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Epifanía EPÍSTOLA DE UNA                                    REVELACIÓN  Víquez
M                  elquisedec,El Sacerdote 	misterioso; sin origen ni fin; a       	quién Abraham entregó todos sus diezmos, tras el botín obtenido en su victoria; quedando así por ello, ahí mismo; instituido el diezmo como un acto de acción de gracias a Dios, según el orden de Melquisedec. No obstante, cuatrocientos treinta años después; se estableció la ley de Moisés; que incluía las especies del diezmo, dentro de las demandas que regulan sus estatutos; para que dentro de la religiosidad del cumplimiento de aquella, los hijos de Israel pudieran ser salvos; y por ende, dignos de la bendición de Dios. Mas no pudiendo el hombre, darle cabal cumplimiento a las demandas de la ley; tuvo Jesús que asumir en sí mismo, sus alcances legales; en virtud de poder honrar así a Dios, delante de Melquisedec; El Sacerdote por siempre en Cristo; las deudas pendientes propias del diezmo, y del pecado de los hombres; para que nosotros de gracia, ahora por La Gracia de
Cristo; pese a las rebeliones nuestras en contra de los estatutos, consagrados en la ley mosaica; seamos salvos; y por ende así también, hoy bendecidos. Así, la ley y el diezmo –transitoriamente– que a la sazón fungieron en forma alternativa; como código emblemático de santidad y, como legado espiritual de gracia; el uno así, como ayo normativo de salvación; y el otro, como canon fehaciente de bendición; ambos de índole interina, pero sí muy necesarios como paradigmas provisionales de credo; a la venida de nuestro Señor Jesucristo; hoy se entronizan de nuevo, mutuamente; en actos puros de alabanza y de acción de gracias a Dios; como originalmente lo fueron otrora, en la inmanencia de Cristo; pero ahora tras un nuevo pacto, donde tanto los beneficios de la salvación; como de la bendición; son obtenidos por Gracia, y no por obras como sucedía dentro de la ley; que un despropósito divino, más maldecía y condenaba irremisiblemente; a quién no pudiera cumplir
sus demandas; las que por nuestra naturaleza pecaminosa, para desgracia nuestra; nos excluye a todos sin excepción de sus bondades; pero que gracias al milagro realizado en el altar de La Cruz, tras la víctima para el sacrificio; son al precio de sangre, sometidas a la trilogía de Cristo; tras un rescate, así a muerte; para liberar las entidades de la vida, la salvación y la bendición nuestras; que se encontraban entrabadas tras las implicaciones penales de la ley, en la cuantía de un valor de reposición; recabado así tras la conquista tripartita de Cristo, justamente; en la muerte, la condenación y la maldición del hombre; pues Él tras El Hijo deDios, pactado ahí a un precio;vence de previo a Satanás; mas venciendo así por demás el mal, nos rescata de la muerte; nos rescata pues, a la resurrección de la vida; por otra parte, pues sin conocer así pecado; pero siendo Él tras El Hijo del Hombre, reducido ahí a pecado; vence además la carne; mas venciendo así por
demás la maldad, nos rescata de lacondenación; nos rescata pues, a la salvación eterna; y por zeta, el tema de La Gracia;pues Él tras El Sacerdote del Dios Altísimo, vinculado ahí a Melquisedec; oficia el holocausto al Padre; mas haciendo así la anáfora ritual saca pan, el cuerpo de Cristo; y vino, la sangre de Cristo; y bendiceel hombre en El Hijo del Hombre, que diezma ahísu propia vida por nosotros; tras vencer también el mundo; mas venciendo así por demás las circunstancias, nos rescata de la maldición; nos rescata pues, a la bendición nuestra; sobre un suelo ocupado aquí por el enemigo, Satanás; pues sería acusado y sentenciado a la pena capital de La Cruz, tras una vergüenza pública; donde como cordero para el matadero; sin pecado y sin mancha in sito; logra en un sacrificio único y para siempre, tras el pecado original que allende nos contrajo así la muerte; expiar también el pecado de todos los hombres; cuando la víctima para el sacrificio, El Cordero de Dios
por siempre en Cristo; nos realiza en el holocausto humano que irroga su propia inocencia; la justicia del acto de alabanza por nosotros, para justicia divina del hombre; pues sin ser culpable de delito alguno, Cristo es condenado a la muerte; tras el escarmiento de su crucifixión; pues la ley estipula “Muerte”, para el malhechor sujeto de un acto criminal; asumiendo Cristo así tras la tiranía de La Cruz, la condena de toda la ley; pero análogamente ahí, como Melquisedec;El Sacerdote por siempre en Cristo; nos oficia en la enmienda sacerdotal que endilga su propia víctima; el holocausto del acto de acción de gracias por nosotros, para bendición divina del hombre; pues sin ser digno de abominación alguna, Cristo es maldecido a la ignominia; tras el escarnio de su crucifixión; pues la ley estipula “Maldito”, sea el malhechor sujeto de una ejecución capital; en este caso, en un madero; recibiendo Cristo así tras la infamia de La Cruz, la maldición también de toda la ley; y en consecuencia, la maldición; que coarta de la
institución del diezmo, su gran bendición; para todos aquellos que así omitan cifrar su esperanza, tras la consignación del mismo;  pues el canon supone en el incumplimiento de ese tributo, un robo a Dios so pena de la justicia mosaica; y en tal hipótesis, maldito sería el presunto transgresor del diezmo; toda vez que la transgresión lleva ínsito, tras el desacato; el peso de toda la maldición de la ley. De forma que Dios ahora, en un sacro santo sacrificio; tras el sacerdocio por siempre de Cristo, según el orden de Melquisedec; enmienda el defecto que presentaba así, la ley de Moisés; para que hoy por hoy todos nosotros, podamos ser salvos y bendecidos; no por la religiosidad de la observancia de la ley o del diezmo, respectivamente; sino, por La Gracia absoluta de Cristo; para gloria y honra de Dios Padre, en Él. Por tanto, basta ya; así detraficar hoy más con indulgencias y, bendiciones;pues profanan la obra de Cristo que fue debidamente completada y, que nos es cabalmente ¡gratuita!(Gal 2, 16. 19-21); pues
Cristo cumplió así con todos los requerimientos de la ley; tras morir ydiezmar su vida en La Cruz, por nosotros; entretanto, acaecerá en cierne el diezmo de otro botín; cuando Cristo tras vencer a sus enemigos en el Armagedón, rescate así las riquezas de los impíos para los hijos de Dios; que constituyen el otro gran botín del cual devolvemos en Cristo, a Melquisedec; la décima parte de todo ese día; tras iniciar así el nuevo orden mundial de los próximos mil años con Cristo, sobre la tierra. Empero, los que hoy viven según la ley de Moisés; viven entonces, bajo los rudimentos de una ley convencional; que condena y maldice, de acuerdo a las obras de los hombres; pero los que hoy viven, según la ley del Espíritu; viven bajo los propios estándares de La Gracia de Cristo; que justifica y bendice, de acuerdo al amor infinito de Dios. No obstante, muchos cristianos viven hoy con un pie en la ley; y el otro en La Gracia; no se atreven a dar el paso, pues se aferran a la tradición que les han
inculcado; mas somos en todo caso, libres de elegir la cobertura divina; tras la que cada uno ya está amparado; pero tomando en cuenta así, todos los beneficios salvíficos recobrados ya en Cristo; como la vida, la salvación y la bendición nuestras; que Satanás respectivamente, tras el pecado; ha venido así a matar, robar y destruir en el hombre; entonces, ¿cuál de todas las llaves a continuación, tras el pecado; nos abre las puertas y las ventanas de los cielos?
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EPIFANÍA DE UNA CRUZ (De Víquez) 	adre, bendito y alabado seas en 	nuestro Señor Jesucristo; y en              	El Espíritu Santo; que en el nombre de Jesús me mueve elevar, este ruego; para que así sea de tu recibo, delante de Ti. Antes bien, yo te doy gracias por tu gran generosidad; materializada en la dádiva de este nuevo día, que hoy nos trae con él; la aquiescencia de tu excelsa voluntad, en nuestro Señor Jesucristo; la autoridad absoluta del Verbo, que por mi boca; vierte el poder creador de Dios sobre mí, con esta oración; gracias infinitas te doy, por medio de Él. Así, glorificado seas Dios mío; te adoro, sobre todas las cosas; y te amo con todas las fuerzas, con toda mi mente, con todo mi corazón, y con toda mi alma; sea para Ti así toda la gloria, la honra y mi alabanza; Yahvé, mi Dios; mi santo oráculo, tras la restauración salvífica; que repuso El Padre en Cristo, para nuestra santificación; cuando hizo inmolar al Hijo en La Cruz, para hacernos hijos P
del Dios Altísimo; pues, tras la gran multitud de nuestras transgresiones; fue transgredido hasta morir, allá en La Cruz; porque el señor Jesucristo, se sometió a una justicia de hombres; para justificar así, La Gracia de una justicia divina; que justifica, en la injusticia padecida por un hombre justo; aquella injusticia imputable, a causa del pecado; para justicia divina, de su redención universal; la que implícitamente por la misma fe, nos precisa; tras su pretoria bendición divina, La Gracia de esa constancia en la obediencia; para hacer todo aquello, que la ley nos manda hacer. Por ende libero Padre, en el nombre de Jesús; todo el bien y la misericordia que de Ti, procede hoy; sobre mí y los míos. Pues escrito está: “el cielo y la tierra se acercan”; tras resolver así en Cristo Jesús, la dicotomía que había entre ambos; porque ocurre que hoy ellos dos, confluyen; cuando la virtud de La Gracia, que desciende del cielo; se aproxima a la fe de la esperanza, que asciende de la tierra; para resolver así, en términos de unacercamiento en
Cristo; conforme a los hechos que nosotros, no vemos; la reparación que marca el destino intangible, tras nuestro futuro; pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos; paramostrar la fe en la integridad del Verbo, mediante la confianza; que desde la tierra reza tu amor infinito, así: “ciertamente el bien y la misericordia, me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor, moraré por largos días”. Pues por la fe restituimos, la lealtad del vínculo; que ratifica tras el pacto propiamente de la promesa, la esperanza de su revelación ¿pero qué esperanza, hay en una promesa; si ya estamos de facto, tras La Gracia de su favor? Ciertamente, no la hay; pues su promisión sería un hecho, consumado; que ahora vemos, en lo que ya no esperamos; pero si esperamos, lo que no vemos; la fe se constituye en el título de una carta garante, tras la promesa; donde la experticia de la paciencia en la constancia, reseñan losalcances de aquella; pues tras la coyuntura de
un hecho verídico, que entretanto no vemos;  pero que por fe perfila, la promesa; se columpia la determinación de la confianza y, la esperanza; a fin de que nosotros lo podamos ver hecho todo en la fe, que una vez albergamos; puesdel cielo todapromesa trae en sí, la virtud de una Gracia; que el poder creador de Dios dispone, en la autoridad absoluta del Verbo; cuya identidad es aquí, el Cristo mismo −el vínculo− donde El Verbose hizo carne, y habitó entre nosotros; lleno de Gracia y de Verdad; para que todo aquel que en Él cree, no se pierda; mas tenga vida eterna; pues por la fe concatenada a la transubstanciación del Verbo, hecho hombre en la persona de Cristo; hoy se cumplen Las Escrituras que se reúnen en Él, tras de mí; porque en Cristo subyace la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve; cuando al caminar por fe y no por vista; me doy la oportunidad de ver las cosas como, si fuesen; tras la expectativa de una promisoriareconciliación, hoy con Él; que La Gracia
instruye por la fe, y no por las obras; para que nadie se gloríe de ellas; sino que por ellas, se gloríe la presencia del Espíritu Santo; que acaece, para que oportunamente por la fe; se cumplan así Las Escrituras en Cristo, ya resucitado; porque conforme a la voluntad de Dios, intercede por los santos; para que mediante la virtud de una Gracia, hoy sea yo ministrado así en el perdón; tras la paciencia con la que aquí aguarda en Cristo, el desenlace de una dicha; que espiritualmente forjamos, desde la esperanza de un proyecto devocional; donde presuntamente somos, según la fe; muy afortunados en la voluntad, directa de Dios; aunque, falazmente; desde la óptica de un cuadro fáctico seamos, según los hechos; muy desafortunados ya en la voluntad, permisiva de Dios; pues tras el espectro taxativo de los hechos, y la proyección devocional de la oración; se disocia la suerte de la fe; porque si vivimos según la suerte, viviremos de cara entonces; tras la realidad inexorable de los hechos, de
cada día; pero si vivimos según la fe, viviremos  de cara; tras la esperanza irreprimible del oráculo, de cada oración. Así, la esperanza de mi oración; tras aquí puesta en Cristo; hoy hace trascender en complaciente propiciación, al Padre; la certeza y la convicción que ascienden de la tierra, con esta oración; porque sin fe, es imposible agradar a Dios; pues juntamente la víctima para el sacrificio, tras el holocausto así de Cristo; ofrece ahí la inmolación que desciende del cielo, la virtud de La Gracia en expiación del pecado; cuando el cielo y la tierra se acercan, tras una reconciliación nuestra. Por ello Padre, yo me reconozco pecador; aquí delante de nuestro Señor Jesucristo; porque sé que yo te he ofendido mucho, de pensamiento, palabra, obra y omisión; he pecado contra Ti y contra el cielo, soy un pecador; perdóname Jesús, lava hoy mi iniquidad en tu sangre bendita; porque tras el incumplimiento de tus mandamientos, me he
