Cuba siempre Cuba: Una de las formas de mejor aprender a escribir, es leer muchos buenos escritos literarios, hacer ejercicios orientados de escritura, y aprender algo de teoría literaria
Este documento presenta un ejercicio de escritura epistolar en el que los participantes escriben cartas de forma progresiva y cooperativa para crear una historia. Sugiere que dos o más autores escriban cartas alternadas sobre un tema común, generando narrativas independientes que interactúan. Explica diferentes variantes del ejercicio y consejos para mantener la coherencia entre las cartas de los diferentes autores.
Similar a Cuba siempre Cuba: Una de las formas de mejor aprender a escribir, es leer muchos buenos escritos literarios, hacer ejercicios orientados de escritura, y aprender algo de teoría literaria
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Cuba siempre Cuba: Una de las formas de mejor aprender a escribir, es leer muchos buenos escritos literarios, hacer ejercicios orientados de escritura, y aprender algo de teoría literaria
1. Cartelera Social
Cuba, siempre Cuba
El estilo epistolar (z1)
Esta modalidad de escritura por cierto fue bastante popular en cierta época, aunque
hoy día no es muy utilizada por los escritores. No obstante ello y como práctica para
la escritura, esta técnica expresiva es tan válida como cualquier otra.
El ejercicio que aquí se propone, consiste en comenzar escribiendo una breve carta a
un amigo o a un pariente.
Así se deberían plantear determinados y escuetos elementos, como ser por ejemplo:
nombre del destinatario, nombre del remitente, eventualmente nombre y descripción
de alguna otra persona, planteamiento de ciertos pedidos o de ciertas situaciones,
etcétera, etcétera.
La idea fuerza a aplicar en esta etapa, consiste en concebir estos diferentes elementos
en forma aislada y separada, sin tener ningún tipo de pensamiento o de intensión en
cuanto a la forma como ellos serán luego usados en la obra, y sin siquiera haberse
hecho una idea de cuál podría ser la temática a desarrollar en el escrito, o la
interpretación o conclusión que de allí eventualmente pudiera surgir.
Luego de completada esta primera parte, se aconseja dejar pasar un par de días sin
pensar para nada en la tarea iniciada, luego de lo cual se retomaría la carta hecha, y
sin retocarla para nada simplemente se trataría de ensayar una respuesta.
Este esbozo de contestación a la primera carta, o esta contestación desarrollada y
cuidada en su presentación, también debería concebirse de la manera que ya fue
indicada, o sea incluyendo en la carta-respuesta un par de elementos adicionales, sin
imaginar siquiera cómo podrían utilizarse ellos más tarde por los dos personajes en
pugna, sin plantearse siquiera cómo luego podría continuarse la historia. Y así se
seguiría, generando una carta por semana, o a lo sumo generando dos cartas por
semana. Esta forma de escritura la podríamos llamar estructuración en etapas, o
concepción en pequeños pasos.
Este ejercicio se presta para ensayar distintas variantes. Una de ellas consistiría en
reunir en el escrito final las cartas de ambos personajes concebidas todas por un
mismo autor, y otra solución podría ser por ejemplo incluir en la obra solamente las
cartas de uno de los personajes, desechando las respuestas o los esbozos de respuesta
del otro personaje.
Otra solución diferente y probablemente mucho más divertida y formadora, podría
consistir en repartir la tarea con otra persona que también se interesare en hacer este
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2. ejercicio, y así se podría interactuar con él o ella una o dos veces por semana, carta
va, carta viene, carta se envía, carta se recibe.
Y así, y de esta forma, en lugar de generar un solo escrito epistolar, en lugar de
generar una sola narración, se generarían dos narrativas independientes escritas por
dos diferentes autores, y que si bien tratarían la misma temática y trabajarían sobre
hechos concordantes, los enfoques, los estilos, y aún los mensajes o conclusiones,
eventualmente podrían ser diferentes de un caso a otro.
Esta concepción del ejercicio en donde participan dos escritores, ciertamente admite
diversas y diferentes variantes, y una de ellas podría consistir en algún momento
incluir en este experimento a una tercera persona. Y así se podrían generar tres obras
literarias diferentes en lugar de dos.
Otra variante podría consistir en que uno de los autores escribiera una carta que el
otro nunca recibiría. Se aplicaría así la técnica de la carta extraviada, la que sin duda
generaría conflictos, contradicciones, contramarchas.
Como puede verse, esta experiencia compartida entre dos o tres autores diferentes
puede llegar a ser muy divertida y motivadora. Seria una especie de colaboratorio
literario (una especie de colaboración-en-laboratorio en materia literaria).
Ya sea que un solo autor participe en este experimento, ya sea que sean dos o tres,
indudablemente se debe intentar que en la o las obras generadas se tenga
continuidad de estilo y coherencia de planteamientos.
