los vándalos se apoderan de Sicilia y
firman la paz con Zenón, haciéndose con el control de todo el Mediterráneo
7. María Isabel Espiñeira Castelos 7
occidental. Al año siguiente muere Genserico. Mientras el imperio desaparece se
producen grandes avances en los reinos bárbaros. Entre los visigodos reina Teodorico
y más tarde su hermano Eurico, que son los federados de Roma en la Galia y en
Hispania. Eurico pide al Papa León I la disolución del foedus y el reconocimiento de
soberanía, que se extiende hasta el Loira, la Provenza y Arlés. La actitud de los reyes
burgundios había sido semejante, porque también aprovecharon su condición de
federados al imperio para ampliar su territorio, ocupando Lyon y el valle del Ródano.
Mausoleo de Teodorico, Rávena
En los últimos años del siglo V continúa modificándose el reparto de
poderes hasta llegar a un punto de equilibrio inestable que se verá
modificado por la expansión de los francos, la hispanización de los
visigodos y la reconquista bizantina. Pero el suceso más importante
es la entrada en la escena política de los ostrogodos, una rama del
pueblo godo sujeta a los hunos hasta la muerte de Atila, que habían recibido tierras
imperiales en Panonia. Desde el año 473 su jefe más importante era Teodorico el
Amalo, al que Zenón nombraría sucesivamente patricio y cónsul. Mientras tanto, los
lazos entre el imperio y Odoacro se debilitaban ante las expediciones militares de
éste sobre Dalmacia y Nórica. Teodorico supo aprovechar la ocasión y marchó sobre
Constantinopla exigiendo que se le confiriese el gobierno de Italia, lo cual consiguió
sin grandes dificultades. Pasó a la Península y derrotó a Odoacro, que sería ejecutado
tras la toma de Rávena en el año 493. Cuando cayó Rávena, Teodorico fue nombrado
rey y pretendió establecer lazos familiares con los demás linajes germánicos que
dominaban Occidente, sobre todo con los visigodos, y también mediante el
intercambio de princesas con los francos, borgoñones y vándalos. Sin embargo,
tropezó con grandes dificultades alrededor del año 500, debido a la inestabilidad con
que Constantinopla veía la situación y la precariedad de muchos asentamientos
germanos en el Imperio.
Clodoveo I
Mientras tanto, Clodoveo unificaba a los francos salios y
extendía su dominio hasta la línea del Loira, venciendo
también a alamanos y turingios en la orilla izquierda del
Rhin, y pactaba con el rey burgundio Gondebaldo. Gracias a
la intervención de su mujer Clotilde se acerca al
Catolicismo, bautizándose en el año 506. Aparte de la
importancia religiosa que tuvo este paso del paganismo al
catolicismo, sus consecuencias políticas no tardarían en
dejarse sentir. Mientras tanto, anglos, sajones y jutos
ampliaban su territorio en Bretaña. Alrededor del año 500
los invasores dominaban la tercera parte de la isla, pese a
la resistencia bretona.
8. María Isabel Espiñeira Castelos 8
ORGANIZACIÓN MILITAR DE LOS INVASORES Y
CARACTERÍSTICAS DE LA DEFENSA ROMANA
Muchos de los pueblos germanos habían modificado sus formas de
organización social y política a lo largo de las migraciones e
invasiones. Junto a los pueblos se forman confederaciones,
conservando el nombre y la realeza del grupo principal, lo cual explica
los vaivenes en hegemonías distintas de pueblos, según las derrotas y
las victorias. Las migraciones y conquistas consolidan el papel sacro y
militar de los reyes y le dan preponderancia a la realeza, que será una pieza clave en
la Historia y Política medievales.
Los invasores no fueron muchos. En las zonas más germanizadas, como Bretaña, el
cambio poblacional se debe a la acción de los inmigrantes, con la acción continuada de
varias generaciones, y a los asentamientos agrarios, más que a las conquistas
armadas. En la Europa mediterránea entraron grupos menores, como los visigodos en
Hispania y los ostrogodos en Italia. Al principio, la capacidad bélica de los invasores
no parecía suficiente para que se tambaleara un imperio tan bien organizado como el
romano. Los bárbaros no tenían ni medios ni conocimientos para asediar fuertes
plazas como no fuera por hambre o por sed. Algunos combatían a pie y otros a caballo,
con mejores armas que las romanas y tácticas a veces más efectivas, pero los
invasores no podían asegurar su subsistencia más que con el saqueo, que agotaba los
países por donde pasaban, o apelando a pactos con Roma que les facilitasen el acceso
a la annona imperial. Los excesos y muertes que quedaban al paso de los bárbaros no
pueden explicar por sí solos la caída del Imperio, que se debe en gran parte a la
incapacidad romana para asimilar el fenómeno de las migraciones y a que
desaprovecharon el contacto con los bárbaros. No olvidemos que éstos incluso se
veían obligados a reinvertir parte del botín obtenido en los saqueos en la economía
romana, siendo los romanos, a veces, los inspiradores de sus decisiones y sus
consejeros. No olvidemos el caso de Atila. A los ojos de los romanos el invasor
continúa siendo culturalmente muy inferior, pero a lo largo del siglo V algunos
pensadores como Salviano opinan que los bárbaros aportan valores morales más
elevados que el imperio romano ya no encuentra dentro de sí mismo. ¿No radicará
entonces en la falta de entusiasmo respecto a lo que se ha de defender la causa
principal de la caída del imperio? Quizá los romanos ya no creyesen en la idea que
levantó Roma.
La defensa romana tenía muchas limitaciones. Las rupturas de frontera demostraron
la ineficacia de los cuerpos ripenses. No había procedimientos de movilización popular
para la autodefensa de cada región y por tanto sólo las murallas de las ciudades o la
presencia de cuerpos operacionales del ejército aseguraban a la población frente a
los invasores. Los gobernantes romanos tampoco hacían nada por movilizar a la
9. María Isabel Espiñeira Castelos 9
población en la defensa, porque temían las consecuencias de disgregación que esto
pudiera conllevar. No confiaban, en definitiva, en su estructura política. El resultado
es que África se queda sin tropas a fines del siglo IV e Hispania incluso antes. Roma
dispuso tan solo de unos cuantos cuerpos del ejército que permitían defensas
regionales, pero careció de un plan estratégico y padeció la mala comunicación entre
las diversas regiones. Un problema todavía inexplicado es cómo los vándalos pudieron
aprender en la Bética el dominio del mar y quién se lo enseñó. El estado no confiaba
en los ciudadanos para la organización militar, ya que, debido al injusto sistema
administrativo y de la Hacienda, sabían que el pueblo aceptaba coactivamente este
orden, pero no pensaban que fuese el mejor. Por eso, con los reveses militares del
siglo V, se estimulan las revueltas sociales y la conciencia de que sólo la autodefensa
a nivel regional podía ser útil. Toman importancia las ideas protofeudales de las
aristocracias dueñas de las tierras y del poder local. Estas aristocracias fueron
generalmente derrotistas y respondieron a la desconfianza con que las trató el
estado y a la marginación política que siempre sufrieron. Procuraron agruparse
regionalmente y pactar con los invasores para conservar sus privilegios y su poder y
fueron un factor decisivo en la transmisión de la cultura clásica en el medievo. La
Iglesia fue partícipe de la idea de que era una institución que estaba más allá de la
suerte que corriese Roma y por ello no opuso resistencia .Esto era impensable en la
época de Eusebio de Cesárea o de Orosio, pues para ellos el imperio representaba la
última fase de la Historia humana antes de la segunda venida de Cristo.
Las iglesias sólo fueron atacadas en épocas de persecución arriana y se mostraron
como elementos de estabilidad en las nuevas situaciones. Pero en el siglo V apenas se
acercaron a los invasores para aminorar el choque de culturas, porque al fin y al cabo
eran romanos de pensamiento y la quiebra de su mundo secular les turbaba como al
resto de sus conciudadanos.