entregado a la transgresión de tus estatutos;  cuando yo siguiendo aquí, los dictados de mis propios deseos; he sucumbido en el incumplimiento de los deberes y obligaciones, consagrados en la ley de Dios. Me acuso hoy así, Padre; no haberte sabido amar sobre todas las cosas, ni al prójimo como a mí mismo; pues inmerso en las provocaciones de mis propias banalidades mundanas, yo te he pospuesto a Ti; haciendo así mi voluntad, y no la tuya… (Confiese ya). Perdóname Jesús, ten misericordia de mí; conforme a la multitud de tus piedades, lava mi pecado en ocasión de La Gracia; procurada por Ti así en La Cruz; para que por tu inmarcesible amor, seas propicio a mí pecador por la fe; pues todo aquel que en su corazón crea, que Jesús hoy está resucitado de entre los muertos; mas si confiesa con su boca que Él es El Señor, será salvo. En consecuencia, hoy me glorío en la fe; que acontece, tras el significado de mi propio credo; del que aquí, soy confeso yo: Jesús, Señor mío y Dios mío; oh abrigo y esperanza
mía; creo en Ti, confío en Ti y espero en Ti;  ungido mío; porque Tú eres el santo, consagrado por Dios. He aquí, Padre; la profesión que por mi boca, hace patente; la evidencia de mi fe en Cristo, resucitado; la cual hoy compromete la justicia del perdón, que cumple el sacrificio de Cristo; con la inmolación expiatoria del pecado, que aquí dispensa La Gracia por la fe; para reposición salvífica, sobre esa gran indulgencia; donde el acta de la culpabilidad por mis pecados, quedó traspuesta en La Cruz del Calvario; pero resultando establecido ya, que sin confesión no hay remisión de pecados; y que sin arrepentimiento no hay perdón de Dios; yo aquí, tras estar ya confeso de la culpabilidad de mis pecados; hoy me arrepiento Padre de todo corazón, haberte ofendido; pues en flagrante comisión de aquellos, yo infringí tu ley; mas buscando ser, definitivamente; lavado así ya, en la sangre del Cordero de Dios; en este mismo acto y, sin ningún complejo de culpa ya; yo hoy me perdono a mí mismo,
Padre; perdonando aquí también así, a todas aquellas personas que de alguna forma; me han ofendido, maldecido, rechazado, maltratado, calumniado, perseguido o perjudicado; dañando gravemente mi integridad física, emocional, material, o moral; arranco así de mí toda raíz de amargura, rencor, o aflicción… (Perdone ahora);mas oro por ellos Padre, en el nombre de Jesús; perdónales, porque no saben lo que hacen; pero yo les perdono para que hoy así, Padre; tras el perdón de una absolutoria, erga omnis; Tú a mí aquí me restablezcas de nuevo, mi salvación; para su respectivo beneficio tras una expedita bendición ecléctica, ahora sobre mi vida; que te gloríe y ensalce a Ti, Padre; a través de nuestro Señor Jesucristo; tras extender la misericordia así de tu clemencia sobre mí, en este día; la clemencia de tu Gracia convenida aquí por Él, en la absolución de mis pecados; para que yo hoy te dé toda la gloria a Ti, en Él; porque si Tú quieres Padre, ahora y aquí mismo en nuestro Señor
Jesucristo;yo seré ya un hombre limpio; ¿Pues a quién más voya acudir, si para mí Padre; Tú tienes Palabras de vida eterna en nuestro Señor Jesucristo? No ves Padre que para mí no hay otro Dios, fuera de Ti; de que mi boca ya sólo tu santo nombre, invoca; que sólo a Ti alaba en nuestro Señor Jesucristo y, que sólo a Ti clama todo el poder y la gloria. He aquí Padre, que sólo ante Ti me inclino para adorarte; delante de nuestro Señor Jesucristo; que sólo ante Ti me rindo en oración, cada día; tras pedirte perdón por mis pecados, delante de nuestro Señor Jesucristo; porque Tú eres el único Dios en el que yo creo, amo y adoro por sobre todas las cosas. Por tanto Padre, cambia mi corazón; configura, hoy mi alma; tras el suceso de cada una de tus Palabras, exclamadas aquí;y concédeme así, la salvación de nuestro Señor Jesucristo; con el beneficio de tu magnánima bendición, ahora sobre mi vida. Por consiguiente, ve delante de mí como gigante poderoso; con tu
mano fuerte, y brazo extendido; prepárame en nuestro Señor Jesucristo, el camino; para que hoy tenga yo, un buen encuentro; ábreme así, Abba Padre; las exclusas de los cielos tras tu bendición, hasta que nos sobreabunde; osténtanos siempre tu basta provisión material, y tu protección permanente; guárdanos la salida y la entrada, desde ahora y para siempre; cúbrenos así ya, con la sangre del pacto tuyo; hecho trasnuestro Señor Jesucristo en La Cruz del Calvario; y que el rocío del cielo caiga con tu bendición, en nuestro Señor Jesucristo; siempresobre nuestras vidas; con salud, prosperidad y éxito; así: en nuestras empresas, trabajos, obras, realizaciones, proyectos, metas, estudios, competencias, gestiones, diligencias, disputas, juicios, etc. Bendice Padre, en el nombre de Jesús; toda obra de nuestras manos, que en sutil afán; yo uso en función subjetiva, tras El Espíritu Santo; donde la iniciativa, la generatividad, la industriosidad, la autonomía, la identidad, la
confianza, el compromiso y la trascendencia;   facultan el carácter de la creatividad evolucionar, tras nuestros propios talentos humanos; para gloria y honra tuya Padre, en nuestro Señor Jesucristo; que aquí despliega tu voluntad sobre todo lo que yo emprenda, haga, o diga; para bien nuestro y el de la humanidad; los que conforme a la fe, para virtud de La Gracia; hoy aguardan en la paciencia, al amparode la esperanza del Verbo. Que tras la fe, nos da esta paz: sacaréis con gozo, aguas de las fuentes de la salvación; pues Tú Padre, así lo dispones en El Verbo; cuando por mi boca es truenas tu voz, fijando: Buscad el reino de los cielos y su justicia; y todo lo demás os vendrá por añadidura; pues siendo Cristo, inmanentemente; el rey de ese reino de los cielos y, La Gracia de toda justicia divina; yo hoy así al humillarme humildemente, y pedirte perdón a Ti Padre; aquí delante de nuestroSeñor Jesucristo, por
mis pecados; he buscado desde luego en Él, el reino de los cielos y su justicia; quedando entretanto el privilegio de esta oración, ya establecido; tras añadidura de la fe, aquí manifiesta oralmente en Cristo por mí; pues en cumplimiento de las escrituras, hoy por la fe en nuestroSeñor Jesucristo; se derrama la sangre expiatoria, que en una reconciliación contigo; me limpia de toda impureza del pecado, tras la campaña de una lícita reparación divina; donde el reino de los cielos y su justicia, son vinculantes a La Gracia por la fe; cuando envestido de un estado indemne de dignidad, hoy por La Gracia de Cristo; soy presentado delante de Ti, Padre; puro y digno; tras este estado irrecusable, que me encuentro ya; para que muy solícito, yo aquí de forma muy vehemente; te pida a Ti Padre, en el nombre de Jesús; me preserves desde hoy, y para siempre; tras el mismo estado incólume de santidad, que aquí ostento ahora; sin que en la correspondencia de una perfecta comunión, entre los dos; que transciende por
Cristo, con Él y en Él; tras una frecuente reconciliación diaria; me permita a mí inmaculado, en todo tiempo y lugar; recurrir con mis necesidades a Ti, Padre; para que Tú así por añadidura, me las satisfagas sin ningún reparo; sin embargo, Tú que conoces mis necesidades; desde antes, de que yo te las exponga; reponme Padre en el nombre de Jesús, sin más dilación;reponme conforme al suceso de La Cruz, tu restitución resarcitoria; que de mi referente apremio, LaPalabra; ya aquí es conteste, tras la propuesta de mi oración; así: Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído; Porque hoy Padre, desde lo hondo mi alma grita: “Jesús, hijo de David; ten compasión de mí; Jesús, hijo de David; ten compasión de mí; Jesús, hijo de David; ten compasión de mí”; reponme Señor, reponme: (Especificar el favor). He aquí Padre la petición de mi corazón, que expongo delante de Ti; para que conforme a La Verdad de tu Palabra, hoy Tú le concedas la
intención a esta oración; que en correspondencia unívoca responde así, tras la convocatoria de esta promesa tuya: “Pedid y se os dará, para que vuestro gozo sea completo”; la venia pues de una voluntad directa, que exhorta mi esperanza; al recabar en la concesión de La Gracia, el favor; que tras tu visión aloja la rema de LaVerdad, para cumplimiento de esa premisa; tras sentar yo sobre la tierra, este día: “hágase Padre en el nombre de Jesús, tu divina voluntad; que LAAUTORIDAD ABSOLUTA DEL VERBO, por mi boca; hoy decreta para revelación empírea, de tu gran señorío; tras la potestad testimonial de Cristo; dondetu providencia pone en vigor su gestión, el manifiesto; que inherentemente, en el seno de tu disposición volitiva; enuncia el amor que El Espíritu Santo, oportunamente plasma sobre mí; conforme a esa volición, ya prevista en El Verbo”; para que así de esa forma, Padre; hoy tu santo nombre sea glorificado en El Hijo, como está escrito; tras la persona de ese hijo amado, en
el que Tú te complaces y te deleitas; y, has sentado a la diestra de tu trono; dándole toda autoridad en el cielo y en la tierra; para que ni la hoja de un árbol, caiga al suelo; si Jesucristo, como rey y soberano sobre el universo entero; así no lo decreta ad nútum, en Dios Padre; a la luz de La Palabra; tras la que el poder creador de Dios dispone por mi boca, de esa autoridad; a fin de que con la autoridad, que confiere Dios Padre a su Palabra; en la persona de Cristo; yo, en el nombre de Jesús; anule toda sentencia que Satanás haya dictado, contra mí o los míos; a causa de la culpabilidad de mi propio pecado, o bien del pecado de mis padres y mis ancestros; pues para justicia divina, El Señor redime a sus siervos; no será castigado, quién se acoge a Él; tras conculcar así el pecado a causa y efecto, los valores; pues entraña la propia voluntad del Padre Celestial, que en el nombre sobre todo nombre deJesús; dispensa en sí todo su poder creador; el mismo que en el Big Ban, creó todo de la nada; cuando El Padre eterno dispuso en El
Verbo −Hágase− y todo fue hecho;  juntamente a mi propia facultad, cuyo mandato obra así; tras la soberanía de ese gran poder creador divino, dictado en El Verbo. Eficacia de una fe que por mi boca cierne, el poder directo de Dios; para hollar serpientes, escorpiones y toda fuerza del adversario; en el nombre de Jesús; la verosímil Palabra de Dios pactada en la humanidadde Jesucristo, para deshacer las obras del diablo; mas así hacer hoy, la obra de Dios; pues yo soy lo que El Padre dice que yo soy, tras la autoridad electa de Cristo; suscrita así en La Verdad revelada del Verbo, que por mi boca; dirime el poder creador de Dios, como sigue: Pero poder creador del Señor, vendrá de nuevo sobre nosotros; y el desierto se convertirá, en tierra de cultivo; y la tierra de cultivo, será mucho más fértil. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que
comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta; mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros y alabaréis el nombre de Jehovah vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado; porque El Señor es nuestro Dios, se acuerda de su alianza eternamente; pero hijo mío, no desprecies la corrección del Señor; ni te desalientes cuando Él te reprenda; porque El Señor, corrige a quien ama; y castiga a aquel, a quien recibe como hijo. Y el Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su eterna gloria en Cristo; después de un corto sufrimiento, nos restablecerá, nos fortalecerá, nos robustecerá y nos consolidará. Porque he que yo les traeré, sanidad y medicina; y les curaré; y les revelaré abundancia de paz y de verdad; tras conoceréis La Verdad, y La Verdad os hará libres. Así, Dios es nuestro amparo y fortaleza; nuestro pronto auxilio en las tribulaciones; tal que, ninguna condenación hay, para los que están en Cristo
Jesús; pues Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias; porque Él por la ley del Espíritu, nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte; por cuanto Él mismo llevó en su cuerpo sobre el madero, nuestros pecados; para que nosotros estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por su herida fuimos curados. Por tanto, El Señor es mi pastor, nada me faltará; porque ya conocemos La Gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a nosotros; se hizo pobre, siendo rico; para que nosotros en su pobreza, fuéramos enriquecidos; así El Padre, que no escatimó ni a su propio Hijo; sino que lo entregó por todos nosotros ¿Cómo no nos dará también con Él, todas las cosas? Mi Dios pues, suplirá todas nuestras necesidades; conforme a sus riquezas en gloria, en Cristo Jesús; porque El Señor cuida siempre de quienes lo honran, y confían en su amor; como lo hago yo hoy así, en este tiempo de oración; donde devocionalmente las tratativas que dan
esperanza, por las promesas de Dios; me urden en la esperanza de que todo, se cumplirá; porque bajo la autoridad absoluta del Verbo, se está cumpliendo ya; para cabal cumplimiento, tras tu gran compromiso; que culmina suscrito en esta promesa, así: “La Palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía; sino que hará mi voluntad, y cumplirá mi encargo”. Amén. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad; que ama El Señor. Aleluya. Aleluya. Aleluya: Padre nuestro, que estás en el cielo; santificado, sea tu nombre; venga a nosotros, tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; danos hoy, nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y, líbranos del mal. Padre, sobre la tierra; líbranos de todos los males,y concédenos paz en nuestros días; líbranos así Padre, en el nombre de Jesús; de:
[object Object],la muerte. ,[object Object]
 El infortunio, el fracaso, la frustración y laderrota. ,[object Object]
 El latrocinio, el fraude, la debacle y la pérdida.
