1. NNNuuueeevvveeeMMMuuusssaaasss
AAArrrttteee sssiiinnn fffrrrooonnnttteeerrraaasss
R e v i s t a C u l t u r a l A ñ o 2 0 1 3 N u m e r o 0 1 0
LLaa ddaammaa ddeell IImmppeerriioo
BBrriittáánniiccoo
AAggaatthhaa
CChhrriissttiiee
LLiitteerraattuurraa
GGóóttiiccaa
LLaa nnoovveellaa nneeggrraa
CCaarraavvaaggggiioo,, eell
pprriimmeerr tteenneebbrriissttaa
4. NNoottaa
EEddiittoorriiaall //////////////////////////////////////
NueveMusas
Nueve musas es una dama que me deleita con sus silencios ancestrales.
De a ratos me abandona en abismales paisajes, entonces lloro su ausencia y
rezo por su retorno como si fuera una novia blanca que sin querer me ha
olvidado…
Aquellos que me conocen saben que soy una niña de corazón gigante que
sueña poesía; aquellos que no me conocen sabrán, sin duda alguna, que vivo
deliciosamente cautiva en el corazón de mis musas y en la filosa intensidad de
sus miradas que son de otro mundo.
Gracias, infinitas gracias por tanto “caos” my fairy Lady, y que sea tu viaje, un
buen viaje, como siempre…
5. Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura.
Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es
verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo
número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los
animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el
bizarro aparato de los palacios pero si la quietud y la soledad. Asimismo
hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que
declaran que en Egipto hay una parecida). Hasta mis detractores admiten que
no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy
un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay
una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la
noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe,
caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el
sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron
que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se
encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras.
Alguno, creo, se ocultó en el mar. No en vano fue una reina mi madre; no
puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a
otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte
de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi
espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia
entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo
aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a
embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me
agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me
buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A
cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la
respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el
color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero
es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa.
Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o
Ahora desembocaremos en otro patio o bien decía yo que te gustaría la
La casa de Asterión
Jorge Luis Borges
Serie: Cuentos de Borges
6. Canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás como el
sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas
las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No
hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son
infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del
mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios
con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he
visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una
visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los
mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas
hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol;
abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol la enorme casa, pero
ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de
todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y
corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras
otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y
los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes
son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna
vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé
que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanza
todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un
lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me
pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de
hombre? ¿O será como yo?
El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un
vestigio de sangre.
— ¿Lo creerás, Ariadna? —Dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió.
A Marta Mosquera Eastman
9. La expresión romanticismo oscuro
proviene por un lado de su condición
pesimista y por otro de la influencia del
primigenio movimiento romántico. Su
nacimiento se produjo a mediados del
siglo XIX, a partir del trascendentalismo.
Éste se originó en Nueva Inglaterra a
cargo de intelectuales de renombre como
Ralph Waldo Emerson, Henry David
Thoreau y Margaret Fuller, y cosechó
gran prestigio más o menos desde 1836
hasta finales de los 1840. El movimiento
tuvo gran influencia en distintas áreas,
como la literatura, a medida que los
escritores iban imbuyéndose de su
doctrina. Mientras tanto, ciertos autores,
entre ellos Poe, Hawthorne y Melville,
encontraron las ideas trascendentalistas
demasiado optimistas o egoístas, y
reaccionaron contra ellas a través de sus
obras poéticas y prosísticas; ésta sería la
tendencia que daría origen al "Dark
Romanticism". El trascendentalismo
influyó a los autores del romanticismo
oscuro de manera diferente, de ahí que la
crítica haya señalado las distintas
maneras que tuvieron estos autores de
romper con esa corriente. En primer
lugar, los románticos oscuros confían
muy poco en la perfección como una
cualidad innata del ser humano, idea
clave de los trascendentalistas. Como
Consecuencia, sus personajes son
propensos al pecado y a la auto-
destrucción, ya que no poseen
inherentemente ni la gracia divina ni la
sabiduría. G. R. Thompson expresa este
desacuerdo, afirmando que mientras que
el pensamiento trascendentalista concibe
un mundo en que la divinidad es
inmanente «los románticos oscuros
adoptan imágenes del mal
antropomorfizado en forma de
demonios, vampiros, fantasmas o
monstruos. En segundo lugar, aunque
ambos grupos sostienen que la
naturaleza es una fuerza profundamente
espiritual, el romanticismo oscuro la
contempla bajo una luz siniestra, al
contrario que el trascendentalismo, que
ve en la naturaleza una especie de
mediador orgánico y universal con la
divinidad. Para estos románticos, al
contrario, el mundo natural es sombrío,
decadente y misterioso, y sus
revelaciones para el hombre son de
carácter maligno o infernal. Finalmente,
mientras que los trascendentalistas
abogan por la reforma social en su caso,
sus contrarios con frecuencia proponen
personajes que fracasan una y otra vez
en sus intentos de mejorar sus vidas.
10.
11. El término gótico enmarca un estilo de
literatura popular surgido en la
Inglaterra de finales del siglo XVIII. El
renacimiento del gótico fue la expresión
emocional, estética y filosófica de la
reacción contra el pensamiento
dominante de la Ilustración, según el cual
la humanidad podía alcanzar, mediante
la razón, el conocimiento verdadero y la
síntesis armoniosa, obteniendo así
felicidad y virtud perfectas. Los filósofos
de la Ilustración trataron de eliminar los
prejuicios, errores, supersticiones y
miedos que, según ellos, habían sido
fomentados por un clero egoísta en
apoyo a los tiranos. Sin embargo, sus
teorías sobre el conocimiento, la
naturaleza humana y la sociedad eran
terribles para aquellos que creían que el
miedo podía ser sublime.
El énfasis de la Ilustración en la
necesidad de racionalidad, orden y
cordura no podía menos que reconocer la
rareza de estos fenómenos en la
civilización.
No todos los pensadores defendían el
racionalismo tan vehementemente. La
generalización de que el siglo XVIII fue la
Edad de la Razón en la cual la felicidad
humana dependía del dominio de la
pasión y de las normas seguras descansa
en la otra “media verdad”, según la cual
la humanidad necesita pasión y temor. A
pesar de las ideas dominantes de orden y
sobriedad, la afición por el exceso gótico
pronto captaría el interés de los
intelectuales británicos. Desde esta
afición creció una escuela de literatura
gótica, frecuentemente derivada de
modelos alemanes. La sucesión de
narrativas góticas que proliferaron entre
1765 y 1820, con un nuevo brote a través
de la era victoriana (especialmente en la
década de 1890) estableció una
iconografía que todavía nos es familiar a
través del cine: húmedas criptas, paisajes
escarpados y castillos prohibidos
habitados por heroínas perseguidas,
villanos satánicos, hombres locos,
mujeres fatales, vampiros, doppelgängers
y hombres lobo.
El terror gótico tal y como lo conocemos
hoy en día es en gran medida una
invención de este periodo. Los
quisquillosos árbitros de la Era de la
Razón no encontraron ninguna utilidad a
los fantasmas y a las atrocidades sádicas
que Shakespeare y sus contemporáneos
habían explotado, pero para finales de
1700, estos fantasmas, reprimidos pero
no “muertos”, retornaron con fuerza en
forma de novelas y poesía gótica.
Dos siglos más tarde, los films de horror
se mantendrían fieles a esta tradición,
reinventando antiguas imágenes de
locura, muerte y decadencia. El periodo
12. literario gótico temprano dio comienzo
con la publicación en 1764 de El castillo
de Otranto. Una historia gótica, de
Horace Walpole, denunciada por los
críticos y devorada por los lectores, la
narrativa gótica emergió como una
fuerza dominante desde su inicio con
Walpole hasta su cenit en 1820 con
Melmoth, el errabundo de Charles Robert
Maturin. Estas seis décadas son
consideradas por los historiadores
literarios como los años góticos en los
que una multitud de autores satisfizo las
insaciables ansias de terror del público.
La novela gótica es sensacionalista,
melodramática, exagera los personajes y
las situaciones, se mueve en un marco
sobrenatural que facilita el terror, el
misterio y el horror. Abundan los vastos
bosques oscuros de vegetación excesiva,
las ruinas, los ambientes considerados
exóticos para el inglés como España o
Italia, los monasterios, los personajes y
paisajes melancólicos, los lugares
solitarios y espantosos que subrayan así
los aspectos más grotescos y macabros,
reflejo de un subconsciente convulso y
desasosegado.
Los precursores del espíritu gótico los
encontramos en los poetas de la “escuela
del cementerio” (Graveyard School),
quienes expresaron su desagrado hacia
la razón, el orden y el sentido común en
una mórbida efusión de oscuros versos.
Las obras de Thomas Parnell, Edward
Young, Robert Blair y Thomas Gray no
sólo anticiparon los estados de ánimo y
pasiones góticos, sino que reflexionan do
grandilocuentemente sobre la muerte en
medio de las más lóbregas de las
localizaciones, redescubrieron la relación
escatológica entre terror y éxtasis.
Esta fascinación se extendería al
embellecimiento de la muerte propio de
la época victoriana, además de a una
atracción hacia la muerte como
recargada complacencia en el dolor.
Desde sus comienzos, el gótico se impuso
como una literatura de estructuras que
se derrumban, de recintos horribles, de
sentimientos prohibidos y caos
sobrenatural. Deleitándose en lo maligno
sobrenatural, el gótico trataba de
subvertir las normas del racionalismo y
del autocontrol apelando a la eterna
necesidad humana de elementos
inhumanos, una necesidad no satisfecha
por el sensato y decoroso arte de la Edad
de la Razón. Walpole abrió la puerta a un
universo alternativo de terror, de
confusión psíquica y social cuya mera
existencia había sido negada por el
sistema de valores neoclásico. Esplendor
en ruinas, hermoso caos, atractiva
decadencia, espectáculo espantoso y
extravagancia sobrenatural se
convirtieron en los rasgos definitorios de
una nueva estética gótica que tenía en el
alivio de la inanición emocional su meta
artística. El recinto fatal, metáfora central
de toda la ficción gótica, sirvió al objetivo
implícito del gótico como una respuesta a
la inseguridad política y religiosa de una
época agitada.
