Como todos los años se celebró la cena de verano de la Asociación del Secretariado Profesional de Madrid. La cena tuvo lugar en el Hotel SILKEN PUERTA DE AMERICA.
El Puerta de América tiene una arquitectura espectacular, de hecho debería ser visita obligada para los amantes de la arquitectura de vanguardia.
Un grupo de asociados tuvo la oportunidad de visitar algunas plantas, ya que cada una está diseñada por un arquitecto y tienen estilos completamente diferentes.
Tras la visita al hotel, fuimos agazajadas con una copa de bienvenida cortesía del Hotel y posteriormente subimos a la planta 5, diseñada por Victorio y Luchinno donde estaba el salón preparado para la cena. Hay que resaltar que la cocina es impresionante y el servicio inmejorable.
Desde aqui queremos agradecer a Eva García de SILKEN su buen hacer, profesionalidad y encanto personal, sin ella nada habría sido igual.
EL QUIJOTE.pdf Libro adaptado de la edicion vicens vives de clasicos hispanicoss
Cena de verano 2012 organizada por ASPM
1. CENA, DEL VERANO 2012, OFRECIDA POR ASPM EN EL
HOTEL SILKEN PUERTA DE AMÉRICA
Hola a todos:
A los que asistimos a la cena de verano, organizada por nuestra querida
asociación y a los que, por cualquier motivo, no pudieron acompañarnos.
Esta vez me han dejado sólo unas horas para poder contaros cómo fue
todo. Espero acertar, porque aún estoy extasiada por la mini visita que nos
organizaron para conocer algunas plantas del hotel.
Empezaré por la visita al hotel, informándoos de paso que por fin
entendí el dicho de “se vende una experiencia”. Si no recuerdo mal
visitamos 5 plantas.
- La 1ª, diseñada por Zaha Hadied. Sin duda alguna la que más me
impactó. El material escogido, siendo de un blanco inmaculado y muy
habitual en decoraciones de las actuales cocinas; se nos hace increíble
cómo, en manos de esta gran creativa, cambia totalmente hasta
convertirse en un material “noble”. Como mujer, su diseño tiene unas
formas redondeadas, sinuosas, con esencias de la magia oriental que
tan bien representa su país. Eva nos dijo que fue tal el éxito obtenido
en esta planta, que la subieron de categoría por la batalla de los
huéspedes por conseguir habitación en ella. La verdad es que no me
extraña. Yo defendería, con navaja en la boca, el derecho de tomar un
baño en una bañera blanquísima, en la que tienes la sensación de poder
perderte, ya que emula lo más profundo de una gruta.
- La 2ª, realizada por Norman Foster, mucho más “convencional” -por
decirlo de alguna manera, ya que la primera te deja tan asombrada,
que ésta te devuelve a una deliciosa “normalidad”-. También es
profundamente acogedora, como la totalidad del hotel, pero reconozco
que aún ahora estoy hechizada por la arquitecta-diseñadora de la
primera planta que, aprovecho para dejar constancia de que me
encanta que alguien de mi mismo género haya puesto el listón tan
sumamente alto. Foster trabaja con elementos nobles (cuero), líneas
depuradas y sobrias, dejando un espacio a la relajación, llegando a un
resultado –como él- profundamente elegante. No cabe duda de que su
propuesta invita al descanso.
- La 7ª, cuyo artífice Rom Arad, da en la diana. Aquí nos mostraron
una habitación con una cama redonda que daba a un amplio ventanal,
desde el que se pueden ver unas vistas de Madrid magníficas. Esta
habitación cuenta, a mi modo de ver, con una de las concepciones más
atrevidas que haya visto nunca, en la manera de combinar los sanitarios
y la composición que hace, tanto de ellos entre sí, como de su
integración en la habitación. También sorprende los pasillos de la planta
y las puertas de entrada a cada habitación.