 La traición, el rechazo, la agresión y la soledad.Más en su lugar Padre, en el nombre de Jesús; pon en mi mano derecha, largura de días; y en la izquierda, riquezas y honra. Porque tuyo es el poder y la gloria; por los siglos de los siglos. Amén. Adempero María, ¡oh madre de La Gracia!; madre así de nuestro Señor Jesucristo; yo te ruego a ti aquí, muy encarecidamente; junto a todos los que viven en tu amistad, allá en el cielo; los ángeles, arcángeles, querubines,
serafines, los ancianos, los santos de la Iglesia; más los santos de Dios; intercedan todos juntos, al unísono; delante de nuestro Señor Jesucristo, en favor de mi oración; alcánzale  ¡oh Madre Santa!, de nuestro Señor Jesucristo; al lado de todos los seres vivientes en el cielo, el favor a esta oración. Eso, si antes yo no saludarte y venerarte a ti aquí; de la misma forma que así lo hiciera el arcángel Gabriel, el día de la anunciación: Dios te salve María, llena eres de gracia; El Señor, es contigo; bendita tú eres, entre todas las mujeres; y bendito es el fruto de tu vientre,Jesús;El Verbo de La Gracia, que por mi boca; fluye tras el poder creador de Dios sobre mí, en esta oración. Por tanto: Santa María, madre de Dios; ruega por nosotros los pecadores, ahora; y en la hora de nuestra muerte, amén.  Entretanto, Padre; yo me propongo firmemente, enmendarme; nunca más, pecar; más huir así de todo deseo, de vulnerar; de nueva cuenta ya, tu ley; porque el que ama a
Dios, guarda sus leyes; y Dios le ama a él; pues ésta, es la expectativa del ayo normativo; propuesto para que nos amemos así, unos a otros; amén, de una fe que ya nos pondera en las obras; la excitativa tutelar, tras un buen samaritano; que en lo conducente del Espíritu Santo, propende en obras de misericordia; para que hoy, sea yo; un prolijo y un insigne hijo, digno de Dios. Por ello yo te ofrezco Padre, en el nombre de Jesús; todo lo bueno y mejor de mí: mis obras, mi trabajo, mi esfuerzo, mi fatiga, mi constancia, mi paciencia, mi esperanza, mi renuncia, mi devoción, mis logros, mi triunfo, mi ofrenda y mis primicias; todo te lo ofrezco Padre; tómalo, recíbelo; pues con todo mi amor, lo presento; poniéndolo aquí, a los pies de nuestro Señor Jesucristo; para que unidos a los méritos de su gran pasión, y muerte; suba a Ti Padre, en incienso de sacrificio agradable; para el holocausto de tu especial alabanza, y de acción de gracias; que sólo Tú eres digno de recibir, tras el acto del sacrificio de Cristo;
para expiación multitudinaria de nuestros pecados, como la del mundo entero. Por ende, Padre; en ad dendum de esta oración; yo hoy, también te hago la petición; a intensión de todas aquellas personas, que Tú; has convocado ya comparecer, delante de la presencia de nuestro Señor Jesucristo. Perdónales Padre: sus faltas, sus errores y sus pecados; conforme a tu infinita misericordia, tu infinita bondad, tu infinita justicia y tu infinito amor; desplegados sobre la humanidad, en La Cruz del Calvario; permíteles ingresar al reino de nuestro Señor Jesucristo, a contemplar la luz de su rostro; desde ahora y para siempre; concédeles por mi fe en nuestro Señor Jesucristo, el eterno descanso al lado suyo; para que inminentementeellos obtengan ya, su salvación sobre sí. Especialmente, oro Padre; en el nombre de Jesús; por la salvación de todos mis familiares, ancestros, parientes, amigos, compañeros, conocidos; y desconocidos de todas las generaciones; mas
en tu Palabra, Tú estableces esto: se salvo tú, y serás salvo tú; y toda tu casa; pues yo arrebato Padre, en el nombre de Jesús; esa Palabra de salvación, sobre toda mi casa; para que por esa fe, hoy sean todos salvos en mi casa ya. Mas por los que estamos Padre, esperando aún aquí en la tierra; la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, al mundo; derrama en nuestro Señor Jesucristo, tu salvación también; para que ni uno sólo de nosotros, tampoco se pierda. En consecuencia, Padre; tras esa fe que yo te profeso hoy a Ti, en nuestro Señor Jesucristo; es que aquí sobre mí y los míos; yo despliego toda Palabra de salvación, sobre nuestras vidas; mas en LaPalabra Túmencionas también, tu fidelidad hasta por mil generaciones; pues yo arrebato Padre, en el nombre de Jesús; esa fidelidad tuya sobre mí y toda mi descendencia, hoy. Asimismo, te pido Padre en el nombre de Jesús; por la propagación universal cognitiva de esta epifanía; que en consecución redentora cunde
sobre la humanidad, para su repercusión también; pues por la fe que lleva ínsito hoy su dogma, nos redimimos todos; llévala así al mundo entero y, provéele de Espíritu a su palabra; a fin de que el apresto de La Verdad esté presente para siempre, tras el impartir de su doctrina; sobre todas aquellas personas que desde la fundación del mundo, Tú escogiste para salvación de nuestro Señor Jesucristo; que cumpla así su cometido para el que fue escrita; cual es, la conversión de los pecadores a nuestro Señor Jesucristo; pues así como hizo conmigo, convierta a los que además aquí también por la fe; escriben en sus corazones ya quebrantados tras un arrepentimiento, delante de nuestro Señor Jesucristo; la reconciliación que suscita la prosecución espiritual, de su reflexión. Mas para que yo a Ti, en lo sucesivo; sepa amarte, honrarte, glorificarte y dar testimonio; tras mi fe en nuestro Señor Jesucristo, delante de los hombres;
permíteme ¡oh Padre santo!, ya en este mismo instante; poder morir a mí mismo y así yo poder morir, a mi propio yo; morir a ese hombre viejo que en el pasado, ha sido de mí ya por demás; muy vanidoso, orgulloso, egoísta, envidioso, codicioso y soberbio; para que el hombre nuevo que hoy de mí aquí, ha nacido de nuevo ya; tras El Espíritu Santo que está en mí, que vive en mí, que mora en mí y que así actúa en mí; en adelante sea Él en mí, y no más yo; pues, en la medida que El Espíritu Santo; sea ya ahora en mí, y no yo; yo seré para Ti Padre, mejor; más bueno, más santo y más perfecto. Por ello entonces ¡oh Espíritu Santo!; permanece en mí y toma control absolutamente de mí; sé Tú ahora en mí, mi mentor; y mi insigne prefecto; pues Tú en nosotros, eres el que produce así; el querer como el hacer, por la buena voluntad de Dios; para que el producto de vivir ahora, según El Espíritu; produzca tras La Palabra ya cavada en mí, mucho fruto; pues La Palabra de Dios, es la semilla; que tras este corazón
sediento de Ti, ha de brotar así dentro de mí;  la tierra fértil de mí mismo, que Tú hoy Espíritu Santo; con el querer como el hacer,  abona y riega; para que la autoridad absoluta del Verbo, germine en mí; mas al echar raíces profundas en mí, así crezca; y dé fruto en mí −fruto al ciento por uno−  dé así pues, cosechas abundantes en mí:de amor, de gozo, de paz, de paciencia, de benignidad, de bondad, de fe, de mansedumbre y de templanza. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria; cuando uno grita el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos; aunque el justo sufra muchosmales, de todos los libra El Señor; Él cuida de todos sus huesos, ni uno sólo se quebrará; la maldad da muerte al malvado y, los que
odian al justo serán castigados. Así, si El Señor no construyere la casa, en vano trabajan los que la edifican; si El Señor no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por tanto, al Rey de los siglos; inmortal, invisible; al único y sabio Dios; sea honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Aleluya. Aleluya:  Que los ángeles del cielo, bajen a acampar alrededor nuestro; envía Padre, tus legiones de ángeles a nosotros; para que ellos todos sobre la tierra, nos ayuden, nos guíen y nos guarden; de este a oeste y de norte a sur; posa así Padre, en el nombre de Jesús; a tu arcángel Miguel, a la derecha de nosotros; para que él y sus ángeles nos guarden siempre, en la rectitud; de los embates del diablo y de toda su maldad; al arcángel Gabriel, a la izquierda de nosotros; para que él y sus ángeles guarden siempre, en la constancia; de nuestros hogares y de la familia; al arcángel Rafael, al frente nuestro;
para que él y sus ángeles nos guarden siempre, el camino; que la autoridad absoluta del Verbo, en el amor del Espíritu Santo; traza de conformidad, con tu santa voluntad permisiva; donde asíobserva tras la senda sobre mí, en este día; el guardián que protege a ultranza, tus designios en la paciencia; mas al Ángel de Yahvé en cada uno hoy, detrás nuestro; para que Él y su recabada, omnipresencia; nos ayude siempre y en todo lugar, en todas las cosas; mas nos guarde y nos guíe así:Ángel de Mi Guarda, de mi dulce compañía; no me desampares ni de noche, ni de día; porque sin Ti, yo me perdería; mas guárdame en Ti, la esperanza de un nuevo día; donde todas las cosas en mí sean hechas nuevas cada día, tras La Palabra;la autoridad absoluta del Verbo que por mi boca, dirime el poder creador de Dios; concatenado toda vez tras la absolución de Cristo, sobre mí en este día; a la restitución de una comunión, que con El Espíritu Santo; la autoridad absolutadel Verbo me envía hoy a mí, así: “Vete en paz y no peques más”.
Gracias Padre, en el nombre de Jesús; porque efectivamente, tras la acción del Espíritu Santo; yo he recibido de Ti aquí en mi corazón ya, tu clemencia; que puntualmente me prescribe hoy; la intercesión de La Gracia de nuestro Señor Jesucristo, en la autoridad absoluta del Verbo; donde yo, albergo mi fe; que subsiste tras la esperanza de mi oración, hoy puesta en Cristo; en quién confío, la consecución del favor anhelado; porque yo sé, que Tú siempre me escuchas; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya; pues, ya de conformidad con ella; la exégesis que aquí El Verbo expone, hoy tras esta invocación; traduce las escrituras enel propósito secular, que yo propongo; pero que Tú dispones, tras conforme a la resolución ahí del Verbo; asociado, a la observancia de mi propio bien; “porque a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”; para miramiento de una franca conversión, tras la que Jesús; hoy noshace así mismo, esta prevención: él que quiera venirse conmigo,que se niegue a sí
mismo; que cargue con sucruz, y me siga; donde negarse así a sí mismo significa, amar aDios sobre todas las cosas; yal prójimo como a sí mismo; mas amarse a sí mismo significa, cargar la cruz de la aceptación de uno mismo; con todas las limitaciones y circunstancias actuales, que nos ha tocado vivir en el anfiteatro de la vida; para que desde el escenario que ostenta, la propia situación personal; ahí resolvamos tras echarnos la cruz al hombro, seguir en pos de Cristo; pues la aceptación de una nugatoria en el necio, insulsa e hipócrita; da lugar a el amor per se del hombre por el hombre, que incidentalmente implica; la ausencia de un Dios Todopoderoso, para autodestrucción así del hombre mismo; porque a los que aman el amor propio, todas las cosas les ayudan a mal; a fin de que nosotros mismos, una vez reducidos a las esquirlas; tras la impotencia de nuestras propias limitaciones, nos abandonemos en pos de Cristo; donde preponderantemente está, el control sobre
todas las cosas creadas; y la autoridad para hacer cosas extraordinarias, en cada una de las cosas ordinarias que existen; para bien dequienes tomen tras sí su propia cruz, y le sigan; porque Dios en sus infinitudes ilimitadas, toma del suelo las esquirlas desperdigadas de nuestras vidas; para volver así a reunirlas tras a la sazón de nuevo; pues igual tuvo que hacerlo, incluso Jesús; que pese a la impertinencia de Pedro, de todas formas se despojó de sí mismo; tomando la culpa de La Cruz en pos de recoger, y reunir del suelo; las esquirlas que quedaron desperdigadas allende de nuestra salvación; cuando en esa ocasión, Pedro le reconvenía ahí; para disuadirle de que no muriese así en otrora, ejecutado; por lo que tuvo Jesús entonces, que increparle de esta manera… ¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! Indefectiblemente Padre, tus pensamientos no son nuestros pensamientos; y nuestros caminos, no son tus caminos; porque indiferentemente, desde
luego; hoy tus planes descienden, desde el cielo a la tierra; mas los nuestros, van de la cabeza al suelo; haciendo que tus planes indubitablemente, tras los nuestros; sean siempre de por sí mayores; “porqueyo sé los pensamientos que tengo acerca devosotros, dice El Señor; pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis”.  Por ello Padre, hágase en el nombre de Jesús; tras la obra hoy en El Espíritu Santo, tu expeditavisión escrita; que sobre mí tramita la autoridad absoluta del Verbo, siempre y en todo lugar; porque aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad; mas no temo, porque el perfecto amor; echa fuera el temor; no temeré, aunque la tierra sea removida y los montes se desplomen en el mar;y aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno; porque Tú estarás conmigo; tus ángeles me sostendrán, para que mi pie no tropiece en la piedra; tu vara y tu cayado, me infundirán aliento; y hasta que
ponga a tus enemigos por estrado de tus pies, delante de nuestro Señor Jesucristo;  líbrame del lazo del cazador; aderezas mesas delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite,  mi copa está rebozando; pues si Dios es por  nosotros, ¿quién contra nosotros? Así, El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré; pues todo aquello que entorno a mí, tras acontecer sobre mí; deviene así de la propia voluntad de Dios. Consecuentemente, confiaré en el amor eterno de Dios; porque Él es el único que siempre está aquí con nosotros, en Cristo Jesús;la autoridad absoluta del Verbo que tiene vigencia en Dios Padre, para hacer por la labor del Espíritu Santo; su santa voluntad directa sobre mí, en este día; para gloria y honra hoy de las escrituras, aquí invocadas; que el poder creador de Dios estipula en potestad de imperio, sobre todas las cosas creadas por La Palabra; pues desde esa potestad de imperio, que en su carácter evolutivo de las cosas; La
Providencia tras El Verbo discurre: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas; hoy nos provee en la esencia misma de LaPalabra, que tienen todas las cosas creadas en Cristo; la esperanza, que tras la autoridad absoluta del Verbo; nos repone de nuevo toda su cobertura, propia a mí; así: Gustad y ved que bueno es El Señor; pues hoy indeleblemente, “Jehovah va delante de ti; Él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides, tras la iniquidad que nos azora. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehovah tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti, serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y
noche? ¿Se tardará en responderles?Os digo que pronto les hará justicia; pero serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehovah; y, aunque la visión tardara aún por un tiempo, más se apresurará hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará; entretanto, creed en Jehovah vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Pero ¿Quién como Jehovah, nuestro Dios; que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra? Él levanta del polvo al pobre y al menesteroso alza del muladar; para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo”. Así, Gustad y ved que bueno es El Señor; que tras su gran misericordia, puede ser más perceptivo de lo que uno piensa; de ese “de
repente de Dios”, que muy ávido yo aquí; espero de Ti, Señor. Amén. Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo; como era en un principio, ahora y siempre; por los siglos de los siglos. Amén.  En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  
[object Object],Laopción correcta, es: Ninguna. Pues Cristo es el epítome de todo lo que nos vincula, al reino de los cielos; la piedra angular tras la que se argumenta, todo lo demás; pues en esto consiste, precisamente La Gracia; de lo contrario, sus beneficios nos serían inútiles; tras una fe muerta y estéril, sin testimonio; que hoy lucimos todos de por sí, frente a la ley; pero que aquíLa Gracia integralmente por la fe, justifica en Cristo; pues La Gracia es de Cristo, no así de la ley por la fe; que en la práctica velan por las reglas unívocas, de la lógica y de la técnica; pues racionalmente así como no existe un día, sin noche:  
No existe fe, sin alabanza.  No existe alabanza, sin oración.  No existe oración, sin confesión.  No existe confesión, sin arrepentimiento.  No existe arrepentimiento, sin obediencia  No existe obediencia, sin rectitud. No existe rectitud, sin misericordia. No existe misericordia, sin obras. No existen obras, sin ofrendas y primicias.  No existen ofrendas y primicias, sin acción de gracias. No existe acción de gracias, sin trabajo. No existe trabajo, sin paciencia. No existe paciencia, sin esperanza. No existe esperanza, sin sufrimiento. No existe sufrimiento, sin dolor. No existe dolor, sin sacrificio. No existe sacrificio, sin ayuno. No existe ayuno, sin oráculo del bautismo en El Espíritu Santo. No existe bautismo, en El Espíritu Santo; sin La Gracia de nuestro Señor Jesucristo. Y no existe así, La Gracia; sin la fe en nuestro Señor Jesucristo.