El empleo de Walpole de la palabra
“gótico” en el subtítulo de su novela fue
una descripción que pretendía
impresionar y excitar a su audiencia. En
1764, las connotaciones del término eran
todas negativas, dado que “gótico” había
sido utilizado para denigrar objetos,
personas y actitudes consideradas
bárbaras, grotescas, ordinarias,
primitivas, sin forma, de mal gusto,
salvajes e ignorantes. En un contexto
artístico, “gótico” significaba todo lo que
era ofensivo a la belleza clásica, algo fea
por su desproporción y grotesca por su
carencia de gracia unitaria. Describiendo
su obra como “una historia gótica”,
Walpole no sólo elevó el estatus del
adjetivo, sino que proporcionó una
13. etiqueta para el torrente de narrativa de
terror que le seguiría. De ahí en adelante,
las obras góticas confiarían normalmente
en decorados situados en un espacio y
tiempo remotos para inducir una
atmósfera de delicioso terror.
La acción gótica solía producirse en
localizaciones cerradas donde los
lectores se podían sentir tan perdidos y
desorientados como los propios
personajes. El principal mecanismo de la
trama gótica era un decorado sistema de
artefactos arquitectónicos, efectos
acústicos y accesorios sobrenaturales
instalados por todo el castillo gótico,
donde retratos itinerantes, armaduras
peregrinas y otros objetos inorgánicos o
inanimados se comportaban de modo
humano.
Cada recurso estaba estratégicamente
situado para intensificar la atmósfera de
miedo, extrañeza, impotencia y peligro
sobrenatural. Fue vital para el éxito del
gótico alguna forma de entrampamiento
por una arquitectura orgánica o animada,
cámaras que se contraían, paredes
tumefactas o amenazas por parte de
otros objetos. El espacio gótico fue
modificado más tarde para adaptarse a
las especiales preocupaciones de los
lectores victorianos, convirtiendo el
secuestro en mental y social, además de
la detención física, con personajes
atrapados por mentes, ciudades, familias
y estructuras sociales obsesionadas.
Desde Walpole hasta el gótico moderno,
el espacio expone una inteligencia y
movilidad malignas y es mentalmente
más poderoso que sus ocupantes
humanos. En la novela gótica el escenario
arquitectónico era esencial en el
desarrollo de la trama. La importancia
fundamental de la atmósfera es un
elemento que se trasladará al cine de
tendencia gótica y expresionista, donde
los decorados construyen sombras para
sugerir espacios y estados de ánimo. Los
empresarios teatrales se apropiaron
rápidamente de la moda del gótico
literario. Mathew Lewis, autor de El
monje, horripilante novela sobre
hipocresía religiosa, también fue el
creador de melodramas teatrales como el
éxito de 1797 The Castle Spectre. Sin
embargo, la principal inspiración teatral
vendría de la mano del Frankenstein de
Mary Shelley y El vampiro de John
Polidori. El vampiro de James Robinson
Planche se estrenó en 1820 y
Presumption or The Fate of Frankenstein
de Richard Brinsley Peake en 1823. T.P.
Cooke alcanzó la fama por interpretar al
vampiro y al monstruo en la misma
noche, presagiando el vínculo entre
Frankenstein y Drácula durante el siglo
xx. La popularidad del terror escénico
británico culminó en 1888 con la llegada
a Londres de una adaptación americana
de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr.
Hyde de R.L. Stevenson. A pesar de esta
rica herencia de literatura y melodrama
teatral góticos, los cineastas británicos
fueron notablemente lentos a la hora de
perfeccionar un cine gótico equivalente
hasta la emergencia de la Hammer a
mediados de 1950. La caracterización
gótica, especialmente la polarización del
bien y el mal en una doncella y un villano,
tiene su origen en la novela de Samuel
Richardson Clarissa; The History of a
Young Lady (1748-49).
Los personajes góticos heredaron su
naturaleza emocional de Clarissa
Harlowe, la virgen atormentada, y de
Robert Lovelace, el malvado violador.
14. Lovelace se convirtió en el prototipo del
satánico superhombre de la novela
gótica, una criatura misteriosa que
persigue sin piedad a la doncella
mientras huye de sus propios impulsos
oscuros. Esta figura nunca es
completamente malvada, sino que es un
“atormentado atormentador” hacia el
cual la heroína se siente misteriosamente
atraída.
El gótico fue madurando y en las décadas
de 1778 y 1780 siguió dos líneas de
desarrollo, una que continuaba el
espíritu subversivo de Walpole y otra
línea más conservadora, doméstica y
didáctica. Estas tendencias se pueden
apreciar en las novelas de dos de las
figuras más importantes de la escuela
gótica: el audaz Mathew Lewis y la más
conservadora Ann Radcliffe. Las
imitaciones de estos dos autores
abarrotaron pronto las librerías. En
contraste con la escasa validez de las
populares novelas por entregas, la
narrativa gótica psicológica de calidad
intelectual seria mantuvo la buena salud
del gótico durante la década de 1820.
Frankenstein de Mary Shelley, Melmoth
el errabundo de Maturin y Memorias
privadas y confesiones de un pecador
justificado de James Hogg demostraron el
trágico potencial del gótico y dieron una
pista sobre la clase de sofisticación
psicológica y metafísica que marcaría las
obras de Hawthorne y Le Fanu. La
riqueza simbólica y filosófica de estas
novelas góticas indica el papel principal
que desempeñaría el goticismo durante
el siglo XIX, activando los oscuros sueños
de muchos grandes escritores que se
volvieron hacia el gótico para realzar el
carácter trágico de su arte. Durante el
periodo comprendido entre 1820 y 1896
encontramos distintos tipos de gótico:
1. La alta (o pura) novela gótica, como El
monje de Lewis, trataba de aterrorizar,
horrorizar, impresionar, asustar y
emocionar al lector más allá de su
memoria racional.
Lo sobrenatural es siempre maligno e
incontrolable. Los exteriores estaban
caracterizados por sublimes pero
terribles paisajes, frecuentemente
nocturnos o subterráneos. Sus interiores
se distinguían por un tono de alta
agitación, ansiedades no resueltas,
miedos, euforia poco natural y
desesperación.
2. Las novelas por entregas:
numerosísimos fascículos de horror, muy
baratos, con una extensión de entre 36 y
72 páginas y que variaban enormemente
en calidad artística.
3. El gótico polémico: varios escritores
con conciencia social transformaron la
novela gótica popular en un instrumento
de protesta social, empleando los
decorados y situaciones góticas para
llamar la atención sobre horrores
sociales o políticos tales como las leyes
injustas o la lamentable situación de la
mujer. El gótico polémico intentaba
edificar además de horrorizar a los
lectores combinando el terror gótico con
una ideología radical para despertar la
conciencia social y cambiar las opiniones
de los lectores sobre ciertos asuntos. La
confinación en de un castillo encantado
se convierte en detención dentro de una
sociedad que niega la libertad y la
identidad individuales. Este es el caso de
la novelas de Dickens y de las hermanas
Brontë.
4. El drama gótico: muchas obras de
teatro eran adaptaciones condensadas de
novelas, especialmente de los trabajos de
A. Radcliffe. Un decorado sensacionalista,
tormentas falsificadas, dramaturgia
espectacular, efectos melodramáticos
reproducidos mecánicamente y diálogos
operísticos concedieron a las piezas
teatrales góticas un periodo de
popularidad y de atractivo audiovisual al
mismo nivel que las novelas góticas. Un
ejemplo lo encontramos en la
mencionada Presumption or The Fate of
Frankenstein (Richard Brinsley Peake,
1823).
5. La parodia o sátira gótica: el absurdo
exceso del gótico estimuló dos clases de
parodia o sátira. La parodia crítica o
correctiva aceptaba el gótico, pero
deseaba elevar su nivel artístico. La
sátira destructiva, por el contrario,
intentaba erradicar el gótico y
reemplazarlo con una narrativa realista y
plausible. La abadía de Northanger
15. (1818), de Jane Austen, es un buen
ejemplo de parodia correctiva.
6. La novela gótica francesa (roman noir)
reflejó los horrores políticos y religiosos
precipitados por la Revolución francesa,
como es el caso de la novela del marqués
de Sade Justine (1791).
7. La novela gótica alemana
(Schauerroman) o “novela de escalofrío”
influenció la narrativa de terror inglesa
con lo inmoderado de sus elementos
sobrenaturales y sus descarados
horrores. Fantasmas sangrientos,
cuerpos ambulatorios y relaciones
sexuales con demonios eran sucesos
frecuentes en la Schauerroman. Dentro
de esta línea encontramos Los elixires
del Diablo de E.T.A. Hoffmann (1815).
Cada uno de estos tipos de gótico
temprano florecería de nuevo en la
segunda mitad del siglo XIX, cuando el
goticismo fue subsumido por la historia
de fantasmas, la novela histórica, la
novela de detectives y las novelas por
entregas. En lugar de escapar del gótico
temprano, los cuentos de terror de la
época victoriana demostrarían la
elasticidad del gótico adaptando muchos
de sus temas y rasgos formales. En los
relatos de terror de 1825 a 1896 los
espectros y monstruos se fueron
trasladando gradualmente a la psique. El
gótico posterior a 1820 retuvo los
recursos, los lugares y los miedos a lo
desconocido y a lo no conocible,
adaptándose a las preocupaciones de su
época liberando, más que los demonios
exteriores, los demonios interiores.
Aunque la narración gótica se
continuaría escribiendo y leyendo en
forma de largas novelas en varios
volúmenes, la mayoría de los escritores
de la época descubrirían el valor de la
brevedad inherente al cuento de terror.