Aunque eventualmente se podría admitir también alguna incoherencia que otra, o un
requerimiento absurdo, o algo que no encajara, especialmente si alguno de los
personajes padece de locura, o si alguna de las obras pretende aplicar la técnica del
realismo mágico, o precisamente si se busca que la obra sea casi imposible de
interpretar en forma realista, para así forzar una interpretación alternativa.
Por cierto se está pensando en que con este experimento sean generadas una o varias
obras de ficción, aunque cada escritor podrá incluir los elementos autobiográficos
que desee, y/o podrá transferir a sus cartas situaciones de su propia experiencia,
situaciones que efectivamente se hayan dado en su entorno social, situaciones que se
hayan visto, situaciones que hayan sido contadas y explicadas por otros.
Y ya para cerrar esta sección, conviene precisamente profundizar en la estrategia que
podría aplicar un autor cuando en este experimento participan dos o tres personas no
previamente coordinadas entre sí.
Es indudable que un escritor se sentirá tanto más cómodo en participar en una
experiencia de este tipo y en escribir una nueva carta, cuanto más cercanos a su
propia experiencia personal sean los temas que se traten y los escenarios históricos y
geográficos en donde ocurran los hechos, así que una de las preocupaciones
especiales que debe tener un escritor en el contexto de este experimento, es tratar de
dirigir las cosas de modo que ellas naturalmente transiten en terrenos de su
conocimiento.
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3. Y por cierto, la condicionante firme que deben cumplir todos los participantes, es que
sus notas de respuesta siempre tienen que ser coherentes en fechas y en hechos con
lo que anteriormente se afirmó y se solicito en todas las cartas anteriores.
Es así como en algún momento algún participante deberá estudiar geografía o
historia o geopolítica, para no meter la pata, para que la referencia que se pueda
estar haciendo a un lugar específico o a una determinada ciudad, concuerde ella con
la realidad, concuerde ella con lo que existe o con lo que se construyó o con lo que
pasó. O para que la alusión que se haga a un personaje conocido (científico, político,
soldado, empresario, locutor, dirigente estudiantil o sindical) concuerde con la
idiosincrasia del mismo reflejada en los medios de prensa, así como con su real
situación familiar y con sus apariciones públicas.
Claro, no es cuestión de acorralar a los oponentes planteándoles situaciones muy
rígidas y extremas, pues este experimento tiene por objetivo mejorar las posibilidades
de expresión de los participantes, y además eventualmente así obtener una obra de
tipo epistolar que tenga cierto interés y cierta calidad literaria.
Además no hay que olvidar que los otros jugadores también juegan. Y con evidencia
ellos disponen de una gran batería de posibilidades.
Siempre existe la posibilidad de insinuar la locura de alguien o incluso la propia
locura de quien escribe. Siempre existe el recurso de enviar una nueva carta con una
posdata escrita en realidad por otra persona, quien identificándose correctamente así
podría hacer alguna observación esclarecedora.
Siempre existe la posibilidad de afirmar que una carta anterior en realidad fue
escrita pensando en otra persona, y que simplemente al pasarla en limpio hubo una
confusión en el encabezamiento y por tanto en el destinatario. Siempre se podrá
afirmar que una nota fue mal interpretada, o incluso que fue escrita bajo coacción y
amenazas.
Siempre se podrá señalar que una determinada carta fue en realidad escrita por un
hermano o por alguien cercano, quien evidentemente conocía ciertas situaciones y
desconocía otras (así se estaría desarrollando una hipótesis conspirativa, así se
estaría admitiendo la existencia de una intriga por razón fundada, así también se
podría argumentar que la confusión tuvo su origen en una broma pesada).
Y ante un hecho consumado que en una carta se aluda a la estadía del destinatario
en un determinado país, si ese país no es conocido por el escritor o si por alguna
razón ese país no gusta, siempre se podría argumentar que nunca se estuvo allí,
admitiendo por ejemplo que por alguna circunstancia se mintió al respecto, o
señalando que efectivamente se tuvo la intención de ir a ese país pero que ello
finalmente no se concretó debido a un secuestro de avión, o debido a un malestar en
viaje que determinó que el comisario de a bordo lo hiciera bajar del medio de
transporte en una determinada escala, para así proceder a la internación y posterior
tratamiento médico.
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4. Evidentemente las cartas que se escriban además tienen que tener apariencia de
tales.
Lo que se quiere decir es que las cartas no pueden ser terriblemente tan extensas que
parezcan novelas, y obviamente allí no se puede insistir mucho con hechos y datos
que supuestamente sean conocidos por el destinatario.