2. - La 12ª, en la que vimos una suite de 140 m2 (¡Vamos! Como
nuestras casas….). Yo ahí…, casi me pierdo. ¡Alucinante! Es lo único
que puedo deciros. 2 habitaciones, salón, comedor, vestidor, baños,
bañeras… la mayor parte de ello dividido con paneles móviles para crear
cuantos espacios se quieran y con una sofisticación de formas, mezclas,
colores y texturas que se convierte en un sueño. Eso sí, para muy
pocos… (snif…)
- Acabamos en la terraza, en donde yo (que soy tan valiente…) me
“arriesgué”, cogida como una posesa a Eva, que era nuestra anfitriona,
a dar un paseo por una baranda que hay detrás de los ascensores con el
suelo de cristal y desde donde se divisan unas vistas que pocas veces
podremos disfrutar.
Me temo que haya dejado una planta sin hablaros de ella.
Francamente, no había previsto tomar nota y… ¡Vaya si tenía que haberlo
hecho…!. Creo que me dejo algo en el tintero. De todas formas, no tenéis
más que meteros en la página web del hotel y cotillear por sus plantas y sus
fotos. Aunque he de deciros que, como realmente es una experiencia…,
dicha experiencia hay que vivirla; vale de poco explicarla (como yo estoy
intentando hacer en vano); por mucho que retuerza las palabras, o que me
fatigue cerebralmente, no voy a conseguir ni siquiera daros una pincelada
muy desvaída de lo que vi. Si en la reseña del curso que se realizó hace
poco aquí ya os dije que salí encantada… ahora ni os cuento.
Pero vayamos, tanto al coctel, como a la cena.
Cuando bajamos de la terraza a disfrutar de nuestro coctel, cortesía del
Silken, yo ya estaba con tal borrachera de belleza que casi me sobraban las
copas de cava –por cierto, buenísimo- que me ofrecieron nada más llegar.
La verdad es que la bebida hacía muy buena combinación con lo que
acabábamos de vivir. La visita fue más amplia de lo que habían previsto las
organizadoras y cuando bajamos la oferta de picoteo había mermado
ostensiblemente. A las 10 de la noche, ya se sabe, el hambre comienza a
hacer estragos.
Volvimos a subir a la planta nº 5, la realizada por Victorio & Lucchino.
Ésta ya la conocía porque fue donde se realizó el curso de multimedia del
que quedé tan encantada. No cabe duda de que la entrada sorprende.
Estos diseñadores no dejan a nadie indiferente. Son tan intensos, tan…-si
se me permite- exagerados en sus gustos y en sus concepciones que, o te
encantan o los detestas. Yo estoy en medio de las dos tendencias. Me
encantan, pero su exceso me agota. Para gustos… El comedor, muy
amplio. De un negro intenso y sorprendente. Las mesas inmensas. El
espacio entre los comensales maravilloso. Todo cuidado con mucho mimo.
La cena estuvo a la altura del hotel. ¡Estupenda!. Un gazpacho de
cerezas sorprendente y realmente bueno. (al principio lo miraba de través,
porque tenía miedo que quedara en “humo”). La combinación entre los
langostinos, el queso y las cerezas desemboca en una auténtica delicia.
(¡Pena no tener la receta…! ¿Alguien es amigo del cocinero? Si es así, que
me avise). La pintada con puré de orejones estaba deliciosa y al tener un
3. sabor “conocido” relajó nuestro paladar, para volver a verse sorprendido
con el primer postre que se llamaba “Panacota de jengibre con migas dulces
y gel de frutos rojos”, que no sé muy bien lo que significa, pero que estaba
“de pecao”. Pues no se acabó ahí la cosa. Al cabo de varios minutos
aparecieron con un segundo postre, este más convencional, se conoce que
para dejarnos descansar después de tantas emociones. A todo esto se
unió una estupenda conversación que una compañera, que para mí puso un
broche de oro en esta segunda estancia en el hotel.
La próxima reencarnación pido ser rica y pegarme estos lujos que solo
puedo oler de pasada. ¿Se me nota mucho la envidia –de la peor calidad-
que me corroe?
Besos a todos y hasta la próxima.
Gloria Martínez
Socia nº 272