Novelistas como Dickens en Inglaterra y
Hawthorne en Estados Unidos
escogieron a menudo la narración breve
como vehículo para sus cuentos de
terror. Edgar Allan Poe, que añadió al
lenguaje e imaginería gótica sus propias
obsesiones, limitó casi toda su
producción gótica a la narrativa breve al
tiempo que insistía en la necesidad
artística de la brevedad en sus escritos
críticos. Como señala Julia Briggs, “un
terror que es efectivo durante treinta
páginas rara vez puede ser sostenido en
trescientas.”. La disponibilidad de
publicaciones periódicas especializadas
en el cuento de terror y las editoriales de
literatura pulp saciaron la demanda de
una audiencia en expansión. El gótico en
forma serializada se ajustaba a los gustos
de varias clases sociales, incluyendo un
proletariado cada vez más numeroso. Las
localizaciones góticas tradicionales (la
Europa del Este durante una imaginaria
Edad Media) dejaron paso a los
ambientes más familiares de las granjas,
las casas de campo, oscuras calles
urbanas, salones, sótanos y áticos. Dado
que la audiencia era predominantemente
de clase media, los fantasmas operaban
frecuentemente en hogares de clase
media. El gótico de este periodo tomó
una dirección introspectiva en cuentos
de enterramientos prematuros o del
miedo a ellos, historias relacionadas con
el temor a la locura, obras obsesionadas
con transformaciones bestiales o la
pérdida de la racionalidad y narraciones
fantasmales que introducían temas sobre
dudas teológicas y confusión erótica. Con
la subjetivización del terror gótico se
hizo más difícil identificar y afrontar la
maldad, dado que ésta reside
profundamente en nuestro propio
interior. El tema del doble o
doppelgängers se convirtió en la fórmula
más popular del periodo y el encuentro
16. con la bestia interior se puede apreciar
brillantemente en relatos como
Memorias privadas y confesiones de un
pecador justificado de James Hogg, El
extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de
Stevenson y El retrato de Dorian Gray de
Oscar Wilde. La confluencia de la bondad
y la maldad en el mismo personaje
sugiere un cambio en la naturaleza del
villano gótico. A excepción del vampiro,
el malvado del relato gótico de la época
victoriana conserva la naturaleza de
ángel caído heredada de la figura del
atormentador atormentado de la novela
gótica del siglo XVIII. Esta humanización
convierte el malvado gótico en un
personaje más vulnerable, “más como
nosotros”, como el Roger Chillingworth
de La letra escarlata de Hawthorne o el
Heathcliff de Cumbres Borrascosas de
Emily Brontë. Las tensiones en las
novelas góticas son claras reacciones a
un orden conocido, expresan
sentimientos constreñidos y oprimidos
por las leyes y prácticas sociales y
abordan imperativos psicológicos,
emocionales y físicos. La liberación de
estos miedos dio lugar a una rica
tradición de escritoras dentro del género
gótico. Mark Jankovich, citando a Ann
Radcliffe, Mary Shelley, las hermanas
Brontë, Charlotte Perkins Gilman, Joyce
Carol Oates, Angela Carter y Lisa Tuttle,
afirma que más que alentar la pasividad,
la obediencia y la ignorancia femenina,
muchas novelas góticas justificaban la
actividad, la desobediencia y la
persecución del conocimiento en sus
personajes femeninos. Las escritoras
góticas se centraron en la figura de la
doncella perseguida y confinada,
especialmente en el encarcelamiento
marital y en la persecución por un
autoritario familiar masculino. Las
escritoras se sintieron atraídas por el
gótico no sólo porque deseaban
satisfacer una fascinación sentimental
hacia la muerte y la decadencia, sino
también porque el gótico ofrecía una vía
de dramatización de los peligros de la
condición de la mujer en un mundo de
hombres. Un miedo fundamental que
asedió a las mujeres, el miedo a la
incompetencia social y sexual, se muestra
interiorizado en el gótico en general. Esta
ambivalencia interiorizada hacia la mujer
llevó a sentimientos de autorepugnancia
y miedo hacia una misma más que a
miedos hacia algo exterior. Para
escritoras como Margaret Oliphant,
Vernon Lee, Charlotte Perkins Gilman y
Luisa May Alcott, el gótico se convirtió en
un texto político autorizado. Las obras
góticas americanas erigirían sus propias
versiones del castillo encantado en sus
imágenes de una civilización insegura.
Los principales temas serían el terror a
uno mismo, al desorden psíquico y social,
a la desintegración de las familias, a las
contradicciones y conflictos ontológicos y
un vivo sentimiento de soledad y
carencia de hogar. Todas la variedades
de gótico americano, tanto masculinas
como femeninas, comparten un rasgo en
común: la inclinación a explorar y
exponer el lado oscuro de la experiencia
americana y sus terribles ironías
morales, especialmente la desolación
acarreada por el progreso, la división
racial y el temor a fracasar en una cultura
que tanto enfatiza el éxito. Uno de los
maestros del género, H.P. Lovecraft
introdujo el mito gótico en el siglo veinte,
aunque la vitalidad del horror gótico en
este siglo se debe en gran medida a su
popularidad cinematográfica.
17. Fuente: http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero23/gotica.html
Horace Walpole Escribió el Catillo de Otranto;
novela que es considerada la primera novela
gótica. En ella se evidencia la presencia de
elementos góticos tales como castillos, una
princesa, monjes y sucesos sobrenaturales.
Walpole era un aristócrata inglés, el 4º duque de
Oxford, quien estudio en los colegios más
elitistas de Inglaterra, así como en la Universidad
de Cambridge. Emprendió viajes por Europa,
como lo hacían muchos jóvenes de esta época,
que hacían el “Grand Tour”. Era un hombre
bastante culto y sumamente inteligente, quien
vivió en Florencia y París por largos periodos,
sentía un gran interés por las ideas románticas,
pero sobre todo góticas, y fue por ellos que
escribió su reconocida novela, en el prefacio de
su obra cuenta que el ambiente gótico de su
mansión fue lo que le impulsó a escribir la obra
EEll ccaassttiilllloo ddee
OOttrraannttoo
Puesto que le dio vida a su imaginación hasta el
punto de no poder parar de escribir lo que es
considerado como una característica bastante
romántica. El ambiente es algo de suma
importancia en la literatura gótica con ello
justifica el haber sido impulsado por fuerzas
provocadas por su propia casa para la realización
de su obra. Era consciente de que estaba
realizando una novela de un género que no se
consideraba literatura en dicha época y que por
estas razones podría llegar a no ser leída. Dice
que no lo ha escrito él, sino que es el traductor
de un manuscrito que encontró en Italia que se
supone que fue escrito entre los siglos XII y XIII,
que es la época de las cruzadas y que se publicó
en el siglo XV. Otranto es un lugar real en Italia,
razón por la cual dice haberlo traducido del
italiano."El Castillo de Otranto" cuenta la
18. Historia de Manfred un príncipe malvado quien
había decidido casarse con Hipólita una buena
mujer, en su matrimonio trajeron al mundo a
Conrad y Matilde, Conrad a diferencia de su
padre es un niño bastante débil. Conrad quería
que todo el poder que él había logrado robar
pasara a su hijo, y para ello organizo la boda con
Isabella quien pertenecía a la alta sociedad, por
desgracia de Manfred durante el matrimonio un
casco gigantesco cayó sobre Conrad
provocándole la muerte. Manfred preocupado
por la falta de herederos decide él mismo
casarse con Isabella, pero ella asustada y
preocupada al ver el hombre con el que se
casaría decidió huir con la ayuda de Theodore,
un campesino quién era acusado por la muerte
de Conrad. Cuando estos dos jóvenes huyen Se
desencadena una historia de amor y el final de la
obra resulta ser feliz. La naturaleza y atmósfera
de la obra, se ven marcadas por la casa, la cual
es un castillo con características medievales, con
muchos pasadizos secretos. En la novela se ven
bastantes encarcelamientos, escapatorias las
cuales son posibles de realizar gracias a los
pasadizos secretos que se ven en el castillo.
Theodore es el hijo de Alfonso el bueno, por lo
tanto era el único y legitimo heredero del trono,
quien con el tiempo logra gobernar. Isabella es
una heroína indefensa hasta que se encuentra
con Theodore quien también sufre
persecuciones. Al final, el orden natural se
restituye por hechos sobrenaturales, o justicia
divina. El Castillo De Otranto, contiene en sí
cantidad de características góticas entre las
cuales se destacan la época, el marco escénico,
los elementos sobre naturales, la importancia de
la superstición y finalmente destino. Como
principal característica encontramos la época, la
cual en este libro es en la Edad Media, sobre
todo la época de las cruzadas, en el marco
escénico vemos como por primera vez una obra
es llevada a cabo en un castillo el cual es oscuro
como principal factor para lograr generar al
lector cierto terror. Gracias a dicha obra que
fascino a los lectores, cantidad de escritores
abrieron sus puertas a este género gótico y
millones de obras se sumergieron en los castillos
y se encantaron con las princesas, sin embargo
hubo unas, mucho más conocidas que otras, que
fueron las más destacadas del género.
22. Entre julio y agosto de ese 1814, el peculiar trío
disfruta de un tour por Francia, Suiza, Alemania y
Holanda. Dato curioso es que en su estancia en
Paris, olvidan una caja llena de notas y papeles
que años más tarde, en 1845, Mary sospecha es
utilizada por George "Byron" para tratar de
chantajearla. El 13 de septiembre regresan a
Londres desde Suiza para mudarse poco después,
siempre los tres, al número 2 de Nelson Square,
Blackfriars Road. Posteriormente, entre el 23 de
octubre y el 9 de noviembre, P.B. Shelley se ve
obligado a ocultarse lejos de Mary para
desembarazarse de sus acreedores, que no eran
pocos. Poco después de su vuelta, Percy presenta
a Mary a un amigo de Oxford, Thomas Jefferson
Hogg, quien admite quedar encandilado con ella.
Si hasta este momento la vida de Mary más
parece un folletín romántico, a partir de 1815 sus
relaciones, lejos de estabilizarse se complican aún
más. El día de Año Nuevo, T.J. Hogg, animado por
el propio Percy, de declara su amor a Mary, el
El cual es correspondido por ésta, aunque no
físicamente porque está embarazada del poeta.
El 24 de enero de 1816, Mary da a luz a su hijo
William. En abril de ese mismo año, Mary conoce
a Lord Byron en Londres, gracias a que la nueva
amante del famoso poeta no es otra que su
hermanastra Claire. Un hecho casual, que
marcará el resto de su vida, pues la influencia de
Lord Byron no tardará en dejarse notar. Sin ir más
lejos, el 3 de mayo Mary, Percy, su hijo William y
una embarazada Claire, viajan a Italia en
persecución de éste, quien había dejado
Inglaterra por sorpresa el 23 de abril. Pasando
por Paris, llegan al hotel Secheron, en Génova,
diez días después de partir. Dos semanas después
se conocen al fin P.B. Shelley y Lord Byron en
Suiza, donde éste último había llegado
acompañado por su médico, el doctor John W.
Polidori. El 1de Junio, se mudan todos juntos a la
mansión de Byron. Es en éste verano, se gesta la
semilla de la obra que hará inmortal a Mary
.Shelley.
23. Reunidos todos los presentes en torno a la
chimenea, se proponen Percy, Mary, Byron
y Polidori, escribir cada uno un cuento de
fantasmas que sea capaz de helar la
sangre. Y sin duda resulta ser Mary Shelley
con su Frankenstein quien se lleve el honor
de lograrlo plenamente, siendo también
loable la obra de John W. Polidori que
titularía The Vampire, a tale y que
publicaría en 1819. Parece ser que la idea
de un ser creado a base de retazos de
cadáveres toma forma en su mente a raíz
de una pesadilla, comenzando de
inmediato a darle forma con la pluma,
tomando prestadas ideas, parajes y
costumbres de sus subsiguientes viajes. El
1 de enero de 1818 Frankenstein: or the
Modern Prometheus (London: Lackington,
Hughes, Hauding, Maror and Jones), es
publicado en tres volúmenes, con una
favorable acogida por parte de la crítica.
