La Iglesia concluye el año litúrgico celebrando la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. Jesús es el verdadero rey, aunque su reino no es de este mundo sino un reino de amor eterno. Jesús invita a todos, incluidos los pecadores, a entrar en su reino mediante su muerte en la cruz, que pagó por nuestros pecados y nos compró la entrada al Reino de los Cielos.
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
Jesucristo Rey del Universo invita a entrar en su Reino de amor eterno
1. Arzobispado de Arequipa
Domingo 22
noviembre
del 2015
INVITADOS AL REINO
La Iglesia concluye hoy el año litúrgico 2015 y,
como cada año, lo hace celebrando la gran fiesta
de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo.
Después de haber celebrado y contemplado a lo
largodelañolosdiversos momentosdelavidade
Jesús, incluida su pasión y muerte en la Cruz, los
católicos terminamos el año contemplando y
celebrando a Jesucristo resucitado y glorioso,
con poder sobre todo lo que existe en el cielo y en
latierra.
La realeza de Jesús, es decir su condición de rey,
fue motivo de mucha especulación durante la
parte final de su vida en este mundo. Los
evangelios nos relatan que cuando Jesús entró
por última vez a Jerusalén, el pueblo lo recibió
con vítores y lo aclamó como rey de Israel. Nos
relatan también que algunas personas, como los
apóstoles Santiago y Juan, y la madre de estos, se
habían anticipado a pedirle un lugar especial en
el reino terrenal que ellos pensaban que Jesús
instauraría por esos días. Pero Él nunca aceptó
ser considerado un rey político y, de hecho,
cuando se dio cuenta que estaban por hacerlo rey,
se retiró de la multitud para evitar que lo
entronizasen. Pese a ello, las especulaciones
continuaron hasta el punto que, cuando ya lo
habían tomado preso y estaban siguiendo el
proceso para matarlo, el gobernador Pilato le
pregunta si Él es el rey de los judíos. Al final,
Jesús le responderá: “tú lo has dicho, yo soy rey”;
y así figura en el cartel que Pilato hace poner en
la cruz en la que morirá: “Jesús de Nazaret, Rey
delos Judíos”.
Jesús, pues, es rey de verdad. Sin embargo, como
también le dijo a Pilato, su reino no es de este
mundo. “Si mi reino fuera de este mundo, mis
servidores pelearían para que no fuese
entregado”. El reino de Jesús existe y, aunque no
es de este mundo, está presente en este mundo. Él
mismo lo dijo. Pero es un reino distinto al que
nosotros podemos imaginar. El reinado de Jesús
se realiza de modo distinto al de los hombres. Es
un reino en que el rey no viene a ser servido sino
a servir, no pide que sus súbditos lo defiendan a
costa de su vida sino que es Él quien da la vida
por sus súbditos, más aun, ni siquiera los
considera súbditos sino amigos. “Nadie tiene
más amor que el que da la vida por sus
amigos…y yo los llamo amigos”, dice Jesús en
el Evangelio. El Reino de Dios, que ha entrado
en este mundo con Jesús de Nazaret, es un reino
de amor y, justamente por eso, es un reino que no
tiene fin; porque el amor, el verdadero amor, es
indestructibley,por tanto,es eterno.
Ese es el reino al que Jesús nos invita a entrar,
cuando dice: “Vengan a mí, los que están
cansados y agobiados” – por las vicisitudes de
este mundo – “y yo les daré descanso”. Es el
reino al que él mismo se refiere cuando lo
asemeja a un gran banquete de bodas al que son
invitados todos los hombres, incluyendo los
enfermos, los lisiados, los pobres y los
pecadores. Es el reino donde hay más alegría por
un pecador que se convierte que por noventa y
nueve justos, porque, como dice el mismo Jesús
en una parábola, ese pecador convertido es “tu
hermano, que estaba muerto y ha vuelto a la
vida”. En síntesis, la fiesta de Jesucristo Rey del
Universo nos recuerda que, con su muerte en la
Cruz, Jesús ha pagado por nuestros pecados y,
con su sangre, ha comprado nuestra entrada para
el Reino de los Cielos, de modo que todos somos
sus invitados. Acojamos su invitación y
dejémonos introducir por Él en esa fiesta que no
tienefin.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
LA ColumnA
De Mons. Javier Del Río Alba