Las más bajas capas sociales, los humiliores, no tenían medios de enfrentarse a los
invasores, pero también se veían abandonados por la clase dirigente. El fin de la
presión fiscal romana era a veces casi preferible a sufrir las depredaciones de los
bárbaros. En el siglo V renacen, a costa de las capas sociales menos romanizadas, las
“barbaries indígenas”, con estilos de vida, de arte, lenguas y costumbres anteriores a
la conquista romana, lo cual sería un ingrediente más en la Alta Edad Media. Ejemplo
de este fenómeno son el celtismo bretón y armoricano, el berberisco del norte de
África, o los provincialismos lingüísticos en la Galia e Hispania. En el siglo V latino han
proliferado formas locales de bandidaje y perturbaciones sociales al calor de las
invasiones y de la descomposición imperial, nacidas como protesta al fisco, modo de
lucha contra los privilegios y también como una forma de subsistencia. En el norte de
África fue el movimiento de los circumcelliones, campesinos míseros, y en la Galia e
Hispania era la Bagaudia, revueltas contra el Fisco romano.
10. María Isabel Espiñeira Castelos 10
EL IMPERIO DE ORIENTE EN LA ÉPOCA DE LAS INVASIONES. LAS FORMAS
DE ASENTAMIENTO Y LAS RELACIONES ROMANO-GERMÁNICAS
Durante el siglo V Constantinopla se sintió progresivamente más desvinculada de la
suerte política de Occidente, al tiempo que crecían el alejamiento cultural y las
divergencias sociales y económicas. La partición del poder imperial realizada por
Teodosio en el año 395 a favor de sus hijos Arcadio y Honorio señaló ya la
importancia que se le concedía a la parte oriental, otorgada a Arcadio, el hijo mayor,
e incrementada con buena parte del Ilirico. Cuando Alarico pasa a Italia, el Oriente
romano disfruta de un largo período de tranquilidad, que permite reorganizar el
ejército y reducir la presencia germana entre las tropas. Teodosio II, por influencia
de su madre y después de su esposa, pudo representar la figura del gran emperador
dedicado a la promoción cultural y recopilación legislativa, al menos hasta que los
hunos atacaron Constantinopla, pues entonces el imperio se vio sujeto al peligro de
sus saqueos o a la humillación de treguas impuestas. La desviación de Atila hacia
Occidente fue utilizada como elemento de prestigio personal del nuevo emperador,
Marciano, que se había casado con la hermana de Teodosio II, pero también trajo
consigo una mayor presencia de germanos en el ejército, donde descolló el alano
Aspar. El mayor problema de los emperadores orientales era tener que contentar
tanto a los ortodoxos como a los monofisistas. León I se liberó del influjo de Aspar
apoyándose en los militares isaúricos, cuyo jefe Zenón llegó a casarse con una hija del
emperador. León intentó ganar prestigio enviando una expedición naval contra los
vándalos, pero fracasó. A su muerte, se hizo con el trono Zenón, que tuvo que superar
diversas conjuras y hubo de aceptar el envío de las tropas imperiales por Odoacro y
disimular la usurpación, nombrándole magíster militum per Italiam. A él se debe la
solución del problema de los ostrogodos en la Península Balcánica, porque envía a
Teodorico el Amalo a Italia, lo cual libra a Oriente de la presencia germana.
Anastasio llevó a cabo una política interior de estabilización monetaria y saneamiento
fiscal. Con él termina la influencia de los isáuricos en la vida política, pero surge el
problema de la revuelta urbana en Constantinopla entre los bandos del Hipódromo: los
Azules, partidarios de los ortodoxos y apoyados en la aristocracia senatorial, y los
Verdes, partidarios de los monofisistas, con apoyo de los grandes mercaderes y
funcionarios. Anastasio se apoyó sobre todo en los Verdes, pero más tarde Justino y
Justiniano buscan el apoyo de los Azules.