Antes de esta publicación, había sido
rechazado tanto por el editor de P.B.
Shelley, Charles Ollier, como por el de Lord
Byron, John Murria. No resulta
particularmente extraño que un escritor
pase a la posteridad por una sola de sus
obras, o incluso más concretamente por
uno solo de sus personajes. Tampoco nos
parece reseñable en exceso que se trate
curiosamente del primero de sus libros -
después de todo, no deja de ser cierto que
hay autores que se vuelcan tanto en su
primera novela que no dejan nada de sí
mismos para posteriores trabajos,
condenados al efímero éxito de quién
anteriormente ha roto moldes con otra
obra-. Lo curioso en éste caso, es que una
muchacha de clase aburguesada de
principios del siglo XIX, en plena época
álgida del Romanticismo Inglés, llegara a
escribir una de las obras cumbres en la
literatura de terror. La obra cumbre de
24. Mary W. Shelley, Frankenstein; ó el
moderno Prometeo en sus orígenes
no era más que un relato surgido de
una especie de apuesta entre amigos,
retándose a ver quién era capaz de
crear la más terrorífica de las
narraciones. En una velada junto al
calor de la chimenea leyendo cuentos
clásicos de fantasmas en Suiza, Lord
Byron, P.B. Shelley, Polidori y la
propia Mary se embarcaron en la
aventura de escribir un "cuento de
fantasmas" adaptado a la tradición
que ellos mismos entre otros estaban
gestando. De aquella célebre velada
surgió uno de los monstruos más
populares de la vida moderna, no en
vano Brian Aldiss lo califica como "el
primer gran mito de la era industrial",
en el que la ciencia moderna (el
Hombre) toma el papel de creador
(Dios), relegándole a éste a un papel
secundario, más quimérico que
protagonista. Aunque no sólo
Frankenstein fue el fruto de
semejante reto. Del mismo modo que
conviene recordar que ni Lord Byron
ni P.B. Shelley llegaron a escribir
nada, al menos publicable, John
William Polidori escribió al igual que
Mary W. Shelley una obra maestra
que pasaría a la historia de la
literatura de terror: El Vampiro, un
relato que sentó las bases de infinidad
de relatos y novelas posteriores centrados
en la figura del vampirismo. Tanto ésta, su
gran obra, como el resto de su producción,
está enmarcada profundamente en el
propio ambiente que ella respiraba, tanto
histórico, como social o literario. Un
ambiente dentro de un mundo cambiante,
en plena Revolución Industrial. En
Frankenstein, sin ir más lejos, vemos
reflejada a la perfección la influencia de
una sociedad en plena Revolución
Industrial, aunque para la autora eso no es
más que elementos sin importancia donde
cimentar la verdadera historia; una historia
de sentimientos y emociones. El doctor
Víctor Frankenstein utiliza no ya la ciencia,
tanto la conocida como la supuesta, sino
máquinas que le ayudan a dar vida a la
muerte. Pero la autora en ningún
momento se detiene a explicar dicho
proceso. ¿Defectos de una escritora novel?
No. Simplemente esos detalles carecen de
importancia. Lo que trata de narrar, y lo
consigue con éxito, es la pléyade de
emociones que es capaz de generar un ser
humano, incluso uno construido con
retazos de otros y que sólo vive gracias a
los poderes de la electricidad. Mary W.
Shelley no es una escritora de terror, tal y
como hoy en día lo entendemos. Cierto
que los elementos fantásticos en sus
relatos y novelas son acusados, pero son
sólo medios para llegar a un fin. Si
dijéramos que escribió dramas, en la más
popular tradición griega quizás
acertáramos más al definir su obra. No
olvidemos el título de su obra cumbre,
25. Frankenstein, ó el moderno Prometeo. Si
Prometeo fue castigado por Dios por traer
el fuego a los hombres, Víctor Frankenstein
lo fue por ocupar el lugar de Dios. Cierto
que buscaba un beneficio para la
humanidad, desterrando la muerte al
olvido, pero su arrogancia le castiga. De
igual modo, en el resto de sus obras, sus
personajes se ven castigados
continuamente por sus actos. Actos
románticos que chocan frontalmente con
la necedad o la intolerancia de los
poderosos. Príncipes, castillos, doncellas
confinadas, amores negados, y cómo no,
sátiros, demonios tentadores u otros
arquetípicos elementos tentadores de la
debilidad humana que al final hacen caer
en los más despreciables actos a los héroes
románticos. Alegrías y miserias de la
condición humana. Con un estilo no
demasiado recargado para la época en que
se encuentra, Mary W. Shelley, nos deleita
con cuentos y novelas "góticas", en las que
los fantasmas aún llevan cadenas y se
arrastran por castillos abandonados,
centrándose siempre en el hombre, en las
desgracias y las luchas internas de todo ser
humano. Contribuye con su obra a crear las
bases de lo que será la literatura de terror,
más que la de ciencia ficción, pero sin salir
por ello del estilo que reinaba en su época.
Una lectura inevitable para entender el
proceso natural de la literatura posterior.
Ilustraciones: Frankenstein by Lynd Ward
27. Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mí cuarto.
Eso es todo, y nada más.”
28. ¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”...
29. para entender las metáforas y la estética
del poema es necesario comenzar el
análisis de su estructura externa. “el
cuervo” fue desarrollado en 108 versos
los cuáles siguen un ritmo único debido a
su esquema poco clásico. aunque pueden
encontrarse algunas formas métricas que
recuerdan los antiguos poemas latinos,
tales similitudes son consecuencia de las
intenciones del autor, quien buscó la
creación de un efecto sonoro. de acuerdo
con este objetivo el poema comienza
presentando un estudiante solo en su
recámara, leyendo libros antiguos de
“sabiduría ancestral” alrededor de la
medianoche. afuera está lluvioso y
oscuro. un ruido aparentemente de
alguien llamando a la puerta lo distrae de
sus estudios. pero después de percatarse
de que nadie está tocando la puerta,
regresa hacia el aleteo tras la ventana, la
cual abre permitiendo a un misterioso
cuervo sentarse en el busto de la diosa
palas. el solitario estudiante empieza a
preguntarle al cuervo acerca de un amor
perdido “a quien los ángeles Leonor
podrán llamar”. en respuesta sólo recibe
la fatídica palabra “nunca más”. aunque
el poema luce como una narrativa corta,
ciertamente las imágenes son presentadas
como una pintura que puede ser
contemplada. la soledad y el ambiente
entero de misterio imprimen en el poema
su naturaleza estática. dentro de estos
detalles superficiales puede ser
descubierta la riqueza de las sensaciones
humanas de esta obra maestra. Poe
conectará al lector con la sensación de la
lluvia, la oscuridad y especialmente la
soledad a través del ritmo del poema;
también, con la sensación de miedo
representada en la figura del cuervo. el
elemento sobrenatural es un aspecto muy
importante en el poema. Poe consideró
que la figura de un loro graznando
“nunca más” no produciría un efecto de
horror en el lector, pese a las habilidades
naturales de este pájaro para imitar la voz
humana. así pensaría en un cuervo el
cual es comúnmente asociado con la
maldad y el misterio. aparte de esto,
consideró una opinión propia respecto de
la psicología en la cual aseguraba que el
alma humana busca la auto-tortura. Poe
conectaría este deseo sediento del ser
humano por conocer que es lo que está
más allá de la tumba y la verdad fatal que
es imposible obtener tal conocimiento.
basado en estos principios, crearía un
ritmo que daría la sensación de tortura. el
poema entonces va de menor a mayor
sensibilidad, lo cual es reforzado por la
palabra “nunca más” colocada al final de
cada estrofa. y más aún, es necesario
reconocer el genio del poeta cuando
decidió dar al cuervo el poder de
semejante palabra que comunica no sólo
tristeza y muerte, sino además la
imitación verdadera del graznido de un
cuervo. Poe demuestra sus grandes
habilidades produciendo la mímesis
requerida para llenar el alma del lector
con el miedo y la melancolía que implica
la pérdida de un amor, tema universal
que cada hombre y mujer puede entender
y sentir como propio. más allá de este
escenario Poe lleva la mente humana al
éxtasis. la muerte de una mujer hermosa
apela a la idea de lo inalcanzable, de lo
que está fuera de esta realidad material. y
desde el elemento inalcanzable dentro de
esos versos Poe expone su idea acerca de
la poesía: la belleza suprema más allá de
nosotros mismos. sin embargo ¿estaba
Poe escribiendo acerca de su perdida
Virginia? ¿era él el estudiante hablando
al cuervo posado en el busto de palas?
indudablemente era capaz de hablar
acerca de un amor perdido pues él mismo
lo había experimentado. pero de acuerdo
con su filosofía de la composición el
personaje es sólo “un estudiante” lo que
30. Implica, en cierta manera, una figura
independiente de la naturaleza de Poe.
¿qué proceso siguió a fin de comunicar
tales pasiones sin ser parte del universo
que creó? La respuesta: un interesante
procedimiento psicológico que implica
extraer algo de la realidad subjetiva
poniéndolo fuera como realidad objetiva.
Para algunos académicos esto es muy
similar a la creación de un tótem.
Pero ¿quién fue realmente Edgar Allan
Poe? de acuerdo con southall (1959) la
figura de Poe conocida en la actualidad es
el resultado de la forma en que las
contradicciones de su vida fueron
interpretadas. en primer lugar debe
considerarse a Poe como un caballero. los
talentos naturales que tuvo para la poesía
desde niño fueron desarrollados a través de
los años y remarcados por las situaciones
lamentables en las que se viera inmerso.
así, el adulto en el que se convertiría sería
uno sensible, cortés y reservado. sin
embargo, la falta de dinero que enfrentase
luego de que su padre adoptivo decidiera
dejar de darle apoyo financiero, lo cual lo
conduciría a abandonar la universidad,
forjaría su personalidad de caballero
llevándolo a vivir diferentes experiencias
que lo impactarían profundamente, por
ejemplo, el servicio militar que lo volvería
un hombre disciplinado. las crisis
económicas estuvieron presentes durante
toda la vida del escritor, quien tenía que
pedir ayuda a sus conocidos aun cuando no
quería hacerlo, gracias a su orgullo de
poeta. sin importar estos problemas, sus
conocidos recordaban “la belleza
refulgente y cambiante de sus ojos, una
vez que su conversación los despertaba –
de una quietud como silenciosos
estanques, y la dulzura de su gentil,
modulada y exquisita voz” (southall, 1959)
aunque la primera idea que viene a la
mente es la de un artista víctima de las
circunstancias, no sería conveniente
olvidar la otra cara de la personalidad de
Poe la cual es mayormente conocida.
southall la describe como sigue: (…) en
contraposición pueden presentarse las
descripciones ocasionales y a menudo
menos auténticas del hombre poseído por
su demonio; salvaje y violento,
repentinamente perseguido por enemigos
imaginarios, o irritablemente combativo e
incontrolable.
