3. La mayor parte de los terremotos de gran magnitud se originan
en zonas de subducción donde una placa oceánica se desliza
bajo una placa continental o bajo otra placa oceánica más joven.
Cuando esto ocurre en el suelo oceánico puede dar lugar a un
tsunami (palabra japonesa que significa "ola en la bahía"). El
tsunami está formado por una serie de ondas oceánicas
extremadamente largas -con longitudes de onda del orden de
cientos de kilómetros- que, en aguas profundas, se propagan a
una velocidad que puede superar los 800 kilómetros por hora. A
medida que el tsunami alcanza aguas costeras la columna de
agua reduce su velocidad, aumentando rápidamente la energía y
la altura de la ola. Las aguas se retiran justo antes que el
tsunami irrumpa, dejando en ocasiones los arrecifes al
descubierto, como muestra la imagen.
4. El tsunami embiste la costa arrasándolo todo tanto al entrar en tierra
como al salir de nuevo al mar. De hecho, la ola de regreso puede ser tan
devastadora o más que la de entrada, ya que cuando la masa de agua
fluye de vuelta al mar arrastra escombros que aumentan su fuerza de
empuje.
5. Los terremotos submarinos, que por lo general ocurren a causa de los
movimientos de las placas tectónicas de la Tierra, hacen que el agua de
la superficie ascienda o descienda. Las olas de un tsunami se forman a
medida que el agua desplazada, la cual se mueve a causa de la gravedad,
intenta regresar a una posición estable.
Los deslizamientos de tierra submarinos pueden generar grandes
terremotos y originar olas tsunamis que se forman cuando el agua intenta
regresar a una posición estable.
La erupción de volcanes submarinos también puede generar suficiente
fuerza para crear una gran columna de agua y dar orígen a un tsunami.
Los impactos des asteroides perturban el agua de la superficie, a
medida que la energía de los pedazos es transferida al agua.
6. Muchas ciudades alrededor del Pacífico, sobre todo
en México, Perú, Japón, Ecuador, Estados Unidos y Chile disponen de
sistemas de alarma y planes de evacuación en caso de un maremoto
peligroso. Diversos institutos sismológicos de diferentes partes del mundo
se dedican a la previsión de maremotos, y la evolución de éstos es
monitorizada por satélites. El primer sistema, bastante rudimentario,
para alertar de la llegada de un maremoto fue puesto a prueba
en Hawái en los años veinte. Posteriormente se desarrollaron sistemas
más avanzados debido a los maremotos del 1 de abril de 1946 y el 23 de
mayo de 1960, que causaron una gran destrucción en Hilo (Hawái).
Los Estados Unidos crearon el Centro de Alerta de Maremotos del
Pacífico (Pacific Tsunami Warning Center) en 1949, que pasó a formar
parte de una red mundial de datos y prevención en 1965.