El documento describe el IV Festival del Alma que tuvo lugar en la casa del poeta Juan José Barreto en Las Calderas, Trujillo, Venezuela. Los poetas se reunieron para compartir sus palabras a través de la poesía y la música. El festival celebra el alma y la amistad entre los poetas. Juan José Barreto dio la bienvenida a los poetas con un poema que captura la esencia del festival como un espacio para expresar la creatividad y sensibilidad a través del canto y el verso.
Iv festival del alma. poesía en las calderas de trujillo venezuela.
1. IV FESTIVAL DEL ALMA. Poesía en Las Calderas de Trujillo-Venezuela.
Escrito y fotografías de Gregorio Riveros.
**El autor se reserva los derechos para uso de todos. (DERECHOS
RESERVADOS PARA TODOS LOS LECTORES).
En una casa sembrada en el bosque, en “Las Calderas” de Trujillo
(Venezuela), donde vive nuestro amigo el poeta Juan José Barreto (Juancho
Barreto), las palabras tomaron asiento, jalaron sillas y se pusieron cómodas.
Estaban invitadas para el “IV Festival del Alma”.
Es un espectáculo maravilloso ver a los poetas y escuchar sus palabras
decantadas que invaden el aire y sorprenden los silencios, nuestros silencios, y se
acompañan con música y armonías que salen de la profundidad misteriosa de la
montaña.
La poesía y los poetas lo saben, el Festival del Alma, es una convocatoria
de todos los años, el 12 de diciembre. Todos los poetas tienen una invitación
extendida, automática y permanente en esta fiesta de la palabra. Nos invitamos
este año 2015, y los que vendrán, sin lapsos de tiempo, porque es renovable y
automático. Es perdurable, y además, es una invitación infinita.
Es un festival donde la poesía se apropia de todos los rincones de la casa,
se apropia de todos los rincones de nuestro Ser. Nos llena, nos invade, nos
desborda, pero en esencia nos satisface y nos alegra. Es un festival para el alma,
para los que tienen alma, y también para los que no tenemos alma, pero que
insistimos en esa maravillosa locura de hacer un alma y vivir aferrados con ella
hasta el final de nuestros días. Es como dibujar la vida. Alma por la cual nos
convocamos.
Este año no fue en vano, y la intensidad de la vida quedó probada. Plenitud
que se siente, como una invocación, como una grandísima oración tejida en
música y verso; y celebrada, con la finura dulce y aromática del cocuy de penca, y
la inquebrantable amistad de todos nuestros hermanos de la poesía y la palabra.
Un abrazo a todos mis hermanos poetas, por estremecer los cimientos de la
energía vital que nos hace perdurar con más intensidad, gratitud, y amor por las
bondades y bravuras de la tierra.
Este año 2015, nos recibió el poeta Juancho Barreto, nos recibió El Festival
del Alma, nos recibió la tierra trujillana de Las Calderas. Y el poeta, nos leyó su
palabras, que vislumbraron este grato evento: “QUERIDOS POETAS, DE VERAS
LES ECHAMOS DE MENOS!! Verlos como hormigas alrededor de un dulce verso/
de una abrillantada canción que nos habla de ella y una puerta cerrada/ le gusta a
mi alma. Ese es mi verso hoy, mi alma volandera con los grillos entre el café y los
naranjos de mi infancia jugando con los claroscuros de Las Calderas donde las
viejas piedras de Cal vuelven a reventar de tanto cantar canciones a plateados
fantasmas, a los que desandan tristezas en estos caminos de jumangues.
Aquí no nos preguntamos nada. Aquí cantamos, aquí la comida se vuelve cocuyo y
dónde andarán aquellos que no vendrán o se irán para otra fiesta. Me gusta verlos
aquí en esta casa
2. dibujando simplemente la noche con risa afilando La cuchilla de siete filos
sensibles como pájaros, elevados como colibríes, raros aborígenes trayendo a sus
dioses a comer y a beber.
Cantamos para que rían ríos de risa Risa colibrisa ríos de trompos giroscópicos y
de sueños posibles, risa sensible sencilla, osamenta musical, mandíbula de
estrellas, lengua de magas y magos hechos hombres. Verlos como hormigas que
traen hojas de pájaros estelares rutas de viajeros transparentes, traen tiempos y
viejas palabras, traen papeles y nuevos ritmos, traen abrazos para abrazar a los
bucares centenarios y traen lo que no pueden llevar a otra parte.
Se traen, se vienen y se cantan un festival
Aquí se canta para seguir cantando, cantando lo que necesitamos cantar. Aquí se
versa el verso al reverso y al revés. Aquí se sueña despierto para que el amanecer
no nos agarre dormidos. ¡Bienvenidos!
Nos mueve un deseo escondido, escindido o prohibido
encontrarse desde el canto para cantar cantando
Somos una escena poética y humana, casi tétrica para la sociedad mentirosa. Nos
miente, nos hace creer útiles a sus espectáculos y no somos más que eso. Aquí
somos teatro, escena, ritmo, nadie oculta sus deseos de cantar, no nos
reprimimos, nuestra sensibilidad es más poderosa que nuestra fuerza física. No
venimos a identificarnos unos con otros, somos diferentes desde el lugar en que
nos parecemos, nos volvemos curiosidad mas no conquista. La curiosidad del
Festival es el encuentro de particulares, nos une el verso, el estribillo del Colibrí. El
alma del festival. Creemos en lo imposible porque hemos sobrevivido a las
posibilidades de las soledades colectivas. Vemos en lo sensible el puente para lo
mejor, la rebeldía y la belleza. Consideramos lo justo en el lugar de lo justo, en ese
momento en que los seres humanos se abrazan para creer en ellos mismos. La
sensibilidad es el sencillo acto de comprender desde cualquier abismo.
¡Bienvenidos!
El que bien viene bien le va. La casa crece. Los grillos y las estrellas se aparejan.
El afecto no es un efecto superficial ni un método. Es el ánimo sencillo para tratar
al otro como lo que es en su fondo. Vienen bien, traen versos y guitarras, son una
gracia en cada acto, vienen a ver a los que vienen.
Ahora seremos tres. Nosotros, los grillos y las estrellas. Esta es la indumentaria
festiva para seducir al festival. este evento es lo que somos. Nos elegimos como
una parte de esa pequeña triada cósmica de alma, de canto y luz distante capaz
de dibujarnos. De aquí iremos a cualquier parte, a todas las partes”.
Con estas palabras del poeta Juancho ( Juan José Barreto), se dio inicio al
recital de poesía y música en la Casa del Alma en Las Calderas de Trujillo
(Venezuela).
Escrito por: Gregorio Riveros.