2. Un ecosistema acuático consiste en plantas y animales que actúan recíprocamente con la sustancia química y los rasgos físicos de un ambiente acuoso del charco más pequeño al océano mundial. Y, mientras las condiciones en un charco efímero se diferencian bastante de aquellos en las profundidades del océano, hay muchos puntos de semejanza impuesta sobre las comunidades que habitan tales ambientes por las propiedades únicas del agua. Las formas de vida se han adaptado a estos extremos ambientales y al intermedio de miríada medios acuáticos disponibles sobre la Tierra Ecosistema acuático
3. Los ecosistemas terrestres son aquellos en los que los animales y plantas viven en el suelo y en el aire. Allí encuentran todo lo que necesitan para vivir. Dependiendo de los factores abióticos de cada ecosistema, podemos definir distintos tipos de hábitat terrestres: desiertos, praderas y selvas. Los distintos vegetales y animales que habitan cada uno de ellos tienen características diferentes, ya que se han adaptado al hábitat en que viven. Cuando se producen cambios y alguna especie no puede adaptarse, muere pudiendo llegar a extinguirse Ecosistema terrestre
4. Ecosistema aéreo Los ecosistemas aéreos están determinados, al igual que cualquier ecosistema, por sus integrantes, la relación entre sus integrantes, y por el medio ambiente que ofrece. Las algas, artemisa e insectos que supimos aparecían en el desierto cada vez que llovía llegan a él por medio del viento; la primera colonización vegetal de la tierra fue llevada a cabo por los musgos, utilizando el viento como transporte, en el cual todavía hoy, los musgos y sus descendientes más evolucionados, liberan sus semillas y sus esporas. El musgo libera millones de esporas al viento, pero debe esperar los períodos secos, pues de otro modo las esporas absorberían humedad y no llegarían muy lejos; esto lo hacen protegiendo a las esporas por medio de cápsulas, que abren cuando las condiciones son favorables. Los hongos liberan aún más esporas al viento que los musgos: los de tamaño normal pueden liberar 100 millones de esporas en tan solo una hora. El viento es también utilizado por plantas evolucionadas, como las orquídeas: cada flor libera hasta 3 millones de semillas al viento, pero como deben ser ligeras, no contienen alimento; por eso sólo algunas sobreviven: las que caen sobre ciertos tipos de hongo capaces de alimentarlas.