La disquisición de la fe en el creyente, culmina en una sola cosa; “la fe en Cristo”; mas el último de la lista, es el primero; donde el primero, no existe sin el último; si el último no existe así ya, tras del primero  –la llave maestra− porque de lo contrario sería necesario entonces, de todo lo demás; mas está bien demostrada la utopía del hombre, para justificarse a sí mismo; pues la fe así en Cristo, es la llave que ciertamente tras el pecado; nos abre a la salvación, a la bendición, y a la constancia; que tras La Gracia practicamos en todas las demás cosas, por la fe en Cristo. Para continuar, pulse la llave de la fe en Cristo. La fe en Cristo. (La llave maestra que hoy nos abre las puertas y, las ventanas de los cielos).
¡Felicidades!   ¡Bienvenido!   Has conseguido abrir, las puertas y las ventanas de los cielos.Pero ahora, espere −a Dios rogando con el mazo dando− porque esto es un proceso, que de hecho hoy; ya ha iniciado. Aunque tardare, espéralo; porque sin duda vendrá, no tardará. Bendito quién confía en El Señor, y pone en El Señor; su confianza. Será un árbol plantado, junto al agua; que junto a la corriente, echa raíces; cuando llegue el estío, no lo sentirá; su hoja estará verde; en año de sequía, no se inquieta; no deja de dar fruto.
En consecuencia, escucha con atención: La Parábola del Perno- Tornillo. (De Víquez)   Había una vez un perno, que decidió situarse en el cielo de una habitación; la más sugestiva; pero por razones en la calidad de la madera, en algunos casos; y por la acción del comején, en otros; al tiempo los pernos fueron desprendiéndose, hasta quedar él íngrimo ahí en la soledad; tras una encrucijada que termina intrincándole además,su quimera. En consecuencia, el perno imploraba para que el dueño volteara su rostro; a dónde él se hallaba incrustado; mas aquel al constatar que el cielo de la casa, estaba a punto de desplomarse en ese sitio; se apresuró muy presto, a pegar primero el cielo en conflicto; tras asistir el perno, que ahí yacía lidiando solo; el que ya de por sí exhibía, la fatiga de la sobrecarga. Así, cuando el perno avizora en su mente; que el dueño se decide a sacarlo de la penitencia, exclama: ¡ya no
puedo más, estoy a punto de colapsar!; ¡Sácame de aquí ahora mismo, sin más dilación! Empero, el dueño le replica: “espera, porque primero tengo que colocar algunos pernos más; para que ellos te ayuden a sujetar el cielo, mientras yo te relevo de ahí más impotente; pues tú para asir tu fuerza, tras incrustarte ahí; tuviste que girar alrededor de quince vueltas; mas para sacarte yo necesito a la inversa, girarte la misma cantidad de veces. Entiendo, pero no puedo sacarte de una sola vez; como tú pretendes, que yo lo haga ya; pues antes, necesito bregar con el entorno; y después, contigo mismo. Por ello, quiero que soportes estoicamente un poco más; hasta que finalmente puedas ver cumplido, tu deseo; entretanto no desesperes, pues yo he metido la mano ya en el asunto; pero piensa así tras la situación, en lo importante que tú eres para mí; porque si a la vez comprendieras que el cielo de la casa, en este sitio; ¡ciertamente, pende de ti!; convendrías conmigo, en que yo haga ahora;  primero lo mío”.
Moraleja:“Dios necesita, que soportes tu propia penitencia; a fin de que el cielo, en conflicto; no se desplome sobre ti, tras confinarte así en tus malas decisiones; las que ahora, lo tienen al borde del colapso en la vida; mientras Él prepara así ya el entorno, y oportunamente lo saca en cada vuelta; más impotente, del mundo que le intrincó un universo de oportunidades; tras del que muy vehemente, pides ya: Dios mío¡Sácame de aquí ahora mismo, sin más dilación!”. “Amén”.
EPÍLOGO Sinembargo, está claro; que Dios en esta epifanía, no nos explica; ¿porqué es que nosotros, debemos sufrir? pues el mal es un misterio que Dios aquí, no revela aún; pero sí nos explica exhaustivamente, hasta la saciedad; de ¿cómo es que nosotros debemos sufrir en la brecha, los avatares de la vida? pues el sufrimiento es parte nuestra desde el principio; desde el mismo parto que somos concebidos todos, el sufrimiento nos acompaña ya; somos ahí tras el dolor, hechos hijos del sufrimiento también; mas la propuesta de Satanás: “Es que no suframos, nunca”; el ¿Porqué?, tampoco lo sabremos todavía; pues forma parte del mismo misterio, antes mencionado; pero sí desconfiemos entonces, de evitar sufrir; pues estamos consagrados para Dios, desde el propio vientre materno; mas cuando ya nacemos, vivimos para ser salvados y bendecidos por nuestro SeñorJesucristo; una y otra vez, toda la vida. Por ello, dentro de la penitencia; que hoy nos
toca padecer a todos, tras la prueba; trátese así, de una enfermedad; o bien, de una circunstancia especial; la epifanía, nos enseña; que es de nuestra prerrogativa siempre, esperar en Cristo  –a morir siempre, con las botas puestas−  ya que cuando se sufre, en el primero de los casos; nos es menester esperar hasta la propia muerte, nuestra sanación deprecativa puesta en Cristo; porque escatológicamente, si al final morimos; en ese extremo por la misma fe, sabemos; que la aparente “muerte” semánticamente, no establece muerte; pues sólo es la realidad de una transición que cede en la oportunidad, a un nuevo remanso de paz; para salvación nuestra, de una vida eterna en Cristo; pero cuando se sufre, en el segundo de los casos; nos es menester esperar hasta el propio fracaso, nuestra solución deprecativa puesta en Cristo; porque secularmente, si al final fracasamos; en ese extremo por la misma fe, sabemos; que el aparente “fracaso” semánticamente, no
establece fracaso; pues sólo es la realidad de una transición que cede en la oportunidad, a un nuevo remanso de éxito; para bendición divina, de una vida terrenal en Cristo; porque esta es la fe en Cristo, que tras el sufrimiento que impera; marca la frugalidad de una persona mejor planteada, espiritualmente; pues sin pretender tampoco Dios, en esta epifanía; entrar a revelar el otro gran misterio, que constituye la trinidad de Dios; nos enseña, a como recurrir en el sufrimiento; tras la esperanza en Cristo, a la trinidad de Dios; cuando despojados por la fe, recurrimos; a un Dios con nosotros, tras Enmanuel; para recibir en prenda de Cristo, las entidades de: El Poder, La Gracia y El Amor; donde El Padre integra, la voluntad de Dios; el poder creador de la providencia de Dios; mas Cristo, La Gracia de Dios; la autoridad absoluta del Verbo de Dios; y El Espíritu Santo, el don de Dios; el amor infinito de la comunión de Dios; quién plasma así, sobre todo lo creado; el poder creador del Padre, y La Gracia de Cristo;
tras el don, que Él mismo despliega; pues El Espíritu Santo, es el amor de Dios; que tras la fe en el nombre de Jesús, promueve la voluntad del Padre Celestial; donde La Gracia de Cristo derramada en La Cruz, autoriza así mover la mano de Dios; para cambiar en el cronos de su cairos, por el amor; los signos, que según los indicativos; amenazan con la posibilidad de hacernos un pronóstico, reservado; tras incidencias que sugieren asumir posiciones, autárquicas; condicionadas a situaciones hipotéticas, que no se han dado; pues en hacer correctamente esta distinción en el sufrimiento, mas radica la fe en Cristo; que persiste hasta que la esperanza la veamos hecha, en lo que ya no esperamos; aunque, ella resulte en cierne falazmente; ser sólo otra transición más de una realidad que cede en la oportunidad, a una nueva esperanza de nuevo en Cristo; de cada vuelta, que nos toca dar; para salir del mundo de aflicción, que estamos incrustados.
