El documento resume el significado del Domingo de Ramos y la entrada de Jesús en Jerusalén, señalando que aunque fue recibido con alabanzas también sabía que sería condenado a muerte. Explica que el reino de Jesús trae paz y reconciliación a través del perdón manifestado en la cruz, e insta a los lectores a reconocerse como criaturas de Dios y vivir de acuerdo a sus mandamientos para encontrar la verdadera vida. Concluye que el Domingo de Ramos anticipa los eventos de la Semana
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
Semana Santa: El camino de la vida en Cristo
1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
9 de abril
de 2017
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba
EL CAMINO DE LA VIDA
La Semana Santa comienza con el Domingo de
Ramos, día en que conmemoramos la entrada
de Jesús en Jerusalén para dar la vida por
nosotros. Como nos relatan los evangelios,
Jesús entra montado en un burro. Se cumple así
la profecía de Zacarías que, varios siglos antes,
había anunciado a Israel la llegada de un rey
justo y triunfador, pobre y montado en un
borrico, que traería la paz a las naciones y cuyo
reino iría de mar a mar, desde el gran río hasta
los confines de la tierra. Cuentan también los
evangelios que una muchedumbre recibió a
Jesús, con cantos y alabanzas: “¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el
rey de Israel!”. Jesús, sin embargo, sabía,
porque así lo había anunciado, que pocos días
después sería condenado a muerte y clavado en
una cruz. Sabía, entonces, que ese era el medio a
través del cual reconciliaría con Dios a los
hombres de todos los tiempos e instauraría su
reino.
El reino de Jesús no es de este mundo, como Él
mismo se lo dirá a Pilato, pero sus primicias se
encuentran en este mundo. Es el reino de los
pobres de espíritu, como dice la primera de las
bienaventuranzas, el reino de los que han sido
liberados de la esclavitud de los bienes
materiales, de la cárcel del egoísmo, del
hedonismo desenfrenado y las ansias de poder;
el reino de los limpios de corazón, que saben
reconocer en el Crucificado al mismo Dios que
da su vida por nosotros y encuentran en Él la
riqueza de la verdadera libertad. El reino de
Jesús es un reino de paz, cuyo emblema es la
cruz del perdón y del amor sin límites que es
más fuerte que el pecado y la muerte. Es el reino
de aquellos que han descubierto que al mal no se
le vence con otro mal sino con el bien y, por
tanto, son agentes de paz y reconciliación,
mensajeros del amor manifestado en Cristo
muerto por nuestros pecados y resucitado para
nuestra divinización. ¡Cuánta falta hace Dios en
nuestros días marcados por la división, la
corrupción, la violencia y la intolerancia!
¡Cuánta necesidad tenemos de reconocernos
criaturas, respetar las leyes de la naturaleza y
renunciar a la mentira que nos hace creer que la
felicidad está en vivir sin restricciones,
dándonos gusto en todo, inventándonos una
identidad sin tener en cuenta aquella que el
mismoDios nos hadadocomoun don!
El Domingo de Ramos es como una síntesis y
un anticipo de toda la Semana Santa,
especialmente del Triduo Pascual en el que
celebramos la pasión, muerte y resurrección de
Nuestro Señor Jesucristo. Jesús entra triunfante
en Jerusalén y saldrá también triunfante. En el
ínterin, sin embargo, parecerá que ha fracasado
y que su mesianismo era una farsa. La verdad,
en cambio, es otra. Con su aceptación a la
voluntad de su Padre, que lo ha enviado a morir
por amor a nosotros, Jesús nos revela que hacer
la voluntad de Dios y ajustar nuestra vida a sus
mandamientos, es el camino que nos conduce a
la verdadera vida. Como hace unos años dijo el
Papa Benedicto XVI: “No hallamos la vida
apropiándonos de ella, sino dándola. El amor es
entregarse a sí mismo, y por eso es el camino de
laverdaderavida”(9.IV.2006).
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa