2. ¿Qué son los 10
mandamientos
Los Diez Mandamientos o Decálogo son las «diez
palabras» que recogen la Ley dada por Dios al pueblo
de Israel durante la Alianza hecha por medio de
Moisés (Ex. 34, 28).Los diez mandamientos son tanto
mandatos de la razón como parte de la Revelación
vinculante de Dios. Son tan fundamentalmente
vinculantes que nadie puede quedar dispensado de
su cumplimiento.
3. ¿Qué son los 10
mandamientos
En el Antiguo Testamento Dios entregó los Diez
Mandamientos a Moisés en el Sinaí para ayudar a su
pueblo escogidos a cumplir la ley divina.
Jesucristo, en la ley evangélica, confirmó los Diez
Mandamientos y los perfeccionó con su palabra y con
su ejemplo. Nuestro amor a Dios se manifiesta en el
cumplimiento de los Diez Mandamientos y de los
preceptos de la Iglesia.
5. ¿Son los diez mandamientos una
agrupación casual?
No. Los diez mandamientos constituyen una unidad. Cada
mandamiento remite a los demás. No se puede quitar
arbitrariamente ningún mandamiento. Quien transgrede alguno
de ellos quebranta toda la Ley.
Lo peculiar de los diez mandamientos consiste en que en ellos
se abarca toda la vida del hombre. Pues los hombres nos
relacionamos a la vez con Dios (mandamientos 1 al 3) y con
nuestro prójimo (mandamientos 4 al 10); somos seres sociales
y religiosos.
6. EL PRIMER MANDAMIENTO:
Amarás a Dios sobre todas las cosas.
¿A qué nos invita este mandamiento?
Puesto que el Todopoderoso se nos ha mostrado como
nuestro Dios y Señor, no debemos poner nada por encima de
él, ni considerar nada más importante ni conceder a ninguna
otra cosa o persona prioridad sobre él. Conocer a Dios,
servirle, adorarlo es la prioridad absoluta en la vida.
7. EL PRIMER MANDAMIENTO:
Amarás a Dios sobre todas las cosas.
¿Qué nos prohíbe este mandamiento?
Este mandamiento nos prohíbe:
venerar a otros dioses o ídolos o adorar a un ídolo
terreno o consagrarse enteramente a un bien terreno
(dinero, influencia, éxito, belleza, juventud, etc.) ser
supersticiosos, es decir, en lugar de creer en el poder, la
guía y la Bendición de Dios, depender de prácticas
esotéricas, mágicas u ocultas o dedicarse a la
adivinación o al espiritismo tentar a Dios con palabras o
con obras cometer un Sacrilegio.
8. EL SEGUNDO MANDAMIENTO:
No tomarás el nombre de Dios en vano.
¿Por qué quiere Dios que su «nombre» sea sagrado para
nosotros?
Decir a alguien el propio nombre es una muestra de
confianza. Al decirnos su nombre, Dios se da a conocer y nos
concede, mediante este nombre, el acceso a él. Dios es
totalmente verdad. Quien invoca a la verdad por su nombre,
pero la emplea para testificar una mentira, comete un pecado
grave.
9. EL SEGUNDO MANDAMIENTO:
No tomarás el nombre de Dios en vano.
No se debe pronunciar el nombre de Dios de forma
irreverente. Pues lo conocemos únicamente porque él nos lo
ha confiado. El nombre es la llave de acceso al corazón del
Todopoderoso. Por eso es una falta grave blasfemar, maldecir
usando el nombre de Dios y hacer falsas promesas invocando
su nombre. El segundo mandamiento es por tanto una
defensa de todo lo «santo». Lugares, objetos, nombres y
personas que han sido tocados por Dios son «santos». La
sensibilidad por lo santo se denomina reverencia.
10. EL TERCER MANDAMIENTO:
Santificarás las fiestas.
¿A qué nos invita el tercer mandamiento?
El tercer mandamiento - "Acuérdate de santificar las fiestas" -
nos ordena honrar a Dios con obras de culto en los días
festivos de precepto. Santificar las fiestas es estar presentes
en el día sagrado del Señor (domingos de Misa) dedicarlo
exclusivamente a Él en comunión y paz. Tiene relación en que
al participar en la misa, estamos entregando nuestro tiempo
al Señor, dejando de lado otras cosas.
11. EL TERCER MANDAMIENTO:
Santificarás las fiestas.
¿Por qué los cristianos sustituyeron el sábado por el domingo?
Los cristianos han reemplazado la fiesta del Sábado por la
fiesta del domingo porque Jesucristo resucitó de entre los
muertos en domingo. Pero el «día del Señor» asume en sí
elementos del sábado. Ver Gén. 2, 1-3.
12. EL TERCER MANDAMIENTO:
Santificarás las fiestas.
¿Cómo viven los cristianos el «día del Señor»?
Dado que el domingo es una fiesta de Pascua que se repite
cada semana, desde los primeros tiempos los cristianos se
reúnen en ese día para celebrar a su Redentor, darle gracias y
unirse con él y con los demás redimidos.
Por eso es un objetivo central de todo cristiano consciente el
«santificar» el domingo y las demás fiestas de la Iglesia.
Puesto que la participación en la Eucaristía dominical es
fundamental para la vida cristiana, la Iglesia declara como
pecado grave el hecho de no asistir a misa sin tener un motivo
justificado.