“El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos,todos los pueblos tu salvación; pues su misericordia es más grande, que nuestros pecados; no obstante tendréis tribulación en el mundo, pero yo he vencido al mundo; por demás, la tribulación produce constancia; la constancia, virtud probada; la virtud, esperanza; y la esperanza no defrauda. Os he dicho estas cosas, para que tengáis paz en mí; porque yo he vencido al mundo. En consecuencia, todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece; pues somos más que vencedores en aquel que nos amó; porque mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo; sufriendo así, su propia penitencia; pero sin obviar, nunca; el protocolo que esta epifanía, hoy aduce ídem; a expensas de la tribulación del protagonista, ausente; el cual tras probar la virtud de su paciencia, en la constancia; pone su esperanza en Cristo; para que en medio del dolor, o del fracaso en que se encuentra estacionado;
pueda en concomitancia de la fe, ver las cosas como si fuesen; pues suponen evidentes signos de alivio, que devienen; dentro de una próspera recuperación, en función de una sólida constancia; verificada en la comprobación de su sucedánea virtud, la paciencia; que precede a la esperanza, tras la esperanza que no defrauda nunca; cuando aún en la vida signifique, tener que comenzar de nuevo todo; pues por la fe que aquí pretende incoar en Cristo, una reposición; hoy desfoga la virtud de la constancia; para que eventualmente en cada vuelta, ante una bien depurada paciencia en la constancia; Dios, considere al fin; conforme al crecimiento espiritual y, a la madurez alcanzada; sacarlo del seudo sufrimiento, según la visión; “porque sin duda vendrá, no tardará”. Mi oración se dirige a Ti, Dios mío; el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude; respóndeme, Señor; con la bondad de tu Gracia; por tu

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Epifanía

  • 1. Epifanía EPÍSTOLA DE UNA REVELACIÓN Víquez
  • 2. M elquisedec,El Sacerdote misterioso; sin origen ni fin; a quién Abraham entregó todos sus diezmos, tras el botín obtenido en su victoria; quedando así por ello, ahí mismo; instituido el diezmo como un acto de acción de gracias a Dios, según el orden de Melquisedec. No obstante, cuatrocientos treinta años después; se estableció la ley de Moisés; que incluía las especies del diezmo, dentro de las demandas que regulan sus estatutos; para que dentro de la religiosidad del cumplimiento de aquella, los hijos de Israel pudieran ser salvos; y por ende, dignos de la bendición de Dios. Mas no pudiendo el hombre, darle cabal cumplimiento a las demandas de la ley; tuvo Jesús que asumir en sí mismo, sus alcances legales; en virtud de poder honrar así a Dios, delante de Melquisedec; El Sacerdote por siempre en Cristo; las deudas pendientes propias del diezmo, y del pecado de los hombres; para que nosotros de gracia, ahora por La Gracia de
  • 3. Cristo; pese a las rebeliones nuestras en contra de los estatutos, consagrados en la ley mosaica; seamos salvos; y por ende así también, hoy bendecidos. Así, la ley y el diezmo –transitoriamente– que a la sazón fungieron en forma alternativa; como código emblemático de santidad y, como legado espiritual de gracia; el uno así, como ayo normativo de salvación; y el otro, como canon fehaciente de bendición; ambos de índole interina, pero sí muy necesarios como paradigmas provisionales de credo; a la venida de nuestro Señor Jesucristo; hoy se entronizan de nuevo, mutuamente; en actos puros de alabanza y de acción de gracias a Dios; como originalmente lo fueron otrora, en la inmanencia de Cristo; pero ahora tras un nuevo pacto, donde tanto los beneficios de la salvación; como de la bendición; son obtenidos por Gracia, y no por obras como sucedía dentro de la ley; que un despropósito divino, más maldecía y condenaba irremisiblemente; a quién no pudiera cumplir
  • 4. sus demandas; las que por nuestra naturaleza pecaminosa, para desgracia nuestra; nos excluye a todos sin excepción de sus bondades; pero que gracias al milagro realizado en el altar de La Cruz, tras la víctima para el sacrificio; son al precio de sangre, sometidas a la trilogía de Cristo; tras un rescate, así a muerte; para liberar las entidades de la vida, la salvación y la bendición nuestras; que se encontraban entrabadas tras las implicaciones penales de la ley, en la cuantía de un valor de reposición; recabado así tras la conquista tripartita de Cristo, justamente; en la muerte, la condenación y la maldición del hombre; pues Él tras El Hijo deDios, pactado ahí a un precio;vence de previo a Satanás; mas venciendo así por demás el mal, nos rescata de la muerte; nos rescata pues, a la resurrección de la vida; por otra parte, pues sin conocer así pecado; pero siendo Él tras El Hijo del Hombre, reducido ahí a pecado; vence además la carne; mas venciendo así por
  • 5. demás la maldad, nos rescata de lacondenación; nos rescata pues, a la salvación eterna; y por zeta, el tema de La Gracia;pues Él tras El Sacerdote del Dios Altísimo, vinculado ahí a Melquisedec; oficia el holocausto al Padre; mas haciendo así la anáfora ritual saca pan, el cuerpo de Cristo; y vino, la sangre de Cristo; y bendiceel hombre en El Hijo del Hombre, que diezma ahísu propia vida por nosotros; tras vencer también el mundo; mas venciendo así por demás las circunstancias, nos rescata de la maldición; nos rescata pues, a la bendición nuestra; sobre un suelo ocupado aquí por el enemigo, Satanás; pues sería acusado y sentenciado a la pena capital de La Cruz, tras una vergüenza pública; donde como cordero para el matadero; sin pecado y sin mancha in sito; logra en un sacrificio único y para siempre, tras el pecado original que allende nos contrajo así la muerte; expiar también el pecado de todos los hombres; cuando la víctima para el sacrificio, El Cordero de Dios
  • 6. por siempre en Cristo; nos realiza en el holocausto humano que irroga su propia inocencia; la justicia del acto de alabanza por nosotros, para justicia divina del hombre; pues sin ser culpable de delito alguno, Cristo es condenado a la muerte; tras el escarmiento de su crucifixión; pues la ley estipula “Muerte”, para el malhechor sujeto de un acto criminal; asumiendo Cristo así tras la tiranía de La Cruz, la condena de toda la ley; pero análogamente ahí, como Melquisedec;El Sacerdote por siempre en Cristo; nos oficia en la enmienda sacerdotal que endilga su propia víctima; el holocausto del acto de acción de gracias por nosotros, para bendición divina del hombre; pues sin ser digno de abominación alguna, Cristo es maldecido a la ignominia; tras el escarnio de su crucifixión; pues la ley estipula “Maldito”, sea el malhechor sujeto de una ejecución capital; en este caso, en un madero; recibiendo Cristo así tras la infamia de La Cruz, la maldición también de toda la ley; y en consecuencia, la maldición; que coarta de la
  • 7. institución del diezmo, su gran bendición; para todos aquellos que así omitan cifrar su esperanza, tras la consignación del mismo; pues el canon supone en el incumplimiento de ese tributo, un robo a Dios so pena de la justicia mosaica; y en tal hipótesis, maldito sería el presunto transgresor del diezmo; toda vez que la transgresión lleva ínsito, tras el desacato; el peso de toda la maldición de la ley. De forma que Dios ahora, en un sacro santo sacrificio; tras el sacerdocio por siempre de Cristo, según el orden de Melquisedec; enmienda el defecto que presentaba así, la ley de Moisés; para que hoy por hoy todos nosotros, podamos ser salvos y bendecidos; no por la religiosidad de la observancia de la ley o del diezmo, respectivamente; sino, por La Gracia absoluta de Cristo; para gloria y honra de Dios Padre, en Él. Por tanto, basta ya; así detraficar hoy más con indulgencias y, bendiciones;pues profanan la obra de Cristo que fue debidamente completada y, que nos es cabalmente ¡gratuita!(Gal 2, 16. 19-21); pues
  • 8. Cristo cumplió así con todos los requerimientos de la ley; tras morir ydiezmar su vida en La Cruz, por nosotros; entretanto, acaecerá en cierne el diezmo de otro botín; cuando Cristo tras vencer a sus enemigos en el Armagedón, rescate así las riquezas de los impíos para los hijos de Dios; que constituyen el otro gran botín del cual devolvemos en Cristo, a Melquisedec; la décima parte de todo ese día; tras iniciar así el nuevo orden mundial de los próximos mil años con Cristo, sobre la tierra. Empero, los que hoy viven según la ley de Moisés; viven entonces, bajo los rudimentos de una ley convencional; que condena y maldice, de acuerdo a las obras de los hombres; pero los que hoy viven, según la ley del Espíritu; viven bajo los propios estándares de La Gracia de Cristo; que justifica y bendice, de acuerdo al amor infinito de Dios. No obstante, muchos cristianos viven hoy con un pie en la ley; y el otro en La Gracia; no se atreven a dar el paso, pues se aferran a la tradición que les han
  • 9. inculcado; mas somos en todo caso, libres de elegir la cobertura divina; tras la que cada uno ya está amparado; pero tomando en cuenta así, todos los beneficios salvíficos recobrados ya en Cristo; como la vida, la salvación y la bendición nuestras; que Satanás respectivamente, tras el pecado; ha venido así a matar, robar y destruir en el hombre; entonces, ¿cuál de todas las llaves a continuación, tras el pecado; nos abre las puertas y las ventanas de los cielos?
  • 10. Elija para continuar, la llave correcta.
  • 11. EPIFANÍA DE UNA CRUZ (De Víquez) adre, bendito y alabado seas en nuestro Señor Jesucristo; y en El Espíritu Santo; que en el nombre de Jesús me mueve elevar, este ruego; para que así sea de tu recibo, delante de Ti. Antes bien, yo te doy gracias por tu gran generosidad; materializada en la dádiva de este nuevo día, que hoy nos trae con él; la aquiescencia de tu excelsa voluntad, en nuestro Señor Jesucristo; la autoridad absoluta del Verbo, que por mi boca; vierte el poder creador de Dios sobre mí, con esta oración; gracias infinitas te doy, por medio de Él. Así, glorificado seas Dios mío; te adoro, sobre todas las cosas; y te amo con todas las fuerzas, con toda mi mente, con todo mi corazón, y con toda mi alma; sea para Ti así toda la gloria, la honra y mi alabanza; Yahvé, mi Dios; mi santo oráculo, tras la restauración salvífica; que repuso El Padre en Cristo, para nuestra santificación; cuando hizo inmolar al Hijo en La Cruz, para hacernos hijos P
  • 12. del Dios Altísimo; pues, tras la gran multitud de nuestras transgresiones; fue transgredido hasta morir, allá en La Cruz; porque el señor Jesucristo, se sometió a una justicia de hombres; para justificar así, La Gracia de una justicia divina; que justifica, en la injusticia padecida por un hombre justo; aquella injusticia imputable, a causa del pecado; para justicia divina, de su redención universal; la que implícitamente por la misma fe, nos precisa; tras su pretoria bendición divina, La Gracia de esa constancia en la obediencia; para hacer todo aquello, que la ley nos manda hacer. Por ende libero Padre, en el nombre de Jesús; todo el bien y la misericordia que de Ti, procede hoy; sobre mí y los míos. Pues escrito está: “el cielo y la tierra se acercan”; tras resolver así en Cristo Jesús, la dicotomía que había entre ambos; porque ocurre que hoy ellos dos, confluyen; cuando la virtud de La Gracia, que desciende del cielo; se aproxima a la fe de la esperanza, que asciende de la tierra; para resolver así, en términos de unacercamiento en
  • 13. Cristo; conforme a los hechos que nosotros, no vemos; la reparación que marca el destino intangible, tras nuestro futuro; pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos; paramostrar la fe en la integridad del Verbo, mediante la confianza; que desde la tierra reza tu amor infinito, así: “ciertamente el bien y la misericordia, me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor, moraré por largos días”. Pues por la fe restituimos, la lealtad del vínculo; que ratifica tras el pacto propiamente de la promesa, la esperanza de su revelación ¿pero qué esperanza, hay en una promesa; si ya estamos de facto, tras La Gracia de su favor? Ciertamente, no la hay; pues su promisión sería un hecho, consumado; que ahora vemos, en lo que ya no esperamos; pero si esperamos, lo que no vemos; la fe se constituye en el título de una carta garante, tras la promesa; donde la experticia de la paciencia en la constancia, reseñan losalcances de aquella; pues tras la coyuntura de
  • 14. un hecho verídico, que entretanto no vemos; pero que por fe perfila, la promesa; se columpia la determinación de la confianza y, la esperanza; a fin de que nosotros lo podamos ver hecho todo en la fe, que una vez albergamos; puesdel cielo todapromesa trae en sí, la virtud de una Gracia; que el poder creador de Dios dispone, en la autoridad absoluta del Verbo; cuya identidad es aquí, el Cristo mismo −el vínculo− donde El Verbose hizo carne, y habitó entre nosotros; lleno de Gracia y de Verdad; para que todo aquel que en Él cree, no se pierda; mas tenga vida eterna; pues por la fe concatenada a la transubstanciación del Verbo, hecho hombre en la persona de Cristo; hoy se cumplen Las Escrituras que se reúnen en Él, tras de mí; porque en Cristo subyace la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve; cuando al caminar por fe y no por vista; me doy la oportunidad de ver las cosas como, si fuesen; tras la expectativa de una promisoriareconciliación, hoy con Él; que La Gracia
  • 15. instruye por la fe, y no por las obras; para que nadie se gloríe de ellas; sino que por ellas, se gloríe la presencia del Espíritu Santo; que acaece, para que oportunamente por la fe; se cumplan así Las Escrituras en Cristo, ya resucitado; porque conforme a la voluntad de Dios, intercede por los santos; para que mediante la virtud de una Gracia, hoy sea yo ministrado así en el perdón; tras la paciencia con la que aquí aguarda en Cristo, el desenlace de una dicha; que espiritualmente forjamos, desde la esperanza de un proyecto devocional; donde presuntamente somos, según la fe; muy afortunados en la voluntad, directa de Dios; aunque, falazmente; desde la óptica de un cuadro fáctico seamos, según los hechos; muy desafortunados ya en la voluntad, permisiva de Dios; pues tras el espectro taxativo de los hechos, y la proyección devocional de la oración; se disocia la suerte de la fe; porque si vivimos según la suerte, viviremos de cara entonces; tras la realidad inexorable de los hechos, de