Ilustración: Luis Scafati
31. El mismo Poe daba la mejor explicación
de estas escenas contradictorias. Uno era
su yo habitual, casi el único conocido
para su criada y amigos cercanos; el otro
era aquel que mostraba al mundo cuando
estaba ebrio, cuando para las naturalezas
superficiales parecía revelarse más
íntimamente de lo que lo hacía en
cualquier otra ocasión. “el deseo de
socializar”, escribiría el 29 de febrero de
1848, “viene a mí sólo cuando he sido
perturbado por la bebida. sólo entonces
voy –eso es, que en tales ocasiones- sólo
he acostumbrado a ir entre mis amigos.
Quienes raras veces, o de hecho nunca,
me han visto sin estar alterado, dan por
hecho que siempre lo estoy. aquellos que
realmente me conocen, me conocen
mejor” esto, desde luego, fue escrito por
Poe como una defensa y podría ser
completamente descartada, si no fuera la
única explicación que reconcilia las
opiniones encontradas proporcionadas por
gente igualmente confiable e
incuestionablemente conocidos por él.
Una embriaguez temporal en el escritor
puede inferirse de este pasaje. Esto puede
explicar la razón por qué Edgar Poe
presentó varias contradicciones durante
toda su vida. Por ejemplo, es bien
conocido que había aprendido la
disciplina militar cuando se enlistó en el
ejército estadounidense. Así, su trabajo en
el mensajero literario del sur es recordado
como eficiente. Entonces ¿cómo puede
explicarse el caos en su trabajo como
editor, que fue irregular por lo menos tres
veces? la respuesta es la embriaguez
ocasional del poeta, quien cambiaba
completamente su comportamiento sólo
con una copa de vino. no obstante, esos
lapsos de crisis repetidos en varios
episodios durante su vida lo llevarían a
deteriorar su salud hasta su muerte fatal.
la paradoja de su carácter, por tanto,
puede establecerse a partir de una serie de
contradicciones, en parte por los
resultados de su propio mal genio, en
parte por la síntesis de su retorcida
fortuna – o bien mala fortuna. Era un
hombre de una enorme energía y fuego
creador como sus diecisiete volúmenes de
escritos en poesía, ficción, ensayos y
crítica pueden probar. Algunas veces,
decía, durante días tenía períodos en los
que no podía escribir nada. (Southall,
1959)
La inspiración de Poe provenía de sus
propias experiencias relacionadas con el
32. Miedo, la muerte y el dolor. Su vida
entera estuvo rodeada de diversas
dificultades. La muerte de su madre y la
ausencia de su padre podrían ser
consideradas el primer episodio doloroso
en la vida temprana del poeta. en estas
condiciones su poesía tomaría un carácter
melancólico. Además, los tímidos
modales de Poe influirían en su proceso
creativo. De acuerdo con él mismo los
temas más hermosos y poéticos de todos
para escribir poesía son la belleza y la
muerte. De ahí que la más alta expresión
de melancolía sería la muerte de una
mujer hermosa (Poe 1846). Así el lector
puede inferir que su filosofía estuvo
profundamente remarcada por el episodio
de la temprana muerte de su madre. Y
más aún, la muerte de su esposa Virginia
Clemm recordaría y reforzaría ese
temprano sufrimiento en el alma del
poeta. La vida de Edgar Allan Poe estuvo
rodeada por la muerte, situación que su
habilidad artística transformaría en poesía
pura. El miedo fue otro componente que
remarcó la vida del autor. Asegura que ya
sea que su trabajo fuera seriamente
influido por el alcohol o no, Poe no era
tan vicioso después de todo. Ciertamente
el lector puede encontrar emociones
fuertes y escenarios llenos de miedo.
Aunque no puede negarse que tenía
predilección por la bebida, puede
descubrirse que el poeta no podía crear
sus obras maestras en completa ebriedad.
Esas emociones fuertes son la evidencia,
así como también las intenciones
literarias del autor. Lo que es más lógico
argumentar es que Poe escribió sus
poesías y relatos después de experimentar
los efectos del alcohol. es sabido que una
persona bajo los efectos de la bebida
puede tener visión doble, así como
también sentir sus propias emociones más
intensas de lo que realmente son. Otro
efecto colateral de la embriaguez –si es
demasiado crónica- es la posibilidad de
ver visiones o figuras que una persona
normal no podría. De aquí puede inferirse
que Poe no escribió su poesía bajo los
efectos del alcoholismo, sino que
reconstruía las emociones que
experimentaba cuando estaba ebrio
durante su trabajo literario.
33. Si hubiera vivido episodios periódicos de
embriaguez sus habilidades artísticas
innatas habrían sido gravemente
afectadas. El miedo para Poe vendría
luego de aquellos “trances” en los cuales
los demonios más profundos del poeta
eran desatados. Además del miedo y la
muerte está el dolor. Durante su vida no
sólo tuvo que enfrentarse al dolor de las
dos primeras, sino también a las críticas y
a la pobreza. La intención de vivir
exclusivamente del ejercicio literario era
una completa odisea en el siglo XIX.
Aparte de ello, la crítica consideraba sus
escritos como poco serios, horribles y en
contra del ideal de belleza que perseguía
la poesía de la época. Pese a que sus
relatos y poemas fueran publicados en el
mensajero literario del sur y diferentes
periódicos de estados unidos, no fue sino
hasta la publicación de “el cuervo” que
fue respetado como escritor. Sin embargo,
esas situaciones problemáticas no
detendrían las intenciones del autor, quién
creó su propia ars poética que le permitió
vivir para siempre en sus escritos.
Edgar Allan Poe (19 de enero de 1809 –
7 de octubre de 1849) fue un escritor
norteamericano, poeta, editor y crítico
literario, considerado parte del
movimiento romántico americano. Mejor
conocido por sus relatos macabros y de
misterio, Poe fue uno de los primeros
practicantes americanos del cuento corto
y es considerado el inventor del género de
detectivismo. Además de ello, se le
atribuye haber contribuido al surgimiento
del género de ciencia ficción. Fue el
primer escritor norteamericano
reconocido en tratar de ganarse la vida
sólo a través de la literatura, lo que
desembocó en una vida y carreras
financieramente difíciles. Nacido como
Edgar Poe en Boston, Massachusetts;
quedó huérfano siendo muy joven cuando
su madre murió luego de que su padre
abandonara a la familia. Fue adoptado
entonces por John y Frances Allan, de
Richmond, Virginia, aunque nunca lo
hicieron de manera formal. Asistió a la
universidad de Virginia por un semestre,
pero se retiraría debido a carecer de
dinero. Después de enlistarse en el
ejército y luego de fracasar como oficial
cadete en West Point, rompió sus lazos
con los Allan. Su carrera literaria
comenzó humildemente, con una
colección de poemas anónimos, tamerlane
y otros poemas (1827) atribuidos sólo a
“un bostoniano”. Poe se enfocaría en la
prosa y dedicaría varios años a trabajar
para periódicos literarios y semanarios,
volviéndose reconocido por su estilo
propio de crítica literaria. Su trabajo lo
forzó a desplazarse en diferentes
ciudades, incluyendo Baltimore,
filadelfia, y nueva york. En 1835 en
Baltimore se casaría con Virginia Clemm,
su prima de 13 años de edad. En 1845
publicó su poema “el cuervo” con un
éxito instantáneo. Su esposa moriría dos
años después de la publicación.
Empezaría a planear la producción de su
propio periódico, the penn (luego
renombrado the stylus) aunque murió
antes de que pudiera publicarlos. El 7 de
octubre de 1849 a la edad de 40 años,
murió en Baltimore; la causa de su muerte
es desconocida y ha sido atribuida al
alcohol, congestión cerebral, cólera,
drogas, ataque cardíaco, rabia, suicidio y
tuberculosis entre otras. Poe y sus
trabajos influyeron en la literatura de
estados unidos y de todo el mundo, así
como también en campos especializados
tales como cosmografía y criptografía. Su
producción aparece a través de la cultura
popular en literatura, música, películas y
televisión. Varias de sus viviendas son
museos temáticos hoy en día.
http://revistaonline.bligoo.com.mx/content/view/1290465/El-verdadero-horror-detras-de-Nunca-mas.html#.UfV1UdIvSQo
poesía
35. A la Espera de la Oscuridad.
Alejandra Pizarnik.
Ese instante que no se olvida,
Tan vacío devuelto por las sombras,
Tan vacío rechazado por los relojes,
Ese pobre instante adoptado por mi ternura,
Desnudo desnudo de sangre de alas,
Sin ojos para recordar angustias de antaño,
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma,
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego;
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies,
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro.
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada,
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca,
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos.
36. La Caricia Perdida.
Alfonsina Storni.
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará... rodará...
Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.
Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de besar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?
37. Mi Musa Triste.
Delmira Agustini
Las flores se abren más, como asombradas.
Los cisnes de marfil tienden los cuellos
en las lagunas pálidas.
Selene mira del azul. Las frondas
Tiemblan... y todo! hasta el silencio, calla...
Es que ella pasa con su boca triste
Y el gran misterio de sus ojos de ámbar,
A través de la noche, hacia el olvido,
Como una estrella fugitiva y blanca.
Como una destronada reina exótica
de bellos gestos y palabras raras.
Horizontes violados sus ojeras
Dentro sus ojos (dos estrellas de ámbar)
Se abren cansados y húmedos y tristes
Como llagas de luz que quejaran.
Es un dolor que vive y que no espera,
Es una aurora gris que se levanta
Del gran lecho de sombras de la noche,
Cansada ya, sin esplendor, sin ansias
Y sus canciones son como hadas tristes
Alhajadas de lágrimas...
38. Sé Bella y sé Triste.
Charles Baudelaire
¿Qué importancia tiene vuestra bondad?
Se Bella y se Triste, las lágrimas
agregan encanto a tu rostro
como la lluvia al paisaje,
La tormenta rejuvenece las flores.
Te amo más cuando la alegría
huye del balcón de tu frente,
Cuando tu corazón se hunde en el horror,
Cuando sobre tus cejas se despliega
La temible nube del pasado.
Te amo cuando tus grandes ojos derraman
Un agua tibia como sangre,
Cuando a pesar de mi mano acompañante,
El peso de la angustia horada tu voz
Como un quejido agonizante.
Y aspiro, divina voluptuosidad,
Himno de profunda delicia,
Todos los sollozos de tu pecho,
Y creo que tu corazón se ilumina
con las perlas que caen de tus ojos.
