1. Cualidades de un buen entrevistador
Las características fundamentales de un buen entrevistador son empatía, calidez,
respeto y concreción. Aunque estas características pueden ser ampliadas y
complementadas.
Empatía. Capacidad de percibir correctamente lo que experimenta otra
persona, ser capaz de ponerse en su lugar, confiar en su capacidad para salir
adelante. Es solidarizarse y comprender los pensamientos y emociones de la
persona. El entrevistador empático no interpreta, no valora ni juzga, ni
aconseja o consuela prematura e indiscriminadamente. Intenta captar
sentimientos y respeta la libertad.
Asertividad. Capacidad del entrevistador de saber escuchar, clarificar
expectativas, establecer límites y observaciones, y de expresarse de manera
directa acerca de sus propios sentimientos sin que el paciente los perciba
como una amenaza o como un menosprecio de sus opiniones o derechos.
Considerando, por tanto, los sentimientos de este, sin sentirse incómodo y sin
deteriorar la relación. La asertividad en el marco de la entrevista clínica se
puede definir como el desempeño pleno y con seguridad de los deberes y
derechos concernientes a un determinado rol social. Existen creencias que
provocan falta de asertividad, ansiedad y desgaste en el profesional.
Calidez. Proximidad afectiva entre enfermera y paciente, expresada de forma
fundamentalmente no verbal: mirada franca, sonrisa oportuna, proximidad
física, postura ligeramente inclinada hacia delante, contacto físico si es preciso,
etc.
Concreción. Capacidad del entrevistador para delimitar los objetivos mutuos y
compartidos de la entrevista, de manera que se entable una comunicación
eficaz. Ayuda a no extender la entrevista de forma improductiva.
Respeto. Es el aprecio de la dignidad y el valor de la persona; la aceptación de
que el paciente tiene derecho a escoger sus propias decisiones.
Flexibilidad y tolerancia. Capacidad de adaptarse a las distintas personas y de
aceptar otros puntos de vista que no son del propio entrevistador.
Autenticidad verificadora. Capacidad del entrevistador para ser libre y
profundamente él mismo. Es ser genuino y sincero, coherente con sus
principios y valores.
Baja reactividad o latencia prolongada del entrevistador. Hace referencia al
tiempo que tarda en contestar el entrevistador desde que el paciente intervino.
Una baja reactividad o latencia prolongada, favorece la expresión verbal del
paciente y manifiesta capacidad de escucha.
2. Bidireccionalidad. Permite que la comunicación fluya con la misma facilidad
desde el entrevistador al paciente que viceversa.
Naturalidad. Ser espontáneo y sencillo en el trato con los demás.
Estas características básicas se pueden agrupar por momentos de la entrevista:
En el encuentro: cordialidad, calidez, capacidad de observación.
En la escucha: empatía, respeto, concentración, capacidad de escucha activa.
En el hablar: baja reactividad, concreción, persuasión, asertividad.