  • 16. cada día; pero si vivimos según la fe, viviremos de cara; tras la esperanza irreprimible del oráculo, de cada oración. Así, la esperanza de mi oración; tras aquí puesta en Cristo; hoy hace trascender en complaciente propiciación, al Padre; la certeza y la convicción que ascienden de la tierra, con esta oración; porque sin fe, es imposible agradar a Dios; pues juntamente la víctima para el sacrificio, tras el holocausto así de Cristo; ofrece ahí la inmolación que desciende del cielo, la virtud de La Gracia en expiación del pecado; cuando el cielo y la tierra se acercan, tras una reconciliación nuestra. Por ello Padre, yo me reconozco pecador; aquí delante de nuestro Señor Jesucristo; porque sé que yo te he ofendido mucho, de pensamiento, palabra, obra y omisión; he pecado contra Ti y contra el cielo, soy un pecador; perdóname Jesús, lava hoy mi iniquidad en tu sangre bendita; porque tras el incumplimiento de tus mandamientos, me he
  • 17. entregado a la transgresión de tus estatutos; cuando yo siguiendo aquí, los dictados de mis propios deseos; he sucumbido en el incumplimiento de los deberes y obligaciones, consagrados en la ley de Dios. Me acuso hoy así, Padre; no haberte sabido amar sobre todas las cosas, ni al prójimo como a mí mismo; pues inmerso en las provocaciones de mis propias banalidades mundanas, yo te he pospuesto a Ti; haciendo así mi voluntad, y no la tuya… (Confiese ya). Perdóname Jesús, ten misericordia de mí; conforme a la multitud de tus piedades, lava mi pecado en ocasión de La Gracia; procurada por Ti así en La Cruz; para que por tu inmarcesible amor, seas propicio a mí pecador por la fe; pues todo aquel que en su corazón crea, que Jesús hoy está resucitado de entre los muertos; mas si confiesa con su boca que Él es El Señor, será salvo. En consecuencia, hoy me glorío en la fe; que acontece, tras el significado de mi propio credo; del que aquí, soy confeso yo: Jesús, Señor mío y Dios mío; oh abrigo y esperanza
  • 18. mía; creo en Ti, confío en Ti y espero en Ti; ungido mío; porque Tú eres el santo, consagrado por Dios. He aquí, Padre; la profesión que por mi boca, hace patente; la evidencia de mi fe en Cristo, resucitado; la cual hoy compromete la justicia del perdón, que cumple el sacrificio de Cristo; con la inmolación expiatoria del pecado, que aquí dispensa La Gracia por la fe; para reposición salvífica, sobre esa gran indulgencia; donde el acta de la culpabilidad por mis pecados, quedó traspuesta en La Cruz del Calvario; pero resultando establecido ya, que sin confesión no hay remisión de pecados; y que sin arrepentimiento no hay perdón de Dios; yo aquí, tras estar ya confeso de la culpabilidad de mis pecados; hoy me arrepiento Padre de todo corazón, haberte ofendido; pues en flagrante comisión de aquellos, yo infringí tu ley; mas buscando ser, definitivamente; lavado así ya, en la sangre del Cordero de Dios; en este mismo acto y, sin ningún complejo de culpa ya; yo hoy me perdono a mí mismo,
  • 19. Padre; perdonando aquí también así, a todas aquellas personas que de alguna forma; me han ofendido, maldecido, rechazado, maltratado, calumniado, perseguido o perjudicado; dañando gravemente mi integridad física, emocional, material, o moral; arranco así de mí toda raíz de amargura, rencor, o aflicción… (Perdone ahora);mas oro por ellos Padre, en el nombre de Jesús; perdónales, porque no saben lo que hacen; pero yo les perdono para que hoy así, Padre; tras el perdón de una absolutoria, erga omnis; Tú a mí aquí me restablezcas de nuevo, mi salvación; para su respectivo beneficio tras una expedita bendición ecléctica, ahora sobre mi vida; que te gloríe y ensalce a Ti, Padre; a través de nuestro Señor Jesucristo; tras extender la misericordia así de tu clemencia sobre mí, en este día; la clemencia de tu Gracia convenida aquí por Él, en la absolución de mis pecados; para que yo hoy te dé toda la gloria a Ti, en Él; porque si Tú quieres Padre, ahora y aquí mismo en nuestro Señor
  • 20. Jesucristo;yo seré ya un hombre limpio; ¿Pues a quién más voya acudir, si para mí Padre; Tú tienes Palabras de vida eterna en nuestro Señor Jesucristo? No ves Padre que para mí no hay otro Dios, fuera de Ti; de que mi boca ya sólo tu santo nombre, invoca; que sólo a Ti alaba en nuestro Señor Jesucristo y, que sólo a Ti clama todo el poder y la gloria. He aquí Padre, que sólo ante Ti me inclino para adorarte; delante de nuestro Señor Jesucristo; que sólo ante Ti me rindo en oración, cada día; tras pedirte perdón por mis pecados, delante de nuestro Señor Jesucristo; porque Tú eres el único Dios en el que yo creo, amo y adoro por sobre todas las cosas. Por tanto Padre, cambia mi corazón; configura, hoy mi alma; tras el suceso de cada una de tus Palabras, exclamadas aquí;y concédeme así, la salvación de nuestro Señor Jesucristo; con el beneficio de tu magnánima bendición, ahora sobre mi vida. Por consiguiente, ve delante de mí como gigante poderoso; con tu
  • 21. mano fuerte, y brazo extendido; prepárame en nuestro Señor Jesucristo, el camino; para que hoy tenga yo, un buen encuentro; ábreme así, Abba Padre; las exclusas de los cielos tras tu bendición, hasta que nos sobreabunde; osténtanos siempre tu basta provisión material, y tu protección permanente; guárdanos la salida y la entrada, desde ahora y para siempre; cúbrenos así ya, con la sangre del pacto tuyo; hecho trasnuestro Señor Jesucristo en La Cruz del Calvario; y que el rocío del cielo caiga con tu bendición, en nuestro Señor Jesucristo; siempresobre nuestras vidas; con salud, prosperidad y éxito; así: en nuestras empresas, trabajos, obras, realizaciones, proyectos, metas, estudios, competencias, gestiones, diligencias, disputas, juicios, etc. Bendice Padre, en el nombre de Jesús; toda obra de nuestras manos, que en sutil afán; yo uso en función subjetiva, tras El Espíritu Santo; donde la iniciativa, la generatividad, la industriosidad, la autonomía, la identidad, la
  • 22. confianza, el compromiso y la trascendencia; facultan el carácter de la creatividad evolucionar, tras nuestros propios talentos humanos; para gloria y honra tuya Padre, en nuestro Señor Jesucristo; que aquí despliega tu voluntad sobre todo lo que yo emprenda, haga, o diga; para bien nuestro y el de la humanidad; los que conforme a la fe, para virtud de La Gracia; hoy aguardan en la paciencia, al amparode la esperanza del Verbo. Que tras la fe, nos da esta paz: sacaréis con gozo, aguas de las fuentes de la salvación; pues Tú Padre, así lo dispones en El Verbo; cuando por mi boca es truenas tu voz, fijando: Buscad el reino de los cielos y su justicia; y todo lo demás os vendrá por añadidura; pues siendo Cristo, inmanentemente; el rey de ese reino de los cielos y, La Gracia de toda justicia divina; yo hoy así al humillarme humildemente, y pedirte perdón a Ti Padre; aquí delante de nuestroSeñor Jesucristo, por
  • 23. mis pecados; he buscado desde luego en Él, el reino de los cielos y su justicia; quedando entretanto el privilegio de esta oración, ya establecido; tras añadidura de la fe, aquí manifiesta oralmente en Cristo por mí; pues en cumplimiento de las escrituras, hoy por la fe en nuestroSeñor Jesucristo; se derrama la sangre expiatoria, que en una reconciliación contigo; me limpia de toda impureza del pecado, tras la campaña de una lícita reparación divina; donde el reino de los cielos y su justicia, son vinculantes a La Gracia por la fe; cuando envestido de un estado indemne de dignidad, hoy por La Gracia de Cristo; soy presentado delante de Ti, Padre; puro y digno; tras este estado irrecusable, que me encuentro ya; para que muy solícito, yo aquí de forma muy vehemente; te pida a Ti Padre, en el nombre de Jesús; me preserves desde hoy, y para siempre; tras el mismo estado incólume de santidad, que aquí ostento ahora; sin que en la correspondencia de una perfecta comunión, entre los dos; que transciende por
  • 24. Cristo, con Él y en Él; tras una frecuente reconciliación diaria; me permita a mí inmaculado, en todo tiempo y lugar; recurrir con mis necesidades a Ti, Padre; para que Tú así por añadidura, me las satisfagas sin ningún reparo; sin embargo, Tú que conoces mis necesidades; desde antes, de que yo te las exponga; reponme Padre en el nombre de Jesús, sin más dilación;reponme conforme al suceso de La Cruz, tu restitución resarcitoria; que de mi referente apremio, LaPalabra; ya aquí es conteste, tras la propuesta de mi oración; así: Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído; Porque hoy Padre, desde lo hondo mi alma grita: “Jesús, hijo de David; ten compasión de mí; Jesús, hijo de David; ten compasión de mí; Jesús, hijo de David; ten compasión de mí”; reponme Señor, reponme: (Especificar el favor). He aquí Padre la petición de mi corazón, que expongo delante de Ti; para que conforme a La Verdad de tu Palabra, hoy Tú le concedas la
  • 25. intención a esta oración; que en correspondencia unívoca responde así, tras la convocatoria de esta promesa tuya: “Pedid y se os dará, para que vuestro gozo sea completo”; la venia pues de una voluntad directa, que exhorta mi esperanza; al recabar en la concesión de La Gracia, el favor; que tras tu visión aloja la rema de LaVerdad, para cumplimiento de esa premisa; tras sentar yo sobre la tierra, este día: “hágase Padre en el nombre de Jesús, tu divina voluntad; que LAAUTORIDAD ABSOLUTA DEL VERBO, por mi boca; hoy decreta para revelación empírea, de tu gran señorío; tras la potestad testimonial de Cristo; dondetu providencia pone en vigor su gestión, el manifiesto; que inherentemente, en el seno de tu disposición volitiva; enuncia el amor que El Espíritu Santo, oportunamente plasma sobre mí; conforme a esa volición, ya prevista en El Verbo”; para que así de esa forma, Padre; hoy tu santo nombre sea glorificado en El Hijo, como está escrito; tras la persona de ese hijo amado, en
  • 26. el que Tú te complaces y te deleitas; y, has sentado a la diestra de tu trono; dándole toda autoridad en el cielo y en la tierra; para que ni la hoja de un árbol, caiga al suelo; si Jesucristo, como rey y soberano sobre el universo entero; así no lo decreta ad nútum, en Dios Padre; a la luz de La Palabra; tras la que el poder creador de Dios dispone por mi boca, de esa autoridad; a fin de que con la autoridad, que confiere Dios Padre a su Palabra; en la persona de Cristo; yo, en el nombre de Jesús; anule toda sentencia que Satanás haya dictado, contra mí o los míos; a causa de la culpabilidad de mi propio pecado, o bien del pecado de mis padres y mis ancestros; pues para justicia divina, El Señor redime a sus siervos; no será castigado, quién se acoge a Él; tras conculcar así el pecado a causa y efecto, los valores; pues entraña la propia voluntad del Padre Celestial, que en el nombre sobre todo nombre deJesús; dispensa en sí todo su poder creador; el mismo que en el Big Ban, creó todo de la nada; cuando El Padre eterno dispuso en El
  • 27. Verbo −Hágase− y todo fue hecho; juntamente a mi propia facultad, cuyo mandato obra así; tras la soberanía de ese gran poder creador divino, dictado en El Verbo. Eficacia de una fe que por mi boca cierne, el poder directo de Dios; para hollar serpientes, escorpiones y toda fuerza del adversario; en el nombre de Jesús; la verosímil Palabra de Dios pactada en la humanidadde Jesucristo, para deshacer las obras del diablo; mas así hacer hoy, la obra de Dios; pues yo soy lo que El Padre dice que yo soy, tras la autoridad electa de Cristo; suscrita así en La Verdad revelada del Verbo, que por mi boca; dirime el poder creador de Dios, como sigue: Pero poder creador del Señor, vendrá de nuevo sobre nosotros; y el desierto se convertirá, en tierra de cultivo; y la tierra de cultivo, será mucho más fértil. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que
  • 28. comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta; mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros y alabaréis el nombre de Jehovah vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado; porque El Señor es nuestro Dios, se acuerda de su alianza eternamente; pero hijo mío, no desprecies la corrección del Señor; ni te desalientes cuando Él te reprenda; porque El Señor, corrige a quien ama; y castiga a aquel, a quien recibe como hijo. Y el Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su eterna gloria en Cristo; después de un corto sufrimiento, nos restablecerá, nos fortalecerá, nos robustecerá y nos consolidará. Porque he que yo les traeré, sanidad y medicina; y les curaré; y les revelaré abundancia de paz y de verdad; tras conoceréis La Verdad, y La Verdad os hará libres. Así, Dios es nuestro amparo y fortaleza; nuestro pronto auxilio en las tribulaciones; tal que, ninguna condenación hay, para los que están en Cristo
  • 29. Jesús; pues Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias; porque Él por la ley del Espíritu, nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte; por cuanto Él mismo llevó en su cuerpo sobre el madero, nuestros pecados; para que nosotros estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por su herida fuimos curados. Por tanto, El Señor es mi pastor, nada me faltará; porque ya conocemos La Gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a nosotros; se hizo pobre, siendo rico; para que nosotros en su pobreza, fuéramos enriquecidos; así El Padre, que no escatimó ni a su propio Hijo; sino que lo entregó por todos nosotros ¿Cómo no nos dará también con Él, todas las cosas? Mi Dios pues, suplirá todas nuestras necesidades; conforme a sus riquezas en gloria, en Cristo Jesús; porque El Señor cuida siempre de quienes lo honran, y confían en su amor; como lo hago yo hoy así, en este tiempo de oración; donde devocionalmente las tratativas que dan
  • 30. esperanza, por las promesas de Dios; me urden en la esperanza de que todo, se cumplirá; porque bajo la autoridad absoluta del Verbo, se está cumpliendo ya; para cabal cumplimiento, tras tu gran compromiso; que culmina suscrito en esta promesa, así: “La Palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía; sino que hará mi voluntad, y cumplirá mi encargo”. Amén. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad; que ama El Señor. Aleluya. Aleluya. Aleluya: Padre nuestro, que estás en el cielo; santificado, sea tu nombre; venga a nosotros, tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; danos hoy, nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y, líbranos del mal. Padre, sobre la tierra; líbranos de todos los males,y concédenos paz en nuestros días; líbranos así Padre, en el nombre de Jesús; de:
  • 31.