40. EEll hhoorrrroorr CCóóssmmiiccoo ddee
HH..PP LLoovveeccrraafftt
La vida de Lovecraft es, en cierto
sentido, tan fascinante como su obra. No
precisamente porque la suya haya sido
una vida aventurera. En todo caso, la
aventura de Lovecraft transcurrió en su
mundo interior, en su alma de soñador
torturado por profundas contradicciones,
en su dolor por sentirse un ser ajeno al
mundo en que vivía. Howard Phillips
Lovecraft nació en Providence (Rhode
Island, Estados Unidos), el 20 de agosto
de 1890. De sus progenitores no hay
mucho para elogiar. Su padre, Winfield
Scott Lovecraft, era un viajante de
comercio pomposo y dictatorial que
practicamente nunca convivió con su hijo
y que murió cuando este tenía ocho años.
Su madre, Sarah Susan Phillips, de la que
él fue el vivo retrato, era neurotica y
posesiva y volcó todas sus muchas
insatisfacciones en el pequeño Howard.
Continuamente le decía que era muy feo,
que no debía dar un paso lejos de sus
faldas, que la gente era mala y tonta, que,
como sus padres provenían de Inglaterra,
él era de estirpe británica y, por tanto,
ajeno al terrible país en que vivían. Como
era de esperar, se crió medroso y
superprotegido, siempre entre personas
mayores, solitario, fantástico y
reprimido. En su "Introducción a la
literatura norteamericana", Jorge Luis
Borges nos dice que Lovecraft, «muy
sensible y de salud delicada, fue educado
por su madre viuda y sus tías. Gustaba,
como Hawthorne, de la soledad, y aunque
trabajaba de día, lo hacía con las
persianas bajas.» Se crió sobreprotegido
y solitario, leyendo en la gran biblioteca
de su abuelo. Apenas jugaba con otros
niños y, cuando lo hacía, le gustaba
representar escenas históricas o
imaginarias. Los otros niños no le
querían y él se refugiaba en los libros de
la magnífica biblioteca de su abuelo
materno. Desde muy pequeño sintió una
morbosa aversión al mar ( según
Wandrei, a partir de una intoxicación
por comer pescado en malas
condiciones). Se alimentaba de dulces y
helados y desde niño sufrió terribles
pesadillas. Siempre fue ateo. Hablando de
sí mismo en tercera persona, dice el
propio Lovecraft: "A pesar de que su
padre era anglicano y su madre
anabaptista, a pesar que desde muy
pequeño estuvo acostumbrado a los
cuentecillos de rigor en un hogar
religioso y en la escuela dominical, nunca
creyó en la abstracta mitología cristiana
que imperaba en torno suyo. En cambio
fue un devoto de los cuentos de hadas y
de las Mil y Una Noches, en los que
tampoco creía, pero los cuales,
pareciéndole tan ciertos como la Biblia, le
resultaban mucho más divertidos". Su
afán de maravillas indica, sin embargo,
que, tal vez por el ambiente, en que se
educó, Lovecraft, radicalmente ateo,
siempre sintió un profundo anhelo
religioso que él mismo reprimió y
sublimó. A los seis años descubrió las
leyendas del paganismo clásico y se
entusiasmó, llegando incluso, como
juego, a construir altares " a Pan y a
Apolo, a Atenea, a Artemisa y al benévolo
41. Saturno, que gobernaron el mundo en la
Edad del Oro". A los trece años, influído
por las novelas policíacas, fundó una
"Agencia de detectives de Providence",
que obtuvo cierto éxito entre los chicos
del vecindario. Pero pronto se cansó de
este juego y volvió a su soledad, a leer
cuentos fantásticos y terroríficos, y
también a escribirlos. Su primer relato,
La bestia de la cueva , imitación de los
cuentos terroríficos de la tradición
"gótica" , fue escrito a los quince años de
edad. En su adolescencia, racionalista y
lógico cien por cien, se dedicó a imitar a
los escritores del siglo XVIII. Sentía
predilección por todo lo antiguo, pero en
especial por este siglo. Lovecraft era un
reaccionario terrible. Sentía un miedo
visceral por todo lo nuevo, e incluso
deploraba la independencia de su país ( a
la que denominaba " el cisma de 1776").
El se consideraba británico cien por cien
y adoraba todo lo que le recordase el
pasado colonial de su patria. Educado en
un santo temor al género humano
(exceptuando de éste a las "buenas
familias" de origen anglosajón), creía que
nadie es capaz de comprender ni de amar
a nadie y se sentía un extranjero en su
patria. Para él, "el pensamiento humano...
es quizá el espectáculo más divertido y
más desalentador del globo terráqueo. Es
divertido por sus contradicciones, y por
la pomposidad con que intenta analizar
dogmáticamente un cosmos totalmente
incógnito e incognoscible, en el cual la
humanidad no constituye sino un átomo
transitorio y despreciable, es
desalentador porque , por su misma
índole, nunca alcanzará ese grado ideal
de unanimidad que permitiría liberar su
tremenda energía en provecho de la raza
humana". Unas líneas más abajo escribe:
"El conflicto es la única realidad
ineludible de la vida". Y él, incapacitado
para la lucha, se encerró en el pesimismo
de su soledad impotente, entre dos viejas
tías solteronas, rodeado de muebles
antiguos, y empolvados. Hasta los teinta
años no pasó una noche fuera de su casa.
Filosóficamente, se consideraba "monista
dogmático" y "materialista mecanicista"
y era en realidad un esceptico radical,
absoluto, autodestructor. Para él, el
colmo del idealismo era pretender
mejorar la situación del hombre.
Y así fue su vida, que luego se convirtió
en leyenda: una vida de penuria
económica, de represión y soledad, de
amargura y pesimismo. Odiaba la luz del
día. Pero en las noches revivía para leer,
para escribir, para pasear por las calles
solitarias - sin enemigos ya - y, sobre
todo, para soñar. Lovecraft vivía por y
para sus sueños. En ellos experimentaba
"una extraña sensación de expectación y
de aventura, relacionada con el paisaje,
con la arquitectura y con ciertos efectos
de las nubes en el cielo". Este goce
estético fue el que, según Derleth, le
impidió suicidarse. A los veintitantos
años, Lovecraft abandonó su estilo
dieciochesco y adoptó el de su gran ídolo
de entonces: lord Dunsany. Los Cuentos
de un Soñador, El Libro de las Maravillas
y Los Dioses de Pegana se convirtieron
en sus libros de cabecera. Y en 1917, a los
veintisiete años de edad, publicó su
primer relato fantástico: Dagon, en la
revista Weird Tales. A éste siguieron
otros, la mayor parte de los cuales se
publicó en la misma revista. En 1921
sucedieron dos que habrían de cambiar
la vida del joven Howard. La pequeña
fortuna familiar se había ido agotando y,
por fin, cayó por debajo del mínimo vital.
En el mismo año que falleció su madre,
que hasta entonces lo había tenido poco
menos que secuestrado. Howard se sintió
42. en el vacío, perdido en el mundo, solo
ante la sociedad hostil. Pero reaccionó en
forma positiva. El sólo sabía una cosa:
escribir. Y decidió ganarse la vida como
escritor de cuentos de miedo, como
crítico, como corrector de estilo, como lo
que fuese, con tal que tuviera relación
con la pluma. Y así, entre su flaca renta, y
sus magros ingresos profesionales, fue
tirando con más duras que maduras. El
trabajo, sin embargo, abrió notablemente
su panorama social. A la fuerza tuvo que
relacionarse con gente y, aunque sus
cuentos pasaron inadvertidos para el
gran público, hubo quienes se
interesaron por ellos y escribieron al
autor. Y este hombre tosco y aburrido
que decía aborrecer al mundo - cuando lo
que le pasaba en realidad es que se sentía
o se creía rechazado por él - se convirtió
de pronto, en sus cartas, en un muchacho
alegre y entusiata, capaz de escribir
larguísimas epístolas a cualquier lector
adolescente y desconocido. Y entre sus
corresponsales - escritores conocidos,
noveles o aficionados - se fue creando el
que más tarde se llamaría "Círculo de
Lovecraft". Lovecraft exultaba. Sus cartas
eran realmente prodigiosas y en ellas
hacía gala de una gran cultura, de
inagotable fantasía e incluso de un
magnífico humor. Bautizó a sus
corresponsales y amigos con nombres
sonoros y exóticos: Frank Belknap se
convirtió en Belnapius, Donald Wandrei
en Melmoth, August Derlet en al Conde
d`Erlette, Clark Ashton Smith en
Klarkash-Ton, Robert bloch en Bho-Blok,
Virgil Finlay en Monstro Ligriv, Robert
Howard en Bob-Dos-Pistolas. El mismo
firmaba sus cartas como "el sumo
sacerdote Ech-pi-El" (transcripción
fonética inglesa de sus iniciales H.P.L.),
como Abdul Alhazred o como Luven-
Kerapf. "Sus fórmulas de despedida - dice
Ricardo Gosseyn - son casi siempre como
éstas: Suyo, por el Signo de Gnar, Abdul
Alzared; Suyo, por el Pilar de Pnath, Suyo,
por el Ritual Gris de Khif,Ech-Pi-El". Los
que sólo lo conocían por carta lo pintan
como un hombre afable, bondadoso,
cordial. Los que llegaron a viajar para
conocerlo en persona corroboran esta
impresión. "Era un hombre inteligente y
objetivo"(Robert Bloch). "Era uno de los
hombres más humanos y comprensivos
que he conocido en mi vida" (Clifford M.
Eddy Jr.). "Poseía un encanto y un
entusiasmo juveniles" (Alfred Galpin).
"Jamás y de ninguna manera fue un
hombre solitario y excéntrico. La lógica y
la razón gobernaban todas sus
actividades" (Donald Wandrei). Robert
Bloch dice que, si bien es cierto que
43. Lovecraft fomentó su propia leyenda,
también lo es que viajó, que se escribió
con mucha gente, que estaba al corriente
de la filsofía, la política y la ciencia de su
época. "El cuadro del hombre retraído y
solitario que persigue sombras y pasea
de noche en antiguos cementerios-dice
Bloch - no es completo". Y añade: "La
rareza de Howard Phillips Lovecraft - si
es que hubo tal rareza - residió en que su
torre de marfil estaba mejor construída y
era más bella que la mayoría de ellas; y
que invitaba al mundo a compartir sus
riquezas". He aquí un Lovecraft
radicalmente distinto del que conocieron
los vecinos de su calle. ¡Curioso
personaje!. Pesimista y entusiasta,
amargado, amable, bondadoso,
misántropo, utópico y soñador, vulgar,
gris, avaro, generoso, ocultista y
racionalista a la vez, amigo fiel y
comprensivo, racista, materialista,
humanitario, realista y fantástico,
simpático, abierto, ateo, degenerado,
loco, prodigio de inteligencia, creador de
mundos, fracasado y triunfador,
aficionado a los helados como un niño, y
a los gatos como una solterona; ¿cómo
era en verdad este hombre, alto y
desgarbado, feísimo, de enorme
mandíbula, ojos de pez, y voz chillona?.