Tal vez un firmante pueda establecer una serie de circunstancias que lleven el curso
de la historia hacia potreros conocidos, y sin embargo en la respuesta pueda
desbaratarse esta estrategia al definirse de alguna manera la fecha en la que
supuestamente ocurren los hechos, o la edad de alguno de los escritores de cartas, o
la edad y/o situación familiar de personas aludidas en las cartas, etcétera, etcétera.
Los caminos del Señor son inescrutables, y ciertamente ellos pueden darnos muchas
sorpresas.
Nótese también que todas estas definiciones de fechas o de edades o de circunstancias
no tienen porqué ser establecidas de una manera forzada y artificial.
Por ejemplo, para establecer una fecha de ciertos hechos sin fechar la carta, bien
podría señalarse algo así como lo siguiente: “En este año de 1960 he debido soportar
mucho movimiento, suerte que ya se acaba”.
O para dejar definida la edad de alguien por ejemplo podría expresarse lo que a
continuación se establece: “No te olvides que Dorotea solamente tiene quince años,
así que su inexperiencia de vida le puede llevar a juzgar en forma demasiado
inocente a algunas personas”.
También se debe estar atento a las posibles trampas que puedan plantearse con
intencionalidad o sin ella.
Por ejemplo, si alguno de los escritores de cartas en la ficción se va de viaje, bueno,
tal vez únicamente podríamos continuar escribiéndole si lo hacemos a través del
correo electrónico, pues posiblemente no tengamos una dirección cierta a donde
enviar nuestra correspondencia. Pero atención, en el caso de suponer que esto se
hace, tenemos que cerciorarnos si la fecha en la ficción es concordante con el
efectivo desarrollo de esta tecnología a nivel mundial, y también si en esa fecha ya se
encontraban popularizados los locutorios electrónicos y los cibercafés. En caso
contrario deberíamos contemplar otra forma de envío de la carta que fuera factible,
por ejemplo enviando la misma a través de un amigo común quien en esos días
precisamente también saldría de viaje con un itinerario muy similar, o por ejemplo
argumentando que de casualidad se ubicó a la esposa del viajero quien proporcionó
fechas y lugares ciertos de ese viaje, lo que posibilitaría el envío de correspondencia a
poste restante, o por ejemplo enviando la correspondencia a través de valija
diplomática, etcétera, etcétera.
Con evidencia hay una cantidad de cuestiones supuestamente menores en las que los
escritores que realicen un experimento como el que aquí se sugiere, obligatoriamente
deberían centrar su atención y estar siempre alertas.
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5. Por ejemplo, si ambos escritores de cartas se ven a diario en el barrio o en el lugar de
trabajo, habría que inventar alguna razón por la que fuera necesario escribirse
cartas en secreto, pues de no ser así no se entendería porqué estarían utilizando este
medio.
De alguna manera también debería establecerse la escala de tiempos en la ficción,
pues ella podría coincidir o no con la frecuencia del intercambio de escritos que
realmente se dé entre los autores de cartas. Ya se había sugerido antes que sería
conveniente que cada escritor escribiera entre una y dos cartas por semana, para que
el interés en el experimento no se diluya, para que los participantes no se aburran ni
se desmotiven. Pues bien, si los hechos ficcionales supuestamente ocurren en el siglo
XIX, por ejemplo deberíamos pensar que en la obra cada firmante escribe una carta
cada treinta o treinta y cinco días, o incluso aún en forma más dilatada, pues en esa
época los personajes evidentemente no podrían enviar su correspondencia a través
del correo aéreo.
A continuación y a modo de ejemplo, y a modo de sugerencia o de modelo, se
transcriben dos cartas de ficción que bien podrían ser el inicio de un experimento o
ejercicio como el indicado.
Cuba, siempre Cuba (z2)
Estimadísimo Roberto:
Es Ricardo quien te escribe, respondiendo así a tu inesperada visita y a tu escueta
esquela. Lamento no haber estado en casa, pues me hubiera gustado agasajarte, pues
me hubiera encantado disfrutar de tu presencia luego de tantos años. Conversar de
los amigos comunes, recordar las aventuras vividas cuando íbamos al liceo…
Tu brevísima nota es un poco extraña, pero si puedo con mucho gusto te ayudaré.
Desde Cuba en realidad traje muy poca cosa. Solamente tengo presente una talla en
madera que aún conservo, no muy bien lograda, y que me regalara el director de la
escuela de negocios donde estuve trabajando. A ello debe agregarse unas cuantas
botellas de ron cubano de 3 y 7 años de añejamiento, y cuyo continente y contenido
ya han pasado a la historia.