  • 32.
  • 33. El latrocinio, el fraude, la debacle y la pérdida.
  • 34. La traición, el rechazo, la agresión y la soledad.Más en su lugar Padre, en el nombre de Jesús; pon en mi mano derecha, largura de días; y en la izquierda, riquezas y honra. Porque tuyo es el poder y la gloria; por los siglos de los siglos. Amén. Adempero María, ¡oh madre de La Gracia!; madre así de nuestro Señor Jesucristo; yo te ruego a ti aquí, muy encarecidamente; junto a todos los que viven en tu amistad, allá en el cielo; los ángeles, arcángeles, querubines,
  • 35. serafines, los ancianos, los santos de la Iglesia; más los santos de Dios; intercedan todos juntos, al unísono; delante de nuestro Señor Jesucristo, en favor de mi oración; alcánzale ¡oh Madre Santa!, de nuestro Señor Jesucristo; al lado de todos los seres vivientes en el cielo, el favor a esta oración. Eso, si antes yo no saludarte y venerarte a ti aquí; de la misma forma que así lo hiciera el arcángel Gabriel, el día de la anunciación: Dios te salve María, llena eres de gracia; El Señor, es contigo; bendita tú eres, entre todas las mujeres; y bendito es el fruto de tu vientre,Jesús;El Verbo de La Gracia, que por mi boca; fluye tras el poder creador de Dios sobre mí, en esta oración. Por tanto: Santa María, madre de Dios; ruega por nosotros los pecadores, ahora; y en la hora de nuestra muerte, amén. Entretanto, Padre; yo me propongo firmemente, enmendarme; nunca más, pecar; más huir así de todo deseo, de vulnerar; de nueva cuenta ya, tu ley; porque el que ama a
  • 36. Dios, guarda sus leyes; y Dios le ama a él; pues ésta, es la expectativa del ayo normativo; propuesto para que nos amemos así, unos a otros; amén, de una fe que ya nos pondera en las obras; la excitativa tutelar, tras un buen samaritano; que en lo conducente del Espíritu Santo, propende en obras de misericordia; para que hoy, sea yo; un prolijo y un insigne hijo, digno de Dios. Por ello yo te ofrezco Padre, en el nombre de Jesús; todo lo bueno y mejor de mí: mis obras, mi trabajo, mi esfuerzo, mi fatiga, mi constancia, mi paciencia, mi esperanza, mi renuncia, mi devoción, mis logros, mi triunfo, mi ofrenda y mis primicias; todo te lo ofrezco Padre; tómalo, recíbelo; pues con todo mi amor, lo presento; poniéndolo aquí, a los pies de nuestro Señor Jesucristo; para que unidos a los méritos de su gran pasión, y muerte; suba a Ti Padre, en incienso de sacrificio agradable; para el holocausto de tu especial alabanza, y de acción de gracias; que sólo Tú eres digno de recibir, tras el acto del sacrificio de Cristo;
  • 37. para expiación multitudinaria de nuestros pecados, como la del mundo entero. Por ende, Padre; en ad dendum de esta oración; yo hoy, también te hago la petición; a intensión de todas aquellas personas, que Tú; has convocado ya comparecer, delante de la presencia de nuestro Señor Jesucristo. Perdónales Padre: sus faltas, sus errores y sus pecados; conforme a tu infinita misericordia, tu infinita bondad, tu infinita justicia y tu infinito amor; desplegados sobre la humanidad, en La Cruz del Calvario; permíteles ingresar al reino de nuestro Señor Jesucristo, a contemplar la luz de su rostro; desde ahora y para siempre; concédeles por mi fe en nuestro Señor Jesucristo, el eterno descanso al lado suyo; para que inminentementeellos obtengan ya, su salvación sobre sí. Especialmente, oro Padre; en el nombre de Jesús; por la salvación de todos mis familiares, ancestros, parientes, amigos, compañeros, conocidos; y desconocidos de todas las generaciones; mas
  • 38. en tu Palabra, Tú estableces esto: se salvo tú, y serás salvo tú; y toda tu casa; pues yo arrebato Padre, en el nombre de Jesús; esa Palabra de salvación, sobre toda mi casa; para que por esa fe, hoy sean todos salvos en mi casa ya. Mas por los que estamos Padre, esperando aún aquí en la tierra; la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, al mundo; derrama en nuestro Señor Jesucristo, tu salvación también; para que ni uno sólo de nosotros, tampoco se pierda. En consecuencia, Padre; tras esa fe que yo te profeso hoy a Ti, en nuestro Señor Jesucristo; es que aquí sobre mí y los míos; yo despliego toda Palabra de salvación, sobre nuestras vidas; mas en LaPalabra Túmencionas también, tu fidelidad hasta por mil generaciones; pues yo arrebato Padre, en el nombre de Jesús; esa fidelidad tuya sobre mí y toda mi descendencia, hoy. Asimismo, te pido Padre en el nombre de Jesús; por la propagación universal cognitiva de esta epifanía; que en consecución redentora cunde
  • 39. sobre la humanidad, para su repercusión también; pues por la fe que lleva ínsito hoy su dogma, nos redimimos todos; llévala así al mundo entero y, provéele de Espíritu a su palabra; a fin de que el apresto de La Verdad esté presente para siempre, tras el impartir de su doctrina; sobre todas aquellas personas que desde la fundación del mundo, Tú escogiste para salvación de nuestro Señor Jesucristo; que cumpla así su cometido para el que fue escrita; cual es, la conversión de los pecadores a nuestro Señor Jesucristo; pues así como hizo conmigo, convierta a los que además aquí también por la fe; escriben en sus corazones ya quebrantados tras un arrepentimiento, delante de nuestro Señor Jesucristo; la reconciliación que suscita la prosecución espiritual, de su reflexión. Mas para que yo a Ti, en lo sucesivo; sepa amarte, honrarte, glorificarte y dar testimonio; tras mi fe en nuestro Señor Jesucristo, delante de los hombres;
  • 40. permíteme ¡oh Padre santo!, ya en este mismo instante; poder morir a mí mismo y así yo poder morir, a mi propio yo; morir a ese hombre viejo que en el pasado, ha sido de mí ya por demás; muy vanidoso, orgulloso, egoísta, envidioso, codicioso y soberbio; para que el hombre nuevo que hoy de mí aquí, ha nacido de nuevo ya; tras El Espíritu Santo que está en mí, que vive en mí, que mora en mí y que así actúa en mí; en adelante sea Él en mí, y no más yo; pues, en la medida que El Espíritu Santo; sea ya ahora en mí, y no yo; yo seré para Ti Padre, mejor; más bueno, más santo y más perfecto. Por ello entonces ¡oh Espíritu Santo!; permanece en mí y toma control absolutamente de mí; sé Tú ahora en mí, mi mentor; y mi insigne prefecto; pues Tú en nosotros, eres el que produce así; el querer como el hacer, por la buena voluntad de Dios; para que el producto de vivir ahora, según El Espíritu; produzca tras La Palabra ya cavada en mí, mucho fruto; pues La Palabra de Dios, es la semilla; que tras este corazón
  • 41. sediento de Ti, ha de brotar así dentro de mí; la tierra fértil de mí mismo, que Tú hoy Espíritu Santo; con el querer como el hacer, abona y riega; para que la autoridad absoluta del Verbo, germine en mí; mas al echar raíces profundas en mí, así crezca; y dé fruto en mí −fruto al ciento por uno− dé así pues, cosechas abundantes en mí:de amor, de gozo, de paz, de paciencia, de benignidad, de bondad, de fe, de mansedumbre y de templanza. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria; cuando uno grita el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos; aunque el justo sufra muchosmales, de todos los libra El Señor; Él cuida de todos sus huesos, ni uno sólo se quebrará; la maldad da muerte al malvado y, los que
  • 42. odian al justo serán castigados. Así, si El Señor no construyere la casa, en vano trabajan los que la edifican; si El Señor no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por tanto, al Rey de los siglos; inmortal, invisible; al único y sabio Dios; sea honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Aleluya. Aleluya: Que los ángeles del cielo, bajen a acampar alrededor nuestro; envía Padre, tus legiones de ángeles a nosotros; para que ellos todos sobre la tierra, nos ayuden, nos guíen y nos guarden; de este a oeste y de norte a sur; posa así Padre, en el nombre de Jesús; a tu arcángel Miguel, a la derecha de nosotros; para que él y sus ángeles nos guarden siempre, en la rectitud; de los embates del diablo y de toda su maldad; al arcángel Gabriel, a la izquierda de nosotros; para que él y sus ángeles guarden siempre, en la constancia; de nuestros hogares y de la familia; al arcángel Rafael, al frente nuestro;
  • 43. para que él y sus ángeles nos guarden siempre, el camino; que la autoridad absoluta del Verbo, en el amor del Espíritu Santo; traza de conformidad, con tu santa voluntad permisiva; donde asíobserva tras la senda sobre mí, en este día; el guardián que protege a ultranza, tus designios en la paciencia; mas al Ángel de Yahvé en cada uno hoy, detrás nuestro; para que Él y su recabada, omnipresencia; nos ayude siempre y en todo lugar, en todas las cosas; mas nos guarde y nos guíe así:Ángel de Mi Guarda, de mi dulce compañía; no me desampares ni de noche, ni de día; porque sin Ti, yo me perdería; mas guárdame en Ti, la esperanza de un nuevo día; donde todas las cosas en mí sean hechas nuevas cada día, tras La Palabra;la autoridad absoluta del Verbo que por mi boca, dirime el poder creador de Dios; concatenado toda vez tras la absolución de Cristo, sobre mí en este día; a la restitución de una comunión, que con El Espíritu Santo; la autoridad absolutadel Verbo me envía hoy a mí, así: “Vete en paz y no peques más”.
  • 44. Gracias Padre, en el nombre de Jesús; porque efectivamente, tras la acción del Espíritu Santo; yo he recibido de Ti aquí en mi corazón ya, tu clemencia; que puntualmente me prescribe hoy; la intercesión de La Gracia de nuestro Señor Jesucristo, en la autoridad absoluta del Verbo; donde yo, albergo mi fe; que subsiste tras la esperanza de mi oración, hoy puesta en Cristo; en quién confío, la consecución del favor anhelado; porque yo sé, que Tú siempre me escuchas; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya; pues, ya de conformidad con ella; la exégesis que aquí El Verbo expone, hoy tras esta invocación; traduce las escrituras enel propósito secular, que yo propongo; pero que Tú dispones, tras conforme a la resolución ahí del Verbo; asociado, a la observancia de mi propio bien; “porque a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”; para miramiento de una franca conversión, tras la que Jesús; hoy noshace así mismo, esta prevención: él que quiera venirse conmigo,que se niegue a sí
  • 45. mismo; que cargue con sucruz, y me siga; donde negarse así a sí mismo significa, amar aDios sobre todas las cosas; yal prójimo como a sí mismo; mas amarse a sí mismo significa, cargar la cruz de la aceptación de uno mismo; con todas las limitaciones y circunstancias actuales, que nos ha tocado vivir en el anfiteatro de la vida; para que desde el escenario que ostenta, la propia situación personal; ahí resolvamos tras echarnos la cruz al hombro, seguir en pos de Cristo; pues la aceptación de una nugatoria en el necio, insulsa e hipócrita; da lugar a el amor per se del hombre por el hombre, que incidentalmente implica; la ausencia de un Dios Todopoderoso, para autodestrucción así del hombre mismo; porque a los que aman el amor propio, todas las cosas les ayudan a mal; a fin de que nosotros mismos, una vez reducidos a las esquirlas; tras la impotencia de nuestras propias limitaciones, nos abandonemos en pos de Cristo; donde preponderantemente está, el control sobre
  • 46. todas las cosas creadas; y la autoridad para hacer cosas extraordinarias, en cada una de las cosas ordinarias que existen; para bien dequienes tomen tras sí su propia cruz, y le sigan; porque Dios en sus infinitudes ilimitadas, toma del suelo las esquirlas desperdigadas de nuestras vidas; para volver así a reunirlas tras a la sazón de nuevo; pues igual tuvo que hacerlo, incluso Jesús; que pese a la impertinencia de Pedro, de todas formas se despojó de sí mismo; tomando la culpa de La Cruz en pos de recoger, y reunir del suelo; las esquirlas que quedaron desperdigadas allende de nuestra salvación; cuando en esa ocasión, Pedro le reconvenía ahí; para disuadirle de que no muriese así en otrora, ejecutado; por lo que tuvo Jesús entonces, que increparle de esta manera… ¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! Indefectiblemente Padre, tus pensamientos no son nuestros pensamientos; y nuestros caminos, no son tus caminos; porque indiferentemente, desde
  • 47. luego; hoy tus planes descienden, desde el cielo a la tierra; mas los nuestros, van de la cabeza al suelo; haciendo que tus planes indubitablemente, tras los nuestros; sean siempre de por sí mayores; “porqueyo sé los pensamientos que tengo acerca devosotros, dice El Señor; pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Por ello Padre, hágase en el nombre de Jesús; tras la obra hoy en El Espíritu Santo, tu expeditavisión escrita; que sobre mí tramita la autoridad absoluta del Verbo, siempre y en todo lugar; porque aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad; mas no temo, porque el perfecto amor; echa fuera el temor; no temeré, aunque la tierra sea removida y los montes se desplomen en el mar;y aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno; porque Tú estarás conmigo; tus ángeles me sostendrán, para que mi pie no tropiece en la piedra; tu vara y tu cayado, me infundirán aliento; y hasta que
  • 48. ponga a tus enemigos por estrado de tus pies, delante de nuestro Señor Jesucristo; líbrame del lazo del cazador; aderezas mesas delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite, mi copa está rebozando; pues si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Así, El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré; pues todo aquello que entorno a mí, tras acontecer sobre mí; deviene así de la propia voluntad de Dios. Consecuentemente, confiaré en el amor eterno de Dios; porque Él es el único que siempre está aquí con nosotros, en Cristo Jesús;la autoridad absoluta del Verbo que tiene vigencia en Dios Padre, para hacer por la labor del Espíritu Santo; su santa voluntad directa sobre mí, en este día; para gloria y honra hoy de las escrituras, aquí invocadas; que el poder creador de Dios estipula en potestad de imperio, sobre todas las cosas creadas por La Palabra; pues desde esa potestad de imperio, que en su carácter evolutivo de las cosas; La
  • 49. Providencia tras El Verbo discurre: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas; hoy nos provee en la esencia misma de LaPalabra, que tienen todas las cosas creadas en Cristo; la esperanza, que tras la autoridad absoluta del Verbo; nos repone de nuevo toda su cobertura, propia a mí; así: Gustad y ved que bueno es El Señor; pues hoy indeleblemente, “Jehovah va delante de ti; Él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides, tras la iniquidad que nos azora. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehovah tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti, serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a Él día y
  • 50. noche? ¿Se tardará en responderles?Os digo que pronto les hará justicia; pero serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehovah; y, aunque la visión tardara aún por un tiempo, más se apresurará hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará; entretanto, creed en Jehovah vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Pero ¿Quién como Jehovah, nuestro Dios; que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra? Él levanta del polvo al pobre y al menesteroso alza del muladar; para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo”. Así, Gustad y ved que bueno es El Señor; que tras su gran misericordia, puede ser más perceptivo de lo que uno piensa; de ese “de
  • 51. repente de Dios”, que muy ávido yo aquí; espero de Ti, Señor. Amén. Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo; como era en un principio, ahora y siempre; por los siglos de los siglos. Amén. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  
  • 52.