Pues es seguro que era todo eso y más.
El hombre es siempre una estructura
dialética de elementos contradictorios y,
según unos ambientes u otros, según la
gente que lo rodea, o su situación social,
son unos u otros elementos los que
predominan o son percibidos. Entre sus
amigos se sentía admirado y querido, se
sentía seguro y volcaba en ellos todo su
amor reprimido. Ante la sociedad
pragmática y violenta de su país era un
hombre aterrado y retraído que soñaba
con vagas utopías pacifistas. En contacto
con los inmigrantes pobres, brotaba su
orgullo aristocrático y los odiaba. Sin
embargo, Lovecraft, como todo ser
humano, posee una riqueza que no puede
reducirse a un esquema simplista. La
amistad postal y multilateral del Círculo
de Lovecraft pronto se reflejó en su obra
literaria. Sus corresponsales empezaron
a salir en sus cuentos. El Conde Derleth
correspondía a Derleth. Dicho Conde
aparecía como el autor de un horrible
libro titulado " Cultes des Gules";
también como Danfort en Las Montañas
Alucinantes o Wiltmart "El que
Susurraba en las Tinieblas". Ashton
Smith, como autor de abominables
esculturas y de poemas cósmicos (lo que
era en la realidad); Robert Bloch como
Robert Blake, ocultista victma de sus
propias magias... Por su parte, sus amigos
hicieron aparecer a Lovecraft- como Ech-
pi-El, como Luve-Kerapf, como Ward
Phillips o bajo cualquier otro nombre - en
sus propios relatos. Frank Belnap Long y
Donald Wandrei despertaron también su
interés por la fantasía científica. Y sobre
todo, - cosa curiosa aunque lógica- esta
apertura de horizontes hizo de él un
44. escritor realista. Pues, sí. El ha descrito
con exactitud y convincentemente, a las
zonas rurales de su Estado. El ha sabido
pintar con suma claridad la decadencia
de las gentes y de las costumbres de esa
región. Por esa época Lovecraft se
declara realista "Estoy plenamente
convencido de que, en esencia, toda
gente creadora es fruto que crece del
humus de su propia tierra natal y de que
ningún material literario se adapta a
aquélla tan perfectamente como el rico
colorido y los antecedentes históricos de
ésta. Ya habrán observado Uds., que en
mis cuentos he puesto mucho de mi
propia Nueva Inglaterra". Fue
historiador, economista y sociólogo de
Nueva Inglaterra. "Las viejas calles de
Providence, escribe W. T. Scott, han sido
visitadas duarante generaciones por el
mágico recuerdo de la intensa y oscura
figura , a veces vacilante de Edgard Allan
Poe. Creo que ahora podemos ver al fin,
que otro caballero más delgado, ascético
y alto se ha unido a él, se pasea con él y
es más especialmente nuestro". De ésta,
su época de apertura, datan los Mitos
de Cthulhu. El primero de sus relatos
perteneciente a éste ciclo es La Ciudad
sin Nombre (1921), que todavía
conserva el estilo dunsaniano de su
juventud. En El Ceremonial (1923) aún
quedan algunos ecos dunsanianos, pero
la acción transcurre ya en Nueva
Inglaterra. Sus cuentos, aun los no
pertenecientes a los Mitos, se sitúan ya
indefectiblemente en su región natal,
casi siempre en sus zonas rurales. A
partir de La Llamada de Cthulhu
(1926), los mitos adquieren su forma
adulta y definitiva, en colaboración con
todo el Círculo de Lovecraft. Cada uno
de sus amigos puso su granito de arena:
uno se invento un nuevo Dios; el otro
un nuevo libro de oscuro saber
olvidado; el de más allá, una situación,
un detalle, un ambiente. Los Mitos de
Cthulhu son una obra colectiva que
cristalizó en torno de un hombre
solitario. También de esta época de
apertura social data su amistad con
Sonia Greene, diez años mayor que él.
Lovecraft era entonces un asiduo
colaborador de revistas de aficionados
y ella trabajaba en la United Amateur
Press Asociation. Lovecraft, ante ella
debió haberse sentido de nuevo un niño
superprotegido y asustado parece haber
visto en ella la imagen de su madre
perdida, secretamente anhelada. Lo
cierto es que se casarón en 1924,
yendose a vivir a Brooklyn. Lovecraft
sentía verdadero horror por el sexo. A los
dos años decasados y se divorciaron tres
años más tarde. Tras la separación,
lovecraft regresó a Providence y se
dedicó a escribir, leer e investigar la
historia de Nueva Inglaterra. Hizo
algunos viajes pero, con el tiempo, se fue
hundiendo en un creciente pesimismo y
misantropía. Lovecraft murío de cáncer
intestinal e insuficiencia renal el 15 de
marzo de 1937. Tenía cuarenta y siete
años.
46. La novela policial o detectivesca
es una clase de textos o género literario
dentro de la novela, que es a su vez un
género de la épica y narrativa. Su
principal móvil lo constituye la
resolución de un caso. Por tanto, se trata
de una estructura novelística cerrada. El
protagonista, un policía o detective,
resuelve el caso usando la razón (siglos
XVIII - XIX), basándose en la indagación
y observación, o usando la intuición
(novela policíaca estadounidense o
novela negra). Mientras al principio
solamente se mostraban los hechos y las
investigaciones del detective, luego se
fue poniendo mayor énfasis en la vida y
motivaciones del delincuente, y las
raíces socioculturales de la delincuencia.
La novela negra evolucionó y se
vulgarizó gracias a su éxito en
colecciones populares
hacia el subgénero del
thriller (suspense), donde
se mezclan la novela
policíaca y la novela
fantástica. Las novelas
policiacas poseen todas
ellas una línea común que
otorga cohesión a esta
modalidad literaria, pero,
al mismo tiempo, son tan diferentes
entre ellas como distintos son los
numerosos autores que han cultivado, y
cultivan, este tipo de narrativa. Siempre
existe en estas novelas un detective o un
policía que investiga un hecho o una
serie de acontecimientos (especialmente
crímenes, robos, chantajes, etc.) que se
han producido con claro quebranto de la
ley. Por otro lado, estas novelas a
menudo presentan ambientes convulsos,
con graves problemas sociales, y en los
que las normas éticas de convivencia
entre los ciudadanos se encuentran
reducidas a su mínima expresión.
Además, la novela negra posee una
habilidad especial para retratar
problemas colectivos, en la mayor parte
de las ocasiones con un elevado nivel de
conciencia crítica. Es fundamentalmente
tan moderna como la misma literatura de
ciencia-ficción, y se desarrolló
principalmente durante los siglos XIX y
XX; en sus inicios fue calificada como
"literatura barata" o "subliteratura",
porque el crimen era de por sí un tema
antiestético y que se pensaba no tenía
trasfondo moral ni artístico.
Entre las obras que dieron origen a este
tipo de escritos se encuentran varias
manifestaciones literarias, como la
novela gótica o de horror (siglo XVIII), en
donde se presentaban hechos
terroríficos, como El Monje (1796) de
Mathew Lewis, o como Frankenstein
(1818) de Mary Shelley. Este tipo de
novelas aportó al género una explicación
lógica al final del relato. Otra interesante
manifestación literaria fue la llamada
novela de aventuras, que consistía en un
relato que describía un difícil o
accidentado viaje. Su protagonista
generalmente era un héroe que
representaba al ser humano como
debería ser, un hombre
lleno de virtudes. Un
antecedente histórico
importante para el
desarrollo de la novela
policial fue la creación de
la institución policial en
Prusia (1822), y luego en
Londres (1829) con la
Policía Metropolitana en
Scotland Yard. En esos años fue también
que se prohibió la tortura para la
confesión de los criminales, y que
comenzó a buscarse indicios para que un
sospechoso confesara su culpabilidad por
medios menos cruentos, por ejemplo,
enfrentándole a los hechos y pidiéndole
explicaciones. Aunque el género policial
comienza cerca de los años 1840, se han
encontrado textos de hace más de 2000
años que se asimilan a este estilo. Un
claro ejemplo es la obra de Sófocles
Edipo rey, la cual trata de la tragedia
griega en la que Edipo lleva a cabo una
investigación en la que se da cuenta de
que él es el culpable. La génesis de la
novela policíaca tiene cabida gracias al
estadounidense Edgar Allan Poe, con sus
cuentos Los crímenes de la calle Morgue
(1841), El misterio de Marie Rogêt
(1842-1843), La carta robada (1844) y El
47. escarabajo de oro (1843). Los tres
primeros fueron protagonizadas por
Auguste Dupin, el primer detective de
ficción, que sirvió de modelo a uno de los
personajes arquetípicos del género, el
detective Sherlock Holmes de Sir Arthur
Conan Doyle, quien considera dos
aspectos al resolver un crimen: se
fundamenta en deducciones y se obliga a
no adivinar nada. Finalmente llega a
conclusiones razonadas, como una
máquina lógica perfecta. Doyle, junto a
Agatha Christie y otros autores, llevaron
el género a su madurez, formando la
llamada escuela inglesa de novela
policíaca, caracterizada por un desarrollo
casi matemático de la trama, centrada en
la resolución del enigma a través de
pistas y piezas que deben encajarse,
fórmula intelectualizada y psicológica en
sus mejores momentos, que es
desenvuelta casi siempre en espacios
interiores y en estratos sociales de clase
alta. Entre los ingleses merece también
citarse a Wilkie Collins quien, con La
piedra lunar (The Moonstone, 1868) es
considerado como uno de los
precursores del género (T. S. Eliot).
Se puede decir que el origen de la novela
criminal o de misterio tiene una fecha
concreta. En 1844, Søren Kierkegaard
publica El concepto de angustia, e
inmediatamente después ve la luz El
cuervo, del propio Poe. No hay una
coincidencia fruto de la casualidad. Hay
un estrecho margen de tiempo, más bien,
en el que la causalidad hace su trabajo.
¿Por qué aparece la novela policíaca? Es
el miedo, la “filosofía de la angustia” o “de
la inseguridad” de la que habla
Kierkegaard, quien reina en el alma de la
gente. En una época convulsa aparece la
neurosis de la sociedad industrial.
Algunos autores aprovecharán incluso
este hecho para opinar sobre el origen
social de la novela policíaca desde un
enfoque marxista.