De Cuba tengo además una estrellita de mar y tres libros fusilados, que cierto día me
regalara una alumna cubana llamada Elena. Esta joven supo radicarse en Uruguay e
inscribirse en la Facultad de Ingeniería, y que yo sepa no ha vuelto a su hermoso
país natal, a pesar de allí tener la mayoría de sus parientes. Los aludidos libros
fusilados son técnicos, así que no creo que te sirvan. Uno de Topología, otro de
Álgebra, y el tercero ya no recuerdo sobre qué versa.
Relacionado con Cuba no dispongo de ninguna otra cosa material. A lo señalado
sólo podría agregar anecdotarios de viaje, impresiones de ese país, descripciones de
lugares, de paisajes, de personas, de autoridades y funcionarios.
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6. Las playas cercanas a la capital. El hotel Habana Libre y el malecón. Los almuerzos
y las cenas en el hotel. El casco colonial de La Habana. Las tormentas eléctricas
sobre la bahía, y el clima tan cambiante. La simpática vinería “La uvita”. El famoso
y conocido centro nocturno “Tropicana”. Las modalidades de venta en las tiendas.
Si en relación a tu pedido concreto o a cualquier otra cosa puedo ayudarte, sabes
bien que puedes contar conmigo.
A la espera de tus noticias, recibe mi más cordial y efusivo abrazo.
Querido Roberto:
Acabo de recibir tu nota y ya te estoy contestando de inmediato.
Me parece muy bien que nos comuniquemos de esta forma, por correo expreso de
entrega inmediata. Las conversaciones telefónicas no me gustan. Incluso de niño ya
no me gustaban. Uno le habla a ese tubo negro, y no sabe bien a quien está
hablando. Y no sabe bien cuántos son los que están escuchando.
Por seguridad, me parece bien que continúes escribiéndome a la dirección de Carla,
la vecina que cuando estudiábamos juntos siempre nos hacía tortas fritas cuando
llovía. Veo que la recuerdas bien, o que por lo menos sabes bien su dirección postal.
A Carla la veo casi todos los días cuando riego mi jardín, pues como seguramente
recuerdas, el fondo de mi casa precisamente es lindero con el fondo de su casa.
Carla es muy discreta, y me ha dado el sobre cerrado con mi nombre al frente, sin
pedir explicaciones. Seguro que tú pusiste ese sobre dentro de otro más grande, y que
se lo enviaste a ella por correo expreso o de alguna otra forma. Probablemente Carla
piense que estoy metido en un lío de faldas, así que no preguntará nada, pues casi a
diario ella también habla con mi esposa, y no querrá armar lío entre nosotros.
Me dices que te ibas a tomar un avión, así que de nuevo ya estarás de gira.
Te prometo ser muy reservado, como siempre. No bien lea tus cartas, las romperé.
Tengo buena memoria.
Respecto de tu pregunta, no puedo decirte con seguridad si conozco o no al ingeniero
Luís Chávez, pues soy muy malo para recordar nombres y apellidos, a pesar que no
hace tanto que estuve allí. En Cuba conocí a muchos profesionales universitarios,
pero ingenieros con alguna frecuencia tuve contacto especialmente con dos, uno muy
alto y delgado con estudios de postgrado en Londres, y otro de estatura media,
también delgado, quien había pasado algunos meses en Moscú no sé bien estudiando
qué o haciendo qué. El primero trabajaba en la Academia de Ciencias de Cuba, y el
segundo en esa escuela de negocios en la que yo también trabajaba.
Como personaje pintoresco y con rango jerárquico elevado podría mencionarte al
profesor Pita, quien en esos días ocupaba un cargo importante en el Ministerio de
Educación, en La Habana. Ciertamente lo de profesor era una etiqueta, pues si bien
en la entrevista que tuvimos me pareció metódico y emprendedor, seguro que el
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7. susodicho no tiene un nivel cultural importante, pues según me dijeron terminó la
escuela primaria en Sierra Maestra mientras luchaba por la revolución. Y como bien
podrás suponer, al ser uno de los compañeros de Fidel de la primera época, hoy por
hoy es intocable en su país.
Ciertamente yo estaba en La Habana cuando en octubre 1959 bombardearon esta
ciudad. Y cuando unos días más tarde desapareció misteriosamente el Comandante
Camilo Cienfuegos, me dije a mi mismo: «No, no, esto no es para mí, lo mío es la
ciencia y la tecnología, y no la política, y menos la lucha armada, y menos estar justo
ahí para que tal vez una bala perdida me alcance». Hice mis maletas, solicité mi
traslado, y en diciembre del año entrante ya estaba con mi familia en Montevideo;
como era de esperar, el traslado tardó en concretarse, pero finalmente salió.
Mientras tú no me indiques otra cosa, esta carta también se la enviaré a tu secretaria
en la ciudad de La Paz. Seguro que ella sabrá como enviártela o como transmitírtela.
Suerte y cuídate.
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