  • 53. No existe fe, sin alabanza. No existe alabanza, sin oración. No existe oración, sin confesión. No existe confesión, sin arrepentimiento. No existe arrepentimiento, sin obediencia No existe obediencia, sin rectitud. No existe rectitud, sin misericordia. No existe misericordia, sin obras. No existen obras, sin ofrendas y primicias. No existen ofrendas y primicias, sin acción de gracias. No existe acción de gracias, sin trabajo. No existe trabajo, sin paciencia. No existe paciencia, sin esperanza. No existe esperanza, sin sufrimiento. No existe sufrimiento, sin dolor. No existe dolor, sin sacrificio. No existe sacrificio, sin ayuno. No existe ayuno, sin oráculo del bautismo en El Espíritu Santo. No existe bautismo, en El Espíritu Santo; sin La Gracia de nuestro Señor Jesucristo. Y no existe así, La Gracia; sin la fe en nuestro Señor Jesucristo.
  • 54. La disquisición de la fe en el creyente, culmina en una sola cosa; “la fe en Cristo”; mas el último de la lista, es el primero; donde el primero, no existe sin el último; si el último no existe así ya, tras del primero –la llave maestra− porque de lo contrario sería necesario entonces, de todo lo demás; mas está bien demostrada la utopía del hombre, para justificarse a sí mismo; pues la fe así en Cristo, es la llave que ciertamente tras el pecado; nos abre a la salvación, a la bendición, y a la constancia; que tras La Gracia practicamos en todas las demás cosas, por la fe en Cristo. Para continuar, pulse la llave de la fe en Cristo. La fe en Cristo. (La llave maestra que hoy nos abre las puertas y, las ventanas de los cielos).
  • 55. ¡Felicidades!   ¡Bienvenido!   Has conseguido abrir, las puertas y las ventanas de los cielos.Pero ahora, espere −a Dios rogando con el mazo dando− porque esto es un proceso, que de hecho hoy; ya ha iniciado. Aunque tardare, espéralo; porque sin duda vendrá, no tardará. Bendito quién confía en El Señor, y pone en El Señor; su confianza. Será un árbol plantado, junto al agua; que junto a la corriente, echa raíces; cuando llegue el estío, no lo sentirá; su hoja estará verde; en año de sequía, no se inquieta; no deja de dar fruto.
  • 56. En consecuencia, escucha con atención: La Parábola del Perno- Tornillo. (De Víquez)   Había una vez un perno, que decidió situarse en el cielo de una habitación; la más sugestiva; pero por razones en la calidad de la madera, en algunos casos; y por la acción del comején, en otros; al tiempo los pernos fueron desprendiéndose, hasta quedar él íngrimo ahí en la soledad; tras una encrucijada que termina intrincándole además,su quimera. En consecuencia, el perno imploraba para que el dueño volteara su rostro; a dónde él se hallaba incrustado; mas aquel al constatar que el cielo de la casa, estaba a punto de desplomarse en ese sitio; se apresuró muy presto, a pegar primero el cielo en conflicto; tras asistir el perno, que ahí yacía lidiando solo; el que ya de por sí exhibía, la fatiga de la sobrecarga. Así, cuando el perno avizora en su mente; que el dueño se decide a sacarlo de la penitencia, exclama: ¡ya no
  • 57. puedo más, estoy a punto de colapsar!; ¡Sácame de aquí ahora mismo, sin más dilación! Empero, el dueño le replica: “espera, porque primero tengo que colocar algunos pernos más; para que ellos te ayuden a sujetar el cielo, mientras yo te relevo de ahí más impotente; pues tú para asir tu fuerza, tras incrustarte ahí; tuviste que girar alrededor de quince vueltas; mas para sacarte yo necesito a la inversa, girarte la misma cantidad de veces. Entiendo, pero no puedo sacarte de una sola vez; como tú pretendes, que yo lo haga ya; pues antes, necesito bregar con el entorno; y después, contigo mismo. Por ello, quiero que soportes estoicamente un poco más; hasta que finalmente puedas ver cumplido, tu deseo; entretanto no desesperes, pues yo he metido la mano ya en el asunto; pero piensa así tras la situación, en lo importante que tú eres para mí; porque si a la vez comprendieras que el cielo de la casa, en este sitio; ¡ciertamente, pende de ti!; convendrías conmigo, en que yo haga ahora; primero lo mío”.
  • 58. Moraleja:“Dios necesita, que soportes tu propia penitencia; a fin de que el cielo, en conflicto; no se desplome sobre ti, tras confinarte así en tus malas decisiones; las que ahora, lo tienen al borde del colapso en la vida; mientras Él prepara así ya el entorno, y oportunamente lo saca en cada vuelta; más impotente, del mundo que le intrincó un universo de oportunidades; tras del que muy vehemente, pides ya: Dios mío¡Sácame de aquí ahora mismo, sin más dilación!”. “Amén”.
  • 59. EPÍLOGO Sinembargo, está claro; que Dios en esta epifanía, no nos explica; ¿porqué es que nosotros, debemos sufrir? pues el mal es un misterio que Dios aquí, no revela aún; pero sí nos explica exhaustivamente, hasta la saciedad; de ¿cómo es que nosotros debemos sufrir en la brecha, los avatares de la vida? pues el sufrimiento es parte nuestra desde el principio; desde el mismo parto que somos concebidos todos, el sufrimiento nos acompaña ya; somos ahí tras el dolor, hechos hijos del sufrimiento también; mas la propuesta de Satanás: “Es que no suframos, nunca”; el ¿Porqué?, tampoco lo sabremos todavía; pues forma parte del mismo misterio, antes mencionado; pero sí desconfiemos entonces, de evitar sufrir; pues estamos consagrados para Dios, desde el propio vientre materno; mas cuando ya nacemos, vivimos para ser salvados y bendecidos por nuestro SeñorJesucristo; una y otra vez, toda la vida. Por ello, dentro de la penitencia; que hoy nos
  • 60. toca padecer a todos, tras la prueba; trátese así, de una enfermedad; o bien, de una circunstancia especial; la epifanía, nos enseña; que es de nuestra prerrogativa siempre, esperar en Cristo –a morir siempre, con las botas puestas− ya que cuando se sufre, en el primero de los casos; nos es menester esperar hasta la propia muerte, nuestra sanación deprecativa puesta en Cristo; porque escatológicamente, si al final morimos; en ese extremo por la misma fe, sabemos; que la aparente “muerte” semánticamente, no establece muerte; pues sólo es la realidad de una transición que cede en la oportunidad, a un nuevo remanso de paz; para salvación nuestra, de una vida eterna en Cristo; pero cuando se sufre, en el segundo de los casos; nos es menester esperar hasta el propio fracaso, nuestra solución deprecativa puesta en Cristo; porque secularmente, si al final fracasamos; en ese extremo por la misma fe, sabemos; que el aparente “fracaso” semánticamente, no
  • 61. establece fracaso; pues sólo es la realidad de una transición que cede en la oportunidad, a un nuevo remanso de éxito; para bendición divina, de una vida terrenal en Cristo; porque esta es la fe en Cristo, que tras el sufrimiento que impera; marca la frugalidad de una persona mejor planteada, espiritualmente; pues sin pretender tampoco Dios, en esta epifanía; entrar a revelar el otro gran misterio, que constituye la trinidad de Dios; nos enseña, a como recurrir en el sufrimiento; tras la esperanza en Cristo, a la trinidad de Dios; cuando despojados por la fe, recurrimos; a un Dios con nosotros, tras Enmanuel; para recibir en prenda de Cristo, las entidades de: El Poder, La Gracia y El Amor; donde El Padre integra, la voluntad de Dios; el poder creador de la providencia de Dios; mas Cristo, La Gracia de Dios; la autoridad absoluta del Verbo de Dios; y El Espíritu Santo, el don de Dios; el amor infinito de la comunión de Dios; quién plasma así, sobre todo lo creado; el poder creador del Padre, y La Gracia de Cristo;
  • 62. tras el don, que Él mismo despliega; pues El Espíritu Santo, es el amor de Dios; que tras la fe en el nombre de Jesús, promueve la voluntad del Padre Celestial; donde La Gracia de Cristo derramada en La Cruz, autoriza así mover la mano de Dios; para cambiar en el cronos de su cairos, por el amor; los signos, que según los indicativos; amenazan con la posibilidad de hacernos un pronóstico, reservado; tras incidencias que sugieren asumir posiciones, autárquicas; condicionadas a situaciones hipotéticas, que no se han dado; pues en hacer correctamente esta distinción en el sufrimiento, mas radica la fe en Cristo; que persiste hasta que la esperanza la veamos hecha, en lo que ya no esperamos; aunque, ella resulte en cierne falazmente; ser sólo otra transición más de una realidad que cede en la oportunidad, a una nueva esperanza de nuevo en Cristo; de cada vuelta, que nos toca dar; para salir del mundo de aflicción, que estamos incrustados.
  • 63. “El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos,todos los pueblos tu salvación; pues su misericordia es más grande, que nuestros pecados; no obstante tendréis tribulación en el mundo, pero yo he vencido al mundo; por demás, la tribulación produce constancia; la constancia, virtud probada; la virtud, esperanza; y la esperanza no defrauda. Os he dicho estas cosas, para que tengáis paz en mí; porque yo he vencido al mundo. En consecuencia, todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece; pues somos más que vencedores en aquel que nos amó; porque mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo; sufriendo así, su propia penitencia; pero sin obviar, nunca; el protocolo que esta epifanía, hoy aduce ídem; a expensas de la tribulación del protagonista, ausente; el cual tras probar la virtud de su paciencia, en la constancia; pone su esperanza en Cristo; para que en medio del dolor, o del fracaso en que se encuentra estacionado;
  • 64. pueda en concomitancia de la fe, ver las cosas como si fuesen; pues suponen evidentes signos de alivio, que devienen; dentro de una próspera recuperación, en función de una sólida constancia; verificada en la comprobación de su sucedánea virtud, la paciencia; que precede a la esperanza, tras la esperanza que no defrauda nunca; cuando aún en la vida signifique, tener que comenzar de nuevo todo; pues por la fe que aquí pretende incoar en Cristo, una reposición; hoy desfoga la virtud de la constancia; para que eventualmente en cada vuelta, ante una bien depurada paciencia en la constancia; Dios, considere al fin; conforme al crecimiento espiritual y, a la madurez alcanzada; sacarlo del seudo sufrimiento, según la visión; “porque sin duda vendrá, no tardará”. Mi oración se dirige a Ti, Dios mío; el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude; respóndeme, Señor; con la bondad de tu Gracia; por tu
  • 65. compasión, vuélvete hacia mí. Yo soy un pobre malherido, Dios mío; tu salvación me levante; alabaré el nombre Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. Miradlo, los humildes; y alegraos; buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón; que El Señor escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos. El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá; la estirpe de sus siervos la heredará; los que aman su nombre vivirán en ella”. Amén. Entretanto, sin renegar y condenar; sin maldecir y blasfemar, ya más; anímese ahora mismo a crucificarse con Cristo, en La Cruz del amor; tras conmutar el sufrimiento propio, al de Cristo; donde el sufrimiento propio, es ahora el de Cristo; y el de Cristo, es el propio; pues el propio, no será valioso; si no es convalidado, en el icono de La Cruz del Calvario; donde el dolor, en sí valioso; sufrido, allá por Cristo; usted hoy lo ofrece al Padre con los propios, en virtud de la constancia; para el holocausto de su especial, alabanza; y de acción de gracias. Ω
  • 66.
  • 67. Dios se glorifica siempre, no tardará. FIN