48. La primera novela policial en lengua
castellana es de 1877, La huella del
crimen, de Raúl Waleis, y es reeditada por
Adriana Hidalgo Editora. La huella del
crimen fue publicada por primera vez en
Buenos Aires en 1877 y desde entonces
permanecía oculta. Raúl Waleis, autor de
esta extraordinaria y encantadora novela,
es un anagrama de Luis V. Varela (1845-
1911), jurista, político, poeta, dramaturgo y
novelista argentino, hijo de Justa Cané (tía
de Miguel Cané, el autor de Juvenilia) y
Florencio Varela.
En el célebre Bois de Boulogne –donde son
hallados los primeros cadáveres de la
literatura policial (Poe, Gaboriau) –
aparece el cuerpo de una persona joven de
la nobleza parisina, degollada con un
cuchillo de cocina. Ese crimen conmueve a
la sociedad francesa, que será aún más
sacudida por la resolución del misterio.
Andrés L’Archiduc –el primer detective de
la literatura en castellano, descendiente de
Lecoq y de Dupin, y antecesor de Sherlock
Holmes– dilucida este asesinato a partir de
sutiles deducciones, y persiguiendo rastros y
testigos por Lyon, Marsella y Aviñón.
Raúl Waleis es el nombre de pluma del
escritor y jurista argentino Luis V. Varela
(1845-1911), considerado uno de los
representantes destacados de la Generación
del 80 e iniciador de la novela policial en
castellano.
En este género, siguió las huellas del folletín
policial francés. Nació en Montevideo, pues
su familia había huido exiliada a Uruguay.
Regresó a Argentina luego de la caída de
Rosas y estudió leyes en la Universidad de
Córdoba. Pronto comenzó a publicar
artículos en La Tribuna, diario de sus
hermanos Héctor y Mariano, se volcó a la
política y ejerció diversos cargos públicos:
presidente de la Corte Suprema de Justicia
de Buenos Aires, diputado constituyente,
etc. Su obra literaria comprende la lírica, la
dramática y la narrativa.
Entre sus escritos, hoy inhallables, se
cuentan Amor filial (1867), El ciego (1871),
Capital por capital (1872), La huella del
crimen (1877), Clemencia (1877), El gato
blanco (1879), Mis dos patrias (1905),
Entre dos almas (1908).
En sus comienzos, el género policiaco no fue bien
recibido en la sociedad, las personas que eran
críticas del cine y también las que no, decían que
era literatura barata o cine barato, cerca de 1910 a
1950 se consideraba así, pero cambió al llegar las
guerras, en especial la segunda guerra mundial. El
género se transformó en algo parecido a la crítica, y
la gente comenzó a través de la literatura y el cine a
darse cuenta de lo que pasaba. Varios escritores o
cineastas comenzaron a incluir escenas de la guerra
en sus producciones, haciendo que las personas
tomaran conciencia de lo que estaba sucediendo.
Posee dos vertientes principales: La primera,
cronológicamente hablando, fue la escuela inglesa,
centrada en la resolución puramente intelectual de
un crimen, sin que el análisis de los aspectos
sociales y morales del crimen tengan en ella una
preponderancia clara; suele ambientarse en los
sectores altos de la sociedad y su autor
característico es Agatha Christie; las intrigas de este
tipo de escuela son muy elaboradas y complejas. La
segunda es la escuela estadounidense, centrada en
la llamada novela negra que en parte es una
evolución de la escuela inglesa pero donde se
considera el crimen en su verdadero contexto social
y moral, y describiendo el entorno donde más se
suele dar, las clases bajas y marginales de la
sociedad. Sus maestros son escritores como
Dashiell Hammett y Raymond Chandler. La novela
negra concede importante papel a la agresividad y
la acción, su tempo es rápido, mientras que la
escuela inglesa posee un tempo moroso y un estilo
más meditativo y tranquilo. Como un subgénero
puede destacarse lo que se llama la novela negra
invertida, narración en donde el criminal y su
crimen son descritos bien al principio de la obra, y
sin esconder elementos. La escuela inglesa se
diferencia por tener aspectos más tranquilos y el
personaje principal (el detective) se encuentra en
un rango social más alto que el de la novela negra.
Trata los casos con paciencia y los resuelve con un
gran análisis que lo llevará a saber quién es el
culpable sin tener que recurrir a la violencia o al
uso de armas. Fue fundada por Arthur Conan Doyle,
Agatha Christie, Dorothy L. Sayers, y P. D. James. La
escuela norteamericana, de novela negra o hard-
boiled, por el contrario, se engendra y desarrolla en
unas circunstancias sociales específicas a raíz de la
Gran Depresión, que marca en la literatura policial:
Un apartamiento de la intención evasiva y el surgir
de una honda preocupación social y retorno al
realismo en ambientes, fondos, personajes, temas y
estilo. Aparición de nuevos escenarios tocados por
la crisis y la corrupción. Un público proletario,
trabajador, de clase baja y escaso poder adquisitivo,
que pedía un lenguaje y unos fondos poco
floreados, claros, entendibles y directos, impresos
no en libro de tapa dura, sino en revistas, en forma
de relatos cortos y papel económico o de mala
calidad, el "papel de pulpa" o pulp.
50. Es la escritora de misterio más leída y vendida de
todos los tiempos en cualquier género, con
excepción de William Shakespeare. Creadora de
dos grandes detectives literarios, Hércules Poirot
y Miss Marple, y autora de novelas, relatos cortos,
obras de teatro, guiones de radio y un sinfín de
colaboraciones en publicaciones, Agatha Christie
es, sin duda: La Reina del Crimen. Nació el 15 de
septiembre de 1890 en Torquay (Devon),
Inglaterra, como Agatha Mary Clarissa Miller. Hija
de una familia de la burguesía medianamente
acomodada, vive una infancia plenamente feliz en
un escenario campestre encantadoramente
británico, sin duda reflejado posteriormente en
muchas de sus novelas. Infancia, que, por otra
parte, discurre por los cauces más anárquicos en
lo referente a enseñanza, ya que nunca fue al
colegio, de hecho, aprendió a leer por ella misma
a los cinco años, siendo educada en casa. Su
padre, al que adoraba, falleció cuando ella tenía
once años, dejando a la familia en una no muy
buena situación económica, por lo cual su madre
decidió alquilar la casa familiar durante los
inviernos y trasladarse ellos a Egipto, lo que
resultaba mucho más barato, de modo que ya
desde muy jovencita Ágata empieza a viajar y a
conocer mundo. A la edad de 16 años marcha a
París a la escuela de la señora Dryden para
estudiar canto, danza y piano, pero descubre que
realmente no está dotada para ello y regresa a
casa. Se casó en primeras nupcias con Archibald
Christie en la Nochebuena de 1916, pero, el
esposo que parecía fiel, se enamoró de otra. La
crisis provoca el mayor enigma de la vida de
Agatha: su desaparición, durante once días, en
diciembre de 1926. Tras el divorcio en 1928, la
escritora residió dos años en las Islas Canarias,
donde escribió El enigmático Mr. Quinn y El
misterio del tren azul. Después de este
matrimonio, emprendió una lucrativa carrera de
asesinatos, iniciada con El misterioso caso de
Styles, que la llevaría a la fama, la convertiría en
millonaria reina del crimen e induciría a Bertrand
Rusell a manifestar que, “desde Lucrecia Borgia,
ninguna mujer ha ganado tanto dinero con el
delito como Agatha Christie”. Luego, Agatha
conocerá a Max Mallowan, un arqueólogo que se
le declaró así: “¿Quieres compartir el futuro con
alguien cuya profesión consiste en desenterrar
muertos?”. Agatha dijo: “Me encantan los
cadáveres. Vivo de ellos”. Y se casaron.
51. Durante la II Guerra Mundial se quedó sola en
Londres, y si bien triste por la ausencia de Max,
su actividad no decayó. Volvió a una farmacia
militar, donde puso al día sus conocimientos y
escribió sin cesar. Su hija Rosalind se casó y
enviudó, pero tuvo tiempo para darle su único
nieto, su adorado Matthew. Sobre el conflicto
bélico, en el que murió su yerno, Agatha Christie
comentó que uno se queda con la horrible
sensación de que la guerra no arregla nada, que
ganarla es tan desastroso como perderla. En
septiembre de 1960, celebró sus 70 años yendo
a la ópera y regalándose una gran cena, sus dos
pasiones, junto con su familia. Poco después, la
UNESCO anunció oficialmente que era el autor
más vendido del mundo. Y aunque al cumplir
años su producción disminuyó en cantidad, no
lo hizo sin embargo en calidad ni en ventas. Su
marido Max Mallowan, ya un insigne
arqueólogo, fue ennoblecido por la reina y
Agatha Christie pasó a ser entonces Lady
Mallowan. En 1961 fue nombrada miembro de
la Real Sociedad de Literatura, así como doctora
honoris causa en Letras por la Universidad de
Exeter. En 1970, la conmemoración de su 80
cumpleaños fue magnífica: la pintó el célebre
Oscar Kokoschka, posó para el Museo de Cera de
Madame Tussaud y fue agasajada de forma
memorable. Tras las fiestas, entró en una etapa
de deterioro físico. Su corazón empezó a fallar y
sufrió dos grandes caídas, aunque su mente
siguió despierta y aún tuvo fuerzas para
publicar seis novelas y estrenar dos obras
teatrales. En 1971 se le concedió el título de
Dama del Imperio Británico en reconocimiento
de su obra, de modo que disfrutó de dos títulos
nobiliarios, uno por su marido y otro por ella
misma. Agatha Christie se sentía feliz y, siempre
irónica, comentó: "¡Es un triunfo para la mala
literatura!", en alusión a aquellos críticos que
siempre la menospreciaron como escritora.
Agatha Christie Mallowan murió de causas
naturales el 12 de enero de 1976, a la edad de
85 años, en Winterbrook House, Cholsey, cerca
de Wallingford, Oxfordshire, y está enterrada en
el cementerio de la iglesia de St. Mary, en
Cholsey. Fue una mujer que disfrutó plenamente
de la vida, sin seguir los mandatos de la
sociedad a pesar de que fue criada bajo las
rígidas costumbres victorianas de la época.
Agatha Christie Mallowan murió de causas
naturales el 12 de enero de 1976, a la edad de
85 años, en Winterbrook House, Cholsey, cerca
de Wallingford, Oxfordshire, y está enterrada en
el cementerio de la iglesia de St. Mary, en
Cholsey. Fue una mujer que disfrutó plenamente
de la vida, sin seguir los mandatos de la
sociedad a pesar de que fue criada bajo las
rígidas costumbres victorianas de la época.